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Algunas personas me preguntaron si el capítulo seis era el final.. claro que no, no se preocupen que es verdad que me gusta mucho el angst pero jamás he escrito algo con un final tan.. tan radical, nunca he matado a nadie, quien a leído alguna de mis otras historias sabrá que me gusta mucho que todo tenga un final si no empalagoso tal vez tierno, aunque también es verdad que nunca había escrito algo con tanto angst como Loneliness así que solo mi cerebro sabe en que terminará esto ^^U, agradezco mucho los mails y los reviews que me llegaron pidiendo que continuara, me animaron de gran manera, y mil disculpas a las personas que esperaban la continuación, aquí esta el capítulo siete.

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"Loneliness"

Capítulo 7. "El significado de significar"

Por: Kyûketsuki Akari.

Lo que había comenzado siendo una pequeña e inofensiva llovizna terminó convirtiéndose en una potente lluvia, una como no se había presenciado desde años pasados, la temperatura comenzaba a descender tal vez lo que en ese momento era agua pronto se convertiría en hielo.

Cierto, había nevado con anterioridad en esa semana pero aquellas disminuciones de temperatura se habían presentado de forma gradual.

La actual había evolucionado en tan sólo unas horas.

Un joven de mirada avellana observaba lo que podía alcanzar a ver de la ciudad desde la ventana de la recámara de su departamento, su rostro reflejaba, a simple vista mera preocupación, no le agradaba los días lluviosos, bueno en realidad si le gustaba ver llover era algo muy agradable de apreciar, la frase correcta sería...

No le gustaba ESE día lluvioso.

Tenía un mal presentimiento, se sentía inconforme, sabía perfectamente que algo no andaba bien.

- ¿Qué pasa? - Una voz ronca se escuchó a su espalda.

Kyo solo se giró para mirarlo y fue lo único que el pelirrojo necesitó para comprender lo que sucedía, recargándose en la pared y cruzando sus brazos pronunció - No te preocupes todo acabara bien - una sonrisa juguetona, traviesa o peligrosa se asomó a sus labios, Kyo no sabía como interpretarla.. era difícil interpretar ese tipo de gestos en Yagami porque por lo general hacían acto de presencia cuando este había hecho algo o planeaba hacerlo.

Y como estamos hablando de Iori Yagami estamos hablando de acciones radicales.

- De una u otra manera todo tendrá que acabar bien - Murmuró el pelirrojo.

Kyo comenzó a sudar. Mas valía que las cosas terminaran bien por si mismas, Iori no era una persona que poseía el don de la sutileza, además se estaba comportando de una manera como decirlo... ¿Demasiado amable?, y eso ya en si era extraño en él.

No es que su koi no fue una buena persona, claro que lo era, pero tenía su manera de demostrarlo, una un tanto rara pero normal tomando en cuenta el ambiente en que había crecido y el carácter que había desarrollado.

Iori siendo amable abiertamente con el resto del mundo...

- Eso es macabro - Suspiró el castaño sentándose en la cama.

- ¿Macabro? -  Iori levantó una ceja no comprendiendo. Kyo lo miró, sonrió y después se tiro en la cama riéndose abiertamente.

- ¿Te estás riendo de mi Kusanagi? - Preguntó de manera amenazante.

- ¿Yo? - Contestó intentando contener su risa - etto.. no como crees.. - Kyo esperó un regaño, algún gesto de molestia por parte del de mirada rubí pero lo único que logró captar fue un Iori dirigiéndose a la cama y segundos después enormes carcajadas saliendo de su propia garganta.

- ¿Querías reírte no? - Pronunció Yagami mientras agredía a Kyo con un cruel y despiadado ataque de cosquillas.

- ¡Yagami! - Fue solamente lo que logró decir el de ojos color avellana entre risas.

Iori sonrió de la forma en que lo hacía únicamente cuando estaba con Kyo mientras proseguía con su desalmada ofensiva.

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Oscuridad.

Estaba dormido y era lo único que podía ver, se suponía que uno al estar inconsciente soñaba, ya sea cosas buenas o malas lo hacía.

El soñaba con un futuro lleno de éxito dentro del ámbito profesional como sentimental, sí, recordaba de manera vaga aquellos sueños y las pesadillas que hasta hace poco tenía también hacían presencia en su mente.

Y sin embargo todo aquello se le hacía tan lejano, tan extraño.

Él escucho alguna vez de algún estudio que se realizó acerca del sueño donde usaron de prueba a dos personas, a una la dejaron dormir plácidamente, sin ningún disturbio, permitieron que durmiera y soñara cuanto quisiera hasta encontrarse satisfecho; a la otra en cambio, cada vez que captaban que había comenzado a soñar la despertaban.

Como resultado obtuvieron que la segunda despertó finalmente con mal genio, tensa y cansada.

Al parecer no descansó.

Lo mismo pasaba con él. Decidió no continuar con aquel intento inútil de dormir así que abrió los ojos.

Más oscuridad.

Ya no era de extrañarse, a decir verdad ya se estaba empezando a familiarizar con ella. Si estaba teniendo lazos muy profundos con la soledad tenía que aprender a acostumbrarse a la oscuridad.

Por que ambas van unidas de la mano.

Sintió una fuerte punzada en la cabeza levantó la mano derecha para posarla en su frente, fue cuando sintió algo en su muñeca que le impedía moverla con absoluta libertad, enfocó su mirada y con el tacto de su otra mano intentó averiguar de que se trataba, al mover su mano izquierda se dio cuenta que esta también tenía algo que lo hacía sentir incomodo.

Eran vendas. Se sentó tratando de ubicarse y de repente todo lo sucedido desde un par de días anteriores hasta hace pocas horas antes de quedar inconsciente le vino de golpe provocándole un horrible mareo que casi lo hace vomitar.

Escuchó el sonido del interruptor de la luz y toda la habitación que anteriormente estaba en penumbras se encontró iluminada, Shuuichi cerró los ojos de golpe al sentir tal cantidad de luz tan de repente.

- Buenos noches Shindou-san - Una voz suave, educada y con un deje de dureza se dejo escuchar - O debería de decir buenos días - esa voz era inconfundible, la había escuchado varias veces en varios lugares y le había provocado tanto alegrías como tristezas - Son las cuatro de la madrugada pero aun esta oscuro ¿Usted que opina Shindou-san? -

Es curioso que nunca antes hubiera tomado en cuenta eso. Ese hombre solía estar en todas partes, unas semanas antes esto no le hubiera importado pero últimamente se sentía enormemente irritado y triste, antes la tristeza le había ganado a la irritación pero ahora.

Ahora se sentía enojado, frustrado, molesto, harto, cansado y sin ánimos de dejarse de nadie.

De absolutamente nadie.

Después de entrar en aquel estado depresivo había llegado a la conclusión de que no le importaba nada y que una vida sin importancia no tenía porque seguir existiendo pero al parecer habían logrado frustrar sus esfuerzos por acabar con todo.

- ¿Shindou-san? -

- Da igual Seguchi-san - Seguchi Tohma lo miró con sus enormes y brillantes ojos verdes - Puede ser noche porque aun no ha amanecido y puede ser día porque son las primeras horas del día -

- Brillante conclusión Shindou-san - Shuuichi no necesitaba voltear para saber que en aquel momento el rubio sonrió - Y ¿Cómo se siente? -

- Bien, gracias - Contestó secamente.

- Que bueno, ¿sabe? lo que usted hizo no es algo muy inteligente ni sano -

- Lo se, gracias por recordármelo -

Ojos color violeta chocaron con unos color esmeralda.

Y la sonrisa de Tohma desapareció, para dar paso una expresión seria y con un brillo de preocupación.

Brillo que no fue detectado por las pupilas del pelirrosa.

La puerta fue abierta de forma brusca para dar paso a una furiosa mujer de largo cabello castaño quien paso de largo al presidente de NG y se paró a un lado de la cama de Shuuichi.

- ¿Cómo es posible que seas tan desconsiderado?, mira que hacer eso en el departamento de Eiri, ¿Qué pretendías?, ¿Qué Eiri recogiera tu cadáver?, ¿No crees que Eiri ya ha sufrido suficiente? - Los ojos oscuros de Mika se veían hinchados probablemente había estado llorando todo ese tiempo. Era lógico estaba preocupada por su hermano, no quería que su pequeño hermano sufriera.

Entonces toda ese desee de querer atacar a quien lo atacara se desvaneció. Su mirada violeta que hace unos momentos se había tornado dura y con un brillo muy diferente al que poseían comúnmente volvió a hacerse opaca. Shuu no podía ser duro, no podía ser agresivo, no estaba dentro de su naturaleza.

Y se maldijo a si mismo por no poder ser lo que tanto necesitaba ser.

- Mika-san por favor tranquilízate, estamos en un hospital - Tohma que había estado analizando todo desde el rincón donde estaba instalado desde antes de que Shuuichi despertara se había dado cuenta del cambio en el rostro del pelirrosa y también sabía que ese enfado no le traería nada bueno a Mika así que decidió tratar de calmar el ambiente por el bien de todos, no quería un enfermo más en aquel lugar, los hospitales no eran sus lugares favoritos - ¿Por qué no vas por un poco de café? en seguida te alcanzo -

Mika solo guardo silencio, se viró y así como entro de golpe así salió azotando la puerta de la habitación. A Tohma le recorrió una enorme gota por la espalda. En momentos de crisis Mika no solía mostrar lo mejor de si y esa era una clara muestra de ello.

- Espero que la disculpe esta un poco alterada - Se acercó y se sentó en un pequeño banco que estaba junto a la cama.

- No hay problema, entiendo -

Un silencio incómodo hizo acto de presencia por unos cuantos segundos.

- Shindou-san.. intentamos localizar a sus padres y marcamos el número que teníamos registrado como el de su casa, nos contestó una mujer y preguntamos por la familia Shindou, ella nos respondió que no vivían en ese lugar, al parecer estaba mal el teléfono -

Shuuichi suspiró.

- No Seguchi-san, el teléfono esta bien, solo que ya no viven ahí, se mudaron... creo -

- ¿Cree? -

- Eso fue lo que me dijo mi hermana la última vez que la ví -

- ¿Y cuando fue eso? -

- Hace meses.. -

El rubio analizaba con detenimiento al pequeño cantante como pretendiendo memorizar todas sus acciones y reacciones para evaluarlas después, era una enorme ventaja eso de ser una persona tan observadora porque, por lo general, el podía apreciar cosas que probablemente los demás no captarían.

- Y por último Shindou-san, encontramos este pequeño papel dentro del saco que traía puesto que Eiri-san asegura que no es de usted - El pelirrosa dirigió su mirada hacia el dichoso papel -

- Es el teléfono de Kyo-kun e Iori-san -

- ¿Kyo-kun, Iori-san? -

- Sí - Respondió secamente, no tenía ánimos de contarle a Tohma toda su increíble aventura de como termino siendo salvado por Kyo de congelarse en la calle.

- ¿Quiere que les avise que esta aquí? -

Shuuichi miró impresionado a Seguchi, se estaba comportando excesivamente amable con él, eso era extraño, aunque era muy probable que después de que saliera de aquel lugar le pidiera de una forma no muy amable que se alejara de Eiri, sabía perfectamente que Tohma era casi tan sobreprotector, cuando de Yuki se trataba, como Mika. Y bueno, tal vez después de lo que hizo lo consideraba un loco psicópata y por ello trataba de tolerarlo.

- Si no es mucha molestia Seguchi-san, se lo agradecería -

- Bien - Tohma se levanto, se dirigió a la puerta antes de salir se paró y le dirigió su verdosa mirada a la figura Shuuichi - Shindou-san no se con exactitud que es lo que sucede pero no se librará de una larga charla con Eiri-san, por lo visto tienen muchas cosas que aclarar y hablar le sugeriría que peleara por lo justo para usted, creo que ya va siendo hora que Eiri-san entienda que usted también es una persona con problemas y que como la persona mas cercana a usted que se supone es debe de tomarlo muy en serio - Al pelirrosa casi se le salen los ojos de la impresión, Tohma rió ligeramente ante esta reacción - ¿Sabe Shindou-san? muchas veces las personas que tratan de brindarle ánimos a los demás y que aparentan ser siempre felices son las que tienen más tristezas acumuladas en su corazón, porque se siente con la obligación de ser siempre felices para los demás, usted sabe que apreció mucho a Eiri-san y también que me siento responsable por su bien estar y es por ello que le digo a usted todo esto -

El de ojos violetas lo miró de manera interrogante, no entendía mucho que digamos lo que Tohma le estaba diciendo, tal vez era por la impresión que se había llevado de escuchar aquellas palabras de aquellos labios, de la persona que menos imaginó.

- Probablemente no entienda mucho lo que le digo pero hay cosas que yo no le puedo decir, aun así le agradezco mucho Shindou-san -

-Pero.. ¿Por qué me agradece Seguchi-san? -

La enigmática y amable sonrisa tan característica de él apareció en sus labios como respuesta y después agregó - Shindou-san se que el significar algo importante para alguien es muy valioso, pero usted no tiene porque preocuparse -

Y sin más salió de la habitación dejando a Shuuichi totalmente estupefacto.

Seguchi Tohma había localizado el fondo de su depresión, el motivo por el cual se sentía solo y hundido en la más profunda oscuridad.

Se había dado cuenta que para Shindou era muy significativo el significar algo valioso para el escritor rubio y no sólo se dio cuenta con solo estar unos cuantos minutos conversando con él sino que le brindó lo que tanto necesitaba Shuuichi, algo que siempre había portado con él y que por obvias razones había perdido hace tiempo.

La esperanza.