CAPÍTULO 4: DESPEDIDAS.
Tres días.
Tan sólo tres días le tomó digerir aquel golpe fatal recibido en el despacho. Jamás había pensado que tanto lo podría haber afectado su rechazo. Ahora sabía que lo había convertido en lo que él había sido alguna vez y eso era imperdonable. Tres días sin verlo o escuchar su voz habían sido suficientes para armarse otra vez contra su frialdad. Pero no habían sanado las heridas que se habían abierto en su corazón. Ni tampoco habían hecho su vida más llevadera. Solamente la alegría reflejada en el rostro de Ryan al jugar o al reírse por alguna mueca, lo hacía sentirse bien.
Estaba en el jardín, tirado sobre el césped con Ryan corriendo a su alrededor, cuando recibió un llamada telefónica del arquitecto diciendo que en un par de días más el departamento estaría listo. Aquello lo puso a pensar en que su tiempo en ese lugar se agotaba, al igual que sus oportunidades. Era algo suicida y masoquista querer seguir con el plan de destruir su muro de hielo, pero lo amaba con toda el alma, con todo su ser. Unas pisadas suaves sobre la madera le alertaron de la presencia de alguien y su corazón dio un vuelco al ver que era Kiminobu llegando de las consultas. No pudo contener a Ryan que se escapó de sus brazos y salió corriendo para abrazarse al joven doctor. Kiminobu lo observó durante un momento y luego decidió alzarlo en sus brazos.
-Nos vamos Kimy.-susurró Ryan en su oído y luego puso cara triste.- Shashi dice que nos vamos.-
- De verdad?...vaya si solo estuviste unos días aquí...- le contestó mientras se dirigía a la cocina escuchando los sordos pasos de Hisashi a su espalda.- Me gustaría que te quedaras más tiempo....pero eso tiene que decidirlo Hisashi...-
- Nos iremos pasado mañana.- declaró el escritor luego de arrebatarle a Ryan de sus brazos.- ya hemos abusado de tu hospitalidad..-agregó algo cortante.
- De verdad?....no me pareció así..-dijo mirando a Hisashi brevemente, para luego encaminarse a la cocina.- hoy es la noche libre de la señora Tanaka...así que tendrán que soportar mi comida..- se volvió un momento para llamar a Ryan.- ven Ryan, tienes que ayudarme un poco.-
Ryan miró al escritor como pidiendo permiso y este lo dejó en el suelo para que vaya con Kiminobu a la cocina; no quería alejarlo de él ni provocar ambigüedades en el niño. Con el corazón en la garganta observó cómo se alejaban de la mano, se parecían tanto y Kiminobu sería un excelente padre, pero el abismo entre él y Kimy era demasiado grande, tal vez algún día él se diera cuenta cuanto podía ganar si se dejaba llevar por sus sentimientos...lo único que esperaba que no lo hiciera demasiado tarde. Si tan sólo el destino los ayudara un poco....
~º~º~º~º~º~º~º~º~º~º~º~º~º~
Mientras lavaba los trastos sucios luego de la copiosa cena, Kiminobu no pudo evitar pensar en que Ryan sería un buen hijo....a él le encantaban los niños y sabía que sería imposible casarse para tenerlos. El hecho de tener a Ryan en su casa por unos días, escuchar sus risas, sus pisadas, sobrellevar los berrinches a la hora de la comida le habían hecho sentir una calidez en su pecho que no había sentido desde hacía mucho tiempo. Todo sentimiento había abandonado su ser hacía mucho tiempo, a causa de la muerte de su padre, pero aquello había comenzado luego del rechazo de Hisashi...ese idiota...si supiera cuanto lo había amado...si supiera que había destruido su corazón...un corazón que de a poco estaba siendo reconstruido y en el que Ryan había puesto, sin darse cuenta, la piedra fundamental. No obstante, aún era demasiado frágil.
Un ruido detrás suyo llamó la atención y vio a Hisashi calentado en la cocina la mamadera de Ryan. Con su mirada recorrió el atlético cuerpo del escritor y no pudo evitar preguntarse si había vivido todo aquello que escribía en sus libros. Una maldición en voz baja lo volvió a la realidad. Hisashi se había quemado con el fuego de la cocina y rápidamente ponía la mano bajo un fuerte chorro de agua fría mojando las manos de Kiminobu, quien había terminado de lavar todo dejando los trastos enjuagados en un escurridor. Sin poderlo evitar, Kiminobu toma la mano de Hisashi para observar el área quemada, que poco a poco se ponía colorada y comenzaba a ampollarse.
- Baka.-murmuró mientras tomaba un repasador limpio y le secaba la mano con cuidado. Luego desapareció un momento y al volver, Hisashi vio que traía consigo unas vendas y una pomada.
El doctor lo hizo apoyarse en la mesa de la cocina mientras con cuidado esparcía la crema cicatrizante sobre el área quemada, para después vendarlo con cuidado y prolijidad. Un gemido ronco lo hizo mirarlo y en esa inmensidad azul como el mar leyó algo más que dolor momentáneo, leyó aquello que anheló aquel día en que se había declarado y que le había sido negado. Y sintió miedo, miedo de que no fuera real, de que fuera un reflejo de su mente, que lo torturaba con lo imposible. Y tampoco pudo controlar lo que siguió.
Lentamente se fue acercando a Hisashi, quien cerró sus ojos esperando un beso castigador igual al de la última vez, y con una suavidad que no parecía pertenecerle, tomó esa boca perfecta en un beso tierno. Recorrió primero los labios perfectos con su lengua, para luego introducirse suavemente en el momento exacto que Hisashi gemía de placer. Y se perdió. En el sabor de esa boca, en la textura de su lengua, en esa calidez que necesitaba volver a sentir. Sintió las manos de Hisashi recorrer su pecho y posarse en sus hombros para luego dirigirse a su cabello, para masajearlo y tirar de él cuando un gemido se escapó de sus labios.
-Ahhhhh.....amor.- gimió Hisashi perdido en el beso.
Pero Kiminobu sintió como su control volvía a tomar de sí. Con cierta rudeza, se separó de Hisashi y retrocedió unos pasos.
- ¿Qué pasa?.- preguntó el escritor, no entendía porque había cortado el beso de esa manera, sin embargo al ver su mirada entendió que el frío había vuelto.
- Esto no tendría que haber sucedido.- contestó mientras se alejaba rumbo a la puerta, pero su paso fue obstaculizado por Hisashi.
-Sucedió y qué?¿Acaso fue una debilidad?.-preguntó algo enojado.
- ¿Debilidad? No. Tal vez fue inconsciencia, irracionalidad, llámalo como quieras...tu habilidad como escritor puede encontrar un adjetivo mejor.- contestó apartándolo de la salida, pero fue apresado por la mano de Hisashi que se atenazó en su brazo.-Suéltame, Mitsui.-su mirada de piedra se encontró con la de mar azul.
- ¿Tienes miedo?¿A que le temes?¿Por qué huyes?...sabes perfectamente que ya no soy ese jovencito prejuicioso que alguna vez fui, que tiempo atrás se condenó a vivir en un infierno cuando rechazó lo que más amaba. Soy un hombre que logró forjar una buena vida, a pesar de haber sido un buitre de la noche, a pesar de que por un tiempo dejó de ser un ser humano. Soy un hombre que logró salir del egoísmo, de la frialdad, del miedo.- sabía que se arriesgaba, pero iba a quemar todas sus naves de una, lo haría por él, por su amor. Había callado demasiado tiempo.- Sé que cometí errores imperdonables, no soy perfecto ni pretendo serlo, pero sé que ya no tengo miedo. He aceptado como soy. Y he aceptado que es lo que quiero. Y te quiero a ti, Kiminobu Kogure....te amo....más de lo que creí posible, me tomó siete años darme cuenta que lo que buscaba en otros estaba en ti...creo que siempre te amé pero tenía tanto miedo al principio...demasiado....sin embargo cuando vi como te alejabas de mí aquel día...no puedo describirte lo que sentí en ese momento....fue como si parte de mi se rompiera para siempre....pero ahora me siento tan completo....y al llegar aquí y verte....te amo Kimy..con todo mi corazón.....- El silencio era atronador hasta que segundos después lo interrumpió Kiminobu, de manera cruel y desagradable.
- ¿Sabes?....podría aplaudir tu magnífico y emotivo discurso pero me estas apretando un brazo.- el sarcasmo paralizó a Hisashi y ,helado, soltó lentamente el brazo del doctor.- Gracias....ahora si.-aplaudió un poco y luego lo miró con un gesto burlón.- ¿Piensas que voy a creerte?..por favor Mitsui...no nací ayer...pudiste ahorrarte tus palabras desde un principio...lo que sentí por ti alguna vez ya se ha ido de mí...y no volverá....no importa cuantas veces me digas que me amas...no servirá...soy lo que tú siempre deseaste que fuera y sí, tal vez soy lo que dejaste de ser...no importa....pero ¿miedo?...no tengo miedo a nada....ni siquiera a la muerte.- cada palabra era una herida más en el maltratado corazón de Hisashi.-...así que puedes tomar tu tierno discurso y recitárselo a otro...quizás tengas mejor suerte la próxima. Buenas noches, Mitsui.- hizo una pequeña reverencia y se retiró de la cocina.
Lágrimas calientes comenzaron a fluir de sus ojos anegados. No podía creer lo que había vivido, no podía dejar de pensar que cada palabra hiriente que había salido de los labios de Kiminobu. Cayó de rodillas en el suelo y se tapó la boca mientras todo salía a borbotones de su ser. Sus apagados sollozos se escuchaban por toda la cocina, en tanto se aferraba a su corazón que se estaba rompiendo en mil pedazos. Jamás había esperado tanta frialdad, tanto desprecio.......parecía más una pesadilla.....un capítulo de sus libros....parecía irrealidad absoluta. Y en ese instante supo que no soportaría verlo al otro día. No soportaría su presencia. Tenía que irse...tenía que salir de ese infierno.
Minutos después salía de la propiedad en su auto, llevándose a Ryan dormido en su asientito y dejando una carta para la señora Tanaka:
Estimada amiga:
Espero que sepas perdonar mi repentina partida, y pido perdón por todas las molestias que pude ocasionarte. Te preguntarás sin duda el porqué, y la verdad es que he descubierto que un error en mi pasado se ha convertido en una pesadilla sin fin. Y no puedo quedarme para seguir sufriendo, no creas que no he intentado enmendar mi error pero en mi intento por arreglar la situación he descubierto que no puedo hacer nada. He llegado tarde.
Por eso he decidido irme a mi departamento, sé que no está listo, faltan un par de días para ello. No obstante Ryan y yo estaremos bien en un hotel...sin duda extrañaré tus comidas y tu ayuda pero necesito estar solo un tiempo. Ojalá puedas entender y sepas disculparme.
Sinceramente
Hisashi.
Tres días.
Tan sólo tres días le tomó digerir aquel golpe fatal recibido en el despacho. Jamás había pensado que tanto lo podría haber afectado su rechazo. Ahora sabía que lo había convertido en lo que él había sido alguna vez y eso era imperdonable. Tres días sin verlo o escuchar su voz habían sido suficientes para armarse otra vez contra su frialdad. Pero no habían sanado las heridas que se habían abierto en su corazón. Ni tampoco habían hecho su vida más llevadera. Solamente la alegría reflejada en el rostro de Ryan al jugar o al reírse por alguna mueca, lo hacía sentirse bien.
Estaba en el jardín, tirado sobre el césped con Ryan corriendo a su alrededor, cuando recibió un llamada telefónica del arquitecto diciendo que en un par de días más el departamento estaría listo. Aquello lo puso a pensar en que su tiempo en ese lugar se agotaba, al igual que sus oportunidades. Era algo suicida y masoquista querer seguir con el plan de destruir su muro de hielo, pero lo amaba con toda el alma, con todo su ser. Unas pisadas suaves sobre la madera le alertaron de la presencia de alguien y su corazón dio un vuelco al ver que era Kiminobu llegando de las consultas. No pudo contener a Ryan que se escapó de sus brazos y salió corriendo para abrazarse al joven doctor. Kiminobu lo observó durante un momento y luego decidió alzarlo en sus brazos.
-Nos vamos Kimy.-susurró Ryan en su oído y luego puso cara triste.- Shashi dice que nos vamos.-
- De verdad?...vaya si solo estuviste unos días aquí...- le contestó mientras se dirigía a la cocina escuchando los sordos pasos de Hisashi a su espalda.- Me gustaría que te quedaras más tiempo....pero eso tiene que decidirlo Hisashi...-
- Nos iremos pasado mañana.- declaró el escritor luego de arrebatarle a Ryan de sus brazos.- ya hemos abusado de tu hospitalidad..-agregó algo cortante.
- De verdad?....no me pareció así..-dijo mirando a Hisashi brevemente, para luego encaminarse a la cocina.- hoy es la noche libre de la señora Tanaka...así que tendrán que soportar mi comida..- se volvió un momento para llamar a Ryan.- ven Ryan, tienes que ayudarme un poco.-
Ryan miró al escritor como pidiendo permiso y este lo dejó en el suelo para que vaya con Kiminobu a la cocina; no quería alejarlo de él ni provocar ambigüedades en el niño. Con el corazón en la garganta observó cómo se alejaban de la mano, se parecían tanto y Kiminobu sería un excelente padre, pero el abismo entre él y Kimy era demasiado grande, tal vez algún día él se diera cuenta cuanto podía ganar si se dejaba llevar por sus sentimientos...lo único que esperaba que no lo hiciera demasiado tarde. Si tan sólo el destino los ayudara un poco....
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Mientras lavaba los trastos sucios luego de la copiosa cena, Kiminobu no pudo evitar pensar en que Ryan sería un buen hijo....a él le encantaban los niños y sabía que sería imposible casarse para tenerlos. El hecho de tener a Ryan en su casa por unos días, escuchar sus risas, sus pisadas, sobrellevar los berrinches a la hora de la comida le habían hecho sentir una calidez en su pecho que no había sentido desde hacía mucho tiempo. Todo sentimiento había abandonado su ser hacía mucho tiempo, a causa de la muerte de su padre, pero aquello había comenzado luego del rechazo de Hisashi...ese idiota...si supiera cuanto lo había amado...si supiera que había destruido su corazón...un corazón que de a poco estaba siendo reconstruido y en el que Ryan había puesto, sin darse cuenta, la piedra fundamental. No obstante, aún era demasiado frágil.
Un ruido detrás suyo llamó la atención y vio a Hisashi calentado en la cocina la mamadera de Ryan. Con su mirada recorrió el atlético cuerpo del escritor y no pudo evitar preguntarse si había vivido todo aquello que escribía en sus libros. Una maldición en voz baja lo volvió a la realidad. Hisashi se había quemado con el fuego de la cocina y rápidamente ponía la mano bajo un fuerte chorro de agua fría mojando las manos de Kiminobu, quien había terminado de lavar todo dejando los trastos enjuagados en un escurridor. Sin poderlo evitar, Kiminobu toma la mano de Hisashi para observar el área quemada, que poco a poco se ponía colorada y comenzaba a ampollarse.
- Baka.-murmuró mientras tomaba un repasador limpio y le secaba la mano con cuidado. Luego desapareció un momento y al volver, Hisashi vio que traía consigo unas vendas y una pomada.
El doctor lo hizo apoyarse en la mesa de la cocina mientras con cuidado esparcía la crema cicatrizante sobre el área quemada, para después vendarlo con cuidado y prolijidad. Un gemido ronco lo hizo mirarlo y en esa inmensidad azul como el mar leyó algo más que dolor momentáneo, leyó aquello que anheló aquel día en que se había declarado y que le había sido negado. Y sintió miedo, miedo de que no fuera real, de que fuera un reflejo de su mente, que lo torturaba con lo imposible. Y tampoco pudo controlar lo que siguió.
Lentamente se fue acercando a Hisashi, quien cerró sus ojos esperando un beso castigador igual al de la última vez, y con una suavidad que no parecía pertenecerle, tomó esa boca perfecta en un beso tierno. Recorrió primero los labios perfectos con su lengua, para luego introducirse suavemente en el momento exacto que Hisashi gemía de placer. Y se perdió. En el sabor de esa boca, en la textura de su lengua, en esa calidez que necesitaba volver a sentir. Sintió las manos de Hisashi recorrer su pecho y posarse en sus hombros para luego dirigirse a su cabello, para masajearlo y tirar de él cuando un gemido se escapó de sus labios.
-Ahhhhh.....amor.- gimió Hisashi perdido en el beso.
Pero Kiminobu sintió como su control volvía a tomar de sí. Con cierta rudeza, se separó de Hisashi y retrocedió unos pasos.
- ¿Qué pasa?.- preguntó el escritor, no entendía porque había cortado el beso de esa manera, sin embargo al ver su mirada entendió que el frío había vuelto.
- Esto no tendría que haber sucedido.- contestó mientras se alejaba rumbo a la puerta, pero su paso fue obstaculizado por Hisashi.
-Sucedió y qué?¿Acaso fue una debilidad?.-preguntó algo enojado.
- ¿Debilidad? No. Tal vez fue inconsciencia, irracionalidad, llámalo como quieras...tu habilidad como escritor puede encontrar un adjetivo mejor.- contestó apartándolo de la salida, pero fue apresado por la mano de Hisashi que se atenazó en su brazo.-Suéltame, Mitsui.-su mirada de piedra se encontró con la de mar azul.
- ¿Tienes miedo?¿A que le temes?¿Por qué huyes?...sabes perfectamente que ya no soy ese jovencito prejuicioso que alguna vez fui, que tiempo atrás se condenó a vivir en un infierno cuando rechazó lo que más amaba. Soy un hombre que logró forjar una buena vida, a pesar de haber sido un buitre de la noche, a pesar de que por un tiempo dejó de ser un ser humano. Soy un hombre que logró salir del egoísmo, de la frialdad, del miedo.- sabía que se arriesgaba, pero iba a quemar todas sus naves de una, lo haría por él, por su amor. Había callado demasiado tiempo.- Sé que cometí errores imperdonables, no soy perfecto ni pretendo serlo, pero sé que ya no tengo miedo. He aceptado como soy. Y he aceptado que es lo que quiero. Y te quiero a ti, Kiminobu Kogure....te amo....más de lo que creí posible, me tomó siete años darme cuenta que lo que buscaba en otros estaba en ti...creo que siempre te amé pero tenía tanto miedo al principio...demasiado....sin embargo cuando vi como te alejabas de mí aquel día...no puedo describirte lo que sentí en ese momento....fue como si parte de mi se rompiera para siempre....pero ahora me siento tan completo....y al llegar aquí y verte....te amo Kimy..con todo mi corazón.....- El silencio era atronador hasta que segundos después lo interrumpió Kiminobu, de manera cruel y desagradable.
- ¿Sabes?....podría aplaudir tu magnífico y emotivo discurso pero me estas apretando un brazo.- el sarcasmo paralizó a Hisashi y ,helado, soltó lentamente el brazo del doctor.- Gracias....ahora si.-aplaudió un poco y luego lo miró con un gesto burlón.- ¿Piensas que voy a creerte?..por favor Mitsui...no nací ayer...pudiste ahorrarte tus palabras desde un principio...lo que sentí por ti alguna vez ya se ha ido de mí...y no volverá....no importa cuantas veces me digas que me amas...no servirá...soy lo que tú siempre deseaste que fuera y sí, tal vez soy lo que dejaste de ser...no importa....pero ¿miedo?...no tengo miedo a nada....ni siquiera a la muerte.- cada palabra era una herida más en el maltratado corazón de Hisashi.-...así que puedes tomar tu tierno discurso y recitárselo a otro...quizás tengas mejor suerte la próxima. Buenas noches, Mitsui.- hizo una pequeña reverencia y se retiró de la cocina.
Lágrimas calientes comenzaron a fluir de sus ojos anegados. No podía creer lo que había vivido, no podía dejar de pensar que cada palabra hiriente que había salido de los labios de Kiminobu. Cayó de rodillas en el suelo y se tapó la boca mientras todo salía a borbotones de su ser. Sus apagados sollozos se escuchaban por toda la cocina, en tanto se aferraba a su corazón que se estaba rompiendo en mil pedazos. Jamás había esperado tanta frialdad, tanto desprecio.......parecía más una pesadilla.....un capítulo de sus libros....parecía irrealidad absoluta. Y en ese instante supo que no soportaría verlo al otro día. No soportaría su presencia. Tenía que irse...tenía que salir de ese infierno.
Minutos después salía de la propiedad en su auto, llevándose a Ryan dormido en su asientito y dejando una carta para la señora Tanaka:
Estimada amiga:
Espero que sepas perdonar mi repentina partida, y pido perdón por todas las molestias que pude ocasionarte. Te preguntarás sin duda el porqué, y la verdad es que he descubierto que un error en mi pasado se ha convertido en una pesadilla sin fin. Y no puedo quedarme para seguir sufriendo, no creas que no he intentado enmendar mi error pero en mi intento por arreglar la situación he descubierto que no puedo hacer nada. He llegado tarde.
Por eso he decidido irme a mi departamento, sé que no está listo, faltan un par de días para ello. No obstante Ryan y yo estaremos bien en un hotel...sin duda extrañaré tus comidas y tu ayuda pero necesito estar solo un tiempo. Ojalá puedas entender y sepas disculparme.
Sinceramente
Hisashi.
