ATENCIÓN!: Como ya advertí en el cap, 7, este texto va a contener lemon, so, léanlo bajo su propia responsabilidad.
Capítulo 8 – Nieve tórrida
Naomi salía de la ducha cuando escuchó unos golpecitos en la puerta. Se envolvió con rapidez en un confortable toallón y la entreabrió. Se trataba de Bazón, que aguardaba con gesto impaciente. No estaba en su mejor momento para atender visitas, pero por lo menos el espíritu había sido considerado al tocar la puerta en vez de atravesar el muro.
- Hola Bazón, ¿que se te ofrece?- Preguntó la joven al ver que el espíritu no emitía sonido alguno. De repente, pareció reaccionar.
- Ah, si! Buenos días señorita, no había tenido el placer de verla esta mañana...- todavía no estaba muy seguro de decirle, pues quizá el señorito se molestara... otra vez interrumpió sus pensamientos.
- Si, también me alegro de verte y... dime, ¿sucede algo?-
- Quería... avisarle que el señorito desea hablar con usted, está haciendo sus ejercicios en el...-
- Que raro... el me había dicho que no presenciase sus entrenamientos de nuevo o vería lo que es bueno- interrumpió.
"Maldición, no me acordaba de eso. Piensa Bazon... piensa..." – Si señorita, pero ahora es distinto- argumentó.- en este momento el se encuentra en el gimnasio, entrena allí cuando el clima no es muy favorable, creo que hoy le dolía la garganta...-
- ¿Aquí hay un gimnasio?- preguntó asombrada.
- Por supuesto, y además contiene una pequeña piscina climatizada-
- Sinceramente no dejan de sorprenderme con todo lo que hay aquí-
- Pronto se acostumbrará... ahora dese prisa y vaya a ver al señorito- habiendo terminado con eso, el espíritu se desvaneció.
Ignorando el por qué era requerida, Naomi se vistió con rapidez y ató su largo cabello negro en dos coletas que le nacían de la nuca. Detestaba hacerlo, prefería el pelo suelto, pero como lo tenía mojado, no había otra forma de arreglarlo. Bazón le había indicado mas o menos dónde quedaba el gimnasio, así que siguiendo las indicaciones encontró fácilmente el lugar, ubicado en el último piso. Al asomarse no vio a nadie, pero a medida que se fue adentrando pudo discernir la figura de Len sentado en una máquina de pesas. Se acercó hacia él para hablarle, pero cuando llegó y lo tuvo a dos metros de distancia sintió la boca reseca y el impulso de quedarse contemplando el fascinante físico de su esposo sometiéndose al entrenamiento. Su torso estaba desnudo y perlado por el sudor, y sus fuertes brazos levantaban sin descanso una y otra vez las pesas del aparato, emitiendo una rítmica cadencia con el subir y bajar. Por un momento no supo que decirle, hasta pensó en la posibilidad de irse sigilosamente sin que el lo notase, pues sus ojos estaban cerrados. Su voz la sacó del ensimismamiento.
- ¿Qué haces aquí?- preguntó con clama el joven shaman.
-...- estaba tan embobada que no podía hablarle, y sintió cómo el calor le subía al rostro. Por suerte, el pareció no advertirlo.
- ¿Y bien?- presionó, sin dejar de hacer sus ejercicios.
- No me preguntes, tú ya lo sabes- pudo decir ella con un poco mas de compostura
- No sé de que hablas, pero si quieres algo, dilo ya-
- ¿Para que le dijiste a Bazón que me llamara?-
- ¿Bazón? No seas ridícula, no lo he visto en todo el día...- exclamó extrañado
- Pero si él mismo vino a mi habitación y ... ¿que es eso?- Se cortó para señalar algo en su pantalón. Len siguió la mirada de la joven y vio, con horror, la chuchería que le había dado Tamao sobresaliendo de la cinta que sostenía su pantalón ¿cómo había llegado eso ahí? ¡Lo había arrojado por la ventana luego de la cuestión de las galletas! Una sola palabra acudió a su mente... Bazón... decididamente se estaba tomando muchas libertades... la enviaba recién bañada y perfumada a su encuentro, y el estaba medio desnudo sentado en un aparato... una situación bastante conveniente. Al darse cuenta de que Naomi seguía parada frente a él, esperando una respuesta, sacó el talismán con rapidez y lo rompió, tirándolo en un cesto.
- Nada... los idiotas de la tintorería dejaron el comprobante en el pantalón y no lo había notado...- bien, eso sonaba convincente... ahora... tenía que pensar en algo inteligente para decirle, pues no creía que explicarle que su espíritu acompañante elaboraba ardides para que tuviesen relaciones fuese una buena idea. – Ya lo recuerdo... le pregunté a Bazón si ya habías empacado tus pertenencias, asumo que el muy tonto creyó que quería hacerlo personalmente -
- No digas eso de él, no lo hizo con mala intención. Toma- le extendió una toalla para que se secara el rostro.
- Si... supongo- ya se encargaría de él cuando estuviesen a solas...
Luego de que Len tomara una ducha y almorzaran tarde, subieron con todas las pertenencias a una limosina que los llevaría a la pista privada de la familia Tao, de donde despegarían hacia la antigua China. Naomi miraba todo con interés, ya que si bien su familia se encontraba en buena posición económica, su padre era una persona muy austera, y sobre todo muy reacio a todo lo que estuviese relacionado con cosas modernas, por eso vivían en el campo. Se podría decir que era la primera vez que viajaba en un avión, de manera "consciente"... pensar que anteriormente la habían subido a ese artefacto como si fuera una maleta... alejó ese pensamiento con rapidez, pues ya era algo pasado y ya no se sentía desgraciada por lo sucedido. Cuando llegaron ante el Boeing Len la instó a subir primero, y al elegir ella un asiento, se acomodó a su lado.
- Tardaremos unas 4 horas hasta llegar a mi casa, así que si quieres puedes ver algo de televisión... -
- ¿Cómo es tu familia?- preguntó sin rodeos- es decir... ¿hay algo que tenga que saber o no preguntar?- Len estaba esperando que le hiciese esa pregunta.
- Puedes dirigirte a ellos como desees, ahora son TU familia... no tendrás problemas con el abuelo, Ching Tao. Parece reservado pero es una persona "amable" cuando llegas a conocerlo, si tienes algún problema serio y yo no me encuentro, recurre a él. A Jun ya la conoces, trata con ella antes que con mi madre... digamos que es mas moderna en algunos aspectos, además te aprecia mucho. Mi madre será respetuosa contigo pues eres su nuera, pero sinceramente no se como va a comportarse, es algo... voluble-
- ¿Y tu padre?- deseó morderse la lengua al soltar esas palabras, ya que sabía, por lo que le había contado Bazón, como era su relación con él.-
- No creo que lo veas. Es bastante huraño y ni yo suelo encontrarme con él las veces que me encuentro en casa. Igualmente, si lo ves, no quiero que te quedes a solas con él.-
Al escuchar un ruido en la puerta, y el encendido de los motores, ella supo que estaban por despegar. Su cuerpo se tensó involuntariamente ante la perspectiva, pues nunca había volado y por lo general cuando escuchaba de algún percance con un avión, éste había sucedido en el despegue. Apretó un poco el apoyabrazos... se sentía una tonta pero no podía evitarlo. Estaba por optar por una posición un poco mas digna, colocando los brazos en el regazo, cuando sintió la cálida mano de Len sobre la suya. Lo miró, pero él permanecía con los ojos cerrados, inmutable.
- Tranquila, todo va a estar bien- susurró. Indiscutiblemente el plagio a su amigo Yoh había funcionado, ya que pudo notar como la joven se relajaba bajo su mano – No tardaremos mucho.
El avión despegó sin dificultad y Naomi tuvo que admitir que la experiencia no había sido para nada aterradora, es mas hasta podía decir que le había divertido en cierta manera. El resto del viaje se desarrolló con normalidad, salvo algunas turbulencias propias de viajar en invierno y con algo de nieve... Mas o menos a la mitad del viaje, Naomi ya se había dormido (las películas eran muy malas) y yacía recostada sobre el hombro de Len, con la mano del joven todavía sobre la suya. Por otro lado, él pensaba en lo raro de todo aquello. Cuando había salido de su casa, prácticamente obligado por Jun para reunirse con sus amigos por su cumpleaños, ni siquiera se le hubiese cruzado por la cabeza la posibilidad de volver a su país casado... Miró a su esposa que dormía profundamente, y no pudo reprimir una media sonrisa, debía admitir que esta vez no renegaba de su destino, aunque una parte de él todavía no lo aceptara.
Arribaron a eso de las seis de la tarde, y fueron recibidos por una leve nevada que había cubierto gran parte de el suelo. Len respiró hondo y, tomando la mano de su esposa, comenzó a caminar hacia el antiguo palacete que se erguía varios metros adelante. Echándole una mirada a su compañera, abrió las pesadas puertas de madera y se adentró a la mansión. Noto poca actividad en la casa, aunque en realidad no le extrañó, lo mas probable era que su padre estuviese de mal humor, y cuando eso sucedía, rodaban cabezas. Cuando se daba esas situación, la gran mayoría del personal (vivos o no) trataba de pasar lo mas desapercibido posible. Mientras dos lacayos se apresuraron a subir el equipaje, Len se adentró en la casa seguido de Naomi. Se dirigió a la gran cocina a buscar algo de leche, y ahí encontró a su hermana, decorando un pastel de aspecto dudoso con unos merengues. Al verlo, se sorprendió.
- Len! ¡Pense que estarían aquí mañana! ¿Cómo has estado, hermanito?-
- Bien. ¿Qué es eso?-
- ¿No se nota? ¬¬ es un pastel... quería entregártelo a ti y a Naomi cuando llegaran, pero la sorpresa me la diste tu.- dijo, algo decepcionada. Miró a su cuñada- ¡Naomi! ven aquí y pruébalo, después de todo debes estar hambrienta por el viaje, adelante no seas tímida...- la invitó, cortando rápidamente un trozo y entregándoselo sin rodeos.
- Gracias – aceptó, dándole una gran mordida – ¡Está delicioso!, te lo agradezco, luego quiero que pases esa receta. Anda Len, prueba esto- instó a su compañero que tomó un pequeño trozo. El joven se esforzó por no escupirlo. Masticó unos instantes y bebió un gran sorbo de leche para pasarlo. ¿qué era eso que detectaba? ¿sal? Quizá se había equivocado con la receta de nuevo. Como sea, terminó de comérselo antes de que su hermana comenzase a sospechar. Y le dirigió una mirada de silencioso agradecimiento a Naomi por comerse ese "pastel".
- Tienes razón... gracias Jun está sabroso- mintió, chupándose los dedos. No quería herir los sentimientos de su hermanita, así que tomó otro pedazo, rezando por que no le diera una indigestión – Y dime... ¿dónde está mi madre?-
- Oh, bueno... pensando que no llegarían hasta mañana, salió con padre y el abuelo a visitar a los tíos hace unos días, y planeaban regresar mañana por la mañana, o demorarse un poco mas. Len no pudo creer que su padre dejara la casa, aunque luego recordó que era muy unido con su tío... quizá el sentimiento ameditaba la salida. – Y dime, ¿Por qué te adelantaste?-
- Por nada en especial, no esperaba que estuviesen al pendiente de mi regreso- respondió resuelto.
- Supongo que el viaje debe haber sido algo aburrido ¿no?- preguntó Jun a su cuñada.
- Un poco, la verdad es que me dormí en la mitad...- admitió.
- Y mi hermano como siempre, muy ocurrente para animar a la gente...
- Déjame en paz, yo también tenía sueño y no había nada para hacer...
- Me lo suponía...- lo interrumpió – escucha, por que no aprovechas lo que queda de la tarde y le muestras a tu esposa los alrededores de la casa? Hazlo ahora, pues cuando vuelvan nuestros padres siempre habrá algo que hacer, estoy segura que a Naomi le va a gustar el pequeño bosque que hay detrás -
- ¿Quieres venir?- preguntó él por cortesía.
- ¡Claro que no! Este es un paseo para ustedes, tortolitos...- dijo risueña a medida que los empujaba hacia fuera. – Ahora vayan a divertirse-
Una vez en las afueras de la mansión, Len se encaminó hacia el bosque, seguido por Naomi. Una fina nevada seguía cayendo con insistencia, aunque todavía no presentaba un problema. Mientras se adentraban en la arboleda, el joven le iba relatando algunas historias famosas de su familia, relacionadas con esas tierras.
- ... y por eso es que esta parte del bosque se llama así- se dio la vuelta al no percibir sonido- ¿Me estás escuchan...- una gran bola de nieve le dio de lleno en el rostro interrumpiendo su discurso- ¿Qué estás haciendo?- preguntó indignado mientras esquivaba con rapidez otros proyectiles lanzados sin piedad contra su persona.
La aludida no contestó, sólo siguió arremetiendo contra su desprevenido esposo unas grandes y compactas bolas de nieve, muerta de risa por su desaliñado aspecto. Eso era el colmo. Nadie se iba a reír así de él... ¿buscaba guerra? La iba a tener. Con mucha rapidez juntó nieve entre sus manos y se la lanzó con fuerza, quizás mas de la apropiada, dando obviamente en el blanco. Naomi cayó sentada en el suelo, con expresión dolorida. Len admitió que quizá se había pasado un poco... pero Naomi se lo había buscado. Se acercó hacia ella para ayudarla a incorporarse, y antes de que pudiese reaccionar, la joven se paró con agilidad introduciéndole una gran cantidad de nieve en la parte trasera del pantalón, a lo que luego salió corriendo. Después de reponerse a esa la horrible sensación, y sacudirse lo mas que pudo, salió tras ella con un único objetivo... hacerla pagar por aquella humillación. La alcanzó sin mucha dificultad, en un claro donde no había escape... la tomó por un brazo y la arrinconó contra un pino, inmovilizándola con el cuerpo.
- Bien, estás consciente de que me debes una compensación por esa ofensa...- declaró con voz peligrosamente calma- me preguntó cómo te sentirás cuando tengas nieve bajo ese lindo vestido de lana... Oh, espera, creo que lo sé, será similar a lo que me hiciste pasar hace un momento- una sonrisa sardónica cruzó por su rostro – ¿Y bien? ¿Tienes algo que decir antes que te de tu merecido?- preguntó disfrutando de su desquite. Naomi se humedeció los labios, y ante cualquier cosa que él pudiese esperar, le dio un suave beso en la mejilla, provocando un leve sonrojo en el rostro del joven shaman.
- No te enojes, sólo quería molestarte un poco, estabas muy serio- justificó la joven con una sonrisa. Esa actitud le recordaba demasiado a su hermana... lo mas triste para él es que tenía el mismo efecto, ya no podía estar enojado con ella... Se apartó del árbol y la dejó libre, maldiciendo por lo bajo.
- La próxima vez que me veas serio, busca una manera mas civilizada de cambiar mi expresión- dijo, mirándola de soslayo. Alzó la vista al cielo y vio que la nevada se había intensificado, además de que casi había anochecido. Se preguntaba cuándo había sucedido eso, no lo había notado... al ver la velocidad de los copos y el color del cielo, supo que la tormenta no amenguaría, sinó todo lo contrario. Cayó en cuenta de que tendrían que emprender el regreso para estar relativamente cerca de la casa antes de que el tiempo empeorara... Se volvió hacia Naomi.
- Escucha, debemos irnos, esta tormenta va a empeorar y ya estamos empapados, contaremos con suerte si sólo pescamos un resfriado.- "Si es que logramos llegar" agregó para sí. Al caminar de vuelta, el viento en contra se hacía casi insoportable, sumándole la humedad de la nieve que les calaba hasta los huesos. Len obstinadamente caminaba delante de Naomi, protegiéndola del viento que amenazaba con volarlos sin ningún esfuerzo. Faltaba bastante para llegar al palacete, y la tormenta no esbozaba ningún signo de mejoría. Len maldijo en silencio. No podía explicarse cómo el clima podía haber variado de semejante manera... Comenzaba a pensar en un atajo alternativo cuando recordó el albergue de su madre. A una distancia considerable, pero no tanta como la de su casa, se hallaba una pequeña habitación que su madre utilizaba cuando reñía con su padre, para irse a leer. Su argumento era que no iba a compartir el techo con un terco que no sabía pedir perdón, y podía pasarse dos días aislada en ese lugar hasta que su padre doblegaba su orgullo e iba a su encuentro. Suspiró aliviado. Por una vez la locura de sus padres les serviría de algo. Se dirigió hacia la pequeña estancia, con celeridad. Al percibir que Naomi se quedaba atrás, volvió y pese a las protestas de ella, la alzó sobre su espalda, de esa manera llegarían mas rápido. Cubrió con diligencia el trecho que les quedaba hacia el lugar, y efectuando un seco golpe en la puerta, la abrió de par en par. Ingresaron con urgencia y Len cerró la puerta con algo de dificultad, atrancándola con un gran madero.
- Bien, aquí estaremos a salvo- dictaminó él con un suspiro.- No te muevas, voy a encender una luz.- advirtió, a medida que caminaba en la oscuridad tratando de no llevarse nada por delante. Pasado un momento, el fuego de una gran vela comenzó a arder en una esquina de la habitación.- Tendremos que conformarnos con esto, mi madre es reacia a la luz artificial.- Era un recinto de extensión mediana, con una chimenea de tamaño considerable, y en torno a ella estaban dispuestos unos antiguos sillones de madera, con una gran alfombra en el centro. Había también, en los costados de la habitación, unos altos estantes que contenían un sinnúmero de libros antiguos y adornos varios. Un escalofrío sacudió su cuerpo, estaba empapado, así como también lo estaba Naomi. Miró alrededor y encontró lo que buscaba. En un abrir y cerrar de ojos, dispuso en la chimenea la poca leña disponible dentro de la habitación y encendió el fuego con facilidad, el cual crepitó con fuerza y le dio otra iluminación a la habitación.
- Vamos, acércate al fuego o vas a enfermar- ella se acercó sin vacilar y se sentó en la alfombra a recibir el tibio calor de la hoguera. Len se quitó el abrigo corto que traía en ese momento, y lo tiró a un costado de la habitación, así como también sus alpargatas negras (obviamente inservibles, después de esto), y le retiró el abrigo húmedo a Naomi, dejándolo sobre un sillón –Ahora estaremos mejor, sólo falta que la habitación se caliente un poco mas. ¿Qué sucede?- preguntó al ver que ella se había descalzado y golpeteaba suavemente sus pies.
- No es nada, sólo tengo los pies fríos y los estoy haciendo entrar en calor- explicó sin dejar el procedimiento.
- Lo estás haciendo mal- corrigió- el movimiento debe ser circular... así- explicó al tiempo que tomaba uno de los pies de la joven entre sus manos y movía sus dedos sobre ellos con experiencia. - ¿Ves? el calor se transmite a todo el pie... y también revitaliza el cuerpo. Dame el otro- No podía creer que esas aburridas explicaciones de su abuelo sobre masajes corporales fuesen útiles... pero aunque siempre había renegado de ellas, ahora las agradecía. Había sido un estúpido al no haber previsto que el clima iba a empeorar. Y ahora, por su ineptitud, su esposa se estaba helando. Pero él podía darle calor... trató de alejar ese pensamiento de su mente, pero la perspectiva volvía una y otra vez a su cabeza con cada fricción en la piel de Naomi. La soltó antes de que su cuerpo traicionero siguiera explorando la suave piel de aquellas piernas –Bien, considéralo una retribución por comerte el horrible pastel de mi hermana... ¿ya estás mejor?-
- Sí, te lo agradezco.- otra vez esa sonrisa abierta que lo incitaba a cubrir esos suaves labios con los suyos, ese simple gesto que podía dejarlo sin defensas...- Mírate, estás empapado, vas a enfermarte y tu madre va a regañarme por no haber cuidado de ti. Ya sé...- se arrodilló frente a él y comenzó a desabotonar su camisa.
- ¿Que haces?- preguntó el joven casi en un susurro, con los músculos tensos.
- Vamos a poner esto cerca del fuego para que se seque, así tu cuerpo no absorberá la humedad.- contestó al tiempo que la prenda se iba abriendo. Por mas que ella no se lo propusiera, cada roce de sus dedos en la piel del shaman excitaban sus sentidos, despertando en él un ansia que crecía conforme las manos de la joven bajaban por su abdomen. Cuando hubo llegado a uno de los últimos, Len no pudo reprimir una profunda inspiración, y cubrió las manos de Naomi con una de las suyas. En el momento en que la joven alzó la vista, pudo ver el deseo reflejado en la intensa mirada ambarina que espejaba la suya... promesas silenciosas que sólo esperaban su consentimiento para hacerse realidad. No se apartó, sino que acarició el rostro de Len con suavidad, situando un mechón de cabello detrás de su oreja. Ese era el pie que el joven necesitaba para avanzar. Se inclinó despacio hacia delante y cubrió la boca de la muchacha con la suya, primero con suavidad, y luego de manera ansiosa, exigente. Sus manos se deslizaron por el cuerpo de la joven, recorriendo esas graciosas curvas que ansiaba tocar desde hacía tiempo... Naomi rodeó el cuello de Len con sus brazos para aproximarlo mas a ella, sintiendo la embriagante la calidez que emanaba de ese cuerpo. Luego bajó sus manos y terminó de deshacerse de la camisa del joven, quedando ante sí la vista de un cuerpo marcado por el esfuerzo diario... erguido delante del fuego, parecía un dios pagano que había venido a buscarla. Estaba embelesada y sus sentidos fuera de proporción. No supo cuando quedó recostada sobre la suave alfombra, ni tampoco cuando su cuerpo quedó expuesto al frío de la habitación. Un aliento cálido y húmedo rozó su cuello, y fue descendiendo hacia sus pechos, donde sintió los labios de él besando con suavidad. No pudo reprimir un gemido de placer, acompañado del nombre de su amante. Al escuchar su apelativo, Len se estremeció, y volvió a los labios de su mujer para saciar su hambre, a medida que sus manos exploradoras recorrían su cuerpo y encendían fuego por donde pasaban. Las manos de Naomi se aventuraron en el físico del joven shaman, pasando por sus brazos... su fuerte espalda labrada con cicatrices que lo volvían aún mas atractivo... siguió con su inspección hasta toparse con la intimidad del joven. Len ahogó un jadeo y le apartó las manos.
- Tranquila- susurró- es tu primera vez, así que déjame actuar a mí por hoy, no quiero lastimarte...shhh no me discutas, no soportaría hacerte daño.- sentenció.
Con paciencia, logró que ella se relajara de nuevo, besándola en el cuello, la boca y la nariz, acariciando sus pechos con suavidad, e imponiendo el peso de su cuerpo sobre el de ella, incitándola con suaves movimientos. Cuando advirtió unos pequeños estremecimientos en el cuerpo de Naomi, supo que ese era el momento de hacerlo, y entró en ella profundamente. Un dolor punzante la invadió y sintió como las lágrimas acudían a sus ojos. Len se quedó inmóvil, mirándola con un rostro tan lleno de culpa que la conmovió.
-¿Duele demasiado? Lo siento, debí esperar...-
- Sólo al principio, ya me estoy acostumbrando- lo tranquilizo con una sonrisa- no te preocupes por eso, sigue-
- No va a ser mucho mejor...- contestó, apenado. Naomi vio tanta decepción en su mirada que decidió seguir por él, por el hombre que a pesar de hacerse el difícil tenía un corazón bondadoso y una increíble veta protectora para con los que quería.
- Entonces bésame, e ignoraré todo lo demás- susurró.
Tomando su palabra, la besó con arrebato, encendiendo de nuevo la pasión en ella, y pronto la incomodidad y el dolor se disolvieron en la nada. Sus cuerpos volvieron a unirse con efusión, y el instinto los fue llevando cada vez mas alto, en un acto mas viejo que el tiempo mismo. Finalmente, luego de unos maravillosos minutos, llegó la ansiada liberación.
Permanecieron inmóviles recostados frente al fuego, inmersos todavía en la nebulosa provocada por el clímax. La suave cadencia del viento que soplaba en las afueras comenzó a adormecerlos, aunque la pesadez de Len comenzó disolverse poco a poco. Se volvió a la joven, y besándola en la coronilla, le susurró.
- ¿Te encuentras bien?- ella asintió con un brillo especial en sus ojos violetas- ¿Estás segura?-
- Sí.– se acomodó mas contra él- Porque tú estás conmigo... y... te amo- reveló, antes de rendirse al sueño sobre el pecho de su sorprendido amante.
Continuará...
Bueno, al fin sucedió... ^_^ Espero que el capítulo les haya gustado, al escribir el Lemon traté de ser explícita pero sin abusarme demasiado para no caer en el mal gusto, espero que haya sido así. (y sinó, yo se los advertí en el cap. anterior...). Muchísimas gracias a Rika Asakura; Hikaru Asakura; Lucía3; Just_Loreley; Tanuki chan; Mimi de Yagami Asakura Tao; Niky Asakura; Megumi Tao y Kikis Tao por gastarse y dejarme sus reviews, me animan mucho!! Les mando un saludo enorme a todas!!!
Habiendo, cumplido, me retiro hasta el próximo capítulo, cuídense y tengan buen fin de semana.
Besos
Vale-chan
