Disclaimer. Los personajes de este escrito pertenecen a J.R.R. Tolkien, así que nada de demandas por favor, todos los demás son inventos de mi imaginación y no gano nada con ellos. Contiene slash, es decir, relación male/male.
CAPITULO 23- ¡Ah! – exclamó él elfo al sentir las cálidas mortales manos en su cintura, apresándole en su suave abrazo.
Sintió como en su espalda rozaban suavemente los vellos del pecho de su amado, y el movimiento rítmico de las caricias estimulantes. Su nuca era inundada con besos del mortal, mientras su respiración se aceleraba un poco más, sus ojos cerrados le hacían mas grata la experiencia. Aragorn le levantó el sedoso cabello haciéndole a un lado con cuidado, era realmente delicioso tener a Legolas entre sus brazos, y la vista de su espalda, con Isilme bañándole, le hacia mucho mas deseable.
Sus besos fueron cortos y repetitivos, sus manos repasaban el pecho del elfo, apretándole y subiendo y bajando a la vez, aun no se atrevía tocarle mas íntimamente ya que él mismo disfrutaba del contacto de su ser contra la espalda baja del elfo.
- Te amo – susurró a su oído
Un gemido de placer salió de labios del elfo mientras su mano derecha se perdía entre los cabellos negros atrayendo más su boca mortal hacia él.
- ¿Me amas? – preguntó el elfo sin mirarle, parecía disfrutar de las caricias que se le brindaban, pues no había abierto los ojos y una sonrisa estaba en su rostro.
- Si, te amo… profundamente
Aragorn no sabía como esas palabras salían tan fáciles de la boca, no sabía como había llegado allí, pero disfrutaba esa noche con su amado, no reconocía el lugar pero no le importaba, la tibia noche con el amor de su vida en brazos, era lo único que pedía en ese momento.
Pero siempre pasaba algo cuando estaban juntos, pero ¿Qué podría pasar esa noche si estaban los dos instalados en una cómoda cama, encerrados desnudos en un cuarto confesando su mutuo amor?
- Legolas… - dijo Aragorn apretándole más fuerte, besando su cuello y bajando lentamente por su hombro derecho.
- ¿Si?
- ¿Tú me amas?
Vio como el elfo bajo la cabeza, tomo las manos que le apresaban en la cintura y las abrió lentamente para girar un poco y quedar frente a frente
Elessar le miro con ansias por saber la respuesta, tenía que escucharlo, tenía que estar seguro.
- ¿Me amas Legolas? – volvió a preguntar tratando de vislumbrar entre la penumbra los ojos azules de su elfo.
- ¿Por qué no viniste por mí? – dijo Legolas sin levantar la cabeza, sin mirarle
- ¡Legolas aquí estoy! –exclamó Aragorn perturbado
- ¿Por qué me abandonaste?
- Pero no ves, amor mío, ¿Qué estoy a tu lado?
- Tú no me amas, Aragorn… tus palabras no son ciertas…
- ¡No digas eso Legolas, estoy aquí, TE AMO! ¿Lo has entendido?
Y Legolas se zafo de su abrazo, y él trató de detenerlo, pero fue demasiado rápido, el elfo se envolvió en una manta oscura que había al pie de la cama y desapareció de su vista.
Aragorn se levantó con la frente inundada en sudor, todo había sido un sueño pero eso su corazón no lo comprendía, le latía furioso. ¿Cómo había podido dar esa respuesta al consejo de ancianos del Bosque Negro? ¿Cómo era posible que dejara de lado su corazón, cuando habían pasado por muchas cosas para llegar hasta esa absoluta verdad?
¿Pero habría manera de que Legolas pudiera renunciar a su trono por él? ¿Lo había hecho el mismo en tiempos pasados? No, no lo había hecho, prefirió seguir con su destino y casarse con Arwen, a quien quería y amaba en cierto modo, pero no tan completamente como aquél valiente elfo que le acompañó durante la guerra contra las fuerzas de Sauron.
Ahora temía que Legolas le estuviera pagando con la misma moneda, ahora le tocaba a él sufrir, puesto que su amado tenía que cumplir con el mandato de su hermano fallecido. ¿Y resistiría tal suplicio? No lo sabía aun, pero tenía alguien por quien vivir, por su hijo Eldarion, pero aun así, el dolor que aun no comenzaba, era mucho en ese momento.
Aragorn no se movió de su lugar, y a pesar de faltar cuatro horas para el amanecer no pudo dormir, tantas preguntas en su mente, tanto que deseaba hacer y no sabía como.
Era claro que Legolas sería encontrado inocente después del pergamino que envió aclarando lo sucedido, después de eso, su matrimonio con Nariel sería lo más lógico, él sería invitado, y como amigo, y recientemente salvador del futuro rey de Mirkwood, debía atestiguar el enlace. ¿Tendría el valor para asistir? ¿Resistiría lo mismo que el elfo padeció hacia ya mas de una década?
Pero era lo mejor para ambos, Legolas se casaría con Nariel, como estaba dispuesto desde el principio, y algo habría entre ellos dos, ya que el elfo no le había mencionado nada al respecto durante su reencuentro, y para que Legolas no le mencionara a Nariel, era por que algo temía.
Entonces todo estaba arreglado tal y como debía de ser, Legolas con Nariel tendrían el heredero que tanto se necesitaba para que Legolas pudiera gobernar, junto a su esposa y sobre todo junto a sus hermanos, ya que con la muerte del príncipe heredero, mucho necesitaría su familia el apoyo de él.
¡Ah! Como extrañaba los consejos que Gandalf pudiera brindarle en esos momentos, pero nunca confió al Istari más que asuntos del reino y su destino, y Legolas no figuraba entonces en sus pláticas, ¿Qué pensaría el viejo mago acerca de sus sentimientos reprimidos?
- "No hay mas que decir" – pensaba Aragorn al despuntar el alba – "Él debe cumplir con su destino, y yo no soy nadie para separarle de su familia, de su hogar, de ella, si es que el así lo desea, una vez le propuse venir a mi reino, y se negó, nada puedo hacer yo que este en mi poder fuera de aquí, nada puede él conseguir sin un heredero de su sangre, sin ese matrimonio…"
Y pensando esto el rey tomó su bata, decidido a olvidar a ese elfo para siempre, a desearle la mayor buenaventura en su matrimonio, a ocuparse de su hijo y de su reino, olvidando su real corazón en el camino.
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Legolas había escuchado la decisión del consejo boquiabierto, nunca se figuro que la respuesta hubiera llegado tan deprisa y con tal respuesta. El consejo le había absuelto sin muchas complicaciones y hasta Ilgaenor le había dado una palmada en la espalda antes de salir y pasar al lado de su asiento. Las recientes noticias que escuchó le dejaron sin habla. No pudo protestar o defenderse ya que con la primera que obtuvo no supo más que decir.
Aragorn había enviado la siguiente misiva al consejo, y era bastante explicito para él la intención del mortal.
Honorable consejo de mayores del Reino del Bosque Negro:
Anexo a esta misiva, encontraran los detalles referentes al lugar que mi persona ocupó para que se llevara a cabo el castigo a Dommo, asesino confeso del príncipe Gladel, que fue condenado por mi propia mano y en defensa del príncipe Legolas Thranduillion.
Asumo cualquier responsabilidad en la impartición de justicia hacia el regicida, desde que en un principio le encontré culpable, y condene en ese mismo instante.
En pocas palabras, yo, Elessar Telcontar, rey y soberano de Gondor, atestiguó bajo palabra, de que Legolas Thranduillion, príncipe del Bosque Negro, es inocente de toda causa que llevara a la muerte al príncipe heredero Gladel, y que fue por mi propia mano, que el verdadero asesino llamado Dommo, murió de forma rápida bajo el ataque de mis flechas. Atestiguando esto, entre otras honorables personas, el mismo capitán de guardias de Lorien, Haldir elfo Galadrim, para quien se puede referir en caso de ser necesario.
Por lo tanto, y no teniendo más que agregar en el asunto en cuestión, no encuentro inconveniente alguno para que el enlace real sea efectuado. Manifestando mis felicitaciones a la feliz pareja.
Con el más grande deseo por un feliz reinado, me despido expresándole mis respetos al gran reino del Bosque Negro.
Elessar Telcontar,
Soberano rey de Gondor
Entonces Aragorn no le amaba, era lo mas lógico. Allí le daba la total libertad en lo correspondiente a su corazón, pero no lo podía creer, no lo quería creer. ¿Por qué ese cambio? ¿Por qué si ambos se profesaron amor en su reencuentro? Nunca lo habría creído, Aragorn le dejaba sin decir una sola palabra, simplemente le daba su bendición y así se despedía de él.
Entonces, ¿para lo único que lo había buscado, lo único que el rey de Gondor quería era un poco de aventura y juegos eróticos? Nunca le amo verdaderamente y al ver que su no pudo realizar su cometido después de tantos intentos, ¿desistió y le dejo en paz? ¿Y su corazón? ¿Quién iba a remendar ahora su corazón ya que se encontraba destrozado y profundamente herido?
Y lo que mas le presionaba, era que la boda había sido señalada para dentro de dos meses, Nariel se lo había sugerido así a Ilgaenor, y él al no obtener negativa del príncipe en ese momento, lo dio por hecho.
¿Por qué su corazón se congeló al escuchar las palabras que Aragorn enviaba como respuesta? ¿Por qué no pude decir nada en contra de su matrimonio cuando por dentro se le fundía el alma en gran dolor y tormento? Ahora tendría que casarse, ya estaba decidido por él, él que estaba dispuesto a hablar con el consejo, a dejar escuchar su verdad, a oponerse a esas antiguas leyes que injustamente aun se aplicaban, ¿Por qué? ¿Por él? ¿Él que ahora le abandonaba a su triste destino?
"Él, no me quiere, nunca me quiso, tan sólo era un juego, tan sólo me buscaba para su diversión, su corazón siempre le perteneció a Arwen… Por que si no, ¿Por qué otra razón casarse con ella? Siempre la amo, y me alegro por que ella se lo merecía, todo el amor, que yo… que yo nunca pude ofrecerle, un hijo que yo…nunca podría darle…Ellos siempre se tuvieron el uno al otro y yo nunca pude figurar en su corazón… ¿Cómo pude ser tan tonto para creer que un hombre tan fuerte y gallardo destinado a ser un rey, se pudiera enamorar de mi? ¿Cómo pude creer que me amaba, si con estas simples palabras, me ha roto el corazón en mil pedazos?. Pero sus besos, sus caricias, sus palabras tan ciertas y profundas… No, no me amaba y lo único que deseaba era mi cuerpo, aburrido el rey quería jugar un rato con un elfo, con un estúpido elfo que le recibiría con los brazos abiertos pues siempre estuvo enamorado de él…Con un elfo cualquiera que estuvo a punto de entregarse por completo satisfaciendo sus caprichos… para después botarle… Y no habiendo logrado nada… Aragorn nunca me quiso, y yo soy un estúpido al declararle mi amor…"
El deber se tenía que cumplir, ya no podía hablar con Ilgaenor acerca de sus sueños, de perseguirlos, si ya no había a donde ir. Ya no podía acudir a su amor, por que ese amor nunca existió.
"Y yo que iba a dejar a m familia, mi hogar, mi trono, abdicar al puesto que por desgracia me dejo mi hermano, ¡yo que iba a ir tras él, contra todo y todos…! ¡Qué ridículo y patético sería el encontrarme con las puertas cerradas del palacio de Gondor! ¡Qué penoso sería que me señalaran como el nuevo juguete del rey, con quien pasa las noches sin un ápice de amor…! Por que si él me hubiera amado… si él me hubiera amado como le amo yo a él… Todo lo haría, todo lo soportaría por él…"
Así que Legolas, resignado con su suerte, haciendo un bulto con el pergamino, le tiro a un lado del trono que le esperaría con impaciencia el día de la boda. Ahora ya no había mas dudas, Legolas se casaría con Nariel puesto que Aragorn le abandonaba.
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¡Gracias por sus reviews J!
LG – Sigue pronto con tus dos magníficas historias.
Akhasa – Gracias por permitirme conocerte, y por leerme además ¡Yo quiero mas AraLego por favor!
Carmenchu – Me debes mi fic con Haldir (cambie de parecer :-P) , y sigue con "El señor de los calzoncillos" por favor jejejejeje…
Minadriel – Espero y ya te encuentres mejor querida niña y te guste el capitulo.^_^
Lanthir - Gracias por leerme y espero pronto y actualices
Velia – ¿Qué ha pasado con mi Ru/Hana? ¡Actualiza pronto!
Y todas las demás que también pasen por aquí se les agradece su lectura y más si dejan un review por aquí. No olviden a Darkkie.
