Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen al genio de J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación. Este capitulo se lo dedico a LG, que me inspiró esta parte por su "Incidente Médico", aunque sé muy bien que no es fan de Arwen.J
CAPITULO 7
Así el príncipe se tendió en la manta, Haldir se hincó a un lado de el y comenzó a preparar sus manos, tomó el cabello de Legolas y le hizo a un lado, así podría trabajar mejor.
Haldir empezó a trabajar los fuertes músculos de la espalda del elfo. El príncipe se hallaba muy tensionado y cansado, así que colocó sus brazos por encima de su cabeza quedando a total merced del Loriende, cerró los ojos y disfrutaba de las manos que le apretaban y relajaban, estaban sobre sus hombros, allí donde se concentraba el nudo de toda su angustia.
- Legolas esta parte esta muy .. dura.. – dijo Haldir mientras trataba de deshacer los nudos en la espalda del elfo
"¡Por Elbereth!"
- Sigue por favor Haldir no te detengas. – dijo Legolas suplicando, pues hubo un tiempo en que las manos de Haldir le habían ayudado a seguir con la jornada que siguieron hacía tiempo en la destrucción del anillo.
- ¿Te gusta como se siente? – preguntó Haldir con una sonrisa en el rostro
- Tus manos son admirables, y gozo infinitamente cuando me tocas.
"¡Oh! ¡Legolas!"
Aragorn no había tenido oportunidad mas que de escuchar las ultimas frases antes de que se ocultara cerca de los arbustos, quería sorprender al elfo, mas no sabía en que situación se hallaría, se considero muy cobarde al no poder observar encima de aquellos arbustos y atestiguar las caricias de aquellos dos rubios elfos.
- ¡Oh! Haldir – exclamó el príncipe, pues Haldir había empezado a masajear la mitad de la espalda, jugando un poco con sus costillas. – Eres muy bueno en esto
- ¿Hace cuanto no te atendían así?
- Tu fuiste el ultimo que me hizo sentir tan bien. – respondió casi sin aliento.
Aragorn se encontraba furioso, ¿acaso él no contaba en la ultima ocasión? ¿Sería mejor el Loriende para ese tipo de encuentros?
- Me gusta poder servirte.. Legolas.. Tu cuerpo es formidable
- ¡Haldir! – exclamó el joven elfo sonriendo un poco
- Mmm.. creo que no podré seguir mas.. mi querido Legolas – declaró Haldir al ver que sus manos no se deslizaban con tanta facilidad como el quisiera sobre la piel de Legolas
- ¿Por qué? Se siente tan bien, no quiero que pares.. aun no terminas..
"¡Por favor no!"
- Espera, creo que traigo en mis pertenencias alguna loción. Eso hará mi labor mas fácil
No sé escuchó nada mas por un momento y Aragorn estuvo a punto de asomar su cabeza, mas unos leves gemidos empezaron a rondar sus oídos y volvió a tomar asiento. Su rostro se sonrojó al escuchar las siguientes palabras:
- Esto esta muy duro... Aagg.. así, así.. ¿bien, que tal se siente? – preguntó el Loriende pues había batallado un poco con el tarro al abrirlo y al fin pudo verter la loción en la espalda de Legolas.
- ¡mmm! Haldir.. así esta mejor.. se resbala mas fácil.. – dijo el príncipe al percibir que las manos del Loriende se deslizaban con facilidad en su espalda.
- Ahora vamos a trabajar con mis manos un poco por aquí..
Haldir empezó a frotar un poco mas duro, deleitándose con la piel de Legolas que parecía relucir con la luna encima de ellos, Legolas trataba de no decir palabra alguna, pero aquellas manos se sentían tan bien, frotando, dando pequeños golpecitos, uno de los cuales había sido un poco fuerte en su costilla derecha.
- Haldir, por favor..
- Si, tendré cuidado de no lastimarte.. disculpa
"Esto es suficiente, no puedo dejar que esto siga, no mientras yo..."
- Bien, al fin.. terminé..
- Mmm.. eso estuvo muy bien Haldir, vaya que podría acostumbrarme a esto todos los días. – exclamó Legolas mientras trataba de reincorporarse
- ¿En verdad piensas que soy tan bueno? – preguntó Haldir limpiando sus manos con una franela que tenía en sus posesiones.
- Yo mismo te recomendaría. – respondió el príncipe tomando su camisa y túnica poniéndose en pie.
- ¡Legolas, no bromees!
- En serio, esas manos que tienes, ese toque es genial. Ahora podremos continuar si no tienes inconveniente, ya hemos perdido mucho tiempo.
Legolas se ponía la camisa mientras Haldir guardaba sus pertenencias, una sombra celosa se fue acercando hacia ellos con paso firme y no importándole que le vieran o escucharan.
- ¡Haldir! – exclamó el príncipe sin comenzar a abrochar su camisa, por instinto tomó su espada y avisaba al Loriende
- Si, le he visto. Es.. – afirmó el guerrero de Lorien, había tomado también su daga que llevaba consigo.
- Sí.
Ambos quedaron allí, esperando que aquella figura dijera las primeras palabras, mas Legolas no estaba dispuesto a entregarse, no volvería con la vergüenza y culpa sobre sí, debía llevar consigo a Dommo y eso estaba claro. Por su parte Haldir no sabía que esperar, mas había deducido por las palabras de Legolas que no se había separado en buenos términos con el rey de Gondor, y no entendía por que el soberano se empeñaba en seguir a Legolas si el mismo tenía a su disposición un ejercito muy basto de hombres para hacerlo, una sola llamada del rey hubiera sido suficiente para atrapar al príncipe forajido.
Guardo su daga al ver que Legolas hacía lo mismo con la suya, pero no le pareció buena idea al ver que Elessar desenfundaba a Andúril y dejaba ver su brillo a la luz del fuego que le alumbraba, un espectro parecía el mortal, una llamarada de celos revolvía su corazón al verlos juntos, Legolas con la camisa sin abrochar revelando su torso desnudo y Haldir a su lado sujetando una franela húmeda.
- ¡Elessar! – exclamó Legolas asombrado
- Si, Elessar que ha venido por el cobarde que no puede enfrentar su culpa.
- Ya he dicho que no soy culpable, no has querido creer en mi. Haldir lo ha hecho y con su ayuda llegaré hasta Dommo, lo quiera o no el rey de los hombres.
Aragorn se detuvo un momento y saludó a Haldir con un sencillo movimiento de cabeza, continuo luego con su paso aún con la espada en la mano.
- Pues el rey hará su voluntad como siempre lo ha hecho.
- No es mi rey el que habla así, sino un simple mortal con una corona que se le subió mas allá de su gran cabezota.
- ¡Legolas! – exclamó Haldir viendo a su compañero
- No es un príncipe que yo conocí quien huye de sus errores como un cobarde
- ¡Elessar!
- Fuertes palabras son, mas me halló indefenso ante aquel que me ofende con espada en mano. – dijo Legolas cruzando sus brazos y esperando el ataque del mortal, no había honor en eso pero sabía que Aragorn no le atacaría desarmado.
- ¡Saca tu espada entonces! – gritó el mortal agitando un poco su espada y poniéndose en posición.
- ¡Elessar! – exclamó de nuevo el Loriende al ver que Legolas hacía caso a esta sugerencia, se interpuso ante el mortal mirándole de frente. – Deja esto de una vez, Aragorn, no tiene caso que peleen, no quiero perder a ninguno de los dos.
- No te metas en esto Haldir. Enseñare una lección al elfo.
- No hay ninguna lección que puedas enseñarme mortal, mi edad es incontable a tus ojos como para creer eso.
- ¡Legolas! ¡Aragorn!
Ninguno de los dos hacía caso al capitán de guardias de Lorien, quien trataba en vano de limpiar lo mejor que podía sus manos, no podía manejar la espada así, no podía detenerles.
- Creo que no podría, el señor elfo aquí presente, ya te ha enseñado todo lo que yo no podría.
- ¿A que te refieres? – solicitó Haldir con extrañeza.
- ¿A hecho un buen trabajo? ¿ has quedado a gusto con el?
- ¿Qué dices, Elessar? – preguntaba Legolas sin bajar la guardia esperando el primer ataque del mortal.
- No te burles de mi. Les he escuchado.
Legolas no entendía, Haldir tampoco, Aragorn se veía realmente furioso, se sentía burlado y traicionado, primeramente por el estado en que le habían dejado y segundo por que Legolas había jugado con él, no le amaba, y le traicionaba a la primera oportunidad.
Cruzaron sus espadas, Legolas no sabía a que atenerse con el mortal, no quería hacerle daño pero no estaba muy seguro del soberano rey de Gondor, su fuerza era grande mas la habilidad y rapidez del elfo le ayudaba a para los elfos, muchas veces se había enfrentado tal como el mortal, a fuertes y grandes enemigos, Orcos, Uruk-hai, elfos y mortales, y muchas otras criaturas habían perecido en sus manos, mas ninguna, ninguno de ellos había figurado como un querido amigo. Eso era una desventaja, Legolas no quería dañarle, en verdad que estimaba a Elessar pero su deber estaba primero.
Aragorn golpeaba fuerte y duro, con todo la agilidad de un joven, con toda la seguridad y experiencia de sus años e incontables batallas. Su fuerza se concentraba en su dolor, en su pena al perder la esperanza de algún contacto con ese elfo, de ver que sus sueños y proyectos de años habían sido echado por la borda. Su fiebre había desaparecido, sus heridas y cansancio, todo lo había dejado en el camino para encontrarse con una nueva herida en su corazón. Mucho había arriesgado al presentarse así, al seguir su corazón y tratar de reencontrar su sentimientos por ese viejo amigo. La partida de Arwen le había dolido mucho, la amaba, pues en su singular belleza e infinita ternura, su sabiduría era lo que mas brillaba en su persona.
*************FLASH BACK *************
- Elessar .. – dijo Arwen extendiendo su delgada mano, la enfermedad que le extinguía le debilitaba y a duras penas podía conservarse consciente. Eldarion hacia pocos instantes se había despedido de ella y le extrañaba con locura, a sus dos años no podía entender el porque su madre se despedía si no parecía ir a ningún lugar.
- Dime Arwen – respondió el rey tomando la mano de su amada
- Deja libre ya tu espíritu amado mío. Sigue tu corazón.
- No digas eso Arwen, yo quiero seguir siempre a tu lado, junto a ti. – respondió Aragorn con lagrimas en sus ojos, pues recordaba que hacia poco Arwen se había enterado de la verdad acerca de su reprimido sentimiento
- Amado mío, no te reprocho mas que tal vez no hubieras sido feliz a mi lado.
- Arwen, mi corazón nunca te fue infiel, has sido la única en mi vida todo este tiempo y tu lo sabes. Siempre te he amado.
- Lo sé, bien, mi amor, nunca he dejado de amarte y sé que tu amor por mi es verdadero, mas no ..
- Amor, no hables por favor.. descansa..
- Ya mucho descansare en el salón de Mandos hacia donde parto.
- ¡Querida Arwen!
La hermosa mirada de Arwen se apagaba, ya no estaba ese brilló que le acompañaba, ni su piel tan fresca y lozana como en los días buenos. Su mirada era triste aunque de su rostro nunca se había separado esa sonrisa que tan bien le sentaba.
- Elessar, prométeme que cuidaras a Eldarion, has de el un hombre tan bravo y valiente como tu, yo le cuidare siempre
- Arwen, no te preocupes por él, solo por ti, descansa.
Ella volvió a sonreír, sentía que su respiración se le cortaba, que su vida se apagaría en cualquier instante, ya había hablado con su padre, se despedía de Lord Elrond disculpándose por no seguir con el llamado del Mar. Mucho había sentido el gran señor ese adiós, por ultimo había dejado a su esposo.
- Amado mío, cumple tu deseo, que no se turbe tu corazón ante mi recuerdo, busca esa esperanza..
- Arwen, yo no podría, yo solo te amo a ti. – decía Aragorn sosteniendo la fría mano entre las suyas, sus lagrimas le inundaban, y la reina elfa podía sentir el calor de cada una de ellas.
- Cuando mi recuerdo, cuando mi amor no sea mas que un suave perfume a tus sentidos, ve con el y abre tu corazón. – dijo ella tratando de apagar su dolor por las palabras que salían de su boca.
- ¡Oh! Yo soy el único culpable, yo no he podido curarte y te he traído una pena en tu enfermedad
- No te culpes, Elessar amor, esto era inminente... nada pudiste hacer en mi ayuda, ni tu, ni mi padre, nadie fue capaz, y no los culpo por ello. – dijo la reina con voz suave, tomó un momento para respirar y agregó- La pena que me trajiste es un consuelo en mi despedida, tu corazón no morirá conmigo y vivirá para alguien mas.
- Eldarion y tu son lo único que me importa. –declaró el rey con viva mirada
- No me engañes, amor, que me voy a descansar ya.
- ¡No Arwen, por favor, te necesito, te amo.!
- Yo te amo profundamente mi amor. – dijo ella liberando su mano para acariciarle.
- ¡Arwen!
Ambos compartieron un dulce beso, una lágrima caía por la mejilla de la reina, y se confundía con una de su señor esposo.
"Adiós amor mío" susurró Arwen expirando, el soberano rey podía sentir su ultimo aliento, la suave brisa que abandonaba el frágil cuerpo de la reina pasaba a través de él haciéndole temblar. La mano que antes le acariciaba, yacía inerte sobre su pecho, fría, pálida y delgada, húmeda por las lágrimas vertidas en ella.
No se movió, no quería perturbar su descanso, no obtenía respuesta, Arwen dormía y entraba ya al salón de Mandos, Aragorn quedaba inmóvil ante el hermoso cadáver, junto a su lecho blanco, con un silencio que invadía su alma, se tendió junto a ella y lloró sin consuelo, tomando la mano entre sus manos, besándola tratando de animarla, repitiendo su nombre en silencio.
Nadie se atrevió molestar al rey, todos los sirvientes esperaban afuera, observando desde el umbral del dormitorio, conteniendo los suspiros, las lagrimas, los gemidos, Lord Elrond se había acercado al advertir tan fatídicas señales y con una gota en su rostro cayendo, vio como el mortal se abandonaba por completo a la tristeza que le invadía.
*************FIN DE FLASH BACK*************
Arwen ya no estaba con él desde hacía mas de un año y haciendo caso a su corazón, aun después de llorar a su amada, de recordarle, de tratar de no apartar su amor de ella, sus sentimientos fueron mas fuertes que el y se decidió a partir al lugar de su esperanza. El reino del Bosque Negro, y hoy, en ese momento en que creía todo perdido, el destino le hacía enfrentarle, ¿sería esto necesario? ¿habría de sufrir aun mas al ver al objeto de su cariño, preso y muerto por un crimen que tal vez no cometió?
Pero el mortal ya no conservaba esperanzas, después de que sus palabras no fueron correspondidas en aquel claro donde compartieron caricias, donde fue vilmente engañado, ahora había sido mudo testigo de las caricias de Legolas con Haldir. Sus convicciones sobre Legolas ¿eran entonces erróneas? Siempre le había tenido por un elfo orgulloso, valiente, con altos principios, testarudo, amable pero testarudo, pues una vez tomada una decisión el elfo era difícil de convencer.
¿Sería esta la misma ocasión? ¿Legolas era inocente y no pararía hasta dar con el verdadero culpable?
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