Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen al genio de J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación. Advertencia: Contiene  SLASH así que si no desean saber nada del asunto omitan su lectura. Amm.. lo demás, lo dejo a su amable consideración. Soy mala, ya lo sé..

CAPITULO 13

Besos y caricias se compartían, Legolas no pensaba mas que en Haldir, todo lo demás no importaba en ese momento, Haldir se encontraba en la cumbre de sus sentidos, podía explorar el cuerpo del elfo casi a su antojo, otro lugar hubiera preferido el Loriende para compartir su amor.

- Oh! Legolas si supieras cuanto te amo.. – declaró Haldir reafirmando sus mas profundos sentimientos

- Haldir, como deseo ser tuyo – contestó Legolas con efusión mas con mucha discreción.

"¡Por Elbereth! Legolas, que mi eternidad toda te entrego, que bien moriría por ti a cambio de un momento a solas.."

Haldir era feliz, tenía Legolas para sí, se entregaba totalmente a él, como deseaba estar en otro lugar y disfrutar plenamente del príncipe elfo. Casi desnudos, con las camisa descubiertas, exploraban lentamente algunas partes de sus cuerpos, apagando sus impresiones, acariciando, sintiendo. Haldir atrajo hacia si a Legolas esperando el momento en empezar a marcar el camino.

- Haldir.. no.. no podemos.. no puedo..

- No te preocupes Legolas.. esperare por ese momento..

Ante esta negativa que oprimía su corazón, Haldir empezó a dar un placer exquisito a Legolas, bajo por su pecho llenándole de besos, llegó hasta su cintura y de allí empezó a jugar con la punta de la lengua, veía encima de el a Legolas mirarle, conteniendo sus ansías mordiendo su labio inferior, beso aquella torre erguida y jugo con la punta haciendo padecer terriblemente al príncipe, el cual le observaba si perder ni uno de sus movimientos.

"¡Haldir! No pares, por favor es la primera vez que mi corazón se agita tan rápidamente que podría estallar, Haldir.. ¡Se mío por favor!"

Sus labios cubrieron toda su longitud haciendo a Legolas padecer aun mas, quien como para disfrutar de aquella lenta tortura, cerró los ojos e inclinó la cabeza hacia atrás, contenía con la mayor fuerza posible los gemidos de placer absoluto que querían escapar de su garganta, mientras Haldir disfrutaba ese manjar, nunca había visto a Legolas en esa posición, desde su lugar el joven elfo se veía.. sumamente delicioso.

"Nunca he probado bocado tan delicioso..Por una mirada como la suya, por su nobleza y valentía.. Esa miel que me esconde,  deseo sentir correr en mi.."

Desafortunadamente, en el momento de mayor excitación tanto para uno como para el otro, una gran roca paso por la rueda de la carreta haciendo que Haldir cerrara un poco la boca contra su voluntad y arrancando un fuerte grito de dolor a Legolas.

- ¿Qué sucede allí? ¡Legolas! – se escuchó la voz de un Aragorn enfadado.

La carreta se detuvo. Haldir inmediatamente volvió a su posición echándose boca abajo a un lado de Legolas, para luego cubrir a ambos con las sábanas. En cambio, el príncipe elfo contenía ahora no un gemido de placer, si no lágrimas de dolor y angustia. No podía responder, la voz se le apagó y se volvía de costado tratando de soportar el dolor.

Aragorn abrió la carreta dejando pasar por encima de ellos los rayos de un sol que para Legolas brillaba demasiado, hacia ver a Aragorn como si una corana dorada cubriera su cabeza, mas por extraño que parezca todo era de color rosa a sus ojos. El dolor le estaba atormentando.

- ¿Qué ha pasado? – preguntó Aragorn mirando a Legolas, le veía encogerse en la esquina de la carreta cubriendo su rostro del mortal. - ¿Legolas? ¿Te sientes bien?

Aun no podía responder, se volvía a encoger como cubriendo la parte mas intima de el, sin dar respuesta al mortal. Aragorn se preocupo mucho y se acercó mas al príncipe elfo. Tomó la barbilla de Legolas y observó una gruesa lágrima cayendo por su dulce rostro.

- ¿Qué paso aquí? Legolas.. dímelo – demando Aragorn seriamente

- Yo.. me han.. ¡Aragorn! – exclamó Legolas cubriendo de nuevo su rostro entre el hueco de uno de sus brazos que apoyaba contra la carreta.

Haldir les miraba como sorprendido, como si de repente el grito de Legolas le hubiera sacado de un sueño muy profundo, meneaba la cabeza de un lado a otro como tratando de averiguar que había pasado allí.

- Legolas, ¿qué te pasa? - volvió a preguntar Aragorn cada vez mas preocupado.

Después de unos momentos en que pudo recobrar un poco la serenidad, Legolas alcanzó a decir, "He tenido la pesadilla mas horrible que pudiera imaginar.."

- ¡Pero los elfos no tienen pesadillas! – argumentó Aragorn, mas el ver el rostro de dolor de su amado elfo, no le hizo preguntar mas.

Consoló a Legolas pasando su mano sobre su espalda, reconfortándolo, muy impresionante debió de haber sido la pesadilla para que un elfo sufriera así, Haldir recupero la serenidad y una mezcla de tristeza y enojo sentía al ver que Aragorn ponía las manos sobre su amado.

Después de unos breves momentos, cuando al parecer el dolor de Legolas había pasado, y Aragorn volvía a montar a su caballo, Haldir abrazó a Legolas por detrás y le atrajo cariñosamente hacia el, Legolas no se negó a ese abrazo tan reconfortante, Aragorn volvió para cerrar la carreta y vio como el Loriende decía palabras de consuelo al oído de Legolas, mucho fue el enfado del mortal que cerró por encima de ellos la sábana con demasiado esfuerzo haciendo soplar el aire dentro de la carreta.

- Siento mucho lo que paso.. Legolas.. no fue mi intención.. – dijo Haldir apenado

Legolas paso una mano acariciando el brazo que le rodeaba y no contestó nada mas.

Soberath estaba junto a su señor, como siempre  observándole, entendía o alcanzaba a comprender que su soberano sintiera predilección por el elfo, mas siempre habría creído que se trataba de una gran amistad, pero al ver ciertas impresiones de enfado o centelleos parecidos a celos en el rostro de Elessar, le hicieron entender los verdaderos sentimientos del rey. El rey Elessar estaba enamorado del príncipe Legolas.

Haldir abrazaba a Legolas por la espalda, y besaba delicadamente el hombro del príncipe, trataba de disipar la tristeza de Legolas, trayéndole nuevos temas, deseaba volver a ver de nuevo esa sonrisa que tanto amaba de Legolas.

- Debemos dejar de vernos así.. – dijo Haldir – no es muy apropiado.

- No me traigas mas a estos lugares, por favor – bromeó Legolas con voz quebradiza

- En serio Legolas que yo..

- Lo sé, Haldir.. – interrumpió Legolas, bien conocía el amor incondicional que le profesaba el Loriende, no necesitaba que se lo reafirmara.

- Si tu y yo tuviéramos hijos, - dijo Haldir imaginándose tal evento con una sonrisa burlona en los labios - no podrías negar que serían hermosos.

- Simplemente perfectos.

- Con los cabellos rubios..

- Con ojos azules ...

- O verdes ...

- Altos ...

- Delgados ...

- Blancos ...

- Nobles ...

- Fuertes  ...

- Valientes ...

- Dignos guerreros del Bosque Negro ...

- Orgullosos soldados de los bosques dorados...

Ambos soltaron una risa casi infantil al escucharse discutir por tales descripciones, les oyeron desde afuera y volvieron a preguntar si algo pasaba con ellos." Nada " respondieron al unísono.

Esa noche al acampar, tanto Legolas como Haldir habían quedado totalmente exhaustos de aquel suceso extraordinario, así que fue Aragorn a llamarles una vez que la cena había sido servida y repartida, tomó dos platos con una sola mano y con la otra destapo la carreta en la que yacían ambos elfos, su sorpresa fue mucha al ver que Haldir tenía a Legolas encima de su pecho, descansando tranquilamente, al parecer desnudos, ambos con los cabellos fuera de su lugar, con la sabana que les cubría de la cintura hacia abajo.

Una vez mas el mortal se vio apuñalado en su corazón por los celos que le invadían, mucho había sido el esfuerzo que hizo para llegar hasta ellos y liberarlos, ahora mal le pagaba Legolas al engañarlo de esa manera ante los demás y ante el mismo.

- ¡Arriba! ¡despierten les digo! – ordenó con enojo Aragorn ante la mirada de reprobación de Farrasil y los elfos de Lorien.

Ninguno de ellos aprobaban que se les hablara así a sus superiores.

- Aragorn, ¿qué sucede? – preguntó Legolas saliendo del sueño placentero que había tenido.

Aragorn retiró las sábana que les cubría, para darse por fin cuenta de que ambos elfos llevaban bien sujetas sus mallones y que sus camisas se encontraban sujetas a sus cinturas por las mangas.

- Aquí.. aquí les he traído su cena.

Aragorn dejó los platos a Legolas, no importándole la reacción de Haldir, ya no sabía que pensar, ellos dos habían compartido toda una tarde en aquella carreta, uno junto al otro, había sido testigo de extraños movimientos y algunos ruidos que alcanzó a distinguir de entre el galope de los caballos.

Legolas le vio apartarse del grupo y no probar bocado alguno, su rostro estaba muy triste y abatido y él podía adivinar el porque. No le había podido agradecer, por salvar la vida de él y de su compañero, por arriesgarse mas de lo debido en su afán de hacer válida la justicia.

Por que el rey y regidor de los hombres, se arriesgaba a perderlo todo en ese encuentro, la vida tan preciosa que el tenía, la voluntad y esperanza de su gente, un padre para su hijo y heredero, Legolas había no pudo ver hace unas horas, todo lo que Aragorn se había jugado en tal empresa, no había podido ver el cansancio en sus ojos, la fatiga en su cuerpo, no había si quiera preguntado como es que se encontraba con vida.

- Toma Haldir – dijo Legolas poniendo los platos encima del pecho de Haldir sin cuidar que estuvieran tibios, el calor en ellos hizo incorporarse al elfo de un sobresalto, pues apenas abría los ojos para darse cuenta del camino que tomaba Legolas. Hacia un mortal que fumaba su pipa perdiendo su mirada en las estrellas.

Legolas caminaba con lentitud, había encontrado a Farrasil a su paso y le había agradecido sus atenciones, mas el podía continuar por si solo. Aragorn se dio cuenta de que marchaba hacia a él, al principio no puso mucha atención, mas el ver que Legolas vacilaba algunas veces en su camino, fueron suficientes para llamar su atención e ir hasta ese elfo testarudo que se empeñaba en continuar.

- Debes descansar, aún no te faltan las fuerzas.

- No me trates como a un niño, Aragorn, que ya tengo mis tres mil años encima.

- Pues igual te comportas como un chiquillo.

Legolas sonrió y aceptó la ayuda del mortal, quien le llevo a tomar asiento en una piedra semiplana que bien podía tomar el lugar de un banco, Aragorn continuo frente a el en cuclillas, sus manos descansaban sobre las rodillas del elfo inspeccionando su palidez.

- ¿Por qué no has comido Legolas?

- Deseaba tener compañía

- Haldir estaba contigo, come con el.

El elfo volteo hacia donde estaba Haldir, uno de los elfos había tomado su lugar y le ayudaba a tomar su cena, las miradas de ambos elfos se cruzaron, la Legolas expresaba cariño y ternura, la de Haldir tristeza y esperanza, la de Aragorn que la sorprendió, inquietud y desconsuelo. Había creido ver amor mutuo en esas miradas.

- Será mejor que vayas con él Legolas, Haldir te necesita – dijo Aragorn poniéndose en pie dejando al elfo solo y completamente confundido.

- ¡Aragorn! ¡Espera deseo hablar contigo!

Aragorn volvió con el resto  del grupo junto a la fogata, colocándose en medio de ellos para que Legolas no pudiera buscarle, antes de tomar asiento Soberath fue ante el.

- Ayuda a Legolas a volver a su descanso – ordenó Elessar sin mirar a su subordinado.

- Si, mi señor. – respondió Soberath inclinándose para luego ir hasta donde Legolas.

- Mi señor Elessar me ha enviando a buscarle.

- Gracias.. – respondió Legolas buscando obtener el nombre de quien le llamaba

- Soberath, soy un humilde servidor del rey, llevo ya con el tantos años..

- Gracias Soberath, por ocuparte de mi.. mas creo que podré llegar solo sin ayuda.

Legolas se puso en pie lentamente, aun un penoso dolor le subía desde la entrepierna hasta sus hombros haciéndole estremecerse, Soberath no se retiraba de su lado, mantenía las manos en la espalda como no queriendo tocarle.

- Hace usted un gran daño a mi señor.

- ¿Qué dices?

- ¿qué pasará cuando usted llegué a casarse?

- ¡¿Casarme?!

Soberath sacó un pliego de papel y se lo mostró a Legolas, podía reconocer en él las insignias de su reino, el sello de su familia, la invitación a su boda con Nariel estaba ante su ojos.

- ¿Dónde has conseguido esto? –preguntó Legolas palideciendo

- Me lo dio uno de los elfos, uno de los pocos que saben hablar lengua común. Aunque mi bisabuela fue una hermosa elfa, no he aprendido bien su idioma. Mas he entendido lo suficiente para saber que mi señor Elessar sufrirá de nuevo una gran perdida con su enlace.

- ¿El.. el no sabía que yo..?

- No, partimos de nuestro reino antes de que llegara el mensajero, solo alcanzamos a enterarnos de la muerte de su hermano antes de llegar.

Legolas no había pensado en ello, su hermano había muerto y enviado esas invitacionmes antes de su fallecimiento, mas después de aquella tragedia nunca volvió a ocupar ese asunto su mente.

- Es la ultima voluntad de su hermano ¿la cumplirá? – preguntó Soberath volviendo a tomar la invitación de la pálida mano de Legolas y guardándola con mucho cuidado en el bolsillo de su túnica.

- Yo.. ¿el aun no lo sabe?

- No, he pedido que no le digan nada, pues aun no sabemos que resultara de todo esto, que rumbo llevara su vida y el reino del Bosque Negro después de que el verdadero asesino ha sido castigado.

- Aragorn... – pensó en voz alta Legolas.

- Indudablemente será cuestión de tiempo para que usted una su vida a tan noble dama, pues no creo que la voluntad de su hermano no llegue a ser tan preciada para que no la cumplan. Su reino necesita un heredero, y al lado de mi señor no podrá encontrarlo.

Soberath se equivocaba, sino había entendido mal las palabras del compañero del rey, podía ver el interés que tenía el mortal en su señor. ¿serían auténticas o escondía algún secreto temible? Tan crueles verdades quemaban el corazón del elfo haciendole sufrir.

- Deje a mi señor en paz y no le traiga mas dolor y pesar en su vida, agradezca su salvación y no le ilusione en vano. – dijo Soberath con visible seriedad.

- ¿Qué motivos tienes para hablarme así? ¿Hay algo mas en su corazón que la lealtad que todo soldado debe a su líder?

- No deseo ver a mi señor sufrir, ya sufre ahora creyendo que usted  y el señor Haldir comparten algo, es mejor que así lo piense y que regresemos a nuestro reino sin mas problemas.

Soberath hablaba fría y serenamente, en él se veía la fuerte convicción de cuidar a su señor, ¿podría ser ese sentimiento, algo mas que amistad? ¿Podría ser que Soberath amara a Aragorn tambien?

- Este asunto  nos compete a Aragorn y a mi. Nadie mas debe decidir por nosotros. Usted no sabe que tipo de relación llevamos el rey yo, y no tiene ningún derecho a juzgarla.

- Tengo el derecho del súbdito preocupado por su rey, por su gobierno, por que usted no estuvo allí para verle padecer ante la perdida de nuestra señora Arwen, por que no le vio derrumbarse de dolor, como el mas sencillo de los hombres para volver a resurgir ante la esperanza que tiene en el amor de usted.

Todo lo escuchaba Legolas absorbiendo cada palabra de aquel hombre en el mismo instante en que salía de sus sombríos labios. Había conocido el amor que sentía Aragorn por él ,por la fuente menos esperada y en las circunstancias mas dolorosas.

- Entonces, ¿será usted tan mal amigo como para alargar su dolor? ¿Desea ver como cae un rey ante una segunda desgracia? ¿Eso es lo que desea? ¿quiere que una pena como la que sufre ahora empequeñezca ante la que sufrirá mas adelante?

Legolas fue abandonado una vez mas, Soberath fue hasta donde su señor excusándose al decir que el príncipe no deseaba su asistencia, se sentó a un lado del rey como acostumbraba, dio una ultima mirada al pálido elfo y encendió un pequeño fuego para alimentar a su pipa.

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