Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen al genio de J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación. Advertencia: Contiene posible SLASH asi que si no desean saber nada del asunto omitan su lectura.
CAPITULO 11
*************CONTINUA FLASH BACK *************
Ambos elfos llegaron a un flet muy elevado, alejado de la vista de otras plataformas que pudieran indagar en la vida tan secreta y apacible que llevaba el capitán de guardias de Lorien, sencillo en su forma de ser, como entrada un grueso tapete de alguna fibra gruesa y suave les invitaba a descansar desde su llegada. Legolas fue invitado a liberar sus finos pies del calzado[Jun1] .
Se despojó Haldir de sus armas dejándoles en una mesa que le servía de recibidor, el esmero en que ponía el elfo en ordenar sus armas y limpiarlas antes de guardarles, asombraba a Legolas, que pocas veces había visto prestar tanto cuidado a las compañeras que debían resguardar la vida de su poseedor.
- Toma asiento Legolas, eres libre en este lugar, te pido tan solo unos minutos para asearme un poco y regresar contigo.
- Gracias Haldir, la noche es formidable e Isilme es bondadosa con nosotros. Las estrellas desde aquí parecieran estar mas cercas.
Haldir se acercó con unos vasos que llevaban en su interior uno de los mejores vinos del país.
- Te doy la bienvenida a este lugar, Legolas, el reino de los Galadrim se enorgullece en hospedar a la comunidad, y en recibir la visita de uno de nuestros nobles hermanos del Norte.
- Gracias Haldir, tus palabras me llenan de esperanza el corazón.
Ambos tomaron de sus copas, y mientras lo hacía Haldir podía observar la belleza que portaba aquel príncipe elfo, tal valentía, gentileza y fascinación solo la había reconocido en uno, el mismo.
- Has venido hace mucho tiempo por aquí, ¿no es así? – preguntó Haldir tomando asiento en una de las gruesas ramas que subían por el flet.
- ¿Me recuerdas? Era yo mucho mas joven en ese entonces, no creí que me reconocieras. Sin embargo al encontrarte en aquella ocasión me asombró mucho.
- El escucharte cantar la historia de Nimrodel me trajo tu recuerdo. A punto estaba de abrazarte.
- Mi padre fue muy amable al traerme a conocer a la Dama Galadriel en ese entonces, pero solo te vi una vez, ¿cómo pudiste reconocerme?
- Nunca te olvide, y tu, ¿si sabias que era yo con quien practicaste tu tiro hace mas de mil años, por que no has dicho nada?
Legolas se ruborizó un poco, pero no lo dejo ver a su compañero, ya que la sombra de las ramas ocultaba su rostro.
- No he creído que tu me reconocerías, además, asuntos mas importantes se ventilaban en ese momento, ¡oh! Como sentiré cuando dejemos este maravilloso lugar..
- Apenas si han descansado, difícil debe de ser para un solo elfo pertenecer a un grupo tan singular.
- Mucho aportamos todos, nuestras posiciones han sido asignadas.
- Pero en ti se apoyaran para la vigilancia, la defensa, el ataque.. en fin, que eres sus ojos y oídos.
- Todos somos importantes a mi parecer. – dijo Legolas y bebió hasta no ver el fondo de su vaso. – Aragorn es un buen líder, el perder a Gandalf nos ha herido, mas el nos ayuda a seguir adelante..
- El hijo de Arathorn cumple con su destino.. – respondió Haldir con algo de impaciencia
- Nunca he visto un mortal con tanto valor y fortaleza.
- Su sangre elfica le ayuda .. – dijo Haldir levantándose a llenar de nuevo su vaso, esta conversación sobre el heredero de Isildur no le causaba mucho placer
- Eso y el ..
- ¿Deseas mas vino? – preguntó Haldir acercándose a su invitado
- Gracias
Haldir tomó el vaso del príncipe mas colocó su mano encima de la de Legolas cubriéndole parcialmente, como si no fuera con alguna intención, mas sin embargo disfrutaba mucho de la sensación de aquella piel tan suave, de su calidez y bravura.
Ambos permanecieron en su lugar, una suave brisa les rodeo, tanto el cabello de Haldir como el de Legolas se mecía con el viento. Termino su bebida primero el invitado, dejo el vaso en la mesa de las armas y regreso a disfrutar de la vista que ofrecía el flet. Desde aquella altura, se podía contemplar casi por entero los bosque de Lorien, mucho debía servir a Haldir tan amplia visión, casi nada escapaba a sus ojos.
- Esta vista es hermosa Haldir
- ¿En serio te gusta? Debería ver que hermoso se ve del otro lado de Lorien, la vista desde mi alcoba es mas .. etérea..
- ¿Podría yo verla?
- ¡Claro, pasa!
Haldir acompañó a Legolas a su habitación, el príncipe elfo sentía inquietud al entrar en aquella habitación a oscuras, el bravo guerrero advirtiendo esta descortesía, se apresuró a encender una tenue luz a un lado de su lecho, justo en la cabecera, tallada hábilmente en madera, se encontraba la ventana que daba a otro lado de Lorien, desconocido para muchos.
Legolas se inclinó un poco sobre la cama, Haldir lo hizo del otro lado, mas sin embargo subió su pierna izquierda y mantuvo la otra abajo.
- ¡Que impresionante se ve el bosque dorado! Muy diferente de la ciudad. Tienes un lugar estupendo Haldir – declaró Legolas retirándose un poco de la ventana y de la cercanía de Haldir - gracias por dejarme ver este lado. Ahora debo retirarme, estoy un poco cansado y mi cuerpo necesita reposo.
- ¡Oh! Legolas, yo he sido quien te he mantenido aquí, permíteme ayudar a aligerar tu carga. – respondió Haldir rodeando la cama e impidiéndole el paso
- ¿qué dices Haldir? Tu recién llegas de las fronteras, hago mal en estar aquí... ¿qué haces?
Haldir había empezado a arreglar su lecho, mas lo hacía con preocupación en su rostro, como si estuviera impaciente de brindarle descanso al elfo.
- Recuéstate Legolas
- No entiendo, no puedo aceptar tu cortesía, no debo descansar aquí.. – dijo Legolas perturbado, las acciones de Haldir eran muy extrañas para él, pero su instinto le avisa de algún tipo de peligro si hacía lo que su anfitrión le pedía.
Le miró y leyó lo que pasaba en el interior del joven elfo, sabía que sus palabras y movimientos podían malinterpretarse y se excusó diciendo:
- Disculpa mi rudeza Legolas, mas son pocos los que han tenido la oportunidad de estar conmigo.
- ¡Haldir! - exclamó Legolas perturbado ante lo que sus pensamientos le mostraban - ¿a que te refieres?
Haldir dejó escuchar su risa señorial, y aclaró:
- No te sientas ofendido, por favor, yo lo que te ofrezco es un descanso, pronto partirán y desearas haber aprovechado esta oportunidad.
- El descanso puedo tomarlo, allá en flet, con mis amigos. – declaró Legolas con seriedad.
Haldir le tomó del brazo y le invito a sentarse en la cama.
- No tengo mas que ofrecerte, la dama les ha ofrecido sus armas, su bendición, mas yo, quisiera hacer al único elfo de la comunidad un espléndido regalo. Retira tu camisa y túnica por favor, Legolas.
- ¿Qué piensas hacer? – preguntó Legolas frunciendo el ceño.
- No te preocupes, tu cuerpo se relajará, espero no te incomode mucho.
Legolas empezaba a retirar su ropa, solamente lo que Haldir había mencionado y nada mas. Aún no entendía con claridad que es lo que deseaba hacer el elfo de Lorien, mas confiaba en el, a pesar de que no le conocía por completo, sabía que nada malo podía pasarle estando a su lado.
- Recuéstate boca abajo en la cama, por favor, en un momento vuelvo
- No entiendo lo que pasa aquí Haldir, tal vez..
Haldir le tomó de los hombros, por la espalda y le hizo recostarse como le pidió. Las manos se sentían ligeramente húmedas.
- Relájate, Legolas, es el único obsequio que puedo ofrecerte
- ¡Oh! Haldir, esto se siente muy bien.
Haldir tenía a ese joven y bello elfo tal y como él deseaba, pasaba sus manos de arriba hacia abajo, acariciando en lugar de darle masaje, al principio sintió la tensión de Legolas, parecía que no estaba acostumbrado a las manos de un hombre, este método lo había usado Haldir con anterioridad, muy pocos elfos sabían de la cualidad tan grande que tenía en sus manos, esos masajes en verdad relajaban el cuerpo y ayudaban a liberar cualquier tensión y pesadez que se llevara consigo.
Otro fin que tenía ese masaje, era el saber si aquella persona que le recibía, era susceptible a caer en la tentación de su discreto cortejo. Nunca había dado Haldir un masaje a alguna persona que no le agradara, o a la que le uniera una gran amistad, ahora se estaba arriesgando, pues era muy poco el tiempo que tenía de conocer a Legolas y no sabía a ciencia cierta si él le correspondería.
Pero tenía que correr ese riesgo ya que de un momento a otro la comunidad partiría y su corazón no resistiría a estar otros mil años sin ver mas a ese joven príncipe, no resistiría el decirle que le llenó de alegría el corazón al escuchar cantando la historia de Nimrodel.
- ¿cómo te sientes Legolas? – preguntó Haldir después de unos minutos de silencio
- Esto es magnífico, Haldir..– respondió Legolas, sus ojos estaban cerrados, sus manos bajo su cabeza. - nunca había recibido un trato como este.
- ¿Es verdad que te agrada?
- Tus manos tienen un don maravilloso, Haldir, no pares por favor.
Haldir siguió con mas entusiasmo, allí tenía junto a él, al objeto de sus mas caras fantasías durante mas de mil años, a su primer amor en ese tipo de relación, muchas damas elfas le había atraído y les había entregado su corazón a algunas, mas nunca llegó a sentir ese sentimiento que le inspiraba el elfo del Bosque Negro.
Podía escuchar los suaves gemidos de satisfacción que emanaba la boca de Legolas, le agrado mucho ese sonido e imaginaba como sería tener a Legolas entre sus brazos, besando sus labios, acariciando su suave piel de una manera mas delicada que en un masaje, apretándole suavemente, ver sus expresiones. Un problema se presentaba ante Haldir, todos estos pensamientos, todas estas fantasías estaba teniendo un efecto natural en el, y sus manos no dejaban de tocarle, de apretar con gentileza sus brazos, sus hombros, pensaba que no soportaría mucho aquella tortura. Eso ya se había convertido en caricias, ya no era solamente un masaje.
- Legolas.. – murmuró Haldir haciendo de sus caricias un deseo reprimido.
- Haldir...
Haldir se detuvo al escuchar su nombre, la forma en que lo había pronunciado Legolas le había llegado al corazón. Creyó ver una esperanza en el elfo, algún tipo de aceptación ante sus caricias.
- ¿Haldir? ¿Por qué te detienes? Esto es muy reconfortante
No hubo respuesta, pasaron algunos minutos, Legolas no escuchaba nada mas, así que volteó su rostro hacia donde esta su compañero y le encontró mirándole con una extraña expresión, creyó por un momento ser inoportuno, el valiente guerrero había recién llegado de su guardia, era el quien necesitaba el descanso, ¿por qué se ocupaba entonces en ofrecerse a esa actividad tan agotadora?
- Haldir.. ¿podría yo tratar de ofrecerte mis manos para tu descanso? Es justo que tu también relajes tu cuerpo.
Haldir sacudió un poco la cabeza, esto era algo inesperado para él, un sueño del que no quería despertar aún. No dijo nada, quitó sus ropas que cubrían su parte superior, dejó su pecho desnudo, aquella espalda ancha le hacía ver tan fuerte, un valeroso guerrero bien formado, con pectorales firmes que bien podrían brindar seguridad al objeto de su amor, pensó Legolas.
Legolas se retiró de la cama y cedió su lugar al Loriende, que se recostó sin decir alguna palabra, imitó al príncipe y tomo la misma posición.
Como Legolas no era experto en esta clase de tarea, empezó con la parte entre el cuello y los hombros, les apretó con cuidado, tratando de no lastimarle, siguió con la base, con los hombros y brazos, como a el le gustaría recibirlo, la felicidad que experimentaba Haldir era inmensa, sentir aquellas manos en su cuerpo tan solo ayudaban a explorar lo prohibido.
- ¿Esta bien como le hago?
Haldir no respondió, su cuerpo empezaba a pedirle mas y el trataba de controlar su respiración, se esforzaba por contener los gemidos, por decirle al elfo que no parará, que siguiera y no detuviera sus manos en la cintura como le hacía.
- Legolas
- Dime, ¿te molesta la forma en que le hago? ¿Soy demasiado rudo?
Haldir se reincorporó no soportaba mas, Legolas creyó ver el enfado en su cara y malentendió la reacción del Loriende, así que dio un paso hacia atrás y se disculpo.
- Discúlpame Haldir por esta tontería, no sé que me paso en la cabeza al.. – dijo Legolas bajando su mirada mas se interrumpió al sentir la mano de Haldir en su cuello atrayéndole hacia él.
- Legolas, tu no has hecho nada mal.. Al contrario.. podría acostumbrarme a tus caricias..
- ¡Haldir!
Ambos compartieron un suave beso, Haldir estaba en un éxtasis eterno, saboreando los suaves labios de Legolas, y mientras una mano la aferraba a su cuello, la otra se envolvía en aquella cintura.
- Haldir.. no por favor, no deseo esto.
Pero los actos del príncipe no respaldaban sus palabras, al contrario un efecto muy peculiar se presentaba en Legolas ante las caricias de Haldir, ante sus besos, le empezaban a afectar, le traicionaba su cuerpo al sentir la seguridad de los brazos del Loriende.
- Legolas... yo siempre...
- Haldir..
Y se besaron con poderosa efusión, Haldir le atrajo hasta su cama, le tenía encima de él, podía sentir su respiración, las manos de Legolas acariciándole en hermoso rostro, sus propias manos recorriendo con pasión febril el esbelto y atlético cuerpo. Sus gemidos eran mas encantadores, mas placenteros, Legolas le estaba correspondiendo en sus caricias y tal vez podría formar con el ese vínculo que tanto añoraba.
- Haldir, ¡No! – exclamó Legolas separándose bruscamente de Haldir y poniéndose en pie.
- ¿Legolas? Pero es que acaso tu no..?
- Yo nunca he estado con un varón, Haldir, discúlpame si me malinterpretaste. Debo irme..
- Legolas.. – dijo Haldir deteniéndole – yo pensé que tu..
- Lo siento Haldir, no concibo una relación tan solo por disfrutar del placer... Busco algo mas que eso.
- ¡Pero si es lo que yo te ofrezco! – clamó Haldir desesperado.
- ¿Qué dices? No entiendo
- Yo.. – murmuró Haldir turbado, estaba a punto de declarar su amor a Legolas mas no sabía como decirlo, nunca le había costado tanto trabajo, y eso le abrumaba. – Legolas, yo en verdad siento algo mas que deseo por ti, quisiera tener la oportunidad de ...
- ¡Haldir! – expresó el príncipe preocupado, el sonrojo de su anfitrión le decía que era verdad lo que exponía, estaba enamorado de él, no sólo deseo, también amor.
- Legolas, hace tanto tiempo que esperaba verte, yo mismo he querido viajar a tu reino mas mi señora lo ha impedido.
- Haldir, yo no sabía.. Discúlpame, pero no te podría corresponder por que yo..
- ¿Hay alguien mas en tu vida?
- No.. no que yo sepa.. – respondió el joven elfo evitando la mirada de su interlocutor.
- Que tu corazón no confunda la admiración y el amor, son dos cosas muy distintas, Legolas, no quisiera que te lastimaran.
- No hay nada de eso, Aragorn y yo solo somos amigos.
- ¿quién a mencionado al mortal?
Legolas había sido traicionado por sus pensamientos, había declarado que podía llegar a sentir algo mas que respeto y amistad por el mortal, y Haldir estaba allí para atestiguar su confesión, con un corazón destrozado le brindó un abrazó de consolación.
- Por favor Legolas, no llegaras a nada con él, bien lo sabes, Arwen es la única dueña de su corazón – expresó Haldir mientras le tenía entre sus brazos.
- Nunca pensé que su amistad fuera tan valiosa para mi.. Nunca le he visto mas que como un buen amigo.. No siento mas que amistad por el y un profundo cariño.
Haldir no estaba muy convencido de sus palabras, lo único que sabía es que el corazón de Legolas estaba perturbado por un nuevo sentimiento que no entendía, pero si no le llegaba a tener como pareja sentimental al menos deseaba tenerle aun como buen amigo.
- Yo siempre estaré allí para apoyarte, Legolas, aun y cuando no sea correspondido en mis sentimientos, no deseo perder este lazo que he forjado contigo.
- ¿De amistad?
- Si.. de amistad... - respondió Haldir sonriendo tristemente
*************FIN DE FLASH BACK *************
La mañana llegó para Legolas, que se encontraba francamente en el peor estado, tanto anímico como físico, sus pensamientos estaban ahora con Haldir, esperaba con todo su corazón que no se atrevieran a tocarle ni uno solo de sus hermosos cabellos. Tenía hambre, deseaba descansar, ver a su amigo, terminar de una vez por todas con esta pesadilla. Su resolución estaba hecha.
- Buen día mi querido príncipe, ¿ que tal a descansado? – preguntó Dommo mientras bajaba las escaleras, seguido como siempre de sus dos guardias
- Quiero ver a Haldir, ¿cómo se encuentra? – exigió Legolas al ver a su captor entrar a su celda.
- No creo que este en posición de exigir nada, su alteza, pero seré generoso con usted. Tráiganle de nuevo. – ordenó a uno de sus guardias y volviéndose a su prisionero – Espero y que con esto me de su respuesta, ya que si no es así se puede olvidar de ver a ese excelente elfo una vez mas.
- ¡Tu maldito.. miserable..!
Llegó Haldir en la misma situación, atado de pies y manos, con los párpados entrecerrados, con los labios resecos y el único cambio en que él notaba era en su piel, estaba mas seca y pálida que el día anterior, aún y con la oscuridad del día anterior pudo advertir su color. Su cabeza sangraba de nuevo, parecía como si le hubieran golpeado la noche anterior, tal vez le dejaron caer en una celda dura, no importándoles cuidar ni atender esa herida en su cabeza, pero no era solamente eso, el elfo parecía estar sedado.
- Haldir.. amigo mío, ¿cómo te encuentras?
Haldir parpadeó un par de veces como saliendo de su sueño elfico y enfocó su mirada en un difuso espejo.
- ¿eres tu Legolas? ¿Estas .. bien?
- Descansa Haldir, solo quería saber como te encuentras.. ¿Le han alimentado? Nunca les perdonare el que no le atiendan..
- Solo usted puede responder a eso su alteza, si desea que se le alimente dependerá de su respuesta.
Legolas frunció el ceño, mas la vista de su compañero le partía el corazón, por su culpa se encontraba en ese estado, no podría soportar la muerte de Haldir de nuevo, su hermano y Aragorn ya eran suficientes muertes para él. Cerró sus puños tratando de salir de esas cadenas.
- Esta bien Dommo, aceptó tu trato, mas déjame por favor atenderlo.
- ¿acepta mi oferta? Como me alegra el escucharle. Haber uno de ustedes, traiga agua y lave la herida al elfo, el otro vaya por comida para ambos.
Dommo no era tan amable como aparentaba, no, Haldir estaba medicado para que no intentara escapar ni ayudar a su amigo, sí, les dejaría cuidarse unos momentos, compartir alguna esperanza, mas el guerrero de Lorien volvería a su fría celda con el paso de las horas, donde la comida estaba prohibida, y la droga lista para suministrársele. Una carga debía de ser para el príncipe elfo si deseaban escapar juntos.
Limpiaron las heridas de Haldir, causando un disgusto a Legolas pues no ponían ninguna cuidado ni delicadeza en sus tratos, le dieron un poco de agua tanto a uno como al otro, dejaron dos vasos llenos en el piso así como un poco de comida, a Haldir le soltaron manos y pies, a Legolas tan solo las manos, estuvo a punto de caer, desfalleciendo mas la vista del Loriende le dio fuerza para acercarse a él.
- ¡Haldir! – exclamó Legolas tomándole entre sus brazos.
Le recostó en su pecho tal como habría hecho con un niño pequeño y partiendo un poco de pan humedecido en agua, le introdujo en su boca esperando que lo tragara.
- Vamos Haldir, debes de comer un poco por favor.
Mientras alimentaba a su compañero, Legolas pensaba en escapar, mas no podría hacerlo, esos dos guardias tenían sus espadas al aire, los pies de Legolas aferrados a las cadenas, que a su vez se empotraban a la pared impidiéndole ir hasta la puerta de la celda. No podría dejar allí a Haldir, solo, indefenso ante las torturas de ese hombre, no podía llevarle en ese estado, el mismo Legolas necesitaba descanso y comida, fuerzas para seguir.
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'" [Jun1]Los elfos no
transpiran, ok? Según mis fuentes.
