¡¡¡FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2004!!!
No es historia de amor
Jenny/Jade: Jajaja, sí, Mayra es un encanto. Ya dará que hablar...:D tiembla Auckland¡¡jeje, sí, Drakito no tuvo un buen día, desde luego. :P Herm estaba super feliz, jeje. ¿Tú en el avión? jajaja, me alegro de que lo sintieras así. Jeje, ya veras que te encanta Nueva Zelanda. Actualizo todo lo rápido que puedo¡muchos besos y gracias por tu e-mail¡¡
Malfoy-Obsession: jajaja, gracias por el review, de verdad que me haces muy feliz. ¿Te gustó? Me alegro¡¡¡jajaja, no¡¡¡¡Todo está buscado en Internet, que conste¡jeje anda ya¡seguro que te sale muy bien¡ ;) Malfoy... nuse... pregúntaselo a él. jajaja, quizá el cambio de clima no le vino bien, ¡a saber¡ jeje. Debería estar contento pero como Hermione está en las nubes... Actualizo rápido¡¡besitos y feliz navidad¡¡
Malu Snape Rickman: Muchas gracias guapísima¡¡¡;) te deseo lo mismo. Que este 2004 te venga muy bien y que sea tu año¡¡¡:D Me alegro de que te guste el capi. Intento actualizar rápido, de verdad. Un besazo y feliz navidad¡¡¡
Ross Malfoy: ;) Hola¡¡¡Si, jeje, espero que prometa. :D Sí? Pues enseguida me pongo a buscarlo y a leerlo¡¡jeje ;) te gusta? :D bien. Pues muchos besos, gracias por tu review y feliz navidad¡¡¡
Lonesome-hero: hola¡ui, que me sonrojas...:# jejeje. me alegra mucho que pienses así aunque...no sé si será verdad del todo. :P Gracias por tu review, muchos besos y feliz Navidad¡¡
Bueno, este capítulo va dedicado a todos vosotros porque me dais mucho ánimo para continuar con vuestros reviews y, la historia es mía y también vuestra por lo mismo. Os deseo mucha felicidad en este año nuevo y....¡no me enrollo más! Jeje, aquí lo tenéis...
6. La danza del maorí
Abrió la maleta. Buscó el estuche donde guardaba cuidadosamente su varita. Lo destapó con suma tranquilidad y enseguida la sacó. Frunció una de sus largas y rubias cejas y susurró: - ¡Ordenium encantem! Enseguida su ropa, a cámara rápida salió disparada de la maleta al armario de roble de la habitación y se colocó en un santiamén en sus perchas y cajones. El rubio sonrió satisfactoriamente y miró a su alrededor. - Perfecto. - murmuró. Se tendió en la cama. Las horas de viaje habían hecho mella en él, a pesar de su resistencia a casi todo. Hermione voló por su mente. ¿Cómo podía soportar toda aquella presión que ejercía sobre él? ¿Por qué cuándo sus manos se movían, cuándo respiraba, cuándo sonreía, por qué se encendía algo tan fuerte dentro de sí mismo? No, por supuesto que no la quería, no, eso no era. Era algo más extraño. Pasión. La pasión la llevaba escrita esa mujer. Lo enloquecía, lo excitaba, era algo más profundo y simple que todo aquello. Solo era deseo sexual. Nada más. La idea de dos meses junto a ella se relacionó inmediatamente con la oportunidad de conquistarla y que así cayera en su red. La deseaba con ansiedad y no pararía hasta conseguirla.
El aire entraba en sus pulmones. Aire limpio, fresco, incomparable al de Londres. Este era distinto. No había mota de impureza en él. Se sentía libre en el paisaje. A pesar de que Auckland era una ciudad con un millón de habitantes, seguía siendo algo casi inexplorado. Miraba a su alrededor y veía verde en todas partes. Comparado con Inglaterra aquello era la selva amazónica. - Granger. La voz la sacó de su ensimismamiento y la trajo de nuevo a la realidad. Dio un pequeño bote pues la había asustado. - Malfoy, eres idiota. - masculló sin volverse. Pudo ver la sonrisa de Malfoy con su gesto. El rubio caminó hacia ella deseándola con el solo agitar de sus rizos. - Malfoy, ¿por qué no te pierdes un rato y me dejas en paz? - dijo, seriamente. - No, Granger, eso sería ponértelo fácil. Y no pienso hacerlo. - Ah, se me olvidó que tu naciste para amargarme la existencia, Malfoy. Draco rió y se mesó el cabello con dignidad. - Tu existencia es amarga, Granger, una sangre sucia como tu no la puede tener muy clara. Sin embargo, yo puedo darle un poco de color. - No me hagas reír. Además, ni yo te soporto, ni tu me soportas, lo mejor que puedes hacer es mantenerte alejado. El sol se estaba perdiendo entre el monte Edén. Johny le había prometido llevarla de visita. Draco se colocó justo enfrente de la morena, que hizo un mohín con los labios. - ¿Eso quieres? - preguntó en un extraño tono. - Por supuesto. Llevo queriéndolo trece años, Malfoy. - dijo, aunque un poco confusa por la respuesta. El rubio se adelantó unos pasos, acercándose a la reportera, que yacía en un banco del jardín. Acercó su cara al rostro de Hermione, haciendo que ésta se quedara paralizada por la rara situación. Luego surcó sus finos labios y dijo sinuosamente: - Pues no te daré ese placer. Hermione no se movió. No supo que responderle. El chico se alejó, con las manos en los bolsillos y el gesto triunfador. Cuando se había marchado, Hermione se volvió observando el camino. Era extraño pero había notado algo en Malfoy que nunca había pensado. Era capaz de ponerla nerviosa.
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La oscuridad de la noche llenaba Auckland y la habitación de Draco. Se revolvió de nuevo en la cama, sintiendo como un sudor frente manaba de su frente. Abrió sus ojos grises y suspiró. Pronto se acostumbró a la penumbra del cuarto. Se quitó las sábanas que envolvían su cuerpo, tenía calor. Sabía que Hermione se encontraba a pocos metros de allí. Estaría durmiendo o intentándolo. La tenía tan cerca... Podía levantarse y caminar hasta ella. Abrir la puerta y entrar en la habitación sigilosamente. Oiría su respiración y se acercaría. La observaría durmiendo y... "Pero, ¿qué te pasa, Draco Malfoy?", pensó recriminatoriamente. "Eres Draco Malfoy. Un Malfoy", se repitió. "Ella sólo es una vulgar sangre sucia." El aire se hacía denso en su garganta y lo ahogaba. La vio danzando en su mente. Ella, con sus rizos marrones interminables. Sus ojos, esos ojos. Su voz, se imaginaba su tono susurrándole palabras prohibidas al oído. Su boca, aquella boca que se moría por probar. Se mordió el labio imaginándose su beso. No podía describir con palabras la sensación que lo llenaba. Había sentido muchas veces deseo por una mujer pero, nunca así. Nunca de aquella manera. Era una tortura constante. La tenía al alcance de la mano y sin embargo, estaba tan lejos como la misma Luna. La deseaba con locura. Quería tocarla, besarla, perderse en ella y no despertar. Llenarse de lujuria y placer. No serían más de las una o las dos. Su piel ardía, sudaba, la ventana estaba abierta. Pensar en Hermione era como hacer estallar un cohete. Tenía que acabar pronto con eso o se volvería loco. Era fácil y difícil. Imposible. "Nada es imposible.", se decía. Se lamió los labios resecos. "Ni siquiera es imposible acostarse con Hermione Granger."
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La mañana estaba despejada y limpia. Hermione se vistió con ropa cómoda y colores pastel. (n/a ya saben, colores mezclados con mucho blanco) Quería pasar inadvertida en el paisaje. Bajó las escaleras de caracol desperezándose. Mayra estaba ya preparando el desayuno. Se asomó al oír sus pasos por los escalones. - Señorita Granger, buenos días. ¿Qué tal ha dormido? - preguntó sonriente. - Muy muy bien, gracias. Mayra, por favor, llámame sólo Hermione. La chica asintió. - ¿Desayuna ahora o acompaña al señor Malfoy? - ¿Dónde está él? - Duerme. Hermione sonrió. - Bien. Muy bien. Sólo tomaré café. - ¿Sólo un café? - preguntó arqueando una ceja. - ¿No quiere un bollito o algún...? La reportera negó con la cabeza. - ¿Tu ya desayunaste? - le preguntó a Mayra. - No, señor...digo, Hermione, nunca desayuno, me sienta mal. -se excusó. - Perfecto, pues deja lo que estés haciendo que tienes que hacerme de guía. - ¿De guía? - preguntó sin comprender. - Me llevarás a conocer Auckland, solas, tu y yo.
En pocos minutos, Mayra y Hermione paseaban por Auckland, que empezaba a despertar. - ¿Dónde quiere que la lleve? - ¿Qué opciones tengo? - Déjeme pensar... - caviló Mayra. - El monte Edén, Piha, el museo, la galería de arte, el jardín de Parnell Rose, el Puerto de Devenport... No sé Hermione, ¡hay tantas cosas! -suspiró. Hermione rió y miró a su alrededor. - Mmm...¿dónde podríamos comprar postales? - ¿Postales? - Sí. - Está Sky City, Parnell Rose Garden...o Dress-Smart o el mercado Victoria Park . - ¡Mayra! - Hermione rió. - Me das muchas opciones pero, no tengo ni idea... - Pues verá, para... voy a serle franca. Para pijos, Sky City y Parnell Rose Garden. Para personas normales Dress-Smart o Victoria Park. - ¿Pijos? - rió Hermione. - No, gracias, bastante tengo con Malfoy. Las dos chicas rieron alegremente. - En Victoria Park quizá encuentre postales artesanales. - Pues, - dijo con una sonrisa. - llévame a Victoria Park. - Aunque, allí hay gente pintoresca. Gente que vende objetos usados, gente que canta y baila, no sé si estará acostumbrada a.... - Mayra, ¿me estás llamando pija? - dijo con sorna. - Jajaja, no Hermione. Sólo digo que quizá no esté acostumbrada a ver aquello. Hermione sonrió con dulzura. - He visto cosas peores, Mayra, te lo aseguro.
Victoria Park estaba, como siempre, lleno de gente. A pesar de que era relativamente temprano, la gente ya andaba entre los puestecillos de la calle. Hermione abrió los ojos y miró a todos lados. En el suelo había montado, en telas, cientos de artilugios muggles. Había un raro reloj grande, dorado con una enorme maza en medio. La reportera se interesó por un libro con una tapa azulada y unas letras extrañas. - Mayra, ¿qué idioma es ese? - dijo, señalando al libro. - Es maorí, Hermione. La lengua nativa de Nueva Zelanda. Hermione abrió la boca sin poder evitar una mueca de sorpresa. - ¿Tu sabes hablarla? - ¡Claro! Soy maorí, Hermione. - Mmm...¿me enseñarías? -preguntó con cara de súplica. - ¡Por supuesto! Oh, para mí sería un honor. - aceptó sonriente la morena. La reportera se volvió alegre hasta el hombre que vendía el libro. - ¿Cuánto cuesta? - preguntó señalándolo. El anciano sonrió mirándola con unos pequeños y gastados ojos azulados. Murmuró algunas palabras que Hermione no comprendió. Mayra comenzó a reír. - ¿Qué..qué ha dicho? - dijo confusa. - Ha dicho que te lo vende por un dólar neocelandés y...-sonrió. - que si una mujer tan bella como tú le sonriera alguna vez, estaría en el cielo. Hermione sonrió con dulzura y se volvió al anciano que la miraba ensimismado. - ¿Cómo se dice "gracias"? - volvió a preguntar a Mayra. - Kia ora. - respondió la maorí. - Kia ora. -dijo Hermione sin perder un instante la sonrisa de los labios.
- Grinm. Malfoy estaba furioso consigo mismo. ¿Por qué se había levantado tan tarde? ¿Dónde estaba Hermione? - ¿Qué desea, señor...? - intentó preguntar. - ¿Dónde está Granger? - preguntó sin poder ocultar su enfado. - Con Mayra. - dijo en su tono habitual. - He dicho dónde, Grinm, no con quién. - Están en Victoria Park. - ¿Victoria Park? Frunció el ceño. - ¿Dónde está eso? - Pues...está en... - empezó a explicar Johny. - Espera, espera, Grinm. - le cortó Malfoy. - No me lo intentes explicar. Johny hizo una mueca de confusión. - Mejor llévame allí. - le ordenó.
Siguieron paseando. Los puestos cada vez eran más excéntricos, a la vez que fascinantes. Todo aquello era nuevo para Hermione Granger. Veía miles de formas y colores que nunca había visto a su alrededor. Había soñado con todo eso desde que Richard Smith le había contado el viaje para entrevistar a Graham Golden. Además, allí, el ambiente era otro. Quizá por el solo hecho de no estar en Londres, con su agitado ritmo, con sus coches, su gasolina, su ruido...Estaban en Auckland, en Nueva Zelanda, aún no se lo podía creer. Mayra le señalaba todo y se lo explicaba. Le mostró algunas figuritas de pequeños dioses maoríes. Incluso algunas vestimentas típicas. Hermione, guiada por la compra impulsiva de turista, compró un raro vestido maorí, lo que no sabía era cuándo ni por qué lo utilizaría. Al cabo de un largo rato, a ambas les empezó a hacer mella el cansancio. A pesar de que se estaban divirtiendo, llevaban horas andando entre mucha gente, sin parar. Se sentaron, al fin, en unos bancos blancos de piedra que había en el mercado, un poco más apartado de las tiendas. Hermione y Mayra estaban hablando animadamente cuando, de repente, surgidos de la nada, apareció una banda de músicos justo enfrente de donde ellas se sentaban. Llevaban unas largas flautas de madera con dibujos tallados en ella. Enseguida acamparon. Se sentaron en el suelo y comenzaron a tocar. Hermione observaba sorprendida como la gente se paraba alrededor de los músicos, echaba unas monedas y comenzaba a bailar. Otros, no tan arrojados se contentaban con tocar palmas. El ritmo de las canciones era rápido y vivaz. El baile no era muy complicado, tan sólo un cruce de pies y brazos, una vuelta y una leve inclinación. Parecía divertido. Los propios músicos bailaban al compás de sus propias composiciones. Un espontáneo se acercó a Hermione y a Mayra y le tendió una mano a la inglesa. Hermione se quedó un poco cortada pero, Mayra le guiñó un ojo y asintió. Se levantó con pesar y un poco azorada pero, enseguida, se unió a los demás.
- Maldita sea, Grinm, ¿cómo permites que Granger se meta aquí? - gruñó Malfoy viendo a la gente pasar. Johny murmuró algo que Malfoy no escuchó. - Además, ¿qué es todo ese escándalo? - siguió protestando. - ¿Esto es una ciudad civilizada o la selva? - Es Victoria Park, señor Malfoy. - Por lo mismo. Cruzaron el sendero, lleno de tenderos y, vieron, que un poco más alejada se extendía una gran multitud. - De allí viene el ruido. - acertó Draco. Se adelantaron velozmente. Todo tipo de gente se arremolinaba entre una banda de músicos con flautas y tamboriles. Lo más eclipsante de todo fue ver quién estaba allí. - Granger.... - murmuró Draco. Estaba allí, bailando alegremente con un neocelandés. Se movía con la música y sonreía. "Preciosa", pensó Malfoy. Se mezcló entre las personas, que aplaudían y bailaban y se quedó mirando a Hermione unos instantes. Ella ni siquiera se había dado cuenta de que él la observaba. Sintió como todo empezaba a arder. Parecía que su suelo se tambaleaba y que el aire quemaba. Su visión lo tenía cegado. De repente, lo empujaron, sacándolo de su ensimismación. Fue a parar a la "pista de baile" que tenían montada los músicos, cayendo justo a los pies de una conocida. - Malfoy.... - jadeó Hermione. Draco se levantó rápidamente, quedando a su altura. Hermione miró a ambos lados, la música no había cesado así que, cogió a Malfoy por la altura de la camisa y lo arrastró a que bailara con ella. Draco no se podía creer lo que ocurría, lo que estaba haciendo. - Ya viniste a amargarme el día, Malfoy. - habló Hermione, mientras seguía danzando. Lo agarró de la mano y dio una vuelta sobre él. - Haz lo que yo haga. - le susurró. Ni siquiera podía contrariarle, no en ese momento. La imitó, cogiéndole la mano y viéndola darse la vuelta. Luego Hermione se inclinó y le indicó que hiciera lo mismo, cruzándose. Después colocó el brazo del rubio en su propia cintura. - Sigue a los demás. - murmuró Hermione. - A sus órdenes, capitana. Estaban a escasos centímetros el uno del otro. Malfoy sentía que iba a explotar de un momento a otro. La sensación que lo llenaba era inmensa e incontrolable. Olió su pelo en la vuelta, miró sus ojos en la reverencia. La deseó con toda su alma. En la siguiente vuelta, Hermione creyó caer. Se agarró con fuerza a Malfoy y rozó su rostro.
El sonido de la flauta se acababa y disminuía. Así acabó el baile, entre un murmullo de aplausos y vítores. Hermione aplaudió con los demás, soltándose de Malfoy que, agitado y nervioso, hizo lo mismo. Ambos se miraron, entre el barullo de la gente. La chispa había saltado en ese baile. Malfoy ya no se sentía preparado para nada.
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¿Qué les pareció? ¿Estuvo interesante el capítulo? Espero que les haya gustado porque me compliqué mucho para escribirlo, jeje. Busqué la frase, Kia ora, gracias en maorí, me informé sobre Victoria Park.....me merezco un pedazo de review, ¿no creen? Jajaja
Para el capítulo 7........ Mmmm.....Ahora sí, Draco y Herm conocerán por fin a Graham Golden. Les aseguró que el capítulo dará para mucho y les adelanto que el número siete es mi preferido así que...no les digo nada más. Muchos besitos a tod@s¡¡¡
Lira Garbo
No es historia de amor
Jenny/Jade: Jajaja, sí, Mayra es un encanto. Ya dará que hablar...:D tiembla Auckland¡¡jeje, sí, Drakito no tuvo un buen día, desde luego. :P Herm estaba super feliz, jeje. ¿Tú en el avión? jajaja, me alegro de que lo sintieras así. Jeje, ya veras que te encanta Nueva Zelanda. Actualizo todo lo rápido que puedo¡muchos besos y gracias por tu e-mail¡¡
Malfoy-Obsession: jajaja, gracias por el review, de verdad que me haces muy feliz. ¿Te gustó? Me alegro¡¡¡jajaja, no¡¡¡¡Todo está buscado en Internet, que conste¡jeje anda ya¡seguro que te sale muy bien¡ ;) Malfoy... nuse... pregúntaselo a él. jajaja, quizá el cambio de clima no le vino bien, ¡a saber¡ jeje. Debería estar contento pero como Hermione está en las nubes... Actualizo rápido¡¡besitos y feliz navidad¡¡
Malu Snape Rickman: Muchas gracias guapísima¡¡¡;) te deseo lo mismo. Que este 2004 te venga muy bien y que sea tu año¡¡¡:D Me alegro de que te guste el capi. Intento actualizar rápido, de verdad. Un besazo y feliz navidad¡¡¡
Ross Malfoy: ;) Hola¡¡¡Si, jeje, espero que prometa. :D Sí? Pues enseguida me pongo a buscarlo y a leerlo¡¡jeje ;) te gusta? :D bien. Pues muchos besos, gracias por tu review y feliz navidad¡¡¡
Lonesome-hero: hola¡ui, que me sonrojas...:# jejeje. me alegra mucho que pienses así aunque...no sé si será verdad del todo. :P Gracias por tu review, muchos besos y feliz Navidad¡¡
Bueno, este capítulo va dedicado a todos vosotros porque me dais mucho ánimo para continuar con vuestros reviews y, la historia es mía y también vuestra por lo mismo. Os deseo mucha felicidad en este año nuevo y....¡no me enrollo más! Jeje, aquí lo tenéis...
6. La danza del maorí
Abrió la maleta. Buscó el estuche donde guardaba cuidadosamente su varita. Lo destapó con suma tranquilidad y enseguida la sacó. Frunció una de sus largas y rubias cejas y susurró: - ¡Ordenium encantem! Enseguida su ropa, a cámara rápida salió disparada de la maleta al armario de roble de la habitación y se colocó en un santiamén en sus perchas y cajones. El rubio sonrió satisfactoriamente y miró a su alrededor. - Perfecto. - murmuró. Se tendió en la cama. Las horas de viaje habían hecho mella en él, a pesar de su resistencia a casi todo. Hermione voló por su mente. ¿Cómo podía soportar toda aquella presión que ejercía sobre él? ¿Por qué cuándo sus manos se movían, cuándo respiraba, cuándo sonreía, por qué se encendía algo tan fuerte dentro de sí mismo? No, por supuesto que no la quería, no, eso no era. Era algo más extraño. Pasión. La pasión la llevaba escrita esa mujer. Lo enloquecía, lo excitaba, era algo más profundo y simple que todo aquello. Solo era deseo sexual. Nada más. La idea de dos meses junto a ella se relacionó inmediatamente con la oportunidad de conquistarla y que así cayera en su red. La deseaba con ansiedad y no pararía hasta conseguirla.
El aire entraba en sus pulmones. Aire limpio, fresco, incomparable al de Londres. Este era distinto. No había mota de impureza en él. Se sentía libre en el paisaje. A pesar de que Auckland era una ciudad con un millón de habitantes, seguía siendo algo casi inexplorado. Miraba a su alrededor y veía verde en todas partes. Comparado con Inglaterra aquello era la selva amazónica. - Granger. La voz la sacó de su ensimismamiento y la trajo de nuevo a la realidad. Dio un pequeño bote pues la había asustado. - Malfoy, eres idiota. - masculló sin volverse. Pudo ver la sonrisa de Malfoy con su gesto. El rubio caminó hacia ella deseándola con el solo agitar de sus rizos. - Malfoy, ¿por qué no te pierdes un rato y me dejas en paz? - dijo, seriamente. - No, Granger, eso sería ponértelo fácil. Y no pienso hacerlo. - Ah, se me olvidó que tu naciste para amargarme la existencia, Malfoy. Draco rió y se mesó el cabello con dignidad. - Tu existencia es amarga, Granger, una sangre sucia como tu no la puede tener muy clara. Sin embargo, yo puedo darle un poco de color. - No me hagas reír. Además, ni yo te soporto, ni tu me soportas, lo mejor que puedes hacer es mantenerte alejado. El sol se estaba perdiendo entre el monte Edén. Johny le había prometido llevarla de visita. Draco se colocó justo enfrente de la morena, que hizo un mohín con los labios. - ¿Eso quieres? - preguntó en un extraño tono. - Por supuesto. Llevo queriéndolo trece años, Malfoy. - dijo, aunque un poco confusa por la respuesta. El rubio se adelantó unos pasos, acercándose a la reportera, que yacía en un banco del jardín. Acercó su cara al rostro de Hermione, haciendo que ésta se quedara paralizada por la rara situación. Luego surcó sus finos labios y dijo sinuosamente: - Pues no te daré ese placer. Hermione no se movió. No supo que responderle. El chico se alejó, con las manos en los bolsillos y el gesto triunfador. Cuando se había marchado, Hermione se volvió observando el camino. Era extraño pero había notado algo en Malfoy que nunca había pensado. Era capaz de ponerla nerviosa.
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La oscuridad de la noche llenaba Auckland y la habitación de Draco. Se revolvió de nuevo en la cama, sintiendo como un sudor frente manaba de su frente. Abrió sus ojos grises y suspiró. Pronto se acostumbró a la penumbra del cuarto. Se quitó las sábanas que envolvían su cuerpo, tenía calor. Sabía que Hermione se encontraba a pocos metros de allí. Estaría durmiendo o intentándolo. La tenía tan cerca... Podía levantarse y caminar hasta ella. Abrir la puerta y entrar en la habitación sigilosamente. Oiría su respiración y se acercaría. La observaría durmiendo y... "Pero, ¿qué te pasa, Draco Malfoy?", pensó recriminatoriamente. "Eres Draco Malfoy. Un Malfoy", se repitió. "Ella sólo es una vulgar sangre sucia." El aire se hacía denso en su garganta y lo ahogaba. La vio danzando en su mente. Ella, con sus rizos marrones interminables. Sus ojos, esos ojos. Su voz, se imaginaba su tono susurrándole palabras prohibidas al oído. Su boca, aquella boca que se moría por probar. Se mordió el labio imaginándose su beso. No podía describir con palabras la sensación que lo llenaba. Había sentido muchas veces deseo por una mujer pero, nunca así. Nunca de aquella manera. Era una tortura constante. La tenía al alcance de la mano y sin embargo, estaba tan lejos como la misma Luna. La deseaba con locura. Quería tocarla, besarla, perderse en ella y no despertar. Llenarse de lujuria y placer. No serían más de las una o las dos. Su piel ardía, sudaba, la ventana estaba abierta. Pensar en Hermione era como hacer estallar un cohete. Tenía que acabar pronto con eso o se volvería loco. Era fácil y difícil. Imposible. "Nada es imposible.", se decía. Se lamió los labios resecos. "Ni siquiera es imposible acostarse con Hermione Granger."
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La mañana estaba despejada y limpia. Hermione se vistió con ropa cómoda y colores pastel. (n/a ya saben, colores mezclados con mucho blanco) Quería pasar inadvertida en el paisaje. Bajó las escaleras de caracol desperezándose. Mayra estaba ya preparando el desayuno. Se asomó al oír sus pasos por los escalones. - Señorita Granger, buenos días. ¿Qué tal ha dormido? - preguntó sonriente. - Muy muy bien, gracias. Mayra, por favor, llámame sólo Hermione. La chica asintió. - ¿Desayuna ahora o acompaña al señor Malfoy? - ¿Dónde está él? - Duerme. Hermione sonrió. - Bien. Muy bien. Sólo tomaré café. - ¿Sólo un café? - preguntó arqueando una ceja. - ¿No quiere un bollito o algún...? La reportera negó con la cabeza. - ¿Tu ya desayunaste? - le preguntó a Mayra. - No, señor...digo, Hermione, nunca desayuno, me sienta mal. -se excusó. - Perfecto, pues deja lo que estés haciendo que tienes que hacerme de guía. - ¿De guía? - preguntó sin comprender. - Me llevarás a conocer Auckland, solas, tu y yo.
En pocos minutos, Mayra y Hermione paseaban por Auckland, que empezaba a despertar. - ¿Dónde quiere que la lleve? - ¿Qué opciones tengo? - Déjeme pensar... - caviló Mayra. - El monte Edén, Piha, el museo, la galería de arte, el jardín de Parnell Rose, el Puerto de Devenport... No sé Hermione, ¡hay tantas cosas! -suspiró. Hermione rió y miró a su alrededor. - Mmm...¿dónde podríamos comprar postales? - ¿Postales? - Sí. - Está Sky City, Parnell Rose Garden...o Dress-Smart o el mercado Victoria Park . - ¡Mayra! - Hermione rió. - Me das muchas opciones pero, no tengo ni idea... - Pues verá, para... voy a serle franca. Para pijos, Sky City y Parnell Rose Garden. Para personas normales Dress-Smart o Victoria Park. - ¿Pijos? - rió Hermione. - No, gracias, bastante tengo con Malfoy. Las dos chicas rieron alegremente. - En Victoria Park quizá encuentre postales artesanales. - Pues, - dijo con una sonrisa. - llévame a Victoria Park. - Aunque, allí hay gente pintoresca. Gente que vende objetos usados, gente que canta y baila, no sé si estará acostumbrada a.... - Mayra, ¿me estás llamando pija? - dijo con sorna. - Jajaja, no Hermione. Sólo digo que quizá no esté acostumbrada a ver aquello. Hermione sonrió con dulzura. - He visto cosas peores, Mayra, te lo aseguro.
Victoria Park estaba, como siempre, lleno de gente. A pesar de que era relativamente temprano, la gente ya andaba entre los puestecillos de la calle. Hermione abrió los ojos y miró a todos lados. En el suelo había montado, en telas, cientos de artilugios muggles. Había un raro reloj grande, dorado con una enorme maza en medio. La reportera se interesó por un libro con una tapa azulada y unas letras extrañas. - Mayra, ¿qué idioma es ese? - dijo, señalando al libro. - Es maorí, Hermione. La lengua nativa de Nueva Zelanda. Hermione abrió la boca sin poder evitar una mueca de sorpresa. - ¿Tu sabes hablarla? - ¡Claro! Soy maorí, Hermione. - Mmm...¿me enseñarías? -preguntó con cara de súplica. - ¡Por supuesto! Oh, para mí sería un honor. - aceptó sonriente la morena. La reportera se volvió alegre hasta el hombre que vendía el libro. - ¿Cuánto cuesta? - preguntó señalándolo. El anciano sonrió mirándola con unos pequeños y gastados ojos azulados. Murmuró algunas palabras que Hermione no comprendió. Mayra comenzó a reír. - ¿Qué..qué ha dicho? - dijo confusa. - Ha dicho que te lo vende por un dólar neocelandés y...-sonrió. - que si una mujer tan bella como tú le sonriera alguna vez, estaría en el cielo. Hermione sonrió con dulzura y se volvió al anciano que la miraba ensimismado. - ¿Cómo se dice "gracias"? - volvió a preguntar a Mayra. - Kia ora. - respondió la maorí. - Kia ora. -dijo Hermione sin perder un instante la sonrisa de los labios.
- Grinm. Malfoy estaba furioso consigo mismo. ¿Por qué se había levantado tan tarde? ¿Dónde estaba Hermione? - ¿Qué desea, señor...? - intentó preguntar. - ¿Dónde está Granger? - preguntó sin poder ocultar su enfado. - Con Mayra. - dijo en su tono habitual. - He dicho dónde, Grinm, no con quién. - Están en Victoria Park. - ¿Victoria Park? Frunció el ceño. - ¿Dónde está eso? - Pues...está en... - empezó a explicar Johny. - Espera, espera, Grinm. - le cortó Malfoy. - No me lo intentes explicar. Johny hizo una mueca de confusión. - Mejor llévame allí. - le ordenó.
Siguieron paseando. Los puestos cada vez eran más excéntricos, a la vez que fascinantes. Todo aquello era nuevo para Hermione Granger. Veía miles de formas y colores que nunca había visto a su alrededor. Había soñado con todo eso desde que Richard Smith le había contado el viaje para entrevistar a Graham Golden. Además, allí, el ambiente era otro. Quizá por el solo hecho de no estar en Londres, con su agitado ritmo, con sus coches, su gasolina, su ruido...Estaban en Auckland, en Nueva Zelanda, aún no se lo podía creer. Mayra le señalaba todo y se lo explicaba. Le mostró algunas figuritas de pequeños dioses maoríes. Incluso algunas vestimentas típicas. Hermione, guiada por la compra impulsiva de turista, compró un raro vestido maorí, lo que no sabía era cuándo ni por qué lo utilizaría. Al cabo de un largo rato, a ambas les empezó a hacer mella el cansancio. A pesar de que se estaban divirtiendo, llevaban horas andando entre mucha gente, sin parar. Se sentaron, al fin, en unos bancos blancos de piedra que había en el mercado, un poco más apartado de las tiendas. Hermione y Mayra estaban hablando animadamente cuando, de repente, surgidos de la nada, apareció una banda de músicos justo enfrente de donde ellas se sentaban. Llevaban unas largas flautas de madera con dibujos tallados en ella. Enseguida acamparon. Se sentaron en el suelo y comenzaron a tocar. Hermione observaba sorprendida como la gente se paraba alrededor de los músicos, echaba unas monedas y comenzaba a bailar. Otros, no tan arrojados se contentaban con tocar palmas. El ritmo de las canciones era rápido y vivaz. El baile no era muy complicado, tan sólo un cruce de pies y brazos, una vuelta y una leve inclinación. Parecía divertido. Los propios músicos bailaban al compás de sus propias composiciones. Un espontáneo se acercó a Hermione y a Mayra y le tendió una mano a la inglesa. Hermione se quedó un poco cortada pero, Mayra le guiñó un ojo y asintió. Se levantó con pesar y un poco azorada pero, enseguida, se unió a los demás.
- Maldita sea, Grinm, ¿cómo permites que Granger se meta aquí? - gruñó Malfoy viendo a la gente pasar. Johny murmuró algo que Malfoy no escuchó. - Además, ¿qué es todo ese escándalo? - siguió protestando. - ¿Esto es una ciudad civilizada o la selva? - Es Victoria Park, señor Malfoy. - Por lo mismo. Cruzaron el sendero, lleno de tenderos y, vieron, que un poco más alejada se extendía una gran multitud. - De allí viene el ruido. - acertó Draco. Se adelantaron velozmente. Todo tipo de gente se arremolinaba entre una banda de músicos con flautas y tamboriles. Lo más eclipsante de todo fue ver quién estaba allí. - Granger.... - murmuró Draco. Estaba allí, bailando alegremente con un neocelandés. Se movía con la música y sonreía. "Preciosa", pensó Malfoy. Se mezcló entre las personas, que aplaudían y bailaban y se quedó mirando a Hermione unos instantes. Ella ni siquiera se había dado cuenta de que él la observaba. Sintió como todo empezaba a arder. Parecía que su suelo se tambaleaba y que el aire quemaba. Su visión lo tenía cegado. De repente, lo empujaron, sacándolo de su ensimismación. Fue a parar a la "pista de baile" que tenían montada los músicos, cayendo justo a los pies de una conocida. - Malfoy.... - jadeó Hermione. Draco se levantó rápidamente, quedando a su altura. Hermione miró a ambos lados, la música no había cesado así que, cogió a Malfoy por la altura de la camisa y lo arrastró a que bailara con ella. Draco no se podía creer lo que ocurría, lo que estaba haciendo. - Ya viniste a amargarme el día, Malfoy. - habló Hermione, mientras seguía danzando. Lo agarró de la mano y dio una vuelta sobre él. - Haz lo que yo haga. - le susurró. Ni siquiera podía contrariarle, no en ese momento. La imitó, cogiéndole la mano y viéndola darse la vuelta. Luego Hermione se inclinó y le indicó que hiciera lo mismo, cruzándose. Después colocó el brazo del rubio en su propia cintura. - Sigue a los demás. - murmuró Hermione. - A sus órdenes, capitana. Estaban a escasos centímetros el uno del otro. Malfoy sentía que iba a explotar de un momento a otro. La sensación que lo llenaba era inmensa e incontrolable. Olió su pelo en la vuelta, miró sus ojos en la reverencia. La deseó con toda su alma. En la siguiente vuelta, Hermione creyó caer. Se agarró con fuerza a Malfoy y rozó su rostro.
El sonido de la flauta se acababa y disminuía. Así acabó el baile, entre un murmullo de aplausos y vítores. Hermione aplaudió con los demás, soltándose de Malfoy que, agitado y nervioso, hizo lo mismo. Ambos se miraron, entre el barullo de la gente. La chispa había saltado en ese baile. Malfoy ya no se sentía preparado para nada.
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¿Qué les pareció? ¿Estuvo interesante el capítulo? Espero que les haya gustado porque me compliqué mucho para escribirlo, jeje. Busqué la frase, Kia ora, gracias en maorí, me informé sobre Victoria Park.....me merezco un pedazo de review, ¿no creen? Jajaja
Para el capítulo 7........ Mmmm.....Ahora sí, Draco y Herm conocerán por fin a Graham Golden. Les aseguró que el capítulo dará para mucho y les adelanto que el número siete es mi preferido así que...no les digo nada más. Muchos besitos a tod@s¡¡¡
Lira Garbo
