Hermione, la bruja adolescente
Capítulo II: Peleas y desilusiones
(N/A: los pensamientos de los personajes están entre "comillas" =D)
A la mañana siguiente, Hermione se despertó y se cambió rápidamente.
Cuando llego al Gran Salón, vio a Harry sentado desayunando solo en la mesa de Gryffindor.
- Buenos días, Hermione.- saludo Harry, cuando ella se sentó.
- Hola, Harry. ¿Todavía no bajo Ron?
- Sí, incluso bajo antes que yo. No sé dónde podrá estar...
Hermione miro extrañada a su alrededor. Era raro que Ron se halla levantado antes que ellos...
-¡Eh, Hermione! Ahí viene Ron... – dijo Harry. Por la puerta del Gran Salón entraron Ron y Alessia, ambos riéndose y charlando. Hermione no pudo evitar sentir como la bronca le invadía el cuerpo. Pudo notar como Alessia estaba tan cerca de Ron. "¡No la aguanto más! No puedo creer que Ron esté con semejante tonta... no debe tener ninguna neurona... no sé como pudo llegar a ser prefecto... a él solo le gusta ella porque es más bonita, porque tiene un hermoso pelo y ojos muy azules... porque es simpática... ¡pero yo no la soporto ni un minuto más! ¿Qué tiene ella que no tenga yo? Pero, ¿qué hago yo pensando semejantes cosas? Si Ron puede hacer lo que quiera con su vida... Oh no... aquí viene él... me haré la indiferente... Pero, ¿qué? ¿Ella también viene? ¿No piensa desayunar en su mesa? Es una metida, usurpadora... ¡Ya basta Hermione, no te tiene que importar!"
- Hola Ron y Alessia.- dijo Harry cuando ellos llegaron a la mesa de Gryffindor.
-¡Hola, Harry!- respondió Alessia, besando a Harry en la mejilla. "¡¿Qué?! ¿¡Ahora Harry!? ¡¿No se conforma con robarme a Ron?!" Pero a Harry pareció no molestarle lo que la chica había hecho.
-¿Por qué te levantaste tan temprano, Ron?- preguntó Hermione.
- Es que Alessia me pidió que la acompañase a buscar los horarios para entregarlos en su casa- respondió Ron.
-¿Qué? ¡Oh, no! ¡Los horarios!- exclamo Hermione, horrorizada. Al minuto tomo su mochila y salió corriendo.
"¿Cómo pude olvidarlo? ¡Con lo mucho que me costo llegar a ser prefecto! Fue el estúpido de Ron y la estúpida de Alessia... ¿Por qué me tiene que importar tanto? Grr... de tan solo recordar como ambos se divierten cuando están juntos... ¡Ahí esta la profesora Mc Gonagall! Espero que no me diga nada... aunque me lo merezco..."
-¡Profesora Mc Gonagall!- Hermione corrió hacia la profesora.
-¡Señorita Granger! ¿Qué usted no se da cuenta del importante cargo que ocupa?- exclamó indignada la profesora Mc Gonagall.
- Discúlpeme, de verdad. Es que no sé lo que me paso... le prometo que no volverá a suceder.- dijo Hermione, suplicante.
- Eso espero... Ahora tome y entréguelos en su casa. Confío en su seriedad, señorita Granger.
- Lo juro, no volverá a repetirse.- afirmó Hermione.
Al minuto, corrió rápidamente de vuelta al Gran Salón.
-¿Estas bien, Hermione?- le dijo Ron, cuando ella llegó a la mesa de Gryffindor muy agitada.
- Perfectamente. Tomen sus horarios.- respondió Hermione, entregándoselos a sus compañeros.
Luego de eso, los tres amigos se dirigieron a su primera clase del día, Defensas contra las Artes Oscuras.
Hermione observo su horario, tenían con los de Ravenclaw, osea que Alessia iría a esa clase también.
Cuando entraron al aula, Hermione obligó a Ron a sentarse en el medio, entre ella y Harry, para que Alessia no se sentara al lado de Ron. Los de Ravenclaw llegaron unos minutos después de que ellos llegaran.
Al entrar, Alessia guiño un ojo a Ron, y sentó dos bancos más adelantes.
-¡Oye, Ron! Dime, ¿quién es ella?.- dijo Seamus, acercándose a ellos, junto a Dean.
- Se llama Alessia.- respondió Ron.
- Tienes suerte. Es una de las chicas más lindas.- suspiró Dean, mirando como Alessia se acomodaba el cabello.
- Eres afortunado, Weasley.- comentó Harry, sonriendo.
- Disculpen, pero yo no sé que le ven a ella. Es igual a las demás chicas.- inquirió Hermione.
- No me digas, ¿estas celosa Hermione?- se burló Dean.
-¿Yo celosa? ¿De que?- exclamó Hermione.
- De que Ron pasa mucho tiempo con esa hermosa chica de Ravenclaw.- respondió Seamus.
- Nada que ver. Ron puede hacer con su vida lo que quiera.- dijo cortante Hermione.- Además no me importa en lo más mínimo...
Enseguida entró la profesora Hilda Stofan y todos se quedaron callados.
- Bueno, mi nombre es Hilda Stofan y soy su nueva profesora de Defensas contra las Artes Oscuras. Como primera clase, estoy segura de que muchos se deben haber olvidado lo que les enseño el profesor Moody el año anterior. Pero veamos lo que se acuerdan... ¿Cuáles son los maleficios imperdonables para el Ministerio de la Magia?
Inmediatamente, Hermione alzó la mano, y la profesora posó su mirada en ella.
-¿Señorita...?
- Granger, profesora. Los maleficios imperdonables para el Ministerio de la Magia son...
- Espere. Yo no le he dicho que me diga. Además en mi clase, todas las chicas que no tengan el cabello recogido se van. Así que por favor, señorita Granger, le pediré que se ate el cabello... usted especialmente- agregó mirando el enmarañado cabello de Hermione.- Vamos, valla, no tenemos todo el día.
Hermione se puso de pie, totalmente avergonzada, y vio como Alessia se acomodaba al lado de Ron, aprovechando que ella se había ido.
Hermione salió del aula y se dirigió al baño de niñas.
"¡Cómo pudo hacerme algo así! Nunca una profesora me había avergonzado así... es mejor no meterse con esta... y encima de todo esa metida de Alessia se fue a sentar con Ron... unos de estos días me va a encontrar cruzada y la mataré... mejor vuelvo a clase, no valla a ser que bajen puntos para Gryffindor"
Habían pasado dos meses de que las clases habían empezado en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.
Esa mañana del sábado, Harry iba a tener su primer partido de Quidditch de la temporada.
-¡Buena suerte, Harry!- le deseó Ron, antes de que Harry partiera hacia el campo de juego.
- Estoy segura de que ganaremos.- dijo Hermione, con una sonrisa.
Luego de que Harry entrara a los vestuarios, Ron y Hermione se dirigieron a las tribunas y se ubicaron. Entonces el partido empezó
-¡Ron! ¡Ron!- Ron y Hermione se volvieron para ver quién era. Alessia se acercaba corriendo hacia ellos.
- Hola, Ron... y Hermione... Oye, Ronnie, ¿no quieres venir a sentarte conmigo y mis amigas allá?- dijo señalando a unas chicas de Ravenclaw, que los miraban.
- Eh... no, lo siento. Es que estoy con Hermione... y con los chicos... –agregó Ron, mirando a Seamus y Dean.
- Oh, es una lástima... entonces yo me quedaré aquí.- dijo Alessia, empujando a Hermione y sentándose en su lugar.
Hermione estaba a punto de explotar.
- Disculpa, pero yo estaba aquí, ¿recuerdas?
- Lo siento, pero Ron y yo tenemos que hablar cosas privadas, así que puedes irte.
- Sí, pero yo estaba sentada con Ron hasta que llegaste tú.
- Y ya llegué y Ron se va a sentar conmigo. Y deja de molestar, Hermione... ¿por qué no te vas a estudiar? Es lo único que haces bien.
- No me iré. Y prefiero estudiar antes que andar con todos los chicos del colegio como tú.- Hermione había empezado a levantar la voz. Toda la bronca que había acumulado todo ese tiempo, estaba a punto de explotar.
- Hermione, tranquila... –le pidió Ron.
- Cállate, Ron- ordenó Alessia.- ¿Así qué eso es lo que piensas de mí? Sabelotodo, mandona, que quiere imponer todo lo que ella diga.
- ¡Y tú eres una tonta que no tiene una pizca de neurona!
Parecía que eso había sido la gota que derramaba el vaso para ambas. Alessia se abalanzó hacia Hermione y empezaron a pelear.
-¡Hermione, basta!- Ron se puso de pie y tomo a Hermione por la cintura.
-¡Ron, suéltame!.- gritó Hermione.
- Ya basta, ¿qué te sucede, Hermione? ¡Nunca creí que te comportarías así!
-¡Todo fue culpa de ella!
-¡Mentira! ¡Tu empezaste!
-¡Basta! Hermione, pídele disculpas.- ordenó Ron.
-¿Qué? ¡Ni loca! ¡Ella fue la que empezó!
-¡No es cierto, Ron! Desde que llegamos a Hogwarts, ella me hace la vida imposible. No me deja en paz. Todos los días es lo mismo. No quería decírtelo, Ron, porque sabía que ella era tu amiga. Pero ya no puedo aguantar más. Todos los días yo la saludaba y ella respondía mal, así que yo no tengo la culpa de nada- mintió Alessia, fingiendo que estaba llorando.
-¿QUÉ? ¡Es mentira, no le creas, Ron!
- No puedo creer que hicieras eso, Hermione.
-¿Le estas creyendo a ella?
-¿Por qué lo haces?
-¡No puedo creerlo! ¡Ron, te juro que yo no le hice nada! Esta mintiendo.
-¡Ya basta, Hermione!
- Muy bien, si quieres creerle, es tu problema, ¡pero a mí no me diriges más la palabra, Ron Weasley!- y diciendo esto, Hermione se alejó de allí lo más rápido posible.
Hermione aún no podía creer, como Ron, su amigo desde que tenía 11 años, confiaba en la palabra de una perfecta extraña y no en la de ella. Eso le hacía sentirse muy mal. Entro a su habitación y se tiró en su cama. Los ojos de Hermione se pusieron vidriosos y no pudo evitar que unas cuantas lágrimas salieran de sus ojos.
"¿Cómo pudo hacerme esto? Nunca se lo perdonaré, yo que tanto confiaba en él... Juro que nunca más le hablaré, hasta que él se de cuenta lo mucho que me dolió lo que me hizo... no le hablaré hasta que me pida disculpas"
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