NOTAS PREVIAS: Hola ^^UUU! Soy Nóel Moon! Y me alegro de comunicaros que... ¡HE VUELTOOO! ^0^ Y, conmigo, después de un casi un año, ha vuelto la continuación de "La vida sigue igual"!! Me consta de que hay varias personitas que esperaban leer esta continuación, y en verdad espero que no les decepcione!!
Muchas gracias a todas las que me habeis dejado review por vuestro apoyo, que ha sido decisivo para que continuara escribiendo!
Espero que disfruteis leyendo esta historia tanto como yo he disfrutado escribiéndola para vosotras!
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LA VIDA SIGUE IGUAL
By: Noel Moon
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TERCER CAPÍTULO
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Sirius se quedó impresionado. No esperaba que Remus se transformara así, sin más.
Lo cargó entre sus brazos hasta la cama y lo acostó allí.
Al haber vuelto de nuevo a tener el cuerpo de un adulto, la pequeña ropa de Remus se había desgarrado por completo, quedando tan solo algunas tiras que se suponían restos de su jersei.
Sirius lo arropó con mucho cuidado, tratando de evitar que sus ojos se posaran en el cuerpo perfecto del hombre que permanecía inconsciente.
Remus siempre había tenido un aspecto algo frágil, pero hermoso. Desde su bien formado torax, hasta la última de sus cicatrices volvía loco a Sirius.
Cuando eran más jóvenes, muchas veces se asustó Sirius al encontrarse a sí mismo observando a su amigo. Para él todo eso era muy extraño. ¿Por qué le interesaba más ver el cuerpo de su compañero de habitación que el de las estudiantes de Hogwarts? ¿Por qué no podía negarle nunca nada? ¿Por qué se sentía como si, con él, sobrasen las palabras? Se comprendían con sólo una mirada. Si bien se pasaban la mitad del día discutiendo, su amistad siempre había ido mucho más allá que cualquier otra.
De repente, como despertando de su propio sueño, Sirius rozó con sus labios la frente de Remus y salió corriendo por la puerta.
-¡Arabella! ¡Arabella!
La anciana dio un brinco al escuchar gritar a Sirius de ese modo mientras lo oía bajar las escaleras precipitadamente.
- ¿Qué ha ocurrido?- preguntó Bella saliendo a su encuentro.
- ¡Es Remus! ¡Vuelve a ser él mismo!
- ¿Te refieres a que ya no es un niño?- preguntó siguiéndo a Sirius por las escaleras.
- Compruébalo tú misma...- dijo abriendo la puerta de la habitación.
Arabella entró rápidamente. Se acercó al cuerpo durmiente de Remus y lo examinó con los ojos muy abiertos.
- ¡Por Merlín!- exclamó girándose hacia Sirius- ¿Cómo...?
Sirius sonrió misteriosamente y se sentó en el borde de la cama, acariciando con dulzura la mejilla de su amigo.
- Digamos que... consiguió una buena razón para dejar de ser un niño...
- ¡Oh! Sirius no me digas que tú...
- No! Mujer, no! -dijo poniéndose muy rojo- No soy ningún pederasta pervertido! Por mucho que fuera Remus, era un niño!
- Ah... vaya susto...- suspiró la anciana
- Yo tan solo le dije que no volvería a estar solo. Era eso lo que él temía, Arabella... la soledad...
Arabella asintió sonriente.
- Cuídale, Sirius, tengo que ir a por unas cosas. Volveré en unas horas.
- No hay problema.- dijo rápidamente.
La mujer salió por la puerta, recogió sus cosas y salió a la calle con una gran sonrisa.
- Miedo a la soledad, sí...-murmuró para si misma- A la soledad de estar sin tí, Sirius...
Hacia ya varias horas que habia anochecido en una pequeña casa, en el centro de Londres.
Y en la oscuridad de una de las habitaciones, un hombre, de cuerpo demasiado joven para ser adulto, aunque de mente demasiado adulta para ser joven, comenzaba a despertarse de, lo que a él le parecía, un largo sueño.
Remus Lupin se incorporó lentamente. Se sentía desorientado, como si hubiese pasado siglos durmiendo.
- `Hoy he tenido el sueño más maravilloso de mi vida... -pensó todavía algo perdido- Volvias... volvias para prometerme que no me dejarías jamás... Ay dios mío... Ojalá fuera cierto eso que dicen acerca de que, si deseas algo con todo tu corazón, se cumple... pero no, la vida no es así... nada es tan fácil, los sueños no son más que eso, sueños. Y eso es lo único que me queda ya... soñar, soñar contigo... Sirius...´
- Sirius...- volvió a repetir, esta vez en voz alta
- ¿Remus?
La voz era ronca, adormilada, venía de algun lugar cerca de su cama, era una voz que Remus conocía muy bien, la reconocería en cualquier parte, por mucho tiempo que pasara desde la última vez que la oyó. Pues era la voz de aquel a quien, desde niño, amaba en secreto.
Fue entonces que un aturdido Lupin oyó un ruido seco y una mano tanteando la pared. Segundos después la luz de la lamparilla que había sobre la mesilla de noche, se encendió, y lo que vió frente a él no pudo dejarle más pasmado.
- ¿Si...Si...Sirius?- pronunció con dificultad
En efecto, frente a él se encontraba el hombre al que tanto había querido. En seguida, y pese a la poca luz que proporcionaba la lamparilla, percibió lo mejorado fisicamente que se encontraba el ex-convicto. Había ganado algunos quilos, que le habian devuelto su perfecta figura, su cabello negro azulado ahora limpio y reluciente estaba atado en una cola de caballo, y lo más impactante, sus ojos parecían brillar como nunca, mejor dicho, como en los viejos tiempos.
- ¡¡Moony, despertaste!!- dijo el moreno lanzándose sobre su amigo y dándole un enorme y fuerte abrazo.
Pero, al ver que el otro hombre no reaccionaba, que no le devolvía el abrazo se separó de él lentamente, con cuidado.
- ¿Moony, soy yo, Padfoot, que no me reconoces? ¿Te ocurre algo? ¿No te encuentras bien? ¿Te sientes enfermo? ¿Estás enfadado? ¿Qué ocurre? ¡respóndeme! -exclamó agitándo levemente al licántropo que parecía en estado de shock.
Ante la avalancha de preguntas y el incesante agitar, el hombre de ojos color miel tan solo atinó a preguntar:
- ¿Estoy soñando? Porque si estoy soñando es el sueño más cruel que he tenido nunca, porque es, a la vez, el más real.
Sirius le miró extrañado, y solo atinó a propinarle un fuerte pellizco en el brazo a su amigo.
- Aaaauuuchhh! -exclamó sobándose el brazo- ¿Porqué narices has hecho eso?
- ¿Dolió?
- ¡Pues claro que dolió! ¿Quieres que te lo devuelva y así compren... - sus hermosos ojos se abrieron de par en par- Dolió.... no es un sueño.... no es un sueño.....- repitió fijando su mirada en los ojos del hombre que se encontraba todavía en su cama, frente a él, y con un brazo rodeándole flojamente la cintura.
Entonces extendió una mano y la apoyó tentativamente sobre la mejilla de Sirius, quien entrecerró sus ojos para poder sentir de nuevo, y completamente, la tibieza que siempre irradió la suave piel del hombre lobo.
- Eres... real
- Tan real como la vida misma, amigo -dijo dándole una tibia y dulce sonrisa
Entonces, sin pensarselo dos veces, Remus se abalanzó sobre Sirius haciéndolo caer sobre la cama con un ruido sordo.
- ¡Idiota! -exclamó Lupin con sus dorados ojos cubiertos de lágrimas y abrazando al hombre bajo él todavía más apretado- ¡Idiota! ¡Idiota! No sabes... no sabes cuanto.... yo.... idiota..... no.... Sirius.. - Remus no podía dejar de llorar, y era incapaz de decir una frase completa y que tuviese un mínimo sentido entre tanto sollozo.
- Shhh... tranquilo Rem... ya está, ya estoy aquí- dijo acariciándole suavemente el cabello- Y no pienso irme.
Se quedaron así unos minutos. Sirius disfrutando de poder tener así, entre sus brazos, a su esperemos-algo-más-que- amigo-en-un-futuro-próximo. Y Remus tratando de tranquilizarse y de asumir la situación.
Finalmente el sollozo del licántropo se apagó. Por la mirada que apareció en sus ojos, muchas preguntas se empezaban a formar en su mente y, desenredando sus brazos del cuerpo de Sirius, y apoyándolos a ambos lados del cuerpo del hombre de ojos como la tormenta, con una flexión, se incorporó ligeramente.
Su ceño levemente fruncido y su nariz algo arrugada, le devolvían un aspecto casi infantil.
- ¿Qué haces en mi casa Sirius?
El aludido se empezó a incorporar también, obligando así a Remus a también hacerlo completamente, quedando sentado sobre las piernas extendidas de Sirius, quien le miraba con extrañeza.
- Un año... hace un año que no me ves, y lo primero que me preguntas es, ¿qué hago en tú casa?
- Si te parece voy a pedirte por el tiempo que hace en la calle... -dijo irónico
Por toda respuesta, Sirius soltó un bufido. Remus se sintió, rápidamente, culpable.
- Tienes razón, Sirius, lo siento,- murmuró bajando la cabeza- es solo que me extraña tanto que hayas venido a mi casa y además, tengo esta sensación de... no sé, de como si hubiese estado durmiendo durante meses.
- No pasa nada Moony- dijo sonriéndole y revolviéndole suavemente el pelo, tal y como solía hacer cuando eran críos, y él tenía ese complejo de "hermano mayor", como él decidió llamarlo, sobre Remus- Bien, primero de todo, no debería extrañarte que viniese a verte, somos amigos, no?
- Sí... bueno... es solo que...
- Shht! -dijo posando su dedo índice sobre los labios del otro- Déjame terminar. Si no vine antes, fue porque no pude Moony, además de el peligro que supone mi presencia para todos... Sabes que nunca te haría daño...
- Nunca digas nunca... - musitó Remus tristemente
Al oir esto último, Sirius gruñó, y en un pequeño impulso, se permitió darle un suave, cariñoso, pero rápido beso en la mejilla, que fue suficiente para hacer callar al licántropo y permitir que él pudiese continuar su charla.
- Como iba diciéndote, si no he venido antes.... ha sido porque no he podido, no porque no lo deseara... Y bien, creo que puedo explicarte porqué te sientes tan desorientado, y tiene que ver bastante con el hecho de que, si te detienes un momento a mirar a tu alrededor, -dijo haciendo un gesto circular con ambas manos- te darás cuenta de que este...
- ¡Este no es mi cuarto!- exclamó saltándo agilmente de sobre Sirius y poniéndose de pie para estudiar mejor la habitación- ¿Dónde estoy? ¿Qué ocurre, Sirius?
De repente, la luz general de la habitación se encendió, iluminándola completamente.
- Es una larga historia, querido Remus- dijo una voz a sus espaldas- Será mejor que tratemos este asunto en un lugar más adecuado, y con té... Sí, el té siempre ayuda a aclarar las ideas, no opinas lo mismo pequeño Remus? -preguntó dulcemente.
- ¿Profesora Figg? ¿Este es su cuarto de invitados, cierto?
- Exactamente! Sirius, Remus, por favor, seguidme abajo, hay muchas cosas de las que hablar. -sonrió nuevamente.
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*
*
CONTINUARÁ.... (os doy mi palabra XDD)
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Holaaa! Lo sientoooooooo! Lo sientooooooooooo! ;_; Siento mucho haber tardado tantisimo en continuar la historia.... eso es una cosa que jamás se debe hacer V_V... Pero es que he estado teniendo algunos problemas que han bloqueado al cien por cien mi inspiración...
Pero, finalmente aquí está! El tercer capítulo! Espero que os haya gustado y me haríais un gran favor dejando un review diciendo qué os parece esta continuación.... porque la verdad no sé si todavía sirvo para seguir escribiendo, y, no estaria mal que me animaseis un pokito ^v^, o que me dijeseis que lo deje en caso de que no os guste.. V_V
En fin, que, muchisimas gracias a todas las reviewers, y que sepan que sin vuestros review, esta historia jamás se hubiese continuado, así que... por favor, enviadme reviews! y aún más importante, disfrutad la historia!!!!
Con cariño,
Nóel Moon.
Muchas gracias a todas las que me habeis dejado review por vuestro apoyo, que ha sido decisivo para que continuara escribiendo!
Espero que disfruteis leyendo esta historia tanto como yo he disfrutado escribiéndola para vosotras!
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LA VIDA SIGUE IGUAL
By: Noel Moon
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TERCER CAPÍTULO
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Sirius se quedó impresionado. No esperaba que Remus se transformara así, sin más.
Lo cargó entre sus brazos hasta la cama y lo acostó allí.
Al haber vuelto de nuevo a tener el cuerpo de un adulto, la pequeña ropa de Remus se había desgarrado por completo, quedando tan solo algunas tiras que se suponían restos de su jersei.
Sirius lo arropó con mucho cuidado, tratando de evitar que sus ojos se posaran en el cuerpo perfecto del hombre que permanecía inconsciente.
Remus siempre había tenido un aspecto algo frágil, pero hermoso. Desde su bien formado torax, hasta la última de sus cicatrices volvía loco a Sirius.
Cuando eran más jóvenes, muchas veces se asustó Sirius al encontrarse a sí mismo observando a su amigo. Para él todo eso era muy extraño. ¿Por qué le interesaba más ver el cuerpo de su compañero de habitación que el de las estudiantes de Hogwarts? ¿Por qué no podía negarle nunca nada? ¿Por qué se sentía como si, con él, sobrasen las palabras? Se comprendían con sólo una mirada. Si bien se pasaban la mitad del día discutiendo, su amistad siempre había ido mucho más allá que cualquier otra.
De repente, como despertando de su propio sueño, Sirius rozó con sus labios la frente de Remus y salió corriendo por la puerta.
-¡Arabella! ¡Arabella!
La anciana dio un brinco al escuchar gritar a Sirius de ese modo mientras lo oía bajar las escaleras precipitadamente.
- ¿Qué ha ocurrido?- preguntó Bella saliendo a su encuentro.
- ¡Es Remus! ¡Vuelve a ser él mismo!
- ¿Te refieres a que ya no es un niño?- preguntó siguiéndo a Sirius por las escaleras.
- Compruébalo tú misma...- dijo abriendo la puerta de la habitación.
Arabella entró rápidamente. Se acercó al cuerpo durmiente de Remus y lo examinó con los ojos muy abiertos.
- ¡Por Merlín!- exclamó girándose hacia Sirius- ¿Cómo...?
Sirius sonrió misteriosamente y se sentó en el borde de la cama, acariciando con dulzura la mejilla de su amigo.
- Digamos que... consiguió una buena razón para dejar de ser un niño...
- ¡Oh! Sirius no me digas que tú...
- No! Mujer, no! -dijo poniéndose muy rojo- No soy ningún pederasta pervertido! Por mucho que fuera Remus, era un niño!
- Ah... vaya susto...- suspiró la anciana
- Yo tan solo le dije que no volvería a estar solo. Era eso lo que él temía, Arabella... la soledad...
Arabella asintió sonriente.
- Cuídale, Sirius, tengo que ir a por unas cosas. Volveré en unas horas.
- No hay problema.- dijo rápidamente.
La mujer salió por la puerta, recogió sus cosas y salió a la calle con una gran sonrisa.
- Miedo a la soledad, sí...-murmuró para si misma- A la soledad de estar sin tí, Sirius...
Hacia ya varias horas que habia anochecido en una pequeña casa, en el centro de Londres.
Y en la oscuridad de una de las habitaciones, un hombre, de cuerpo demasiado joven para ser adulto, aunque de mente demasiado adulta para ser joven, comenzaba a despertarse de, lo que a él le parecía, un largo sueño.
Remus Lupin se incorporó lentamente. Se sentía desorientado, como si hubiese pasado siglos durmiendo.
- `Hoy he tenido el sueño más maravilloso de mi vida... -pensó todavía algo perdido- Volvias... volvias para prometerme que no me dejarías jamás... Ay dios mío... Ojalá fuera cierto eso que dicen acerca de que, si deseas algo con todo tu corazón, se cumple... pero no, la vida no es así... nada es tan fácil, los sueños no son más que eso, sueños. Y eso es lo único que me queda ya... soñar, soñar contigo... Sirius...´
- Sirius...- volvió a repetir, esta vez en voz alta
- ¿Remus?
La voz era ronca, adormilada, venía de algun lugar cerca de su cama, era una voz que Remus conocía muy bien, la reconocería en cualquier parte, por mucho tiempo que pasara desde la última vez que la oyó. Pues era la voz de aquel a quien, desde niño, amaba en secreto.
Fue entonces que un aturdido Lupin oyó un ruido seco y una mano tanteando la pared. Segundos después la luz de la lamparilla que había sobre la mesilla de noche, se encendió, y lo que vió frente a él no pudo dejarle más pasmado.
- ¿Si...Si...Sirius?- pronunció con dificultad
En efecto, frente a él se encontraba el hombre al que tanto había querido. En seguida, y pese a la poca luz que proporcionaba la lamparilla, percibió lo mejorado fisicamente que se encontraba el ex-convicto. Había ganado algunos quilos, que le habian devuelto su perfecta figura, su cabello negro azulado ahora limpio y reluciente estaba atado en una cola de caballo, y lo más impactante, sus ojos parecían brillar como nunca, mejor dicho, como en los viejos tiempos.
- ¡¡Moony, despertaste!!- dijo el moreno lanzándose sobre su amigo y dándole un enorme y fuerte abrazo.
Pero, al ver que el otro hombre no reaccionaba, que no le devolvía el abrazo se separó de él lentamente, con cuidado.
- ¿Moony, soy yo, Padfoot, que no me reconoces? ¿Te ocurre algo? ¿No te encuentras bien? ¿Te sientes enfermo? ¿Estás enfadado? ¿Qué ocurre? ¡respóndeme! -exclamó agitándo levemente al licántropo que parecía en estado de shock.
Ante la avalancha de preguntas y el incesante agitar, el hombre de ojos color miel tan solo atinó a preguntar:
- ¿Estoy soñando? Porque si estoy soñando es el sueño más cruel que he tenido nunca, porque es, a la vez, el más real.
Sirius le miró extrañado, y solo atinó a propinarle un fuerte pellizco en el brazo a su amigo.
- Aaaauuuchhh! -exclamó sobándose el brazo- ¿Porqué narices has hecho eso?
- ¿Dolió?
- ¡Pues claro que dolió! ¿Quieres que te lo devuelva y así compren... - sus hermosos ojos se abrieron de par en par- Dolió.... no es un sueño.... no es un sueño.....- repitió fijando su mirada en los ojos del hombre que se encontraba todavía en su cama, frente a él, y con un brazo rodeándole flojamente la cintura.
Entonces extendió una mano y la apoyó tentativamente sobre la mejilla de Sirius, quien entrecerró sus ojos para poder sentir de nuevo, y completamente, la tibieza que siempre irradió la suave piel del hombre lobo.
- Eres... real
- Tan real como la vida misma, amigo -dijo dándole una tibia y dulce sonrisa
Entonces, sin pensarselo dos veces, Remus se abalanzó sobre Sirius haciéndolo caer sobre la cama con un ruido sordo.
- ¡Idiota! -exclamó Lupin con sus dorados ojos cubiertos de lágrimas y abrazando al hombre bajo él todavía más apretado- ¡Idiota! ¡Idiota! No sabes... no sabes cuanto.... yo.... idiota..... no.... Sirius.. - Remus no podía dejar de llorar, y era incapaz de decir una frase completa y que tuviese un mínimo sentido entre tanto sollozo.
- Shhh... tranquilo Rem... ya está, ya estoy aquí- dijo acariciándole suavemente el cabello- Y no pienso irme.
Se quedaron así unos minutos. Sirius disfrutando de poder tener así, entre sus brazos, a su esperemos-algo-más-que- amigo-en-un-futuro-próximo. Y Remus tratando de tranquilizarse y de asumir la situación.
Finalmente el sollozo del licántropo se apagó. Por la mirada que apareció en sus ojos, muchas preguntas se empezaban a formar en su mente y, desenredando sus brazos del cuerpo de Sirius, y apoyándolos a ambos lados del cuerpo del hombre de ojos como la tormenta, con una flexión, se incorporó ligeramente.
Su ceño levemente fruncido y su nariz algo arrugada, le devolvían un aspecto casi infantil.
- ¿Qué haces en mi casa Sirius?
El aludido se empezó a incorporar también, obligando así a Remus a también hacerlo completamente, quedando sentado sobre las piernas extendidas de Sirius, quien le miraba con extrañeza.
- Un año... hace un año que no me ves, y lo primero que me preguntas es, ¿qué hago en tú casa?
- Si te parece voy a pedirte por el tiempo que hace en la calle... -dijo irónico
Por toda respuesta, Sirius soltó un bufido. Remus se sintió, rápidamente, culpable.
- Tienes razón, Sirius, lo siento,- murmuró bajando la cabeza- es solo que me extraña tanto que hayas venido a mi casa y además, tengo esta sensación de... no sé, de como si hubiese estado durmiendo durante meses.
- No pasa nada Moony- dijo sonriéndole y revolviéndole suavemente el pelo, tal y como solía hacer cuando eran críos, y él tenía ese complejo de "hermano mayor", como él decidió llamarlo, sobre Remus- Bien, primero de todo, no debería extrañarte que viniese a verte, somos amigos, no?
- Sí... bueno... es solo que...
- Shht! -dijo posando su dedo índice sobre los labios del otro- Déjame terminar. Si no vine antes, fue porque no pude Moony, además de el peligro que supone mi presencia para todos... Sabes que nunca te haría daño...
- Nunca digas nunca... - musitó Remus tristemente
Al oir esto último, Sirius gruñó, y en un pequeño impulso, se permitió darle un suave, cariñoso, pero rápido beso en la mejilla, que fue suficiente para hacer callar al licántropo y permitir que él pudiese continuar su charla.
- Como iba diciéndote, si no he venido antes.... ha sido porque no he podido, no porque no lo deseara... Y bien, creo que puedo explicarte porqué te sientes tan desorientado, y tiene que ver bastante con el hecho de que, si te detienes un momento a mirar a tu alrededor, -dijo haciendo un gesto circular con ambas manos- te darás cuenta de que este...
- ¡Este no es mi cuarto!- exclamó saltándo agilmente de sobre Sirius y poniéndose de pie para estudiar mejor la habitación- ¿Dónde estoy? ¿Qué ocurre, Sirius?
De repente, la luz general de la habitación se encendió, iluminándola completamente.
- Es una larga historia, querido Remus- dijo una voz a sus espaldas- Será mejor que tratemos este asunto en un lugar más adecuado, y con té... Sí, el té siempre ayuda a aclarar las ideas, no opinas lo mismo pequeño Remus? -preguntó dulcemente.
- ¿Profesora Figg? ¿Este es su cuarto de invitados, cierto?
- Exactamente! Sirius, Remus, por favor, seguidme abajo, hay muchas cosas de las que hablar. -sonrió nuevamente.
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CONTINUARÁ.... (os doy mi palabra XDD)
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Holaaa! Lo sientoooooooo! Lo sientooooooooooo! ;_; Siento mucho haber tardado tantisimo en continuar la historia.... eso es una cosa que jamás se debe hacer V_V... Pero es que he estado teniendo algunos problemas que han bloqueado al cien por cien mi inspiración...
Pero, finalmente aquí está! El tercer capítulo! Espero que os haya gustado y me haríais un gran favor dejando un review diciendo qué os parece esta continuación.... porque la verdad no sé si todavía sirvo para seguir escribiendo, y, no estaria mal que me animaseis un pokito ^v^, o que me dijeseis que lo deje en caso de que no os guste.. V_V
En fin, que, muchisimas gracias a todas las reviewers, y que sepan que sin vuestros review, esta historia jamás se hubiese continuado, así que... por favor, enviadme reviews! y aún más importante, disfrutad la historia!!!!
Con cariño,
Nóel Moon.
