Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen a J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos de mi imaginación. Advertencia: SLASH m/m
CAPITULO 15
Aragorn estaba allí junto a él contemplando su hermosura. ¿Pero por que le había besado si antes le había rechazado en la cena? Se situaba en cuclillas del lado en que no podía ser observado por los guardias del grupo.
- ¿Por qué hiciste eso? –preguntó Legolas poniendo dos dedos encima de sus labios recordando el suceso.
- ¿Hacer que? - dijo el mortal sin prestar atención al sonrojo que le traicionaba - He venido a buscarte, puesto que aquí no es lugar para que descanses, vamos, te ayudare a llegar hasta la carreta.
Elessar le rodeo con su fuertes brazos tratando de sujetar a Legolas por la cintura, tanta hermosura del elfo le embelesaba, pero no quería que se diera cuenta de cuan débil podía llegar a ser por su amor. Y no era simple deseo lo que Elessar sentía, en verdad que el elfo era digno de toda admiración, por esa forma de ser tan desinteresada, su sabiduría y gallardía ganada con los miles de años de vida, le fascinaban, la amistad tan grande e incondicional que le había mostrado a lo largo de las batallas contra el oscuro, la valentía y coraje que mostraba en sus combates, en fin tantas cosas, tantas virtudes que llevaba el príncipe Legolas consigo hacían palpitar el corazón del soberano.
Y aún así, el único defecto que podía ver en él, era esa obstinación cuando había resuelto algún asunto, no le dejaría en paz si su corazón no lo creía prudente.
- No, gracias, deseo permanecer aquí. – dijo Legolas rechazando amablemente los brazos del mortal tratando de retirarlos de su cuerpo.
- La carreta es mas cómoda, los almohadones pueden ofrecerte mejor descanso que este pasto y tierra sobre la que estas. – sugirió Aragorn, mas la idea de que de nuevo estuviera con Haldir no le agradaba, al fin había decidido que mas que todo la recuperación del elfo era lo que le importaba.
- Yo no sé Haldir, mas yo puedo encontrar mi descanso tanto aquí donde me encuentro, como entre aquellas comodidades.
La luz de la luna se reflejaba en los ojos de Legolas, y tal y como los demás elfos de su clase, la palidez de su piel resplandecía ante las estrellas respondiendo así a su amor por ellas. De nuevo advertía Aragorn una tristeza en los ojos de Legolas, pero nada mas llamo su atención que la marca de los labios de Dommo en su cuello.
En cambio Legolas examinaba el rostro pálido y cansado del mortal, unos rastros de sangre en su ropa, que a pesar de haber sido mudada al contaminarse con aquella que Dommo impregno en ellas, no por eso se habían salvado de la del propio mortal, la herida en la cabeza sangro por ultima vez aquella noche que compartían.
- Aragorn, deberías tomar tu el descanso, te noto fatigado y débil..
- Legolas... – interrumpió Elessar
- Dime.
Las palabras en la cabeza de Aragorn eran claras, pero no entendía por que vacilaba al pronunciarlas, solo quería una respuesta, la verdadera razón de por que Legolas actuaba así.
Deseaba saber ante todo si Legolas le amaba, un sí o no eran suficientes para el mortal mas dudaba si sería el mejor momento. Ya había preguntado una vez y había sido burlado en sus sentimientos, comprendió después de muchas noches de meditar el asunto, que Legolas había escapado al escuchar la oferta que le había hecho esa noche, se culpaba así mismo de la reacción de Legolas, si hubiera hablado con el corazón, tal vez esa misma noche hubiera obtenido la respuesta.
¿Podría esperar por ella hasta la llegada a su reino?, su cabeza le decía que si, mas su corazón no soportaba tal incertidumbre. Fuera o no el momento adecuado, él tenía que saber a que se enfrentaría. ¿Legolas le amaba y solo sufrió alguna confusión con Haldir? ¿O en verdad todo aquello que había atestiguado era real?
"Si es que no me amas, ya no me atormentes mas con las dudas, di claramente que no, y no volveré a insitir.. mas sí es un si lo que escuche de tus labios, me harías el hombre mas feliz en toda la tierra Media."
Los recuerdos de gemidos de placer y caricias compartidas invadían de nuevo su mente, esas miradas que sorprendió, esos ruidos en la carreta. Todo indicaba que Legolas amaba al elfo de Lorien, pero necesitaba escucharlo de labios de él por fuerte que fuese su dolor. Era necesario.
- ¿Has.. tomado tus alimentos? – preguntó el mortal con vacilación, no era eso lo que deseaba preguntar mas nada mas salió de su mente
- Sí, Farrasil me hizo el favor de traer mi cena, además me ha contado como es que dieron con nosotros. Gracias de nuevo te doy Aragorn, sin ti, nosotros no estaríamos vivos. – dijo Legolas con una dulce sonrisa en sus labios
- Debo disculparme por haber dudado de ti, amigo mío, mas tu sabes que deseaba protegerte.
- Aragorn..
Una nube rosada inundo las mejillas de Legolas al recordar la ocasión en que le había dejado frustrado en sus esperanzas.
- Creía en ti, Elessar.. ¿en verdad me hubieras albergado en tu reino? ¿no sería eso riesgoso si yo hubiera sido el verdadero asesino?
- Mi corazón me decía que no lo eras, pero todo estaba en tu contra y.. Si, yo te hubiera llevado sin pensarlo dos veces conmigo... y Legolas...
- ¿Sí?
- No vuelvas a llamarme Elessar por favor. – volvió a recordar el mortal.
Aquel nombre le tomó desde su unión con Arwen pero no lo sentía como suyo propio, ademas, sonaba mas falso y seco en los labios del elfo, que su verdadero nombre pronunciado con aquella voz tan fresca y serena.
Legolas sonrió, eso alegró mucho a Aragorn.
- Necesito preguntarte algo muy importante Legolas, y quisiera que fueras honesto en tus palabras, pues pongo mi corazón y esperanzas en tu respuesta.
Legolas no por eso dejo de sentir un breve escalofrío recorrer su cuerpo.
- Dime.
- ¿Me amas Legolas? ¿Sientes por mi lo mismo que yo siento por ti? - preguntó Aragorn palideciendo un poco, sin embargo prosiguió evitando la mirada de Legolas para no confundir mas sus pensamientos - Aun dudo de que mi amor sea tan pequeño para que tu no le veas, para que no te envuelva, pero es así, y no puedo evitarlo, simplemente dame un si o un no por respuesta. No pediré explicaciones ante esto ultimo, pues mis ojos han sido testigos de muchos actos que ponen en predicamento a mi corazón.
- Aragorn.. yo..
La duda en el mortal le carcomía, tal vez hubiera sido mejor esperar, pero aún no se resignaba a perderlo, conservaba una esperanza.
- Yo, yo no puedo responderte en este momento..
- ¡Legolas! ¿Hay alguien mas? – preguntó Aragorn enfurecido al no obtener una respuesta concreta.
- ¿Alguien mas? – dijo el elfo asustado ante el enojo de Aragorn, volteo para saber si alguien le había escuchado alzar la voz - ¿alguien mas?
- Sí, dilo.. ¿Amas a Haldir?
- ¿Haldir?
Haldir no estaba en su mente, creyó que era el tiempo para terminar con sus problemas de una vez, pero Haldir no era ese "alguien mas", Nariel sería esa otra persona.
- Haldir y yo, como sabes, solo somos buenos amigos. No hay nada entre nosotros. No amo a Haldir mas como a un buen amigo.
- ¡Oh! Legolas.. – respondió el mortal sintiendo como un peso se descargaba de su cuerpo.
Aragorn lo abrazo pues no podía contener su alivio, si Legolas no amaba a Haldir y solo había una fuerte amistad entre ellos, aun había esperanza.
- ¡Aragorn! ¿qué haces? – exclamó contento Legolas al sentir esos brazos rodeándole dulcemente
Pudo sentir como la barba del mortal había rozado su mejilla, como descansaba cerca de su cuello encima del hombro izquierdo. Entonces él también le abrazo con cuidado, aun recordaba que las heridas podían estar abiertas y recientes. Deslizo su mano sobre su cabellera para hacerle sentir aceptado.
- Te amo tanto... – murmuró Aragorn sin separarse de él mas sentándose junto a Legolas.
Esas palabras resonaron en el corazón de Legolas como si lo hubiera gritado, su alma brillaba cual estrella en la noche solitaria, al fin decía Aragorn la verdad, lo que tanto había esperado, le llegaba en el momento menos esperado.
- Aragorn yo.. – "..también.." termino en su mente la frase.
Aunque no lo había dicho lo suficiente fuerte para ser escuchado, Aragorn le beso con delicadeza, sosteniendo su rostro entre sus manos, paladeando los tersos labios del príncipe elfo. Legolas ya no le abrazaba, había dejado caer sus brazos en sus costados, rindiéndose al dulce ofrecimiento del rey.
Primeros sus labios jugaban con suavidad, tímidos al principio, pidiendo permiso para probar la dulzura de su interior, a nada accedía Legolas mas que a los roces, pero al sentir las callosas manos bajando hacia su cuello, su debilidad le hizo permitir el acceso del rey mas allá de la forntera de sus labios.
Bajaron las manos fuertes y duras de Elessar siguiendo el camino de los hombros, explorando y disfrutando la tersura de la pálida piel de Legolas, abriendo la blanca camisa que llevaba para entrar en ella por la abertura del cuello.
- Aragorn .. – suspiraba Legolas al sentir el placer de las caricias.
Sus finas manos, capaces de terminar con la vida de cualquiera en segundos, se deslizaban por la espalda del mortal, impacientes de recibir y dar mas, estrujaba la túnica del mortal sin saber si deseaba o no llegar mas allá. Y algo en verdad le impedía seguir.
- Aragorn – volvió a repetir el elfo al sentir la boca del mortal bajando sobre su cuello – no podemos.. no es el momento..
- Legolas... tienes razón no es el lugar..
Aragorn detuvo sus acciones y sonrió al elfo para después ponerse en pie y alejarse para unirse de nuevo al grupo. Legolas no parecía entender como era tan fácil librarse del mortal, no había insistido para llegar algo mas y a la primera objeción que le hizo, le dejo en paz. Muy orgulloso y a la vez desilusionado se sintió Legolas, al observar la reacción de Aragorn.
Orgulloso por que no fue como en otra ocasión, que su voluntad siempre era la que prevalecía, la que debía realizarse a como diera lugar, y a la simple negación de su parte, fue demasiado razonable para terminar con sus caricias; si, no era el lugar ni el momento adecuado, allí a un lado estaban los demás descansando, Haldir aun convaleciendo en la carreta, Soberath y Farrasil montando guardia separados uno del otro, en lugares donde no se les podía ver con facilidad.
Y Aragorn había sido tan benevolente de no obligar al elfo a hacer un esfuerzo mayor, tanto uno como el otro debía descansar, quien sabe cuando fue la ultima vez que Elessar había descansado con toda paz y tranquilidad, además Legolas tenía muchas cosas que pensar, que resolver y dar ese paso en ese momento no era lo mas correcto. Así que se tranquilizo cuando vio que lo mas apropiado se había hecho. Aragorn se había retirado a descansar, tal vez Legolas podría hacer lo mismo teniendo el cielo estrellado como manto.
Desilusionado a la vez, por que sentía que la pasión del mortal ya no era tan intensa como aquella vez que se encontraron en el bosque, aquella noche que se brindaron sus primeras caricias en años. Arreglo su camisa, poniendo las cosas en su lugar, aun podía sentir el dolor en su entrepierna y si Aragorn hubiera insistido con sus besos y juegos, no hubiera sido capaz de responder con agrado a las caricias tan intimas que le daría las manos del mortal. Fijo su mirada en el infinito encima de él y poco a poco sus párpados entrecerrados dejaban sus ojos vacantes.
Minutos después sentía como dos fuertes brazos le levantaban del suelo sujetándole con cordialidad.
- ¡Aragorn! ¿Qué haces? – preguntó Legolas tratando en vano de bajar de los brazos de su opresor - ¡bájame! ¡No soy una señorita!
- Calma, Legolas, iremos a un lugar mas privado..
- Aragorn, no, entiende no es el momento adecuado.
El mortal detuvo su paso y frunciendo el ceño para mostrar la seriedad de sus palabras, nuevamente formulo la pregunta sin por ello soltar al elfo de sus brazos.
- Legolas ¿tu me amas no es verdad?
El rubor de Legolas apareció y en sus ojos se podía leer la clara verdad.
- Si Aragorn, yo te amo. – confesó el príncipe elfo
- Bien – dijo Aragorn y le beso sin dejar de caminar
- Pero ¿a dónde vamos? ¿ y para que son esas mantas que llevas?
- ¿No te lo imaginas? – sonrió Aragorn con malicia
- Pero el grupo.. ¿qué pensaran..?... Soberath, Farrasil.. – preguntó Legolas preocupado.
- No te preocupes por ellos, le he dicho a Farrasil que necesito revisar tus heridas ya que te rehúsas a la atención.
- ¡Aragorn!
- Y como eres demasiado tímido y testarudo para que alguien mas vele por ti, yo mismo me daré a la tarea de atenderte ya que no puedes dormir por eso.
"Pero que inventiva tienes cuando hay que encontrar alguna excusa.. Ay Aragorn.."
No alejándose del grupo demasiado, pero lo suficiente para que no les escucharan, colocó Aragorn a Legolas en el suelo y tendió una de las mantas en el claro para hacer mas cómoda su estancia. El elfo temblaba como si se tratara de una jovencita, ¿como podía decirle que no era allí donde quería compartir su primera vez?, ¿como decirle que le habían mordido en el lugar mas vulnerable que un varón podía tener?.
Aragorn tomó asiento en la manta, y viendo al elfo aun mas lejos de él, le tomó de la cintura y le acercó a su lado casi arrastrándole. Si antes Legolas había realizado algo mas con Haldir en la carreta se debía a la influencia de extraño elixir dado por Dommo, y si había reaccionado a las caricias de Aragorn era por que de verdad le amaba, pero aun no se sentía con ánimos de llegar al final, su pesar por la perdida de su hermano y todos los acontecimientos recientes seguían aun impregnados de un fuerte olor en su corazón.
Pero al ver esos ojos grises, esa mirada llena de tanta pasión, derretían el cuerpo de Legolas y echaban abajo todo lo anterior.
Volvió a acariciarlo Aragorn, pasando de la caricia a sus cabellos blondos a la tersura y calidez de su cuello blanco. De los besos suaves y serenos llenos de inocencia del elfo, a los fuertes y apasionados del mortal. Fue cediendo a las caricias de Elessar, cayó en sus brazos descansando en ellos mientras le recostaba sobre la manta.
Sentía la barba de días rozarle una y otra vez su mejilla, repasar su lengua el lóbulo de su oreja haciéndole vibrar, no hay que olvidar que las orejas de los elfos son su punto débil, ya que les incitan placer por ser una zona erógena.
Bajaron las caricias hasta su cuello, para encontrarse con esa horrible marca que había dejado el infame Dommo, Aragorn le había visto cuando le rescató y como suponía fuera un recuerdo doloroso para Legolas no le menciono. Rodeo la marca para no tocar donde aquellos labios inmundos se habían posado y siguió bajando por el cuello del elfo mientras sus manos se encargaban de liberarle de la camisa.
Legolas disfrutaba cada caricia, y su cuerpo comenzaba a responder, haciéndole recordar una reciente herida al sentir una cálida mano acariciando aquella parte.
- No Aragorn.. no... – se negó Legolas con ligero temblor.
- ¿Qué pasa, Legolas? ¿Acaso no deseas mis caricias..? – preguntó Elessar deteniendo brevemente sus toques.
- Si, si las deseo mas..
- ¿Entonces..? – resolvió Aragorn para de nuevo disfrutar de la vista de aquellos firmes pectorales que tenía enfrente los cuales deseaba tanto explorar con sus labios.
Su mano volvió a ocupar el sitio mas sensible haciendo sufrir a Legolas.
- No, Aragorn, no... – suplicó Legolas en voz baja con algo de preocupación.
No respondió Aragorn a esta negativa, aun no entendía que un "no" en un varón no era lo mismo que un "no" en una dama. Las costumbres que había adquirido al escuchar esa palabra de los labios de Arwen, le hacían suponer que lo mismo sería en los labios de los demás.
Volvió a estrujar con mas deseo aquella parte del elfo haciéndole exclamar un leve grito. Se detuvo trastornado ante aquella reacción de Legolas, no había sido demasiado fuerte para causar ese grito, y no era de placer sino de dolor y angustia, muy parecido a cierto grito que había escuchado aun mas fuerte en la carreta.
- ¿Qué pasa, Legolas? ¿Por qué has gritado cuando te toque? – interrogó Elessar enfadado al elfo que se reponía de su dolor.
Podía ver como instintivamente se encogía protegiéndose como la tarde de aquel día.
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Nuevamente gracias por los reviews, esta historia ya tiene mas consistencia creo yo, y espero y sean tan amables de darme un review dejando sus comentarios al respecto.
