Capítulo 4 - Lo apropiado
Despertó al oír los golpes en la puerta. De mala manera miró el reloj: eran las 7:30 am... de un Sábado. Naomi suspiró y, tratando de no llevarse nada por delante, entreabrió la puerta de la habitación. Era una mujer mayor, que la miraba con curiosidad.
- ¿Sí?- preguntó ella con vos de ultratumba
- El amo Len Tao la aguarda para desayunar, se encuentra en el comedor mas pequeño- anunció de manera práctica la mujer.
- Tengo tanto sueño... ¿cree que se enfadará si no bajo?-
Sólo con mirar la cara de la mujer obtuvo su respuesta.
- Es una tradición que los esposos desayunen juntos en ese comedor! El señorito se levantó mucho mas temprano que usted y retrasó su desayuno para darle mas tiempo. Ha estado entrenando, así que debe tener mucha hambre y yo creo...-
- De acuerdo... de acuerdo- la interrumpió – en un minuto estoy allí. Espere! ¿dónde queda ese comedor?...-
Se lavó el rostro y se cambió lo mas rápido que pudo, y luego trató de llegar al sitio del desayuno. Después de perderse dos veces encontró el lugar. El "pequeño" comedor era un amplio salón con una gran mesa redonda y unas grandes banquetas de fina madera. La comida ya estaba servida, y ahí estaba él, detrás de un gran vaso de leche, mirándola fijamente.
- Buenos días. Lamento haberte hecho esperar... hubieras comenzado si tenías hambre, yo no tengo problemas al respecto.
Como respuesta, el esbozó su clásica mueca de superioridad, y exclamó con un dejo de autosuficiencia
- No es necesario. Puedo pasar varios días sin comer, subsistiendo con agua... así que retrasar unas horas el desayuno no me afecta en lo mas mínimo... "burghh"- el lastimoso sonido que salió de su estómago tiró por el suelo su declaración e hizo teñir a sus mejillas de rojo.
- ¿Qué te sucede?- exclamó al ver un brillo de diversión en los ojos de la chica - ¿nunca te ha pasado? Deja de mirarme así y siéntate ¿quieres?-
El desayuno se desarrolló en silencio. Ella no sabía de que hablarle y él... bueno, no tenía nada para decir. Habiendo acabado la comida, y la servidumbre llevado los platos, el tomó la palabra.
- Dentro de un rato vamos a salir. Teniendo en cuenta nuestra nueva situación, hay cosas que debemos arreglar, no importa que todo esto sea temporal. Así que ve a abrigarte-
- ¿Qué clase de cosas?- preguntó ella con cautela.
- Mmm... algunas cosas, no te preocupes.- al ver que ella no se movía, agregó con algo de exasperación- Ve a ponerte algo abrigado, no dispongo de todo el día ¿sabes?-
Saliendo del edificio, vieron la limosina que los aguardaba en la entrada. Len se adelantó y le abrió la puerta, sentándose luego a su lado. Ella estaba algo rígida, la proximidad de él la ponía algo nerviosa, y no sabía por que. Pasado un momento comenzó a relajarse y a disfrutar el viaje, mirando con curiosidad los lugares que pasaban, memorizando algunos sitios que le gustaría visitar cuando pudiese salir sola. De súbito sitió el brazo de él pasando por sobre sus hombros, y lo miró sorprendida. Como toda respuesta él suspiró y aclaró
- Estamos casados ahora, y se supone que los esposos tienen contacto físico, así que tendrás que hacerte a la idea mientras estemos en público. Pensó en replicarle que en ese momento no había público, pero se mordió la lengua, después de todo no era para nada desagradable estar junto a ese cuerpo cálido en invierno...
Al doblar en una esquina, él bajó la ventanilla que lo separaba del chofer, y le ordenó detenerse, alegando que a partir de ahí caminarían. El aludido asintió y estacionó el coche enfrente de una gran peatonal. Len se bajó primero y la ayudó a descender del vehículo. Se quedaron parados en el medio de la peatonal por un momento
- ¿Y bien?- preguntó ella- todavía no me dijiste a donde vamos.
El no dijo nada, sólo atinó a tomarla de la muñeca como una niña y comenzar a caminar con cierta celeridad, al parecer rumbo a un lugar determinado. Naomi pensó en protestar pero se quedó sin habla al ver dónde quería llevarla. Era una enorme ( y costosa ) tienda de ropa para damas.
- No estarás pensando en entrar aquí verdad?- preguntó incrédula – este sitio es muy caro, y además... ¡mira como estoy vestida!- se señaló. Decididamente un simple y viejo pantalón de jean, y una polera marrón con coderas no eran lo mas indicado para ese tipo de lugares.
- Claro que vamos a entrar. Como nueva integrante de la familia Tao debes tener un guardarropas adecuado a tu posición- se interrumpió al ver la cara de poco convencimiento de ella- ¿qué te sucede? ¿No te gusta el lugar?-
- No es eso... es que... me da algo de pena entrar y, además todo lo que hay aquí es muy costoso!-
- No tiene por qué darte pena. Ahora eres la esposa del gran Len Tao y debes entrar con orgullo a cada sitio que vayas. Y por tu guardarropas... escucha no estás mal, pero habrá ocasiones en las que necesitarás estar más arreglada ¿entiendes?- ella asintió- Ah, una ultima advertencia... no te apenes por cuanto cuestan las cosas, si te he traído aquí es porque en mi familia buscan lo mejor para ti.. tú también los representas.- habiendo dicho eso, abrió la puerta y la instó a pasar, entrando detrás y cerrando la puerta.
Fueron atendidos por una mujer de mediana edad, ataviada con un conjunto de pollera y saco color borgoña, y un tirante rodete adornando su cabeza.
Len se adelantó y le especificó a la mujer qué tipo de vestimenta buscaba para su esposa. La empleada la miró de arriba abajo y, pensándolo un momento, le sonrió a Naomi (¿quizá por compromiso?) y le indicó que la acompañara hacia una habitación para probarle unos modelos. Luego de elegir dos conjuntos formales, la mujer le sugirió buscar un vestido de fiesta. De entre los modelos que pudo ver, escogió un vestido con cuello mao, y bordados chinos, muy parecido a los que había visto en algunas fotos en el edificio Tao. Se lo probó y la mujer asintió animada. – bueno, y ahora... ¿por qué no se lo muestra a su marido?, estoy seguro que le gustará mucho- sugirió. Ella asintió y salió del probador. Se sintió un poco incómoda al ver el escrutinio que le dirigió Len con ojos enormes, sin decir una palabra. La dependienta intervino – Como ve, le queda algo ceñido al busto, pero podemos arreglarlo para pasado mañana, total ya tenemos sus medidas...-
Al ver que él no contestaba, Naomi intervino - ¿Qué? ¿tiene algo de malo?- preguntó – Si no es lo indicado busca uno que te guste y me lo voy a probar...-
No, ese está bien. Ve a cambiarte - replicó él mirando para otro lado. Cuando ella hubo desaparecido en el probador, Len se acercó a la dependienta – Ya que van a modificarlo, quiero ese tajo en la pierna diez centímetros mas abajo- dijo con seriedad.
La mujer sonrió y anotó el requerimiento, preparando luego la abultada factura. Cuando Naomi salió del probador, Len ya había pagado todo y la aguardaba en el recibidor con cara de ¿cuánto tiempo necesitas para ponerte un pantalón y una polera?.
Ignorando su cara de pocos amigos salió del local. Al hacerlo sintió el intenso frío que se había levantado. Decididamente se iba a enfermar... sentía como si no llevase nada puesto y estuviera parada en medio de una nevada. Como era obvio, Len lo advirtió.
- ¿Por qué diablos no trajiste un abrigo?- preguntó sin mirarla
- Primero, no pensé que iba a hacer tanto frío, y segundo... no se me ocurrió traerlo de mi casa mientras me secuestraban- comentó sardónicamente. Luego de decirlo se arrepintió, después de todo, el no había planeado todo el asunto, y también se había visto afectado por el obrar de sus familias. – Lo... lo siento no quise decir eso, tu no tienes la culpa-
- No te disculpes, después de todo, lo que opines de mi me tiene sin cuidado- Eso dolió. Naomi no abrió la boca ante el comentario, y Len tuvo que admitir que quizá se había pasado un poco – Bueno, basta de perder el tiempo. Supongo que ya te haces una idea de dónde voy a llevarte- Naomi negó con la cabeza y el sólo echó un resoplido a modo de respuesta. La instó a caminar, y mientras lo hacían pasó su brazo por la espalda de Naomi hasta su cintura en una especie de abrazo protector para alejar un poco el frío. Ella lo miró, y ahí estaba esa mirada incómoda en los ojos de Len -¿Qué te sucede? ¿por qué me miras así?- Ella sólo negó con la cabeza y miró hacia delante, sonriendo.
Como era previsible, la llevó a comprarse un abrigo "otra tienda costosa" pensó ella. Una vez dentro del local, Len la guió al sector donde estaban los abrigos para las damas. Notó que de nuevo la desorbitaban los precios. Suspiró, y en una fracción de segundo, le quitó las etiquetas a los nueve abrigos que había delante de ellos.
- Ahora dime, ¿cuál es de tu agrado?-
- No tendrías que haber hecho eso, el señor de la tienda se va a enfadar con nosotros- lo reprendió.
"Va a volver a querernos después de que le pague por tu abrigo...", pensó divertido Len. –Vamos no pierdas el tiempo y dime cual te gusta- le dijo señalando los sacones.
Resignada, ella se probó tres, y finalmente escogió uno, muy parecido al de Len, pero en marrón oscuro.
- Bien, entonces llevamos este. En mi país hay abrigos de mejor calidad para abrigarnos en invierno, pero supongo que tendrás que conformarte con este.- declaró orgulloso. Creyó haber escuchado un "que listo que es señorito" pero no vio a nadie.
- Bueno, creo que ya está por el momento, vamos a dejar las cosas en la limosina... y luego necesito pasar por un lugar.
Salieron de la tienda, obviamente Naomi ya tenía su gabardina puesta, y, tuvo que admitirlo, se decepcionó un poco al ver que Len no la abrazaba. En teoría, se dijo, eso era lo que debía esperar, después de todo ya tenía su abrigo y él sólo estaba siendo lindo con ella cuidando de su salud hacía un rato. Subieron al auto, y dejaron la ropa de ella en el asiento de enfrente. Len le dio indicaciones al chofer para que los llevara a otro sitio. Mientras viajaban, Naomi recordó que no le había agradecido por las cosas a Len, así que pensó que ese era un buen momento. Lo miró. Estaba sentado a su lado con los ojos cerrados, al parecer inmerso en sus pensamientos, y sinceramente no se le ocurría como abordarlo.
- ¿Qué te sucede?- preguntó él sin cambiar su posición.
- Ehh... en realidad quería agradecerte por lo que me compraste hoy... no debías haberte molestado, se que todo fue muy costoso-
- ¿Eso crees?... – contestó- si no te hubiese comprado el abrigo, te hubieras enfermado ¿no?-
- Puede ser- murmuró-
- Bueno, si tu te enfermases tendríamos que llamar a un médico y eso, sumado a los remedios, también sería costoso...- ahora abrió los ojos y la miró - ¿no crees que es mucho mejor que gaste el dinero en algo que te haga feliz... que en un horrible mejunje de medicina tradicional?- por un momento, la expresión de él se suavizó, y Naomi no pudo evitar sonrojarse. El estuvo por agregar algo, pero en ese momento el coche se detuvo frente a un viejo pero bien conservado edificio.
- Bien, ya llegamos- Len descendió y nuevamente la ayudó a bajar. La limosina arrancó y quedaron parados en la solitaria vereda. Naomi levantó la vista, y leyó el cartel en la puerta del lugar. " Pensión Asakura: dormitorios confortables y baños termales"
Lo miró con desconfianza ¿dormitorios confortables y baños termales? ¿A que diablos la había llevado a ese lugar?
Continuará...
Hola! Estoy muy contenta con los reviews que me llegaron, me alegra que les guste la historia! Gracias Loco; Aome; Nuni; Meli-chan, Tsuki-Chan y Kikis Ato por gastarse y escribirme. Que emoción ^_^. Bueno, basta de sentimentalismos y vamos a lo que interesa... ya tengo en vista el Capitulo 5 así que calculo que mañana o pasado estará arriba ¡que rapidez! Lo único que puedo decir es que como ya estoy libre de la uni, dispongo de mas tiempo libre... así que el fic se va a ir actualizando con rapidez. Como habrán notado, nuestros protagonistas están por ir a visitar a los amigos de Len... ¿qué sucederá? Bueno, muchachos, los despido hasta pasado mañana, supongo. Que tengan buen fin de semana Besos
Vale
