Capítulo – 9 : El día después
La mañana lo sorprendió despierto. Len había dormido muy poco, y esta vez la razón no era un entrenamiento. Lo que había escuchado de los labios de Naomi lo había dejado estupefacto. Quizá había sido una jugarreta de su imaginación, pero estaba muy seguro de lo que había oído, y él no era de especular... Lo amaba. Dos palabras que casi nadie se había molestado en profesarle, exceptuando a su hermana, y en contadas ocasiones. Era muy desconcertante, no esperaba ese tipo de declaración hacia él... nunca. Miró a la joven que yacía junto a él y no pudo evitar esbozar una media sonrisa. No alcanzaba a comprender qué había visto en él ya que, debía admitirlo, no era la persona más fácil de tratar, comparado con los demás muchachos. Aunque con ella intentaba ser diferente... era diferente, de alguna manera. No podía enfadarse por mucho tiempo con ella, y su presencia le causaba tranquilidad, su aguerrido temperamento parecía dormirse cuando se encontraba a su lado. Inesperadamente, se le presentó la severa figura de su padre... y a continuación le vino a la mente la adoración que su madre tenía para con él. Era un hombre cruel e irascible para con todos, inclusive con sus hijos, pero por alguna razón su madre debía quererlo... y ahí se dio cuenta, su antecesor debía ser como él, un témpano de hielo con todas las personas, pero algo muy diferente con su mujer. Casi se le escapa una carcajada sardónica. Él, que rehuía a todo lo que estuviese relacionado con su padre, había heredado su particular carácter, el de todos los hombres Tao.
Naomi despertó lentamente, reacia a moverse del sitio tibio donde se encontraba. Abrió los ojos con pesadez, y se dio cuenta de que estaba sola. Sobre ella se encontraba el abrigo de Len, ya seco, que oficiaba de frazada. Se sentó y miró a su alrededor, el recinto estaba vacío, y su ropa se encontraba doblada sobre un sillón. Vió hacia la chimenea, donde quedaban sólo cenizas, y poco a poco, los recuerdos de la noche pasada volvieron a su mente. Los colores le subieron al rostro al evocar lo que había hecho, lo que los dos habían hecho... Se levantó despacio, y, tomando nota de que debía darse un baño, comenzó a vestirse. Abrió la puerta con pesadez, y ahí fue que lo vió cortando leña sin ninguna dificultad, esgrimiendo su lanza como si fuera un juego. Se quedó observándolo en silencio, y como de costumbre sin saber cómo abordarlo. Como siempre, el percibió su presencia sin que ella se anunciara.
- Debo dejar las cosas como estaban- comentó sin dejar su tarea- no pasará mucho antes que mi madre vuelva a pasar un tiempo aquí, y necesita algunos maderos. Con esto será suficiente.- Dejó su cuchilla a un lado y cargó con facilidad la madera que había cortado, llevándola adentro. – Bien, supongo que debemos volver, debes arreglarte un poco para la llegada de mis padres.- diciendo esto, comenzó a ponerse el abrigo. Ni un buenos días, ni un beso... nada. De no ser por la extraña sensación que todavía sentía en su cuerpo, tranquilamente Naomi podía pensar que lo sucedido la noche anterior había sido un sueño.
Comenzó a colocarse su abrigo también, bastante confundida. No entendía... se suponía que después de aquello todo iba a ser mas abierto, diferente... aunque tal vez toda la fantasía del esposo enamorado había estado en su mente. El era un hombre, después de todo, y tenía sus necesidades... las cuales había podido satisfacer con ella (obviamente, era su esposa) y era natural que todo volviese a ser como antes... él no tenía otro tipo de interés para con ella. Se sentía una idiota, por dejarse usar de esa manera.
Len miró a Naomi de soslayo, percibiendo inmediatamente un cierta incomodidad en ella. La entendía. Le había arrebatado la inocencia la noche anterior y en vez de quedarse con ella hasta que despertara, o profesarle una frase cariñosa... se había ido a cortar leña. Estaba algo consternado, no sabía de que hablarle. El, la cabeza de la familia Tao, y posiblemente futuro Shaman King, tenía miedo de manifestarle un sentimiento que toda su vida le habían enseñado a reprimir. Y ahí estaba ella, con una evidente incomodidad, intentando nerviosamente y sin éxito abrochar los botones de su abrigo. Bien, el podía hacer eso, era un avance. Se acercó hacia ella y le apartó las manos con suavidad.
- Déjame hacerlo, terminaré mas rápido- habiendo dicho esto, comenzó con la tarea.
- Como digas- ella no se movió y lo dejó hacer, sin mucho entusiasmo. La proximidad de él la incomodaba, y sinceramente lo único que quería hacer en ese momento era salir corriendo de ese lugar y encerrarse en su habitación. Len levantó la vista y la fijó en sus ojos violetas.
- Ya está... no fue tan difícil después de todo. ¿quieres que regresemos?- ella asintió- De acuerdo. ¿Qué es eso?- preguntó, levantando la muñeca de Naomi, descubriendo una pequeña magulladura de color verdoso. La respuesta le vino sola al evocar los acontecimientos de la noche pasada, y se sonrojó. – lo siento- se disculpó, pasando suavemente el pulgar por la zona afectada. Al hacerlo, sintió que la joven se tensaba ante la caricia. –¿Qué te ocurre?-
- Nada- respondió – es solo que... yo pensé que de alguna manera esto sería diferente, creí que tu...- se interrumpió al ver que el demostraba demasiado interés por su declaración, y no quería humillarse ante él exponiendo sus estúpidos anhelos hacia su persona– no importa... no me hagas caso, soy una tonta.-
- No es verdad- la cortó- Yo no disfrutaría la compañía de una persona incompetente como lo hago contigo, y no creo en absoluto que mis padres me hubiesen buscado una esposa sin cualidades- se armó de valor y se acercó un poco mas, apoyando sus manos sobre los hombros de la chica, para hablarle prácticamente al oído- Además... me importa lo que piensas... ya que... yo... bien... estoy...- cerrando los ojos, respirando profundo, y tomando conciencia de que parecía un estúpido, decidió decirlo sin rodeos- Creo... que me estoy enamorando de ti.- Pudo sentir cómo el calor se apoderaba de sus mejillas, pero no le importó. No había sido la manera mas romántica de decirlo, pero lo había logrado admitir en voz alta, tanto para ella como para él... Naomi se quedó estática un instante digiriendo la información, para luego abrazarlo fuertemente por la cintura, apoyando la cabeza en su fuerte pecho.
Al regresar a la mansión, Len agradeció que sus padres no hubiesen llegado todavía y guió a Naomi a su habitación, para buscar sus pertenencias y mudarlas a la de él. Era lo mas lógico, considerando que ya habían consumado el matrimonio, y además, no tenía ni ganas ni tiempo de responder a las preguntas inquisidoras de su padre acerca de su relación matrimonial. Al ver la gran habitación, Naomi casi se cae sentada. La suntuosidad del lugar no se debía a que hubiese una gran cantidad de artículos adornándolo, (es mas podría decirse que todo era muy austero), sinó a la majestuosidad de los muebles, decorados en negro y rojo. En la parte central se hallaba la cama, de mas o menos dos plazas y media, y que a la usanza antigua, ostentaba unas pesadas cortinas que la envolvían dándole un aire muy acogedor y... sensual. Len pareció leerle la mente, pues comentó como al pasar que eran inútiles en una casa donde los espíritus abundaban, pero no dejaban de ser atractivas. Haciendo caso omiso del comentario, (que por cierto no era agradable, ya que la idea de no tener privacidad no se había cruzado por su mente) siguió con el escrutinio. Las mesas de luz, la cómoda y hasta un gran espejo haciendo juego se disponían de manera tal, que por mas de ser voluminosos había un gran espacio entre todo, y es mas, parecían pequeños.
- Y... ¿Siempre has dormido aquí?- preguntó ella, con un dejo de asombro.
- Desde que tengo memoria- contestó el sin darle mucha importancia.
- Es raro, no me imagino a un niño pequeño durmiendo en este lugar... creo que le daría miedo estar solo en esta habitación... no me malinterpretes es hermosa -aclaró- pero creo que para dormir aquí de pequeña lo hubiese obligado a Tounma a quedarse conmigo hasta que me durmiera jajaja.-
- El miedo no es algo que pueda permitírsele a la futura cabeza de este clan... sea un niño pequeño o no, sinó pregúntaselo a mi padre- replicó, con una sonrisa sardónica que mostraba una capa de superación... pero Naomi pudo ver debajo de ella a un niño solo, encerrado junto con sus cavilaciones en ese lugar, esperando que alguien le contase un cuento o simplemente se le acercara y le dijera que todo estaría bien... Le sonrió y lo abrazó. El le dio un rápido beso en la coronilla y agregó.
- No te preocupes... me tendrás todas las noches velando por ti hasta que te duermas... por si acaso- diciendo esto, se apartó y la instó a bañarse, alegando que en unas horas llegarían sus padres.
Cuando bajaron por la gran escalinata ya cambiados, se dirigieron a un gran comedor, y, para sorpresa de Len, encontró a su madre y a su abuelo bebiendo té con su hermana.
- ¿Qué hacen aquí tan temprano?- preguntó algo asombrado.
- También me alegro de verte, nieto- masculló Ching Tao bebiendo un sorbo de te. Luego se dirigió a Naomi – Así que tu eres la novia apresurada...- la estudió con seriedad, y Naomi sintió que se le formaba un nudo en el estómago – Bien, te doy la bienvenida a nuestra familia... en nombre de todos- se inclinó a modo de saludo con una breve sonrisita. – ¿Sabes hacer masajes niña?- preguntó de repente. Naomi asintió con la cabeza – Estupendo... vas a practicarlos conmigo luego de almorzar- declaró, complacido.
- Tal vez ella no quiera, abuelo, y prefiera otro tipo de actividad...- espetó Len, tratando de ser lo mas respetuoso posible con su antepasado.
- ¿Contigo?- preguntó el viejo con un dejo de intención, provocando que Naomi no supiera donde meterse y que Jun casi se ahogue con el té al ver la cara de Len, quien no conocía ese lado de su abuelo... ni quería conocerlo.- ¿De que te asombras? Ya eres un hombre y supongo que sabes como se hacen los niños...- comenzó el anciano para luego ser interrumpido por su nieto.
- ¿Dónde está padre?- preguntó a nadie en particular.
- No se sentía bien y se fue a descansar... creo que meditará por algunos días, espero que no te moleste.- respondió su madre dirigiéndole una mirada significativa.
- En absoluto. Puede quedarse un milenio en esa habitación si lo desea, no me interesa lo que haga con su vida. Por cierto, hablando de tiempos... nos quedaremos una semana aquí y luego volveremos a Japón, tengo cosas que hacer allí.- Sinceramente sus planes de quedarse unos meses en la casa se habían desvanecido, al ver que no tendría tranquilidad. Luego de meditarlo había decidido establecerse un tiempo en el país de sus amigos para tener un poco de privacidad, de la cual estaba seguro que no gozaría en su casa en sus primeros tiempos de matrimonio... y sobretodo no quería que Naomi se influenciara de su familia. Nadie contestó a esa declaración, ya que era su decisión quedarse o emigrar al gran edificio de la corporación, siempre y cuando cumpliera con sus obligaciones. Sospechosamente, su madre no abrió la boca durante toda la cena, pero pudo ver para su alivio que no la estaba pasando mal... hasta podría decirse que disfrutaba la compañía de otra mujer mas. Luego de almorzar, el abuelo recibió los masajes de Naomi, y a pesar de que eran de principiante, tuvo que admitir que con la práctica podría ser buena. La felicitó y apuntó una sesión diaria para él... hacía años que su espalda necesitaba una masajista. El joven resopló con un dejo de exasperación y no dijo nada. Luego de todo eso, Jun se la llevó de paseo, y Len no pudo ver a su esposa en todo el día. En cierta manera, no fue tan malo, admitió, pues pudo utilizar ese tiempo para entrenar con Bazon y cobrarse algunas deudas pendientes con el entrometido espíritu guerrero. Por otro lado, Naomi salió a caminar con Jun por la casa, pues según su cuñada necesitaría un pequeño tour para ubicarse en el lugar, así que ocupó gran parte de la tarde en mostrarle la mansión Tao. Durante el recorrido, que consistió en ver todos los pisos de la casona de punta a punta, Naomi pudo advertir que Jun había obviado una puerta negra firmemente cerrada, adrede. Era curioso porque habían visitado cada rincón (exceptuando la habitación de su padre, claro) así que no pudo reprimirse y le preguntó.
- Y... que hay allí? – inquirió, señalando hacia la puerta. Por un momento la mirada de Jun se ensombreció, pero luego la expresión fue cambiada por su particular sonrisa.
- Oh... solo las mazmorras, no creo que te guste entrar allí... y tampoco pienso que a Len le agrade que te lleve a ese sitio.
- ¿Por qué?-
- Digamos que... pasamos demasiado tiempo allí como para tener ganas de entrar de nuevo. ¿Quieres comer algo? Me muero de hambre- exclamó, desviando el tema. Naomi asintió y siguió a su cuñada hacia la gran cocina. Allí estaba Len, con un gran vaso de leche en una mano... y la camisa en la otra, mirando por la ventana.
- Vaya hermanito, se ve que has estado entrenando ¡Mira esa espalda!, ahora lo que te faltaría es ejercitar un poco ese traserito tan lindo- comentó risueñamente Jun, dándole una palmada en la espalda a Naomi. El aludido se dio vuelta con rapidez, sorprendido. No las había sentido entrar, y de pronto se sintió desnudo... se sonrojó. No le gustaban esas declaraciones por parte de su hermana.
- ¿Qué hacen aquí?- preguntó serio.
- Lo mismo que tu querido, tenemos hambre. Ehh Len...- Jun le hizo una seña a su hermano para que se limpiara los bigotes de leche- ¿Por qué tienes esa cara?- Preguntó intencionada, sabiendo la respuesta.
-...-
- No me vas a decir que te da vergüenza que te vea así...- aventuró divertida- de pequeños nos bañábamos juntos ¿recuerdas? No hay nada de ti que yo no haya visto ^_^ -
- Ya basta, no digas esas cosas- la cortó, algo incómodo-
- ¿No es adorable?- preguntó Jun a su cuñada, que miraba la situación bastante entretenida.
- Esto es el colmo... sabes que me irrita que hables así de mi- replicó Len, comenzando a ponerse la camisa – eres una persona adulta, compórtate como tal.
- Mira, se le hace un hoyuelo en la mejilla cuando se molesta- continuó, ignorando la cara de pocos amigos que le dirigía su hermano. Len optó por ignorarla también y se dirigió a Naomi.
- Cambié de opinión, no nos quedaremos una semana- miró significativamente a su hermana y luego a Naomi – Mañana al mediodía partiremos de nuevo a Japón, pasar tres dias aquí será mas que suficiente...- habiendo terminado, se retiró a su habitación.
- Vaya, parece que si se molestó...- comentó Jun como al pasar- bueno, ya se le va a pasar ¿quieres?- preguntó, ofreciéndole a Naomi un panecillo relleno.
Llegó la hora de la cena y Len no bajó, mandó a decir que no comería. Así que quedaron en la mesa familiar las tres mujeres Tao y el abuelo que sólo bebió té, alegando que estaba cansado de comer sopa y que se desharía de la cocinera. Al ver que la madre de Len se rió, Naomi cayó en que era una broma... decididamente tendría que acostumbrarse a esa extraña familia.
- Para cuando planean tener niños?- le preguntó Ching Tao con naturalidad.
- ¿Eh?- la pregunta decididamente las tomó por sorpresa.
- La verdad es que pensé que nunca viviría para conocer a mis bisnietos y ahora la posibilidad puede dárseme si uds. hacen su parte- al ver la cara de desconcierto de la muchacha, prosiguió- igualmente, no te preocupes, Bazon me ha dicho que van muy bien en ese aspecto, eso me complace...-
- La verdad no lo hemos conversado todavía- contestó Naomi algo sonrojada.
- Todavía es joven abuelo, no hay que apurarse- intervino Jun
- Yo tenía 17 cuando te tuve a ti Jun, así que eso no cuenta demasiado si eres responsable- comentó la madre.
Luego de eso, siguió una larga charla acerca de la edad para tener niños, cuantos años tenía la madre de Len cuando se casó, y que diablos haría Jun con su vida, ya tenía 24... Naomi vio la oportunidad de escapar y, esbozando una sonrisa de cansancio se disculpó y, deseándole buenas noches a todos, subió a la habitación. Ascendió despacio por la gran escalera y abrió la puerta con suavidad, para no despertar a Len. Se adentró en la habitación, ésta estaba en penumbras y por lo que pudo ver Len no se hallaba en la cama. Avanzó unos pasos hacia adelante y unos brazos le rodearon la cintura desde atrás, apretándola contra un cuerpo firme.
- Pensé que jamás subirías- susurró él en su oído. -
- ¿Por qué no cenaste con todos?- preguntó ella, reclinando la cabeza sobre el hombro masculino.
- No tenía ganas... me exasperan, así que decidí esperarte aquí-
- ¿Para que?-
- Mmm... ¿quieres saberlo?- preguntó, deslizando una de sus manos por el muslo de la muchacha- Bien, había pensado en que podríamos darle utilidad a los muebles de mi dormitorio... especialmente a mi cama con dosel, que te había llamado la atención... ¿Qué te parece? ya no te dará miedo dormir aquí...- invitó, besándole el cuello.
Naomi no podía creerlo. ¡Estaba seduciéndola! Ese era un lado que nunca se hubiera imaginado de él... era un poco gracioso. Se volteó y lo miró a los ojos, sin romper el contacto fisico.
- Supongo que... sí, me agradaría que me quitaras los miedos.- admitió, rodeándole el cuello con los brazos. Len estaba sorprendido de su propia actitud. Al parecer, la estúpida película romántica que Bazon le había obligado a mirar mientras todos cenaban, para que aprendiera a ser un poco mas demostrativo en materia amorosa, surtió efecto. Bien, eso... y un poquito de sake ayudaron a convertirlo en el galán de esa noche.
- Bien, porque nunca acepto un no como respuesta- replicó, cubriendo los labios de la joven con los suyos...
Por la mañana Naomi despertó muy tarde, esta vez, nadie había ido a llamarla. No le sorprendió encontrarse sola en la habitación, pero esta vez no le importó. Acarició el lado vacío de la cama y descubrió que la sábana aún estaba tibia por el calor del cuerpo largo y esbelto de su esposo. Al mismo tiempo que se incorporaba, el sonido de las tablas de la antigua cama trajo a su memoria la actividad de la noche anterior, y sonrió. Mientras le hacía el amor, Len maldijo por el crujido de la madera, que de seguro se escuchaba desde el pasillo, develando a cualquiera que pasara por ahí lo que estaban haciendo... Prometiendo que se ocuparía de ello la próxima vez que regresaran a China, volvió a enfocarse en su tarea y se dispuso a hacerle el amor de nuevo.
Suspiró. Ya era una auténtica mujer. Una mujer que se había enamorado total, desesperada y completamente de su particular esposo. La sonrisa se suavizó y cerró los ojos, muy dentro de sí todavía latía una dulcísima sensación, se sentía maravillosamente diferente. Todavía sonriendo, se recogió el largo cabello negro con una cinta azul, tan brillante como su estado de ánimo, y se dispuso a vestirse, realmente le daba vergüenza aparecer tan tarde ante su familia.
Cuando bajó, notó que sus cosas estaban empacadas cerca de la puerta, junto con un baúl negro que supuso que era de Len. Caminó hacia el comedor (por lo general siempre estaba todo el mundo ahí) y se encontró a Jun, que estaba almorzando.
- Buenos días- saludó alegremente su cuñada.
- Buenos días, Jun. ¿has visto a tu hermano?- preguntó
- Está hablando con mi madre, creo que ella quiere pedirle un favor antes de partir- respondió Jun sin dejar su comida. Naomi se sentó junto a ella y comió un poco, haciendo tiempo y conversando por última vez con Jun antes de irse. No tuvo que esperar demasiado para ver a Len apareciendo por la puerta de la cocina, enfundado en su abrigo negro y sosteniendo el de ella en la mano.
- ¿Estás lista?, me gustaría salir lo antes posible- Naomi creyó sentir un cierto dejo de irritación en la voz de Len, pero lo atribuyó a su imaginación.
- Sí. Bien, adiós Jun, espero verte pronto por allá, disfruté el tiempo que pasé contigo- saludó cálidamente, recibiendo también una despedida cordial por parte de su cuñada. Se colocó su abrigo y tomó el brazo de Len, para pasar al salón principal y luego a la puerta de salida. No hicieron mas que dos pasos, cuando Naomi sintió una voz chillona proveniente de mas adelante.
- Leeeen!!- una joven de mas o menos su edad, de cabello claro y un vestido bastante provocativo emergió corriendo de la oscuridad y se abrazó de él, apartando a Naomi con brusquedad de su sitio. – ¡Estoy muy contenta de que me lleves a Japón contigo! Te prometo que los dos la pasaremos de maravilla- agregó riendo.
Naomi se quedó mirando a esa... "señorita" con el ceño fruncido. La muy desvergonzada seguía colgada de Len y éste no hizo ningún movimiento para desembarazarse de ella... ni desmentir su afirmación. Se frotó el brazo dolorido por el empujón, y le echó una mirada glacial a la pareja que todavía no bajaba a tierra y no se había percatado de su presencia. Sin decir nada, saludó silenciosamente a Jun con la cabeza y se dirigió afuera, pidiéndole a un criado que la guiara hasta donde se encontraba el avión, prefería esperar sola en el aparato antes que contemplar la escena que tenía frente a sus ojos...
Continuará...
Hola!! Perdón por la tardanza, pero es que tuve que preparar un final para la universidad y no tuve tiempo para nada T.T No importa, ahora ya estoy de vacaciones. Por cierto... ayer tuve la oportunidad de ver el epílogo de Shaman King. Es el ending del ultimo capitulo, que muestra que va pasando cuando Yoh vuelve de hacer las compras, y que fue de todos... acá en latinoamérica lo cortaron y pusieron el ending de siempre. Me enteré de casualidad por internet y me lo bajé. Fue muy gracioso ver a Mosuke y a Bazón pasados de copas con Amidamaru... ¡y a Anna cocinando! En fin... gracias a Rika Asakura, Karin Hitomi Kitzune, Tanuki chan, Meli chan, Korishiteru, Tsuki chan, Niky Asakura, Mimi de Yagami Asakura Tao, Kikis Tao, Aome, Megumi Tao, Kajime y Hikaru Asakura por los reviews me alegro que les gustara el capitulo 8!! Bueno, sin mas que decirles me despido y, si no nos vemos, les deseo muy felices fiestas a todos ^_^
Besos
Vale_chan
