No es historia de amor
Bueno, este capítulo lo he publicado muy rápido porque lo he escrito muy rápido. XD Y para que así tengan más de que pensar. Aquí comienzan las escenas subiditas...fuertes...digamoslo así. Yo ya les dije que este fic no sería de amor, en sí mismo, sino más bien pasión, así que no me responsabilizo de su contenido.
Un beso.
n/a - nota de la autora
" ...." - Pensamientos de los personajes.
El capítulo...........
4. Detalles
- Espera, ¿CON MALFOY?
Ginny Weasley estaba soprendida y contenta.
- Por desgracia. - dijo Hermione abriendo la gran maleta.
La pelirroja dobló un jersey y lo introdujo en la maleta, al instante que Hermione la imitaba.
- ¿Cuánto tiempo estaréis allí? - preguntó la Weasley.
- Mmm...¿en Nueva Zelanda? No lo sé. El suficiente para hacer el reportaje.
- ¿Un par de meses?
- Sí, espero.
Ginny hizo una mueca.
- ¿Por qué, qué pasa?
- No quiero que te vayas. Me vas a dejar aquí solita.
- Existe el teléfono, Gin.
- No es lo mismo.
Hermione sonrió levemente.
- Tranquila, no te darás ni cuenta.
- ¿Y qué harás con Malfoy?
- ¿Con Malfoy? Nada, ignorarlo como hago.
- Qué mala eres, Herm.
- ¿Mala? No sé por qué.
- Malfoy ha cambiado mucho.
- Sigue siendo la misma rata asquerosa, Ginny.
- Ya, pero está cada día más guapo.
Las dos rieron.
- Pues sí, - admitió Hermione. - eso sí. Pero, da igual, por muy guapo que sea...
- ¿Acaso no eres humana? ¿No le harías un par de favores a Malfoy?
Hermione frunció el ceño.
- No sé, no creo que tuviera valor.
Se alejó de la cama y abrió un cajón del que sacó varios tomos de libros.
- ¿Te vas dos meses y te vas a llevar eso? - preguntó Ginny, incrédula, al verla con todos los libros.
- Claro, ¿qué voy a hacer en el tiempo libre?
Ginny sacó los libros de la maleta.
- Ver cosas bonitas. Los mauríes están muy buenos.
- No tienes remedio, Gin. - dijo Hermione, riendo.
Cuando terminaron de empacar todo lo necesario e innecesario, para el viaje, se fueron a la salita, a tomarse un café.
- Te voy a dejar las llaves del piso, Gin, para que entres de vez en cuando y riegues las macetas. - dijo Hermione bebiendo de la taza.
- Ah, claro, para eso están las amigas, ¿no? - dijo Ginny con sorna.
Hermione rió y al momento que iba a contestarle sonó la puerta. La pelirroja no se levantó.
- Voy yo. - dijo la griffindor. - Luego dices que te tengo esclavizada.
Ginny le sacó la lengua.
Fue hacia la puerta y la abrió. Su sorpresa fue grande.
- Hola preciosa, ¿puedo pasar?
Anclado en la puerta, con una sonrisa espectacular, el cabello alborotado y unos impresionantes ojos azules, se encontraba Ron Weasley.
- ¡Ron! - dijo Hermione abrazándole.
El pelirrojo la abrazó también y le susurró al oído.
- Siento haberte hecho esperar.
- No importa. - dijo Hermione, sonriendo.
Se separaron y, aún con la puerta abierta, se besaron con anhelo.
- Ejem, ejem.... - tosió Ginny.
Ambos se despegaron y miraron hacia atrás. Ginny los observaba divertida desde el sofá.
- Esto...hola, siento interrumpir.
Ron se azoró.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó a su hermana.
- ¿Qué crees que hago? Lo mismo que tu, visitar a mi amiga... Aunque...bueno, a mí no me recibe con esos besos.... - cabiló.
- Ginny... - chistó Hermione.
La pelirroja, como si recordara algo importante se levantó, dejando el vaso en la mesa y cogiendo su bolso.
- Bueno, Herm, Ronnie, os dejo que tengo que ir de compras.
Hermione arqueó una ceja. Se acercó a donde se encontraban y le dio dos besos a su amiga y uno a su hermano.
- Bueno, ciao, no seáis malos.
- ¡Ginny! -dijeron a la vez.
- Ok, ok,... - dijo, bajando las escaleras. - Herm, que no se te olvide la cámara de fotos para el viaje. Adiós.
Desapareció escaleras abajo.
- Pasa. - le ofreció Hermione.
- ¿Qué viaje? - preguntó Ron mientras pasaba a la casa.
- Uno que tengo que hacer.
- ¿A dónde?
- A Nueva Zelanda.
Ron abrió los ojos como platos.
- ¿Qué se te ha perdido en Nueva Zelanda?
Hermione sonrió sentándose en el sofá. Ron se sentó frente a ella en un sillón.
- Graham Golden.
Al pelirrojo se le iluminó el rostro.
- ¿Golden? ¿Vas a ver a Golden?
La griffindor asintió, sonriente por la actitud del chico.
- Así es. Un proyeto sobre él. Su vida, su casa, su...
- Qué guay, Herm. Pero, ¿cuándo te vas?
- Pasado mañana.
- ¿Por qué no me avisaste?
- Pensé que estarías....ocupado. - dijo con desgana.
- Herm, siento lo de la otra noche...yo...
- No importa.
- Me surgió de repente.
- Sé que estás muy ocupado, igual que Harry.
- Pero yo no tengo excusa.
Hermione ladeó la cabeza y jugeteó con un rizo.
- ¿Cuánto estarás allí?
- No lo sé, hasta que termine el reportaje.
- ¿Poco o mucho?
- Alrededor de unos dos meses.
- ¿Dos meses sin verte?
Hermione sonrió.
- ¿Me vas a extrañar mucho?
- Muchísimo, no sé si podré aguantar.
Hermione se levantó del sofá y avanzó coquetamente hasta el pelirrojo, sentado en el sillón. Ron la miraba con devoción, en sus ojos las llamas del deseo comenzaban a despertarse. Con sus finas uñas la chica pasó un dedo por el torso de Ron, sin apartar la mirada de los azules ojos del griffindor.
- ¿Puedes aguantar? - dijo mordiéndose el labio.
Ron se pasó una mano por su rojo cabello, echándolo hacia atrás y cerrando los ojos para, al abrirlos, dirigirlos de nuevo a los de Hermione.
- No, no puedo.
La atrajo con ferocidad hacia él, agarrándola por la cintura. Se alzó un poco y la besó con pasión. Bajó su mano hasta el trasero de la chica. Hermione se separó un instante, suficiente para dejar escapar un gemido que Ron calló besándola de nuevo.
Hermione desabrochó con avidez la fina camisa roja que llevaba el pelirrojo.
Despacio, el auror se levantó y condujo a la chica al sofá de enfrente.
Mientras la camisa y el sujetador de Hermione desaparecían, los pantalones de Ron ya volaban. El pelirrojo se dedicó a besar y morder el cuello y el pecho de Hermione. La griffindor se contenía para no gritar, para ahogar ese deseo, hincó las uñas en la espalda de Ron, que se ocupó en desnudarse completamente y desnudarla a ella también.
De repente, sonó algo procedente de los pantalones de Ron. Ambos levantaron la vista hacia ellos.
- ¿Qué es eso?
- Mi móvil. (n/a celular)
- ¿Tu tienes un móvil? - preguntó la griffindor sorprendida de que Ron supiera lo que eso era, pues nunca habia convivido con muggles.
- Sí,casi todos en el trabajo, para estar más...
El teléfono siguió sonando. Ron observó a Hermione, desnuda bajo él.
- A la mierda el trabajo. Hoy es para ti.
La chica sonrió ampliamente.
- Volvamos a lo nuestro. - repitió el griffindor, volviéndo a besarla.
¿Dónde estaba? No había venido, se le había echo tarde. A ella, a Hermione Granger. Draco estaba impaciente. Quería verla entrar, con esos andares coquetos, con esa mirada felina. Deseaba con todas sus fuerzas que hiciera algún comentario hiriente sobre él, solo para ver sus rojos labios moviéndose.
- Señor, ¿hoy no es para usted, día libre? - le preguntó Stella, la secretaria de Hermione.
- ¿Sabes dónde está Granger?
La chica negó.
- Aún no ha llegado.
Se alejó unos pasos, miró por la ventana y se echó un vaso de agua. "¿Dónde estás?".
No estaba dispuesto a irse.
Abrió la mano y observó el billete de avión que Smith le había dado. Al recordar el viaje con Hermione, la temperatura se le subió. Los dos solos, en un hotel. La sola idea le hacia encenderse.
De repente, oyó el sonido único de la voz de Hermione. Alzó los ojos por encima del papel y la vio. Hablaba con Stella. Estaba preciosa y extrañamente, muy contenta.
Tenía puesta una falda morada, de terciopelo, con flecos y una camisa con los hombros al aire, blanca. Su cabello rizado lo llevaba suelto. "¿Por qué se habrá arreglado tanto?", pensó. Pasó por su lado.
- Hola, Malfoy. - lo saludó.
Pasó de largo tras el saludo y entró en la oficina de Smith. No, no podía estar así, además, había quedado con Pansy.
Dirigió una última mirada al despacho de Smith, donde se encontraba Hermione, y bajó las escaleras.
Se subió a su coche y, vio atónito algo que creyó ser una ilusión pero, que no lo era. Ron Weasley, sí, Ron, el pobretón amigo de Granger y Potter, estaba frente al edificio del profeta, montado en un deportivo rojo.
Se frotó los ojos. ¿Qué hacia él allí? Frunció el ceño y, de repente, la respuesta salió por la puerta del profeta.
- Granger.... - murmuró.
Hermione se subió en el deportivo, alumbrada por una sonrisa del pelirrojo. Se besaron ante los ojos de Malfoy que apretó con furia el volante del coche. ¿Weasley era novio de Hermione? No, no podía ser. ¿Por qué Weasley la tenía y él no? ¿Por qué? ¿Qué tenía Weasley que él no tuviera? Él era mucho más guapo, inteligente, rico, poderoso y seguro que mejor en la cama que el pobretón de Weasley.
Hermione y Ron se separaron y Ron le acarició la mejilla, haciendo que Hermione sonriera.
Draco sentía una furia enorme dentro de él, que crecía a medida que pasaba el tiempo.
Ron le susurró algo a Hermione y la volvió a besar.
Draco estaba perdiendo la poca paciencia que tenía. Si hubiera sido otra clase de persona, se habría bajado del coche y habría golpeado a Ron hasta dejarlo inconsciente en el suelo. Luego besaría a Hermione hasta que no pudiera respirar.
Por fin, emprendieron la marcha.
La idea de seguirlos se le pasó por la mente pero, los perdió en un semáforo y así, su mente voló por el mundo de la imaginación, pensando en qué harían Ron y Hermione.
Aporreó la puerta.
Pansy abrió, algo asustada.
- Draco, ¿qué ocurre? - preguntó al verlo.
El slitheryn entró, echo una furia.
- Nada, no pasa nada. - mintió.
Se dirigió hasta el salón que tenía las cortinas echadas y solo estaba iluminado por velas. Abrió el mueble - bar y sacó una copa que llenó rápidamente.
- No me mientas, Draco, sé que te pasa algo.
Pansy se movía sensualmente. Llevaba puesto un camisón y su cabello rubio lo llevaba suelto.
- Pansy, piérdete.
La chica sonrió.
- Drakito, siento no poder cumplir tus deseos por una vez pero, esta es mi casa así que... no puedo perderme. - dijo, coqueta.
- Pues entonces, haz como si no estuviera aquí. - dijo rellenando la copa.
Pansy se puso frente al mueble y lo miró. Draco dirigió la mirada a la chica, clavó sus ojos grises en ella y la imagen de Hermione volvió a su mente.
Se bebió el trago de nuevo y, cogiéndo a la chica con violencia por la muñeca, la arrastró a la habitación y la tumbó en la cama.
Allí le quitó toda la ropa, dejándola completamente desnuda y él, desabrochándose sólo los pantalones, se introdujo en Pansy, haciendo que ella gritara.
Escuchando los gemidos y gritos de la chica pensó de nuevo en Hermione y en Weasley. Pensó en lo que en ese momento ellos podrían estar haciendo y la furia en él aumentó aún más. Se movió con fuerza en el interior de Pansy. Al contraste con ella, que estaba encantada, él sólo sentía dentro de sí, odio y vacío. El sexo en ese instante era sólo un desahogo para no pensar en ella pero, en ese momento parecía surgir con más fuerza. Intentaba no verla pero, como un fantasma, parecía colarse en el cuarto. Deseaba que la chica no fuera Pansy, sino Hermione. Deseaba con toda su alma a Hermione, la deseaba con el ansia de lo prohibido, a sabienda de que era un imposible puesto que se odiaban mutuamente. Quizá por eso, verla con Weasley le había encendido más. No entendía cómo podía acostarse con el pobretón y no con él.
Cuando no pudo más, dejó a Pansy en un lado, aún extasiada y él volvió a sumergirse en el alcohol.
Saboreó el helado de fresa en su boca. Cerró los ojos, imaginando la reacción de Ron.
- Veo que los helados te siguen encantando. - dijo el pelirrojo sorbiéndo su batido.
- Me gustan tanto como los pelirrojos de ojos azules. - dijo, sonriendo.
Le acarició la mano suavemente, sin dejar de mirarle a los ojos. Ron sonrió.
De repente, Ron apartó la mano y se levantó. Hermione miró hacia atrás y vio a un hombre alto y robusto, de cabello negro y ojos igual de oscuros.
- ¡Ron Weasley! - dijo con una sonrisa. Su voz era grave pero encantadora.
Ambos se estrecharon las manos.
- Zack Morris, ¿qué te trae por aquí? ¿Cómo es que no trabajas?
Zack suspiró y se encogió de hombros.
- El jefe, que estaba de buenas y me ha dejado salir.
Notando la presencia de Hermione, se volvió hacia ella.
- ¡Ron, que maleducado! - dijo sonriéndole a la chica. - No me has presentado a esta mujer tan guapa.
Hermione sonrió y se levantó.
- Zack, te presento a Hermione Granger, una...
La chica sonrió. Era la primera presentación con Ron. Una presentación a un amigo suyo. Estaba radiante de felicidad. Estaba enamorada de él. Amaba a Ron.
- Es una gran amiga. - terminó.
Hermione se quedó de piedra. Miró a Ron que le rehuyó la mirada.
Se sentó de nuevo. El mundo le daba vueltas. Dentro de sí misma se mezclaba la sensación de algo roto. Sintió ganas de llorar y se mordió el labio con fuerza. Ella lo amaba, lo amaba, lo había amado siempre. Quería decirlo, que todos se enteraban de que ella y Ron......
- Bueno, Ron, Hermione, ha sido un placer. - le dijo Zack con una sonrisa.
- Igualmente. - dijo sin ánimo
Oyó a Zack irse. Ron se sentó de nuevo frente a ella. No quería mirarlo sin embargo, algo más fuerte lo empujaba a él. Fijó sus marrones ojos en él.
- Hermione.... - murmuró el griffindor.
No aguantó más y levantándose del asiento caminó en sentido contrario.
El auror sacó un billete de su bolsillo, mucho más dinero del que costaban sus cosas, y lo depositó en la mesa al momento que salía tras Hermione.
Corrió a por ella.
- Hermione, por favor, para. - dijo cogiéndola por el brazo.
La chica paró en seco. Se volvió lentamente. Ron la soltó.
- Hermione...
- Ron, creo que lo que acabas de hacer ha dejado todo claro.
- ¿Qué dices?
- Sí, por supuesto. Yo soy tu gran amiga. ¿No es así?
- Herm...
- Y ya está. Lo entiendo. - agachó la cabeza.
- Mira, yo, es que Zack es muy...
- Shh...no digas nada. Lo que pasó entre nosotros no es nada mas que...algo que pasó. No somos nada más que buenos amigos.
Se acercó y le besó en la mejilla.
- Nos veremos dentro de dos meses.
Lo dejó parado allí, viéndola irse. Sabiendo que, hasta dentro de dos meses no podría volver a discutir con ella.
El aeropuerto estaba totalmente vacío y hacia frío. Draco caminó despacio, recibiendo instrucciones de Richard Smith, aún muy dormido.
- Draco, por tu propio bien y tu continuación en la plantilla espero un reportaje...muy bueno. La ostia de reportaje. Sino......lo llevas crudo.
- Tranquilo, Smith, todo controlado. Recuerda que no voy solo.
De repente se volvió y la vio, serena. Se acercó con rapidez hacia donde se encontraban.
- Buenos días. - saludó.
- ¿Tenemos sueño? - le preguntó con sorna, Smith.
- Son las seis y media de la mañana, Richard, - dijo Hermione mirando al suelo. - creo que no debería estar aquí, sino en la cama, soñando con los ángelitos.
Su jefe rió. Draco se fijo, parecía triste pero estaba preciosa, como siempre. Pensó en que se iban, dos meses, a Nueva Zelanda, la parte perdida del mundo, solos.
- Creo que debemos entrar. - dijo Draco.
Hermione se adelantó y subió antes que él las escalerillas.
- Adiós, Richard. Ya nos veremos. -dijo antes de perderse en el interior del avión.
Draco se volvió y le estrechó la mano.
- Cuídala mucho, muchacho, es un diamante en bruto. - le dijo antes de subir.
- Calma, Smith, la cuidaré. - dijo sonriendo.
El avión despegó dejando a Richard Smith en tierra, planeando su desayuno. Mientras, Draco Malfoy y Hermione Granger partían hacía Nueva Zelanda en un viaje que no olvidarían.
*******************************************************************
¿Qué les ha parecido? Espero que les esté gustando. Ya hice el capítulo más largo. ;) Para las fans :P Drakito sale muy furioso en este capi. Pero, no piensen mal, entre el alcohol, los celos y....pasa lo que pasa...Que luego en un sex bom. Jajaja.
Sobre Hermione y Ron, espero que entiendan que Ron se ha pasado y que Hermione, como toda mujer ofendida, no es de las que perdonan así de fácil.
Ahora comienza el viaje...
El próximo capítulo se titulará...."La llegada". No se lo pierdan pues aquí comenzarán los primeros choques subiditos...de Draco y Herm.. Sólo les digo que no es historia de amor pero sí de mucha mucha mucha pasión.
Los quiere
Lira Garbo : ¡Dejen review!
Bueno, este capítulo lo he publicado muy rápido porque lo he escrito muy rápido. XD Y para que así tengan más de que pensar. Aquí comienzan las escenas subiditas...fuertes...digamoslo así. Yo ya les dije que este fic no sería de amor, en sí mismo, sino más bien pasión, así que no me responsabilizo de su contenido.
Un beso.
n/a - nota de la autora
" ...." - Pensamientos de los personajes.
El capítulo...........
4. Detalles
- Espera, ¿CON MALFOY?
Ginny Weasley estaba soprendida y contenta.
- Por desgracia. - dijo Hermione abriendo la gran maleta.
La pelirroja dobló un jersey y lo introdujo en la maleta, al instante que Hermione la imitaba.
- ¿Cuánto tiempo estaréis allí? - preguntó la Weasley.
- Mmm...¿en Nueva Zelanda? No lo sé. El suficiente para hacer el reportaje.
- ¿Un par de meses?
- Sí, espero.
Ginny hizo una mueca.
- ¿Por qué, qué pasa?
- No quiero que te vayas. Me vas a dejar aquí solita.
- Existe el teléfono, Gin.
- No es lo mismo.
Hermione sonrió levemente.
- Tranquila, no te darás ni cuenta.
- ¿Y qué harás con Malfoy?
- ¿Con Malfoy? Nada, ignorarlo como hago.
- Qué mala eres, Herm.
- ¿Mala? No sé por qué.
- Malfoy ha cambiado mucho.
- Sigue siendo la misma rata asquerosa, Ginny.
- Ya, pero está cada día más guapo.
Las dos rieron.
- Pues sí, - admitió Hermione. - eso sí. Pero, da igual, por muy guapo que sea...
- ¿Acaso no eres humana? ¿No le harías un par de favores a Malfoy?
Hermione frunció el ceño.
- No sé, no creo que tuviera valor.
Se alejó de la cama y abrió un cajón del que sacó varios tomos de libros.
- ¿Te vas dos meses y te vas a llevar eso? - preguntó Ginny, incrédula, al verla con todos los libros.
- Claro, ¿qué voy a hacer en el tiempo libre?
Ginny sacó los libros de la maleta.
- Ver cosas bonitas. Los mauríes están muy buenos.
- No tienes remedio, Gin. - dijo Hermione, riendo.
Cuando terminaron de empacar todo lo necesario e innecesario, para el viaje, se fueron a la salita, a tomarse un café.
- Te voy a dejar las llaves del piso, Gin, para que entres de vez en cuando y riegues las macetas. - dijo Hermione bebiendo de la taza.
- Ah, claro, para eso están las amigas, ¿no? - dijo Ginny con sorna.
Hermione rió y al momento que iba a contestarle sonó la puerta. La pelirroja no se levantó.
- Voy yo. - dijo la griffindor. - Luego dices que te tengo esclavizada.
Ginny le sacó la lengua.
Fue hacia la puerta y la abrió. Su sorpresa fue grande.
- Hola preciosa, ¿puedo pasar?
Anclado en la puerta, con una sonrisa espectacular, el cabello alborotado y unos impresionantes ojos azules, se encontraba Ron Weasley.
- ¡Ron! - dijo Hermione abrazándole.
El pelirrojo la abrazó también y le susurró al oído.
- Siento haberte hecho esperar.
- No importa. - dijo Hermione, sonriendo.
Se separaron y, aún con la puerta abierta, se besaron con anhelo.
- Ejem, ejem.... - tosió Ginny.
Ambos se despegaron y miraron hacia atrás. Ginny los observaba divertida desde el sofá.
- Esto...hola, siento interrumpir.
Ron se azoró.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó a su hermana.
- ¿Qué crees que hago? Lo mismo que tu, visitar a mi amiga... Aunque...bueno, a mí no me recibe con esos besos.... - cabiló.
- Ginny... - chistó Hermione.
La pelirroja, como si recordara algo importante se levantó, dejando el vaso en la mesa y cogiendo su bolso.
- Bueno, Herm, Ronnie, os dejo que tengo que ir de compras.
Hermione arqueó una ceja. Se acercó a donde se encontraban y le dio dos besos a su amiga y uno a su hermano.
- Bueno, ciao, no seáis malos.
- ¡Ginny! -dijeron a la vez.
- Ok, ok,... - dijo, bajando las escaleras. - Herm, que no se te olvide la cámara de fotos para el viaje. Adiós.
Desapareció escaleras abajo.
- Pasa. - le ofreció Hermione.
- ¿Qué viaje? - preguntó Ron mientras pasaba a la casa.
- Uno que tengo que hacer.
- ¿A dónde?
- A Nueva Zelanda.
Ron abrió los ojos como platos.
- ¿Qué se te ha perdido en Nueva Zelanda?
Hermione sonrió sentándose en el sofá. Ron se sentó frente a ella en un sillón.
- Graham Golden.
Al pelirrojo se le iluminó el rostro.
- ¿Golden? ¿Vas a ver a Golden?
La griffindor asintió, sonriente por la actitud del chico.
- Así es. Un proyeto sobre él. Su vida, su casa, su...
- Qué guay, Herm. Pero, ¿cuándo te vas?
- Pasado mañana.
- ¿Por qué no me avisaste?
- Pensé que estarías....ocupado. - dijo con desgana.
- Herm, siento lo de la otra noche...yo...
- No importa.
- Me surgió de repente.
- Sé que estás muy ocupado, igual que Harry.
- Pero yo no tengo excusa.
Hermione ladeó la cabeza y jugeteó con un rizo.
- ¿Cuánto estarás allí?
- No lo sé, hasta que termine el reportaje.
- ¿Poco o mucho?
- Alrededor de unos dos meses.
- ¿Dos meses sin verte?
Hermione sonrió.
- ¿Me vas a extrañar mucho?
- Muchísimo, no sé si podré aguantar.
Hermione se levantó del sofá y avanzó coquetamente hasta el pelirrojo, sentado en el sillón. Ron la miraba con devoción, en sus ojos las llamas del deseo comenzaban a despertarse. Con sus finas uñas la chica pasó un dedo por el torso de Ron, sin apartar la mirada de los azules ojos del griffindor.
- ¿Puedes aguantar? - dijo mordiéndose el labio.
Ron se pasó una mano por su rojo cabello, echándolo hacia atrás y cerrando los ojos para, al abrirlos, dirigirlos de nuevo a los de Hermione.
- No, no puedo.
La atrajo con ferocidad hacia él, agarrándola por la cintura. Se alzó un poco y la besó con pasión. Bajó su mano hasta el trasero de la chica. Hermione se separó un instante, suficiente para dejar escapar un gemido que Ron calló besándola de nuevo.
Hermione desabrochó con avidez la fina camisa roja que llevaba el pelirrojo.
Despacio, el auror se levantó y condujo a la chica al sofá de enfrente.
Mientras la camisa y el sujetador de Hermione desaparecían, los pantalones de Ron ya volaban. El pelirrojo se dedicó a besar y morder el cuello y el pecho de Hermione. La griffindor se contenía para no gritar, para ahogar ese deseo, hincó las uñas en la espalda de Ron, que se ocupó en desnudarse completamente y desnudarla a ella también.
De repente, sonó algo procedente de los pantalones de Ron. Ambos levantaron la vista hacia ellos.
- ¿Qué es eso?
- Mi móvil. (n/a celular)
- ¿Tu tienes un móvil? - preguntó la griffindor sorprendida de que Ron supiera lo que eso era, pues nunca habia convivido con muggles.
- Sí,casi todos en el trabajo, para estar más...
El teléfono siguió sonando. Ron observó a Hermione, desnuda bajo él.
- A la mierda el trabajo. Hoy es para ti.
La chica sonrió ampliamente.
- Volvamos a lo nuestro. - repitió el griffindor, volviéndo a besarla.
¿Dónde estaba? No había venido, se le había echo tarde. A ella, a Hermione Granger. Draco estaba impaciente. Quería verla entrar, con esos andares coquetos, con esa mirada felina. Deseaba con todas sus fuerzas que hiciera algún comentario hiriente sobre él, solo para ver sus rojos labios moviéndose.
- Señor, ¿hoy no es para usted, día libre? - le preguntó Stella, la secretaria de Hermione.
- ¿Sabes dónde está Granger?
La chica negó.
- Aún no ha llegado.
Se alejó unos pasos, miró por la ventana y se echó un vaso de agua. "¿Dónde estás?".
No estaba dispuesto a irse.
Abrió la mano y observó el billete de avión que Smith le había dado. Al recordar el viaje con Hermione, la temperatura se le subió. Los dos solos, en un hotel. La sola idea le hacia encenderse.
De repente, oyó el sonido único de la voz de Hermione. Alzó los ojos por encima del papel y la vio. Hablaba con Stella. Estaba preciosa y extrañamente, muy contenta.
Tenía puesta una falda morada, de terciopelo, con flecos y una camisa con los hombros al aire, blanca. Su cabello rizado lo llevaba suelto. "¿Por qué se habrá arreglado tanto?", pensó. Pasó por su lado.
- Hola, Malfoy. - lo saludó.
Pasó de largo tras el saludo y entró en la oficina de Smith. No, no podía estar así, además, había quedado con Pansy.
Dirigió una última mirada al despacho de Smith, donde se encontraba Hermione, y bajó las escaleras.
Se subió a su coche y, vio atónito algo que creyó ser una ilusión pero, que no lo era. Ron Weasley, sí, Ron, el pobretón amigo de Granger y Potter, estaba frente al edificio del profeta, montado en un deportivo rojo.
Se frotó los ojos. ¿Qué hacia él allí? Frunció el ceño y, de repente, la respuesta salió por la puerta del profeta.
- Granger.... - murmuró.
Hermione se subió en el deportivo, alumbrada por una sonrisa del pelirrojo. Se besaron ante los ojos de Malfoy que apretó con furia el volante del coche. ¿Weasley era novio de Hermione? No, no podía ser. ¿Por qué Weasley la tenía y él no? ¿Por qué? ¿Qué tenía Weasley que él no tuviera? Él era mucho más guapo, inteligente, rico, poderoso y seguro que mejor en la cama que el pobretón de Weasley.
Hermione y Ron se separaron y Ron le acarició la mejilla, haciendo que Hermione sonriera.
Draco sentía una furia enorme dentro de él, que crecía a medida que pasaba el tiempo.
Ron le susurró algo a Hermione y la volvió a besar.
Draco estaba perdiendo la poca paciencia que tenía. Si hubiera sido otra clase de persona, se habría bajado del coche y habría golpeado a Ron hasta dejarlo inconsciente en el suelo. Luego besaría a Hermione hasta que no pudiera respirar.
Por fin, emprendieron la marcha.
La idea de seguirlos se le pasó por la mente pero, los perdió en un semáforo y así, su mente voló por el mundo de la imaginación, pensando en qué harían Ron y Hermione.
Aporreó la puerta.
Pansy abrió, algo asustada.
- Draco, ¿qué ocurre? - preguntó al verlo.
El slitheryn entró, echo una furia.
- Nada, no pasa nada. - mintió.
Se dirigió hasta el salón que tenía las cortinas echadas y solo estaba iluminado por velas. Abrió el mueble - bar y sacó una copa que llenó rápidamente.
- No me mientas, Draco, sé que te pasa algo.
Pansy se movía sensualmente. Llevaba puesto un camisón y su cabello rubio lo llevaba suelto.
- Pansy, piérdete.
La chica sonrió.
- Drakito, siento no poder cumplir tus deseos por una vez pero, esta es mi casa así que... no puedo perderme. - dijo, coqueta.
- Pues entonces, haz como si no estuviera aquí. - dijo rellenando la copa.
Pansy se puso frente al mueble y lo miró. Draco dirigió la mirada a la chica, clavó sus ojos grises en ella y la imagen de Hermione volvió a su mente.
Se bebió el trago de nuevo y, cogiéndo a la chica con violencia por la muñeca, la arrastró a la habitación y la tumbó en la cama.
Allí le quitó toda la ropa, dejándola completamente desnuda y él, desabrochándose sólo los pantalones, se introdujo en Pansy, haciendo que ella gritara.
Escuchando los gemidos y gritos de la chica pensó de nuevo en Hermione y en Weasley. Pensó en lo que en ese momento ellos podrían estar haciendo y la furia en él aumentó aún más. Se movió con fuerza en el interior de Pansy. Al contraste con ella, que estaba encantada, él sólo sentía dentro de sí, odio y vacío. El sexo en ese instante era sólo un desahogo para no pensar en ella pero, en ese momento parecía surgir con más fuerza. Intentaba no verla pero, como un fantasma, parecía colarse en el cuarto. Deseaba que la chica no fuera Pansy, sino Hermione. Deseaba con toda su alma a Hermione, la deseaba con el ansia de lo prohibido, a sabienda de que era un imposible puesto que se odiaban mutuamente. Quizá por eso, verla con Weasley le había encendido más. No entendía cómo podía acostarse con el pobretón y no con él.
Cuando no pudo más, dejó a Pansy en un lado, aún extasiada y él volvió a sumergirse en el alcohol.
Saboreó el helado de fresa en su boca. Cerró los ojos, imaginando la reacción de Ron.
- Veo que los helados te siguen encantando. - dijo el pelirrojo sorbiéndo su batido.
- Me gustan tanto como los pelirrojos de ojos azules. - dijo, sonriendo.
Le acarició la mano suavemente, sin dejar de mirarle a los ojos. Ron sonrió.
De repente, Ron apartó la mano y se levantó. Hermione miró hacia atrás y vio a un hombre alto y robusto, de cabello negro y ojos igual de oscuros.
- ¡Ron Weasley! - dijo con una sonrisa. Su voz era grave pero encantadora.
Ambos se estrecharon las manos.
- Zack Morris, ¿qué te trae por aquí? ¿Cómo es que no trabajas?
Zack suspiró y se encogió de hombros.
- El jefe, que estaba de buenas y me ha dejado salir.
Notando la presencia de Hermione, se volvió hacia ella.
- ¡Ron, que maleducado! - dijo sonriéndole a la chica. - No me has presentado a esta mujer tan guapa.
Hermione sonrió y se levantó.
- Zack, te presento a Hermione Granger, una...
La chica sonrió. Era la primera presentación con Ron. Una presentación a un amigo suyo. Estaba radiante de felicidad. Estaba enamorada de él. Amaba a Ron.
- Es una gran amiga. - terminó.
Hermione se quedó de piedra. Miró a Ron que le rehuyó la mirada.
Se sentó de nuevo. El mundo le daba vueltas. Dentro de sí misma se mezclaba la sensación de algo roto. Sintió ganas de llorar y se mordió el labio con fuerza. Ella lo amaba, lo amaba, lo había amado siempre. Quería decirlo, que todos se enteraban de que ella y Ron......
- Bueno, Ron, Hermione, ha sido un placer. - le dijo Zack con una sonrisa.
- Igualmente. - dijo sin ánimo
Oyó a Zack irse. Ron se sentó de nuevo frente a ella. No quería mirarlo sin embargo, algo más fuerte lo empujaba a él. Fijó sus marrones ojos en él.
- Hermione.... - murmuró el griffindor.
No aguantó más y levantándose del asiento caminó en sentido contrario.
El auror sacó un billete de su bolsillo, mucho más dinero del que costaban sus cosas, y lo depositó en la mesa al momento que salía tras Hermione.
Corrió a por ella.
- Hermione, por favor, para. - dijo cogiéndola por el brazo.
La chica paró en seco. Se volvió lentamente. Ron la soltó.
- Hermione...
- Ron, creo que lo que acabas de hacer ha dejado todo claro.
- ¿Qué dices?
- Sí, por supuesto. Yo soy tu gran amiga. ¿No es así?
- Herm...
- Y ya está. Lo entiendo. - agachó la cabeza.
- Mira, yo, es que Zack es muy...
- Shh...no digas nada. Lo que pasó entre nosotros no es nada mas que...algo que pasó. No somos nada más que buenos amigos.
Se acercó y le besó en la mejilla.
- Nos veremos dentro de dos meses.
Lo dejó parado allí, viéndola irse. Sabiendo que, hasta dentro de dos meses no podría volver a discutir con ella.
El aeropuerto estaba totalmente vacío y hacia frío. Draco caminó despacio, recibiendo instrucciones de Richard Smith, aún muy dormido.
- Draco, por tu propio bien y tu continuación en la plantilla espero un reportaje...muy bueno. La ostia de reportaje. Sino......lo llevas crudo.
- Tranquilo, Smith, todo controlado. Recuerda que no voy solo.
De repente se volvió y la vio, serena. Se acercó con rapidez hacia donde se encontraban.
- Buenos días. - saludó.
- ¿Tenemos sueño? - le preguntó con sorna, Smith.
- Son las seis y media de la mañana, Richard, - dijo Hermione mirando al suelo. - creo que no debería estar aquí, sino en la cama, soñando con los ángelitos.
Su jefe rió. Draco se fijo, parecía triste pero estaba preciosa, como siempre. Pensó en que se iban, dos meses, a Nueva Zelanda, la parte perdida del mundo, solos.
- Creo que debemos entrar. - dijo Draco.
Hermione se adelantó y subió antes que él las escalerillas.
- Adiós, Richard. Ya nos veremos. -dijo antes de perderse en el interior del avión.
Draco se volvió y le estrechó la mano.
- Cuídala mucho, muchacho, es un diamante en bruto. - le dijo antes de subir.
- Calma, Smith, la cuidaré. - dijo sonriendo.
El avión despegó dejando a Richard Smith en tierra, planeando su desayuno. Mientras, Draco Malfoy y Hermione Granger partían hacía Nueva Zelanda en un viaje que no olvidarían.
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¿Qué les ha parecido? Espero que les esté gustando. Ya hice el capítulo más largo. ;) Para las fans :P Drakito sale muy furioso en este capi. Pero, no piensen mal, entre el alcohol, los celos y....pasa lo que pasa...Que luego en un sex bom. Jajaja.
Sobre Hermione y Ron, espero que entiendan que Ron se ha pasado y que Hermione, como toda mujer ofendida, no es de las que perdonan así de fácil.
Ahora comienza el viaje...
El próximo capítulo se titulará...."La llegada". No se lo pierdan pues aquí comenzarán los primeros choques subiditos...de Draco y Herm.. Sólo les digo que no es historia de amor pero sí de mucha mucha mucha pasión.
Los quiere
Lira Garbo : ¡Dejen review!
