Disclaimer. Los personajes de este escrito pertenecen a J.R.R. Tolkien, así que nada de demandas por favor, todos los demás son inventos de mi imaginación y no gano nada con ellos. Creo que no lo ganaría... Contiene slash, es decir, relación male/male.
CAPITULO 22Las manos le recorrían todo el cuerpo, candentes, deseosas de abarcar cada centímetro de su piel, sus labios mortales besaban su cuello, su respiración se agitaba, un brazo le rodeo por la cintura y le acercó hasta él, y sus labios se encontraron, la lengua del mortal le suplicaba abrigo, y el deseoso de compartir todo su ser le cedió el paso, sentía su barba, sus manos rudas y ásperas recorrer su espalda, su cabello, que le abrazaba y le unía mas a su cuerpo, cuanto había esperado por el, cuanto deseaba sentirse suyo completamente, al fin, los dos, sin esconderse de nadie mas, en su propia habitación, aquella noche tan fresca, en que la ventana daba paso a la brisa fresca de la media noche, allí mismo se encontraba Aragorn a su lado, besándole fervientemente.
La sábana cubría sus cuerpos desnudos, su íntima cercanía hacia saber cada uno el deseo que iba consumiendo sus cuerpos, Aragorn no le dejaba respirar con libertad, pero esa asfixia le era tan gratificante, ese calor a su lado, el sudor en el cuerpo del mortal, su pecho aprisionándole, sin dejarle escape alguno.
"Apriétame mas… acércate a mi, nunca mas me dejes ir… quédate... quédate por favor..."
Y como era que él le abrazaba, como su mano derecha bajaba hasta su miembro para acariciarle, para hacerle exclamar un leve gemido de placer apartando sus labios, en esa noche, en la oscuridad, casi podía jurar como los ojos de Aragorn se calvaban en el, con deseo y amor, con todo el sentimiento guardado por tantos años.. al fin solos.
Sintió como el mortal le volvía a besar, pero empezando por los labios no dudo en bajar por su pecho, recorriéndole con la legua, deteniéndose en su pezón izquierdo, sin dejar de acariciarle, mordiéndole para responderle con un gemido de placer, besándole, mas fuerte, mas abajo, dirigiéndose a la torre erguida del elfo.
Y le mantuvo cerca de sus labios haciéndole sufrir, y sólo un toque en la punta, un beso en la base y el elfo suplicaba que terminara con ese tormento. Unos segundos más admirando la torre hasta que se decidió a recorrerle con la lengua, y regresando a la punta le succionó con delicadeza hasta escuchar nuevamente un gemido reprimido, un temblor en el delicado y ardiente cuerpo elfito.
- ¡Oh! Aragorn... – exclamó Legolas al no poder resistir mas el trato que el rey le otorgaba - ¡Aragorn!
Las manos del elfo se aferraban a las sábanas arrugadas debajo de él, y arqueaba la espalda subiéndola y bajándola para mayor placer, la cabeza de Aragorn se perdía entre sus piernas, sentía la boca trabajando, subiendo y bajando en toda su longitud; el rey sostuvo sus caderas con sus brazos hasta que colocó su cadera sobre sus velludas piernas flexionadas, le situó cerca de su miembro, rozó una y otra vez cada parte mirando como los ojos de Legolas se cerraban de placer a aquel contacto, había preparado el camino y sólo esperaba que su amado le dijera las palabras que tanto había deseado escuchar.
- ¡Oh!... Aragorn...yo...
- Dime... Legolas... dímelo... quiero oírlo...
- Aragorn... por favor... quiero ...
- Dilo...
- Quiero sentirte...
Legolas había despertado temprano ese día tan difícil, habíase ocupado de que Gimli y su hermano fueran atendidos, encontró que el enano se encontraba un poco a disgusto con el desayuno en palacio, la fruta y vegetales estaban bien para un tentempié mas no para formar una comida en si, no había cerveza y el vino del país aunque era fuerte, a la vez era demasiado dulce a su paladar. Pero por tratarse de un invitado especial, la servidumbre se había encargado de asar un cordero para el enano, de buscar la forma de presentarle cerveza a su mesa, en fin de tener a los enanos contentos. Sin embargo, Gimli notó la tristeza en los ojos de Legolas, apenas amanecía y elfo no parecía haber descansado.
- Dime, Legolas, ¿qué es lo que te aflige?
- Gimli, mi pesar es tan delicado que no sé como compartirlo contigo.
- Habla, amigo, y aquí no se abrirán más que las puertas de tu corazón.
Gimli jugaba con el tenedor y varios pedazos de manzana partida en su plato, con tal comida un enano no estaría contento, el reino de Thranduil sería más plácido para él, si en primer lugar no existiera el precedente del encarcelamiento de su padre hacia ya muchos años, y la comida y bebida fueran mejores.
- Veo que no te agrada nuestra comida, hoy en la tarde espero poder complacerte. – observó Legolas mirando el plato lleno de su compañero de aventuras
- Me gustaría mucho el saborear alguna ternera, cerdo o pollo en su caso, ¡que ya comprendo por que mi padre nunca gusto de los elfos!
- Gimli… - objetó Legolas con tono de reconvención
- Perdona Legolas, ¡pero con esta comida no habría manera de subsistir! – exclamó por fin el enano haciendo el plato a un lado - un enano necesita mas que comida vegetales, nuestra fuerza viene de adentro.
Legolas sonrió.
- ¿Dónde esta tu hermano?
- El señor Farrasil le ha llevado a conocer los rincones del reino, quiere visitar aquellos lugares en que nuestro padre fue encerrado.
- Esos no son gratas memorias, no veo por que el recordar algo tan malo.
- Así es mi hermano, le gusta conocer un poco de todo, no le importa el origen de las cosas, solo es su curiosidad, espero y no te moleste.
- No hay cuidado, Gimli, tú y tu gente son bienvenidos.
Legolas comió un poco mas de fruta, su mirada inquieta volteaba de vez en vez a las puertas del salón del trono donde se llevaría a cabo la reunión en unos momentos más. Al fin trajeron al enano un plato con piezas de ave que el enano se apresuro a comer sin prestar atención a los cubiertos que la servidumbre había puesto a su lado
Comí y bebía sin preocuparle los ojos asombrados de Legolas que recordaban la manera de comer tan ruda de los enanos, el vino escurriéndole por las barbas, la boca masticando dejando ver lo que contenía adentro, Legolas volvió la cabeza e incluso su comida ya no le pareció tan apetitosa. Ahora recordaba, Gimli siempre comía aparte a no ser que se tratara de Lembas.
Termino su platillo, limpio su boca con la manga de su camisa y dejo que las demás gotas de vino se escurrieran por si solas. Contempló la sonrisa en el rostro del elfo y como meneaba lentamente la cabeza de un lado a otro. Gimli se dio cuenta de su falta de modales, tomó una servilleta a su lado y limpió lo mejor que pudo su barba, sus ropas y aun sus dientes, pasándose la servilleta por el frente de la dentadura.
Limpio su garganta para llamar de nuevo la atención de su amigo, y Legolas volvió el rostro hacia él, viéndole en mejores condiciones volvió a sonreír con tristeza. Hacía mucho que no se preocupaba por esas pequeñas cosas de la educación, y ahora que su amigo había vuelto, recordó los interesantes momentos que compartieron.
- Una vez más pregunto, ¿qué es lo que te aflige, amigo? ¿qué es lo que aprisiona tu pecho?
- Gimli, hoy hablare con el consejo.
- ¡Oh! Pero no hay de que preocuparse amigo – dijo el enano con optimismo - tú mismo me has dicho como sucedió todo, no tendrás problema, Farrasil te apoya.
- No es eso lo que me preocupa, Gimli.
¿Qué más podría preocuparle al elfo? Si el era inocente, si así lo creía, ¿Qué mas podría ser? ¿Sería esa hermosa dama que le recibió a su llegada? ¿De que le podría preocupar si era hermosa y parecía totalmente pérdida por él?.
- La joven dama Nariel, esa hermosa señorita que te recibió. ¿Acaso ha cambiado de parecer? ¿Es eso lo que te aflige?
- No Gimli, ella no ha cambiado de parecer, eso es lo que me preocupa…
- ¿Cómo dices? Pero la invitación la tengo aquí mismo en mi bolsillo –dijo Gimli como buscando entre sus ropas - tú y ella se casaran cuando antes.
- No deseo unirme a ella, Gimli, no le amo. – confesó Legolas sin atrever a mirarle
- ¡Pero como es posible!
- Gimli, por favor baja la voz.
- Pero señor elfo, esto no puede ser, todo esta arreglado, mi padre me ha enviado con ese objetivo. Los medianos, la gente de Rivendel y Lorien... todos ellos deben de estar por llegar.
- No Gimli, tanto Lorien como Rivendel ya deben de estar por enterados si Haldir llegó a tiempo... y de los hobbits... no podría asegurarlo.
- ¿Y la gente de Rohan y Gondor?
- Ellos... ¡oh! Gondor ya debe de estar enterado...
- Me has dicho que Aragorn te salvó, ¿qué es lo que sabe el de todo esto? ¿qué es lo que puede saber Haldir para que tú hallas decidido cancelar la boda?
- Primeramente por la muerte de mi hermano, la boda se pospuso... Y aun creo que no han enviado invitaciones nuevas... Eso espero...
- Eso lo entiendo, pero... entonces, si la boda se pospuso… ¿Aun así decides no casarte?
- No le amo, Gimli. – reafirmo el elfo
En ese momento uno de los guardias anunció la llegada de los siete miembros del consejo, Ilgaenor presidente del consejo, iba a la cabeza, tres damas elfas del reino le acompañaban, seguidas de otros tres caballeros elfos, todos ellos los mas sabios y antiguos de la ciudad. Ilgaenor todo vestido de gris dio una mirada al príncipe que esperaba en la sala tomando un bocado con el enano, le disgustaba su presencia, así que solo hizo un saludo cortes a ambos antes de tomar su lugar en el salón del trono.
- Gimli, me tengo que retirar. Disculpa
- Suerte, amigo elfo.
- Gracias.
Entró Legolas en el salón del trono, en un lado una larga mesa con siete sillas del consejo, en medio del salón, un asiento para Legolas y detrás de él, el trono con los dos asientos reales para sus hermanos o el mismo. Eran tres asientos si no mal recordaba hacia unos meses. Ya se habían acercado cada uno a su lugar, solo esperaban la llegada de los hermanos Erynol y Eredhil. Al fin entraron los últimos, Erynol de verde y castaña, los colores del Bosque Negro y Eredhil con vestido ceñido color azul rey.
Después de los saludos respectivos primeramente a los hermanos de Legolas, siguiendo a Legolas y a los miembros del consejo, una de las damas elfas de cabellos y ojos oscuros, tomo la palabra y se puso en pie.
- Legolas Thranduillion, nosotros los seis concejales atestiguamos esta reunión; Ilgaenor, señor del consejo, comenzara con el interrogatorio después de escuchar su testimonio
Legolas saludo a la dama Urniel que así le hablaba. Y empezó a narrar todos los sucesos. Desde aquella tarde en que él y Gladel habían empezado a discutir por su matrimonio, como es que había salido y entrado por la cocina y escuchó el grito de su hermano, y al entrar en su ayuda, vio al terrible Dommo cometer el regicidio. Siguió con el relato de su encarcelamiento que todos conocían, y el como fue que escapo, que encontró en su camino al rey de Gondor y el enfrentamiento que tuvo con él y el posterior escape. No pudo evitar decir entra líneas que el mortal trataba de regresarle a su reino y entregarle. Omitió los detalles de su escape, limitándose a decir que había dejado al rey con artimañas.
El reencuentro con Haldir, con Aragorn de nuevo, su secuestro por los forajidos y el caer en manos de Dommo. Erynol y Eredhil le escuchaban con expectación, tantas cosas habían sucedido a su hermano en su partida, Eredhil agradeció que el Rey de Gondor no le hubiera asesinado en su encuentro, y de que Haldir le hubiera protegido, no conocía muy bien a este elfo, mas sin embargo por comentarios de su hermano, sabía que era un amigo muy querido. Erynol en cambio encontraba algunas dudas flotando sobre su cabeza, Legolas no era muy explicito en cuanto a Dommo, comento los hechos pero algo faltaba allí.
Termino Legolas por mencionar la indisposición de Haldir y el ante la pócima que Dommo les había dado y como es que al final se habían separados, unos por su deber hacia la Dama Galadriel, otros por su familia.
Unos minutos de silencio después de que terminaran su relato, los miembros del consejo intercambiaban apuntes y comentarios. Todos pasaron sus dudas y cuestiones a Ilgaenor. Este elfo grande en edad y sabiduría comparo los suyos propios con los de los demás. Después de arreglar las interrogantes por importancia, miró a un príncipe muy pálido pero erguido; seguro de que no había cometido ningún crimen, nada tenía que temer, mas lo que saldría de allí nadie lo sabía.
- Bien, los miembros presentes del consejo y yo mismo, tenemos una serie de preguntas que nos gustaría que contestases con la mayor honestidad dándonos tu palabra de que todo lo dicho es verdad y no ocultando nada tras tu respuesta.
- Mi palabra siempre prevalece, nunca consentiría en mentir cuando la memoria de mi hermano esta tan reciente.
- Bien, bien...
La familiaridad con que Ilgaenor le hablaba, la había ganado desde que Legolas era un pequeño, Thranduil confiaba totalmente en los consejos de este sabio elfo, así que desde su infancia estaba acostumbrado a llamarle como un estricto profesor haría con su alumno.
- Primeramente, ¿cuál fue el motivo de la muerte del príncipe Gladel?
- Dommo confesó que deseaba ganar alguna especie de favor conmigo, presentándome a un asesino fingido y así poder obtener un sitio a mi lado.
- ¿Había algún motivo especial para que él deseara estar a tu lado?
Las miradas de los miembros del consejo parecían clavársele en el corazón, aun así debía contestar.
- El... el deseaba mi amistad.
- ¿Sólo eso?
- Así me lo había manifestado.
- Si en verdad eras inocente, como decías, ¿Por qué no has permanecido en el reino?
- Mi sentencia estaba señalada, además no iba dejar que la muerte de mi hermano quedara impune, tenía que ir tras el verdadero asesino.
- ¿Por no han traído al asesino con vida? ¿Dónde se encuentra su cuerpo?
- Aragorn… El rey Elessar le asesino cuando Dommo trataba de…
- ¿sí? – preguntó Ilgaenor levantando una ceja – continua…
- yo estaba encadenado, y Dommo estaba apunto de … hacerme daño, fue cuando Aragorn, digo el Rey Elessar llegó en mi ayuda y no pudiendo hacer mas, le asesino
- ¿y el cuerpo?
- No pudimos traerle con nosotros, aun esta en el lugar de nuestro encarcelamiento…
- ¿Por qué no le trajeron?
- Señor, no era nada práctico, en todo el recorrido seguramente se descompondría y no podíamos esperar por su embalsamamiento… Tanto Haldir como yo nos encontrábamos en mal estado y..
- Bien, tomaremos eso en cuenta… Cuando huías, ¿Por qué no esperaste a que la justicia del reino hiciera lo propio?
- Por que para cuando tomaran cartas en el asunto, sería ya muy tarde.
- ¿Cómo es que el soberano Rey de Gondor no te entrego? – preguntó Ilgaenor listo para tomar apuntes
- El... yo escape de su arresto cuando tuve la oportunidad. Aún así el siempre quiso hacer prevalecer la ley.
- ¿Cómo es que el guardia Haldir, no tuvo problema con tu escape y culpabilidad? ¿Por qué fue tu cómplice?
- ¿Cómplice?..- objetó Legolas ofendido - Nada de eso...Haldir opto por decisión propia en creer en mis palabras... yo no le obligue a nada.
- ¿Quiénes son los cómplices de Dommo y donde se encuentran en este momento? El no pudo maquinar esto por si solo. Dijiste que eran vigilados.
- Claro que éramos vigilados, lo único que se es que el rey Elessar y Farrasil junto con otros elfos y mortales, llegaron en nuestro rescate y terminaron con la vida de algunos. De los demás no podría asegurar donde están…
- Muy confuso es todo esto, puesto que no tenemos el cuerpo del verdadero culpable ni nadie quien de fe de todo esto que se nos presenta, tanto Farrasil como tu estarán confinados al reino, no podrán salir hasta nuevo aviso.
- ¿Seremos presos? ¡Pero si soy inocente! - exclamó Legolas poniéndose en pie - Farrasil ha hablado... Y creo que sus palabras son tan válidas como las mías...
- No estarán encarcelados, simplemente no se les permitirá salir del reino. El asesinato de un príncipe no es cosa que debe tomarse tan a la ligera, no podemos fiarnos en palabras, necesitamos testigos de ley. – dijo Ilgaenor
- Pero si se han presentado pruebas, la misma daga las mismas señas...
- No hablemos más del asunto.
Los demás miembros del consejo no decían nada más, pero parecían estar de acuerdo con Ilgaenor. Legolas observó que hasta ahora nada se había mencionado del asunto de su enlace, que todo quedaría relegado hasta que su inocencia estuviera aclarada.
- Ahora el otro asunto en cuestión
"¿Otro asunto?"
- El enlace entre Nariel y tú se ha pospuesto hasta que se te declare inocente
- ¿Pospuesto? – preguntó Legolas, asombrado de que no se hubiera cancelado. "Entonces" - pensaba él – "me otorgan el beneficio de la duda"
- Desde la muerte del príncipe Gladel se cancelaron todas las invitaciones, sólo a los miembros de la raza enana pareció no haberles recibido a tiempo.
- He encontrado a mi amigo enano de regreso al reino. Seguramente no supo nada del asunto
- Bien esta, es bien recibido junto con su hermano mientras el tiempo que desee permanecer aquí.
Erynol no le gustaba el tono que algunas veces utilizaba Ilgaenor, parecía que el reino estaba a su entera disposición. Pero si su padre le tenía confianza por algún motivo debía de ser. Eredhil no sabía por que a su hermano aun se le veía como sospechoso, no creía a Legolas capaz de semejante acto aunque una vez dudo, pero ya no tenía razón para hacerlo, confiaba en Farrasil y ahora más que nunca confiaba en su hermano.
- Este consejo finaliza la sesión, hasta nuevo aviso, tanto el acusado como sus altezas pueden retirarse, nosotros seguiremos con las conclusiones y se las haremos saber a su debido tiempo.
Legolas se retiro en compañía de sus hermanos, en su ser el disgusto por nombrársele como acusado, pero no dijo nada de esto a sus hermanos ni a Farrasil que esperaba ya afuera en compañía de los enanos. Gimli notó como la palidez de Legolas era mayor y sacó en conclusión que la entrevista con el consejo no debió ser nada buena. Así que decidió no decir ni una palabra a su amigo, no al menos en ese momento tan delicado.
Farrasil notó lo mismo, pero no entendía como, si él mismo había obtenido a su parecer una buena acogida por parte del consejo, Legolas no obtenía lo mismo.
Por su parte Legolas se retiro a sus habitaciones, deseando poner en orden sus ideas, repasar todo lo que había pasado y tratar de averiguar cual sería el paso a seguir por el consejo. Ya no estaba dispuesto a seguir con esto, y estaba a punto de tomar una decisión, pero no sabía si tenía la fuerza necesaria para hacerlo.
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- Elessar…
- ¿Sí? – preguntó Aragorn levantando la vista maquinalmente de los escritos para ver a su suegro y padre en el umbral del estudio.
- ¿Puedo hablar contigo?
- Claro, toma asiento por favor. – respondió el rey de Gondor volviendo a su correo sin poner atención al rostro de incomodidad que adquirió Lord Elrond, cuando se sentó frente a la gran mesa que ocupa Elessar como escritorio de trabajo. La luz de la tarde le llenaba la espalda al rey, y le rodeaban de una cálida aurora.
- No es así como deseo hablar contigo, estas muy ocupado, tal vez deba regresar en otro momento – dijo Lord Elrond haciendo por levantarse de su asiento.
- ¡Oh, lo siento padre! He recibido muchas solicitudes durante mi ausencia y deseo responder a todas ellas con la mayor presteza. Ya ha pasado… dos semanas desde mi regreso y aun no puedo ponerme al corriente
Aragorn dobló el manuscrito que estaba leyendo y le dejó a un lado, miro Lord Elrond y le dijo:
- Veamos, no he sido justo contigo, padre mío, tu has sido el guardián de mi hijo durante mi ausencia y aun no puedo agradecerte, con todo mi corazón, lo que has hecho por Eldarion.
- Él es la imagen de Arwen y tuya, a los dos adoré y adoraré con mi entero corazón y no puedo hacer menos por mi querido nieto.
Una sonrisa de satisfacción en el rey, pero miraba como Lord Elrond llevaba un pequeño pliego de papel entre sus manos, otras veces se había acercado a él, con el mismo papel al parecer, pero no había se atrevía a comentar algo al respecto y la conversación siempre recaía en Arwen, en la salud de Eldarion o en asuntos del reino; pero Lord Elrond tenía que abandonar Gondor en unos días y parecía que el asunto no podía esperar más.
- Hablemos entonces, todo este tiempo, es para ti, padre mío.
- Elessar… Desde hace tiempo he querido hablar contigo al respecto, y siento mucho mi falta de valor con este asunto que ha dado vueltas por mi cabeza desde que este anunció llego a mis manos.
- ¿Qué asunto es ese, mi señor? – preguntó Elessar con amabilidad mas frunciendo un poco el ceño.
- Primero que todo, necesito que entiendas que esto es tan mas difícil para mi puesto que traigo una noticia que podría acarrearte gran tristeza para ti y para el reino.
- Habla ya, esta espera me esta incomodando.
- Pero es menester ante todo, que me escuches primero, que no tomaras decisiones precipitadas al respecto, ¿tengo tu palabra? ¿Me escucharas?
- Yo así, lo haré. Tienes mi palabra, padre mío. Pero no veo que pueda contener ese pliego para que haga mi cordura dar trastocadas.
Elrond le contempló con detenimiento, no sabía que influencia podía traer sobre él, el hecho de que la carta viniera del reino de Legolas, ¿Iría a buscarle? ¿Le perdonaría su compromiso con aquella dama?¿Le ignoraría? De esto último no estaba tan seguro, ya que le había visto triste y meditabundo cuando observaba la imagen del elfo, o recaía la conversación en él.
- ¿Has amado a mi hija durante todo el tiempo que estuvo a tu lado?
- Si, le he amado con todo mi corazón, pero aun así me temo que no fue suficiente para ella. – confesó Elessar bajando la cabeza con profundo pesar.
- Ahora, bajo su memoria, con el hecho de que ella te entregara todo su ser, su lealtad, su inmortalidad, ¿Le fuiste infiel alguna ocasión?.. si es así sabré entenderlo puesto que nunca dejaste de ser mortal, mas para que me entiendas mejor, ¿alguna vez deseaste que otra… persona tomara su lugar estando ella a tu lado?
- Nunca – respondió Elessar sin titubear si quiera. Su corazón estaba tan seguro, como la luz del sol que iba bajando a sus espaldas. – Nunca quise que alguien más tomara su lugar, ella por si sola era todo mi ser.
- Pero cuando ella se entero de… lo que sentías, ¿sufrió por eso mi hija?
- No, ella… ella se enteró cuando ya estaba sufriendo los últimos días de su enfermedad. Aun no sé como supo…
- Ella... ella me comento, aun en su lecho de muerte, que te escucho durante tus sueños una noche de fiebre en que ella no podía descansar…
- Ella… ella…
- Ella escuchó cada palabra que tu decías, cada… movimiento que hacías…
- ¡Oh!
La tristeza embargó a Elessar, Arwen nunca le había querido explicar como es que se entero lo que su corazón anhelaba, no sustituirla, no dejarla, si no volver a sentir los labios de Legolas en los suyos, volver a acariciar su piel, ver su rostro después de tanto tiempo, averiguar si podía haber una luz, una esperanza…
- Pero dime, la verdad, alguna vez estando casado ¿tú y él…?
- Nunca, nunca mas lo volví a ver hasta hace poco, nunca recibí noticia de él a pesar de que…
- ¿Qué? – pregunto Lord Elrond ahora frunciendo el ceño a su vez
- Le invité sólo una ocasión a conocer a mi heredero, pero él se excuso diciendo que salía de viaje por algún tiempo y no le sería posible asistir.
- Bien… Ahora… algo que traspasa mi corazón, pero es necesario saber… Aunque ya me lo has expresado, no puedo negar un instante mas lo que me trajo hasta aquí…
- Sí…
- ¿Amas a Legolas?
- Yo… yo aun no puedo aclarar mi corazón, lo amo con tal pasión, con un fuerte sentimiento que me hace desear que estuviera aquí, que compartiera mi vida, pero… al no ser eso posible, yo mismo digo a mi corazón que debe olvidarle…
- ¿Hay algo que se los impida, además de la situación geográfica?
- El va casarse con Nariel, por supuesto es lo primero… - dijo con amargura el rey.
- ¿Y si no estuviera comprometido?
- El… como heredero del reino… debe de dar un hijo, un futuro heredero al Bosque Negro cuando el halla partido hacia los puertos…
- ¿Solamente eso?
- ¿Podría ver alguna otra razón? Yo le amo, él me ama sin duda… - dijo Elessar poniéndose en pie con los brazos por detrás y dando pequeños pasos hacia la chimenea - pero nada se puede hacer al respecto... así, que estoy condenado a vivir mis alegrías y mis tristezas al lado de mi único hijo.
- Pero eso es lo mas natural, eso es lo correcto, Eldarion te necesita y tu a él…
- Claro que nunca abandonaría a mi hijo por alcanzar esa meta dorada, sin embargo, si mi destino es vivir solo, sin nadie que comparta mi corazón… Así será…
El semblante de Aragorn era aun mas triste y meditabundo.
- Podrás soportarle… No es necesario que estés con él…
- No lo creo así…Pero, ¿por qué me haces todas estas preguntas? ¿A dónde lleva todo esto? ¿qué es lo que dice ese pliego que llevas para interrogarme de esta manera?
- Promete que dejaras que las cosas tomen su rumbo, que no acudirás ante un arranque pasional…
- No puedo prometer mas lo que dije anteriormente, te escucharé, pero si no sé que es lo que dice ese mensaje, no puedo prometerte nada mas...
- Bien, aquí... aquí le tienes
Aragorn tomó el pliego con firme resolución, no entendía por que tanto rodeo si a lo mismo se iba a llegar.
Le leyó sin decir mas palabra, cambiando el semblante al terminar, ahora no estaba triste si no preocupado.
- ¿Y bien? – preguntó Lord Elrond al ver que su hijo dejaba el pliego sobre la mesa.
- ¿Deseas saber mi respuesta?
- Si
- No… no lo haré…no asistiré…
Elessar se olvidaba de amonestar a Lord Elrond por haber leído su correo privado, pero adivinó que en el estado que se encontraba, un mensaje de semejante lugar atraería su atención.
Señor y Rey de Gondor,
Enviándole un calido saludo, se le solicita su presencia en el reino del Bosque
Negro a la brevedad posible, con el fin de solucionar asunto relacionado con el
fallecimiento del príncipe heredero Gladel, la inocencia del príncipe Legolas y
el apoyo por su parte, en la resolución de dicho misterio.
Asimismo y aprovechando este correo, se le informa que quedo cancela por tiempo indefinido la boda del príncipe Legolas y la dama Nariel
Esperando su pronta llegada o respuesta al presente mensaje, reafirmamos nuestra profunda lealtad y amistad con el reino de Gondor.
Respetuosamente,
El consejo de mayores del Reino del Bosque Negro.
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¡Hola! Lamento esta demora, pero me ha pegado la fiebre vampírica, y por lo mismo no he podido seguir con este fic, además que mi PC volvió a sufrir por el módem a causa de una tormenta, gracias Carmenchu, Minadriel, Balrog y demás que me siguen leyendo a pesar de lo sosa que se ha vuelto en este capítulo, espero y falte poco, pero algo mas… diferente.
