Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen al genio de J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación. Advertencia: Contiene agresión con fin de violación asi que si no desean saber nada del asunto omitan su lectura.
CAPITULO 9
Le llevaron por sendas escondidas, montado junto a uno de ellos, le obligaron a rodear la cintura de su captor para amarrarle a él, impidiéndole su escape, seis mortales mas le acompañaban, le cercaban, y vigilaban cada uno de sus movimientos, tocaban su cabello y le olían al percatarse del suave aroma que despedía aun después de la pelea, le obligaban a mirarlos exponiendo su triste mirada, mas los ojos oscuros de aquellos hombres no se habían acostumbrado a ver elfos, tocaban sus orejas y le pellizcaban haciendo sentir un agudo dolor al elfo.
Apresado como estaba, solo sentía un gran vació en su corazón, habían terminado con la vida del capitán de guardias de Lorien, un buen amigo que le sabía escuchar y hacía desaparecer el cansancio de su cuerpo, al exponerse a sus manos que lo relajaban, a su cálida sonrisa, a su envolvente arrogancia que le hacían parecer uno de los elfos mas admirables de Lorien, Haldir había partido y con él se iba también a ese mortal. Ese rey y soberano de Gondor que dejaba un heredero de apenas escasos 4 años, ¿sobre quien mas recaería la culpa sino sobre él? ¿qué pensarían los Galadrim que le acompañaban? ¿qué Farrasil y la gente de Gondor?
Ya no había mas esperanza, no había mas por que escapar, si Aragorn no estaría allí con el, si Haldir no le apoyaba, si su reino creía en su culpa y ahora mas con la muerte de un nuevo rey. Ya llevaba dos en su cuenta y eso era demasiado para Legolas, no tenía esperanza en su escape, ya no conservaba alguna luz que le guiará.
Pronto el grupo se detuvo a acampar, bajaron al elfo bruscamente haciéndole caer del caballo pues en ningún momento desataron sus manos que llevaba a la espalda, le hicieron tomar asiento junto a una gran roca donde pudieran vigilarlo, ataron de nuevo sus pies, hablando entre ellos, sus palabras no hacían eco en el elfo, el cual se dejaba consumir por el dolor hasta que con suerte, pensaba él, le mataría de tristeza, solo esperaba que fuese pronto.
- Parece que estas triste, ¿qué tienes elfo? ¿extrañas a tus amigos? – dijo uno de ellos retirando el cabello del rostro de Legolas quien le miraba enfurecido
- ¡Oh! Si, ¡el elfo extraña a sus amigos! – exclamó otro atando su caballo.
- No te preocupes – dijo el que encendía el fuego – ya te llevamos a tu hogar y podrás ver a tu familia..
"Ellos, me.. ellos me van a llevar de regreso.. no puede ser.. ¿cómo es posible?"
- ¿No te alegra? ¿No te alegra saber las nuevas?.. a propósito Maer, ¿como supiste que este es el bueno, y no el que dejaste tendido allá?, mucho se parecen.
- No ves que el hombre ese le llamó Legolas
- ¿Pero ese hombre no era..?
- Si, pero que mas da, ya ha matado un rey, bien le podremos decir que fue por culpa del elfo.
Legolas no podía hablar, no podía expresar su rabia y angustia, ellos sólo buscaban la recompensa que se habría ofrecido por su captura, las malas noticias corrían rápido, pero no esperaba que tanto, se culpó nuevamente por no haber tenido la precaución de portar la capucha y la mascara que usaba al principio, mas la huida del lado de Aragorn no le permitió llevar sus pertenencias, seguro ellos le habían encontrado pues el mortal no había llegado con ellas.
Otros hombres acomodaban sus pertenencias, sacaban su agua y bebían sin ofrecer gota alguna al príncipe, discutían frente al fuego, trataban de elegir el mejor camino de regreso, no se querían topar con aquel grupo de elfos y hombres que también habían iniciado la cacería, esa noche la pasarían allí y mañana marcharían al este para encontrar algún otro paso sobre el Anduin y de allí volver al norte hacia el Bosque Negro.
Legolas se perdía entre sus pensamientos, la noche era de nuevo clara, aun la luna le parecía pálida y sin vida, reflejando su tristeza, solo piedras a su alrededor y algunos arbustos rodeándoles, su mente en Aragorn, en Gladel y en Haldir, un suspiro salió de su pecho recordándole el dolor en sus costillas, lo que hizo que uno de los hombres fijara su vista en el.
Un elfo con la camisa desgarrada y sucia por los golpes, el rubio cabello desarreglado por las manos curiosas de sus compañeros, unos ojos azules que reflejaban con calidez la luz de la luna, un brillo en su piel desnuda, unos labios suaves.
Tomó un plato con sus sobras y camino hasta el elfo agachándose frente a él.
- ¿quieres un poco elfo? – preguntó el hombre barbudo que antes le había retirado el cabello al llegar. - ¿tienes hambre?
Legolas volvió su cabeza en señal de negación.
- ¿No te gusta mi comida? ¡Oh! Pobre principito, creo que ya no disfrutaras el placer de saborear los banquetes de tu reino.
Legolas solía quería que se retirara de allí y dejare de molestarle, la voz burlona de ese hombre le impacientaba, mucho era su dolor tanto físico como emocional, como para cuidar de su alimentación en ese momento.
- Dime hermoso principito, ¿te gustan las caricias de los hombres? – preguntó bajando la voz para no ser oído por sus compañeros.
Legolas le miró aterrado, ¿había sido este hombre como todos los demás, testigo de los juegos de Haldir? ¿De la conversación con Aragorn?
- Vi como disfrutabas con ese elfo.. y escuché asuntos del rey muy importantes.. dime elfo, ¿serías bueno conmigo?
Las piernas del elfo se doblaron hacia si, el hombre vio ese movimiento de autoprotección y forzó a las piernas a quedarse en su lugar, extendidas.
- Vamos, tal vez en otro lugar tengamos mas privacidad.
Le tomó del brazo con fuerza poniéndolo en pie, se negaba, se resistía y en vano trataba de golpear, los demás hombres se dieron cuenta de alboroto que causaban.
- ¡Déjalo Zeon!, debe llegar lo mejor posible para poder cobrar – dijo Maer el que parecía ser el líder del grupo. No se había molestado en levantar la mirada y seguía comiendo, bien sabía la preferencia de su compañero por cuanto joven encontrara, estos elfos le habían deslumbrado y sabía que no tardaría en expresar sus necesidades.
- Nadie se dará cuenta, ¿cómo podrían saber?
Como no obtuvo respuesta de su jefe, tomo al elfo y se lo cargó al hombro, busco en la oscuridad y unos arbustos fue su objetivo, dejó caer bruscamente a Legolas quien lo resintió en sus costillas y brazos.
- Vamos a ver elfito, no te preocupes, que ya debes de estar acostumbrado. – dijo el hombre comenzando a retirar su camisa y chaleco de cuero dejando ver su vientre abultado.
Eso no era cierto, ningún hombre o elfo había estado con él aparte de Aragorn, y aun así nunca había sido tocado realmente. Hermosas damas elfas habían llenado sus horas de soledad, mas ningún hombre, ningún elfo en su vida, mas que el soberano muerto.
Legolas se resistía, avanzaba como podía hacia atrás, trataba de empujarse con sus pies atados, arrastrándose, tratando de huir, alejándose de esa vista tan repugnante, el hombre había empezado a desabrochar su cinto mas el movimiento del elfo le disgustaba y dio una patada a las ya adoloridas costillas del elfo haciéndole encogerse de dolor.
- Será mejor que te quedes quieto si no quieres que sea malo contigo.
Encima de el estaba el hombre, abrazándole y sin dejarle respirar, desgarro su camisa dejandole completamente el torso denudo, y pasó su rasposa barba sobre el cuello del elfo, mordiéndole y besándole. Volvió a resistirse, a tratar de apartarse de él mas un golpe le trajo la oscuridad, el dolor le lleno haciéndole perder el conocimiento, quedando a merced total de aquel individuo.
Viento fuerte le hizo despertar, polvo en su rostro, ruido de caballos, seguía atado de pies y manos, mas no iba sentado, sino recostado boca abajo al lomo de un caballo, cubierto con una manta oscura, su boca aun seguía cubierta con la mordaza, su cabeza le pesaba y no recordaba que el amanecer hubiera llegado tan pronto, su espalda le dolía, golpes en todo su cuerpo, pero aun no podía saber si...
Se escuchaban otros caballos junto al negro donde iba el, ese movimiento acabaría con sus costillas, y no veía el momento en que le dejaran en paz, oraba por que ese hombre no le volviera a tocar, mas muchas noches aun quedaban hasta la llegada a su reino.
No sé escuchaban palabras, no había dialogo entre sus captores, ¿algo habría pasado la noche anterior?
