No es historia de amor
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A mis querid@s amig@s:
Jenny/Jade: Jajajajajaja :D ¡Qué alegría! Bueno, esto sólo es una pequeña...ejem...advertencia :P Habrá algo más...largo, jajaja ;) Muchas gracias. ¿Sí? Golden, Reeves y Graham...(babas, muchas babas) ;) Jajajja, ¡cachis! Conseguiré el 10¡Sí, son mías...¡gracias! No soy una gran poetisa, la verdad pero, se hace lo que se puede. :) Muchísimas gracias por tu review¡ un besazo mi niña¡ :)
Floriana-17: ¿Sí? Es un honor que el primero me lo hayas dejado a mí¡ ;) Gracias¡ Jejeje, qué me sonrojas! :# jajajaja Actualizo lo más rápido que puedo¡¡Muchas gracias, espero que te siga gustando, un beso¡
Aislinn3: :| Dios mío! GRACIAS¡¡¡¡¡¡Ay, un don? Yo? :# :# :# Qué me has puesto roja¡¡ Jajaja, muchísimas gracias de verdad. Sé que hay mucha gente que escribe muy muy bien y, de verdad que es un orgullo que pienses eso de mí. :D Gracias, muchas muchas gracias por el review y el comentario¡ Espero que te guste este capi.
Anne M. Riddle: Jajajajjaa, me Drakín es una caja de sorpresas :P Sí, Herm es una "chica dura" pero, ¿quién se le puede resistir a nuestro Draco? O_o jejeje, en la mesa de la cocina...ay...mi pobre Mayra....jejej, un besazo¡¡y gracias¡¡¡ ;=)
Tami-Draco: Jajajajja¡¡¡Hola Tamy!!!!!!!!! ¡Te echaba de menos!!!!Ay¡¡Muchas gracias¡¡¡No sabes la alegría que me da verte por los andares de ffnet :P Me sacas los colores¡¡¡¡¡¡JEjejjee, bueno, espero que te guste mucho el fan fic ;) Un besazo y gracias por tu review¡¡¡¡¡¡¡Te quiero mucho mi niña¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Lonesome-hero: Jajajajja, hay para todos :P Firmo autógrafos¡¡
:P Gracias por el review...yo soy muy mala con Draco :P Qué sufra un poquito ;)
Ross Malfoy: Jajajaj ¿sí? Ah pos es verdad¡ jeje, ;) Auque no lo saqué de ahí...sí, se parece un poquito aunque Reeves es más dulce..:P ¿A Sirius? Mmmm, tendré que explorar el parecido. ;) jajajja, una ducha fría¡ :P Un besote y gracias¡¡
Mai-v: Hola¡¡Me alegro mucho de que te guste¡ ;) Y espero que te aficiones más a Harry Potter¡ ;) Bueno, que sigas disfrutando de los capis¡Gracias por el review y un besote¡
Y aquí el capítulo.........
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8. Cuidado que puedes quemarte
Todo el castillo se derrumbó. El golpe fue seco, duro, directo al blanco. Diana.
Todo era tan perfecto...Hasta que los pasos se oyeron claramente avanzando en dirección a ellos.
La miró de nuevo en aquella noche. El pelo aún más revuelto se le enredaba y caía por su rostro. Estaba preciosa en ese estado de excitación, nerviosismo y confusión. Habría querido quedarse en esa posición, seguir besándola, seguir explorándola. Suspiró.
Draco se bajó agilmente de la mesa.
La chica lo miró con los ojos muy abiertos. Malfoy la observó de nuevo grabando esa imagen en su mente, y le tendió una mano. Se negaba a desprenderse totalmente de ella, a romper el sueño.
Hermione la cogió, estaba tan caliente como la suya. Puso los pies en el suelo.
- Si es Mayra y nos ve aquí no le vamos a causar lo que se dice...buena impresión. - caviló el rubio.
- Salgamos fuera.- propuso.
- Y te congelas.
Hermione sonrió. Draco la miraba esperando alguna reacción.
- Sí... - susurró.
Ah, por Merlín, eso era una tortura. La tenía a pocos centímetros. Tan cerca y no podía, no podía tocarla, no podía nada más que soñar y, ni siquiera eso. No tenían tiempo. ¿Cómo desprenderse de algo que anhelaba con tal fuerza?
- La varita. - dijo Hermione.
- ¿Qué? - murmuró Malfoy, absorto.
- ¿Llevas la varita encima?
- En, en el bolsillo... - dijo, pendiente a todo movimiento de Hermione.
La chica no esperó reacción de Malfoy. Se agachó un poco y le metió la mano en el bolsillo del pantalón, sacando su varita. (n/a les conozco, son todos unos mal pensados) Malfoy se quedó en la misma posición.
- ¡Invisibilum montium!
De repente, como si se vieran cazados por una red, sintieron como los envolvía lo que parecía ser una tela pegajosa. Draco intentó hablar pero Hermione le susurró un "Shhhh" antes de que hablara.
Entonces le cogió la mano y volvió la cabeza para él, acercando la boca a su oído.
- Sígueme. - le susurró.
"Hasta el fin del mundo", pensó Draco.
Caminaron inseguros. Esperaban ver el rostro de Mayra por algún lado.
Un silencio sepulcral se hacia eco en la casa. Las tinieblas se cernían en el hogar como la ave sobre su presa.
Sentía su corazón latiendo. La proximidad a ella, el nerviosismo, la excitación, el sueño...Sí, todo era un sueño, no, no era real, no podía serlo. No podía ni siquiera pensear con todos los pensamientos que se le agolpaban.
Hermione frenó en seco, Draco casi tropezó con ella. Ahora más que nunca la sentía cerca.
- Gran...Her...
¿Qué le decía? ¿Cómo la llamaba? ¿Qué...?
- ¡Shh! - le calló la chica con un gesto.
Malfoy se encogió de hombros.
Sí, lo mejor era el silencio. Si Mayra los encontraba en mitad de la noche, a oscuras, a ambos, dando vueltas por la casa, no les causaría lo que se dice buena impresión. "No, ninguna", acordó Draco. Silencio, esa era la clave. Pasar inadvertido.
Su instinto femenino le decía que había alguien. Sentía unos ojos en ella. Tenía una extraña sensación en el estómago, cómo si alguien la vigilara.
¿Pero qué había hecho! ¿Besar a Malfoy! Loca, debía de estar loca.
"Hermione, vuelve. Que no te pille Mayra, que no te pille con él."
¿Por qué? ¿Había sido su parte ilógica, su parte irracional? Era sensata, ¡ todo aquello era absurdo!
Tenía frío, un temblor recorrió su cuerpo. "¿A quién se le ocurre, a quién?".
Un nuevo sonido la asustó. "Mierda, Malfoy está detrás mía". Ya se había olvidado de "su problema", de lo que había ocasionado todo aquello.
Cerró los ojos. "Esto no puede ser verdad...", se lamentó.
La escalera se abría ante ellos. Estaba ahí. Rodearían el sillón y subirían. Ale, a la cama y a domir. ¿Tan simple era? Hermione frunció el ceño. ¿Por qué tenía esos nervios?
De repente, cuando estaban pasando al lado del sillón, algo se cayó. Ambos miraron instintivamente atrás. El jarrón de la mesa estaba en el suelo, roto.
Hermione miró a Malfoy con fiereza.
- ¡Tonto! ¡Estúpido! - le gritó.
- Yo..yo no he sido. - protestó Malfoy.
- Nos van a pillar por tu culpa.
- ¿Encima por mi culpa? Mira Granger, calla que no dices nada más que tonterías.
- ¿Ah sí? ¿Tonterías? - dijo en un tono peligroso. - Verás las tonterías...¡terminatium invisibilum!
La capa pareció desaparecer de repente. Fue como si un soplo de aire hubiera echo explotar la pompa frágil de jabón.
- Buenas noches, Malfoy. - dijo echándose la camisa de dormir hacia abajo.
Draco la miró con ironía.
- Buenas noches, Granger. No tengas pesadillas.
- Si sueño contigo las tendré. - farfulló en la escalera.
El chico se aclaró la garganta y tomó el mismo camino.
- Si sueñas conmigo, Granger, - dijo con supremacía. - no querrás despertar.
Hermione se dio la vuelta cuando ya estaban en el piso de arriba. Parecía que la tormenta se había calmado. Lo miró, sus ojos grises se clavaban en ella. El sonido de una taladradora comenzó a rallar en su cabeza. ¿Una taladradora?
- La única que llena sueños soy yo. - corrigió Hermione.
Draco rió abiertamente a pesar de que él sabía que no era del todo falso.
- O sino, dime tú que era lo que no te dejaba dormir...
- ¿A mí? - se llevó un dedo al pecho. - Tengo demasiadas cosas en la cabeza más importantes que tu.
La chica sonrió.
- Espero que cosas más importantes que yo, Malfoy.... - murmuró.
Se acercó a la puerta de su habitación, la abrió lentamente y se apoyó en el descansillo, haciendo ademán de entrar.
- No sean hacer algo en la cocina que no sea...cocinar. - y añadió con una sonrisa pícara. - Comida.
Draco la observó. ¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba acaso coqueteando con él?
- Por supuesto que... - comenzó a decir.
- ¿Sí? Pues creo que entonces soñarás conmigo en la mesa de la cocina, Malfoy.
Se quedó callado. Viéndola abrir y cerrar los párpados con lentitud.
- Adiós, Malfoy. Dulces y...tranquilos sueños.
Dio una vuelta alrededor de sí misma y cerró la puerta. Sonriendo por última vez.
Al cerrarla, Draco se quedó solo en toda la inmensidad del pasillo.
Tenía que pensar y analizar lo que había ocurrido. ¿Qué había hecho? ¿Y ella? ¿Qué le había hecho?
Se metió en su cuarto. Se tumbó en la cama y se durmió con un mar de confusos pensamientos y sorprendentes sueños.
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Le había besado. No, no había sido ningún sueño. Lo recordaba todo con perfecta claridad. Lo había besado. A él, a su mayor enemigo, a su rival desde la infancia, a la persona que tanto daño le había causado, el motivo de sus risas tantas veces...
¿Por qué? ¿Por qué lo había hecho? Había sido sólo un impulso, sí, sólo eso. Nada más. Ya está, ahí se acababa todo. Y él también lo olvidaría.
Bajó las escaleras de caracol, nerviosa, sin saber por qué.
"Tranquila, Hermione. Ya está, no pasa nada", se decía. "Lo echo, hecho está."
- Cálmate, Mayra, habrá sido el viento. Esta noche ha echo un poco de frío. - escuchó la voz del gigante pelirrojo de Johny.
- ¡Qué no, Johny! ¡Qué no! Yo no he dejado ninguna ventana abierta. El jarrón no se ha podido caer solo. - protestaba Mayra.
Hermione tragó saliva repentinamente. Entonces, la maorí la vio.
- ¡Hermione! Mira, ven. - la llamó con un gesto.
La chica sonrió falsamente y miró a los dos neocelandeses. Los sillones por los que ella y Malfoy habían pasado la noche anterior estaban movidos y la mesa ladeada. Los trozos del jarrón destrozado se veían en el suelo. "Idiota.", pensó Hermione al recordar a Malfoy.
Al llegar al suelo, Johny le hizo un gesto de desesperación con los ojos.
- Hermione, mira, el jarrón se ha roto y Johny dice que quizá se haya caido con el viento pero, esta noche he dejado las ventanas cerradas.
- Mayra... - carraspeó Hermione. - Ya sabes como es el viento. Se cuela por todas partes.
- Ya pero, qué raro, ¿no? No, esto no puede ser así. Alguien lo ha debido de tirar o chocar con la mesa y caerse.
¿Qué decía? ¿Con qué le mentía?
- Quién sabe, Mayra, quizá te dejaste alguna ventana abierta. - repitió.
- ¿Cuál? - dijo la chica volviéndose y mirando las ventanas, todas cerradas.
- No sé, a lo mejor ya las cerramos o no te diste cuenta.
- Mayra, - habló Johny. - ¿quién va a ser? Mira, Hermione no ha sido...
Hermione miró hacia la pared que encontró muy interesante de repente. Sentía que el rostro le ardía.
- Ni el Malfoy tampoco.
¡Plof! Jeje, qué Malfoy no había sido. Todo por su culpa, todo por aquel estúpido.
- Ni tu ni yo. Así que ha sido el viento o alguien ha entrado en la casa.
Golpe. Hermione miró a Mayra que frunció el ceño. Era inteligente y Johny muy ingenuo, se dijo Hermione. Bonita pareja, caviló. Mayra y Johny... ¿Y Malfoy? ¿Con ella? ¿Dónde estaba? ¡Ey! ¿Que estaba pensando?
- ¿Dónde está Malfoy? - preguntó.
- ¿Me buscabas, Granger?
Un pinchazo le recorrió la espalda.
Volvió la cabeza y lo vio. Tan normal como siempre. "Ah, maldito seas, Draco Malfoy", se dijo.
Draco caminó por el salón y miró de reojo a Hermione. Suspiró.
"Mírame y no me toques...Hay que ser idiota.", pensó Hermione sin dejar de mirarle.
"Ay el niñito..."
Draco abrió una ventana, enseguida la cortina comenzó a moverse.
- Hace viento, ¿ves, Mayra? - comentó Johny.
- ¿Qué pasa, Grinm? - dijo Malfoy con malicia. - ¿Nunca lo has visto o qué?
Y ese seseo, como los niños ricos...Mimado. Tonto. Rubio.
- Hermione. - la llamó Mayra.
- ¿Sí? - dijo saliendo de sus pensamientos.
- ¿Café?
- Sí, por favor.
Mayra había dejado el tema del jarrón no muy convencida.
Hermione ayudó a Johny a poner bien los sillones. El pelirrojo limpió los trozos de jarrón.
Draco se levantó y fue a la cocina tras Mayra.
Hermione se dirigió a la ventana y la cerró. Un frío intenso le recorrió el cuerpo.
- Hermione, su traslador está encima de la chimenea. - dijo Johny. - Es un pequeño tarro de caramelos que hay encima de ella.
- Bien. - dijo con desgana.
Malfoy pasó detrás de ella, se acercó y le susurró:
- Despierta.
Hermione tembló y Draco sonrió.
- Desayunamos y nos vamos. - ordenó Hermione.
- Sí, por supuesto. - aceptó Draco sorbiéndo su zumo.
La chica suspiró. Sabía que Draco la miraba y, no le disgustaba.
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Su multitud de personalidades lo confundía.
Mujer fatal, perfecto, bordaba el papel, niña buena, era la mejor, comandante del ejército, ¿quién podía desafiarla?
Él, sólo él. Él era el único. Pero, ¿y qué? ¿Qué pasaba si la desafiaba? ¿Entraría ella en el juego de la seducción? ¿Por qué? ¿Acaso no le resultaba atractivo?
- Coge caramelos. - le dijo Hermione.
Draco la miró.
- ¿Qué?
- Que cojas caramelos del tarro. - suspiró.
- ¿Para?
- Ir a casa de Golden.
- Ah... el...
- Traslador.
La luz los emvolvió y en un fugaz chispazo se encontraron en la puerta de la mansión Golden.
- Qué rápido... - comentó Hermione.
- No sabes lo que es velocidad. - le dijo con doble sentido, Draco.
Hermione lo miró con ironía.
- ¿Acaso tu sí?
Draco sonrió y tocó la puerta.
- Yo soy velocidad.
La puerta se abrió. Un mayordomo los invitó a pasar. Hermione pasó delante.
- ¿Velocidad, eh?
Malfoy se mordió el labio.
En la terraza, en el mismo lugar donde lo habían conocido se encontraba Graham Golden con un libro en sus manos.
- Buenos días, señor Golden. - saludó Hermione.
Graham alzó sus verdiazules ojos y sonrió.
- Bienvenidos de nuevo, Hermione, Draco. ¿Quieren tomar algo?
- Lo mejor será comenzar con la entrevista. - se interesó Draco.
- No tengo inconveniente. - asintió Graham. - ¿Por dónde empezarán?
- Por... el principio. - dijo Draco.
- Mi padre, Graham Thomas Golden Stewart.
Paseaban por una amplia zona del salón. Graham les señalaba cuadros de sus familiares.
- Gran nombre. - apuntó Draco.
- Mi madre le decía Tommy. - sonrió el ex auror.
Siguieron caminando.
- Oh, el abuelo Russell. - señaló a un hombre, extremadamente parecido a Golden, más incluso que su propio padre, moreno. - Era igual a mí. Lo mismo que mi padre era igual a Reeves.
- Familia de hombres. - exclamó Hermione.
- Sí, señorita Granger. Pocas mujeres ha habido en mi familia pero, importantes sin duda.
- No lo dudo.
- Mi abuela, Caroline, gran mujer. Mi madre, Sofía, luchadora y, mi esposa, Rose.
Al decir el nombre de su esposa, Graham Golden bajó sus ojos al suelo y caminó en dirección contraria.
Draco y Hermione se miraron breves instantes. Fue como si unas chispas saltaran de sus ojos. Enseguida desviaron la vista y siguieron a Golden.
Él los llevó a su despacho, un gran habitáculo, pintado en verde botella, hacia calor dentro. Unas finas cortinas verde escarlata las tapaban.
Graham las abrió de par en par.
Iluminada por la luz, el reflejo fue a parar directamente a un punto central, estratégicamente situado. Con un marco dorado muy potente se alzaba alto e imponente el retrato de una mujer. Una mujer con rizos rubios, largos bucles. Con unos ojos verdes muy profundos y una sonrisa muy hermosa en su fino rostro.
Aquella sonrisa le recordó a Hermione a una persona clave. A Reeves Golden.
- Rose.... - murmuró Golden acercándose al cuadro.
- Su esposa. - dijo Draco.
- Mi esposa. - asintió Graham. - Era mi esposa. Antes de su muerte.
- Lo siento. - dijo Hermione.
Graham la observó unos minutos más.
- Rose. - volvió a murmurar.
- Debe de estar cansado, señor Golden. Llevamos horas recordando y escribiendo su vida. Paremos. - propuso Draco.
Hermione revisó sus apuntes. En una sola visita llevaba más de media libreta. De repente, oyó unos pasos. Se volvió.
- Buenos días, Hermione.
- Buenos días. - sonrió Hermione. - Reeves.
El joven lucía una camisa blanca y unos pantalones negros y, su siempre perfecta sonrisa.
- Reeves, veo que se te pegaron las sábanas, hijo. - bromeó Graham.
- Sí, padre, algo más que eso. - comentó.
Draco lo miró.
"¿Qué tiene "eso", que no tenga yo? ¿Quién comprende a las mujeres?", suspiró.
- Señor Malfoy, tomémonos ese descanso. - asintió Graham.
Con mucho pesar, Malfoy se fue con Graham a la terraza dejando solos a Reeves y a Hermione.
- ¿Qué tal la entrevista a mi padre?
- Bien, extensa.
- No me extraña. Tuvo y tiene una vida agitada. - sonrió.
- No lo dudo.
Reeves clavó sus verdiazules ojos en el cuadro que seguía iluminado.
- Mi madre. - dijo, señalándolo.
Hermione asintió. En el rostro del chico se dibujó una triste mueca, aún regida por la sonrisa perpetua que no desaparecia.
- Veo que a ambos les causa tristeza recordarla.
Reeves la miró.
- Sí, correcto. Mi madre era...muy importante para los dos.
- Seguro que fue una mujer extraordinaria. - dijo mirando de nuevo el retrato.
- Tan extraordinaria como tú.
Hermione se volvió, chocando de nuevo contra la sonrisa de Reeves.
"Cálido y frío", frío, un frío recorrió su frente.
- Gracias, - sonrió. - pero no soy muy extraordinaria que se diga.
- Yo creo que sí. Venir aquí, a la otra parte del mundo. Habituarse tan bien. Ser tan agradable y, permíteme que te diga, tan hermosa.
- ¡Reeves!
Unos colores rojos se le subieron a las mejillas, coloreándolas de ese tono.
Ambos rieron.
- Ante todo sinceridad.
- Por eso mismo. Nos conocemos de...¿un día?
- Dos con este.
- Uf, sí, dos. - rió.
- Nunca te han dicho que el tiempo no importa.
- Sí...
- Pues eso. A algunas personas les cuesta conocerse. Pueden pasar juntas dos, tres, cuatro años y nunca se conocerán bien, sin embargo, otras, con sólo uno o dos días ya parecen ser conocidos de siempre.
- ¿Ese es nuestro caso?
- Por lo menos el mío sí.
Hermione volvió a reír.
- Tienes una cualidad.
- ¿Una sola?
- La modestia no es una de ellas. - rió. - Me haces reír fácilmente.
- Mmmm...esa es la más pequeña. No sabes las sorpresas que tengo.
- Me lo imagino.
- ¿Vamos abajo?
- Vamos.
Le abrió el paso con la mano.
- Soy todo un diamante en bruto.
Hermione arqueó una ceja.
- Sólo hace falta pulirlo para descubrir el tesoro.
- No soy especialista en diamantes. - cruzaron el salón.
- Pues vete preparando.
- ¿Para?
- Para saber.
¿Por qué se reía así con él? Con esa risa tonta en los labios. Con esa imagen de niña estúpida. ¿Qué le pasaba? ¿Dónde estaba la Hermione que él conocía? La femme fatale...la mujer de armas tomar. Decidida, independiente, inteligente, fuerte... Eso no era más que una imagen de quinceañera enamorada de un actor de revista. Y se negaba que el actor fuera Reeves Golden.
"Creído.", pensó para sí.
Sentía los minutos pasando como horas, creía llevar una eternidad allí sentado hablando con Graham Golden.
¿Cómo se podía llegar a ser tan sumamente pesado?, se preguntó. "Nada, que no la suelta". Los miraba de reojo, atento a cada movimiento. "Una lapa, un pulpo.", cabilaba.
"Lo cogía y lo retorcía...".
- ¿No?¿Draco?
- ¿Eh? Sí, señor Golden.
Arqueó una ceja y sonrió sin ganas.
- ¿Le está gustando el viaje, entonces? - preguntó Graham sin mucho interés.
- Sí, Nueva Zelanda es bonita pero...
Pero en Londres no está Reeves Golden. En Londres sólo estoy yo. En Londres sólo la tengo para mí. No está ese estúpido.
- Extraño Londres.
- Es su tierra, por supuesto, no la puede comparar con esto.
Las risas francas de Hermione y Reeves le golpearon de nuevo.
Sonaron cercanas a ellos. Iban hacia donde se sentaban.
Draco respiró aliviado. Por fin se irían. Se la quitaría.
- Reeves, Hermione, qué alegres os veo. - dijo Graham con un gesto divertido.
- Sí, papá, la verdad es que lo pasamos bien. - asintió Reeves.
A Hermione le brillaban los ojos. La brisa fresca le hacia cosquillas en el cuello y le producía un gratificante gusto. Reeves era una agradable compañía. Le gustaba hablar con él, conocer su punto de vista sobre las cosas. Además su sonrisa, su espiritu lleno de vitalidad.
- Granger, creo que debemos irnos. - comentó Draco.
- Quedaros a comer. - les dijo Reeves a los dos aunque el mensaje fue casi directo para Hermione.
La chica fue a contestar pero el joven reportero la interrumpió:
- Gracias, Reeves pero, llevamos aquí desde muy temprano. Lo mejor será que volvamos mañana.
El moreno lo miró con reproche. Hermione se mordió el labio.
- Es cierto, será mejor que volvamos mañana. Ha sido un placer, Graham, gracias por su ayuda. - sonrió. - Reeves, gracias por el rato.
- No es nada. Me encanta hacerte pasar un buen rato.
Malfoy estrechó la mano a Graham. Quería salir de allí, quería volver a estar solo con ella, volver a disfrutar de ella, él solo. Sin nadie más. Soñaba con volver a la noche anterior. Volver a besarla, volver a sentir sus nervios, su olor. Volver a lo practicamente imposible.
- Parecemos ladrones huyendo, Malfoy.
Sus palabras le recorrieron la columna. Su voz sonó dura y a la vez con aquel tono tan hermoso que la caracterizaba.
- ¿Parecemos? Parezco, dirás. Por ti te quedas a vivir ahí.
Hermione resopló.
- ¿Qué pasa, no puedo pasar un buen rato con...? -se giró brucamente. - ¿Por qué te tengo que dar explicaciones?
- ¡No te he pedido explicaciones! Si tu crees que debes darlas, será por algo.
- No creo que deba darte explicaciones, Malfoy. ¿Tu crees que sí?
Draco la miró intentando congelarla con la mirada.
- ¿Pero quién te crees que eres, Granger?
Sus miradas chocaron de nuevo. La brisa ondeante llevaba enlazada en ella, el fresco aroma de playa y mar.
¿Por qué no eran hirientes sus palabras? ¿Por qué no podía quitarse el deseo, el ansia, la pasión desenfrenada? Quería gritarle al mundo, al cielo, a Dios a su propio corazón. ¿Cómo podía arrancarse ese sentimiento? No, no era amor, era pasión. ¿Por qué no llegaba el tiempo de que la pasión se acabara? ¿Por qué la llama no se apagaba? ¿Cómo callaba, cómo aguantaba?
- ¿Por qué me besaste?
Hermione abrió la boca al tiempo que paraba de caminar y se fijaba en el rostro tenso de Malfoy.
El beso, aquella noche.
- ¿Por qué me besaste tu a mí?
¿Por qué no le decía el por qué? ¿Por qué no le decía que la besó porque no podía contenerse más? Porque su cuerpo no le respondía, porque el espiritu del mismo diablo le había poseído, porque...
- No tengo que darte explicaciones. - dijo Hermione, mitad verdad, mitad burla.
- Sí, si las tienes que dar.
- Fuiste tu quien me besó a mí.
- Pero tu no hiciste nada para evitarlo.
- Es verdad.
¡PLOF! Golpe en seco, golpe bajo. Inesperado, sorpresa. No pudo evitar abrir la boca.
- Es verdad que no hice nada para evitarlo. Y si ocurriera de nuevo, haría lo mismo.
El mundo se había parado. Todo había cambiado, el mundo no sería el mismo. No para él, no para Draco Malfoy. Su corazón bombeaba la sangre con latidos fuertes.
Paralizado, estaba paralizado. Pero ella, ella no.
Se acercó, rompiendo la línea que los separaba. Draco sintió su proximidad. Quemaba, el fuego, era un incendio.
Abrió los labios ligeramente, la chica sonrió y abrió su boca al tiempo que se fundía en un beso con Draco. Al tiempo que lo besaba.
¿Real o irreal? ¿Fantasia o realidad? ¿Sueño o mentira?
Sus labios rápidos la buscaban con anhelo. Hermione estaba serena, tranquila. Dominaba sus actos, controlaba, ella controlaba. Malfoy estaba a su merced. Podía sentir su deseo sobre ella pero, él, Draco Malfoy no se imaginaba ni remotamente el deseo de Hermione por él.
Dejó que Malfoy la estrechara, dejó que Malfoy disfrutara y a la vez ella también. Dejó que la agarrara, dejó que su mente volara.
Y sí, Draco estaba viviendo en el paraíso. Tocaba el cielo con las manos.
"No, que no termine", pensaba. No, no pensaba, sólo sentía, sólo deseaba.
Pero, de repente, cuando el sueño manaba dulzura, cuando el sueño ya casi era suyo, se esfumó como una pompa de jabón.
Hermione abrió los ojos, se separó de él, quitó las manos de su cuerpo y se mesó el pelo con las manos.
Los rayos brillantes del Sol la iluminaron. Iluminaron su silueta, marcándola en el suelo, con una sombra alargada. La chica sonrió al ver el gesto de Malfoy.
Draco estaba ahí, clavado en el terreno, con el rostro lleno de deseo, con las manos y la frente sudorosas. Ahí, dominado por ella, dominado por una mujer. El gran Draco Malfoy.
Sonrió ampliamente.
Se acercó de nuevo, Malfoy se puso nervioso. Acercó su boca al oído del chico. Se rozó los labios, uno con otro. Draco oyó el mínimo contacto como un fuerte tacto.
- Nunca me arrepiento de lo que hago, Draco.
Draco, Draco, su corazón resonaba. Cómo la deseaba, cómo la deseaba...
Draco, su nombre se repetía una y otra vez en las paredes de su cerebro.
- Nunca... - susurró.
Ardía, ardía. Su piel pálida desprendía un calor comparable con el del Sol.
Su retina le traicionaba, los ojos le quemaban, el sudor le resbaló por la frente cayendo por el lateral de su rostro.
La miró de nuevo. La sonrisa de la chica permanecía mientras se separaba de Draco.
- Vamos, - murmuró. - volvamos a casa.
Ella fue la primera en seguir caminando hacia el traslador, Draco se quedó allí parado convencido de una sola cosa, de que, aunque fuera lo último que hiciera en su vida, de que él tendría a Hermione Granger.
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¡¡¡MATADME!!!! ¡¡¡¡¡LO MEREZCO!!!! Jejejejeje, ¿Qué? ¿Cálido o frío? :P ;)
Ay, ay, me estoy recomponiendo, qué capítulo, corto pero intenso, no me digáis que no... :P Bueno....
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*Aclaración. Mayra no fue la que estuvo por la noche en el salón.
Draco, el pobre Draco necesita irse una temporada a la Antártida a ver si se calma...jajajaja. Bien, en el próximo capítulo entrará el pensamiento de Hermione. El por qué ha actuado así con Draco. ¬¬ a ver que vais a pensar...jeje :) sí, sí, pensar porque tenéis 1 semana entera para pensar. :D Chic@s, esta semana, del 19 al 23, de Lunes a Viernes, me voy con un grupo del instituto a hacer un curso de Naturaleza a los Montes de Málaga. :D Así que me despido hasta...no sé porque, no podré escribir y el fin de semana estaré agotada y, además, tendré que hacer deberes, ir al partido del Málaga C.F (mi equipo de fútbol), etc, etc, etc, así que....no os puedo prometer nada. :( sorry, bueno, sí, os prometo que en el siguiente capítulo si os he dejado con ganas os dejaré con más....ajjjajajajaj ;) En el siguiente capítulo ya se celebrará la fiesta en casa de los Golden. ;)
Ufff.....Draco extasiado, jejeje ;)
Por favor, dejadme review¡ He escrito deprisa el capítulo para dejaros algo en este fin de semana ;)
¿Qué habrá pasado con el jarrón? ¿Lo tiró Draco, el viento o qué, quién?
¿Qué creéis que le ocurre a Hermione?
¿Qué creéis que hará Draco?
¿Qué os parece la relación entre Hermione y Reeves Golden?
Si tenéis alguna sugerencia o crítica, estoy abierta a todo. ;)
Bueno, muchas gracias a todos mis reviews¡¡¡Me dais muchas ganas de seguir publicando nada más para escucharos¡¡¡ ;) Gracias a:
Jenny/Jade
Floriana-17
Aislinn3
Anne M. Riddle
Tami-Draco
Lonesome-hero
Ross Malfoy
Mai-v
GRACIAS¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Les quiere con todo su corazón
Lira Garbo
8
A mis querid@s amig@s:
Jenny/Jade: Jajajajajaja :D ¡Qué alegría! Bueno, esto sólo es una pequeña...ejem...advertencia :P Habrá algo más...largo, jajaja ;) Muchas gracias. ¿Sí? Golden, Reeves y Graham...(babas, muchas babas) ;) Jajajja, ¡cachis! Conseguiré el 10¡Sí, son mías...¡gracias! No soy una gran poetisa, la verdad pero, se hace lo que se puede. :) Muchísimas gracias por tu review¡ un besazo mi niña¡ :)
Floriana-17: ¿Sí? Es un honor que el primero me lo hayas dejado a mí¡ ;) Gracias¡ Jejeje, qué me sonrojas! :# jajajaja Actualizo lo más rápido que puedo¡¡Muchas gracias, espero que te siga gustando, un beso¡
Aislinn3: :| Dios mío! GRACIAS¡¡¡¡¡¡Ay, un don? Yo? :# :# :# Qué me has puesto roja¡¡ Jajaja, muchísimas gracias de verdad. Sé que hay mucha gente que escribe muy muy bien y, de verdad que es un orgullo que pienses eso de mí. :D Gracias, muchas muchas gracias por el review y el comentario¡ Espero que te guste este capi.
Anne M. Riddle: Jajajajjaa, me Drakín es una caja de sorpresas :P Sí, Herm es una "chica dura" pero, ¿quién se le puede resistir a nuestro Draco? O_o jejeje, en la mesa de la cocina...ay...mi pobre Mayra....jejej, un besazo¡¡y gracias¡¡¡ ;=)
Tami-Draco: Jajajajja¡¡¡Hola Tamy!!!!!!!!! ¡Te echaba de menos!!!!Ay¡¡Muchas gracias¡¡¡No sabes la alegría que me da verte por los andares de ffnet :P Me sacas los colores¡¡¡¡¡¡JEjejjee, bueno, espero que te guste mucho el fan fic ;) Un besazo y gracias por tu review¡¡¡¡¡¡¡Te quiero mucho mi niña¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Lonesome-hero: Jajajajja, hay para todos :P Firmo autógrafos¡¡
:P Gracias por el review...yo soy muy mala con Draco :P Qué sufra un poquito ;)
Ross Malfoy: Jajajaj ¿sí? Ah pos es verdad¡ jeje, ;) Auque no lo saqué de ahí...sí, se parece un poquito aunque Reeves es más dulce..:P ¿A Sirius? Mmmm, tendré que explorar el parecido. ;) jajajja, una ducha fría¡ :P Un besote y gracias¡¡
Mai-v: Hola¡¡Me alegro mucho de que te guste¡ ;) Y espero que te aficiones más a Harry Potter¡ ;) Bueno, que sigas disfrutando de los capis¡Gracias por el review y un besote¡
Y aquí el capítulo.........
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8. Cuidado que puedes quemarte
Todo el castillo se derrumbó. El golpe fue seco, duro, directo al blanco. Diana.
Todo era tan perfecto...Hasta que los pasos se oyeron claramente avanzando en dirección a ellos.
La miró de nuevo en aquella noche. El pelo aún más revuelto se le enredaba y caía por su rostro. Estaba preciosa en ese estado de excitación, nerviosismo y confusión. Habría querido quedarse en esa posición, seguir besándola, seguir explorándola. Suspiró.
Draco se bajó agilmente de la mesa.
La chica lo miró con los ojos muy abiertos. Malfoy la observó de nuevo grabando esa imagen en su mente, y le tendió una mano. Se negaba a desprenderse totalmente de ella, a romper el sueño.
Hermione la cogió, estaba tan caliente como la suya. Puso los pies en el suelo.
- Si es Mayra y nos ve aquí no le vamos a causar lo que se dice...buena impresión. - caviló el rubio.
- Salgamos fuera.- propuso.
- Y te congelas.
Hermione sonrió. Draco la miraba esperando alguna reacción.
- Sí... - susurró.
Ah, por Merlín, eso era una tortura. La tenía a pocos centímetros. Tan cerca y no podía, no podía tocarla, no podía nada más que soñar y, ni siquiera eso. No tenían tiempo. ¿Cómo desprenderse de algo que anhelaba con tal fuerza?
- La varita. - dijo Hermione.
- ¿Qué? - murmuró Malfoy, absorto.
- ¿Llevas la varita encima?
- En, en el bolsillo... - dijo, pendiente a todo movimiento de Hermione.
La chica no esperó reacción de Malfoy. Se agachó un poco y le metió la mano en el bolsillo del pantalón, sacando su varita. (n/a les conozco, son todos unos mal pensados) Malfoy se quedó en la misma posición.
- ¡Invisibilum montium!
De repente, como si se vieran cazados por una red, sintieron como los envolvía lo que parecía ser una tela pegajosa. Draco intentó hablar pero Hermione le susurró un "Shhhh" antes de que hablara.
Entonces le cogió la mano y volvió la cabeza para él, acercando la boca a su oído.
- Sígueme. - le susurró.
"Hasta el fin del mundo", pensó Draco.
Caminaron inseguros. Esperaban ver el rostro de Mayra por algún lado.
Un silencio sepulcral se hacia eco en la casa. Las tinieblas se cernían en el hogar como la ave sobre su presa.
Sentía su corazón latiendo. La proximidad a ella, el nerviosismo, la excitación, el sueño...Sí, todo era un sueño, no, no era real, no podía serlo. No podía ni siquiera pensear con todos los pensamientos que se le agolpaban.
Hermione frenó en seco, Draco casi tropezó con ella. Ahora más que nunca la sentía cerca.
- Gran...Her...
¿Qué le decía? ¿Cómo la llamaba? ¿Qué...?
- ¡Shh! - le calló la chica con un gesto.
Malfoy se encogió de hombros.
Sí, lo mejor era el silencio. Si Mayra los encontraba en mitad de la noche, a oscuras, a ambos, dando vueltas por la casa, no les causaría lo que se dice buena impresión. "No, ninguna", acordó Draco. Silencio, esa era la clave. Pasar inadvertido.
Su instinto femenino le decía que había alguien. Sentía unos ojos en ella. Tenía una extraña sensación en el estómago, cómo si alguien la vigilara.
¿Pero qué había hecho! ¿Besar a Malfoy! Loca, debía de estar loca.
"Hermione, vuelve. Que no te pille Mayra, que no te pille con él."
¿Por qué? ¿Había sido su parte ilógica, su parte irracional? Era sensata, ¡ todo aquello era absurdo!
Tenía frío, un temblor recorrió su cuerpo. "¿A quién se le ocurre, a quién?".
Un nuevo sonido la asustó. "Mierda, Malfoy está detrás mía". Ya se había olvidado de "su problema", de lo que había ocasionado todo aquello.
Cerró los ojos. "Esto no puede ser verdad...", se lamentó.
La escalera se abría ante ellos. Estaba ahí. Rodearían el sillón y subirían. Ale, a la cama y a domir. ¿Tan simple era? Hermione frunció el ceño. ¿Por qué tenía esos nervios?
De repente, cuando estaban pasando al lado del sillón, algo se cayó. Ambos miraron instintivamente atrás. El jarrón de la mesa estaba en el suelo, roto.
Hermione miró a Malfoy con fiereza.
- ¡Tonto! ¡Estúpido! - le gritó.
- Yo..yo no he sido. - protestó Malfoy.
- Nos van a pillar por tu culpa.
- ¿Encima por mi culpa? Mira Granger, calla que no dices nada más que tonterías.
- ¿Ah sí? ¿Tonterías? - dijo en un tono peligroso. - Verás las tonterías...¡terminatium invisibilum!
La capa pareció desaparecer de repente. Fue como si un soplo de aire hubiera echo explotar la pompa frágil de jabón.
- Buenas noches, Malfoy. - dijo echándose la camisa de dormir hacia abajo.
Draco la miró con ironía.
- Buenas noches, Granger. No tengas pesadillas.
- Si sueño contigo las tendré. - farfulló en la escalera.
El chico se aclaró la garganta y tomó el mismo camino.
- Si sueñas conmigo, Granger, - dijo con supremacía. - no querrás despertar.
Hermione se dio la vuelta cuando ya estaban en el piso de arriba. Parecía que la tormenta se había calmado. Lo miró, sus ojos grises se clavaban en ella. El sonido de una taladradora comenzó a rallar en su cabeza. ¿Una taladradora?
- La única que llena sueños soy yo. - corrigió Hermione.
Draco rió abiertamente a pesar de que él sabía que no era del todo falso.
- O sino, dime tú que era lo que no te dejaba dormir...
- ¿A mí? - se llevó un dedo al pecho. - Tengo demasiadas cosas en la cabeza más importantes que tu.
La chica sonrió.
- Espero que cosas más importantes que yo, Malfoy.... - murmuró.
Se acercó a la puerta de su habitación, la abrió lentamente y se apoyó en el descansillo, haciendo ademán de entrar.
- No sean hacer algo en la cocina que no sea...cocinar. - y añadió con una sonrisa pícara. - Comida.
Draco la observó. ¿Qué estaba haciendo? ¿Estaba acaso coqueteando con él?
- Por supuesto que... - comenzó a decir.
- ¿Sí? Pues creo que entonces soñarás conmigo en la mesa de la cocina, Malfoy.
Se quedó callado. Viéndola abrir y cerrar los párpados con lentitud.
- Adiós, Malfoy. Dulces y...tranquilos sueños.
Dio una vuelta alrededor de sí misma y cerró la puerta. Sonriendo por última vez.
Al cerrarla, Draco se quedó solo en toda la inmensidad del pasillo.
Tenía que pensar y analizar lo que había ocurrido. ¿Qué había hecho? ¿Y ella? ¿Qué le había hecho?
Se metió en su cuarto. Se tumbó en la cama y se durmió con un mar de confusos pensamientos y sorprendentes sueños.
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Le había besado. No, no había sido ningún sueño. Lo recordaba todo con perfecta claridad. Lo había besado. A él, a su mayor enemigo, a su rival desde la infancia, a la persona que tanto daño le había causado, el motivo de sus risas tantas veces...
¿Por qué? ¿Por qué lo había hecho? Había sido sólo un impulso, sí, sólo eso. Nada más. Ya está, ahí se acababa todo. Y él también lo olvidaría.
Bajó las escaleras de caracol, nerviosa, sin saber por qué.
"Tranquila, Hermione. Ya está, no pasa nada", se decía. "Lo echo, hecho está."
- Cálmate, Mayra, habrá sido el viento. Esta noche ha echo un poco de frío. - escuchó la voz del gigante pelirrojo de Johny.
- ¡Qué no, Johny! ¡Qué no! Yo no he dejado ninguna ventana abierta. El jarrón no se ha podido caer solo. - protestaba Mayra.
Hermione tragó saliva repentinamente. Entonces, la maorí la vio.
- ¡Hermione! Mira, ven. - la llamó con un gesto.
La chica sonrió falsamente y miró a los dos neocelandeses. Los sillones por los que ella y Malfoy habían pasado la noche anterior estaban movidos y la mesa ladeada. Los trozos del jarrón destrozado se veían en el suelo. "Idiota.", pensó Hermione al recordar a Malfoy.
Al llegar al suelo, Johny le hizo un gesto de desesperación con los ojos.
- Hermione, mira, el jarrón se ha roto y Johny dice que quizá se haya caido con el viento pero, esta noche he dejado las ventanas cerradas.
- Mayra... - carraspeó Hermione. - Ya sabes como es el viento. Se cuela por todas partes.
- Ya pero, qué raro, ¿no? No, esto no puede ser así. Alguien lo ha debido de tirar o chocar con la mesa y caerse.
¿Qué decía? ¿Con qué le mentía?
- Quién sabe, Mayra, quizá te dejaste alguna ventana abierta. - repitió.
- ¿Cuál? - dijo la chica volviéndose y mirando las ventanas, todas cerradas.
- No sé, a lo mejor ya las cerramos o no te diste cuenta.
- Mayra, - habló Johny. - ¿quién va a ser? Mira, Hermione no ha sido...
Hermione miró hacia la pared que encontró muy interesante de repente. Sentía que el rostro le ardía.
- Ni el Malfoy tampoco.
¡Plof! Jeje, qué Malfoy no había sido. Todo por su culpa, todo por aquel estúpido.
- Ni tu ni yo. Así que ha sido el viento o alguien ha entrado en la casa.
Golpe. Hermione miró a Mayra que frunció el ceño. Era inteligente y Johny muy ingenuo, se dijo Hermione. Bonita pareja, caviló. Mayra y Johny... ¿Y Malfoy? ¿Con ella? ¿Dónde estaba? ¡Ey! ¿Que estaba pensando?
- ¿Dónde está Malfoy? - preguntó.
- ¿Me buscabas, Granger?
Un pinchazo le recorrió la espalda.
Volvió la cabeza y lo vio. Tan normal como siempre. "Ah, maldito seas, Draco Malfoy", se dijo.
Draco caminó por el salón y miró de reojo a Hermione. Suspiró.
"Mírame y no me toques...Hay que ser idiota.", pensó Hermione sin dejar de mirarle.
"Ay el niñito..."
Draco abrió una ventana, enseguida la cortina comenzó a moverse.
- Hace viento, ¿ves, Mayra? - comentó Johny.
- ¿Qué pasa, Grinm? - dijo Malfoy con malicia. - ¿Nunca lo has visto o qué?
Y ese seseo, como los niños ricos...Mimado. Tonto. Rubio.
- Hermione. - la llamó Mayra.
- ¿Sí? - dijo saliendo de sus pensamientos.
- ¿Café?
- Sí, por favor.
Mayra había dejado el tema del jarrón no muy convencida.
Hermione ayudó a Johny a poner bien los sillones. El pelirrojo limpió los trozos de jarrón.
Draco se levantó y fue a la cocina tras Mayra.
Hermione se dirigió a la ventana y la cerró. Un frío intenso le recorrió el cuerpo.
- Hermione, su traslador está encima de la chimenea. - dijo Johny. - Es un pequeño tarro de caramelos que hay encima de ella.
- Bien. - dijo con desgana.
Malfoy pasó detrás de ella, se acercó y le susurró:
- Despierta.
Hermione tembló y Draco sonrió.
- Desayunamos y nos vamos. - ordenó Hermione.
- Sí, por supuesto. - aceptó Draco sorbiéndo su zumo.
La chica suspiró. Sabía que Draco la miraba y, no le disgustaba.
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Su multitud de personalidades lo confundía.
Mujer fatal, perfecto, bordaba el papel, niña buena, era la mejor, comandante del ejército, ¿quién podía desafiarla?
Él, sólo él. Él era el único. Pero, ¿y qué? ¿Qué pasaba si la desafiaba? ¿Entraría ella en el juego de la seducción? ¿Por qué? ¿Acaso no le resultaba atractivo?
- Coge caramelos. - le dijo Hermione.
Draco la miró.
- ¿Qué?
- Que cojas caramelos del tarro. - suspiró.
- ¿Para?
- Ir a casa de Golden.
- Ah... el...
- Traslador.
La luz los emvolvió y en un fugaz chispazo se encontraron en la puerta de la mansión Golden.
- Qué rápido... - comentó Hermione.
- No sabes lo que es velocidad. - le dijo con doble sentido, Draco.
Hermione lo miró con ironía.
- ¿Acaso tu sí?
Draco sonrió y tocó la puerta.
- Yo soy velocidad.
La puerta se abrió. Un mayordomo los invitó a pasar. Hermione pasó delante.
- ¿Velocidad, eh?
Malfoy se mordió el labio.
En la terraza, en el mismo lugar donde lo habían conocido se encontraba Graham Golden con un libro en sus manos.
- Buenos días, señor Golden. - saludó Hermione.
Graham alzó sus verdiazules ojos y sonrió.
- Bienvenidos de nuevo, Hermione, Draco. ¿Quieren tomar algo?
- Lo mejor será comenzar con la entrevista. - se interesó Draco.
- No tengo inconveniente. - asintió Graham. - ¿Por dónde empezarán?
- Por... el principio. - dijo Draco.
- Mi padre, Graham Thomas Golden Stewart.
Paseaban por una amplia zona del salón. Graham les señalaba cuadros de sus familiares.
- Gran nombre. - apuntó Draco.
- Mi madre le decía Tommy. - sonrió el ex auror.
Siguieron caminando.
- Oh, el abuelo Russell. - señaló a un hombre, extremadamente parecido a Golden, más incluso que su propio padre, moreno. - Era igual a mí. Lo mismo que mi padre era igual a Reeves.
- Familia de hombres. - exclamó Hermione.
- Sí, señorita Granger. Pocas mujeres ha habido en mi familia pero, importantes sin duda.
- No lo dudo.
- Mi abuela, Caroline, gran mujer. Mi madre, Sofía, luchadora y, mi esposa, Rose.
Al decir el nombre de su esposa, Graham Golden bajó sus ojos al suelo y caminó en dirección contraria.
Draco y Hermione se miraron breves instantes. Fue como si unas chispas saltaran de sus ojos. Enseguida desviaron la vista y siguieron a Golden.
Él los llevó a su despacho, un gran habitáculo, pintado en verde botella, hacia calor dentro. Unas finas cortinas verde escarlata las tapaban.
Graham las abrió de par en par.
Iluminada por la luz, el reflejo fue a parar directamente a un punto central, estratégicamente situado. Con un marco dorado muy potente se alzaba alto e imponente el retrato de una mujer. Una mujer con rizos rubios, largos bucles. Con unos ojos verdes muy profundos y una sonrisa muy hermosa en su fino rostro.
Aquella sonrisa le recordó a Hermione a una persona clave. A Reeves Golden.
- Rose.... - murmuró Golden acercándose al cuadro.
- Su esposa. - dijo Draco.
- Mi esposa. - asintió Graham. - Era mi esposa. Antes de su muerte.
- Lo siento. - dijo Hermione.
Graham la observó unos minutos más.
- Rose. - volvió a murmurar.
- Debe de estar cansado, señor Golden. Llevamos horas recordando y escribiendo su vida. Paremos. - propuso Draco.
Hermione revisó sus apuntes. En una sola visita llevaba más de media libreta. De repente, oyó unos pasos. Se volvió.
- Buenos días, Hermione.
- Buenos días. - sonrió Hermione. - Reeves.
El joven lucía una camisa blanca y unos pantalones negros y, su siempre perfecta sonrisa.
- Reeves, veo que se te pegaron las sábanas, hijo. - bromeó Graham.
- Sí, padre, algo más que eso. - comentó.
Draco lo miró.
"¿Qué tiene "eso", que no tenga yo? ¿Quién comprende a las mujeres?", suspiró.
- Señor Malfoy, tomémonos ese descanso. - asintió Graham.
Con mucho pesar, Malfoy se fue con Graham a la terraza dejando solos a Reeves y a Hermione.
- ¿Qué tal la entrevista a mi padre?
- Bien, extensa.
- No me extraña. Tuvo y tiene una vida agitada. - sonrió.
- No lo dudo.
Reeves clavó sus verdiazules ojos en el cuadro que seguía iluminado.
- Mi madre. - dijo, señalándolo.
Hermione asintió. En el rostro del chico se dibujó una triste mueca, aún regida por la sonrisa perpetua que no desaparecia.
- Veo que a ambos les causa tristeza recordarla.
Reeves la miró.
- Sí, correcto. Mi madre era...muy importante para los dos.
- Seguro que fue una mujer extraordinaria. - dijo mirando de nuevo el retrato.
- Tan extraordinaria como tú.
Hermione se volvió, chocando de nuevo contra la sonrisa de Reeves.
"Cálido y frío", frío, un frío recorrió su frente.
- Gracias, - sonrió. - pero no soy muy extraordinaria que se diga.
- Yo creo que sí. Venir aquí, a la otra parte del mundo. Habituarse tan bien. Ser tan agradable y, permíteme que te diga, tan hermosa.
- ¡Reeves!
Unos colores rojos se le subieron a las mejillas, coloreándolas de ese tono.
Ambos rieron.
- Ante todo sinceridad.
- Por eso mismo. Nos conocemos de...¿un día?
- Dos con este.
- Uf, sí, dos. - rió.
- Nunca te han dicho que el tiempo no importa.
- Sí...
- Pues eso. A algunas personas les cuesta conocerse. Pueden pasar juntas dos, tres, cuatro años y nunca se conocerán bien, sin embargo, otras, con sólo uno o dos días ya parecen ser conocidos de siempre.
- ¿Ese es nuestro caso?
- Por lo menos el mío sí.
Hermione volvió a reír.
- Tienes una cualidad.
- ¿Una sola?
- La modestia no es una de ellas. - rió. - Me haces reír fácilmente.
- Mmmm...esa es la más pequeña. No sabes las sorpresas que tengo.
- Me lo imagino.
- ¿Vamos abajo?
- Vamos.
Le abrió el paso con la mano.
- Soy todo un diamante en bruto.
Hermione arqueó una ceja.
- Sólo hace falta pulirlo para descubrir el tesoro.
- No soy especialista en diamantes. - cruzaron el salón.
- Pues vete preparando.
- ¿Para?
- Para saber.
¿Por qué se reía así con él? Con esa risa tonta en los labios. Con esa imagen de niña estúpida. ¿Qué le pasaba? ¿Dónde estaba la Hermione que él conocía? La femme fatale...la mujer de armas tomar. Decidida, independiente, inteligente, fuerte... Eso no era más que una imagen de quinceañera enamorada de un actor de revista. Y se negaba que el actor fuera Reeves Golden.
"Creído.", pensó para sí.
Sentía los minutos pasando como horas, creía llevar una eternidad allí sentado hablando con Graham Golden.
¿Cómo se podía llegar a ser tan sumamente pesado?, se preguntó. "Nada, que no la suelta". Los miraba de reojo, atento a cada movimiento. "Una lapa, un pulpo.", cabilaba.
"Lo cogía y lo retorcía...".
- ¿No?¿Draco?
- ¿Eh? Sí, señor Golden.
Arqueó una ceja y sonrió sin ganas.
- ¿Le está gustando el viaje, entonces? - preguntó Graham sin mucho interés.
- Sí, Nueva Zelanda es bonita pero...
Pero en Londres no está Reeves Golden. En Londres sólo estoy yo. En Londres sólo la tengo para mí. No está ese estúpido.
- Extraño Londres.
- Es su tierra, por supuesto, no la puede comparar con esto.
Las risas francas de Hermione y Reeves le golpearon de nuevo.
Sonaron cercanas a ellos. Iban hacia donde se sentaban.
Draco respiró aliviado. Por fin se irían. Se la quitaría.
- Reeves, Hermione, qué alegres os veo. - dijo Graham con un gesto divertido.
- Sí, papá, la verdad es que lo pasamos bien. - asintió Reeves.
A Hermione le brillaban los ojos. La brisa fresca le hacia cosquillas en el cuello y le producía un gratificante gusto. Reeves era una agradable compañía. Le gustaba hablar con él, conocer su punto de vista sobre las cosas. Además su sonrisa, su espiritu lleno de vitalidad.
- Granger, creo que debemos irnos. - comentó Draco.
- Quedaros a comer. - les dijo Reeves a los dos aunque el mensaje fue casi directo para Hermione.
La chica fue a contestar pero el joven reportero la interrumpió:
- Gracias, Reeves pero, llevamos aquí desde muy temprano. Lo mejor será que volvamos mañana.
El moreno lo miró con reproche. Hermione se mordió el labio.
- Es cierto, será mejor que volvamos mañana. Ha sido un placer, Graham, gracias por su ayuda. - sonrió. - Reeves, gracias por el rato.
- No es nada. Me encanta hacerte pasar un buen rato.
Malfoy estrechó la mano a Graham. Quería salir de allí, quería volver a estar solo con ella, volver a disfrutar de ella, él solo. Sin nadie más. Soñaba con volver a la noche anterior. Volver a besarla, volver a sentir sus nervios, su olor. Volver a lo practicamente imposible.
- Parecemos ladrones huyendo, Malfoy.
Sus palabras le recorrieron la columna. Su voz sonó dura y a la vez con aquel tono tan hermoso que la caracterizaba.
- ¿Parecemos? Parezco, dirás. Por ti te quedas a vivir ahí.
Hermione resopló.
- ¿Qué pasa, no puedo pasar un buen rato con...? -se giró brucamente. - ¿Por qué te tengo que dar explicaciones?
- ¡No te he pedido explicaciones! Si tu crees que debes darlas, será por algo.
- No creo que deba darte explicaciones, Malfoy. ¿Tu crees que sí?
Draco la miró intentando congelarla con la mirada.
- ¿Pero quién te crees que eres, Granger?
Sus miradas chocaron de nuevo. La brisa ondeante llevaba enlazada en ella, el fresco aroma de playa y mar.
¿Por qué no eran hirientes sus palabras? ¿Por qué no podía quitarse el deseo, el ansia, la pasión desenfrenada? Quería gritarle al mundo, al cielo, a Dios a su propio corazón. ¿Cómo podía arrancarse ese sentimiento? No, no era amor, era pasión. ¿Por qué no llegaba el tiempo de que la pasión se acabara? ¿Por qué la llama no se apagaba? ¿Cómo callaba, cómo aguantaba?
- ¿Por qué me besaste?
Hermione abrió la boca al tiempo que paraba de caminar y se fijaba en el rostro tenso de Malfoy.
El beso, aquella noche.
- ¿Por qué me besaste tu a mí?
¿Por qué no le decía el por qué? ¿Por qué no le decía que la besó porque no podía contenerse más? Porque su cuerpo no le respondía, porque el espiritu del mismo diablo le había poseído, porque...
- No tengo que darte explicaciones. - dijo Hermione, mitad verdad, mitad burla.
- Sí, si las tienes que dar.
- Fuiste tu quien me besó a mí.
- Pero tu no hiciste nada para evitarlo.
- Es verdad.
¡PLOF! Golpe en seco, golpe bajo. Inesperado, sorpresa. No pudo evitar abrir la boca.
- Es verdad que no hice nada para evitarlo. Y si ocurriera de nuevo, haría lo mismo.
El mundo se había parado. Todo había cambiado, el mundo no sería el mismo. No para él, no para Draco Malfoy. Su corazón bombeaba la sangre con latidos fuertes.
Paralizado, estaba paralizado. Pero ella, ella no.
Se acercó, rompiendo la línea que los separaba. Draco sintió su proximidad. Quemaba, el fuego, era un incendio.
Abrió los labios ligeramente, la chica sonrió y abrió su boca al tiempo que se fundía en un beso con Draco. Al tiempo que lo besaba.
¿Real o irreal? ¿Fantasia o realidad? ¿Sueño o mentira?
Sus labios rápidos la buscaban con anhelo. Hermione estaba serena, tranquila. Dominaba sus actos, controlaba, ella controlaba. Malfoy estaba a su merced. Podía sentir su deseo sobre ella pero, él, Draco Malfoy no se imaginaba ni remotamente el deseo de Hermione por él.
Dejó que Malfoy la estrechara, dejó que Malfoy disfrutara y a la vez ella también. Dejó que la agarrara, dejó que su mente volara.
Y sí, Draco estaba viviendo en el paraíso. Tocaba el cielo con las manos.
"No, que no termine", pensaba. No, no pensaba, sólo sentía, sólo deseaba.
Pero, de repente, cuando el sueño manaba dulzura, cuando el sueño ya casi era suyo, se esfumó como una pompa de jabón.
Hermione abrió los ojos, se separó de él, quitó las manos de su cuerpo y se mesó el pelo con las manos.
Los rayos brillantes del Sol la iluminaron. Iluminaron su silueta, marcándola en el suelo, con una sombra alargada. La chica sonrió al ver el gesto de Malfoy.
Draco estaba ahí, clavado en el terreno, con el rostro lleno de deseo, con las manos y la frente sudorosas. Ahí, dominado por ella, dominado por una mujer. El gran Draco Malfoy.
Sonrió ampliamente.
Se acercó de nuevo, Malfoy se puso nervioso. Acercó su boca al oído del chico. Se rozó los labios, uno con otro. Draco oyó el mínimo contacto como un fuerte tacto.
- Nunca me arrepiento de lo que hago, Draco.
Draco, Draco, su corazón resonaba. Cómo la deseaba, cómo la deseaba...
Draco, su nombre se repetía una y otra vez en las paredes de su cerebro.
- Nunca... - susurró.
Ardía, ardía. Su piel pálida desprendía un calor comparable con el del Sol.
Su retina le traicionaba, los ojos le quemaban, el sudor le resbaló por la frente cayendo por el lateral de su rostro.
La miró de nuevo. La sonrisa de la chica permanecía mientras se separaba de Draco.
- Vamos, - murmuró. - volvamos a casa.
Ella fue la primera en seguir caminando hacia el traslador, Draco se quedó allí parado convencido de una sola cosa, de que, aunque fuera lo último que hiciera en su vida, de que él tendría a Hermione Granger.
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¡¡¡MATADME!!!! ¡¡¡¡¡LO MEREZCO!!!! Jejejejeje, ¿Qué? ¿Cálido o frío? :P ;)
Ay, ay, me estoy recomponiendo, qué capítulo, corto pero intenso, no me digáis que no... :P Bueno....
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*Aclaración. Mayra no fue la que estuvo por la noche en el salón.
Draco, el pobre Draco necesita irse una temporada a la Antártida a ver si se calma...jajajaja. Bien, en el próximo capítulo entrará el pensamiento de Hermione. El por qué ha actuado así con Draco. ¬¬ a ver que vais a pensar...jeje :) sí, sí, pensar porque tenéis 1 semana entera para pensar. :D Chic@s, esta semana, del 19 al 23, de Lunes a Viernes, me voy con un grupo del instituto a hacer un curso de Naturaleza a los Montes de Málaga. :D Así que me despido hasta...no sé porque, no podré escribir y el fin de semana estaré agotada y, además, tendré que hacer deberes, ir al partido del Málaga C.F (mi equipo de fútbol), etc, etc, etc, así que....no os puedo prometer nada. :( sorry, bueno, sí, os prometo que en el siguiente capítulo si os he dejado con ganas os dejaré con más....ajjjajajajaj ;) En el siguiente capítulo ya se celebrará la fiesta en casa de los Golden. ;)
Ufff.....Draco extasiado, jejeje ;)
Por favor, dejadme review¡ He escrito deprisa el capítulo para dejaros algo en este fin de semana ;)
¿Qué habrá pasado con el jarrón? ¿Lo tiró Draco, el viento o qué, quién?
¿Qué creéis que le ocurre a Hermione?
¿Qué creéis que hará Draco?
¿Qué os parece la relación entre Hermione y Reeves Golden?
Si tenéis alguna sugerencia o crítica, estoy abierta a todo. ;)
Bueno, muchas gracias a todos mis reviews¡¡¡Me dais muchas ganas de seguir publicando nada más para escucharos¡¡¡ ;) Gracias a:
Jenny/Jade
Floriana-17
Aislinn3
Anne M. Riddle
Tami-Draco
Lonesome-hero
Ross Malfoy
Mai-v
GRACIAS¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Les quiere con todo su corazón
Lira Garbo
