I'll always be waiting for you
Nota: Detective Conan y sus personajes pertenecen a Gosho Aoyama. Este fanfic no está creado con ánimos de lucro.
Cap. 3 – Sorpresas, confesiones y reencuentros
Suena el teléfono...salgo corriendo en dirección al que hay en el comedor. ¿Quién será?
-¿Sí? ¿Con quién hablo?...¡Ah, hola, Ran! – me había hecho ilusiones de que fuera mi Makoto... - ¿A las 4? ¿Pero no es muy temprano? Bueno, bueno...Vale. Hasta luego.
¿Qué querrá? Hemos quedado a las 4 en el parque Beika. Se le notaba la voz algo temblorosa...pero no me ha dado detalles. No sé si era de emoción o de tristeza. Esta tarde lo sabré. La verdad es que últimamente le veía un poco extraña y en los entrenamientos de kárate no parece que luche al máximo. ¿Qué le está pasando? Quizá ha comenzado a olvidar al estúpido de Kudo y se ha enamorado de otro...¡SÍ! Debe de ser eso. Me querrá contar algo que me había ocultado hasta ahora: su nuevo ligue. Jejeje...qué pillina, lo tenía bien escondido...pero no ha podido evitar contármelo.
Después de la extraña llamada de mi amiga, seguí pensando en ello pero me quedé dormida en mi habitación. El día anterior había estado estudiando un largo examen de literatura inglesa y casi no pegué ojo. Tuve un sueño muy extraño. Estaba en una piscina con Ran y, de repente, aparecieron de la nada dos chicos atractivos. Eran Makoto y Shinichi. Ran murmuró el nombre de su amado y se puso a llorar. Sus lágrimas se confundían en la gran piscina y Shinichi, como todo un caballero (nunca creí que lo fuera), cogió la mano de Ran suavemente y con la otra mano le secó las lágrimas y le dijo algo al oído que no alcancé a escuchar. Pero, lo que fuera, hizo que Ran se abrazara fuertemente al chico y éste le acarició ligeramente. Entonces, Makoto se acercó a mí y me cargó en sus fuertes brazos. Me sacó de la piscina y me llevo a un lugar apartado de la piscina. Después me susurró algo como "mejor dejémoslos solos" y pensé que él no sólo quería dejarlos a ellos solos sino también a nosotros. Después le dije que le había echado de menos, él también lo dijo pero me juró que no se volvería a separar de mí...entonces...nuestras caras se acercaron, sentíamos la leve brisa en nuestros rostros y nuestros alientos tan cerca...entonces...
-¡SONOKO!
-¿Ehhh...? – me desperté algo azorada todavía con el sueño en mi mente - ¿Qué pasa, Makoto? ¿Por qué me gritas?
-No soy Makoto, Sonoko. ¿Has olvidado que habías quedado conmigo a las 4 en el parque Beika? He estado media hora esperándote allí. – me gritó muy enfadada Ran.
-Perdona, Ran. Es que me quedé dormida y ni me acordé de poner el despertador...
-Bueno, ya no se puede recuperar el tiempo perdido. Te lo contaré aquí. – me dijo mi amiga en un tono confidencial.
-¿De qué se trata? – pregunté con un deje de interés y curiosidad.
-Bueno...verás...no es nada del otro mundo pero, como sé que tú sabes mucho de esto y eres muy buena dando consejos... – Ran paró de hablar un momento y continuó pasados unos segundos – Bueno, resulta que hace ya casi dos años que Shinichi se fue misteriosamente para resolver un caso y sólo me llama de uvas a peras...y yo he estado esperándole todo este tiempo. La verdad es que, al pasar este tiempo, no estoy segura de mis sentimientos. ¡No me mires con esa sonrisa burlona, Sonoko! – se interrumpió ella mirándome con recriminación – Tú eres mi amiga y confío en ti. No estoy segura de mis sentimientos y me hago muchas preguntas. No sé si sigo queriendo a Shinichi. Bueno...también hay otra persona. ¿Recuerdas a Tomoaki? Bueno...creo que es muy amable... – me dijo sonrojándose levemente.
-¿Quieres decir que te gusta Tomoaki y has olvidado a Kudo? Eso es bueno. No te mereces aquél maníaco de casos. Es un egoísta y engreído.
-Quizá sí pero...siempre que estoy en peligro siento que es él el que me da ánimos, el que me ayuda, el que me consuela...parece como...si siempre estuviera en mí.
-Bueno, supongo que es normal...Os conocéis desde pequeños y siempre habíais estado juntos. Que de golpe y porrazo se vaya de tu vida, supongo que fue duro para ti.
Ella me miró con tristeza pero yo no supe qué más decirle. Sentía compasión por ella por su estado. Pero, ¿qué más podía hacer? Se me ocurrió una idea, a lo mejor eso le animaba. Le conté el sueño que me había hecho quedarme dormida cuando había quedado con ella. Cuando terminé de relatárselo, ella se rió levemente y se sonrojó (su rubor competía con el color de los tomates xD). Parecía que le había animado. Entonces ella se despidió y me dio las gracias.
Al cabo de unas horas, volvió a venir a mi casa pero esta vez acompañada. Me llevé una gran sorpresa al ver quién era su acompañante: ¡nada más y nada menos que el mismísimo Kudo, el objeto de dudas de mi mejor amiga!. Me contó Ran que él acababa de volver de resolver un caso y que esta vez sí se quedaba, y para siempre. Quise saber más detalles pero ella se limitó a mirarme con una gran sonrisa (hacía tiempo que no le veía sonreír de esa manera) y se fueron ambos, de la mano.
Al ver aquello me sorprendí mucho. Hacía unas horas Ran había venido a su casa para hablarle de Kudo y de sus dudas y, de repente, como si aquello no hubiera sucedido nunca, aparecían ambos, dirigiéndose sonrisas cómplices de enamorados y dándose de la mano. Era increíble. No entendí cómo podían cambiar las cosas tanto en un solo día. Entonces decidí mirar por la ventana de mi habitación para comprobar si estaban por ahí cerca la parejilla. En efecto, estaban por ahí cerca todavía. Aunque la noche estaba cayendo de forma eminente, las farolas daban su tenue luz. Una pareja, indudablemente eran Ran y Kudo, iban de la mano y el chico le susurraba algo al oído a la chica. Pararon. Entonces ella le miró como sólo le miraba a él. El chico le cogió ambas manos y las puso en sus hombros. Ran cogió las manos de él y las puso en su cintura. Entonces, ambos se unieron en un tierno beso que duró...unos 5 minutos. Después el chico sacó algo que parecía una pequeña caja del bolsillo y se lo entregó a la joven, arrodillándose. Le había pedido matrimonio y Ran, sorprendida todavía, le había dicho que sí muy feliz. Otra vez, ambos se abrazaron y se besaron.
Ya no podía aguantarlo más. Me di cuenta de algo. Ran siempre había estado esperando a Kudo y aquel que espera, después tiene su recompensa. Yo, en cambio, siempre me he alimentado de pequeñas y vanas felicidades...novios guapos pero no definitivos. En aquel momento deseé tanto ser como Ran... Salí de mi casa, apesadumbrada y con todo esto en la mente. Ya estaba todo bastante oscuro pero la luz de las farolas seguía alumbrando. En la calle ya no estaba la feliz pareja. Estaba solitaria. Me dirigí al parque Beika. Cuando llegué me senté un rato en un banco y seguí pensando en todo lo que había pasado.
Al cabo de un rato de cavilar, una brisa fresca se levantó y mis ideas se paralizaron. Ya no pensaba en nada, no tenía ni idea de la hora que era ni en dónde estaba. Nada tenía sentido para mí. Quizá sí estuviera feliz por la felicidad de mi amiga pero eso sería mentir. En realidad estaba muy celosa de ella. Entonces pensé en Makoto. Ojalá él también viniera como Kudo...
-Te echo tanto de menos, Makoto...si sólo supieras... – susurré levemente.
El viento se llevó mis débiles palabras pero llegaron otras con más fuerza.
-Yo también, Sonoko. Yo también...
Me sorprendí tanto que me giré bruscamente hacia donde oí las palabras...pero allí no había nadie. Estaba tan deseosa de volver a verle y oírle, que había perdido la noción del tiempo y de la realidad.
-Te quiero, Makoto. Sé que no estás aquí para oírme pero... – mis palabras se vieron interrumpidas por las mismas de antes.
-Yo también. Te quiero, Sonoko.
Una mano apareció de la nada y comenzó a acariciarme. Me giré otra vez de forma brusca y esta vez sí que lo vi. Era Makoto.
No pude contenerme y me puse a llorar. Él me abrazó y yo puse mi cabeza en su hombro.
-No llores...Yo te quiero. Y me duele verte llorar...
Me secó mis lágrimas y me besó en la frente. Me sentí tan feliz...estando con Makoto. No necesito más chicos. Él es todo para mí. Podré ser feliz por fin.
-Makoto, siempre te estaré esperando. Aunque tengas campeonatos de kárate.
-Gracias...pero no tendrás que esperarme más. Me voy a quedar para siempre contigo aquí. No nos tendremos que separar más.
Entonces sí que lloré de alegría, nos abrazamos más y nos besamos...
Juntos...por fin.
Fin del tercer capítulo.
Fin.
¡Hola! Por fin he acabado el fanfic. No sé si estoy satisfecha de él pero creo que este último capítulo me ha gustado mucho escribirlo. Supongo que no os esperabais lo de Shinichi y Ran, ya veis que también había pensado en los fans de SXR (^___^). Creo que me quedó demasiado romántico, pero los suelo escribir así, lo siento. XD Siento no haberlo hecho más largo pero las ideas se me habían escapado ya...
Espero que os haya gustado y me enviéis vuestros comentarios, reviews o lo que sea. Gracias por haberlo leído (si lo has hecho) y a los que han comentado ya. ¡Hasta el próximo!
Daria
Nota: Detective Conan y sus personajes pertenecen a Gosho Aoyama. Este fanfic no está creado con ánimos de lucro.
Cap. 3 – Sorpresas, confesiones y reencuentros
Suena el teléfono...salgo corriendo en dirección al que hay en el comedor. ¿Quién será?
-¿Sí? ¿Con quién hablo?...¡Ah, hola, Ran! – me había hecho ilusiones de que fuera mi Makoto... - ¿A las 4? ¿Pero no es muy temprano? Bueno, bueno...Vale. Hasta luego.
¿Qué querrá? Hemos quedado a las 4 en el parque Beika. Se le notaba la voz algo temblorosa...pero no me ha dado detalles. No sé si era de emoción o de tristeza. Esta tarde lo sabré. La verdad es que últimamente le veía un poco extraña y en los entrenamientos de kárate no parece que luche al máximo. ¿Qué le está pasando? Quizá ha comenzado a olvidar al estúpido de Kudo y se ha enamorado de otro...¡SÍ! Debe de ser eso. Me querrá contar algo que me había ocultado hasta ahora: su nuevo ligue. Jejeje...qué pillina, lo tenía bien escondido...pero no ha podido evitar contármelo.
Después de la extraña llamada de mi amiga, seguí pensando en ello pero me quedé dormida en mi habitación. El día anterior había estado estudiando un largo examen de literatura inglesa y casi no pegué ojo. Tuve un sueño muy extraño. Estaba en una piscina con Ran y, de repente, aparecieron de la nada dos chicos atractivos. Eran Makoto y Shinichi. Ran murmuró el nombre de su amado y se puso a llorar. Sus lágrimas se confundían en la gran piscina y Shinichi, como todo un caballero (nunca creí que lo fuera), cogió la mano de Ran suavemente y con la otra mano le secó las lágrimas y le dijo algo al oído que no alcancé a escuchar. Pero, lo que fuera, hizo que Ran se abrazara fuertemente al chico y éste le acarició ligeramente. Entonces, Makoto se acercó a mí y me cargó en sus fuertes brazos. Me sacó de la piscina y me llevo a un lugar apartado de la piscina. Después me susurró algo como "mejor dejémoslos solos" y pensé que él no sólo quería dejarlos a ellos solos sino también a nosotros. Después le dije que le había echado de menos, él también lo dijo pero me juró que no se volvería a separar de mí...entonces...nuestras caras se acercaron, sentíamos la leve brisa en nuestros rostros y nuestros alientos tan cerca...entonces...
-¡SONOKO!
-¿Ehhh...? – me desperté algo azorada todavía con el sueño en mi mente - ¿Qué pasa, Makoto? ¿Por qué me gritas?
-No soy Makoto, Sonoko. ¿Has olvidado que habías quedado conmigo a las 4 en el parque Beika? He estado media hora esperándote allí. – me gritó muy enfadada Ran.
-Perdona, Ran. Es que me quedé dormida y ni me acordé de poner el despertador...
-Bueno, ya no se puede recuperar el tiempo perdido. Te lo contaré aquí. – me dijo mi amiga en un tono confidencial.
-¿De qué se trata? – pregunté con un deje de interés y curiosidad.
-Bueno...verás...no es nada del otro mundo pero, como sé que tú sabes mucho de esto y eres muy buena dando consejos... – Ran paró de hablar un momento y continuó pasados unos segundos – Bueno, resulta que hace ya casi dos años que Shinichi se fue misteriosamente para resolver un caso y sólo me llama de uvas a peras...y yo he estado esperándole todo este tiempo. La verdad es que, al pasar este tiempo, no estoy segura de mis sentimientos. ¡No me mires con esa sonrisa burlona, Sonoko! – se interrumpió ella mirándome con recriminación – Tú eres mi amiga y confío en ti. No estoy segura de mis sentimientos y me hago muchas preguntas. No sé si sigo queriendo a Shinichi. Bueno...también hay otra persona. ¿Recuerdas a Tomoaki? Bueno...creo que es muy amable... – me dijo sonrojándose levemente.
-¿Quieres decir que te gusta Tomoaki y has olvidado a Kudo? Eso es bueno. No te mereces aquél maníaco de casos. Es un egoísta y engreído.
-Quizá sí pero...siempre que estoy en peligro siento que es él el que me da ánimos, el que me ayuda, el que me consuela...parece como...si siempre estuviera en mí.
-Bueno, supongo que es normal...Os conocéis desde pequeños y siempre habíais estado juntos. Que de golpe y porrazo se vaya de tu vida, supongo que fue duro para ti.
Ella me miró con tristeza pero yo no supe qué más decirle. Sentía compasión por ella por su estado. Pero, ¿qué más podía hacer? Se me ocurrió una idea, a lo mejor eso le animaba. Le conté el sueño que me había hecho quedarme dormida cuando había quedado con ella. Cuando terminé de relatárselo, ella se rió levemente y se sonrojó (su rubor competía con el color de los tomates xD). Parecía que le había animado. Entonces ella se despidió y me dio las gracias.
Al cabo de unas horas, volvió a venir a mi casa pero esta vez acompañada. Me llevé una gran sorpresa al ver quién era su acompañante: ¡nada más y nada menos que el mismísimo Kudo, el objeto de dudas de mi mejor amiga!. Me contó Ran que él acababa de volver de resolver un caso y que esta vez sí se quedaba, y para siempre. Quise saber más detalles pero ella se limitó a mirarme con una gran sonrisa (hacía tiempo que no le veía sonreír de esa manera) y se fueron ambos, de la mano.
Al ver aquello me sorprendí mucho. Hacía unas horas Ran había venido a su casa para hablarle de Kudo y de sus dudas y, de repente, como si aquello no hubiera sucedido nunca, aparecían ambos, dirigiéndose sonrisas cómplices de enamorados y dándose de la mano. Era increíble. No entendí cómo podían cambiar las cosas tanto en un solo día. Entonces decidí mirar por la ventana de mi habitación para comprobar si estaban por ahí cerca la parejilla. En efecto, estaban por ahí cerca todavía. Aunque la noche estaba cayendo de forma eminente, las farolas daban su tenue luz. Una pareja, indudablemente eran Ran y Kudo, iban de la mano y el chico le susurraba algo al oído a la chica. Pararon. Entonces ella le miró como sólo le miraba a él. El chico le cogió ambas manos y las puso en sus hombros. Ran cogió las manos de él y las puso en su cintura. Entonces, ambos se unieron en un tierno beso que duró...unos 5 minutos. Después el chico sacó algo que parecía una pequeña caja del bolsillo y se lo entregó a la joven, arrodillándose. Le había pedido matrimonio y Ran, sorprendida todavía, le había dicho que sí muy feliz. Otra vez, ambos se abrazaron y se besaron.
Ya no podía aguantarlo más. Me di cuenta de algo. Ran siempre había estado esperando a Kudo y aquel que espera, después tiene su recompensa. Yo, en cambio, siempre me he alimentado de pequeñas y vanas felicidades...novios guapos pero no definitivos. En aquel momento deseé tanto ser como Ran... Salí de mi casa, apesadumbrada y con todo esto en la mente. Ya estaba todo bastante oscuro pero la luz de las farolas seguía alumbrando. En la calle ya no estaba la feliz pareja. Estaba solitaria. Me dirigí al parque Beika. Cuando llegué me senté un rato en un banco y seguí pensando en todo lo que había pasado.
Al cabo de un rato de cavilar, una brisa fresca se levantó y mis ideas se paralizaron. Ya no pensaba en nada, no tenía ni idea de la hora que era ni en dónde estaba. Nada tenía sentido para mí. Quizá sí estuviera feliz por la felicidad de mi amiga pero eso sería mentir. En realidad estaba muy celosa de ella. Entonces pensé en Makoto. Ojalá él también viniera como Kudo...
-Te echo tanto de menos, Makoto...si sólo supieras... – susurré levemente.
El viento se llevó mis débiles palabras pero llegaron otras con más fuerza.
-Yo también, Sonoko. Yo también...
Me sorprendí tanto que me giré bruscamente hacia donde oí las palabras...pero allí no había nadie. Estaba tan deseosa de volver a verle y oírle, que había perdido la noción del tiempo y de la realidad.
-Te quiero, Makoto. Sé que no estás aquí para oírme pero... – mis palabras se vieron interrumpidas por las mismas de antes.
-Yo también. Te quiero, Sonoko.
Una mano apareció de la nada y comenzó a acariciarme. Me giré otra vez de forma brusca y esta vez sí que lo vi. Era Makoto.
No pude contenerme y me puse a llorar. Él me abrazó y yo puse mi cabeza en su hombro.
-No llores...Yo te quiero. Y me duele verte llorar...
Me secó mis lágrimas y me besó en la frente. Me sentí tan feliz...estando con Makoto. No necesito más chicos. Él es todo para mí. Podré ser feliz por fin.
-Makoto, siempre te estaré esperando. Aunque tengas campeonatos de kárate.
-Gracias...pero no tendrás que esperarme más. Me voy a quedar para siempre contigo aquí. No nos tendremos que separar más.
Entonces sí que lloré de alegría, nos abrazamos más y nos besamos...
Juntos...por fin.
Fin del tercer capítulo.
Fin.
¡Hola! Por fin he acabado el fanfic. No sé si estoy satisfecha de él pero creo que este último capítulo me ha gustado mucho escribirlo. Supongo que no os esperabais lo de Shinichi y Ran, ya veis que también había pensado en los fans de SXR (^___^). Creo que me quedó demasiado romántico, pero los suelo escribir así, lo siento. XD Siento no haberlo hecho más largo pero las ideas se me habían escapado ya...
Espero que os haya gustado y me enviéis vuestros comentarios, reviews o lo que sea. Gracias por haberlo leído (si lo has hecho) y a los que han comentado ya. ¡Hasta el próximo!
Daria
