CAPITULO 5: DESTINO.

Debajo de la cascada de agua tibia, Kiminobu siempre dejaba de pensar en sus pacientes y en sus enfermedades, solamente pensaba en su vida. Pero esta vez sus pensamientos estaban con Hiro, el niño que ahora se había convertido en ángel. Había llegado a sus manos luego de sufrir un accidente. Y como estaba en la guardia de emergencia, le había tocado atenderlo. Hizo de todo para mejorarlo, peleo una y otra vez con la muerte que amenazaba con llevárselo y perdió. Impotente, vio cómo esa pequeña vida se escapaba de sus manos y se convertía en luz. Cinco años. Aquel niño tenía tan solo cinco años. Y se había ido para siempre.

Sus padres lo habían estado esperando y al verlo caminar hacia ellos de manera rígida, supieron en ese instante que su hijo no había logrado sobrevivir. Kogure habló con ellos de manera fría y precisa, intercalando unas palabras de consuelo. Pero lo que lo hizo despertar de su eterno invierno fue darse cuenta de que él también necesitaba palabras de consuelo. Necesitaba que alguien le dijera que todo estaba bien. Necesitaba que alguien le dijera que lo amaba y que estaría siempre con él.

La muerte del pequeño le había mostrado que era un ser humano, que sentía tristeza y dolor, angustia y pena...y que también podía sentir amor y que si ponía todo su esfuerzo podría llegar a amar a alguien. Inevitablemente una persona ocupó todos sus pensamientos. Una persona que le había dicho que lo amaba. Una persona a la que había lastimado para no sufrir otra vez, sin darse cuenta que de esa manera se volvía a morir otra vez.

Hisashi. Se frotó con cuidado el tatuaje que tenía en su brazo, sintiendo cómo su pecho se llenaba de dolor. Hacía un poco más de una semana que Hisashi y Ryan habían salido de su vida. Pero esta vez dolía más, como nunca. Maldijo una y otra vez su estúpido control, su frialdad, su propia estupidez al creerse Dios, al pensar que era superior y que podía controlar todo. Ahora lo único que le quedaba eran dos opciones: o vivir con esa agonía o terminar con ella. La verdad era que ya estaba algo acostumbrado a vivir con ella, pero no podía seguir manteniendo esa fachada. Estaba cansado. Demasiado cansado. Quizás había llegado la hora de terminar pero no lo podía hacer solo, necesitaba la ayuda de alguien más.

Y por primera vez en mucho tiempo...sus lágrimas calientes se mezclaron con la lluvia de la ducha....

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Promediaba la media tarde y sus dedos volaban sobre el teclado con una rapidez inusitada en él. Se asemejaba a un pianista ejecutando su mejor pieza. Sus dedos largos golpeaban el teclado cómo si fuera la última vez que escribiera algo. Hisashi interrumpió un minuto su tipeo, se relajó contra la silla, se estiró un poco y segundos después comenzó a tipear otra vez. Lo hacía con algo de furia y, en cierta medida, era una especie de catarsis sacarse tantas cosas de adentro. Era como una especie de terapia para él. Era el único momento en el que los recuerdos de Kiminobu no lo perseguían.

Una semana. Hacía una semana que tenía el corazón roto. Sí, gracias a Ryan había recuperado su corazón pero gracias a Kiminobu ahora estaba roto. Ahora podía entender completamente lo que lo había llevado a cambiar, podía experimentar su dolor, su angustia, su decepción. No obstante si no tuviera a Ryan, no sabría cómo sobrellevarlo. Kiminobu no había tenido a nadie, sólo a su madre, pero ella había estado sumida en el dolor de su pérdida y a veces ese dolor es tan grande que lo demás deja de importar, sólo importa uno y su dolor. E Hisashi entendía eso y más.

Media hora más tarde Hisashi dejó de tipear y guardó todo para luego cerrar su laptop. Se reclinó contra su asiento y cerró sus ojos un minuto, para que los recuerdos de Kiminobu lo invadieran irremediablemente. Aún podía sentir su presencia, la suavidad de su cabello, la tersura de sus labios, la fortaleza de su cuerpo. Su voz de barítono. Su rostro reflejando un quemante deseo. El aroma de su colonia. Respiró profundamente y luego dejó salir el aire con lentitud dolorosa. Le dolía tanto!!....era algo irónico, pues le recordaba una línea de uno de sus libros..." entonces él le sonrió al dolor y cerró sus ojos para seguir viviendo..".

El sonido del timbre lo sacó de sus torturantes pensamientos, devolviéndolo a la cruda realidad. Salió de su despacho con rapidez. Ryan no estaba en casa. La señora Tanaka se lo había llevado a un acuario nuevo en la ciudad. En un principio Hisashi había sentido un poco de reticencia, Ryan era un niño un poco difícil de controlar a veces, no obstante se llevaba bien con la señora Tanaka y a él le vendría bien un poco de tiempo a solas. Hacía mucho tiempo que no estaba solo y ahora, sin Ryan, se sentía cómo si le faltara algo. El timbre fue insistente, por lo que se apresuró y antes de abrir, miró por la mirilla. Pero no vio nada. Abrió unos centímetros la puerta y su mirada azul se posó en otra. En una mirada cálida color chocolate.

-¿ Puedo pasar?.- preguntó el portador de esa mirada. Hisashi titubeó un instante y luego lo dejó pasar.

Kiminobu pasó al living y se dirigió a los grandes ventanales que dominaban la habitación, en tanto Hisashi bebía de su imagen como un hombre sediento de belleza. Su cabello castaño estaba algo revuelto y traje negro lo hacía más lejano. Sólo el gris de su camisa rompía con la monotonía de su conjunto. Estaba devastador. Estaba distinto. Había algo en él....era como si reluciera, parecía que estuviera iluminado desde su interior.

-¿Puedo ayudarte en algo?- preguntó Hisashi por cortesía y nada más.

Kiminobu se volteó para mirarlo y su respiración se cortó igual que el primer día que lo conoció...hacía más de siete años atrás. Con su vista se regocijó en cada detalle de su apariencia. Su cabello despeinado, al igual que el suyo; su remera negra y sus jeans azules algo rotos en las rodillas. Estaba descalzo y era la imagen del hombre perfecto. Pero estaba ojeroso y algo pálido, como si hubiera estado enfermo. Se asemejaba a una flor marchita. Kogure sonrió un poco. Él cambiaría eso personalmente.

- Oh...si...sí que puedes ayudarme en algo.....- respondió ladeando su cabeza.

- Si buscas a Ryan, él no está aquí, la señ-...-

- Ya lo sé.- le interrumpió mientras se acercaba con un paso decidido hasta pararse a medio metro de Hisashi, quien empezó a respirar erráticamente sin notarlo.- está con la señora Tanaka...estará con ella hasta que yo le diga.-

- Tu.....arreglaste todo.- dijo asombrado. No entendía lo que estaba sucediendo.- ¿Por Qué?.-

- Porque necesitaba hablar contigo...a solas.- respondió quedo.

- Creo que ya dijiste todo lo que querías decir....- le recordó algo dolido. No podía olvidar todo lo que había salido de esos labios. El rechazo. La decepción.

- Mentí...te mentí esa noche, Hisashi....te mentí, tal y como lo venía haciendo toda mi vida. Estaba tan acostumbrado a ocultar mis sentimientos que tuve miedo....de confiar, de creer en ti...era demasiado para mi..después de tanta resignación y dolor..era demasiado y mentí....porque creía que lo mejor para ambos.- cerró sus ojos un minuto y luego los volvió a abrir dejando ver en ellos todo lo que sentía dentro.- me convertí en ti porque necesitaba tener un muro a mi alrededor...nadie me volvería a lastimar otra vez...nadie volvería a romperme el corazón...no, señor...esta vez estaba preparado..hasta que volviste a mi vida...y cuando te fuiste me di cuenta que te necesitaba...que a pesar de todo..te seguía amando como el primer día.-

- Pero cuando me besaste en tu despacho, fuiste tan frío...- susurró perdido en su mirar cálido y sereno. Aquel mirar que había extrañado tanto...

- Ayy...Hisashi....si supieras cuanto me costó controlarme....- musitó acercándose a él, tomando sus manos entre las suyas para besarlas con suavidad.- quería tirarte sobre la alfombra del estudio y tomarte allí...y dejar que tu me tomaras a mí...pero no podía dejarte ver que todavía tenías cierto control sobre mí....y en la cocina....ya no pude controlarme más y me asusté....de todo...de lo que aún sentía por ti....-dejó sus manos para tomar su rostro y acercarlo al suyo.- y luego me dijiste que tenía miedo y en verdad tenías razón....el miedo gobernaba mi vida...el miedo construyó mi muro de hielo...y yo te rechacé de la peor manera....por favor, Hisashi, dime que no he matado tu amor por mí, dime que aún queda algo, dime que no estoy perdido.- suplicó clavando su calidez marrón en el mar azul.- porque te necesito...te amo Hisashi Mitsui...desde la secundaria...desde siempre...a pesar de todo..siempre te amé porque lo eres todo para mí...eres lo que más amo en este mundo, eres la luz y el fuego en mi corazón...TE AMO....- cerró sus ojos y unió sus labios a los de Hisashi en un beso de amor.

Sus alientos se mezclaron en tanto sus bocas se buscaban con ternura y cierta reverencia. El escritor se recorrió con sus manos el pecho de Kiminobu para luego dejarlas aferrarse a su cabello marrón. Con un gemido ronco, el doctor profundizó su beso al dejar que su lengua se adentrara en las profundidades de la boca de Hisashi, saboreando el dulce néctar de su aliento.- Te amo....te amo tanto.....- susurró el doctor contra esos labios tan perfectos. Y de repente lágrimas calientes mojaron su encuentro; Kimy rompió tiernamente el beso y lo miró a los ojos algo confundido.- ¿Por qué lloras?.- preguntó limpiando sus lágrimas con sus pulgares.- Te amo Hisashi....sé que te lastimé demasiado...sólo espero que mi amor cure tus heridas y que algún día puedas perdonarme....-

- Es que....creí que te había perdido otra vez... y ahora...Dios!...- su voz se quebró y Kiminobu lo abrazó por la cintura, aferrándose a él con fuerza. .- Te amo...Te amo Kimy....- le susurró a su oído.

-Mi amor..- musitó antes de tomar su boca con fiereza, en un beso arrollador. Ya no podía controlar todo lo que sentía dentro. El deseo lo quemaba y el ansia de sentir su cuerpo desnudo junto al suyo lo torturaba. Con un movimiento rápido le quitó la remera y acarició su pecho, sin vellos igual que el de un muchacho, rozando con la yema de sus dedos las duras tetillas, en tanto dejaba que Hisashi le quitara el saco y le desabrochara la camisa. Los gemidos del escritor excitaron al doctor, quien ansió escuchar más de aquel dulce sonido. Sus manos se desabrocharon el jean de Hisashi y se adentraron en su ropa interior, arrancándole de la garganta un gemido ronco de placer cuando una mano atrevida se apoderó de su masculinidad ardiente. Los botones de la camisa de Kimy volaron hacia diferentes direcciones al momento que Hisashi la abrió con fuerza.

-Mi nombre...ahhh.- gimió emocionado al ver la piel escrita para siempre, y al sentir el ir y venir de la mano de Kimy en su miembro.- tienes mi nombre en tu hombro....mmmmm...- había descubierto su tatuaje y con la lengua lo recorrió haciendo que la presión de Kimy subiera al máximo. Aquella lengua lamiendo su piel escrita había sido su eterna fantasía....pero él quería más....lo quería todo.

Kiminobu, con su mano libre, tomó el rostro de su amor y lo marcó con un beso profundo y largo, que luego rompió para lamer y morder el cuello de su amado, quien arqueó su espalda y se aferró al cabello de Kimy, cuando este encontró una tetilla en su camino hacia abajo. Con la lengua la delineó perfectamente y luego la introdujo dentro de su boca para succionarla con delicadeza agobiante. La mano derecha de Kimy seguía acariciando su masculinidad al mismo tiempo que succionaba y mordía su tetilla derecha.

Las rodillas de Hisashi flaquearon por lo que lentamente se dejó caer en la alfombra del living, mientras que Kimy no interrumpía sus caricias, en tanto lo acostaba sobre el suelo. La tetilla izquierda tuvo el mismo trato placentero cuando le llegó su turno. Hisashi gemía mientras acariciaba los cabellos y la espalda musculosa de Kiminobu, quien estaba sobre él....quien tenía todo el control. Era demasiado placer, tanto que no se dio cuenta cuando su amor lo terminó de desvestir..lo único que sintió fue como una lengua caliente y ávida recorría su estómago, rodeaba su ombligo y recorría su masculinidad ya preparada. Aquella lengua lo acarició suavemente, hasta que la boca de Kimy lo absorbió en su totalidad.

-. Ohhhh....Kimy...por favor.-gimió Hisashi casi sin voz, sintiendo tanto placer como nunca en su vida. Miró hacia su amado y la visión de cómo le hacía el amor con su boca lo volvió loco. Sin poderlo evitar, se movió siguiendo el ritmo que Kogure había impuesto para él, el ritmo que había elegido para amarlo y para satisfacerlo.

- Quiero...quiero..- la lengua y la calidez de la boca del doctor lo estaban matando de placer.

- Mmmm?-

- Quiero tocarte...por favor.....OHHH....yo no puedo......más.-dijo en el momento exacto en que se derramaba con fluidez dentro de la boca de Kimy, quien siguió acariciándolo con fruición hasta que la última oleada de placer cesó y bebió todo el fluido vital de su amado.

Minutos después Kimy se incorporó sobre Hisashi, apoyándose sobre sus codos y observó como su amor de a poco volvía al mundo real. Tenía los ojos cerrados y su expresión era de total abandono. Un rubor cubría sus masculinas mejillas evidenciando los vestigios del placer. Había soñado tanto tiempo con aquello.....con ver ese rubor de placer... Hisashi abrió lentamente sus ojos y luego clavó su mirar azul en Kimy, mostrando todo el amor que sentía dentro. Con languidez, levantó una mano para acariciar la mejilla del doctor, quien sonrió y luego mordió la palma de esa mano cariñosa.

- ¿Estas bien?.- preguntó besando su mano.

- Si...eso creo...- dijo ronco.- fue...no tengo palabras para describir todo...fue tan hermoso...fue..Dios!..nunca me había sentido así.-

- Vaya..y eso que eres escritor.....-dijo bromeando, ganándose así un golpe juguetón de Hisashi.-Auchh...eso dolió....-

- Te lo mereces por hacerte el gracioso.- y luego de puso serio al escuchar un sonido como el de un celular.-¿Qué es eso?.-

- Diablos....es mi beeper...espera.- se levantó un poco y lo desabrochó de su cinturón para leerlo.- Maldición...un accidente de tránsito múltiple...necesitan que les de una mano con un bebé.....- apagó su beeper y luego lo miró compungido.- lo siento...amor..pero tengo que ir...-

-Ve.- susurró acariciando su rostro preocupado.- Ve tranquilo....y luego vuelve aquí...yo te estaré esperando...-

-¿Seguro?.- preguntó mientras se levantaba con cuidado y comenzaba a vestirse. Al ver su camisa rota, se sonrojó un poco y decidió tomar la remera de Hisashi.

-Vaya...había olvidado como te ves cuando te sonrojas.- dijo riéndose un poco, observando como Kimy se vestía con rapidez, mientras se levantaba y se sentaba en el sillón más cercano.

- Cuando vuelva...arreglaremos cuentas..tu y yo.- se arrodillaba a su lado y tapaba sus hombros con su camisa.- Te amo, Hisashi.- le dio un beso tierno en los labios.

- Te amo, Kimy...- le respondió al beso con la misma ternura y sonrió de felicidad mientras lo veía salir de su apartamento.

Se recostó en el sillón pensando en la interrupción, se tendría que acostumbrar a ello y lo haría con gozo ya que sabía que ser médico era importante para Kimy. Aún tenían mucho tiempo para estar juntos...él lo iba a esperar..siempre...