Category: Humor/Romance
Rated : PG-13 por lenguaje y alusiones al sexo.
Summary: Yo (Roser) y Uialwen (Juani) llegamos al Bosque Negro. ¡Pobre Legolas! ¿Podrá Thranduil proteger a su hijo de esas dos herpías? *Fic escrito con la significante colaboración de Uialwen*
¡Estamos en la Tierra Media, estúpida!
Capítulo 1. ¡Legolas y Thranduil! ¡Yay!
Después de correr lo que a Juani y a Roser les parecieron mil vueltas al patio de la escuela en una clase de educación física, se detuvieron (y sólo porque no les quedaba aliento, que si no corrían hasta la Montaña Solitaria).
Tras pasar media hora tiradas en el suelo jadeando como si fueran asmáticas, por fin lograron recuperar el aliento, al contrario de sus ánimos: aquella araña les había dado un susto de muerte.
Tras mirar de un lado a otro, temiendo toparse con otro de esos monstruos arácnidos, Juani habló:
"Escucha" - dijo - "¿No oyes algo?"
"Sí," - efectivamente, Roser también podía oirlo - "Sueno como el murmullo del agua. Debemos estar muy cerca del Río del Bosque."
"Y al otro lado del río está... ¡el Reino de los Elfos del Bosque!" - agregó Juani, poniéndose en pie de un salto, como si nada del 'ataque' de la araña hubiera ocurrido - "¡Vamos allá! ¡Legolas nos espera!"
"Dudo que te espere a tí" - musitó Roser entre dientes, hablando bajito para que Juni no la oyera. Justo entonces se dio cuenta que su extraña amiga ya había recorrido un buen trecho hacia el río riendo como una posesa (o una enamorada, para ser más finos). Mas Roser estuvo a tiempo de detenerla antes de que hiciera alguna tontería de las suyas.
"¡¿Pero que coño haces?! ¡No podemos ir así, y presentarnos ante ellos por las buenas! ¡Hola! ¡Somos Roser y Juani, y hemos llegado aquí atravesando el espacio-tiempo! ¿Podemos ver a Legolas?" - dijo, poniendo voz cursi y una sonrisa enorme (y enormemente falsa) - "¡¿Estás loca?! ¡Habrá vigías cerca del río, y cuando nos vean nos cogerán y nos harán preguntas!"
"Cuando nos vean," - le corrigió Juani, con una expresión calmada en el rostro - ", nos cogerán y nos llevaran en presencia del Rey Thranduil."
El resultado fue tal y como Juani lo esperaba: a Roser se le iluminó el rostro.
"¡Pues a qué estamos esperando! ¡¡Vámonos!!"
Ahora quien hechó a correr fue Roser, con Juani siguiéndole el ritmo a duras penas. Pero por suerte para Juani, Roser tuvo que detenerse de pronto, porque una flecha casi le había atravesado el pie.
"Darthó!" - gritó una voz. Roser y Juani se quedaron muy quietas, como nunca habían hecho aun jugando a 'mariposa color de rosa'.
Varios Elfos vestidos de castaño y marrón descendieron de las altas copas de los árboles. Llevaban un arco negro con ellos, y Juani no pudo evitar fijarse que todos eran muy guapos y que tenían un pelo hermoso, suave y largo. Roser, por su parte, no tuvo tiempo de fijarse en su belleza ni en su peinado, porque ella se había fijado antes con lo agudas y afiladas que eran las puntas de las flechas con que las estaban apuntando. Las tenían rodeadas.
"¿Quiénes sois y qué asuntos os traen aquí?" - dijo una voz no muy amable, y entre los arqueros apareció un Elfo rubio como el sol y de ojos azules como el mar. Juani palideció; Roser se quedó boquiabierta: frente a ellas estaba Legolas, el Elfo de la Compañía de los Nueve.
Roser miró a Juani, viéndola peculiarmente blanca de piel y tiesa como una estaca. Se dio cuenta que su amiga no hiba a serle de mucha ayuda ahora.
"Um... somos... Undómeärel y Uialwen." - dijo Roser despacio, sabiamente no utilizando sus verdaderos nombres, sino unos que ellas mismas habían inventado escribiendo sus fics. - "Nuestros asuntos son... uh... ¿no tenemos asuntos?"
Legolas y los Elfos la miraron sombríamente. Algunos tensaron más sus arcos. Desde luego, aquellas eran unas criaturas realmente extrañas para ellos.
"Tenéis nombres élficos pero no sangre élfica." - dijo Legolas, agudamente.
"Sí... es que en realidad éstos no son nuestros verdaderos nombres. Así es como somos llamadas entre Elfos. Somos Amigas de los Elfos." - respondió Roser, más tranquila ahora, recuperando su sensatez. Miró a Juani de reojo: seguía igual en su estado de shock, blanca y quieta como una piedra.
"¿Cuáles son vuestros verdaderos nombres, entonces?"
"Nuestros nombres no los decimos nunca." - dijo Roser, y viendo las maras miradas que les estaban echando, añadió - "Somos Montaraces. Viajábamos y nuestros pasos nos han llevado al Bosque Negro...¡Bosque Verde, perdón!"
"¿Y qué le pasa a tu amiga? ¿Por qué no habla?" - preguntó otro, alto y de pelo castaño y trenzado, de ojos oscuros. Roser se encogió de hombros.
"¡Eh, tú! ¿Por qué no hablas?" - exigió Legolas plantándose frente a Juani, demasiado cerca de ella, pensó Roser.
No hubo respuesta.
PAM!
Juani se había desmayado.
"Ups..."
"¿¿Qué le pasa a tu amiga?? ¿¿Se encuentra bien??"
"Bueno..." - respondió Roser, otra vez nerviosa - "...es que... ¡una araña nos atacó! ¡Sí!"
Los Elfos dieron un grito ahogado (y aun algo afeminado, le pareció a Roser, si tal cosa era posible.) "¡Ay! ¡Ay! ¡Arañas! ¡Pobrecitas! ¿Os atacaron?"
Rápidamente los Elfos tomaron a Juani en brazos y se la llevaron.
"¡¿Pero a dónde os la lleváis?!" - gritó Roser, preocupada.
"A los curanderos. Ellos sanarán sus heridas." - le prometió Legolas, y Roser pensó cómo reaccionarían al ver que su amiga no tiene ni un rasguño. - "Tú me acompañarás." - dijo tomándola del brazo - "¿Supongo que no hace falta que te ate como a una prisionera, verdad? ¿No tratarás de escaparte?"
"¡No! ¡No! ¡Jamás dejaría sola a J- Uialwen! ¡¿Por quién me tomas?!"
Legolas no dijo nada aunque a Roser le pareció ver en su rostro que lamentaba haber dicho tal cosa. No la ataron con cuerdas, pero básicamente la ataron con manos, que la tenían sujeta y se la llevaba casi arrastras. Roser agradecía que Juani se hubiera desmayado, porque las había librado de una buena, ¡pero ahora tendría que enfrentarse a las preguntas del Rey Elfo ella sola!
Pronto atravesaron el puente y cruzaron las grandes puertas de las Cuevas del Rey. Entraron en una gran sala. En el fondo había un trono, y sobre él estaba el Rey Elfo, Thranduil. A Roser le pareció más hermoso que todas las cosas hermosas del mundo. El pelo dorado le caía ondulado y le acariciaba los brazos fuertes. Su piel parecía porcelana, y sus faciones de una belleza sobre-humana. Los ojos penetrantes y azules eran más bonitos que diamantes, pero no femeninos (como algunos se imaginan ante tal descripción) sino irresistiblemente masculinos. Llevaba una corona de flores y hojas, y vestía de castaño y verde.
"¡Ay dios! ¡qué esoty haciendo!" - pensó Roser, cubriéndose los ojos y terriblemente sonrojada al darse cuenta que se había quedado mirando el 'paquete' del rey.
Roser, desde hacía mucho tiempo, se sentía avergonzada, y no sólo de los que acababa de hacer, sino también de su aspecto. Se sonrojó al pensar en los granos de su cara y en su pelo mal cuidado, como lo tenía cada mañana. Thranduil hizo una señal y los Elfos que la habían llevado se fueron, dejándola a ella sola con el rey, el príncipe, y un par de guardias que esperaban en las puertas.
"¿Cómo te llamas?" - le preguntó el Rey Elfo.
"Undómeärel, hija de Tinwelint... mi Señor."
"¿Y tu amiga?"
Roser agradeció que no preguntara por su verdadero nombre. "Uialwen, hija de Halbarad, mi Señor." - dijo el primer nombre de Hombre que se le ocurrió, y resultó ser el del primo de Aragorn.
Thranduil asintió con la cabeza. "¿Qué hacíais en el bosque, armando tanto jaleo?"
"Buscábamos el Reino de los Elfos, mi Señor."
"¿Y qué buscáis aquí?"
"Nada... excepto la acogida y amistad de los Elfos del Bosque, mi Señor."
Roser casi dio un salto cuando Thranduil se levantó y se acercó, tan sólo a tres pasos de ella. La miró larga y severamente - ¿me está echando un repaso, o qué? - pensó Roser, temblando un poco bajo aquella mirada, algo molesta y aun enfadada.
"¿Quienes sois?"
"Montaraces del Sur, mi Señor."
"¿Por qué vestís de forma tan extraña?"
"Estas ropas las hemos hecho nosotras mismas. Són más cómodas para el viaje." - dijo Roser, recordando haber leído algo parecido en un fanfic. No era raro que los Elfos se extrañaran ante sus pantalones tejanos de cinturón con flores bordadas y camisa rosa con una brusa blanca agujereada, y aun más ante la falda de Juani, sus grandes botas de cuero negras y su top negro y rojo.
"¿No lleváis equipaje con vosotras? ¿Y vuestros caballos y vuestras armas?"
"Nuestro equipaje y armas las perdimos cuando nos atacaron las arañas. Viajamos a pie."
Tras volver a mirarla largamente por unos segundos más, Thranduil asintió, y se dirigió a su hijo. "De acuerdo. Acompañen a la doncella a sus nuevos aposentos. Cuando su amiga se haya recuperado podremos hablar más tranquilamente."
Roser suspiró aliviada. "Hannon le, mi Señor."
Thranduil pareció soprendido al principio, pero sonrió después, pensando que alguien que sepa hablar la lengua de los Elfos no podía ser enemiga. Poco sabía que a partir de ahora las vidas de él y de su hijo Legolas estaban predestinadas a un cambio radical.
Respuestas a los reviews:
~ Usagi-cha: Aiya! Estoy muy contenta que me hayas leído! No soy tan buena en fics de humor como tú, pero bueno, éste sólo lo escribo para divertirme y como regalo para Uialwen. Gandalf puede que tarde un poquito a salir, pero supongo que valdrá la pena ^_^|| ¡Muchas gracias por tu review!
~ arashi: ¡Me alegro que te gustara! Y espero que ya estés mejor de la gripe ^_^ Lo peor para Legolas y Thranduil está aun por llegar jeje. ¡Muchas gracias por tu review!
~ VaniaHepskins: Tienes razón, creo que tengo una obsesión con Thranduil... y Uialwen con Legolas ^_^ De las otras dos historias ya he empezado a escribir un nuevo capítulo, pero creo que tardarán en llegar ;_; ¡Gracias por tu review, mellon nin!
~ Jadda Took: Bueno... aquí tienes a Legolas ^_^
