CAPÍTULO 3: Conociendo gente nueva. ¡Que chica tan guapa!

Nota de la autora: Para comprender bien este capítulo, aconsejo leer antes el capítulo 1 de ¿Quién Dijo Que No Hay Chicos En Sailor Moon?

- ¡Gato asqueroso y repugnante, voy a despedazarte lentamente para que tus gritos de agonía te sirvan de marcha fúnebre!.- gritó Carlos, mientras le lanzaba un zapato a Cometa, que lo esquivó con pasmosa facilidad. Después de varios meses practicando, un zapato no era nada. Había sido peor cuando en una ocasión le había lanzado un armario viejo.

- ¡En mi casa ni hablar!.- exclamó Luis.- Bastante he hecho ya dejando que entre Cometa. Si mi padre se entera, me matara entre estornudo y estornudo.

- ¡Pero se ha comido mi jabón!.- replicó Carlos.- ¡Y usado mi champú! ¡Y lo confiesa cuando estamos aquí porque sabe que si lo hace en casa, lo ahogaría en la taza del retrete!

- He dicho que en mi casa no.- sentenció Luis.

- Por algo propuse yo que quedásemos en casa de Dani.- señaló Alex.- Pero tu te empeñaste en quedar aquí y ya sabes que Cometa es un pesado que no se separa de nuestro lado ni con agua caliente.

- Debería daros vergüenza hablar así de vuestro Guardián.- gruñó el animal.

- Si, ya lo se.- asintió Luis, mientras se servía una taza más de te.- Pero quería antes de ir a clase me acompañaseis a ver el local.

- ¿¡Por fin ha quedado libre?!.- saltó Dani, con ojos brillantes.- ¡Tanto tiempo de espera y por fin...!

Luis sonrió.

- Bueno, me gustaría que me acompañaseis a verlo, para que me digáis qué os parece y luego vamos todos a clase en mi coche.

- Todo sea por ir en tu BMW.- indicó Carlos, con gesto de burla.

- ¿Y bien? ¿qué os parece?.- preguntó Luis, mientras encendía la luz que iluminó la sala. Esta estaba prácticamente vacía y la voz de Luis resonó por las paredes desnudas. Era un local muy amplio, de color gris, con el techo a varios metros de altura, rodeado por unos ventanales. Había dos puertas, una en cada lado, con pintura roja que se caía por culpa del oxido. En el rincón más alejado de la puerta, había una especie de tarima, con dos escalones, y a la derecha, una puerta de garaje cerrada con una persiana metálica.- Está un poco sucio, pero no es nada que un poco de agua, jabón y pintura puedan arreglar.

Dani, con ojos brillantes, empezó a correr de un lado a otro de la sala, entonando notas sueltas para comprobar qué tal se oía por los distintos rincones.

- Yo paso de limpiar.- gruñó Carlos, tratando de permanecer impávido ante Cometa, que se lamía las patas sobre su hombro.- Es un garaje: mientras no me coman los bichos, está limpio. Además, no merece la pena: enseguida se vuelven a enguarrar. No queremos una sala de baile, solo un sitio donde aporrear los instrumentos. Por cierto, ¿podré traer mi moto? Es sitio es genial y los vecinos ya se han enfadado un par de veces conmigo por ensuciar de aceite el suelo de la calle.

Una gota de sudor recorrió la frente de los demás.

- Sí... bueno, supongo que si, no creo que haya problema..- murmuró Luis.- ¿Cuándo creéis que podremos empezar a ensayar?

- Yo avisaré a Armando más tarde.- intervino Alex.- Para que haga la prueba para ser el cantante y demás. Pero yo creo que podríamos empezar esta misma tarde. ¿Os parece bien?

Se miraron entre ellos, asintiendo levemente (salvo Dani, que seguía dando vueltas entusiasmado)

- En ese caso, vamos a clase o llegaremos tarde.- finalizó Luis.

Alex sacó un montón de libros del maletero del coche de Luis, mientras los demás lo miraban asombrados.

- Alex, ¿de donde has sacado todo eso?.- se extrañó Carlos.- Es el primer día de clase, no los vas a necesitar.

- Ya se que no.- gruñó este.- Son los libros que saqué el otro día de la biblioteca. Quería mirar algunas cosas, para el proyecto de fin de carrera, antes de que empezasen a evaporarse los libros de la biblioteca o tuviese que luchar a muerte contra alguien por tenerlos unos días.

- Piensa que probablemente, ganarías tu.- se burló Cometa, desde la puerta entreabierta del coche.

- Bueno, me voy.- se despidió Alex, mientras, como respuesta al gato, cerraba de golpe, dándole en el morro.

Salió casi corriendo, tratando de que no se le cayesen los libros. Miró hacia sus muñecas, tratando de ver la hora, pero no podía pues la esfera del reloj quedaba fuera de su vista.

- Maldición.- murmuró, mientras levantaba los brazos un poco, desequilibrando ligeramente los libros, acelerando el paso.- Voy a llegar tar...

No pudo terminar la frase, porque en ese momento, chocó violentamente contra alguien, haciendo que todos sus libros cayesen al suelo.

- ¡Oh! ¡Lo siento!- oyó exclamar a una chica. Desde el suelo (y algo dolorido, puesto que parte de los libros habían caído sobre él), alzó los ojos... y le costó mucho disimular la impresión que recibió. Frente a él, estaba una preciosa muchacha de ojos verdes y largo cabello castaño, recogido en una coleta. La muchacha, bastante alta, se agachó para ayudarle a recoger los libros y los papeles. Detrás de él, otra chica, rubia, no dejaba de farfullar disculpas y de moverse nerviosa.

- No os preocupéis- les contestó, tratando de restar importancia al asunto, mientras un dolor palpitante en los dedos de los pies le recordaba que su cuerpo no opinaba lo mismo. Cuando terminó de recoger las cosas, se incorporó, tratando de dar su mejor aspecto a la joven de ojos verdes. - Si me decís dónde queréis ir tal vez os pueda ayudar. ¿Sois nuevas? El primer año todo el mundo se pierde.

Eso no era del todo cierto, pero intentaba averiguar disimuladamente todo lo que pudiese sobre la muchacha.

- Oh, claro- dijo la chica rubia.- Quiero decir... que claro que queremos que nos ayudes y sí... somos nuevas y, por supuesto... es normal que todo el mundo se pierda porque este sitio es enorme y estos planos son una inutilidad total y absoluta que...

- Bunny, creo que se ha dado por enterado.- le murmuró la otra chica, mientras le daba un codazo.

Después de orientarlas (y de tomar buena nota de a dónde se dirigían) Alex se marchó rápidamente, puesto que ya era seguro que llegaba tarde, y además tenía que llamar a Armando para decirle lo del ensayo de esa tarde.

- Bunny...- murmuró en voz baja.- ¿Dónde he oído yo ese nombre antes? ¡Maldita sea, podía haber llamado a su amiga por su nombre! ¡Me he quedado sin saberlo!

La clase resultó terriblemente tediosa y aburrida y por su cabeza no dejaba de dar vueltas la muchacha de los ojos verdes y pendientes de rosa.

- "Va acabar agotada, de tanto dar vueltas por mi cabeza".- se burló de si mismo.

Cuando por fin el profesor dio por terminada la clase, casi no pudo reprimir un suspiro de alivio. Todavía tenía que pasar por la biblioteca a devolver los libros. Y llamar a Armando y...

- Qué cargado vas... como la mula de carga que eres, por supuesto.

Esa voz... se giró lentamente y tras de el vio a dos chicas. Una era alta, de cabello corto y castaño, con un aspecto más masculino que femenino. La otra tenía el cabello largo y ondulado y unos rasgos suaves y delicados... salvo la mirada, que era de autentico odio y repugnancia.

- Vaya, pero si son Tim y la Muñeca Barbie.- replicó Alex.- ¿Qué hacéis aquí?

- Veníamos a verte a ti.- respondió Tim, amablemente.

- No, TU venías a verle a él.- señaló Vicki.- Yo hubiese preferido esperar.

- ¿A qué?.- se extrañó Alex.- Porque si a lo que quieres esperar es que haga aparición tu inteligencia, lamento decirte que no va a ocurrir.

- No es eso.- se apresuró a intervenir Tim, antes de que Vicki pudiese responder. No tenía tiempo de aguantar una de esas peleas entre ellos.- Queríamos hablar con Luis sobre su hermano, pero nos han dicho que no iba a estar en casa en todo el día. Le hemos llamado al móvil, pero lo tiene apagado y pensamos que igual tu sabrías decirnos dónde podemos encontrarlo.

- Claro.- asintió Alex, sacando un papel.- Esta tarde vamos a ensayar con el grupo que estamos haciendo, en este garaje. Pero lamento decirte que no puedes llevar a Vicki, porque están prohibidos los animales.

- En ese caso, el grupo tendrá que ensayar sin su cerdo maloliente.- replicó la aludida.

Alex esbozando una dulce (y falsa) sonrisa, le pasó el mapa a Tim, que lo miró casi por encima.

- Vale, ya sé donde es.- asintió.- Nos pasaremos por allí esta tarde.

- ¿Qué es eso tan importante sobre su hermano que tenéis que hablar con él, si puedo preguntarlo?

- Oh, nada especial.- respondió Tim.- Es solo que va a salir con una muchacha a la que estamos cuidando y queremos estar seguras de que es un buen partido.

- ...

- y un, dos, un, dos, tres , cuatro...- marcó el ritmo Dani, mientras empezaba a tocar la batería. El bajo de Alex empezó a entonar su parte, mientras Armando empezaba a entonar la canción. No era un cantante excepcional, pero tampoco lo hacía mal... de hecho, lo hacía mejor que cualquiera de ellos, incluido Dani, que tenía un oído magnifico, pero una voz desastrosa.

Estaban a mitad de la canción cuando alguien llamó a la puerta.

- ¿Quién podrá ser?.- se extrañó Luis, mientras se dirigía hacia la puerta. - Un momentito.

- Seguramente Tim y Vicki.- refunfuñó Alex.- Me las encontré esta mañana y dijeron que se pasarían esta tarde por aquí, para interrogarte sobre tu hermano y sus intenciones respecto a la novieta que se ha buscado.

- Si me hermano te oye llamarla así, date por muerto.- rió Luis, mientras ya abría la puerta y hablaba con la persona que había llamado.

- Me gustaría comentar con vosotros un par de cosas.- dijo Dani, haciendo un gesto para que los demás se acercaran.- ¿Os parece que debería cambiar "acercaba" por "aproximaba"

- Pero si es lo mismo.- replicó Carlos.

- No, no es igual.- insistió Dani.- Quizás quedaría más melodioso...

- De verdad, Dani, así está bien.

- Bueno, ¿y en lugar de belleza pelirroja, que tal belleza rubia?

- Mejor belleza morena.- rió Alex.- Como la que he visto yo esta mañana. Tendríais que haber estado allí: era alta, de pelo castaño, ojos verdes, cuer...

- Chicos.- intervino de pronto Luis, que se había acercado sin que se enterasen.- Son Tim y Vicki... y algunas de sus amigas. Parece que el novio de una de ellas es clavadito a Alex y...

Armando se giró rápidamente.

- ¡ARMANDO!- exclamaron todas excepto una rubia con dos coletas, que se limitaba a mirarlo muy seria.

- Hola, chicas- responde Armando con precaución, acercándose hacia ellas muy despacio. Había visto la mirada de la joven.- Estooo... ¿Cómo estás, Bunny?

- Ah, claro, de eso me sonaba a mi el nombre.- susurró Alex, más para si mismo que para los demás.

Ella le miró sin responder, con los brazos cruzados y sin dejar de mover el pie. Armando tragó saliva. Estaba enfadada.

- Se lo va a comer.- murmuró Dani, que empezó a encojerse detrás de la batería, por si acaso había más que palabras, que no le tocase a él.

Efectivamente, solo un par de frases más y la muchacha se puso a dar gritos y luego a llorar desconsoladas. A esas alturas, las chicas miraban al suelo con resignación y ellos se escondían detrás de la batería de Dani, hasta que finalmente una de ellas, una morena de largo cabello, le dio cuatro gritos a la rubia, que rápidamente hizo las paces con Armando.

Los chicos salieron con precaución de detrás de la batería.

- ¿Ha pasado ya la tormenta?.- preguntó Dani, con recelo. Estaba fuertemente armado con las baquetas de la batería. No quería, pero si era necesario, estaba dispuesto a utilizarlas.

- Sí, Dani, sí.- le dijo Tim con una sonrisa.- Bueno os voy a presentar: estos son Dani, Luis, Carlos y Alex. Ellas son Bunny, Carola, Ray, Patricia y Amy.

Alex miró a Patricia durante un momento. Así que ese era su nombre. Era un nombre precioso, igual que ella. Fingió estudiarla durante unos segundos. No quería demostrar tan pronto su interés por ella, podía asustarla. Después de un tiempo prudencial, fingió reconocerla al fin.

- Tú eres la chica de esta mañana, ¿no? La que estaba perdida.

- Sí.- dijo Patricia, sonrojándose ligeramente.- Me llamo Patricia.

- Yo soy Alex.- dijo, acercándose discretamente y mostrando su mejor sonrisa.

- Eso ya lo sabe, so idiota.- soltó de pronto Vicki.

Alex se giró y miró a Vicki, frunciendo el ceño. Si no estaba en medio de una manera, era de otra.

- ¿Tú aquí otra vez? ¿No te había explicado que no podías venir porque los animales están prohibidos por aquí?

- Pero si esa prohibición fuera cierta, tú ya no estarías por aquí.- le replicó Vicki.

- Tú verás, el que avisa no es traidor. Pero manténte apartada, no sea que esa enfermedad cerebral tuya sea contagiosa.

- Por lo menos tengo cerebro en el que tener una enfermedad.

No pudo evitar empezar una fuerte discusión con Vicki. No quería dar esa impresión a Patricia, pero no podía permitir que ella le insultase y se quedase tan fresca.

No sabía exactamente cuanto rato llevaba discutiendo con Vicki, pero algo ahogó sus gritos: eran tres de las muchachas, discutiendo acaloradamente para hacer, al parecer, una prueba para ser la voz femenina del grupo. Oyó a Luis hacer la oferta a las demás chicas.

- Me temo que no puedo dedicarme a cantar. Tengo que estudiar.- rehusó Amy. Con una sonrisa.

- Me temo que mi voz es como la de un carretero en la ducha.- dijo Tim.

- ¿Y tener que ver a Alex todos los días? ¡Ni loca!.- se apresuró Vicki.

- ¿Y tú?.- se apresuró a intervenir Alex, dirigiéndose a Patricia. Sería la excusa perfecta para conocerse.- ¿No quieres intentarlo?

- ¡Oh, no!.- se sonrojó Patricia.- No creo que lo hiciera bien.

- ¡Venga, inténtalo!.- la animó.- No pierdes nada. Vamos a hacer una audición.

La primera en intentarlo fue Bunny y fue un autentico desastre, después fue Carola, a la que Dani miraba con ojos embelesados y boca babeante. Alex suspiró. Conocía lo suficiente a Dani para saber que se había enamorado locamente de la muchacha. Ahora sería insoportable.

Carola fue tan desastrosa como Bunny, aunque Alex supuso que no debía de cantar siempre así, a juzgar por las caras de espanto y horror de sus amigas. Al menos, Dani mantuvo lo suficiente la cordura para no escogerla para el grupo.

Después fue Ray, que si bien no lo hizo mal, decidió retocar las canciones de Dani para ponerlas más a su gusto.

- Grave error.- murmuró, haciendo un gesto negativo y de abatimiento con la cabeza.- Dani jamás se lo perdonara.

Llegaba el turno de Patricia. Alex, tratando de mostrar simple interés, contenía la respiración y se encomendó a todos los dioses que conocía y a los que no (por si acaso). Y alguno debió de escucharle, porque la voz de Patricia resultó ser magnifica. Apenas si pudo contenerse cuando terminó y efectivamente, Dani la seleccionó.

- ¡Genial!.- dijo, apretando los puños.

- ¿Decías algo, ser infecto?.- gruñó Vicki.

- Sí.- replicó Alex, disimulando.- He dicho bestial. Por ti, con esos pelos, esas garras, esos colmillos apestosos y malolientes. Ya sabes: lo que ves cuando tomas agua del bebedero.