CAPÍTULO 10: Dos pájaros de un tiro. ¿Por qué tiene que ser tan cruel el destino?

Nota de la autora: antes de leer este capítulo, recomiendo leer el capítulo 15 de ¿Quién Dijo Que No Hay Chicos En Sailor Moon?

Cometa caminaba alegremente por la calle, acercandose con maullidos lastimosos cuando veía a alguien con cara de buena persona con algo de comida. Habia descubierto que a la gente le hacia mucha gracia que les pidiera comida, y de ese modo habia conseguido que le diesen cualquier cosa, desde un chupachups hasta una alita de pollo que le dio una ancianita venerable.

Era bastante temprano, normalmente él a esas horas estaba durmiendo a pierna suelta, pero habia pasado toda la noche persiguiendo a un raton y al final habia optado por desayunar en la calle. Todavía no había prácticamente nadie, pero el porcentaje de "donaciones" era mucho mayor. Ademas, hoy no podría contar demasiado con los niños hasta que no fuesen por lo menos, las 12, puesto que era fiesta. Y dado que seguramente irian acompañados de sus madres, tenía poco que hacer con ellos. Pero las ancianitas... ah, las ancianitas eran otra cosa. Mujeres dulces, amables y compasivas, que se enternecian con un triste maullido y una mirada lastimera. Por supuesto, las había gruñonas y enfadadas que estaban a punto de golpearle con sus bastones o paraguas, pero la mayoria cedian facilmente, como la señora que golpeó a Carlos (un momento glorioso, sin duda). Aun hoy, la veia todos los dias y siempre le daba alguna cosa.

De pronto se detuvo. Notaba algo. Alguien con energía estaba cerca. Miró a su alrededor. No podía estar muy lejos...

- ¿Cometa?

El animal se giró sobresaltado. Delante de él estaba Dani, con unos papeles en la mano y una bolsa con la compra en la otra.

- Hola Dani.- respondio el animal, mirando todavía a su alrededor. No estaba del todo seguro de que la energía fuese de Dani, pero tampoco podia decir lo contrario... un delicioso olor le llegó de una de las bolsas de Dani.

- ¿Eso que llevas es... salmon?.- preguntó, mientras aparecian estrellitas en sus ojos y se olvidaba de la energía.

Dani fruncio el ceño y alejó la bolsa del hocico de Cometa.

- No es para ti, asi que no te hagas ilusiones.

El animal decidio no insistir en ese momento.

- ¿Y esos papeles?.- le preguntó, mientras echaban a andar hacia la casa de Dani.

- Esta tarde hay una actuacion benefica.- le explicó el eplirrojo, sin quitar ojo de encima al gato.- He ofrecido al grupo como voluntario para tocar allí. Desde el ultimo desastre no hemos hecho ninguna actuacion.

- Normal, a la gente esas cosas les da mal rollo.- replicó Cometa.- Eso de que un camarero se transforme en un monstruo y se dedique a absorber la energia de la gente no es una buena publicidad.

- Ni que lo hubiesemos hecho a proposito.- gruñó Dani.- Yo acabe empapado con el agua del retrete...

- Eso sin duda hubiese sido digno de verse.- sentenció Cometa.- ¿Se lo has dicho a los demás?

- He llamado por teléfono a Alex para que vaya corriendo la voz.

- Bien, bien...

Antes de que Dani se diese cuenta, Cometa habia saltado dentro de la bolsa y salio de ella con algo en la boca.

- ¡Eh, eso es mio!.- gritó Dani.- ¡Devuelvemelo! ¡He gastado todo lo que me quedaba del mes para comprarlo!

Si en lugar de salir corriendo detrás de Cometa Dani se hubiese girado, habria podido ver a Vicki caminando tranquilamente con una barra de pan.

Alex se echó un ultimo vistazo al espejo: perfecto. Sencillo, pero elegante, informal, pero atractivo. Sabía que esos preparativos eran absurdos, pero no podía evitarlo. Hoy era una oportunidad unica para tratar de conseguir algo con Patricia y no iba a dejar escapar la ocasión.

Alguien llamó a la puerta.

- Ya voy.- respondió de inmediato, mientras se apartaba un ultimo mechon de pelo de la cara y se miraba con satisfacción.

Con pasos rápidos, abrio la puerta... y se encontró un siempre sonriente Jorge.

- Buenos dias Y

- ¿Nunca te cansas de venir aquí?.- suspiró Alex, mientras se hacia a un lado para que entrase. Jorge era insistente, pero para nada peligroso o realmente molesto, de modo que no solía tener problemas en dejarle pasar, ya que el propio vecino solia saber cuando era el momento de marcharse. Ademas, en el fondo le caia bien y siempre era agradable poder hablar con alguien cuando uno vive solo.

- Eso seria como decir que me canso de ti y eso no ocurre.- respondio Jorge sonriendo.- ¿A dónde vas tan guapo?

- Tengo un concierto esta tarde.

- ¿El de la fiesta benefica?

- Ajá.

- Vaya.- suspiró Jorge apesadumbrado.- No voy a poder ir, tengo un trabajo en la otra punta de la ciudad. Con lo que me hubiese gustado verte tocando el bajo... humm.. cómo me inspira esa frase...

- ... manten lejos de mi tu inspiracion, ¿vale?

- Como quieras, pero eres un aburrido.- replicó Jorge.- Pero tu no te has puesto tan guapo por un concierto.

Alex no pudo evitar ruborizarse.

- ¡Lo sabia, lo sabia!.- se rio Jorge.- Dime, ¿quién es? ¿cómo se llama?

Alex intento escabullirse, pero Jorge le persiguio por toda la casa.

- Si no me lo dices, te iré a buscar a la salida de la universidad vestido con unos vaqueros muy cortos y ajustados, un bolso a juego y una camiseta anudada, mientras doy grititos y saltitos....

- No serias capaz...- murmuró Alex, horrorizado.

- Si quieres, hacemos la prueba...

Alex lo miró durante unos segundos, sin tener muy claro si hablaba en serio o en broma. Al final decidio no correr riesgos.

- Patricia.- gruñó.- Es la cantante femenina del grupo.

- Patricia...- repitió Jorge, saboreando cada silaba.- Ya me la puedo imaginar... alta, de largos cabellos castalos recogidos en una coleta, muy sensible...

Alex le miró asombrado.

- ¿Y tu como sabes todo eso?

- Querido, no puedes esperar estar bajo la lluvia en el parque de enfrente con una chica y que yo no me entere.

- ... tu ya lo sabias, ¿verdad?

- Bueno, una ligera idea si tenia Y ...

- ...en fin, tengo que irme.- suspiró Alex.- Tengo que llegar allí temprano. Espero que esta vez no nos ocurra lo mismo que en la anterior.

- No te preocupes.- le restó importancia Jorge, mientras le acompañaba a la puerta.- ¿Qué probabiblidades tienes de que en la segunda de vuestras actuaciones os vuelva a atacar un monstruo?

- ¿Qué probabilidades teniamos de que en la segunda de nuestras actuaciones nos volviese a atacar un monstruo?.- se lamento Dani, despues de deshacer la transformación, de regreso con los demás.

- ¿Y desde cuando las probabilidades están de nuestro lado?.- suspiró Alex.- Por que si así nos ponemos, ¿qué probabilidades teníamos de convertirnos en guerreros defensores de la justicia, reencarnados después de unos cuantos miles de años?

- Bueno... supongo que no demasiadas...- aceptó Dani.

Cuando llegaron con los demás, Armando estaba examinando a Ricardo.

- ¿Sabes?.- le murmuró Alex a Dani.- Ese niño es un monstruito, pero es realmente valiente.

- Luis, ¿estás seguro de que quieres llevarte a este monstruo?.- gruñó Alex.- Veamos: es maleducado, grosero, salvaje y encima, me odia.

- Oye, cretino, no hables de mi como si no estuviese.- replicó Ricardo, subido en la espalda de Luis.- Yo valgo mucho más que tú, que lo sepas.

- ¡Alex!

En ese momento, vieron llegar corriendo a Jorge, con la cara pálida.

- Hola Jorge.- le saludó Alex.- ¿Ocurre algo? ¡No me digas que Amalia está esperandome otra vez en la puerta!

En vez de soltar su tipica payasada, Jorge miró a Alex, no sabía si preocupado o enfadado.

- He oido en las noticias lo que ha pasado en la fiesta.- indicó.- Y me precupé por ti... por vosotros, porque sabía que estabais allí. Podrías haber avisado ¿sabes?

Alex miró a los otros, incómodo.

- Oh... bueno, la verdad es que si, pero lo cierto es que ni me acordé.

- ¿¡Que ni te acordaste?! ¡Soy tu amigo, sabes? ¡estaba muy preocupado, casi me da un ataque cuando lo oí y tenías el telefono movil desconectado! ¡He venido cogiendo todos los metros, trenes y taxis de la ciudad para encontrarte!

- Desde luego, Alex, mira que eres desconsidera.- asintió Dani, pero una mirada heladora por parte de Alex sirvió para que se escondiese detrás de Luis y Ricardo.

- Lo siento, Jorge, no pensé que...

- ¡Claro, ese es el problema! ¡que no...!

- Vaya, que detalle más precioso que habeis tenido para con vuestro guía.

Todos miraron al lugar de donde venía la voz y vieron a Cometa, que se acecaba con una gran sonrisa de satisfacción. Los chicos no sabían que decir o hacer ante la falta de discreción de Cometa y Ricardo y Jorge lo miraban sin terminar de entender quién había hablado.

- Es un detalle encantador, de verdad os lo agradezco.- insisitó Cometa.

Jorge parpadeo un par de veces, mientras Ricardo se ponía la mano en la frente y el cachorro luchaba por liberarse de los brazos de Carlos, mientras ladraba con emoción.

- Creo que la preocupación está empezando a afectarme a la cabeza.- murmuró Jorge.

- Ese idiota se ha equivocado, seguro que me golpeado y me ha afectado al cerebro...-

- Mira que sorprenderme trayéndome no uno, sino dos de los guerreros que faltaban...

Todos guardaron silencio.

- ¿De qué estás hablando, Cometa?.- logró decir Alex, ya olvidandose de disimular.

- ¿No los traeis por eso?.- se sorprendió Cometa.

- No: es el vecino de Alex y un niño que hemos conocido hoy.- indicó Carlos.

- Dios mio, creo que son de una secta...- murmuró Ricardo horrorizado.- ¡Sueltame, tengo que irme!

- No digas tonterias.- lo regañó Luis con aire ausente.

- ¿Cómo que dos de los guerreros que faltaban?.- intervino Dani, volviendo al tema principal.- ¿Quieres decir que ellos son guerreros como nosotros?

- Alex, de verdad, me caes genial, pero creo que esto empieza a superar mi capacidad para aguantar locuras.- indicó Jorge, mientras daba un par de pasos hacia atrás.

Iván avanzó entre el grupo y sacó su cristal mágico.

- ¿Qué haces?.- preguntó Carlos.

- Una demostración.- se limitó a decir Ivan, mientras se tranaformaba.

Al acabar, Jorge y Ricardo se quedaron mirando sin saber que decir. Casi ni respiraban.

- Chicos, se que esto puede ser dificil de asimilar.- les consoló Luis.- Pero estoy seguro de que...

- ¡¡Qué pasada!!.- gritaron los dos al mismo tiempo, mientras corrían hacia Iván y empezaban a mirarle por todos los rincones.

- ¿Cómo has hecho eso?.- le preguntó Jorge, fascinado.- ¡Es increible! ¡Y el diseño es una autentica pasada!

- ¡Que guay!.- exclamó Ricardo.- ¡Yo quiero uno de esos!

Los demás los miraban sin decir nada, mientras una gota de sudor resbalaba por sus cabezas.

Después de admirar a Iván, rodearon a Cometa, casi suplicándole que les diese a ellos también un cristal mágico, mientras Cometa, con sonrisa magnánima, movía afirmativamente la cabeza.

- Claro que si, por supuesto.- Les dijo.- Aquí teneis: uno para cada uno. Ya habeis visto como se hace, de modo que podeis probarlos.

Los dos alzaron emocionados sus cristales y exclamaron sus palabras mágicas: los planetas Júpiter y Saturno.

Al instante quedaron convertidos en guerreros.

- Oh, cielos.- logró decir Carlos, mientras el cachorro se daba por fin cuenta de que no iba a dejar que saliese detrás de Cometa.

- Pero si solo es un niño.- se lamentó Luis, mientras Ricardo (ahora Guerrero Saturno) daba vueltas y se admiraba en un charco.

- ¡No soy un niño!.- se defendió Guerrero Saturno.- Soy un adolescente. ¡Guerrero V y las demás sailors también eran adolescentes cuando empezaron a luchar contra el mal.

- Tú no eres un adolescente.- gruñó Alex.- Eres un niñato que está en la pubertad. Genial, ahora tendremos que hacer de niñeras.

- Para tus compañeros no será algo nuevo: siempre han tenido que cuidar de ti.

- ¡Oye ¿quién te crees que eres?! ¡Que sepas que YO soy el lider de este grupo! ¡Soy Guerrero Sol!

- Alex, por favor, no hables tan alto...- le indicó Luis, mirando nervioso a su alrededor.- Podría venir alguien.

- ¿Qué tú eres el lider? ¡Entonces ahora entiendo por qué siguen atacando los monstruos!

- ¡Pero será...!

- Vaya dos, menudas broncas vamos a tener cada dos por tres.- suspiró Luis.- ¿Tú que opinas, Guerrero Júpiter? ¿Guerrero Júpiter.

Guerrero Júpiter permanecio quieto, sin moverse, casi sin respirar.

- ¿Guerrero Júpiter?.- insistió Luis.- ¿Estás bien?

Una lágrima solitaria se deslizó por la mejilla del guerrero.

- Oye, Guerrero Júpiter.- intervino también Carlos.

Alex y Guerrero Saturno dejaron de discutir.

- ¿Jorge?.- preguntó Alex.

De repente, el guerrero pareció salir de su trance.

- Ah, perdonad.- se disculpó, mientras retiraba rápidamente esa lágrima perdida.- es que... no esperaba que fuesen a llegar todos esos recuerdos... y que fuesen a ser tan dolorosos...

Los demás se miraron sin entender.

- ¿Recuerdos?.- preguntó finalmente Dani.- ¿De qué recuerdos estás hablando?

Guerrero Júpiter los miró sonrprendido.

- ¿Es que acaso vosotros no recor...?

- Guerrero Júpiter.- intervino Cometa rápidamente.- ¿Puedo hablar contigo un momento?

- No puedes decirles nada.- insistió Cometa.

- ¿Pero por qué no?.- preguntó Jorge, con trsiteza.- Deben saber lo que ocurrió... es importante. ¿Por qué yo si puedo recordarlo todo?

- No sé por qué has recuperado la memoria con el cristal.- suspiró Cometa.- Se supone que eso no debería haber ocurrido, no hasta que estuvieseis listos. Pero aunque tu si lo recuerdes, no puedes decirles ni una palabra a ellos.

- ¿Pero... por qué?

- Digamos que complicaría demasiado las cosas... y que ademas cierta gata negra pensaría que la culpa es mia (y para una vez que soy inocente...)

Jorge suspiró.

- Por favor.- insistió Cometa.

- Está bien.- acabó aceptando Jorge.- No les diré nada, si con eso puedo evitar que ellos sufran.

Cometa se levantó, asintiendo con la cabeza, y se alejó, volviendo con los demás.

- ¿Pero quién se preocupa de que no sufra yo?.- murmuró Jorge, en voz muy baja, mientras abrazaba sus rodillas y escondía el rostro.