Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen al genio de J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación.Yo soy Mala.. muajajajaja...

CAPITULO 5

Allí quedó Aragorn, solo viendo como el elfo se desplazaba entre las olas, alejándose un poco de él para luego acercarse, terminaron ambos su baño, sin decir ni una palabra y retomaron sus vestiduras.

- ¿cómo te encuentras? ¿Deseas continuar?, la noche se acerca. – dijo el elfo rompiendo el silencio.

- Aún hay luz y debemos aprovecharle, sigamos mientras sea posible.

Volvieron al camino en que Legolas había parado en aquella colina y retomando la dirección se internaron en un bosque frondoso. La fiebre del mortal casi había desaparecido, o al menos así lo pensaba el, solo quedaba en su cabeza una sensación de pesadez, el agua del río había limpiado sus pensamientos, le había aclarado muchas cosas la principal de ellas, era que el elfo no quería nada con él, o al menos así lo interpreto, Legolas no le había correspondido y el no estaba seguro cual sería la razón.

- Parece ser que se detuvo unos momentos.. –dijo el elfo inspeccionando el suelo, algunos restos de comida se veían el lugar, mas sin embargo no había fogata alguna.

- ¿Qué? – preguntó Elessar apenas poniendo atención a lo que decía su compañero.

- ¿Te sientes bien Aragorn? ¿Tu fiebre aun continua?

- No, ya estoy mejor, ¿es este el camino que tomó? ¿quién es el Legolas?¿a quien perseguimos?

Legolas bajó la mirada ante aquel recuerdo, debía confesarle la verdad al mortal.

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Fuertes voces salían de aquel salón, los hermanos menores los escuchaban discutir, cosa muy extraña entre ellos dos.

- ¡Pero Gladel! Debes de ser razonable – exclamaba Legolas

- Lo siento hermano, pero mi padre me dejó a cargo y debemos hacer su voluntad – respondió el heredero sentado desde su regia silla en el salón principal.

- ¡Eso no es posible! Me opongo a ello.. – respondió el joven elfo frente a el

- Los preparativos están hechos, entre mas pronto se realice mejor.

- ¡No entiendo esto! ¿Por qué el que se debe casar soy yo si tu eres quien debe dejar herederos?

- Es cuestión de precaución.

- Gladel, tu eres quien debe tomar el matrimonio. – insistía Legolas

- Aun no estoy preparado para ello. – respondió el príncipe sin inmutarse

- ¡Yo tampoco!, hace poco que he vuelto al reino, tu bien lo sabes, mis .. mis proyectos se truncaron todos cuando partir, y tu permaneciste.. Gladel...

- Hermano, se que esto es difícil para ti, pero así ha sido dispuesto por el consejo, tu y Nariel deben unirse.

Nariel era una hermosa joven, cariñosa y centrada, digna de representar a la nobleza del reino, una amistad profunda unía a Legolas con ella, hubieran dicho los que no les conocían que el amor reinaba entre ellos, tan profundos eran los sentimientos que compartían, alguna vez pensó el joven elfo en desposarla en un posible futuro, mas en tiempo que se encontraba indeciso fue que partió hacia el Concilio de Elrond. Todo sentimiento fue desvaneciéndose poco a poco, ya que la comunidad jugaba ahora el papel mas importante, nuevas experiencias en su vida llegaban, buenos amigos, enormes peligros y viajes sin descanso.

- ¡Yo no me uniré a Nariel!

- Bien, si así lo dispones, tu se lo comunicaras al consejo, y a ella misma

Legolas palideció un poco, no sería capaz de rechazar a Nariel delante del consejo, mucho la heriría.

- ¿Ella esta enterada?

- Claro que lo sabe y solo espera el momento en que yo les presente para fijar la fecha de su compromiso.

Pocas ocasiones había tenido Legolas de ver a la dama, siempre estaba ocupado recuperando su antigua rutina, años habían pasado desde que termino la guerra con el Oscuro, la boda de  Aragorn y Arwen a la que asistió, los viajes con Gimli, todo eso le había llevado también tiempo, 1 año hacía de su regreso.

- ¡Esto no es justo Gladel!

- Lo siento hermano, así esta decidido.

- Por favor Gladel, no me obligues a caer en eso.

- ¿Acaso no te agrada Nariel? Una vez pensaste en pedir su mano, ¿no es verdad?

- Si, pero eso fue hace tiempo, y mi corazón aun no esta seguro.. desearía hermano, mas tiempo. – concluyó Legolas moderando mas su voz.

Gladel quería mucho a su hermano, aunque no se lo expresaba frecuentemente, sabía que una unión por fuerza no prosperaría, mas era la voluntad de su padre que al menos dos de sus hijos formaran un hogar tan rápido como fuera posible, le había dado un poco mas de tiempo a Gladel por ser el heredero, pero en cuanto a Legolas, debería ser mas pronto el compromiso.

- Te casaras con Nariel en dos semanas, las invitaciones han sido enviadas – dijo Gladel, su aspecto era serio y resuelto, nada podría hacerle cambiar de parecer, hacer cumplir la voluntad de su padre era lo mas importante para él.

- ¡¿Qué?! ¿Se enviaron las invitaciones y no has pensado en consultarme primero? –exclamó el joven príncipe asombrado

- El consejo fue quien las envió, bien sabían ellos de la resolución de nuestro padre, yo mismo la sabía, mas ellos consideraron que entre mas pronto mejor.

- ¡Deberían haber fijado tu matrimonio, no el mío!

- La elección de un futuro rey por su reina lleva mas tiempo, no es cualquier unión..

- ¿Y la mía si? – preguntó enfadado - Gladel, tu pudiste haber evitado esto!

- ¡No, no pude Legolas y no levantes la voz! – dijo Gladel exasperándose a su vez.

- El ser heredero debería estar tanto en tu cabeza como en tu corazón, la suerte que te hizo nacer antes que yo no significa que tengas mas capacidad para gobernar..

- ¡Legolas! – gritó Gladel  herido por las palabras de su hermano.

- Un buen rey debe tomar sabías decisiones por si mismo..Ser capaz de oponerse a un consejo de ancianos, ver por el bienestar de los demás y no del suyo propio..!

- Legolas..- exclamó el heredero, mucho le dolía la reacción de su hermano, pero aun no se consideraba capaz de ir contra el consejo, no cuando esa orden venía de su padre.

Legolas había expresado su sentir como nunca antes, le veía su hermano desconociéndolo, salió el joven príncipe airado de aquel salón, no poniendo atención de que muchos habían sido testigos de su discusión, sus hermanos menores, la servidumbre, algunos miembros del consejo que esperaban turno para hablar con Gladel, Dommo mismo que sonreía al no presentarle mejor ocasión, el había planatado una semilla, mas no sabía que tan pronto germinará.

Es noche fue mala para ambos, Legolas no podía descansar, todo el día lo había pasado lejos del palacio, perdido entre sus pensamientos y tratando de acallar la rabia que sentía en contra del consejo y su hermano, pero Gladel no tendría la culpa, no debería de haber sido tan duro con él, ya que solo había cumplido con los encargos de Thranduil, él mismo pensaba, actuaría igual, que posición tan mas incomoda habría pasado Gladel, entre su padre y hermano debía mediar.

"Pero no considero justo, el que a mi se me designe una esposa, cuando puedo hacerlo por mi mismo. No es mi parecer la unión forzada, mi corazón no pertenece a Nariel, aun siendo tan hermosa.. Pero tampoco mi hermano decidió esto, solo cumple ordenes, debo pedirle una disculpa, he sido muy duro con el, hablaré con el consejo y les pediré mas tiempo, no rehusare a Nariel pero tampoco le aceptaré de inmediato.."

Así se encaminó el príncipe a su hogar. No queriendo atraer mas miradas de las necesarias después de la discusión con su hermano, entro por la puerta que daba a la cocina, donde un guardia le saludo al reconocerlo.

Una silueta oscura se desplazaba por los pasillos de palacio, no había guardias en las puertas de nadie, nunca se figuraron en albergar algún enemigo, solo los centinelas se les hallaba a en las entrada principales, y uno en las demás secundarias. Abrió con lentitud la puerta de Gladel quien se encontraba recostado boca abajo en su lecho, había pasado mala noche, se culpaba a si mismo de la discusión con su hermano menor, y las palabras de Legolas habían hecho mella en su corazón, ya no estaba de ser tan buen gobernante como antes. Colocó el extraño una escala en la ventana, lo suficientemente larga para llegar hasta abajo, segura para que no se zafara, mas tan fácil de tirarle cuando estuviera en tierra.

- ¡Oh! Mi señor tan orgulloso.. debió ser mas amable con su hermano hermoso...

- ¿quién eres? ¡Dommo! ¿que haces aquí? No es este tu lugar, márchate ahora sino quieres que llame a los guardias.

- No mi señor, he venido a saludarle y a despedirme.

Gladel no podía ver bien en la oscuridad pues apenas había salido de su descanso, tratando de enfocar la mirada vio que Dommo llevaba algo brilloso en las manos y se acercaba hacia el. Pecho abajo como se encontraba Gladel, trató de incorporarse, pero cayo tendido de nuevo cuando sintió una arma filosa atravesarle la espalda, enterrandose certeramente en el corazón, se iba haciendo mas profunda, y un grito escapo de la garganta del príncipe.

Legolas pasaba por allí, en ese mismo momento, cuando escucho ruidos extraños en la habitación de su hermano, la puerta estaba semi abierta, vio una persona encima de su hermano.

- ¡Gladel! – gritó Legolas corriendo en su ayuda

- ¡Legolas! – gritó el hermano al escuchar su voz, mas la vida se estaba apagando.

"No debías presentarte .. no debías presentarte .. ¡Maldición!.. que esto no esta saliendo bien!"

Fácilmente hizo a un lado a Dommo, aun sin reconocerle, lo tiro con violencia hasta la esquina de la habitación.

- Legolas..

- Gladel..¡Hermano! Resiste por favor.. ¡y tu!

Dommo había desaparecido, viendo la puerta abierta pensó que habría de haber escapado por ella, los gritos habrían sido escuchados, los guardias acudido y el culpable atrapado, mas allí estaba su hermano con un puñal clavado hasta la empuñadura, con sangre en su boca.

- Lo siento Legolas.. – dijo el moribundo mirándole con tristeza.

- No Gladel, no te disculpes soy yo quien siento todo, no hables por favor, Gladel..

- ¿Quién ha sido el maldito..?

- Dommo..hermano.. yo..

EL joven príncipe estaba palideciendo, las lagrimas trataban de salir por sus ojos pero la angustia de perderle no le dejaba, su hermano estaba ante el, perdiendo la vida, con la sangre saliendo en su boca en oscuridad completa. Se aferró a su cuerpo, tomó la empuñadura de la daga, trataba de quitarla cuando Farrasil apareció en la entrada.

- ¡Príncipe Gladel! ¡Príncipe Legolas! – exclamó asustado mientras una lámpara iluminaba la escena.

Legolas allí, juntó a su hermano empapado de sangre real, Gladel muerto, aun con los ojos abiertos, con la daga en su espalda y con una mano en ella, la de Legolas.

- ¡Farrasil le han asesinado! – exclamó Legolas

- ¿qué dice usted señor? – preguntó Farrasil consternado.

Erynol y Eredhil aparecieron detrás de Farrasil, la joven princesa dio un gritó y se desmayó, en manos de su hermano cayó.

- Vamos, que aun no debe de estar lejos, debe haber escapado..¡Farrasil!

Farrasil no entendía, no se explicaba como es que el príncipe decía que le habían asesinado si el mismo se presentaba con la daga en la mano, con la sangre en sus vestiduras, con ninguna persona mas atravesando furtivamente los bajos de palacio.

Los guardias se presentaron en la habitación de Gladel, no sabían a quien aprisionar, como Farrasil a nada atendía, trato Legolas de ir tras el asesino, bajar por las escaleras, buscarle, hacer que decenas, cientos de guardias, todo el mundo le buscara y le trajera hacia el, se encaminó Legolas hacía la puerta tratando de pasar entre sus hermanos, que le miraban asustados.

- ¡Deténgalo! – exclamó Farrasil

- ¿detenerme? ¿Estas loco Farrasil? El asesino se escapa y tu les dices que me detengan.. ¡Vamos!

- Esta usted arrestado su alteza.

- ¿Yo? Farrasil, ¿qué tonterías dices? Yo no he matado a mi hermano

- Legolas.. – dijo Erynol con sumo pesar

- Erynol.. Eredhil.. ¿ustedes no piensan..? – preguntó Legolas mientras dos fuertes brazos tomaban los suyos

- ¡Oh! Legolas ¿como pudiste? – preguntó la joven princesa llorando en brazos de su hermano.

- El era nuestro hermano Legolas – dijo Erynol consolando a su hermana.

- ¡Yo no le maté! No lo hice..

- ¡Silencio! – exclamó Farrasil enojado – fuimos testigos de su discusión con el, no puede hacernos creer otra cosa.

- No Farrasil, no, te equivocas, yo acabo de volver, no me encontraba en palacio.. Ese guardia, ese guardia te puede decir.

Farrasil vio llegar a un joven guardia que solía tomar su lugar en las puertas traseras que daban a la cocina.

- ¿Es verdad? Reemor, ¿ el príncipe acaba de llegar?

- Si señor, justo antes, minutos después de su entrada se escucharon los gritos.

- ¡Pero yo no fui! ¡Yo no pude haber matado a mi hermano! De otra persona es ese puñal, no es mío.

- ¡Silencio! – gritó Farrasil, dando un golpe al rostro del príncipe asesino

Erynol y Eredhil nada dijeron, le miraban entristecidos y a la vez furiosos, dejaron a Farrasil a cargo, mientras ellos preparaban la despedida a su hermano, el consejo debía juzgar a Legolas cuando todo estuviera en calma.

Despertó Legolas atado de pies y manos, en la frías celdas de palacio que nunca había querido visitar por inspirarle miedo de niño, aún sus ropas con sangre, humedecidas, con el amargo recuerdo de la muerte de su hermano, con la culpa en su cabeza. Un guardia vigilaba su despertar detrás de los gruesos barrotes, Legolas le reconoció de la noche anterior.

- ¡Tu! Tu has sido quien me permitió la entrada.. ¿recuerdas? ¿Por qué no hablaste?

- Yo solo dije, su alteza, mi parecer, hasta que usted regresó todo estaba en paz.

- ¡Pero yo no he sido!

- ¡Silencio! – gritó una vez mas Farrasil interrumpiendo su platica. – Guardia, no debe usted hablar con el prisionero.

- ¡Farrasil! Sácame de aquí, esto es un error. Dommo es el asesino, debes de buscarle.

- El señor Dommo ha partido hoy en la mañana, despues de presentar sus condolencias a nuestros señores.

- ¡Farrasil! ¡Farrasil! ¿qué has hecho le has dejado escapar?

- Silencio

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- .. yo escape después, tome las ropas del guardia y me he cubierto con ellas, no quería que se me reconociera, seguro muchos estarán tras un elfo solitario, habrán de pagar una gran suma sobre mi cabeza y tu sabes que esos rumores corren tan rápido como el viento.

Había Legolas terminado de contar su historia a Elessar, que le escuchó sin pestañear siquiera, muchas veces trató de preguntar, había fruncido el seño en no menos de tres ocasiones, sus manos parecían jugar unas con otras, todo ese relato, las coincidencias y casualidades, eran.. absurdas a su parecer, mas nada dijo al elfo en ese momento.

- Debemos preparar el campamento, esto es un buen lugar – indicó Aragorn dejando caer su carga en un claro del bosque.

La noche pintaba hermosa, las estrellas encima de ellos, un cielo claro y un viento fresco les refrescaba la mente. El príncipe no entendió el rápido cambio en la actitud del mortal, ¿el por que continuar si habían de parar tan repentinamente? Se dijo a si mismo que Elessar aún no se encontraba bien de salud como para seguir.

Ya un día llevaba Dommo de ventaja, si mañana se presentaba nuevo un retraso tendría que dejar a Aragorn, ya bastante tenía con su compañía, nada desagradable por cierto, mas para un rey, no era necesario enfrentar las peleas de los demás, mucho peligro se enfrenta al acompañar a un elfo acusado de asesinato, regicidio podría llamársele.

- Bien, como tu desees Aragorn. – asintió Legolas sin decir mas palabra, el elfo fue en busca de leños para el fuego, el mortal preparaba la fogata, y para cuando el príncipe regreso, ya tenía arregladas las mantas una al lado de la otra. Legolas se extraño por ese arreglo.

Elessar le recibió con un pedazo de pan que había sacado de sus pertenencias, ofrecía un buen semblante al príncipe, cuando Legolas hubo terminado de apilar la leña cerca del fuego y alimentarle con uno o dos leños vio un gesto del mortal llamandole.

- Ven y siéntate a mi lado, compartamos esta comida que aun llevo conmigo

Tomó Legolas un pedazo del pan ofrecido, un poco de agua de su abastecimiento personal, nada le había comentado Elessar acerca de los acontecimientos que le confeso.

- ¿Por qué has puesto las mantas una tan cerca de la otra?

- ¿Por qué? ¿te molesta?

- No.. Nunca hemos dormido tan juntos, Elessar

- ¿Elessar? – se sorprendió el mortal – Quiero tenerte a mi lado

- ¿Piensas que puedo escapar?

- Simple precaución.

Siguieron con sus alimentos, sin cruzar ninguna palabra. Legolas se dirigió a su manta, deseo buen descanso a su compañero y se tendió de lado ofreciéndole la espalda al lado de Aragorn.

El mortal podía ver la silueta del bello elfo desde su lugar, las llamas del fuego le iluminaba y hacían parecer como si su cabello presentara chispas y le dieran movimiento. Guardo los alimentos, puso las bolsas una junto a la otra contra un árbol, las armas como siempre a un lado de el.

- Legolas – dijo el mortal tomando su lugar junto al elfo

- ¿Si?

- ¿Por qué me evitas?

- ¿A que te refieres?

Aragorn le tomó de la cintura y le hizo dar el frente a su cara.

- Tu sabes muy bien a lo que me refiero – dijo el mortal.

- Explícame por favor, tal vez malentienda tus palabras, Elessar

- No me llames así, ya sabes que soy Aragorn para ti

- Bien, Aragorn, su majestad, rey y soberano de Gondor, jefe de los Dunedain, portador de la estrella del norte ¿que desea usted saber, mi señor?

- ¡No te burles! Bien sabes que tu me.. – se interrumpió Aragorn con un poco de timidez que a el mismo sorprendió.

- ¿Si? ¿Yo que? – preguntó el bello elfo intrigado por las palabaras que tan penosamente dejaba salir el rey.

- Tu me agradas Legolas..

- Usted también me agrada su majestad, a pesar de que no confía en mi..

- ¡Legolas! – exclamó el rey ofendido

- ¿A que has regresado Aragorn? ¿Podría saber el porque de tu vista? – interrogó Legolas tomando una actitud seria.

- He venido para esclarecer mis sentimientos por ti.

Y al declarar esto rodeó el mortal con su mano al elfo acercándole a el.

- ¡Aragorn! ¿qué sentimientos son esos?

- Me gustas, Legolas y tu lo sabes, solo quiero saber si tu también..

- ¿Siento lo mismo por ti?

- Si..

Legolas no pudo evitar una sonrisa y un leve sonrojo subió a sus mejillas, dio gracias de que las llamas del fuego no le iluminaran y dejaran a la vista del mortal sus verdaderos sentimientos.

- No puedo ofrecer tal respuesta, mi corazón en estos momentos se llena de un profundo pesar.

- Legolas..

Aragorn le acercó mas, la belleza del príncipe le cautivaba, sus labios se encontraron, Legolas no pudo resistirse, los brazos del rey eran tan fuertes y confortables, tanta calidez que le invadía, la seguridad en su abrazo, los labios tan amantes y apasionados.

- Legolas.. – murmuró Aragorn mientras comenzaba a acariciar su cabello y perder sus labios en el rostro del elfo.

- Aragorn.. – musitó el elfo cerrando los ojos como para contener sus deseos. – Aragorn.. ¿ a donde nos llevara esto?

- Volvamos.. – respondió entre besos el soberano, nunca piel mas suave había rozado sus labios, ni el recuerdo de su amada Arwen perturbaba ese momento tan esperado por el.

- ¿Quieres.. volver?

- Te llevare conmigo a Gondor.. no tendrás que regresar a tu reino..

Legolas palideció, el mortal no había creído ni una de sus palabras, no le tenía confianza, ¿cómo es que quería llevarle a su reino si habiendo asesinado a un rey podía hacer los mismo con el?

- Aa.. Aragorn..- decía el elfo entre caricias y besos de su amante –Aragorn.. ¿Crees en mi?

El mortal no paró sus caricias, había empezado a desabotonar su túnica y las palabras del elfo no detendrían el tendría lo que necesitaba en ese mismo momento dispuesto a decir cualquier cosa por obtenerlo..

- Claro que creo.. – musitó Elessar mientras perdía su rostro en el varonil pecho del elfo, acariciandole y besando su suave piel.

La voz era tan poco creíble, Legolas titubeó por un momento, su reacción sería muy diferente, no debería darle alguna excusa, alguna sospecha a Aragorn así que devolvió cada beso cada caricia, un suave beso compartieron antes de que el elfo empezara a besar al mortal con desesperación.

- ¿Harías eso por mi, Aragorn? – preguntó el príncipe besando el cuello del rey. - ¿Me llevarías contigo?

- Si, Legolas.. yo sería feliz contigo y mi querido Eldarion a mi lado.

Las caricias se empezaban a hacer mas fuertes, el elfo se posó encima del mortal besandole, tomó su lugar en su manta, sintiendo luego el peso de Aragorn, las manos del rey empezaron a tocar todo el exquisito cuerpo del elfo, tanto había el esperado por ese momento, saborear aquellos labios, tocar su suave piel, saber al fin que Legolas le quería también. Elessar sufría de placer con los besos de Legolas sobre su pecho, ya no soportaba mas, deseaba tener al elfo ya.

- Legolas, te deseo tanto – decía el rey trabajando sus manos bajo la cintura del elfo.

- Aragorn – dijo Legolas sin bajar la mirada, cerraba los ojos a aquella imagen tan erótica. – Aragorn

- ¿Te gusta? – preguntó el mortal mostrando una sonrisa de satisfacción

- Si.. mas.. espera...

- ¿qué pasa?

- Quiero sentirte amado mío – dijo Legolas con voz seductora, todo su cuerpo reaccionaba al toque del mortal

- ¡Oh Legolas! – exclamó el soberano yendo hasta él para besarle mas el elfo le detuvo en su marcha

- Espera solo un momento. Deseo prepararme para ti..

- ¿vienes preparado?

- Si.. debo de hacer algunas mezclas.. no te preocupes, esto será inolvidable..

- No tardes...

- No, piensa en mi unos momentos, como si aun estuviera contigo

Y Legolas besó al soberano, un ligero enrojecimiento paso por sus mejillas, la respiración de Aragorn estaba muy agitada, listo para compartir por fin el cielo juntos, cuanto le deseaba, cuanto había soñado con ese momento.

Nunca pensó en traicionar a su esposa Arwen, no podría causarle tal daño, aunque no le amaba como a Legolas, si le tenía gran cariño y amor. Su perdida le había hecho sufrir bastante, mucho tiempo había cavilado si buscar a su amigo sería lo correcto, pero además de buscarlo, saber si el príncipe elfo también correspondería a algo mas que amistad.

Legolas se estaba tardando, ya hacia mas de cinco minutos que se había retirado, el seguía aun consolándose en la oscuridad, saboreando cada instante que se le presentaría, imaginando que suave sería su piel al contacto, su cuerpo junto a el al despertar.

- ¿Legolas? – preguntó el rey agitado y confundido..

No hubo respuesta. El elfo había escapado de sus manos dejándole en la peor situación en que se puede dejar a un hombre. Un gritó de furia se alzó por los bosques, un elfo en carrera se perdía entre los árboles.