Capítulo 7 – Incertidumbre

La luz roja de la sala quirúrgica se apagó, indicando el cese de actividad. Naomi dejó la revista en el sillón y miró a la puerta, expectante. Un minuto después ésta se abrió y de ella emergió un enfermero empujando una silla de ruedas que transportaba a un pálido pero superado Len Tao.

- ¿Cómo estás?- preguntó ella con rapidez, levantándose de su asiento.

- Me encuentro muy bien- contestó el con una mueca- aunque ellos no pueden entender que lo que trataron fue mi pecho y no las piernas, y no me permitan caminar. Estoy cansado de explicarles que algo así no me afecta...-

Naomi miró al asistente sin hacer caso a las objeciones de Len, y le preguntó directamente en que estado se encontraba su marido.

- Va a estar bien- dictaminó el enfermero- sólo está algo cansado, lo cual es obvio para estos casos... y además no permitió que le inyectáramos calmantes, así que suponemos que su palidez se debe a que sintió todo lo que le hicimos, aunque debo felicitarlo pues no se quejó- terminó con una sonrisa.

- Soy resistente al dolor, eso es todo- intervino el paciente, totalmente al margen de la conversación sobre él.

- Bien- continuó el asistente- igualmente ha perdido sangre y está algo débil, por lo que el doctor quiere que permanezca aquí esta noche, para ver cómo evoluciona y si surge algún contratiempo.-

Si bien Len no estaba para nada contento con la idea de quedarse en ese lugar, terminó aceptando pues estaba demasiado cansado para discutir, y tenía que admitirlo, se encontraba algo mareado... "por el maldito olor a hospital" se justificó. Habiendo arreglado algunas cosas con el médico, y pagado un abono extra, fue derivado una habitación para él solo. Eran casi las cuatro de la tarde cuando se recostó en la habitación, y tanto él como Naomi se morían de hambre. Como había pasado hacía bastante la hora del almuerzo, era imposible esperar que le llevaran algo para comer, por lo que Naomi se ofreció a traer alimento de contrabando. Compró unos pasteles de carne en un negocio cerca del hospital, y metió con cuidado el paquete en su bolso. Al regresar, pasó por la mesa de entradas sin problemas, y se metió con rapidez a la habitación de Len cerrando bien la puerta. Lo encontró dormitando y le dio lástima despertarlo. Se sentó en una silla que había al lado de la cama, y lo mas despacio posible, sacó el paquete con los pasteles y lo dejó sobre una mesita de luz, sacando uno para ella. Mordió un buen trozo, decididamente estaban muy ricos, o quizá era su hambre...

- Con que pensabas comerte todo y dejarme morir de hambre, ¿eh? - Len abrió un ojo y la miró divertido. – Se ven pasables... ¿son frescos?- preguntó tomando uno.

- Supongo, lo sabremos si no te descompones...- comentó ella con un dejo de intención, provocando que su interlocutor mirara su comida con un dejo de desconfianza.

Comieron en silencio, lo que acreditaba que la comida era sabrosa. Un rato después, Len comenzó a tener un fuerte dolor de cabeza... y se le escapó un estornudo. Maldijo en silencio, lo mas probable era que hubiese tomado un resfriado por la mojadura que se había agarrado en el patio, pues no se había cambiado... lo único que le faltaba. Decidió no decirle nada a Naomi, para que no se preocupara en vano. Sin embargo, al escuchar su estornudo, ella cayó en cuenta de que en el apuro, no habían agarrado ropa para Len, y sólo contaban con su abrigo y los pantalones húmedos que estaban tirados en una esquina de la habitación. Limpió todo vestigio de comida que pudiera incriminarlos, y le indicó a Len que iría por su ropa al edificio, ya que cuando le dieran de alta por la mañana, no tendría que ponerse. Prometiendo volver pronto, lo dejó en la habitación, bastante enfurruñado, ya que él pretendía que ella se fuese a descansar y le trajese las ropas al otro día, cuando tuviera que retirarse, y la joven se había negado, añadiendo que era su deber cuidar de él.

Cuando regresó, Len estaba dormido de verdad, su respiración era regular y esporádicamente murmuraba algunas palabras. Se sentó en la silla y lo observó dormir...

Su rostro estaba distendido, sin esa expresión seria que lo acompañaba la mayor parte del día. Se veía tan tierno durmiendo que Naomi no pudo evitar acariciar levemente el rostro del joven shaman. Al instante él abrió los ojos y miró a su alrededor, como si estuviera esperando que alguien lo atacara. Al ver dónde se encontraba y quien lo había rozado, se relajó, y se quedó mirándola fijamente. "Que sueño tan ligero tiene... que vergüenza..." pensó la muchacha a medida que se sonrojaba y su boca se negaba a moverse para dar una explicación. Al final, pudo ordenar una oración coherente

- Lo siento, no quise molestarte, es que tenías... un bicho en el rostro y...- "por Dios... ¿un bicho en el rostro? ¿Era lo mas inteligente que podía decir?.

- No importa, igualmente he dormido bastante. ¿Por qué tardaste tanto?-

- No sabía que traerte... supongo que con esto estarás bien- dijo ella, mostrando unos pantalones marrones y un pullover negro- Ehh... y también te traje éstos, no había otros en el cajón- agregó, sacando unos horribles calzoncillos violetas con unas bananitas de decoración. El rostro de Len se volvió escarlata. Esa porquería se la había regalado Chocolove para una Navidad, y le había pedido a Jun que se deshiciera de ellos... por lo visto no lo había hecho. Se los quitó rápidamente de la mano, metiéndolos en el cajón de la mesita de luz

- Bien... mi ropa interior estaba en otro cajón, pero esto servirá ¿de qué diablos te ríes? Preguntó irritado sabiendo la causa de la risita de ella-

- Nada, es sólo que te imaginaba... mas sobrio en esos aspectos- contestó ella, tratando de reprimir inútilmente una sonrisa burlona.

Ren resopló indignado, pero no dijo nada. Después de todo era su culpa por no prestarle atención a lo que había en su armario. Decidió desviar el tema, para pincharla por haberlo hecho avergonzar.

- Veo que también te cambiaste... y tu ropa tampoco está muy elegante- espetó, mirando una grande y vieja remera de mangas largas, con los puños gastados.

- Si voy a pasar la noche aquí, tengo que estar cómoda ¿no? Esta vieja ropa es muy confortable y me servirá para pasar la noche sentada en esta horrible silla, mientras tú descansas en esa cama... así que no la critiques y duérmete, te ves terrible.- replicó ella, algo ofendida.

- De acuerdo, pero antes dame un poco de agua- pidió mirando a otro lado. Ella asintió y se estiró sobre él para llegar al la jarra, que estaba al lado opuesto de la cama. Cuando estaba por asir el recipiente, sintió la mano de Len en su cintura, presionando insistentemente pero con suavidad, hacia abajo. Se resistió sin mucha determinación a esa presión sobre su cuerpo, pero al aplicar él un poco mas de fuerza, la joven quedó sobre él.

- ¿Qué estás haciendo?- preguntó algo inquieta la muchacha, al tiempo que el se movía a un lado y la depositaba en la parte libre de la cama, casi contra él.

- Previniendo que te de un dolor de espalda por estar en esa silla cuidándome. Hay lugar de sobra, así que es aquí donde vas a dormir... además, así ninguno de los dos tendrá frío- dijo con voz tenue.

- Pero... no es correcto, si entra alguien y nos ve...-

- No discutas y duérmete, estamos casados por si no lo recuerdas- ordenó él, un poco mas enérgico, pasando su brazo sobre ella con gesto posesivo.

Naomi estaba bastante nerviosa... no podía ni mirarlo a la cara, simplemente por su estúpida vergüenza. Nunca, en toda su vida había tenido contacto con muchachos, pues su padre se lo prohibía, obviamente para preservar la calidad de su compromiso, y en ese momento, no sabía que hacer ni que decir... como siempre que se encontraba a su lado. El advirtió la rigidez en el cuerpo de la muchacha, y también su renuencia a mirarlo. ¿Tanto lo aborrecía? Luego del mediodía había pensado que su joven esposa sentía algo por él, pero, a decir verdad, no estaba seguro. La había tomado por sorpresa (hasta él no podía creer su actitud) y quizá la respuesta a su beso había sido tan sólo el resultado de su exigencia. Las palabras de ella sonaron en su mente "No me iré porque es mi deber cuidarte".. Su deber... esas dos palabras daban vueltas en su mente. ¿Qué tal si había respondido a su beso solo por "deber" de esposa? Todas sus actitudes hacia él, hasta la mas pequeña sonrisa, nuca contradiciéndolo... ¿también lo haría por el mismo motivo? Eso dolía, pero era lo mas probable... no podía esperar otra cosa de un matrimonio fríamente arreglado...

- Len...- el sonido de su voz lo trajo a la realidad.

- ¿Que quieres?- preguntó en un tono mas frío del que hubiera querido-

- Sólo... quiero saber cómo estás... como te sientes- preguntó contra su pecho.

-...-

- ¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?- levantó la cara y lo miró, buscando algún indicio en su rostro.-

- No.- ahí estaba otra vez esa mirada... como si realmente fuese algo para ella y verdaderamente le importara...

- Lo siento, quizás quieras dormir y no te lo estoy permitiendo, soy una tonta- bajó la mirada algo incómoda- Que descanses- terminó, dándose la vuelta, quedando de espaldas a él. El brazo de Len no se movió, sino que siguió descansando sobre su costado.

- No me molestas- se dejó decir, mientras se acercaba un poco mas a ella – es sólo que... bien, te noto incómoda... ¿quieres ir a la casa y volver mañana?- su corazón dio un vuelco cundo ella negó con la cabeza y se volteó.

- Quiero quedarme contigo- declaró sonrojada- lo que me sucede es que... vas a reirte... pero hay veces en las que no se como comportarme contigo... por ejemplo en éste momento.- La mirada ambarina del shaman se suavizó.

- Nunca me reiría de ti- declaró pasando un dedo por su mejilla- y lo que debes hacer en este momento es dormir, mañana nos iremos temprano.- susurró al tiempo que le besaba la frente. Al que le costaría dormir sería a él. Ella "quería" quedarse con él... sonaba mucho mejor... y tenía que admitir que quizá había confundido timidez e inocencia, con sumisión interesada. Era un tonto, pero el asunto era difícil para él también. La única persona que había amado hasta ese momento era su hermana Jun, y tenía que admitir cierto afecto y fidelidad para con los inútiles de sus amigos... pero todavía no se hallaba con el nuevo sentimiento que ella le provocaba. Era el deseo constante de saber dónde estaba, satisfacer sus necesidades, y sobre todo, la necesidad de sentir que ella... estaba a gusto con él. Sonrió contra el cabello de su esposa... estaba seguro que esa debilidad le costaría caro, pero sinceramente, en ese momento le importaba un cuerno.

A la mañana siguiente, obviamente él despertó primero. Inhaló profundamente al ver en la posición en la que se encontraban... bastante comprometida, por cierto. Su brazo izquierdo descansaba en la cintura de la joven, mientras que ella tenía la cabeza apoyada en su hombro, con un brazo sobre su torso y una esbelta pierna descansando entre las suyas. Miró un poco mas abajo, y descubrió a su parte íntima, decididamente mucho mas despierta que él. Se sonrojó. ¿Cómo diantres podía pasarle eso en ese momento? Estaba en un maldito hospital y su esposa dormía inocentemente... Su mayor deseo era que Naomi no despertase y viese el efecto que tenía sobre él, pues lo dejaría demasiado expuesto con ella, y eso era algo que su orgullo no le permitía todavía. Se escurrió de la cama con suavidad y se dirigió al pequeño cuarto de baño de la habitación, para darse una ducha fría. Cuando salió, cuasi congelado del baño, encontró que ella ya se había levantado y que había guardado sus pertenencias. Bien, podía decirse que era eficiente... eso iría bien con su madre, que de seguro evaluaría su desenvolvimiento el tiempo que estuvieran en la casa. Sinceramente no le hacía mucha gracia ir allá para que sus padres vieran como marchaba todo... en especial con por su padre, no quería que ella tratase con él. La saludó y la instó a salir de la habitación, ya estaba hartándose de esas cuatro paredes. El mismo se encargó de buscar al médico mientras Naomi esperaba en recepción, y en términos poco amigables lo apresuró a firmarle el alta médica.

Salieron a la calle, y él decidió desayunar en un café que había inaugurado hacía semanas. Caminaron en silencio hasta el lugar, y Naomi se paró en seco al ver el edificio... no era solamente un café, también tenía restaurante y sala de lectura. Pensó que con el dinero que contaba ella en ese momento, podría comprar un terrón de azucar

- ¿Que te sucede?-

- Nada, es que es tan lujoso...-

- ¿Y?- preguntó él sin darle demasiada importancia.

- Y que traigo la ropa mas vieja que tengo para dormir, me de mucha vergüenza entrar a ese sitio así vestida... van a mirarme raro- explicó, mirando al piso

- Será por su bien que no lo hagan. Eres una mujer casada y voy a romperle el cuello a quien se atreva mirarte demasiado- dijo, sin cambiar el tono.

- No me refiero a eso- le corrigió.

- Lo sé...- confesó, poniendo una mano sobre su cabeza – Dejemos esto para después. Vamos a buscar tu vestido, pues ya debe estar listo ¿Te habías olvidado de él?- preguntó al ver la expresión sorprendida de su esposa.

Tomaron un taxi hasta el negocio, y Naomi se dio cuenta de que en las dos veces que iba a ese local, estaba vestida como una pobre desgraciada. Sonrió para sí al imaginar la cara de la empleada cuando la viera. Entraron al negocio y los atendió la misma mujer de la otra vez. Efectivamente vio un brillo de sorpresa en los ojos de la empleada cuando los saludó y la miró de arriba a abajo. Igualmente era obvio que por mas sorpresa que tuviese, no haría ningún comentario que pudiese ocasionar la pérdida de un buen cliente. Indicándoles que pasaran a una salita con dos probadores, desapareció tras una cortina a buscar el vestido. Regresó con el que ella había escogido, y con un strapless de color negro. Ella tomó la prenda, pero le indicó a la mujer que no habían pedido el otro vestido.

- Señorita, su esposo lo encargó mientras usted se cambiaba, alegando que buscaba un modelo mas juvenil para ocasiones de menor importancia.

El asintió mirando hacia otra parte. Naomi sonrió y fue a probarse los dos modelos. Primero se puso el que había escogido, para ver las refacciones, y salió a mostrárselo a Len.

- Ahora está mucho mejor, pero es raro, yo recordaba el tajo en la pierna un poco mas arriba- comentó extrañada

- Vas a visitar a mi familia, no a seducirla- explicó él, serio- pienso que así te queda mejor.

Le llamó la atención el dejo de posesividad que notó en la voz del joven, pero en cierta manera le gustó... Luego se probó el vestido strapless. Era semi entallado y le llegaba sobre las rodillas, simple pero sofisticado a la vez. Cuando salió del probador, Len asintió con aprobación- Bien, déjatelo puesto. Siento informarte que tu ropa ha desaparecido... y dudo que la vuelvas a ver.- Ahora se dirigió a la dependienta- Traiga unos zapatos que combinen con eso- la mujer asintió y enseguida volvió con cuatro cajas de zapatos. Naomi notó que les habían quitado los precios. Se sintió algo abrumada, pero ante la amenaza de que si no se apuraba los elegiría él, escogió unas sandalias negras con tiras que se entrelazaban en las pantorrillas. Luego de colocárselas miró a Len para ver que le parecían, pero él ya estaba en la caja, abonando el importe. Se quedó mirándolo un largo momento. La desconcertaba de sobremanera... podía ser totalmente frío y distante, y al otro momento hacerla sentir la mujer mas especial que pisaba la tierra. Indudablemente era una persona muy particular, pero eso era lo que mas le atraía de él.

Al salir del negocio, Len llamó a otro taxi y volvieron a la gran confitería. La tomó del brazo y abrió la puerta.

- Ahora no tienes excusa para no entrar aquí- diciendo esto, la obligó a entrar y pidió uno de los apartados. Mientras caminaban hacia la mesa asignada, Naomi se quedó maravillada del tamaño del lugar, los muebles y hasta las intrincadas molduras del techo. No se dio cuenta de que se había quedado mas atrás que Len, hasta que no lo vio cerca suyo. Percibió las miradas curiosas de unos hombres elegantes sentados en una mesa. Se miró y tuvo que admitir que ese vestido era algo llamativo pues era bastante elegante, a pesar de su sobrio color, y además estaba sola en un comercio mayoritariamente de hombres. Miró en todas direcciones en busca de Len, pero no lo encontró por ningún lado. De repente, una voz la sacó de su ensimismamiento.

- Disculpa hermosa, ¿estás perdida?- uno de los hombres de la mesa se había levantado y ahora estaba de pie junto a ella-

- N...no... sólo busco la mesa que me asignaron- contestó algo incómoda. No le gustaba para nada la mirada que le echaba ese sujeto.

- Bueno dime cual es, yo te llevaré y tomaremos un trago....-

- Se lo agradezco, pero no creo que mi esposa tenga mucho ánimo para beber alcohol a estas horas de la mañana- La voz de Len surgió detrás de ella, y las manos del joven se posaron sobre sus hombros desnudos. El hombre asintió algo incómodo y regresó rápidamente a su mesa. Naomi se volvió hacia el muchacho y vio la mirada asesina que todavía le dirigía al sujeto de traje. Luego, bajó la vista hacia ella. –Vamos- fue todo lo que dijo.

Llegaron al apartado en silencio. Dispuesta a romper el mutismo del momento, Naomi preguntó.

- ¿Estás enfadado porque me perdí? Siento haberme quedado atrás... es que estaba mirando el lugar y...-

- No sabía donde te habías metido- interrumpió- y cuando te encuentro, ya estabas flirteando con un idiota- siseó con los dientes apretados.

- ¿Flirteando? estaba buscándote y no te encontraba, y ese hombre se ofreció a buscar mi mesa, no veo por que te molestas-

- Sabes que quería algo mas que acompañarte hasta la mesa... ¿o no te diste cuenta?- preguntó con una sonrisa burlona

- ¿De que?-

- Olvídalo.- Se reprochó un poco su actitud. Lo mas probable es que ella le dijese la verdad, pero su estúpido cerebro había reaccionado indignado al verla con otro hombre. - ¿Realmente te incomodo?- Se escuchó decir. Al ver la cara de incertidumbre de la chica aclaró – Hoy me dijiste que no sabías cómo comportarte cuando estaba contigo, así que quiero saber.-

- No me incomodas.- Él se relajó inconscientemente al oír esas tres palabras- Es solo que... mi padre nunca me permitió tratar con muchachos de mi edad, además de mi hermano. Por eso hay veces que no sé como comportarme con el sexo opuesto... y además tu eres muy particular-

- ¿Qué quieres decir con particular?- preguntó extrañado.

- Bien, mientras yo suelo ser muy abierta con lo que siento o pienso, tú eres muy reservado, y para entenderte una persona debe ser muy cercana a ti...-

- ¿Eso te molesta?- se escuchó decir antes de que pudiera detenerse.

- No... es sólo que a veces me resultas impredecible. Gracias- Miró a camarero que le servía un chocolate caliente. Se sintió una tonta al ordenar eso en una confitería tan lujosa, pero después de todo era lo que se le antojaba.

- Ya veo- se quedaron de nuevo en silencio, cada uno ocupándose de su desayuno – Por la tarde saldremos para china- dictaminó- olvidé decírtelo, pero no te preocupes, no necesitarás mucho para prepararte, además llegaremos en unas horas, iremos en un avión de la familia.-

- ¿Tienen un avión?- Preguntó asombrada.

El asintió sin inmutarse. No se molestó en comentarle que eran mas de uno, ya que dispondría de mayor tiempo en la mansión Tao para enterarse de las posesiones de su nueva familia.

Terminaron de desayunar con avidez, y luego Len dejó un cheque sobre la lustrosa mesa de madera, sin permitirle ver el costo, y la escoltó a las salida.

Continuará...

Al fin Len lleva a Naomi a su casa... ¿qué les esperará en China?. Voy avisándoles que el próximo capítulo va a contener Lemon, así que le pido a las personas que se sientan incómodas con ese tipo de texto, que lo salteen pues no me hago responsable de lo que lean. (Uhhh... soné como una vieja amargada... pero es cierto, después no quiero comentarios de tipo ¿¿Cómo escribiste eso??) Y a las que me lo pidieron, bueno, ya no tendrán que esperar para ver (bueno, leer) a Len en acción ^_^

Muchas gracias a Rika Asakura; Aome; Meli-chan; Lucia3; Silence-Messiah; Duel-Chan y Akane-Himura por los reviews, me pone muy contenta que les guste el fic ^_^ les mando un beso a todas!!! En fin, ya no los molesto, nos veremos en pocos dias

Vale-chan