Capitulo dos – Una unión inevitable
Le echó una mirada de soslayo, ella le llegaba mas o menos por debajo de la nariz y tenía un cuerpo bastante atractivo. Su cabello era negro y sus ojos violáceos lo miraban de manera acusadora. El silencio reinaba en la habitación y el ambiente era tan denso que se cortaba con una tijera. Por fin, ella rompió el mutismo.
-Tu... ¿tu eres Len Tao?- dijo, algo sonrojada mientras trataba de no enfocar la vista en ese torso desnudo que, a pesar de la situación, era imposible de no mirar.
-¿Quien quiere saberlo? ¿O solo debo llamarte "prometida acosadora"?- comentó él con un dejo de sarcasmo en la voz.
-Mi nombre es Naomi Igarashi- dijo con firmeza- y ese comentario estuvo de mas, pervertido-
-¿Pervertido?- repitió con peligrosa clama, mientras su cuernito crecía unos centímetros. Fijó su mirada ambarina en aquella joven con cierto disgusto y añadió – ¿a quien le dices pervertido? tú eres quien está un casa ajena, metida en mi cama, y con ganas de introducirte a una importante familia... aunque, felicitaciones, parece que lo conseguiste- Dio en el blanco.
Notó las casi imperceptibles lágrimas que ella se esforzó por ocultar cuando le contestó.
-Cállate. Esta es mi cama por si no lo notaste... primero mi padre me llama ceremoniosamente y me informa que me ha dado en matrimonio con un joven desconocido, hijo de un gran amigo de la infancia. Por mas que me negué y supliqué, los desgraciados me durmieron y me enviaron en un avión hasta aquí, donde tu madre me dijo lo que se esperaba de mi como esposa y me dio una lista de obligaciones a cumplir, para luego celebrar formalmente el compromiso... y yo ni siquiera sabía con quien me iban a casar ni dónde estaba parada-
Hizo una pausa para no ponerse a llorar. A pesar de su enfado, Len no la interrumpió, pues, conociendo cómo se manejaban en su familia respecto a las demás personas y hasta con él, no era del todo descabellado lo que le relataban
– Al final me destinaron un cuarto y me acosté temprano, y luego cuando despierto ahí estabas... tu- se sonrojó ligeramente y miró para otro lado, y Len volvió a estar consciente de su desnudez y también se sonrojó. Recordó que sus ropas estaban en el baño así que se dirigió a la habitación con la sábana atada a sus caderas.
-Da igual lo que haya pasado, ahora estamos metidos en esto y va a ser casi imposible hacer cambiar de parecer a mi madre, supongo que nos casará en cuanto pueda.-
-Y... ¿que hacías en mi cama?- preguntó Naomi con algo de timidez
-¿Te importa?-
-Y... dadas las circunstancias... pues...-
-Volví algo tomado de una reunión y luego de bañarme me tiré en la primer cama que vi. Simple. Ahora, si no te molesta quiero algo de privacidad – diciendo esto, cerró de un golpe la puerta del baño.
Naomi se sentó en la cama y comenzó a digerir la situación. Su prometido había resultado ser un atractivo y frío joven de mirada ambarina, que, por una casualidad del destino, selló sin quererlo sus futuros. Ahora la posibilidad de la anulación estaba muy lejos, dadas las circunstancias, y además, el parecía odiarla... se le escapó un pequeño sollozo. Esa no era la idea de casamiento que había tenido desde la infancia, pero ya nada importaba.
Esperando el momento para salir, Len escuchó el sollozo ahogado de su futura esposa, y, no supo porqué, se sintió impulsado a abrir la puerta y decirle que todo estaría bien ("como desearía ser Yoh para hacer estas cosas") pero se contuvo. Después de todo, él era tan víctima como ella de un frío arreglo matrimonial... y su libertad tenía los días contados.
Cuando salió del cuarto de baño Naomi ya estaba cambiada y miraba por la ventana a un punto inexistente.
-¿Debo escoltarte hasta las habitaciones de mi madre? ¿O ya sabes donde es?- preguntó sin mucho entusiasmo.
-N-no, quiero decir si, por favor la verdad es que todo es tan grande que..-
Se interrumpió al ver que él no le prestaba atención y se paraba en la puerta, con aire impaciente para que se uniera a él.
La larga caminata se desarrolló en silencio, Naomi miraba con disimulo a su futuro esposo, no podía negar que era muy atractivo, con sus fríos ojos dorados y su cabello violáceo, adornando un magnífico cuerpo logrado por arduas horas de entrenamiento... se sonrojó intensamente al darse cuenta del rumbo que tomaban sus pensamientos, y aun mas cuando sus miradas se cruzaron. El se volteo con rapidez "¿por qué diablos lo miraba de esa forma?" No entendía a las mujeres, pero por alguna razón a pesar de querer matarla no le desagradaba del todo el escrutinio de la chica.
Un rato mas tarde ambos se encontraban en las habitaciones privadas de las madre de Len. Aunque los rasgos de la mujer permanecían inexpresivos, el supo que nunca había estado tan enfadada... y además por una tontería.
Naomi tenía el estómago revuelto. Se sentía como una niña a punto de ser regañada por una travesura que no había cometido. Pero aquello no había sido una travesura... la habían encontrado en la cama con su prometido, y por mas que nada hubiera sucedido, era algo escandaloso para dos familias tan tradicionalistas y antiguas como las de ambos.
- Bien- oyó decir a su futura suegra- No les voy a pedir explicaciones porque está muy claro lo que estaban haciendo.- Dirigió una mirada severa a Len – Me has sorprendido. Siempre pensé que te había educado de manera apropiada para llegar a ser jefe del clan, y ahora... pisoteas el honor de la familia Higarashi de esa manera. ¿Sabes que pasará cuando se entere su padre? Lo mas probable es que exija una compensación.
-Pero... ¿no se supone que es mi prometida? – Len se exasperó. Siendo que no podía convencer a su madre de que nada había sucedido, decidió entrar en su propio juego y encontrar una solución. - Siendo su futuro esposo tengo derecho a...-
-¡No pasó nada!- lo interrumpió Naomi - Debe creerme señora Tao, ¡yo ni siquiera conocía a su hijo! apenas llegué ayer y...-
-Cállate niña. Debes aprender que una buena mujer no habla si no se dirigen a ella. En cuanto a esto...- pensó un momento- puede que lo que digas sea verdad, pero no sólo fui yo quien los vio, sinó una mucama que fue la que me informó, y ya saben que en estos días no se puede encontrar buena servidumbre... ya debe saberlo toda la casa y quien sabe cuantos mas.
-Y a todo esto madre, ¿que propones?- Preguntó con cautela el joven.
-Lo mas obvio querido, se casarán ahora.- comentó de manera resuelta la mujer, cuyo tono de voz no invitaba a la protesta.
Naomi contuvo una exclamación, ya se lo veía venir, pero al ver el sombrío rostro de Len y notar cómo su cuerpo se ponía tenso a causa de la directiva de su madre, deseó volver el tiempo atrás y nunca haber venido a ese sitio.
-Está bien, de todas maneras la unión ya estaba arreglada- fue todo lo que él pudo decir. A pesar de ser un fuerte guerrero, estaba atado a las tradiciones familiares, y no podía desligarse de ellas. Lo pensó mejor y decidió que no era tan malo... siendo ese matrimonio un frío arreglo, toda su vida volvería a la normalidad cuando su madre se fuera de vuelta a china y no hubiera nadie mas controlándolo.
La apresurada ceremonia se celebró en el mismo edificio, con la presencia de las mujeres Tao y dos sacerdotes: uno católico, por Naomi, y otro taoísta. Algunas amigas de Ran también estaban presentes, obviamente ajenas a la situación, pero también algo extrañadas de la poca concurrencia a la ceremonia y su celeridad, dada su importancia. "Cosas de jóvenes" les había respondido evasivamente su amiga.
Finalizado el evento, y llegado el "puede besar a la novia", Len quedó inmóvil unos instantes. Había olvidado esa costumbre católica... y no sabía por que la situación lo ponía nervioso. Era sólo una mujer... y además no estaba tan mal...
Para sorpresa de ella, que esperaba la omisión de esa tradición, Len la tomó suavemente de la cintura y posó sus labios sobre su boca, de manera tenue. Naomi quedó estupefacta, su antisocial prometido la había besado... y le gustaba. En el momento en que hizo eso, Len sintió el deseo de profundizar ese beso, de explorar esa boca suave que rozaba la suya. Llevó su mano a la mejilla de ella y comenzó a besarla con un poco más de entusiasmo... decididamente mas del que exigía la ceremonia. Al escuchar una imperceptible tos proveniente de su madre, Len volvió a tierra y la soltó, apartándose de ella con una expresión inescrutable... y la percepción de todos los rostros que lo miraban con cierto escándalo.
Continuará...
Ahora sí me voy a poner las pilas y a seguirlo, para eso me gustaria mucho que me comenten que les pareció hasta ahora
