Disclaimer. Todos los personajes conocidos y lugares mencionados en este escrito pertenecen a J.R.R Tolkien, todos los demás desconocidos son inventos mios. Bien, el elfo sigue siendo varoncito, no?.

CAPITULO 19

Farrasil entró solo a palacio, los sirvientes le miraban con expectación, sabían que había salido en busca del príncipe Legolas y le veían presentarse sin el, murmullos a su alrededor desde que los guardias de palacio anunciaron su llegada, recorría el gran salón sin dirigir la mirada a nadie en especial, su presencia había sido anunciada y se encaminaba al salón del trono de Thranduil, nadie se había atrevido a tocar aquel espacio, ni aun a Erynol, futuro gobernante si Legolas caía en desgracia, aun no, no era el momento hasta que la memoria de su hermano Gladel hubiera sido vengada, allí dentro, Erynol y Eredhil se encontraban conversando tristemente, sentados a los pies del trono, en aquellos escalones en que solían jugar de vez en cuando con su padre.

Farrasil había sido anunciado y al llegar les encontró nerviosos y desesperados a la vez por saber la terrible verdad, ¿Legolas había muerto? ¿Le habría atrapado el gran cazador del reino?

- Mi señor Erynol – dijo Farrasil inclinándose un poco para luego hacer lo mismo con la hermosa princesa elfa – Mi señor Eredhil

- ¡Farrasil! ¡Has llegado! ¿Qué noticias puedes darme de tu misión? – preguntó Erynol palideciendo al sentir las uñas de su hermana sujetarse a el del brazo transmitiéndole su miedo.

- Las mejores que puede usted esperar – dijo Farrasil con una sonrisa que congeló el corazón de ambos hermanos.

Erynol posó su mano sobre la cabeza de su hermana que escondía su rostro junto a su brazo, los pequeños sollozos empezaron a escucharse suavemente detrás de el.

- ¿Qué.. que a pasado Farrasil?

- El asesino del príncipe Gladel ha muerto su majestad. El mismo rey de Gondor, le ha impartido su justicia.

- ¡Ah! .. – exclamó Erynol conteniendo un respiro.

- ¡Oh! Legolas.. – murmuró Eredhil estallando en lagrimas, el perder a otro hermano le causaba mucha tristeza aun y cuando esa perdida justificara una anterior.

La amistad de Legolas con Aragorn era muy bien conocida y aplaudida por el reino, ya que se forjo durante la comunidad del anillo.

Farrasil notó lo frío y cruel que fue al expresarse en tales palabras, las cuales herían tristemente a los señores del Bosque Negro. Aun el guardia que esperaba en la entrada del salón del trono, no pudo esconder un dejo de tristeza en su mirada.

- Pero el príncipe Legolas aguarda a ser recibido

- ¿Has traído.. su cuerpo hasta a aquí? Bien esta.. mas no descansara junto a mi hermano.. – dijo Erynol tristemente.

- No creo que sea lo apropiado mi señor, el príncipe Legolas es inocente.

- ¿Qué dices? – pregunto Eredhil con la cara iluminada a pesar de las lagrimas que le cubrían.

- Dommo ha sido el que llevo a cabo el asesinato, yo mismo recogí esta cadena de su pecho que hace juego con el puñal encontrado en el cuerpo del príncipe Gladel.

Erynol y Eredhil le miraron, y les recordó tan terrible suceso, la tristeza y alegría inundo sus corazones al mismo tiempo y no cabían en su asombró.

- ¿Pero como?... ¿Cómo es que Aragorn..? ¿dónde esta el rey? ¿Ha venido contigo, Farrasil?

- No, mi señor, el soberano rey de Gondor a regresado para atender asuntos mas importantes, mas su palabra puede prestarse en caso de ser necesario.

- ¿ Y Legolas esta bien? – preguntó Eredhil acercándose a Farrasil con ilusión.

- Si, mi señora, el espera en las afueras del reino con un amigo de la comunidad, Gimli el enano.

- ¡Vamos! Vamos Erynol, ¡Hay que recibirle! – exclamaba gustosa Eredhil jalando a su hermano del brazo derecho hacia la salida.

- ¿Pero el consejo..?

- Después hablaremos con el consejo.. Legolas es inocente y es lo que cuenta!

Así salieron con mucho gusto y felicidad los hermanos tomados de la mano, corrían con tanta alegría como si el alma les hubiera vuelto al cuerpo, ahora los sirvientes pensaban que tanta tristeza les había vuelto locos, que no pudiendo soportar la muerte del príncipe Legolas, y que la razón les había abandonado.

Eredhil iba presurosa a los establos reales, no quiso perder tiempo y se montó en la yegua predilecta color azabache, subió sin procurarse una silla. Erynol y Farrasil la vieron salir de los establos sin ni siquiera mirarlos, tanta ilusión tenía en abrazar a su hermano mayor.

Legolas y Gimli se encontraban aun en los límites del reino, el elfo estaba nervioso pues si era reconocido por algún guardia de palacio, tal vez llegaría a matarle, una capa elfica que le había proveído Farrasil cubría su persona.

El enano se hallaba descansando en la parte trasera de la carreta mientras su hermano miraba aburrido como el elfo se paseaba de un lado a otro conteniendo los suspiros, tanto recuerdos le traía aquel bosque, tantos juegos y paseos con sus padres y hermanos.

El sonido de un caballo acercándose les puso en alerta, así que Legolas escondió su cuerpo detrás del árbol mas próximo.

- ¡Legolas! – exclamó una dulce voz que removió los cimientos del corazón del príncipe.

- Eredhil – dijo Legolas saliendo a su encuentro

Ella detuvo el caballo impetuosamente, y con tanta gracia y agilidad salto a los brazos de su hermano ante la mirada de dos asustados enanos que no comprendían nada de lo sucedió en tan pocos segundos.

- ¡Hermano! – exclamó Eredhil contenta - ¿estas bien? ¡estas vivo!

- Eredhil ... -  murmuró Legolas abrazándola con fuerza

La joven no podía contener las lagrimas y rompió en sollozos en brazos de su hermano, tanto le extrañaba y tanto se avergonzaba de la actitud que había tomado dudando de él cuando Gladel murió.

- ¡Perdóname! ¡Perdóname Legolas! – musitaba ella entre sollozos.

- No hay nada que perdonar.. Ya todo esta bien.. Tranquila

No tardaron en escucharse mas cascos acercándose, de un solo salto Erynol llego hasta donde su hermano, cruzaron sus miradas, Legolas sonrió con tristeza, Erynol respondió igual y sin decir mas, los tres hermanos compartieron un abrazo. Gimli se sentía incomodo, Korin nunca había visto escena tan mas sentimental, los enanos no eran así y no entendía como es que los elfos podían soportar tantos abrazos y besos. Las lágrimas estaban de mas para Korin.

Una vez que los tres pudieron sobreponerse a esa alegría que compartían, caminaron gozosos a las puertas del reino. Todos a su llegada les miraban atónitos, con incertidumbre, las mujeres hablaban entre sí, ¿si el era culpable, que hacía abrazando a sus hermanos? Nadie se atrevía a preguntar, los tres hermanos caminaban enlazados, llevando a Legolas en el centro, los dos enanos le seguían montados en su carreta y Farrasil cerraba el grupo montado en un caballo del reino y llevando a los otros dos de las bridas.

Ilgaenor, el mas viejo y sabio de los miembros del consejo les miraba desde la terraza de sus habitaciones, las cuales se ubicaban en el ala derecha del palacio de Thranduil. Desde allí pudo observar con sus ojos pequeños y verdes como una joven de largos cabellos negros avanzaba hasta el grupo deteniéndole bruscamente en el camino. Su ceño se frunció cuando notó como el príncipe la recibía en sus brazos como muestra de cariño y no de amor, el beso en la frente de la joven le reiteraba el único sentimiento que podría haber entre ellos.

Así entre la poca gente del reino, entre alegrías, tristezas y pesares, entre esa gente con ojos llenos de rencor y de furia, allí antes de entrar a Palacio, Farrasil alzó la voz.

"¡Elfos del reino del Bosque Negro!, ¡Escuchadme!.."

La gente miro al elfo a caballo quien así les llamaba, le reconocían como el cazador del reino, como uno de los leales servidores del reino. Los príncipes del reino, Nariel y los dos enanos detuvieron su paso volviéndose hacia el.

"He traído de regreso al príncipe Legolas, inocente de todo cargo a mi entender, de la muerte del príncipe soberano que ahora descansa en el salón de Mandos."

Un murmullo general se dejo escuchar alrededor de ellos.

"El príncipe Gladel fue muerto de la manera mas ruin y cobarde por Dommo, un vendedor mortal albergado aquí en esos aciagos días. El mismo Rey de Gondor, Elessar Telcontar, fue quien termino con la vida de ese hombre en un lugar de apartado de este reino. Yo mismo fui testigo de este suceso"

Mas exclamaciones y murmullos de la gente al escuchar estas palabras, Aragorn era bien querido en aquel reino, y que el fuera el ejecutor del asesino del príncipe reinante les regocijo en extremo.

Nariel al escuchar estas palabras que concordaban con su corazón, tomó a Legolas por el cuello y le beso apasionadamente, nada pudo hacer el príncipe por impedírselo o apartarla en medio de aquellas miradas. Gimli el enano, movió la cabeza en señal de reprobación, difícil sería para su compañero elfo el terminar esa relación.

Un aplauso general y gritos de alegría se oyeron por todo el reino, al admirar esta romántica escena, el compromiso de Legolas y Nariel era bien conocido desde años pasados cuando surgieron los primeros encuentros.

"Bienvenido", "Felicidades a la pareja", "Viva el príncipe" eran los gritos y exclamaciones escuchados por la pareja. El reino le había perdonado al parecer, aun faltaba convencer al consejo pero pensó que no sería tan difícil al tener a Farrasil como testigo, lo único que le inquietaba en ese momento, es que Nariel pasaba su delicada mano por su cintura y le acercaba a ella mientras caminaban. No hubo mas remedio que compartir el abrazo.

Al fin llegaron al salón del trono, varios sirvientes expresaron la alegría de su regreso, algunos apenas se enteraban de su inocencia, otros indiferentes, tomaron las pertenencias del príncipe para depositarle en sus habitaciones.

- Me alegro tanto de que estés con nosotros, hermano – dijo Eredhil yendo a abrazar a su hermano una vez mas.

Nariel sonrió y le cedió el paso. Nada había dicho hasta entonces, solo esperaba su oportunidad de estar a solas con su amado.

- Por favor, Erynol, acompaña a mis amigos a sus habitaciones. Gimli, Korin, por favor discúlpenme un momento..

- No hay por que disculparse, Legolas, tienen mucho de que hablar y nosotros deseos de descansar. Vamos, señor elfo, le seguiremos con gusto

- Por aquí, señores enanos. – indico Erynol mostrandoles el camino

- ¿Y .. Gladel? – preguntó Legolas con tristeza, sabía que para entonces su hermano ya descansaba en paz pero quería saber donde le habían depositado.

Eredhil le tomó de la mano y con una sonrisa triste le llevo hasta el lugar donde descansaba su madre Amariël, y aun lado de ella Gladel, un poco alejado de palacio, en las fronteras del jardín, las dos tumbas inundadas de flores blancas, regadas y cuidadas por la misma Eredhil cada tercer día, ella quedo de pie allí, mientras Legolas se hincaba ante la tumba de su hermano, tomó una de las rosas y la sostuvo en sus manos por largo tiempo.

Así estuvo Legolas por espacio de dos horas, sin darse cuenta de que Eredhil se unía en un abrazo a Erynol quien le consolaba aun por la perdida del mayor de sus hermanos, el también sollozaba incapaz de verter mas lagrimas que aquellas que vertió la fatídica noche, triste y pensativo.

"¿Me podrás perdonar hermano el no ser capaz de impedir tu muerte? ¿De no querer seguir con tu deseo? ¿Será posible que me retracte de tus palabras? sin embargo, si es mi destino, lo aceptaría en honor a tu memoria.. Pero si hubiera alguna manera de salir de todo esto. Yo.."

Dos cálidas manos se posaron en sus hombros, sintió el apoyo, el cariño de alguien detrás de el, le rodearon el cuello reconfortándole, pero el tener a ese alguien detrás solo sirvió para que su tristeza se hiciera mas profunda, Nariel estaba allí apoyándolo, acariciando su cabello, como si el destino estuviera en su contra, ella le acompañaba junto a la tumba de su hermano.

Legolas limpió su rostro, ella siguió apoyándose en su brazo y delicadamente descanso su cabeza de cabellos negros y ondulados en su amado, sus labios rosados expresaban una triste sonrisa, sus ojos grandes y verdes estaban humedecidos por la escena que acababa de presenciar, detrás de ellos Erynol llevaba a su hermana bañada en llanto sujetándola cariñosamente de ambos brazos.

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Aragorn llegó lo mas pronto que pudo a Gondor, la gente le miró llegar bañado en sudor, con el caballo a punto de expirar por el esfuerzo realizado, Hasufel no abandonaría a su amo en aquella larga carrera, y detrás de el llegaban a su vez, los caballeros leales que no le dejaban.

Ya para entonces habían regresado aquellos que envió al Bosque Negro a presentar sus condolencias a los hermanos de Gladel, sabían la verdad, que Legolas había sido el verdadero asesino y trajeron esas noticias consigo. Todo el reino se encontraba sorprendido por aquella noticia y al ver el rey llegar después de sus hombres, les hacía pensar que habiendo terminado con la vida de Legolas, regresaba a donde su hijo y su gente.

Sin perder tiempo, ni responder ninguna pregunta referente a su estado, subió las grandes escaleras, recorrió el pasillo y saliendo de el se encontró a Lord Elrond pensativo, y con ojos tristes y hundidos por la falta de reposo.

- ¡Elessar! ¡Has llegado!

- ¿Cómo esta mi hijo? Deseo verlo

El medio elfo le cedió el paso, solo estaba con el niño, Mariee, Mary como le llamaba el pequeño, su única compañera y confidente después de su madre, niñera en verdad y amiga fiel de Arwen, dama muy seria y confiable, con cabellos negros y al hombro, mortal como el rey, casada felizmente con un guardia de palacio, y con una niña de la edad del príncipe de Gondor, ambos Tely y Eldarion eran buenos amigos.

Allí estaba Mary, sentada a un lado de Eldarion, refrescando su frente con compresas, calmando su sed con un té de hierbas que el mismo Elrond preparo. Al ver entrar al rey de inmediato se puso en pie, Aragorn le saludo con triste sonrisa, se hincó al lado de su hijo y tomo su pequeñita mano entra las dos suyas.

Eldarion al sentir el contacto creyó que se trataba de su abuelo y la apretó suavemente. Los cabellos negros estaban humedecidos aun por las compresas o el sudor, no lo sabía el mortal, ya que el resto de su cabeza se encontraba en igual estado.

- Eldarion, hijo.. Ya he llegado..

El pequeño abrió sus enormes ojos, ahora un poco apagados, y con el azul de Arwen resplandeció su mirada.

- ¡Papá! ¿dónde estabas? – preguntó Eldarion sonriendo

- Ya estoy aquí, pequeño mío – respondió Elessar acariciando suavemente la cabeza de su heredero.

- ¿Ya no te iras?

- No.. ya no me iré.. – dijo con pesar el rey.

- ¿Trajiste a mamá contigo?

- ¿qué dices pequeño? ¿A tu mami?

Elrond se acercó al rey y le musito al oído.

- Ha estado soñando con su madre todo este tiempo, le llama en las noches cuando la fiebre es mas alta

- ¡Ah!

- Mi abuelo me ha dicho que saliste y pensé que la ibas a buscar y le traerías contigo.

- No.. no pequeño mío..

- ¿dónde has estado papá?

Elessar volvió a acariciarle, le beso su cálida frente y le dijo:

- No te preocupes ya, estoy aquí.. Y no me alejare..

- ¡Gracias papá!

El pequeño ofreció sus brazos a su padre quien le apretó fuertemente sin dejar de estar recostado

- ¿Has comido ya? –preguntó Elessar preocupado.

- No, mi abuelo me empezaba a dar

Aragorn tomó el plato de la mesita a su lado, con el caldo de verduras aun humeante, Mary acomodo las almohadas del niño para que pudiera descansar su espalda y cabeza y Lord Elrond disfrutaba la escena al pie de la cama.

Después de dar de comer al niño, Aragorn le acompaño sujetándole de la mano hasta que estuviera profundamente dormido. Las fuerzas del niño eran pocas, casi nulas, Lord Elrond había acudido a visitar al rey sin tener idea del estado en que encontraría el reino, sin rey y con un joven príncipe enfermo. Elrond se enfado por esta irresponsabilidad, el mismo sabía por su hija y por las constantes visitas que hacía al reino, de la salud tan frágil del pequeño, no comprendía que había hecho a Elessar salir del reino así, si bien sabía el riesgo que corría al dejar a su hijo solo.

Ambos salieron al pasillo y caminaron sin cambiar palabra alguna hasta llegar a las escaleras. Elessar estaba cansado, sucio y visiblemente preocupado por la salud de su niño.

- Debo hablar contigo

- Ahora no.. deseo asearme un poco y descansar, quiero estar bien para cuando despierte mi hijo.

- ¿Qué es lo que estabas pensando al abandonarle así? – pregunto Elrond enfadado.

- No le he abandonado.. Cuando salí gozaba de perfecta salud y el sabía de mi viaje.

- ¡Eso no importa es un niño Elessar! Debes de cuidarle bien sabes tu de su salud.

- Lo sé.. no se que diablos tenía yo en la cabeza para dejarle por..

- ¿Por qué?

- Nada..  ¿Cuánto tiempo lleva así?

- Llevo dos semanas aquí y su estado no ha mejorado mucho.. Ha pasado la mitad de ellos en la cama y los demás caminando lentamente y comiendo muy poco.

- ¡Oh Elbereth!

Aragorn se desvaneció un poco y Elrond le sostuvo, el cansancio que presentaba el rey era extremo, y le ayudo a llegar hasta su alcoba, le tendió sobre su cama y le dejo descansar. Pero eso no le evitaría una fuerte reprimenda de su parte por haber dejado solo al niño.

Elessar estaba de nuevo allí, en esa gran alcoba, sobre esa cama matrimonial que tantas veces compartió con su amada Arwen, se sintió sucio e no merecedor de su recuerdo, aun conservaba las caricias y los besos de Legolas en su cuerpo. El cuarto de baño estaba listo, desde la cama podía ver el agua humeando, habían dejado la puerta abierta, reunio todas sus fuerzas y se levanto, desvistió su cuerpo y sin pensarlo dos veces ni medir la temperatura del agua, entro en la tina.

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 La mañana siguiente a su llegada Legolas se arregló para tomar el almuerzo con sus hermanos, como antes, pero no igual, su hermano faltaba allí y el no pensaba aún tomar su lugar, si por el fuera no lo tomaría jamás. Alguien llamó a su puerta, seguramente Erynol, buscando su compañía como acostumbraba para bajar juntos al salón.

- ¡Adelante! – exclamó Legolas aun con el pecho descubierto, el peinado había llevado mas tiempo de lo previsto pues se había dormido con el cabello aun húmedo por el baño.

Se escuchó el sonido de la puerta cerrarse y abrirse, el candado puesto, suaves manos empezaron a rodear su cintura, unos labios amorosos se posaron sobre su espalda haciéndole estremecerse. Bien reconocía esas caricias, tomó las delicadas manos e intento librarse, pero ella le abrazaba con ternura y sus boca estampaba besos en su espalda sin detenerse.

- Nariel.. por favor.. – suplicó Legolas tratando de volverse.

- ¿qué pasa querido mío? ¿No te gusta mi saludo? – preguntó la joven sin soltarle

- No.. no es eso.. aun no termino de arreglarme

- ¿Deseas que te ayude?

- No, ya casi termino

Legolas aun seguía al espejo, Nariel seguía aferrada a su espalda, tarde o temprano tendría que hablar con ella, y eso sería antes de hablar con el consejo, pero aun no consideraba que el momento fuera oportuno.

- Así esta mejor.

Nariel le dio la vuelta para juzgarle por ella misma y viéndole tan atractivo le sonrió, antes de aferrarse a su cuello y volver a besarle con deseo. En vano trato Legolas de tomar aire y sus manos rozaron los delicados brazos recordando el calor de su cuerpo. Muchas noches habían compartido ambos en encuentros eróticos llenos de pasión. Pero ahora era diferente, ya no deseaba sus caricias ni su compañía, pero su cuerpo se negaba a olvidar el toque y el placer que Nariel le proporcionaba.

"No, no.. esto no esta bien.. pero sus caricias.. no, debes de olvidarla.. ella nunca.. ¿pero el heredero.. el hijo del reino?.. No.. Aragorn.. él no esta contigo.. nunca lo estará.."

- Nariel.. espera.. ahora no..

Ella le miro asombrada, el rojo de sus mejillas encendidas la hacían ver mas deseable, el escote de su vestido verde tan pronunciado le hubieran sacado de quicio en otros días, pero ahora no.. ¿no?..

- ¿Por qué te resistes, Legolas? Hace tanto que no nos vemos..

- Nariel..

Y le empezó a besar de nuevo, a recorrer con su blanca y pequeña manos el varonil pecho del elfo, mientras la otra le tenía por el cuello impidiéndole suavemente retirarse. Las manos de el asidas a su cintura, tratando de alejarla, pero no podía dejar de sentir remordimiento si le dañaba, si la humillaba al dejarle por un mortal, por un hombre, a ella, tan hermosa, cariñosa y candente. ¿Cómo podría afectarle? ¿Moriría de pena?

Sus labios unidos desbordaban pasión, sobre todo los de Nariel una mano bajo de su pecho a la abultada región entre las piernas del príncipe, acariciando, buscando esa respuesta que tanto ansiaba.

Legolas la aparto bruscamente pero ella no alejo las manos de su cuerpo.

- No.. no Nariel.. no sigas..

- ¿Por qué? ¿No me deseas? – preguntó ella con mirada inocente, se inclinó un poco mas hacia él para que admirara sus suaves y blancas formas.

- Nariel.. – murmuró el elfo deleitando su vista a su pesar.

- Vamos mi amor.. tenemos tiempo..  – dijo Nariel restregando su pecho contra el desnudo del príncipe

- Nariel..

Legolas estaba cayendo en sus brazos de nuevo, sabia que era débil con ella, pero no entendía entonces por que no quería estar allí, su cuerpo era débil, su mente buscaba a Aragorn, pero ¿estaría el a su lado? ¿Le apoyaría? Podría soportar la espera hasta su regreso? ¿Y si no regresaba?

Ella empezó a besarle el cuello, a trabajar sus manos aquella masa tan preciada, acariciándole, haciendo caer. ¿Sería posible resistir tal tormento?

"Nariel, no.. no hagas esto mas difícil.. Nariel.. Nariel..."

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¡Gracias por sus reviews!, a pesar de que creo que ya me sali del camino, espero y sigan apoyandome, pues me son tan necesarios como el aire mismo.. Ya no sé en que terminara. Depende de ustedes, cada vez mas creo que esa pareja es imposible. ¿será?