CAPÍTULO 4: ¡Nuestra primera batalla! ¡¡¡Ese monstruo es ENORME!!!
Nota de la autora: para entender completamente este capítulo, aconsejo leer previamente los capítulos 2 y 3 de ¿Quién Dijo Que No Hay Chicos En Sailor Moon?
Alex no dejaba de mirar por la puerta, esperando impaciente la llegada de Patricia. De hecho, estaba tan impaciente por empezar con el ensayo, que había llegado el primero, casi una hora antes del ensayo. Apenas había podido dormir.
No entendia muy bien lo que le pasaba. Sí, claro que le habían gustado muchas chicas antes. Por supuesto, había llegado incluso a enamorarse en una o tal vez dos ocasiones. Pero esta vez era distinto. No podía dejar de pensar en ella, en su sonrisa, en su cabello, en su intensa mirada. Casi no había podido dormir de lo mucho que deseaba volver a verla. Se sentía como el protagonista de una de esas absurdas películas románticas (Que, por cierto, ya no le parecían tan absurdas). Su único consuelo es que, al parecer, Dani había caido en una especie de trance similar al suyo, pero olvidando por completo su dignidad: en cuanto las chicas se marcharon, Dani se puso a babear como un loco y a cantar las mil y un alabanzas de Carola.
- Es tan hermosa, tan perfecta... parece una diosa del amor.- había dicho una y otra vez.
El opinaba lo mismo de Patricia, pero al menos no lo iba pregonando a los cuatro vientos. Vale, igual se le había notado un poco, a juzgar por las miradas y sonrisitas que había visto poner a sus amigos cuando él no miraba. Pero al menos lo intentaba.
La puerta se abrió y se giró, conteniendo la respiración. Pero vio, desilusionado, que sólo eran Dani y Luis.
- Buenos días.- le saludó Luis.- Que madrugador...
- Es que no tenía sueño.- se excusó Alex.- ¿Y vosotros? Aun falta media hora.
- Los instrumentos.- respondió Dani como toda respuesta, todavía adormecido.
- ¿Estas bien?
- Ha estado toda la noche componiendo canciones.- le explicó Luis, mientras Dani empezaba a organizar la batería.- Oda a Carola, Oda al Amor, Oda a la señorita Aino, Oda a Venus, Oda a la Belleza, Oda a las Rubias de Ojos Azules y Con Lazos Rojos en el Pelo...
- ...
En pocos minutos, estuvieron todos los chicos reunidos. Tan solo faltaba Patricia. Alex miró el reloj. Aun quedaban cinco minutos. Rezó para que fuese una chica puntual o le daría un ataque.
- Creo que deberíamos buscar un manager.- dijo Carlos, mientras tocaba distraido un par de notas en el teclado.- Ya se que esto es en plan hobbie, pero si podemos tocar en algun local, sacariamos algun dinero que nos vendrian bien a todos menos a Luis, que ya sabemos que no necesita.
- ¡Oye!.- protestó el aludido.
- Ademas, lo hacemos mejor que algunos de los que tocan.
- Claro, llevamos tantos ensayos, que somos unos genios musicales.- admitió Alex.- No corras tanto, primero habrá que ver como van los ensayos. Y luego buscaremos al manager.
- Yo tengo uno.- insistió Carlos. Todos se le quedaron mirando con una enorme gota de sudor.- No, no es que yo tenga representante, sino que conozco a alguien que podría hacerlo. Se llama Iván, lo conocí en la ultima revision de la moto. Le dije lo del grupo y me comentó que alguna vez ha hecho ese tipo de trabajos y por lo que dijo, es muy bueno. Y también parece conocer a mucha gente.
- En cualquier caso, estoy de acuerdo con Alex en que es mejor que...
La puerta se abrió en ese momento. Alex se giró esperanzado... y vio entrar al grupo entero de amigas.
- Wow, cuanta gente.- bromeó, tratando de disimular su muy creciente frustracion. ¿¡Es que las chicas no eran capaces de ir solas a ningun sitio?! ¡Él iba a ofrecerse a llevarla después a casa!.
- Lo siento.- se disculpó Patricia.- Es que les hacía ilusión venir al primer ensayo y...
- No hace falta que te disculpes.- señaló Luis, sonriendo.- Puedes traer a quien quieras. Ademas, nos irán bien los ensayos con público.
Carola, disimuladamente, se acercó a Dani y se sonrojó terriblemente, mientras miraba al suelo con sonrisa tímida.
- Hola Dani.- dijo casi en un susurro.
- Hola Carola.- respondió Dani, en el mismo tono de voz. Carlos se apresuró a emprender la huida antes de que empezasen las ganas de vomitar.
Alex suspiró por lo bajo. Lo mejor sería que no se notase que NO quería tanta compañía. Era importante llevarse bien con las amigas. De hecho, ya era bastante malo llevarse mal con Vicki. Al resto debía caerles bien. Incluso dejaría de meterse con Vicki. Todo por conseguir a esa preciosa muchacha.
- ¡Hola, chicas!.- las saludó, mosntrando su mejor sonrisa.- Hombre, Vicki, tú por aquí. Creí que te habías hundido con el Titanic.
Era superior a él, optaría por llevarse bien con las demás.
- Estuve a punto, pero sólo de pensar que tenía que estar rodeada de besugos como tú, conseguí salir a flote.- replicó Vicki, enojada.
- Ya, es que lo bueno abunda.- añadió Alex, sonriendo. Antes de que Vicki pudiera contestarle (o pegarle), cogió a Patricia del brazo con dulzura (cualquier excusa era buena para tocar la suave piel de sus brazos)y la llevó al , donde los demás la esperaban, una vez consiguieron que Dani dejase de babear.
- Venga, nena, demuestra lo que vales.- le susurró, acercando sus labios a su cuello, resistiendo la tentación de besarlo.
Vio que Amy murmuraba algo por lo bajo, con expresión sorprendida, pero le dio igual... hasta que se dio cuenta de que Vicki lo fulminaba con la mirada. ¿¡Qué estaba haciendo?! ¡Parecia un galan de novela rosa!
Patricia, ruborizada (¿Eso era bueno o malo?) se dispuso a cantar... pero tuvo que esperar a que Dani y Carola dejaran de flirtear para poder empezar.
La música empezó a sonar y Patricia se preparó. Alex tocó las primeras notas del bajo.
En ese momento, un ruido ensordecedor llenó el local y el suelo tembló, haciendo que todos cayeran al suelo.
En la caida, la guitarra de Luis, demasiado cerca de Alex, golpeó contra la cabeza de este. Antes de perder el conocimiento, le pareció que algo chocaba también contra la de Luis.
No estaba inconsciente, pero tampoco se enteraba de lo que estaba ocurriendo, era incapaz de abrir los ojos. Le pareció oir gritos, y luego, a traves de sus párpados, muchas luces de colores.
Luego, silencio. Solo los temblores del suelo y el ruido de edificios cayendo.
- ¡Despertad!
Esa voz le resultaba conocida...
Un agudo dolor le pasó por la mejilla.
- ¡Ay!.- gritó, abriendo los ojos de golpe y llevandose la mano a la mejilla, donde Cometa, enfurruñado, el había arañado.
- ¿Qué... que es lo que pasa?!.- logró balbucear Dani, mientras se deslizaba por debajo de la batería (ni idea de cómo había conseguido acabar debajo de todo eso)
- ¡Es el enemigo!.- les explicó Cometa.- ¡Ha llegado la hora de que os enfrenteis a él y demostreis para qué habeis estado entrenando durante todo este tiempo!
- ¿Dónde estan las chicas?.- se alarmó Luis.
- Cuando llegué solo estabais vosotros.- respondió Cometa.- Habran salido a buscar ayuda, o no se habran dado cuenta de que estabais todos tirados por el suelo, o han pasado de vosotros. ¡Pero eso da igual! ¡Debeis transformaros y luchar contra el enemigo!
Alex y los demás asintieron con fuerza, mientras sacaban sus cristales mágicos del bolsillo y hacian el numerito de los saltitos y demás.
Pronto estuvieron transformados y listos para luchar.
- Muy bien, vayamos a por esa criatura.
Con decisión, siguieron a Cometa fuera de la nave... y vieron una criatura ENORME, con unas babas ASQUEROSAS y unos gases APESTOSOS. Se quedaron un momento quietos... y luego corrieron a esconderse unos cuantos metros por detrás de la nave en la que habían estado ensayando.
- ¡Volved ahora mismo, cobardes!.- les llamó Cometa.- ¡Teneis que combatir al enemigo!
- ¿¡Tú has visto el tamaño de ese bicho?!.- replicó Guerrero Venus.- ¡Hasta ahora lo peor a lo que habíamos combatido era al fantasma de un pintor que hacía sangrar paredes dándoles el aspecto de peliculas gore!
- ¡No me vengais ahora con excusas, podeis con él sin ningun problema!.- les aseguró Cometa. De hecho, estaba plenamente seguro de ello, pues habia hecho una medición de fuerza (no podía permitir que la primera aparicion de sus chicos acabara en fracaso).
- ¡Seguro que pueden ocuparse las sailors sin problemas de ese bicho!.- insistió Guerrero Sol.
- ¡Eso!.- coincidió Guerrero Neptuno.- Después de todo, ellas son más hábiles, más experimentadas, más...
En ese momento, vieron a las sailors lanzar una ataque conjunto contra el monstruo, sin tener casi ningun efecto sobre él.
- ¡Oh, no, son tan inutiles como nosotros!.- se lamentó Guerrero Venus.
- ¡No digas tonterias!.- insistió Cometa.- ¡Vuestros ataques son más potentes que los de ellas! ¡Podeis vencerle sin dificultad!
Guerrero Sol volvió a mirar hacia la batalla que tenía lugar unos metros por delante. Rezaba para que pudiesen solucionarlo ellas solas.
En ese momento, el monstruo alargó la mano y agarró a una de las sailors. Se trataba de sailor Jupiter, que luchaba por liberarse inutilmente del monstruo. Este comenzó a apretar y le dijo algo con voz cavernosa, si bien Guerrero Sol no le entendió. Su corazón palpitaba con mucha fuerza y no era capaz de quitar los ojos del monstruo y la muchacha. Detrás de él, sus compañeros continuaban discutiendo con Cometa, pero él no les escuchaba.
El monstruo alzó el puño contra la sailor.
Nunca supo cómo, pero de algun modo, consiguió estar allí antes del brutal impacto. Sacó su espada de luz y cortó la mano del monstruo como si fuese mantequilla. La criatura aulló de dolor y aflojó la presa, haciendo que la sailor, casi inconsciente, cayese. Pero Guerrero Sol volvió a saltar y la recogió en el aire, situandose detrás de la criatura.
Notó cómo soplaba el viento hinchando su capa y que la luz del sol incidicía de un curioso modo sobre él. Se sintió el heroe de una película.
- Wow.- murmuró Guerrero Venus, asombrado.
- Ha quedado realmente espectacular.- aceptó Guerrero Urano.
- Va a ligarse a todas las nenas.- señaló Guerrero Neptuno.
- Os dije que podíais con él.- gruñó Cometa.- Ahora haced el favor de ir a echarle una mano.
- Déjale, se esta luciendo.- escurrió el bulto Guerrero Venus.
- Ademas, si él solo puede hacerlo, ¿para que vamos a ir?.- coincidió Guerrero Neptuno.
- Ciertamente, deberiamos tratar de mantener nuestra existencia el secreto todo el tiempo posible.- razonó Guerrero Urano.
- Vas a lamentar esto, cretino.- dijo el monstruo, babeando.- ¿Quién eres tú?
Alex se sintió orgulloso por lo que acababa de hacer. Notaba que aun tenía miedo y que sus brazos, pese a ser fuertes, empezaban a cansarse de sostener a la hermosa sailor. Optó por utilizar la técnica que siempre usaba cuando se sentía vulnerable: hacerse el chulo.
Con un gesto despreocupado, se apartó los mechones de pelo de la cara. La sailor lo miraba sin comprender lo que ocurría. Tenía unos ojos tan preciosos... no, no podía distraerse con esas cosas ahora...
- ¿Mi nombre?.- preguntó, tratando de disimular la turbacion que le producia la muchacha y el miedo que le daba el monstruo.-¿Acaso debo malgastar mi saliva en decir mi nombre a alguien... mejor dicho, a algo, que se va ir derecho al infierno en pocos instantes?
Noto que la criatura empezaba a temblar de rabia. Igual se habia pasado un poco...
Con un grito desesperado, le lanzó un chorro de líquido apestoso. De forma inconsciente, dio un salto para evitarlo. Eso no era nada comparado con las trampas de Cometa.
Por casualidades de la vida, aterrizó justo delante de Sailor Moon. La miró, sonrió e hizo una reverencia (todo ello sin soltar a Sailor Júpiter, la cual parecía incapaz de reaccionar)
- Desde luego, parece que se defiende perfectamente.- murmuró Guerrero Venus, viendo a su amigo esquivar otro ataque.
- Empiezo a sentirme como un cobarde repugnante.- murmuró Guerrero Urano.
- ¿Por qué será?.- gruñó Cometa
El monstruo atacaba una y otra vez, pero Guerrero Sol no tenía especial problema para esquivarlo, si bien empezaban a fallarle un poco las piernas (no en vano llevaba a otra persona en brazos)
De pronto, el monstruo le atacó por la espalda y, casi sin tiempo para detenerse, volvio a atacarle. No tuvo tiempo de defenderse.
- ¡Barrera de protección!
Delante de él, casi de la nada, aparecieron sus tres amigos. Guerrero Venus extendió sus brazos hacia delante, formando un escudo protector justo a tiempo. Vieron cómo el ataque de la criatura chocaba contra el escudo y se dividía, destruyendo todo lo de alrededor, levantando una gran polvareda en el exterior.
Oyeron al monstruo reirse a grandes carcajadas, seguro de su victoria.
- ¡Ja, ja, ja, ja, ja!- le oyeron.- ¡Te está bien empleado, idiota! ¡Nadie puede vencer a Gurald!
El humo empezó a desvanecerse. La batalla no había terminado.
Cometa observaba la batalla desde lejos, algo sorprendidos.
- Vaya, pues es verdad que podían vencerle sin problemas.- murmuró, asombrado. Estaba seguro de la victoria, pero no de que efectivamente fuese a ser sencilla. Los guerreros atizaban al monstruo por todas partes y finalmente intervino Sailor Moon, haciendo que el monstruo, con un grito agónico, se convirtiese en polvo.
Los guerreros bajaron de un salto y se pusieron frente a las sailors. Se sentían embargados de una extraña sensación. Ellas eran las famosas luchadoras qure habian defendido la Tierra durante cuatro años y ahora estaban frente a ellas, como iguales.
Guerrero Sol, al ver que Sailor Júpiter ya estaba casi recuperada, la dejó con cuidado en el suelo (y con una extraña sesacion contradictoria en el corazón, pues por una parte ya le dolían los brazos y por otra no quería que se alejase de su lado)
- ¿Quiénes... sois vosotros?.- logró decir la joven.
Él sonrió.
- Yo soy Guerrero Sol.- respondió, haciendo una ligera reverencia.- Y estos son mis compañeros, Guerrero Urano, Neptuno y Venus.
- ¿¿¡Qué??!- gritaron todas las Sailors.
- ¡Sailor Moon!
Los chicos se miraron y, como si fuesen uno solo, dieron un salto para aprovechar aquella interrupción para marcharse rápidamente
Corrian y saltaban de un edificio a otro, buscando alejarse lo más rápidamente posible para cambiar de nuevo a su otra identidad antes de que las chicas volviesen de donde se hubiesen ido y descubriesen que no estaban.
- ¡Alto!.- oyeron gritar detrás de ellos. Se detuvieron casi al momento, algo sorprendidos de la actitud de las sailors. Se trataban de Urano y Neptuno, que los miraban con desconfianza.
- Permitidme que os felicite.- dijo Guerrero Sol con sinceridad.- Sois muy rápidas.
- ¿Quiénes sois y qué es lo que queréis?.- intervino Sailor Neptuno.
Guerrero Sol sonrió ampliamente. No sabía por qué, pero le daban ganas de chinchar a esa chica.
- ¿Y desvelar la sorpresa final? Naaahhh.
Iba a soltar otro comentario hiriente cuando una luz a su lado le cegó. Se giró rápidamente y vio a Guerrero Urano con el simbolo de su planeta brillando intensamente en su frente, en una especie de trance. El guerrero comenzó a levitar.
- ¿¡Y a ti que te pasa?!.- no pudo evitar decir, alarmado.
Algo salió del pecho de Sailor Urano. Era una luz muy brillante, sin forma. Lentamente, se desplazó hacia el guerrero, ante la atónita mirada de los demás. Entró en el y se desprendió una gran luz que obligó a los demás a taparse los ojos.
Cuando los abrieron, los dos guerreros estaban inconscientes.
- ¡Urano!.- oyeron gritar a Sailor Neptuno.
No tenían mucho más tiempo que perder. Entre los tres levantaron a su amigo incosciente y se fueron, dejando a la sailor tratando de reanimar a su compañera y esperando que eso que acababa de suceder no fuese nada serio.
En pocos segundos llegaron de nuevo a la nave, una de las pocas que no había sido destruida.
- Menos mal.- murmuró Dani, una vez volvieron a ser ellos mismos.- Hubiese sido complicado explicarles por qué no hubiesemos acabado hechos papilla.
- Déjate de tonterias y metete debajo de la batería.- gruñó Carlos, mientras dejaba a Luis, inconsciente, donde estaba antes.
Dani palideció.
- ¿Otra vez?.- balbuceo.
- Tenemos que ponernos donde estabamos antes y puede que sospechen.- señaló Alex, colocandose en la cabeza la guitarra de Luis.
- ¿Y si digo que me he ido arrastrando?
- Calla y hazlo.
A los pocos minutos, volvieron las chicas, para ayudarlos a salir.
Alex se apoyó en el alfeizar de la ventana de su casa, mirando las estrellas. Estaba bastante confundido. Hacia solo unas horas que había tenido lugar la primera batalla real contra el enemigo. No había sido tan terrible como había pensado (tampoco habia sido coser y cantar, como habia querido dar a entender, pero tampoco tan agotador como creia que iba a ser), pero habia quedado muy confundido.
Una vez se separaron de las chicas, tuvieron una reunión con Cometa, que como de costumbre, les aclaró muy poco sobre lo ocurrido con Guerrero Urano.
- Ella tenía el alma de él y cuando se han encontrado, se la ha devuelto.
- ¿¡Quieres decir que no tenía alma?!?.- se alarmó Luis.
- Algo asi.- Ella era tu hermana, tu te moriste, le pasate tu alma para estar con tu chica y ella tambien murio. Un pequeño enredo que ya se ha arreglado.
- ¡¡Maldito gato, te voy a...!!.- gritó Luis, tratando de ahogar a Cometa.
- Vaya, realmente ahora tienes mucho más carácter.- murmuró Dani, admirado.
Pero a Alex no era eso lo que le preocupaba. Lo que le preocupaba era la advertencia de Cometa.
- No puedes acercarte a Sailor Júpiter.
La frase resonaba una y otra vez en su cabeza, no conseguía sacarla de ahí. Le había preguntado, interrogado y amenazado, pero no había conseguido sacarle nada al animal, ninguna explicación, ningun motivo. Solo que no podía acercarse. Pero no podía ignorar lo que en ese momento tenía dentro.
Probablemente, a cualquiera que lo oyese le parecería absurdo y carente de importancia, pero estaba muy confundido respecto a sus sentimientos. ¿Cuál de las dos chicas era la que de verdad amaba? ¿Sailor Jupiter o Patricia? Creía que jamas podria sentir por nadie lo que sentía por Patricia, pero al ver a la sailor... era el mismo palpitar apresurado, la misma sensacion en el estómago...
- Ojalá pudiese ver otra vez a Patricia...- murmuró. Las farolas del parque se encendieron y vio una persona que caminaba hacia los columpios. Parpadeo un par de veces, confuso, al reconocerla.- ¿¡Patricia?!
Sin duda era ella. La joven se sentó en uno de los columpios y empezó a balancearse, con pesar. Precia terriblemente triste.
Alex miró al cielo. Empezaría a llover en cualquier momento. Con gesto rápido, cogió un paraguas y fue hacia la puerta, olvidando todas sus dudas anteriores. Solo queria consolar a Patricia.
