¤Anytime, Anywhere¤

Disclaimer: XF, FOX, CC... todos se relacionan.

Clasificación: Angst, Weird.. no le encuentro clasificación.

Dedicatoria: la family forever... mom Lizy, all the sistas, mis hijitas, mis sobris... ays son tantos!!

Spoilers: nop

Feedback: siempre bienvenido. xpecial_girl@hotmail.com


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"Many years have passed
Lives have changed
It was my city
I do not know it anymore
And I'm just a stranger
Without a native land".

Anytime, Anywhere. - Sarah Brightman.

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Oficinas del FBI
Washington, D.C.
5 de noviembre del 2002

Scully no podía creer lo que estaba escuchando: Francis Murdock -un científico loco de Alemania- estaba tratando de viajar al futuro con una tecnología que venía desarrollando por décadas. A lo mejor era fanático de Volver al Futuro o algo semejante porque sus teorías eran más incrédulas y paranoicas que cualquiera salida de la boca de su compañero. Le molestaba bastante cuando las personas los contactaban olvidando que eran agentes federales, no cineastas; pero lo que más la molestaba era ver a Mulder prestando toda la atención del mundo a este hombre.

-He hablado con sus amigos, los Pistoleros- prosiguió Murdock emocionado, -sólo falta conseguir una pieza y será un éxito, agente Mulder. No puedo creer que esté a un solo paso.

-¿Piensa probarlo?- preguntó el agente poniéndose de pie más extaciado que el mismo científico.

-¡Por supuesto! Será el mejor invento del siglo... o del milenio.

-Sólo tengo una duda, señor Murdock- intervino Scully con notoria seriedad. -¿Por qué está trabajando de manera particular? Si su invento es tan importante, ¿por qué no acepta ayuda del gobierno?

-Es una tecnología complicada- se limitó a decir, -no puedo responderle más. Bueno, para cuando esté lista la máquina necesito un voluntario- indicó mirando a Mulder.


Washington, DC
6 de noviembre del 2022

El cielo era el mismo, la gente aun tenía ropas, los autos no volaban. Era el mismo infierno del Washington que conocía siempre, empezó a dudar que la máquina hubiese funcionado. Mulder comenzó a deambular en busca de algo nuevo, algo que le demostrara que había avanzado unos 20 años en la historia, para empezar necesitaba un espejo. El "puerto" –así le llamaba Murdock al punto donde se encontraba el transporte- estaba escondido entre unos árboles que Mulder estaba a punto de olvidar donde se encontraban. Si la ciudad seguía siendo la misma no tardaría mucho en saber donde estaba exactamente, era la esperanza que mantenía al desesperarse y por primera vez pensar en las consecuencias de este viaje inter…temporal? Aún no le tenía un nombre específico.

Ya la tarde se estaba despidiendo junto con el Sol, así que buscar un lugar donde hospedarse era su prioridad. Tantos hoteles y moteles visitó a lo largo del país, sin embargo, en el DC no conocía ninguno. Al menos tenía un mapa mental del 2002 y unos cuantos dólares en el bolsillo, ¿se habría devaluado la moneda? No parecía, todo lucía igual, por tanto era casi seguro que Norteamérica seguía siendo una potencia del mundo. Pero eso no cambia que las cosas aumentaran de precio.

Esa noche dormiría lo suficiente para emprender un largo recorrido al día siguiente. Ya que estaba allí, tenía que darse cuenta si realmente rompió las barreras del tiempo.

Washington, DC.
7 de noviembre del 2022

La primera idea que cruzó su cabeza aquella mañana fue visitar el Edgar Hoover. Al principio analizó que podía ser arriesgado porque tenía la posibilidad de encontrarse con algún agente conocido y, tal como le había dicho el Dr. Murdock, él seguía siendo el mismo hombre de cuarenta años. Le entró curiosidad y empezó a preguntarse si Scully estaría allí todavía, desperdiciando su vida en aquel oscuro sótano.

Pero antes de cualquier paso, Mulder debía hacer su primera inversión del futuro: comprarse al menos una camiseta y unos jeans. No le agradaba en absoluto la idea de tener que andar con la misma ropa del día anterior sin la esperanza de darse una ducha pronto.


Apartamento de Scully
7 de noviembre del 2002

La noche fue la más larga que Scully pudiera imaginar en toda su vida. Por fin había amanecido pero si eso significase que su angustia disminuiría hubiese servido de algo. Ella seguía con el mismo dolor de cabeza del día anterior, y cómo no, Mulder había accedido ser partícipe del primer intento de un científico loco. Ni siquiera podía asegurar que estaba vivo.

Lo peor era lo que estaba por venir. ¿Cómo le explicaría a Skinner la ausencia de su compañero? ¿Cómo decirle que Mulder estaba 'viajando en el tiempo' cuando ella misma no terminaba de tragarse esa historia? Siempre tuvo valor para enfrentar las situaciones, ahora deseaba poder tenerlo.


Washington, DC
7 de noviembre del 2022

El Washington futurista no tenía nada que envidiarle al anterior. Más carros, más ruido, más contaminación. Ah! Y la moda de los jóvenes… un desastre. Al menos los campanas no volvieron a estar de moda, eso era un respiro; pero esos tatuajes exagerados eran peores que los afros.

Ya el primer susto había pasado, esto fue cuando una señora mayor se quedó mirándolo detenidamente; él no la conocía pero a juzgar por su expresión, ella sí conocía su rostro. Optó por alejarse de ella rápidamente y dejarla con la duda.

La famosa sede del FBI estaba así como la había dejado unas cuantas horas atrás… que eran en realidad dos décadas. No veía a nadie conocido, todos los rostros eran nuevos y jóvenes, todos tenían ese entusiasmo de tener un nuevo caso entre manos y pasar la noche en blanco tratando de resolverlo. Todavía no traían ojeras, pero no faltaría mucho para eso.

Mulder se sentía bastante incómodo con el hecho de no haber envejecido en su viaje. Era algo contradictorio, ya que todo el mundo quisiera quitarse los años de encima, pero estar 20 años adelante con la misma edad era… era inexplicable. Prefería poder ver su rostro con los 60 cumplidos.

Ya toda la emoción estaba pasando. El nombre de Scully hizo eco en su cerebro y sintió una presión en su pecho. ¿Todavía existía el pasado? No quería ni imaginar el hecho de que la milagrosa máquina fallara y él tuviera que quedarse estancado en una era que no le corresponde. Pasado, presente, futuro… toda esta porquería estaba empezando a marearle. Pensar en qué parte de su vida quedaría si no pudiera regresar atrás, le estaba dando náuseas, o tal vez eran las horas que tenía sin comer. Ya ni lo recordaba.

**

Su estómago ya estaba satisfecho; su curiosidad, no. Observar su sitio de trabajo desde lejos era inquietante. Tenía ganas de saber si los Expedientes estaban todavía allí o si la verdad había sido descubierta. Mmm… no lo parecía. La gente seguía muy normal como para saber que los aliens están ahí fuera.

Estacionado en un lugar apartado pero que tuviera buena vista, Mulder no dejaba de observar todo el movimiento del Edgar Hoover. Algún rostro conocido debía ver, no era posible que cambiaran todo el personal, eso hubiera sido un récord.

Entonces sus ojos enfocaron aquella figura que estaba buscando: pequeña, delicada, con el contraste del traje negro y el pelo rojo. Pero ya no traía el pelo suelto como antes, ahora se lo recogía en un sobrio moño que aumentaba aun más su edad. No pudo ver su rostro en la distancia y eso le desesperó, necesitaba saber como andaba todo, qué era de su vida, qué había pasado. Le parecía increíble que no podía acercársele como normalmente hacía, hoy tenía que limitarse a ser una especie de seguidor secreto de quien es su mejor amiga.

Su mente empezó a formular miles de hipótesis y preguntas sobre lo que le estaba pasando. Scully estaba allí, ya la había visto; ahora quedaba por saber si él también existía en aquel tiempo o si ella lo conocía. Debía conocerle, porque era el futuro no un universo paralelo. La idea de presentarse ante su persona con unos años de más le emocionó, pero la idea de presentarse ante la Scully del 2022 le asustó… ¿Qué diría?

No podía dejar esa duda en el aire. Hoy iba a esperarla y seguirla aunque eso significase pasar todo el día sentado en el banco de un parque y esconderse de las personas que pudieran conocerle.

***

Ya era hora. Al menos para las personas normales que cumplían sus horarios normales era hora de ir a casa y descansar; pero teniendo en cuenta que en su vida en los Expedientes X Mulder había salido a la hora determinada, no podía dar por hecho que Scully iba a casa como los demás.

Sólo pasaron unos quince minutos antes de volver a ver la pequeña silueta que mantenía sus ojos en vela. Un lujoso auto negro se detuvo frente a ella y con toda la calma del mundo ella lo abordó. Y un mar de dudas empezó a inundar el corazón de Mulder... ¿era su auto? ¿tenía chofer? ¿O era su esposo? ¿Esposo?

Esa era una posibilidad que Mulder nunca se detuvo a plantear. Ella es una mujer inteligente, hermosa, agradable, cualquier hombre podría enamorarse de ella. Cualquier hombre podría darle la vida que él no le dará.

-¡Taxi!- no supo de dónde salió esa voz, pero en cuestión de segundos él estaba siguiendo aquel auto que llevaba su compañera a casa... o a donde fuera.

El camino no era el mismo de siempre, tal parecía que Dana Scully había cambiado de residencia en estos años.

-Señor- dijo el taxista sacándolo de sus meditaciones, -el auto se dirige hacia el Cementerio Nacional. ¿Entraremos también?

¿Cementerio? ¿Dana Scully en este cementerio? ¿Por quién? Que supiera él ninguno de sus familiares se encontraba aquí.

-Déjeme por aquí- respondió éste.

Luego de pagarle una cantidad que le pareció bastante elevada, empezó a recorrer el silencioso camino que tenía por delante. El paisaje de hojas secas junto a la brisa fría que rozaba su cara le brindaban una sensación algo extraña. Melancolía. Recuerdos. Pasado. Una parte de su conciencia le gritaba que volveria a su vida de siempre con la Scully que él conocía; la otra parte era su curiosidad, que le invitaba a investigar qué hacía la Scully de ahora en este lugar.

A lo lejos -siempre de lejos- la vio arrodillada ante una lápida. Colocó un ramo de claveles y se quedó pensativa por un momento, mirando la inscripción como si no creyera que estaba allí. El se fue acercando cada vez más, cuidadosamente para no ser visto. Necesitaba ver sus ojos, saber lo que estaba pasando por su mente en estos momentos, leer el nombre de la persona que yacía bajo el frío cemento.

Sintió una punzada al ver los ojos brillosos de Scully... la fuerte Scully, la que nunca dejaba ver sus lágrimas, estaba llorando allí con toda certeza de que nadie la vería. Y pensó que a lo mejor eso pasaba con su compañera cuando llegaba a casa y se encerraba tras esa puerta; seguramente había llorado muchas noches a solas sin que nadie le escuchara ni pudiera secar su llanto.

No quería verla sufrir, ni hoy ni ayer ni nunca. No soportaba verla así por alguien que ya no podría hacerle compañía; pero tuvo que contener los deseos de abrazarla y decirle que estaba con ella, tuvo que cerrar los ojos y borrar aquella visión para bloquear el impulso de correr a su lado. Lástima que su memoria fotográfica no le ayudara mucho.

Ella se levantó lentamente, no sin antes plasmar con su mano un beso de despedida. La mente de Mulder comenzó a trabajar más rápido de lo que podía asimilar; debía ser alguien muy importante en su vida para que mereciera ese gesto, debió amar demasiado esa persona para permitirle llorar a sus ojos, debe dolerle mucho porque su rostro la delata.

Sus ojos la siguieron hasta que se confundió su pequeña figura de porcelana con los límites del cielo gris. Esa tarde era digna de cualquier guión: otoño, nublado, frío, cementerio. Su vida estaba resultando demasiado patética. Ya que estaba solo, tenía la oportunidad de averiguar aquello que tenía trabajando horas extras sus neuronas. Se acercó lentamente, pensando los pasos que daba como si se tratase de alguna tumba sagrada que estaba a punto de profanar. No sabía si era temor... o respeto. Respeto por el lugar que al parecer se había convertido en una especie de santuario para Dana Scully.

Un escalofrío recorrió toda su espalda y una sensación de vacío se apoderó de todo su cuerpo. Ya no era parte del rompecabezas... ahora no era más que un recuerdo... un fantasma perdido en la memoria de su compañera...

"Fox William Mulder
13/10/1961 - 6/11/2002".

Continuará...