No es historia de amor
SpyProngs19: Jeje, ¡gracias amiga! :D Me alegro de que te guste¡ Jajajaja, no sabes lo mala que es mi mente...cuando quiere, ahora no, quiere paz. :P No¡No¡Mi imaginación libre no¡que es peligrosa, jajaja. ;) Continuaré¡ Jejeje, Draco siempre está buenísimo..jejeje:P Cuídate tú también, preciosa. Un besazo¡
Afrodita:Hola amiga¡¡Corrí un poquillo pa subirlo pero, bueno..todo por vosotr@s¡ Jeje, va bien, ¿Tu crees? :P jajajaja, ah, nuse, nuse...jeje, ya lo sabréis¡Jejeje, ¿no te da buena espina? Ui, ui..qué mal..:D con lo bueno que es Reeves¡ Ahhhhhh, la conversación entre Draco y Herm yo no digo ni mu¡¡¡jejejeje, pronto¡pronto¡ ;) además sino no tiene intriga, lo suyo es darle emoción, ¿no? jeje, muchas dudas ;) Ya te aclararé a su tiempo. Un besazo guapa¡¡¡¡
Floriana-17: Hola guapa¡¡ Lo más rápido que pude¡¡¡¡ Qué será, será..qué será...jeje... Ay, ay, con lo bueno que es Graham...como su hijo¡¡¡jajajajaja, sí, Reeves, ay que lindo es. :D Un beso, ¿quién fuera Hermione para que le robara Reeves un beso¡¡¡¡Te puedo asegurar que los celos de Draco serán un hecho. ;) Un besazo guapísima¡
Jaina:¡Hola! Me alegro muchísimo!!! :D No sabes cuánto te admiro y con esto, uf, gracias por leerlo¡ ;) Jeje, Draco, sí, muy "hormonal", jaja. Qué bien que te esté gustando¡¡ ;) Un besazo¡
Lonesome-hero: Ja, ja, ja, ¿te gustó? Me alegro mucho :D The best¡ ¡This the best! jajaja :P Los habrá mejores....jeje :) Qué bien que te gustó. Pedazo de final...firma Lira Garbo :P
Dark Raxiel: jajajajajajajajajajajaajajajajaajajajjaajajajajaajajajajajajaajjajajajajaja ay que me den algo que me atraganto de la risa, XD XD XD XD ;);) qué bueno¡¡¡¡jajajajajja, ay, ay, bueno, me establezo, jajaja, sí, sí :D A ver, debo decirte, querida amiga que...mmm, tus teorías no son las acertadas, jajaja. Sólo has acertado 1 de todo el resto, lo demás está mal¡¡¡¡ay q ver.. jajaja, la frase que puse es una que vi por internet y me gustó así que la puse. Todo lo que fluye no permanece, es bonita :D jejeje, escribiste mucho pero, jajaja, no sabes lo que disfruté¡jeje, un enigma para que te rompas la cabeza :P Hermione y Draco, tranqulos? jejeje, That's the question, amiga, that's the question, jejejeje, jejejeje, no me dejes¡¡¡¡:( jejeje, un besazo guapísima¡
Jenny/Jade : jajaja, todas con el Reeves, que sospechoso, jejeje, q malas que sois¡ jejeje, Draco y Herm eclipsaron¡ jejeje, :D desde luego que son felices juntos, desde luego, ui, ui, q se me va la cabeza con malos pensamientos, jijiii ;) Muchos besazos preciosa¡
Abril Fouquet: Aloha amiga¡¡¡jejeje, tu idola y la mía¡¡¡ Jajaja, otra igual¡Todas estáis convencidas que el causor del ataque a su propio padre fue Reeves..mmmm, jejeje, no más besos, jajajajaa, lo siento pero, creo q no podré cumplirlo. :P Jajaja, sí, muy cálido, nada de frío :P Ay, ay, no, que va, eso no se apaga, Draco es puro fuego...ay, ay..que me quemo :P jajajajajaja, vamos a encender a Draco¡¡jajaja Me daré una vueltita por tu fic, no dudes ;) Un besazo AMOR Y PAZ, Lira
Ross malfoy: Hola amiga¡¡¡¡Jejeje, eso es bueno¡ jeje, con la de personas que mueren congeladas, es mejor estar bien..ejem...acogidas al calor, ¿no? XD jejeje. Draco posesivo. ¿A ALGUIEN LE PARECE DRACO POSESIVO?Que va, que va....:P Ay, sí, cuando Herm y Ron se vuelvan a ver, nos cargamos a Draco de un paro cardíaco XD jejeje, desde luego que eso habra que verlo. ;) ¿Qué será, será, será? :P Ser o no ser, esa es la cuestión, jeje. Se sabrá más del medallón adelante. :D Sí?La emoción y el misterio siempre van unidas a Draco y a Herm ;) jaja, desde luego que sí, muy hermoso (babas, babas y más babas al pensar en Reeves, en Keanu Reeves y en Sirius, ay que calores¡¡) jejeje, pos no sé, no te digo que no se parezcan.. Sí, no, no lo habías mencionado o yo no me había enterado. :D Yo de tus fics preferidos? :# Ay no sabes lo que me alegra eso¡¡¡jeje. Bueno, yo te doy permiso pero, digo yo, no podría publicarlo yo? no es que tenga nada de malo ni nada pero no sé, me da un poco de..buah, no sé como decirlo. Es mi fic y lo tengo como un hijito o algo así. Muy parte de mí. Por mi encantada pasarme por allí¡ ;) Gracias¡¡ Ok, sigo pronto¡jeje, un besazo preciosa¡
Nicol-Aru:Pues tranquila que vas a seguir con la boca abierta¡¡¡jejejejje :P Estuvo bien¡qué bien, jejeje:P No, si yo fuera Herm..jeje, si yo fuera Herm, me lanzaba al cuello de Draco y no lo soltaba, ay, ay, instintos asesinos sueltos, jajajaja :D Draco está como quiere y más (babas, babas, babas...ay..) XD . Entiendo que estuviste ocupada pero me alegra muchísimo que estés aquí leyendo mi fic y opinando ;) Muchas gracias. ¡Sí! Lo estoy siguiendo, el tuyo y mucho más¡ Yo también intento dejarte reviews¡ ;) Jejeje, la incertidumbre..la incertidumbre...jejeje..no, no te matará pero te aseguro que la notarás, soy una experta en dejar incertidumbre (a la porra la modestia, XD) Ay, que lokita estoy. Mmm...duda, ¿qué siente Herm por Draco? En este capi se te va a aclarar. ¿Vale? No quiero adelantar nada. ;) Pero, si terminas el capi y aún sigues en duda, preguntamelo de nuevo, ok? jajajja, eso, eso¡yo quiero un poquito de Draco¡Para mi el pelo y la pierna¡¡¡jajajaja. Ey, ey, ¿cómo que tiene que sentir algo por él porque sino no se dejaria llevar? Que yo no he conocido nunca a Draco y que me lleve¡¡¡¡¡jejeje ;) Bueno preciosa muchísimas gracias por tu review que me encanto y millones de besos¡¡¡
Cristalgirl :Hola¡¡¡Me alegro de que te guste¡ ¿Qué cómo le hago? Pues..mmm...comiendome la cabeza con los textos, los diálogos, las zonas, jeje, así sale esto pero, es difícil. ¿Te sorprendo? Ay, ay, que cosas tan bonitas, me sacas los colores :# Ay, ay, jeje ;) ¿Te enredé en la historia? Wuau, bien¡ Gracias, muchas gracias. No te gusta que se trate solo de sexo y no amor. Mm..yo tenía ganas de hacer un fic así pues soy una cursi empedernida, (sí, no tengo remedio) y quería probarme que podía hacer una historia "sin amor". Por eso es así. Pero te prometo un D/Hr muy pasional cuando termine este, ¿ok? Bueno pues aquí te desvelo la intriga, jeje, un besazo¡
ANgiE-SBM: Jeje, no importa, ;) Gracias¡ Bueno que no se te vuelva a olvidar, ¡eh! ;) La mejor pareja sin lugar a dudas, o por lo menos mi preferida :P Bueno...eso de dejarse de jugar...ejem, ejem. :P Bueno, muchos besos¡¡¡
Anne M. Riddle: :D Hola amiga¡ :D ¿Te encantó el capítulo? Bien¡ jeje, Draco así de posesivo, celoso e irremediablemente con esos ojazos grises es adorable siempre¡¡¡¡¡jeje ¿Perfecto???Uf, no qué va¡ Jeje, estará más perfecto a medida que el argumento se desarrolle, es decir, a medida que la historia se vaya dando de sí y los personajes estén en todo su auge y...en fin, eso. :D Un besazo amiga¡¡
11. Las cosas claras
Apenas un tenue rayo de luz se coló por la rendija de la puerta. La claridad se extendió lentamente por la habitación y se hizo persistente. El resplandor brillante iluminó la pálida piel de Draco Malfoy. Paseó por su torso desnudo y le dio en la cara. Los ojos comenzaron a escocerle y, sus párpados lentamente se fueron abriendo. Sus grises pupilas observaron aún cansadas el espacio. Respiró profundamente y, de repente se acordó de que no estaba solo. El fulgor siguió recorriendo las figuras y, chocó de repente con un bucle castaño, luego con otro rizo, con otro y otro. Bajó hasta llegar a unos rojos labios entreabiertos ligeramente. El rubio movió sus dedos y rozó la piel de Hermione. Cálida como su propia piel. El aroma de ella se mezclaba en él nublándole parte de sus sentidos. Sonrió feliz por aquello. Casi no podía creérselo. Hermione había pasado la noche con él. Allí, abrazados en la estrecha cama, encerrados en la habitación, solos los dos. Sentía su respiración pausada, sentía su pecho subir y bajar, el aire escapándose por sus labios. Era un paraíso. De repente la sintió moviéndose suavemente. Bajó los ojos la vio como Hermione abría la boca y bostezaba. Su tibio cuerpo comenzó a removerse en la cama. Abrió sus marrones ojos y observó la habitación, como segundos antes lo había hecho Draco. Estiró el cuello y apoyó la cabeza en la almohada volviendo a cerrar los ojos. El rubio la miraba tranquilamente. Hermione abrió de nuevo los ojos y se encontró entonces por primera vez en la mañana con unos profundos ojos grises expectantes a su reacción. - Buenos días. - dijo ésta. - Buenos días. - sonrió. - ¿Cómo has dormido? Alzó una mano y le acarició suavemente la mejilla izquierda. - He dormido muy a gusto. - ¿Sí? - Sí. Hubo un mínimo silencio que Hermione interrumpió con una pregunta: - ¿Qué hora es? Draco bufó. - No tengo ni idea. Dejó de agasajar a la morena y se echó totalmente en la cama. Hermione se levantó, dejando solo a Draco y abrió un poco la pequeña ventana del chico. - Está muy soleado. ¡Qué día! Draco giró la vista y abrió la boca, enderezando la espalda: - Eh...eh...eh...tu...tu estás...tu..eh... - tartamudeó. Hermione se volvió y lo miró. Él la señalaba con un dedo. La chica se miró y sonrió: - ¿Qué? ¿Qué dices? - preguntó inocentemente sabiendo perfectamente lo que ocurría. - Que tu...vamos, que...la ropa..que..tu, tu ropa... - ¿Mi ropa? ¿Qué le pasa a mi ropa? Malfoy carraspeó. - Que...eh...no la llevas..puesta. - No. - negó Hermione con sorna. - Vamos que...que...¡qué estás desnuda! La morena lo miró unos segundos y de pronto se echó a reír. - No le veo la gracia. - dijo Malfoy seriamente. - ¿No? Hermione siguió riendo sin parar. Paró. Los ojos grises de Draco la examinaban con detenimiento. - No tuviste bastante anoche, Draco. ¿Es bonito el paisaje? - Amm...no, digo sí..No y sí. - Muy bien. Hermione volvió a echarle una ojeada a la ventana. - Deben de ser las nueve o algo así. Draco asintió sin prestar atención. - Bueno... pues...me voy. - ¿A dónde vas? - A Cancún o a Hawai...sí. ¡Tonto! ¿Dónde voy a ir? A mi, mi habitación. Que no es ésta. - No. - negó Malfoy como si fuera evidente. - Pues...adiós. La chica hizo un ademán de irse pero, Draco la detuvo: - ¿No irás así? - ¿Así? - Desnuda por el pasillo... - Am.... - Hermione se pasó la lengua por los labios. - ¿Por qué no? - Porque..porque..no. Toma, tu vestido. Se levantó de la cama y cogió el vestido dorado que yacía en el suelo, junto al armario. Se lo dio. - No. - sonrió Hermione. - No voy a ponérmelo ahora. No creo que Mayra y Johny crean que...voy a ir con esto puesto, ¿no? - No. - Malfoy estaba totalmente embelesado. No escuchaba a la morena tan solo miraba el resto de su cuerpo. - Así que... - se acercó a la cama. - Me llevo ésto. Tiró fuertemente de la sábana y la sacó del colchón. Echó su vestido encima de ésta y enrrolló la sábana en su cuerpo. - Ah..ah..bien, bien. - asintió Draco. - Entonces... Caminó despacio. Miró al chico. Alzó una mano y le tomó un mechón rubio. Sonrió y le besó en los labios entreabiertos. Volvió a sonreír ampliamente. - Hasta luego, Draco. Con un dedo le impulsó suavemente el mentón hacia arriba para que cerrara la boca. Sonrió de nuevo y se perdió por la rendija de la puerta dejando a Draco solo en la habitación.
- Buenos días. - ¡Hola! - dijo con una sonrisa. - Hermione, te veo muy...contenta, esta mañana. - le dijo Johny mientras sacudía la bayeta con la que limpiaba el polvo de la mesa. - ¿Sí? Bueno... ¿y Mayra? - ¡Aquí! Una cabezilla revuelta de pelo negro apareció por la cocina. - Buenos días, May. - saludó Hermione. - Es cierto, Johny, ¿no se lo notas en la cara? Mayra le exámino el rostro. Hermione sintió que se sonrojaba por la mirada turquesa de la maorí sobre ella. - ¿Qué tendría que notar? Oh, Mayra, basta. - rió ella. - Naranjas, ¿hay naranjas? Johny sonrió y agitó la bayeta: - Sí, hay. ¿Quieres un zumo? - Me gustaría. - asintió Hermione. - Johny es un experto en zumos de naranja. - dijo Mayra guiñándole un ojo. - Pues... - cabiló la reportera. - Me tomaré un zumo de naranja disfrutando del sol en el jardín. Tenía que pensar.
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Se tumbó sobre la hierba verde. A su alrededor la mezcla de aromas y sentidos la embriagaban haciendola sentir muy a gusto allí, en el paisaje. El sol brillaba como nunca en el firmamente produciendo un hermoso día. Sorbió un poco del zumo y tomó aire. Ginny, tenía que llamarla, quería contarle todo lo que estaba sucediendo. Ron, ¿qué sería de él? No, no debía pensar en él. Harry, tan ocupado, no se había podido despedir antes de su viaje a Nueva Zelanda. Reeves, tan bueno siempre con ella. Tan...tan...cálido. Tan lleno siempre de alegría. Aún tenía grabada en su mente la conversación de la pasada noche.
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Sonrió levemente. Draco Malfoy. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Hacia pocos minutos que había estado con él, aún recordaba su rostro pálido, sus ojos grises y su confusión. No sentía ninguna culpabilidad por lo que había pasado. No, ¿por qué agobiarse? Como decía Ginny, había que disfrutar. No, no quería amargarse pensando y pensando. Con Draco era actuar, acción. Aún sentía sobre ella la piel del rubio, el placer que había sentido, los besos perdidos, las caricias prohibidas. Era un juego, sólo un juego a ver quién podía más. Sin pensar, ¿para qué razonar? Se habían deseado y cumplido el reto. Cogió aire y respiró profundamente. ¿Qué sentía ella por él? ¿Qué habían sentido juntos aquella noche? ¿Qué ocurría, qué le ocurría a ella? ¿Por qué se comportaba así? No sentía nada especial. No era amor, ni siquiera cariño, sólo una cosa, algo que aún permanecía en su cuerpo, el deseo. Deseaba sus besos, anhelaba de nuevo su cuerpo. Suspiró. ¿Acaso era algo malo? ¿Acaso había cometido algún pecado acostándose con alguien que no amaba? Le había gustado estar con él. Una buena experiencia. ¿Por qué debía de ser malo? Se había dado cuenta de que en la oficina, en Londres, también deseaba acostarse con él pero, allí tenía a Ron. Allí todo era distinto, no, allí nunca podría haber ocurrido porque allí él siempre sería Malfoy y ella siempre sería Granger, jamás Draco y Herm, jamás. Dentro de su apariencia recatada y cabal se escondía la personalidad que sólo en sus años de adolescencia loca había utilizado. Aquella Hermione para la que las reglas desaparecían, para la que el juego de la seducción era todo un desafío y un gusto. La maestra en hechizos por los que cualquier hombre podía perder la cabeza. Era parte de su personalidad aunque, pocos la conocían y, Draco, era uno de esos pocos. Sorbió el zumo, realmente delicioso, muy dulce. Dejó el vaso en la hierba algo alejado de ella. Cerró los ojos. El sol le daba de lleno a ella alumbrando su figura y le producía un placentero calor y un maravilloso paisaje.
Estaba tumbada en la hierba. Con los ojos cerrados y el cabello derramándose por todo el espacio. ¿Por qué ella? ¿Por qué no otra? Por su mente pasó una pequeña niña de once años, con el pelo alborotado, enmarañado y castaño, unos ojos chiquitos en su cara, unos dientes de conejo, repelente y sabelotodo. Y miró a la Hermione Granger que tenía frente a él. Atrás había quedado esa imagen. Ahora había cambiado, y mucho.
Su pelo seguía castaño, ondulado y lleno de rizos, sus ojos, oh, sus ojos eran el centro de ella, rebosaban de una coquetería propia y una profundidad inmensa. Su boca era dulce y sabrosa, recordó los besos que le había dado, el escalofrío que había sentido. Pensó en todas las cosas ocurridas en esa noche. Salió de la casa, en su mente las acciones y las palabras se mezclaban con el tiempo real. Había cumplido su deseo. En parte, sí. Había estado con ella, dos veces. Había dormido junto a ella. Había respirado su aroma, aquel veneno que le creaba adicción, peor que cualquier otra droga. Y estaba allí, tan sola, tan aparentemente frágil y tan falsamente inocente. Hermione parecía un modelo de persona, inteligente, educada, culta pero tenía doble personalidad. A él mismo le había sorprendido su impulsividad, su arrojo, su pasión totalmente desconocida...Le encantaba cuando le hacia sufrir de aquella manera, cuando coqueteaba descaradamente con él, cuando lo miraba partiéndolo en dos con los ojos. Sus besos desprevenidos, candentes, eternos. Pero no, era Draco Malfoy, no, una mujer no podría con él y menos Hermione Granger.
Iba a acercarse pero, Mayra surgió justo detrás de él. - Señor Malfoy. ¡Hermione! - los llamó. La morena abrió los ojos y se levantó sin observarle. Draco la revisó aunque, no hizo falta alguna pues, su imagen la tenía grabada en la retina y el cerebro como una foto perpetua. - ¿Irán a visitar a los señores Golden? - preguntó la maorí. - Sí, por supuesto. - asintió Hermione. - ¿Por qué lo preguntas? - inquirió Draco frunciendo el ceño. - El señor Reeves ha llamado preguntando por usted. Se giró y miró a Hermione directamente, olvidando la presencia del rubio. - ¿Por mí? - dijo Hermione con un tono extraño en la voz. - Así es. Yo le he dicho que irían ahora. - Bien dicho, May. Ahora mismo Draco y yo pensábamos ir. ¿No es cierto? Clavó su pupila en sus ojos grises. - Claro. - afirmó Draco. La chica sonrió satisfecha. Pero, él no quería, no tenía ninguna gana de ir a visitar la guarida del enemigo.
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- Supongo que estarás deseando ver a tu querido Reeves. - soltó sin poder evitarlo. "Mierda, ¿por qué lo he dicho?", pensó culpándose al instante. Hermione no contestó inmediatamente. Hizo un mohín con los labios y suspiró lentamente. - Pues sí, la verdad. Golpe bajo. - Estoy deseando verle. Draco apretó el puño. Hermione sonrió. - ¿Y qué le dirás? ¿Simplemente buenos días o, sabes qué ayer Draco y yo nos acostamos? Hermione paró y le miró. Su sonrisa había desaparecido pero conservaba el semblante calmado. - No le diré ninguna de las dos. Y tu tampoco. Si sabes lo que te conviene. El rubio no entendió el motivo de sus palabras y abrió la boca para protestar: - No dirás nada a Reeves si quieres que lo de anoche... - bajó el tono para convertirlo en un susurro. - se vuelva a repetir. De nuevo golpe bajo. ¿Qué opción tenía? Hermione recuperó la sonrisa, un poco menos amplia pero igualmente muy provocativa.
- ¿Cómo está tu padre? Hermione al fin no utilizó ninguna de las dos opciones. - Perfecto. ¿Y tú cómo estás? "La baba, Reeves, que chorrea", pensó Draco maquiavélicamente. - Muy bien. "¿Cómo va a estar si ha dormido con Draco, "El dios"?", se rió mentalmente. Los verdiazules ojos de Reeves chispeaban felices vislumbrando a Hermione.
- ¿Dormiste bien? - preguntó Reeves, simplemente por sacar un tema, por oír a Hermione. Draco sonrió. - Sí, la verdad que dormí como nunca antes. "Desde luego, nena, dormiste conmigo". Reeves se la comía con los ojos. Draco no se molestó ni tan siquiera. "Pobre ingenuo, vas a quedarte esperando mucho si crees que es fácil". Volvió a sonreir. Por un segundo el joven Golden desvió la mirada de Hermione y la posó sobre Draco. - Draco, te veo feliz. - le dijo. - Lo estoy, Reeve, no sabes cuanto. Será el sueño que fue bueno para todos. Hermione sonrió. ¿Qué podría estar sucediendo en su cabeza? ¿Qué estaría sintiendo? - Ojalá siempre sea así. - soltó ésta. Draco abrió la boca. - Si todas las noches fueran como éstas... - suspiró Hermione. - me replantearía todo dos veces. ¿Replantearse? ¿Qué tenía que replantearse? Por primera vez en la mañana Draco se sintió muy nervioso. - ¿Cómo qué? - le preguntó Reeves. Draco esperaba con el gesto pacífico pero, dentro de él, todo era puro nerviosismo. - Como cambiar de colchón. - sonrió ella. Reeves y ella rieron. "No tiene ni puta gracia", pensó Draco un poco furibundo. - ¿Dónde está Graham? - preguntó. - Mi padre está en la terraza... - Os dejo solos. Dedicó una última mirada a Hermione y se marchó.
Le asombró saber que el gran ex auror, el mejor auror de todos los tiempos, su ídolo y el de millones de personas en todo el planeta, él, Graham Golden, después de haber sufrido un ataque estuviera así, sentado en una silla en su jardín, tranquilamente observando el paisaje. Conversaron ánimadamente sobre la fiesta y los invitados. También Golden le contó algunas anécdotas sobre sus misiones. Misiones contra mortífagos. Draco se estremeció al oírlo. Graham contaba cómo había descubierto una guarida secreta de mortífago y junto a algunos compañeros habían entrado en ella, matando a algunos de los más poderosos jefazos. Golden lo contó pausadamente, recordando cada detalle, parecía que podía tocar las cosas, ver los colores, sentir los olores, parecía recordarlo todo con tal precisión que Draco creyó vivirlo en su propia piel. El rubio respiró hondo cuando Graham terminó el relato. Esa vez fue una de las tantas en la vida de Draco Malfoy en las que tuvo que decidir entre las dos cosas que más odiaba. Entre su pasado y entre su conciencia. No sabremos jamás cuál habría elegido. Quizá habría cedido a su pasado, mezclándose con todo su dolor y habría callado por temor a que todo volviera de nuevo con tal fuerza que lo hundiera. O quizá su conciencia habría sido más poderosa. Quizá la parte razonable de su cerebro le habría ordenado a confesar. Ya no era aquel chico malvado, sí, había parte de él viviendo aún dentro del cuerpo de Draco Malfoy pero, su gran mayoria era una persona distinta, no se puede decir que alguien bueno pero, mentiríamos al decir que era alguien malo, o tan malo como había sido alguna vez. Y, en esa renovada personalidad existía la voz de la conciencia. Sin embargo, no hizo ninguna de las dos porque, antes de esto el verdiazul habló: - Sé lo que ocurre, Draco. El rubio tragó saliva. - No sé a qué se refiere. - Me refiero, - dijo tranquilamente. - a que sé que has encontrado el medallón y sé que tú eres el que lo tiene, y el que lo esconde. - ¿Qué? No entendía nada. ¿Qué? ¿Qué decía? ¿Cómo era posible...? - Sé más de lo que piensas, Draco. Sé más de tu pasado de lo que crees. No, no, no, su pasado estaba enterrado, todo había quedado atrás. No, él ya no era su pasado, ahora sólo era el presente. - Pero, no quiero mortificarte sólo quería decirte que, yo arranqué el medallón a la persona que me atacó y, la persona que lo hizo no era la primera vez que lo llevaba a cabo. Áquel que me atacó anoche fue el que lo hizo años atrás, el causante de mi retirada, el jefe de los mortífagos. La garganta le ardía, el corazón le iba a mil por hora. El jefe de los mortífagos. ¿Quién?
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- Estás muy callado. No contestó. Llevaba las manos en los bolsillos. Su cabeza no se encontraba allí con ella, no, su mente volaba por años atrás. Cuando su padre y él acudían a las reuniones secretas de los mortífagos, mortífago que él podía haber llegado a ser. ¿Quién era el jefe? Su padre nunca lo había mencionado. ¿Quién, quién? ¿Cuáles eran las familias más importantes en aquella época? Sí, los Malfoy, los Parkinson, los Zabini, los Crabble, los Goyle, los Lestrange... No, el jefe, ¿quién? - Draco. La voz de Hermione lo sacó de su trance. Lo miraba con los ojos veloces y sagaces. No, no quería mirarla. No quería volver a sentir como lo dominaba, no, tenía que pensar en... - Draco. Ella se acercaba peligrosamente a su rostro. Sus labios brillaban más que nunca. Rojo, rojo pasión, fuego, llamas, sangre. Se apartó unos centímetros pero ella era como un imán que lo atraía sin remedio. El sentirla tan próxima a él le trajo de nuevo nervios y deseo. Su cerebro comenzó a dormirse para despertar su cuerpo. Hermione le besó en las comisuras de los labios, tan delicadamente como si lo hiciese por primera vez. Aquel contacto lo encendió como la chispa necesaria para el propio movimiento. Deseaba que siguiera besándole. No quería que parara de hacerlo. La chica se apartó, respirándose el aire caliente de sus respiraciones. Draco cerró los ojos sintiendo el perfume de ella mezclado con todos sus sentidos. Hermione volvió a besarlo. Draco entreabrió los labios y Hermione se coló en su boca formando un beso profundo. Corto pero bueno. Más, por favor. Por favor no pares, no. Lo volvió a besar. No, no se iba a escapar tan fácilmente. La agarró allí donde la espalda pierde su nombre. Estaban en mitad de la vegetación de Waiheke. - Perdámonos. - le susurró Hermione en el oído. ¿Cómo rechazar semejante proposición?
Sólo veía sus rizos castaños flotando delante de él. Algo dentro de sí se removía, quería cogerla, atraparla. Un nerviosismo intenso se iba apoderando de su cuerpo, de su mente... Hermione se paró en mitad del páramo. - ¿Dónde estamos? - preguntó Draco. - Shh.. Hermione colocó su dedo índice en los finos labios de Draco. Lo miró con unos ojos devoradores. El marrón de sus ojos parecía más oscuro y tentador que nunca. Y más con esa mirada, y más con esos labios tan rojos, con esa personalidad tan enloquecedora. - ¿Y qué más da eso? Ahora mismo eso es lo que menos importa, Draco. "Lo que menos importa"..."Lo sé"..."Draco, Draco, Draco, Draco", resonaba en sus oídos. Sus labios, sus ojos, ella, ella...Tentación, deseo, - Bésame. - le pidió la morena. Lo que ella quisiera. Como le ordenara. Ansiaba besarla, ansiaba tenerla de nuevo. Con ímpetu la besó. Quería retenerla en el beso. Quería apagar con él sus fantasías. Derrocar la imagen de Hermione que había grabada en su cerebro. Quitarla para siempre de allí. Borrar lo inborrable, pedir lo imposible. Un gemido se escapó de sus labios. La tensión iba en aumento y junto a ella, el deseo. Los árboles los ocultaban. Altos y enardecidos robles, pinos largos y finos, eucaliptos frondosos, arbustos coloridos. Tapados entre sus hojas, entre sus ramas y sus troncos. Respirando el aire a bosque, el ambiente tibio del lugar una similitud a ellos, a su calor. Algo ardiente, algo candente, su propia identidad, sus personas, ambas fuego, ambas apasionadas. Una sombra reflejaba en la corta hierba verde sus figuras. Cubrieron a la siluetas al echarse encima. Dieron una vuelta sobre sí mismos al rodar sobre la hierba quedando Draco pegado a ésta. Se volvieron a besar con más anhelo. Hermione con las dos manos jugueteó con el cabello rubio de Draco. El chico bajó hacia su cuello que saboreó a besos. Hermione sonrió. Se alejó unos centímetros y observó su cara. No tardó en volver a aproximarse pero, esta vez sus manos fueron a parar al polo celeste que llevaba él. Las introdujo por debajo y acarició suavemente con sus uñas el torso de Draco, sintiendo como su vello se ponía de punta. Subió aún más el polo hasta la altura de su pecho y bajó la cabeza. Sus rizos cayeron en el aire. Malfoy olió el perfume de su cabello y abrió la boca dejando huir por ella jadeos de ahogo. Terminó quitándole el polo celeste, dejando descubierto su tórax. Hermione besó con frenesí toda la piel que estaba ante ella. Una piel pálida pero suave. Suave como seda, que acarició con dulzura. Dejó olvidada aquella parte ya explorada y siguió desnudando las partes ocultas. Paseó las manos por sus caderas. Sus rizos seguían avanzando y le producían al rubio un cosquilleo placentero. Desabrochó sus pantalones y, cuando se disponía a quitárselos, Draco la paró. Cogió suavemente las muñecas de Hermione y la inclinó hacia un lado, tirándola a la hierba. Distinguió una sonrisa en la cara de ésta. El rubio se deshizo de todo el resto de ropa que le quedaba, a excepción de su ropa interior. - Ahora me toca a mí. - le susurró a Hermione. Comenzó quitándole los zapatos, unos finos tacones negros. Deslizó los pantalones de la chica que acabaron junto a los suyos. Hermione tenía cerrados los ojos y los brazos apoyados en el suelo. Con esto comenzó a acariciar las piernas de la chica masajeándolas con tersura. Observó sus gestos. Puso las manos en su cintura y bajó lentamente por ella, por sus caderas, torneando sus muslos. Supo que le gustaba por el gesto complaciente de su rostro. Por ello acarició con más ahinco esta parte, besándola, mordiéndo levemente su piel, apretando con fuerza su cuerpo al suyo. - Para, para. - le pidió ella con la voz entrecortada. Lo estaba consiguiendo, estaba pudiendo con ella, por primera vez él ejercía el control sobre ella. Por primera vez él llevaba el peso de la acción. - No pienso hacerlo. - la desafió. Tampoco ella quería que parara. Tampoco quería que acabara. Abrió sus ojos marrones encontrándose con la mirada gris de Draco. Intentó hablar mas él no perdió tiempo. No podía dejar que hablara, no podía dejar que lo volviera a dominar. La besó, levantándola ligeramente con una mano y con la otra arrebatándole de su blusa. Esta vez besó su pecho con más rapidez aunque sin detenerse en ningún sitio. - Draco... La calló de nuevo oprimiendo su boca con la suya. La desnudó ávidamente, a veces impedía que hablara con besos cada vez más intensos y prolongados, cada vez le costaba más continuar. Una presión protestaba dentro de su cuerpo. Una presión persistente y aguda. Estaba allí, tan solo cubrida por su cabello y gobernada por sus ojos. - No esta.... - la besó. No, no podía. - En igualdad.... De nuevo la volvió a besar. La excitación iba velocísima por todo su ser. - De condiciones. La dejó respirando agitadamente debajo de él. Sintió como él mismo respiraba con dificultad. Estaba en tensión sin embargo, muy vulnerable. Ágilmente Hermione lo besó y aprovechó para tirarlo a la hierba, deslizarse rápidamente y desnudarlo completamente. - ¡Eso no vale! - se quejó Draco, sonriendo. - ¿Ah, no? - preguntó ella, inocentemente, muy coqueta. - Sí, claro que sí. Estiró la mano y acercó su rostro, llenándosele la palma de bucles marrones. La morena puso sus manos en el pecho del rubio. "Ahora sí", pensó. La cogió por las muñecas y entonces, en su desliz se introdujo en su interior. Hermione gritó con éxtasis. Tras unos segundos de lucha entre los dos, entre gemidos y jadeos consiguió hablar: - Esto no vale. Draco sonrió. - ¿Ah, no? Hermione sonrió juntando los labios. Gotas de sudor resbalaban de su frente y se perdían por su pelo y su cuello. - En la guerra y en el sexo, todo vale, muñeca. - dijo Draco tentador. Hermione suspiró cogiendo aire y volviendo a gemir intensamente. - ¿Todo? - Todo. Estaban tan unidos, tan enlazados uno con el otro, uno solo en dos. - Sí. - sus ojos lo vislumbraban con peligro. - Draco. - No. Cállate. - Draco, no quiero callarme.
- Hermione... Dominado, de nuevo, por ella. - Draco. Enredó un dedo en su cabello rubio. Lo besó de nuevo, lentamente, disfrutando del instante. En un segundo juntos llegaron a la cúspide. Aún susurrándose sus nombres.
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Los murmullos de los pájaros en el bosque, el susurro del viento, las hojas de los árboles....y las respiraciones de Draco y Hermione eran lo único que se escuchaba el el oásis. Ninguno se atrevía a hablar, quizá por no saber lo que decir o no arruinar el momento. Al fin Hermione habló: - Eres débil, Draco. Los ojos grises de Malfoy la miraron. Parecían haberse echo más hermosos aún de lo que eran. - No, no lo soy. - Te domino. - dijo con una pícara sonrisa. - A veces. - No, cuando quiero. - Cuando te dejo. Hermione rió. El sonido de su risa chocó contra los troncos y revotó en el oído de Draco. Estaba feliz, contenta. - ¿Soy tu debilidad, Draco? - Dime Malfoy. - dijo casi como una súplica. - ¿Por qué? - preguntó ella con cara de que no lo haría. - Porque si me dices Draco... No terminó la frase, se había dado cuenta de lo que pensaba decir no le convenía. - Porque si te digo Draco, Draco, te pongo...nervioso. - No. - ¿No? - Sí. Volvió a reír, dejandose caer en la hierba. Estaba hermosa, estaba esplendorosa. La deseaba, la quería para él, era un tesoro, era un simple sueño. - ¿A qué estamos jugando? Draco esperó la respuesta de Hermione. Los segundos de silencio pasaban. El silencio se hacia incómodo para Draco. - ¿A qué estamos jugando, Hermione? - repitió. - Dímelo tú. - Yo no juego, juegas tú, conmigo. Hermione se mesó el cabello. - ¿Es algo malo? - preguntó ésta. - Depende. No es algo muy bueno que te estés besando con Reeves Golden y te acuestes conmigo. - Tu y yo no somos nada, Draco. - dijo fríamente. Abrió los ojos y chocó con los de Draco. - O quizá sí. Sí, tienes razón. Somos una cosa. Compañeros ocasionales de sexo cuando surge la ocasión. - le clavó los ojos. - Sólo eso. Draco sonrió. - Me alegro de que sólo sea eso. - Yo también. Hermione se sentó con las piernas cruzadas sin perderle la vista al rubio. - No quiero contigo otra cosa que... - Lo mismo que yo, Granger. - sonrió. - Somos muy parecidos. - No me compares contigo, Draco. ¿Por qué se empeñaba en decirle Draco? ¿Por qué le gustaba tanto que lo hiciese? - No te comparo, sólo digo que tenemos varias cosas en común. - ¿Cómo cuáles? - preguntó arqueando una ceja. - A ambos nos gusta dominar. Hermione asintió. - A ambos nos gusta el sexo. Nos gustan las cosas nuevas, nos gusta hacerlas con discrección y... - Ambos somos conscientes de que estamos aquí. En Nueva Zelanda, y no en Londres. Draco frunció el ceño. - Somos conscientes de que ahora, estamos aquí, ahora somos Draco y Hermione pero, cuando no estemos aquí, cuando regresemos a Londres, tu volverás a ser Malfoy y yo volveré a ser Granger. ¿Entendido? - Perfectamente. - No hay más que hablar. Hermione se levantó y comenzó a vestirse. - ¿Nos vamos? - preguntó Draco. - Creo que Mayra y Johny nos van a echar una bronca. Es tarde. Rápidamente se arreglaron y se marcharon hacia Auckland. Todavía conservaban los recuerdos del momento y de las palabras dichas.
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Se echó en el sillón. Johny y Mayra se sentaron en el sofá. - Jonh. - dijo dulcemente Mayra. - ¿Por qué no echamos un miri - west? - Jo, May...¿Ahora? - preguntó Johny, con cara de cansado. Mayra puso un puchero. - Está bien. No me pongas esa cara. - se quejó Johny. Acto seguido abrió el armario cercano a la ventana y sacó una pequeña tablilla de madera con pequeñas fichitas negras y blancas. Se sentaron y comenzaron a jugar bajo la mirada de Draco. - ¿Te acuerdas, May, cuando éramos pequeños? Jugábamos casi todas las tardes al miri - west. - Con mis hermanos. - sonrió Mayra. La maorí miró a Draco. - ¿Usted no tiene hermanos, señor Malfoy? - No. - dijo secamente. - No, no tengo. Hermanos. Su padre ni siquiera lo quería a él. Tampoco quería hijos, lo tuvo para continuar con el apellido, con la generación, en realidad Lucius Malfoy aborrecía a los niños tanto como a los adultos. - Debía de aburrirse mucho. - dijo Johny al tiempo que movía una ficha negra. - Sin hermanos, ¿con quién jugaba? - le preguntó Mayra. Saltó con una ficha blanca tres casillas y quitó la ficha negra que había movido Johny y otra de al lado. - No jugaba. - ¿No? - Johny movió otra ficha negra. - ¿Cómo no va a jugar? Todos los niños juegan a algo. - Mayra quitó otra ficha de Johny. - Yo no era un niño normal. No jugaba, estudiaba, o jugaba solo. - ¿Tampoco jugaba con su padre? - preguntó Johny. Su padre. Su padre, Lucius jamás había jugado con él a nada, que recordara. Quizá, ¿al quiddich? No, siempre lo corregía, le gritaba que nunca llegaría a ninguna parte, que era un inútil como cazador, buscador o golpeador. Que era un pésimo jugador. Había llorado mucho por ello. Entre lágrimas siempre se repetía que llegaría a ser el mejor jugador de quiddich de Hogwarts. Impresionaría a su padre y no volvería a decir que era un inútil jugando al quiddich. No. Quizá...¿se habían vayado en la piscina, o habían echado una partida de cartas mágicas? No, su padre estaba siempre muy ocupado. Viajes para aquí, para allá. Consejo escolar, el ministerio. Nunca tenía tiempo para él y su tiempo de ocio lo dedicaba a cualquier otra cosa. - ¡Ah! - el gritó de Johny lo sacó de su ensimismamiento. - ¡May no me comas más! Mayra rió. - Así es el juego. ¿Señor Malfoy? - No, no.... - murmuró. - Ay, si mi madre estuviera aquí. Ella era muy buena al miri, ¿recuerdas, May?
Mamá.
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FLASH BACK
- Mamá, ¿por qué lloras? - ¡Lárgate de mi vista, Draco! - ¡Mamá no llores! - ¡Qué te vayas! - Por favor, mamá, le diré a la mujer que está abajo con papá que se vaya, tu no llores. - ¡Lárgate!
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- Mamá, el te hace daño, ¿por qué no lo dejas? - Yo amo a tu padre. - Mamá, él no quiere a nadie, mamá. - ¡Cállate! ¡El me ama, Draco, como yo a él!
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- Tu madre ha muerto. - Se ha suicidado.
- Dejó una nota. Decía que no podía vivir sin él, Draco. Quería morir, como tu padre.
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- ¡Te gané! Mayra saltó. Johny golpeó el tablero. - No es justo... Mayra le dio un beso en la mejilla. - Anda, tonto.. Los Malfoy no lloran, Draco. Los Malfoy son fuertes. Nada puede ablandar a un Malfoy. Ni siquiera la muerte de su padre. Se levantó del sillón y salió fugazmente de la casa. Mayra y Johny miraron en la dirección donde se había ido. - ¿Y a éste qué le pasa?
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- Nos vamos de marcha, Draco. - Vete con Reeves. - No, quiero que vengas. - No tengo ganas. - Claro que sí. Hermione se puso frente a él. Con las manos en la cadera. Draco miraba el vacío sentado en el silón. - Anda, Draco, vamos. - dijo Hermione seriamente. - Ya te he dicho que no quiero ir. - dijo bruscamente. - Me da igual, digas lo que digas vas a venir. - No. - Sí. - He dicho... Hermione se inclinó y lo besó. Con su mano acercó el rostro pálido de Draco al suyo. Malfoy la sujetó por la cintura para no caerse. De repente escucharon unos pasos en dirección a ellos. Una puerta que se abría. Se alejaron fortuitamente. - Hermione... - Mayra sonrió. En su mano llevaba una falda negra. - Toma, te he planchado lo que me pediste. - Oh, gracias, Mayra. Las mejillas de Hermione estaban un poco coloreadas de rojo. - ¿Qué...hacían? - preguntó Mayra con el gesto sonriente. - No quiero... - protestó Draco. - No quiere perderse esta noche. Reeves nos ha llamado. Vamos a salir esta noche. - ¿Por Auckland? - A Sky Tower. - ¡Guauw! - gritó Mayra.- Es un sitio espléndido. Se lo pasarán muy bien.
- Bueno, yo voy a vestirme. - dijo Hermione alejándose un poco. - Draco, no tardes. Malfoy se dio por vencido. - No.... Con una gran sonrisa Hermione subió las escaleras. Malfoy echó la cabeza hacia atrás y suspiró. Mayra le sonrió y de repente frunció el ceño. - Señor Malfoy, tiene brillantinas en la boca. Draco abrió los ojos y se frotó con la mano los labios. - Oh, sí, qué raro. - mintió Draco. Las brillantinas eran de Hermione. Se levantó. Se metió las manos en los bolsillos. - Bueno, voy a cambiarme. - dijo yendo en la misma dirección que Hermione. Al quedarse sola, Mayra se sentó en la mesa. - Qué raro. Juraría que Hermione llevaba pintalabios de brillantinas. Johny interrumpió sus ideas llegando para que lo ayudara a regar el jardín.
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Reeves estaba muy jovial. Con una camisa negra muy pegada al tórax y unos pantalones negros de tela. Como cuando se habían conocido. Con sus ojos verdiazules reluciendo como el oro. Hermione lo saludó. - Reeves, ¿dónde nos llevas? - A un lugar que seguro te gustará. "Te gustará. A ti, Herm. A ti, Draco, que te den.", pensó Malfoy. "Pobrecito, Reeves, que no te la voy a dejar, idiota", rió. Hermione llevaba la falda que Mayra le había planchado. Una falda negra aterciopelada. Unas medias de rejilla con unas botas altas negras y, tapando la parte de arriba una chaqueta de cuero marrón. Su cabello suelto, reluciente. Caminaron juntos hasta que se detuvieron frente a un pequeño descapotable gris plateado. - ¿Os gusta? - preguntó Reeves, sonriente. - Muy bonito. - dijo Hermione. - Un poco antiguo, ¿no? - exclamó Draco. - El mío es un 1008 con dieciséis caballos y dos cilindros más. Reeves arqueó una ceja. Luego sonrió. - Verás, Draco, no sé mucho de coches pero, este va como la seda. Con eso me basta. - ¿Tu coche? - preguntó Draco con guasa. - Así es. - ¿Nos vamos o no? - rompió el ambiente, Hermione. - Las damas primero. - dijo Reeves abriendo el auto. Hermione pasó dentro. Reeves y Draco se miraron con odio.
Reeves los paseó por todo Sky Tower. Había mucha gente paseando por la calle. Todo estaba lleno de luces. La vista era maravillosa. Serían las diez de la noche. Había pocos rincones oscuros, todo estaba iluminado con farolas, letreros publicitarios, coches, luces, mucha luz, luces por todas partes. - ¿Te gusta? - le preguntó Reeves a Hermione. - Es precioso. A la morena le brillaron los ojillos llenos de curiosidad y una fantástica sorpresa. - ¿Cuándo bajamos? - preguntó Draco, a su vez, un poco aburrido. - Ya. Reeves aparcó junto a una larga fila de coches. - ¿Hay guarda o algo así? - preguntó Draco un poco receloso. - Oh, Draco, no van a robar el coche. - Reeves sonrió. - Aquí, en Auckland, mejor, en Sky Tower, eso no pasa a menudo. - ¿No? Es decir que borrachos hasta los codos no son capaces de abrir un coche. - ¡Draco! ¡Reeves! ¡Vamos! Ambos miraron hacia atrás de ellos. Hermione caminaba por un sendero de acera blanca. Corrieron hacia ella y los tres andaron por el centro de Auckland dispuestos a pasar una gran noche.
******************************************************************** - ¡Voilá! Reeves señaló a un sitio con el dedo. - Disc Sky City. - leyó Draco. - ¡Una discoteca! - dijo alegre Hermione. - ¿Ganas de bailar, Herm? - le preguntó Reeves. - Me debes un baile. Muchos. Miró de reojo a Draco. Éste sonrió. - Ey, ey, aquí se baila "suelto", ¿y si encuentro un guapo neocelandés por aquí? ¡No os conozco desde este momento! Hermione rió y con ella Reeves. Draco arqueó una ceja. - Vamos a entrar. Reeves la cogió de la mano y tiró de ella hacia la discoteca. Draco bufó y los siguió.
Dentro hacia un calor insoportable. - ¡Qué de gente! - gritó Hermione. La música estaba muy alta. Draco divisó a Reeves y a Hermione alejándose un poco. Suspiró. ¿Qué hacia allí? ¿Cómo podía...? - ¡Draco! ¡Ven! - el moreno lo llamó con un gesto. Caminó arrastrándose hacia ellos. - ¿Qué queréis? - les preguntó Reeves. - ¡Bailar! - dijo Hermione saltando. - Un whisky doble. - pidió Draco. - ¡Uf! ¿No empiezas muy fuerte ,Draco? - le preguntó Reeves un poco receloso. - Eso es lo que quiero. Reeves se encogió de hombros. - Como quieras. ¿Y, tú, Herm? - Me da igual, algo fresquito. - Ok. - el joven Golden se fue a la barra a pedir. Hermione se quitó la chaqueta de cuero y la dejó en una mesa alta. Llevaba debajo una camisa cruzada, (N/a de las que se atan) roja con un escote de pico largo. - ¿Bailarás, Draco? - le preguntó al rubio. - Creía que yo sólo servía para... - se calló al ver la expresión de Hermione. - No para bailar. - Si no quieres, tú te lo pierdes. - sonrió Hermione. Se quedaron mirándose fijamente. Algo interrumpió la escena: - ¡Hola! Se sobresaltaron. Justo detrás de ellos, un chico de cabello negro y ojos del mismo color, bastante alto y delgado, le sonreía a Hermione. - ¡Hola! -le respondió Hermione. - ¡Soy Alan! - ¡Yo Hermione! - ¿Bailas, Hermione? - ¡Claro! En un segundo, Draco se quedó solo. Hermione le dedicó una última mirada que el tomó a burla. - Mierda. - masculló. Reeves llegó poco después con tres vasos. - ¿Y Herm? - Te la quitaron. - dijo señalando a la pista. - Está bailando con "uno". - ¿Con quién? - preguntó ceñudo. - Con "Alan". - dijo con retintín sorbiendo su whisky. Reeves bebió de su copa y la dejó en la mesa. - Muy bien. Se alejó de Draco y se introdujo en la pista de baile. "Idiota, es idiota", pensó Draco negando con la cabeza. Cerró los ojos. La música estaba muy alta. Hip-hop, no se entendía lo que decía el cantante. ¿Dónde se había metido? Él, allí, de locos. Echó la cabeza para atrás chocando con la dura pared, se mesó su cabello rubio con la mano. De repente una chica rubia muy atractiva se le acercó: - ¡Hola! Draco abrió los ojos. La chica sonrió coqueta. - Tienes unos ojos preciosos. - le piropeó. - Lo sé, gracias. - contestó Draco. La chica volvió a sonreír. "Qué curioso". Draco le sonrió también. - Y sonrisa bonita, también. ¿Qué no tienes lindo, guapo? - Tu lo has dicho, soy bonito en todos los estados. Ésta se echó a reír. Tenía una risa bonita. Sí, era guapa. Atractiva, pero ella... - Me llamo Ingrid. - Yo soy Draco. - Es un placer, Draco. Tenía una voz bonita, pero no pronunciaba como ella.... - ¿Bailas? Draco negó con la cabeza. Ingrid puso morritos. - Ya decía yo que no podías ser tan perfecto. Tenía unos preciosos ojos verdes, un cabello rubio hasta un poco menos de media espalda y una mini - falda vaquera que dejaba entrever unas largas y bonitas piernas. - ¿No te convenzo? - Bueno... - Draco rodó los ojos. - ¿Bueno? ¿Sí? - Te demostraré que soy perfecto. Incluso en la pista de baile. Ingrid volvió a reír. - Estoy entusiasmada. Con Ingrid al lado, Draco entró en la pista de baile. Nunca había bailado esa música. Demasiado muggle. Sin embargo, se defendió en la pista bastante bien. Ingrid tenía experiencia. Movía realmente bien las caderas y, como Draco había pensado, sus bonitas piernas y su delgado cuerpo era muy ágil. No lo pasaba mal pero...le faltaba algo. Se aburría, quizá sí. Echaba en falta... - ¡Guauw! La música paró, otra nueva canción empezó a sonar. - Joder, ¡bailas muy bien! - gritó Ingrid. - Ya te lo dije. Ingrid rió. Cuando terminó lo miró con unos ojos traviesos. Draco reconoció esa mirada. La había visto muchas veces pues era la causa de ellas. - No quiero ni imaginarme como serás en la cama, Draco. Hermione, ¿por qué pensaba en ella cuando surgía el deseo? No, ella no era única. - Cuando quieras te lo demuestro. - dijo acercándose a Ingrid. La chica sonrió coquetamente y pasó una mano por la cadera de Draco, mientras bailaban bajó más la mano y le agarró el trasero. "Joder y parecía tonta...", pensó Draco mientras la agarraba por la cintura. Siguieron bailando un par de canciones más. ¿Cuánto se resistiría? Ingrid seguía bailando y comenzaba a besarle el cuello sin soltarle el trasero y pegarse a él. D De repente, cuando terminó la canción, alguien los interrumpió. - Veo que lo pasas bien, Draco. Antes de volverse supo quien era. - Hola, Granger. Sí, muy bien, ¿dónde te dejaste a Alan? - ¿Quién es? - le preguntó Ingrid. - Me cansé de él. - ¿Es tu novia? - siguió preguntando Ingrid. - Es una compañera de trabajo. Hermione tenía el gesto serio. Sin embargo sonrió. - Por desgracia. Ingrid sonrió. Parecía que la respuesta, que no arruinaba sus planes con Draco, le había alegrado. - ¿Queréis algo? Tengo una sed... - Yo quiero un whisky. - pidió Hermione sin quitar la vista de Draco. - Yo algo fresquito, Ingrid. - ¡Ahora vuelvo! ¡No os mováis! La rubia se marchó dejándolos solos. Draco sonrió. - ¿Y tu querido Reeves? - Por ahí anda. - Ah...te estaba buscando. Le debías un baile. - ¡Oh! ¡Es verdad! - dijo Hermione poniendo un gesto ridículo. - Pero tu me debes otro. - Oh, mi pareja es Ingrid...lo sien.. Sin darle tiempo a terminar, Hermione lo empujó más adentro de la pista. Mucha gente se agolpaba en la pista. Ella se metió detrás de él y chocó contra el cuerpo del rubio. No había más espacio para alejarse. La música seguía sonando. El mismo cantante del principio con una letra mucho más rápida. Hermione se movió tal y como lo había echo antes Ingrid. Sin embargo, Ingrid era más ágil, más veloz, Hermione más sensual. Rozó el cuerpo de Draco. Draco imitó a Hermione y comenzó a bailar. Volvió a chocar con Hermione. La morena arqueó la ceja y se pasó la lengua por los labios resecos. Sus ojos marrones como dos almendras brillaban iluminados por las luces de la discoteca que los teñía de colores diversos. Pasó un brazo por el cuello de Draco. El rubio se estremeció. Estaban totalmente pegados el uno con el otro. Juntos en la pista. Los movimientos eran conjuntos. Sus cuerpos seguían el ritmo movido de la música y el compás que ellos marcaban. Era un juego peligroso. No apartaban las miradas el uno del otro, ni sus manos, las de Hermione en el cuello del rubio y las de Draco en la cintura de la morena. De repente la música cambió y la gente se dispersó un poco, dejando un pequeño espacio que los ingleses aprovecharon. Se separaron sin parar de bailar y de mirarse. Todo aquello parecía otro más de sus juegos de seducción, se dejaban llevar por el ritmo de la música como habían echo en dos ocasiones. Por sus mentes cruzaron dos momentos. Un día en Victoria Park, bailando una danza extraña alrededor de mucha gente. Un día en la mansión Golden bailando un baile lento. Dos situaciones en sus mentes como dos días señalados. El comienzo y la culminación de su pasión. Parecían decírselo con los ojos. Querían decírselo... - ¡Hermione! ¡Por fin! Hermione paró bruscamente y desvió la mirada de Draco. - Reeves... - Ven, ven... - dijo sacándola de la pista. Draco se quedó allí parado. - ¡Yu-ju, Draco! Se volvió. Ingrid lo llamaba, tenía en la mano tres copas. "Que te den", se dijo. Siguió el camino que habían cruzado Reeves y Hermione. - Ya, pero es que Alan me llevó a un sitio más alejado... - ¿Cuántas canciones bailasteis? - le preguntó Reeves. - Tres. - Y... - intentó preguntar Reeves. - ¿Tu cuántas, Reeves? - preguntó Draco. - Aún ninguna. La primera será con Hermione. - dijo sonriéndole. Hermione sonrió levemente. - Las bebidas sin tocar. - dijo Hermione. Cogió su vaso y bebió. Reeves la imitó. - ¿Cómo lo pasáis? - les preguntó el joven Golden. - Bien. - dijeron al unísono Draco y Herm. - ¡No habléis! - les dijo Reeves. - Si se dice algo al mismo tiempo y se juntan los dedos meñiques y se pide un deseo, se cumple, ¡hacedme caso! Reeves les unió los meñiques. - Pensadlo. Draco y Herm volvieron a mirarse. - Ya. - volvieron a decir al unísono. - ¡Ya no! - Reeves sacó la lengua y bebió de su copa. - Ay, mi padre...qué aburrido estará. - Se quedó con el mayordomo, tan sólo no estará. - dijo Hermione. - No, no está con Will. - contestó Reeves. - Es extraño se puso malo hoy mismo. Un poco después de que le dijera a papá que íbamos a salir esta noche. Draco tosió. - ¡Qué te ahogas! - rió Reeves. Golden. Graham Golden. Los mortífagos. Solo en casa. - ¡Imbécil! - gritó Draco tirando su copa. Iban a por él. Por eso Will se había puesto malo. Iban a acabar lo que intentaron hacer un día. Salió corriendo de la discoteca. Graham estaba en peligro. Su misión estaba a punto de cumplirse.
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!!¡HOLA!!! PEDAZO DE CAPÍTULO! NO OS PODÉIS QUEJAR! Aunque claro, he estado también más tiempo para terminarlo¡ ;) Bueno...
¿Os gustó? Ay, tengo ganas de ver vuestros reviews. Además, muchas cosas que comentar.
1º La escena del bosque. Cómo sé que os gusta mucho el Lemon (no es lemon, lemon..más bien un intento :P Quiero que me dejéis comentarios sobre si os gustó la forma en la que se hizo o la queréis de otra forma...o lo que queráis que para eso soy la escritora :P
2º Este capi deja claro que a Hermione solo le gusta Draco como amante en la cama y no siente nada por él. (Como decíais... Y Draco = aunque las conclusiones las sacais vosotr@s
Bueno espero que os haya gustado y que me preguntéis cosas¡¡¡Muchos besazos¡¡
Lira Garbo
SpyProngs19: Jeje, ¡gracias amiga! :D Me alegro de que te guste¡ Jajajaja, no sabes lo mala que es mi mente...cuando quiere, ahora no, quiere paz. :P No¡No¡Mi imaginación libre no¡que es peligrosa, jajaja. ;) Continuaré¡ Jejeje, Draco siempre está buenísimo..jejeje:P Cuídate tú también, preciosa. Un besazo¡
Afrodita:Hola amiga¡¡Corrí un poquillo pa subirlo pero, bueno..todo por vosotr@s¡ Jeje, va bien, ¿Tu crees? :P jajajaja, ah, nuse, nuse...jeje, ya lo sabréis¡Jejeje, ¿no te da buena espina? Ui, ui..qué mal..:D con lo bueno que es Reeves¡ Ahhhhhh, la conversación entre Draco y Herm yo no digo ni mu¡¡¡jejejeje, pronto¡pronto¡ ;) además sino no tiene intriga, lo suyo es darle emoción, ¿no? jeje, muchas dudas ;) Ya te aclararé a su tiempo. Un besazo guapa¡¡¡¡
Floriana-17: Hola guapa¡¡ Lo más rápido que pude¡¡¡¡ Qué será, será..qué será...jeje... Ay, ay, con lo bueno que es Graham...como su hijo¡¡¡jajajajaja, sí, Reeves, ay que lindo es. :D Un beso, ¿quién fuera Hermione para que le robara Reeves un beso¡¡¡¡Te puedo asegurar que los celos de Draco serán un hecho. ;) Un besazo guapísima¡
Jaina:¡Hola! Me alegro muchísimo!!! :D No sabes cuánto te admiro y con esto, uf, gracias por leerlo¡ ;) Jeje, Draco, sí, muy "hormonal", jaja. Qué bien que te esté gustando¡¡ ;) Un besazo¡
Lonesome-hero: Ja, ja, ja, ¿te gustó? Me alegro mucho :D The best¡ ¡This the best! jajaja :P Los habrá mejores....jeje :) Qué bien que te gustó. Pedazo de final...firma Lira Garbo :P
Dark Raxiel: jajajajajajajajajajajaajajajajaajajajjaajajajajaajajajajajajaajjajajajajaja ay que me den algo que me atraganto de la risa, XD XD XD XD ;);) qué bueno¡¡¡¡jajajajajja, ay, ay, bueno, me establezo, jajaja, sí, sí :D A ver, debo decirte, querida amiga que...mmm, tus teorías no son las acertadas, jajaja. Sólo has acertado 1 de todo el resto, lo demás está mal¡¡¡¡ay q ver.. jajaja, la frase que puse es una que vi por internet y me gustó así que la puse. Todo lo que fluye no permanece, es bonita :D jejeje, escribiste mucho pero, jajaja, no sabes lo que disfruté¡jeje, un enigma para que te rompas la cabeza :P Hermione y Draco, tranqulos? jejeje, That's the question, amiga, that's the question, jejejeje, jejejeje, no me dejes¡¡¡¡:( jejeje, un besazo guapísima¡
Jenny/Jade : jajaja, todas con el Reeves, que sospechoso, jejeje, q malas que sois¡ jejeje, Draco y Herm eclipsaron¡ jejeje, :D desde luego que son felices juntos, desde luego, ui, ui, q se me va la cabeza con malos pensamientos, jijiii ;) Muchos besazos preciosa¡
Abril Fouquet: Aloha amiga¡¡¡jejeje, tu idola y la mía¡¡¡ Jajaja, otra igual¡Todas estáis convencidas que el causor del ataque a su propio padre fue Reeves..mmmm, jejeje, no más besos, jajajajaa, lo siento pero, creo q no podré cumplirlo. :P Jajaja, sí, muy cálido, nada de frío :P Ay, ay, no, que va, eso no se apaga, Draco es puro fuego...ay, ay..que me quemo :P jajajajajaja, vamos a encender a Draco¡¡jajaja Me daré una vueltita por tu fic, no dudes ;) Un besazo AMOR Y PAZ, Lira
Ross malfoy: Hola amiga¡¡¡¡Jejeje, eso es bueno¡ jeje, con la de personas que mueren congeladas, es mejor estar bien..ejem...acogidas al calor, ¿no? XD jejeje. Draco posesivo. ¿A ALGUIEN LE PARECE DRACO POSESIVO?Que va, que va....:P Ay, sí, cuando Herm y Ron se vuelvan a ver, nos cargamos a Draco de un paro cardíaco XD jejeje, desde luego que eso habra que verlo. ;) ¿Qué será, será, será? :P Ser o no ser, esa es la cuestión, jeje. Se sabrá más del medallón adelante. :D Sí?La emoción y el misterio siempre van unidas a Draco y a Herm ;) jaja, desde luego que sí, muy hermoso (babas, babas y más babas al pensar en Reeves, en Keanu Reeves y en Sirius, ay que calores¡¡) jejeje, pos no sé, no te digo que no se parezcan.. Sí, no, no lo habías mencionado o yo no me había enterado. :D Yo de tus fics preferidos? :# Ay no sabes lo que me alegra eso¡¡¡jeje. Bueno, yo te doy permiso pero, digo yo, no podría publicarlo yo? no es que tenga nada de malo ni nada pero no sé, me da un poco de..buah, no sé como decirlo. Es mi fic y lo tengo como un hijito o algo así. Muy parte de mí. Por mi encantada pasarme por allí¡ ;) Gracias¡¡ Ok, sigo pronto¡jeje, un besazo preciosa¡
Nicol-Aru:Pues tranquila que vas a seguir con la boca abierta¡¡¡jejejejje :P Estuvo bien¡qué bien, jejeje:P No, si yo fuera Herm..jeje, si yo fuera Herm, me lanzaba al cuello de Draco y no lo soltaba, ay, ay, instintos asesinos sueltos, jajajaja :D Draco está como quiere y más (babas, babas, babas...ay..) XD . Entiendo que estuviste ocupada pero me alegra muchísimo que estés aquí leyendo mi fic y opinando ;) Muchas gracias. ¡Sí! Lo estoy siguiendo, el tuyo y mucho más¡ Yo también intento dejarte reviews¡ ;) Jejeje, la incertidumbre..la incertidumbre...jejeje..no, no te matará pero te aseguro que la notarás, soy una experta en dejar incertidumbre (a la porra la modestia, XD) Ay, que lokita estoy. Mmm...duda, ¿qué siente Herm por Draco? En este capi se te va a aclarar. ¿Vale? No quiero adelantar nada. ;) Pero, si terminas el capi y aún sigues en duda, preguntamelo de nuevo, ok? jajajja, eso, eso¡yo quiero un poquito de Draco¡Para mi el pelo y la pierna¡¡¡jajajaja. Ey, ey, ¿cómo que tiene que sentir algo por él porque sino no se dejaria llevar? Que yo no he conocido nunca a Draco y que me lleve¡¡¡¡¡jejeje ;) Bueno preciosa muchísimas gracias por tu review que me encanto y millones de besos¡¡¡
Cristalgirl :Hola¡¡¡Me alegro de que te guste¡ ¿Qué cómo le hago? Pues..mmm...comiendome la cabeza con los textos, los diálogos, las zonas, jeje, así sale esto pero, es difícil. ¿Te sorprendo? Ay, ay, que cosas tan bonitas, me sacas los colores :# Ay, ay, jeje ;) ¿Te enredé en la historia? Wuau, bien¡ Gracias, muchas gracias. No te gusta que se trate solo de sexo y no amor. Mm..yo tenía ganas de hacer un fic así pues soy una cursi empedernida, (sí, no tengo remedio) y quería probarme que podía hacer una historia "sin amor". Por eso es así. Pero te prometo un D/Hr muy pasional cuando termine este, ¿ok? Bueno pues aquí te desvelo la intriga, jeje, un besazo¡
ANgiE-SBM: Jeje, no importa, ;) Gracias¡ Bueno que no se te vuelva a olvidar, ¡eh! ;) La mejor pareja sin lugar a dudas, o por lo menos mi preferida :P Bueno...eso de dejarse de jugar...ejem, ejem. :P Bueno, muchos besos¡¡¡
Anne M. Riddle: :D Hola amiga¡ :D ¿Te encantó el capítulo? Bien¡ jeje, Draco así de posesivo, celoso e irremediablemente con esos ojazos grises es adorable siempre¡¡¡¡¡jeje ¿Perfecto???Uf, no qué va¡ Jeje, estará más perfecto a medida que el argumento se desarrolle, es decir, a medida que la historia se vaya dando de sí y los personajes estén en todo su auge y...en fin, eso. :D Un besazo amiga¡¡
11. Las cosas claras
Apenas un tenue rayo de luz se coló por la rendija de la puerta. La claridad se extendió lentamente por la habitación y se hizo persistente. El resplandor brillante iluminó la pálida piel de Draco Malfoy. Paseó por su torso desnudo y le dio en la cara. Los ojos comenzaron a escocerle y, sus párpados lentamente se fueron abriendo. Sus grises pupilas observaron aún cansadas el espacio. Respiró profundamente y, de repente se acordó de que no estaba solo. El fulgor siguió recorriendo las figuras y, chocó de repente con un bucle castaño, luego con otro rizo, con otro y otro. Bajó hasta llegar a unos rojos labios entreabiertos ligeramente. El rubio movió sus dedos y rozó la piel de Hermione. Cálida como su propia piel. El aroma de ella se mezclaba en él nublándole parte de sus sentidos. Sonrió feliz por aquello. Casi no podía creérselo. Hermione había pasado la noche con él. Allí, abrazados en la estrecha cama, encerrados en la habitación, solos los dos. Sentía su respiración pausada, sentía su pecho subir y bajar, el aire escapándose por sus labios. Era un paraíso. De repente la sintió moviéndose suavemente. Bajó los ojos la vio como Hermione abría la boca y bostezaba. Su tibio cuerpo comenzó a removerse en la cama. Abrió sus marrones ojos y observó la habitación, como segundos antes lo había hecho Draco. Estiró el cuello y apoyó la cabeza en la almohada volviendo a cerrar los ojos. El rubio la miraba tranquilamente. Hermione abrió de nuevo los ojos y se encontró entonces por primera vez en la mañana con unos profundos ojos grises expectantes a su reacción. - Buenos días. - dijo ésta. - Buenos días. - sonrió. - ¿Cómo has dormido? Alzó una mano y le acarició suavemente la mejilla izquierda. - He dormido muy a gusto. - ¿Sí? - Sí. Hubo un mínimo silencio que Hermione interrumpió con una pregunta: - ¿Qué hora es? Draco bufó. - No tengo ni idea. Dejó de agasajar a la morena y se echó totalmente en la cama. Hermione se levantó, dejando solo a Draco y abrió un poco la pequeña ventana del chico. - Está muy soleado. ¡Qué día! Draco giró la vista y abrió la boca, enderezando la espalda: - Eh...eh...eh...tu...tu estás...tu..eh... - tartamudeó. Hermione se volvió y lo miró. Él la señalaba con un dedo. La chica se miró y sonrió: - ¿Qué? ¿Qué dices? - preguntó inocentemente sabiendo perfectamente lo que ocurría. - Que tu...vamos, que...la ropa..que..tu, tu ropa... - ¿Mi ropa? ¿Qué le pasa a mi ropa? Malfoy carraspeó. - Que...eh...no la llevas..puesta. - No. - negó Hermione con sorna. - Vamos que...que...¡qué estás desnuda! La morena lo miró unos segundos y de pronto se echó a reír. - No le veo la gracia. - dijo Malfoy seriamente. - ¿No? Hermione siguió riendo sin parar. Paró. Los ojos grises de Draco la examinaban con detenimiento. - No tuviste bastante anoche, Draco. ¿Es bonito el paisaje? - Amm...no, digo sí..No y sí. - Muy bien. Hermione volvió a echarle una ojeada a la ventana. - Deben de ser las nueve o algo así. Draco asintió sin prestar atención. - Bueno... pues...me voy. - ¿A dónde vas? - A Cancún o a Hawai...sí. ¡Tonto! ¿Dónde voy a ir? A mi, mi habitación. Que no es ésta. - No. - negó Malfoy como si fuera evidente. - Pues...adiós. La chica hizo un ademán de irse pero, Draco la detuvo: - ¿No irás así? - ¿Así? - Desnuda por el pasillo... - Am.... - Hermione se pasó la lengua por los labios. - ¿Por qué no? - Porque..porque..no. Toma, tu vestido. Se levantó de la cama y cogió el vestido dorado que yacía en el suelo, junto al armario. Se lo dio. - No. - sonrió Hermione. - No voy a ponérmelo ahora. No creo que Mayra y Johny crean que...voy a ir con esto puesto, ¿no? - No. - Malfoy estaba totalmente embelesado. No escuchaba a la morena tan solo miraba el resto de su cuerpo. - Así que... - se acercó a la cama. - Me llevo ésto. Tiró fuertemente de la sábana y la sacó del colchón. Echó su vestido encima de ésta y enrrolló la sábana en su cuerpo. - Ah..ah..bien, bien. - asintió Draco. - Entonces... Caminó despacio. Miró al chico. Alzó una mano y le tomó un mechón rubio. Sonrió y le besó en los labios entreabiertos. Volvió a sonreír ampliamente. - Hasta luego, Draco. Con un dedo le impulsó suavemente el mentón hacia arriba para que cerrara la boca. Sonrió de nuevo y se perdió por la rendija de la puerta dejando a Draco solo en la habitación.
- Buenos días. - ¡Hola! - dijo con una sonrisa. - Hermione, te veo muy...contenta, esta mañana. - le dijo Johny mientras sacudía la bayeta con la que limpiaba el polvo de la mesa. - ¿Sí? Bueno... ¿y Mayra? - ¡Aquí! Una cabezilla revuelta de pelo negro apareció por la cocina. - Buenos días, May. - saludó Hermione. - Es cierto, Johny, ¿no se lo notas en la cara? Mayra le exámino el rostro. Hermione sintió que se sonrojaba por la mirada turquesa de la maorí sobre ella. - ¿Qué tendría que notar? Oh, Mayra, basta. - rió ella. - Naranjas, ¿hay naranjas? Johny sonrió y agitó la bayeta: - Sí, hay. ¿Quieres un zumo? - Me gustaría. - asintió Hermione. - Johny es un experto en zumos de naranja. - dijo Mayra guiñándole un ojo. - Pues... - cabiló la reportera. - Me tomaré un zumo de naranja disfrutando del sol en el jardín. Tenía que pensar.
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Se tumbó sobre la hierba verde. A su alrededor la mezcla de aromas y sentidos la embriagaban haciendola sentir muy a gusto allí, en el paisaje. El sol brillaba como nunca en el firmamente produciendo un hermoso día. Sorbió un poco del zumo y tomó aire. Ginny, tenía que llamarla, quería contarle todo lo que estaba sucediendo. Ron, ¿qué sería de él? No, no debía pensar en él. Harry, tan ocupado, no se había podido despedir antes de su viaje a Nueva Zelanda. Reeves, tan bueno siempre con ella. Tan...tan...cálido. Tan lleno siempre de alegría. Aún tenía grabada en su mente la conversación de la pasada noche.
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Sonrió levemente. Draco Malfoy. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Hacia pocos minutos que había estado con él, aún recordaba su rostro pálido, sus ojos grises y su confusión. No sentía ninguna culpabilidad por lo que había pasado. No, ¿por qué agobiarse? Como decía Ginny, había que disfrutar. No, no quería amargarse pensando y pensando. Con Draco era actuar, acción. Aún sentía sobre ella la piel del rubio, el placer que había sentido, los besos perdidos, las caricias prohibidas. Era un juego, sólo un juego a ver quién podía más. Sin pensar, ¿para qué razonar? Se habían deseado y cumplido el reto. Cogió aire y respiró profundamente. ¿Qué sentía ella por él? ¿Qué habían sentido juntos aquella noche? ¿Qué ocurría, qué le ocurría a ella? ¿Por qué se comportaba así? No sentía nada especial. No era amor, ni siquiera cariño, sólo una cosa, algo que aún permanecía en su cuerpo, el deseo. Deseaba sus besos, anhelaba de nuevo su cuerpo. Suspiró. ¿Acaso era algo malo? ¿Acaso había cometido algún pecado acostándose con alguien que no amaba? Le había gustado estar con él. Una buena experiencia. ¿Por qué debía de ser malo? Se había dado cuenta de que en la oficina, en Londres, también deseaba acostarse con él pero, allí tenía a Ron. Allí todo era distinto, no, allí nunca podría haber ocurrido porque allí él siempre sería Malfoy y ella siempre sería Granger, jamás Draco y Herm, jamás. Dentro de su apariencia recatada y cabal se escondía la personalidad que sólo en sus años de adolescencia loca había utilizado. Aquella Hermione para la que las reglas desaparecían, para la que el juego de la seducción era todo un desafío y un gusto. La maestra en hechizos por los que cualquier hombre podía perder la cabeza. Era parte de su personalidad aunque, pocos la conocían y, Draco, era uno de esos pocos. Sorbió el zumo, realmente delicioso, muy dulce. Dejó el vaso en la hierba algo alejado de ella. Cerró los ojos. El sol le daba de lleno a ella alumbrando su figura y le producía un placentero calor y un maravilloso paisaje.
Estaba tumbada en la hierba. Con los ojos cerrados y el cabello derramándose por todo el espacio. ¿Por qué ella? ¿Por qué no otra? Por su mente pasó una pequeña niña de once años, con el pelo alborotado, enmarañado y castaño, unos ojos chiquitos en su cara, unos dientes de conejo, repelente y sabelotodo. Y miró a la Hermione Granger que tenía frente a él. Atrás había quedado esa imagen. Ahora había cambiado, y mucho.
Su pelo seguía castaño, ondulado y lleno de rizos, sus ojos, oh, sus ojos eran el centro de ella, rebosaban de una coquetería propia y una profundidad inmensa. Su boca era dulce y sabrosa, recordó los besos que le había dado, el escalofrío que había sentido. Pensó en todas las cosas ocurridas en esa noche. Salió de la casa, en su mente las acciones y las palabras se mezclaban con el tiempo real. Había cumplido su deseo. En parte, sí. Había estado con ella, dos veces. Había dormido junto a ella. Había respirado su aroma, aquel veneno que le creaba adicción, peor que cualquier otra droga. Y estaba allí, tan sola, tan aparentemente frágil y tan falsamente inocente. Hermione parecía un modelo de persona, inteligente, educada, culta pero tenía doble personalidad. A él mismo le había sorprendido su impulsividad, su arrojo, su pasión totalmente desconocida...Le encantaba cuando le hacia sufrir de aquella manera, cuando coqueteaba descaradamente con él, cuando lo miraba partiéndolo en dos con los ojos. Sus besos desprevenidos, candentes, eternos. Pero no, era Draco Malfoy, no, una mujer no podría con él y menos Hermione Granger.
Iba a acercarse pero, Mayra surgió justo detrás de él. - Señor Malfoy. ¡Hermione! - los llamó. La morena abrió los ojos y se levantó sin observarle. Draco la revisó aunque, no hizo falta alguna pues, su imagen la tenía grabada en la retina y el cerebro como una foto perpetua. - ¿Irán a visitar a los señores Golden? - preguntó la maorí. - Sí, por supuesto. - asintió Hermione. - ¿Por qué lo preguntas? - inquirió Draco frunciendo el ceño. - El señor Reeves ha llamado preguntando por usted. Se giró y miró a Hermione directamente, olvidando la presencia del rubio. - ¿Por mí? - dijo Hermione con un tono extraño en la voz. - Así es. Yo le he dicho que irían ahora. - Bien dicho, May. Ahora mismo Draco y yo pensábamos ir. ¿No es cierto? Clavó su pupila en sus ojos grises. - Claro. - afirmó Draco. La chica sonrió satisfecha. Pero, él no quería, no tenía ninguna gana de ir a visitar la guarida del enemigo.
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- Supongo que estarás deseando ver a tu querido Reeves. - soltó sin poder evitarlo. "Mierda, ¿por qué lo he dicho?", pensó culpándose al instante. Hermione no contestó inmediatamente. Hizo un mohín con los labios y suspiró lentamente. - Pues sí, la verdad. Golpe bajo. - Estoy deseando verle. Draco apretó el puño. Hermione sonrió. - ¿Y qué le dirás? ¿Simplemente buenos días o, sabes qué ayer Draco y yo nos acostamos? Hermione paró y le miró. Su sonrisa había desaparecido pero conservaba el semblante calmado. - No le diré ninguna de las dos. Y tu tampoco. Si sabes lo que te conviene. El rubio no entendió el motivo de sus palabras y abrió la boca para protestar: - No dirás nada a Reeves si quieres que lo de anoche... - bajó el tono para convertirlo en un susurro. - se vuelva a repetir. De nuevo golpe bajo. ¿Qué opción tenía? Hermione recuperó la sonrisa, un poco menos amplia pero igualmente muy provocativa.
- ¿Cómo está tu padre? Hermione al fin no utilizó ninguna de las dos opciones. - Perfecto. ¿Y tú cómo estás? "La baba, Reeves, que chorrea", pensó Draco maquiavélicamente. - Muy bien. "¿Cómo va a estar si ha dormido con Draco, "El dios"?", se rió mentalmente. Los verdiazules ojos de Reeves chispeaban felices vislumbrando a Hermione.
- ¿Dormiste bien? - preguntó Reeves, simplemente por sacar un tema, por oír a Hermione. Draco sonrió. - Sí, la verdad que dormí como nunca antes. "Desde luego, nena, dormiste conmigo". Reeves se la comía con los ojos. Draco no se molestó ni tan siquiera. "Pobre ingenuo, vas a quedarte esperando mucho si crees que es fácil". Volvió a sonreir. Por un segundo el joven Golden desvió la mirada de Hermione y la posó sobre Draco. - Draco, te veo feliz. - le dijo. - Lo estoy, Reeve, no sabes cuanto. Será el sueño que fue bueno para todos. Hermione sonrió. ¿Qué podría estar sucediendo en su cabeza? ¿Qué estaría sintiendo? - Ojalá siempre sea así. - soltó ésta. Draco abrió la boca. - Si todas las noches fueran como éstas... - suspiró Hermione. - me replantearía todo dos veces. ¿Replantearse? ¿Qué tenía que replantearse? Por primera vez en la mañana Draco se sintió muy nervioso. - ¿Cómo qué? - le preguntó Reeves. Draco esperaba con el gesto pacífico pero, dentro de él, todo era puro nerviosismo. - Como cambiar de colchón. - sonrió ella. Reeves y ella rieron. "No tiene ni puta gracia", pensó Draco un poco furibundo. - ¿Dónde está Graham? - preguntó. - Mi padre está en la terraza... - Os dejo solos. Dedicó una última mirada a Hermione y se marchó.
Le asombró saber que el gran ex auror, el mejor auror de todos los tiempos, su ídolo y el de millones de personas en todo el planeta, él, Graham Golden, después de haber sufrido un ataque estuviera así, sentado en una silla en su jardín, tranquilamente observando el paisaje. Conversaron ánimadamente sobre la fiesta y los invitados. También Golden le contó algunas anécdotas sobre sus misiones. Misiones contra mortífagos. Draco se estremeció al oírlo. Graham contaba cómo había descubierto una guarida secreta de mortífago y junto a algunos compañeros habían entrado en ella, matando a algunos de los más poderosos jefazos. Golden lo contó pausadamente, recordando cada detalle, parecía que podía tocar las cosas, ver los colores, sentir los olores, parecía recordarlo todo con tal precisión que Draco creyó vivirlo en su propia piel. El rubio respiró hondo cuando Graham terminó el relato. Esa vez fue una de las tantas en la vida de Draco Malfoy en las que tuvo que decidir entre las dos cosas que más odiaba. Entre su pasado y entre su conciencia. No sabremos jamás cuál habría elegido. Quizá habría cedido a su pasado, mezclándose con todo su dolor y habría callado por temor a que todo volviera de nuevo con tal fuerza que lo hundiera. O quizá su conciencia habría sido más poderosa. Quizá la parte razonable de su cerebro le habría ordenado a confesar. Ya no era aquel chico malvado, sí, había parte de él viviendo aún dentro del cuerpo de Draco Malfoy pero, su gran mayoria era una persona distinta, no se puede decir que alguien bueno pero, mentiríamos al decir que era alguien malo, o tan malo como había sido alguna vez. Y, en esa renovada personalidad existía la voz de la conciencia. Sin embargo, no hizo ninguna de las dos porque, antes de esto el verdiazul habló: - Sé lo que ocurre, Draco. El rubio tragó saliva. - No sé a qué se refiere. - Me refiero, - dijo tranquilamente. - a que sé que has encontrado el medallón y sé que tú eres el que lo tiene, y el que lo esconde. - ¿Qué? No entendía nada. ¿Qué? ¿Qué decía? ¿Cómo era posible...? - Sé más de lo que piensas, Draco. Sé más de tu pasado de lo que crees. No, no, no, su pasado estaba enterrado, todo había quedado atrás. No, él ya no era su pasado, ahora sólo era el presente. - Pero, no quiero mortificarte sólo quería decirte que, yo arranqué el medallón a la persona que me atacó y, la persona que lo hizo no era la primera vez que lo llevaba a cabo. Áquel que me atacó anoche fue el que lo hizo años atrás, el causante de mi retirada, el jefe de los mortífagos. La garganta le ardía, el corazón le iba a mil por hora. El jefe de los mortífagos. ¿Quién?
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- Estás muy callado. No contestó. Llevaba las manos en los bolsillos. Su cabeza no se encontraba allí con ella, no, su mente volaba por años atrás. Cuando su padre y él acudían a las reuniones secretas de los mortífagos, mortífago que él podía haber llegado a ser. ¿Quién era el jefe? Su padre nunca lo había mencionado. ¿Quién, quién? ¿Cuáles eran las familias más importantes en aquella época? Sí, los Malfoy, los Parkinson, los Zabini, los Crabble, los Goyle, los Lestrange... No, el jefe, ¿quién? - Draco. La voz de Hermione lo sacó de su trance. Lo miraba con los ojos veloces y sagaces. No, no quería mirarla. No quería volver a sentir como lo dominaba, no, tenía que pensar en... - Draco. Ella se acercaba peligrosamente a su rostro. Sus labios brillaban más que nunca. Rojo, rojo pasión, fuego, llamas, sangre. Se apartó unos centímetros pero ella era como un imán que lo atraía sin remedio. El sentirla tan próxima a él le trajo de nuevo nervios y deseo. Su cerebro comenzó a dormirse para despertar su cuerpo. Hermione le besó en las comisuras de los labios, tan delicadamente como si lo hiciese por primera vez. Aquel contacto lo encendió como la chispa necesaria para el propio movimiento. Deseaba que siguiera besándole. No quería que parara de hacerlo. La chica se apartó, respirándose el aire caliente de sus respiraciones. Draco cerró los ojos sintiendo el perfume de ella mezclado con todos sus sentidos. Hermione volvió a besarlo. Draco entreabrió los labios y Hermione se coló en su boca formando un beso profundo. Corto pero bueno. Más, por favor. Por favor no pares, no. Lo volvió a besar. No, no se iba a escapar tan fácilmente. La agarró allí donde la espalda pierde su nombre. Estaban en mitad de la vegetación de Waiheke. - Perdámonos. - le susurró Hermione en el oído. ¿Cómo rechazar semejante proposición?
Sólo veía sus rizos castaños flotando delante de él. Algo dentro de sí se removía, quería cogerla, atraparla. Un nerviosismo intenso se iba apoderando de su cuerpo, de su mente... Hermione se paró en mitad del páramo. - ¿Dónde estamos? - preguntó Draco. - Shh.. Hermione colocó su dedo índice en los finos labios de Draco. Lo miró con unos ojos devoradores. El marrón de sus ojos parecía más oscuro y tentador que nunca. Y más con esa mirada, y más con esos labios tan rojos, con esa personalidad tan enloquecedora. - ¿Y qué más da eso? Ahora mismo eso es lo que menos importa, Draco. "Lo que menos importa"..."Lo sé"..."Draco, Draco, Draco, Draco", resonaba en sus oídos. Sus labios, sus ojos, ella, ella...Tentación, deseo, - Bésame. - le pidió la morena. Lo que ella quisiera. Como le ordenara. Ansiaba besarla, ansiaba tenerla de nuevo. Con ímpetu la besó. Quería retenerla en el beso. Quería apagar con él sus fantasías. Derrocar la imagen de Hermione que había grabada en su cerebro. Quitarla para siempre de allí. Borrar lo inborrable, pedir lo imposible. Un gemido se escapó de sus labios. La tensión iba en aumento y junto a ella, el deseo. Los árboles los ocultaban. Altos y enardecidos robles, pinos largos y finos, eucaliptos frondosos, arbustos coloridos. Tapados entre sus hojas, entre sus ramas y sus troncos. Respirando el aire a bosque, el ambiente tibio del lugar una similitud a ellos, a su calor. Algo ardiente, algo candente, su propia identidad, sus personas, ambas fuego, ambas apasionadas. Una sombra reflejaba en la corta hierba verde sus figuras. Cubrieron a la siluetas al echarse encima. Dieron una vuelta sobre sí mismos al rodar sobre la hierba quedando Draco pegado a ésta. Se volvieron a besar con más anhelo. Hermione con las dos manos jugueteó con el cabello rubio de Draco. El chico bajó hacia su cuello que saboreó a besos. Hermione sonrió. Se alejó unos centímetros y observó su cara. No tardó en volver a aproximarse pero, esta vez sus manos fueron a parar al polo celeste que llevaba él. Las introdujo por debajo y acarició suavemente con sus uñas el torso de Draco, sintiendo como su vello se ponía de punta. Subió aún más el polo hasta la altura de su pecho y bajó la cabeza. Sus rizos cayeron en el aire. Malfoy olió el perfume de su cabello y abrió la boca dejando huir por ella jadeos de ahogo. Terminó quitándole el polo celeste, dejando descubierto su tórax. Hermione besó con frenesí toda la piel que estaba ante ella. Una piel pálida pero suave. Suave como seda, que acarició con dulzura. Dejó olvidada aquella parte ya explorada y siguió desnudando las partes ocultas. Paseó las manos por sus caderas. Sus rizos seguían avanzando y le producían al rubio un cosquilleo placentero. Desabrochó sus pantalones y, cuando se disponía a quitárselos, Draco la paró. Cogió suavemente las muñecas de Hermione y la inclinó hacia un lado, tirándola a la hierba. Distinguió una sonrisa en la cara de ésta. El rubio se deshizo de todo el resto de ropa que le quedaba, a excepción de su ropa interior. - Ahora me toca a mí. - le susurró a Hermione. Comenzó quitándole los zapatos, unos finos tacones negros. Deslizó los pantalones de la chica que acabaron junto a los suyos. Hermione tenía cerrados los ojos y los brazos apoyados en el suelo. Con esto comenzó a acariciar las piernas de la chica masajeándolas con tersura. Observó sus gestos. Puso las manos en su cintura y bajó lentamente por ella, por sus caderas, torneando sus muslos. Supo que le gustaba por el gesto complaciente de su rostro. Por ello acarició con más ahinco esta parte, besándola, mordiéndo levemente su piel, apretando con fuerza su cuerpo al suyo. - Para, para. - le pidió ella con la voz entrecortada. Lo estaba consiguiendo, estaba pudiendo con ella, por primera vez él ejercía el control sobre ella. Por primera vez él llevaba el peso de la acción. - No pienso hacerlo. - la desafió. Tampoco ella quería que parara. Tampoco quería que acabara. Abrió sus ojos marrones encontrándose con la mirada gris de Draco. Intentó hablar mas él no perdió tiempo. No podía dejar que hablara, no podía dejar que lo volviera a dominar. La besó, levantándola ligeramente con una mano y con la otra arrebatándole de su blusa. Esta vez besó su pecho con más rapidez aunque sin detenerse en ningún sitio. - Draco... La calló de nuevo oprimiendo su boca con la suya. La desnudó ávidamente, a veces impedía que hablara con besos cada vez más intensos y prolongados, cada vez le costaba más continuar. Una presión protestaba dentro de su cuerpo. Una presión persistente y aguda. Estaba allí, tan solo cubrida por su cabello y gobernada por sus ojos. - No esta.... - la besó. No, no podía. - En igualdad.... De nuevo la volvió a besar. La excitación iba velocísima por todo su ser. - De condiciones. La dejó respirando agitadamente debajo de él. Sintió como él mismo respiraba con dificultad. Estaba en tensión sin embargo, muy vulnerable. Ágilmente Hermione lo besó y aprovechó para tirarlo a la hierba, deslizarse rápidamente y desnudarlo completamente. - ¡Eso no vale! - se quejó Draco, sonriendo. - ¿Ah, no? - preguntó ella, inocentemente, muy coqueta. - Sí, claro que sí. Estiró la mano y acercó su rostro, llenándosele la palma de bucles marrones. La morena puso sus manos en el pecho del rubio. "Ahora sí", pensó. La cogió por las muñecas y entonces, en su desliz se introdujo en su interior. Hermione gritó con éxtasis. Tras unos segundos de lucha entre los dos, entre gemidos y jadeos consiguió hablar: - Esto no vale. Draco sonrió. - ¿Ah, no? Hermione sonrió juntando los labios. Gotas de sudor resbalaban de su frente y se perdían por su pelo y su cuello. - En la guerra y en el sexo, todo vale, muñeca. - dijo Draco tentador. Hermione suspiró cogiendo aire y volviendo a gemir intensamente. - ¿Todo? - Todo. Estaban tan unidos, tan enlazados uno con el otro, uno solo en dos. - Sí. - sus ojos lo vislumbraban con peligro. - Draco. - No. Cállate. - Draco, no quiero callarme.
- Hermione... Dominado, de nuevo, por ella. - Draco. Enredó un dedo en su cabello rubio. Lo besó de nuevo, lentamente, disfrutando del instante. En un segundo juntos llegaron a la cúspide. Aún susurrándose sus nombres.
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Los murmullos de los pájaros en el bosque, el susurro del viento, las hojas de los árboles....y las respiraciones de Draco y Hermione eran lo único que se escuchaba el el oásis. Ninguno se atrevía a hablar, quizá por no saber lo que decir o no arruinar el momento. Al fin Hermione habló: - Eres débil, Draco. Los ojos grises de Malfoy la miraron. Parecían haberse echo más hermosos aún de lo que eran. - No, no lo soy. - Te domino. - dijo con una pícara sonrisa. - A veces. - No, cuando quiero. - Cuando te dejo. Hermione rió. El sonido de su risa chocó contra los troncos y revotó en el oído de Draco. Estaba feliz, contenta. - ¿Soy tu debilidad, Draco? - Dime Malfoy. - dijo casi como una súplica. - ¿Por qué? - preguntó ella con cara de que no lo haría. - Porque si me dices Draco... No terminó la frase, se había dado cuenta de lo que pensaba decir no le convenía. - Porque si te digo Draco, Draco, te pongo...nervioso. - No. - ¿No? - Sí. Volvió a reír, dejandose caer en la hierba. Estaba hermosa, estaba esplendorosa. La deseaba, la quería para él, era un tesoro, era un simple sueño. - ¿A qué estamos jugando? Draco esperó la respuesta de Hermione. Los segundos de silencio pasaban. El silencio se hacia incómodo para Draco. - ¿A qué estamos jugando, Hermione? - repitió. - Dímelo tú. - Yo no juego, juegas tú, conmigo. Hermione se mesó el cabello. - ¿Es algo malo? - preguntó ésta. - Depende. No es algo muy bueno que te estés besando con Reeves Golden y te acuestes conmigo. - Tu y yo no somos nada, Draco. - dijo fríamente. Abrió los ojos y chocó con los de Draco. - O quizá sí. Sí, tienes razón. Somos una cosa. Compañeros ocasionales de sexo cuando surge la ocasión. - le clavó los ojos. - Sólo eso. Draco sonrió. - Me alegro de que sólo sea eso. - Yo también. Hermione se sentó con las piernas cruzadas sin perderle la vista al rubio. - No quiero contigo otra cosa que... - Lo mismo que yo, Granger. - sonrió. - Somos muy parecidos. - No me compares contigo, Draco. ¿Por qué se empeñaba en decirle Draco? ¿Por qué le gustaba tanto que lo hiciese? - No te comparo, sólo digo que tenemos varias cosas en común. - ¿Cómo cuáles? - preguntó arqueando una ceja. - A ambos nos gusta dominar. Hermione asintió. - A ambos nos gusta el sexo. Nos gustan las cosas nuevas, nos gusta hacerlas con discrección y... - Ambos somos conscientes de que estamos aquí. En Nueva Zelanda, y no en Londres. Draco frunció el ceño. - Somos conscientes de que ahora, estamos aquí, ahora somos Draco y Hermione pero, cuando no estemos aquí, cuando regresemos a Londres, tu volverás a ser Malfoy y yo volveré a ser Granger. ¿Entendido? - Perfectamente. - No hay más que hablar. Hermione se levantó y comenzó a vestirse. - ¿Nos vamos? - preguntó Draco. - Creo que Mayra y Johny nos van a echar una bronca. Es tarde. Rápidamente se arreglaron y se marcharon hacia Auckland. Todavía conservaban los recuerdos del momento y de las palabras dichas.
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Se echó en el sillón. Johny y Mayra se sentaron en el sofá. - Jonh. - dijo dulcemente Mayra. - ¿Por qué no echamos un miri - west? - Jo, May...¿Ahora? - preguntó Johny, con cara de cansado. Mayra puso un puchero. - Está bien. No me pongas esa cara. - se quejó Johny. Acto seguido abrió el armario cercano a la ventana y sacó una pequeña tablilla de madera con pequeñas fichitas negras y blancas. Se sentaron y comenzaron a jugar bajo la mirada de Draco. - ¿Te acuerdas, May, cuando éramos pequeños? Jugábamos casi todas las tardes al miri - west. - Con mis hermanos. - sonrió Mayra. La maorí miró a Draco. - ¿Usted no tiene hermanos, señor Malfoy? - No. - dijo secamente. - No, no tengo. Hermanos. Su padre ni siquiera lo quería a él. Tampoco quería hijos, lo tuvo para continuar con el apellido, con la generación, en realidad Lucius Malfoy aborrecía a los niños tanto como a los adultos. - Debía de aburrirse mucho. - dijo Johny al tiempo que movía una ficha negra. - Sin hermanos, ¿con quién jugaba? - le preguntó Mayra. Saltó con una ficha blanca tres casillas y quitó la ficha negra que había movido Johny y otra de al lado. - No jugaba. - ¿No? - Johny movió otra ficha negra. - ¿Cómo no va a jugar? Todos los niños juegan a algo. - Mayra quitó otra ficha de Johny. - Yo no era un niño normal. No jugaba, estudiaba, o jugaba solo. - ¿Tampoco jugaba con su padre? - preguntó Johny. Su padre. Su padre, Lucius jamás había jugado con él a nada, que recordara. Quizá, ¿al quiddich? No, siempre lo corregía, le gritaba que nunca llegaría a ninguna parte, que era un inútil como cazador, buscador o golpeador. Que era un pésimo jugador. Había llorado mucho por ello. Entre lágrimas siempre se repetía que llegaría a ser el mejor jugador de quiddich de Hogwarts. Impresionaría a su padre y no volvería a decir que era un inútil jugando al quiddich. No. Quizá...¿se habían vayado en la piscina, o habían echado una partida de cartas mágicas? No, su padre estaba siempre muy ocupado. Viajes para aquí, para allá. Consejo escolar, el ministerio. Nunca tenía tiempo para él y su tiempo de ocio lo dedicaba a cualquier otra cosa. - ¡Ah! - el gritó de Johny lo sacó de su ensimismamiento. - ¡May no me comas más! Mayra rió. - Así es el juego. ¿Señor Malfoy? - No, no.... - murmuró. - Ay, si mi madre estuviera aquí. Ella era muy buena al miri, ¿recuerdas, May?
Mamá.
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FLASH BACK
- Mamá, ¿por qué lloras? - ¡Lárgate de mi vista, Draco! - ¡Mamá no llores! - ¡Qué te vayas! - Por favor, mamá, le diré a la mujer que está abajo con papá que se vaya, tu no llores. - ¡Lárgate!
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- Mamá, el te hace daño, ¿por qué no lo dejas? - Yo amo a tu padre. - Mamá, él no quiere a nadie, mamá. - ¡Cállate! ¡El me ama, Draco, como yo a él!
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- Tu madre ha muerto. - Se ha suicidado.
- Dejó una nota. Decía que no podía vivir sin él, Draco. Quería morir, como tu padre.
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- ¡Te gané! Mayra saltó. Johny golpeó el tablero. - No es justo... Mayra le dio un beso en la mejilla. - Anda, tonto.. Los Malfoy no lloran, Draco. Los Malfoy son fuertes. Nada puede ablandar a un Malfoy. Ni siquiera la muerte de su padre. Se levantó del sillón y salió fugazmente de la casa. Mayra y Johny miraron en la dirección donde se había ido. - ¿Y a éste qué le pasa?
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- Nos vamos de marcha, Draco. - Vete con Reeves. - No, quiero que vengas. - No tengo ganas. - Claro que sí. Hermione se puso frente a él. Con las manos en la cadera. Draco miraba el vacío sentado en el silón. - Anda, Draco, vamos. - dijo Hermione seriamente. - Ya te he dicho que no quiero ir. - dijo bruscamente. - Me da igual, digas lo que digas vas a venir. - No. - Sí. - He dicho... Hermione se inclinó y lo besó. Con su mano acercó el rostro pálido de Draco al suyo. Malfoy la sujetó por la cintura para no caerse. De repente escucharon unos pasos en dirección a ellos. Una puerta que se abría. Se alejaron fortuitamente. - Hermione... - Mayra sonrió. En su mano llevaba una falda negra. - Toma, te he planchado lo que me pediste. - Oh, gracias, Mayra. Las mejillas de Hermione estaban un poco coloreadas de rojo. - ¿Qué...hacían? - preguntó Mayra con el gesto sonriente. - No quiero... - protestó Draco. - No quiere perderse esta noche. Reeves nos ha llamado. Vamos a salir esta noche. - ¿Por Auckland? - A Sky Tower. - ¡Guauw! - gritó Mayra.- Es un sitio espléndido. Se lo pasarán muy bien.
- Bueno, yo voy a vestirme. - dijo Hermione alejándose un poco. - Draco, no tardes. Malfoy se dio por vencido. - No.... Con una gran sonrisa Hermione subió las escaleras. Malfoy echó la cabeza hacia atrás y suspiró. Mayra le sonrió y de repente frunció el ceño. - Señor Malfoy, tiene brillantinas en la boca. Draco abrió los ojos y se frotó con la mano los labios. - Oh, sí, qué raro. - mintió Draco. Las brillantinas eran de Hermione. Se levantó. Se metió las manos en los bolsillos. - Bueno, voy a cambiarme. - dijo yendo en la misma dirección que Hermione. Al quedarse sola, Mayra se sentó en la mesa. - Qué raro. Juraría que Hermione llevaba pintalabios de brillantinas. Johny interrumpió sus ideas llegando para que lo ayudara a regar el jardín.
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Reeves estaba muy jovial. Con una camisa negra muy pegada al tórax y unos pantalones negros de tela. Como cuando se habían conocido. Con sus ojos verdiazules reluciendo como el oro. Hermione lo saludó. - Reeves, ¿dónde nos llevas? - A un lugar que seguro te gustará. "Te gustará. A ti, Herm. A ti, Draco, que te den.", pensó Malfoy. "Pobrecito, Reeves, que no te la voy a dejar, idiota", rió. Hermione llevaba la falda que Mayra le había planchado. Una falda negra aterciopelada. Unas medias de rejilla con unas botas altas negras y, tapando la parte de arriba una chaqueta de cuero marrón. Su cabello suelto, reluciente. Caminaron juntos hasta que se detuvieron frente a un pequeño descapotable gris plateado. - ¿Os gusta? - preguntó Reeves, sonriente. - Muy bonito. - dijo Hermione. - Un poco antiguo, ¿no? - exclamó Draco. - El mío es un 1008 con dieciséis caballos y dos cilindros más. Reeves arqueó una ceja. Luego sonrió. - Verás, Draco, no sé mucho de coches pero, este va como la seda. Con eso me basta. - ¿Tu coche? - preguntó Draco con guasa. - Así es. - ¿Nos vamos o no? - rompió el ambiente, Hermione. - Las damas primero. - dijo Reeves abriendo el auto. Hermione pasó dentro. Reeves y Draco se miraron con odio.
Reeves los paseó por todo Sky Tower. Había mucha gente paseando por la calle. Todo estaba lleno de luces. La vista era maravillosa. Serían las diez de la noche. Había pocos rincones oscuros, todo estaba iluminado con farolas, letreros publicitarios, coches, luces, mucha luz, luces por todas partes. - ¿Te gusta? - le preguntó Reeves a Hermione. - Es precioso. A la morena le brillaron los ojillos llenos de curiosidad y una fantástica sorpresa. - ¿Cuándo bajamos? - preguntó Draco, a su vez, un poco aburrido. - Ya. Reeves aparcó junto a una larga fila de coches. - ¿Hay guarda o algo así? - preguntó Draco un poco receloso. - Oh, Draco, no van a robar el coche. - Reeves sonrió. - Aquí, en Auckland, mejor, en Sky Tower, eso no pasa a menudo. - ¿No? Es decir que borrachos hasta los codos no son capaces de abrir un coche. - ¡Draco! ¡Reeves! ¡Vamos! Ambos miraron hacia atrás de ellos. Hermione caminaba por un sendero de acera blanca. Corrieron hacia ella y los tres andaron por el centro de Auckland dispuestos a pasar una gran noche.
******************************************************************** - ¡Voilá! Reeves señaló a un sitio con el dedo. - Disc Sky City. - leyó Draco. - ¡Una discoteca! - dijo alegre Hermione. - ¿Ganas de bailar, Herm? - le preguntó Reeves. - Me debes un baile. Muchos. Miró de reojo a Draco. Éste sonrió. - Ey, ey, aquí se baila "suelto", ¿y si encuentro un guapo neocelandés por aquí? ¡No os conozco desde este momento! Hermione rió y con ella Reeves. Draco arqueó una ceja. - Vamos a entrar. Reeves la cogió de la mano y tiró de ella hacia la discoteca. Draco bufó y los siguió.
Dentro hacia un calor insoportable. - ¡Qué de gente! - gritó Hermione. La música estaba muy alta. Draco divisó a Reeves y a Hermione alejándose un poco. Suspiró. ¿Qué hacia allí? ¿Cómo podía...? - ¡Draco! ¡Ven! - el moreno lo llamó con un gesto. Caminó arrastrándose hacia ellos. - ¿Qué queréis? - les preguntó Reeves. - ¡Bailar! - dijo Hermione saltando. - Un whisky doble. - pidió Draco. - ¡Uf! ¿No empiezas muy fuerte ,Draco? - le preguntó Reeves un poco receloso. - Eso es lo que quiero. Reeves se encogió de hombros. - Como quieras. ¿Y, tú, Herm? - Me da igual, algo fresquito. - Ok. - el joven Golden se fue a la barra a pedir. Hermione se quitó la chaqueta de cuero y la dejó en una mesa alta. Llevaba debajo una camisa cruzada, (N/a de las que se atan) roja con un escote de pico largo. - ¿Bailarás, Draco? - le preguntó al rubio. - Creía que yo sólo servía para... - se calló al ver la expresión de Hermione. - No para bailar. - Si no quieres, tú te lo pierdes. - sonrió Hermione. Se quedaron mirándose fijamente. Algo interrumpió la escena: - ¡Hola! Se sobresaltaron. Justo detrás de ellos, un chico de cabello negro y ojos del mismo color, bastante alto y delgado, le sonreía a Hermione. - ¡Hola! -le respondió Hermione. - ¡Soy Alan! - ¡Yo Hermione! - ¿Bailas, Hermione? - ¡Claro! En un segundo, Draco se quedó solo. Hermione le dedicó una última mirada que el tomó a burla. - Mierda. - masculló. Reeves llegó poco después con tres vasos. - ¿Y Herm? - Te la quitaron. - dijo señalando a la pista. - Está bailando con "uno". - ¿Con quién? - preguntó ceñudo. - Con "Alan". - dijo con retintín sorbiendo su whisky. Reeves bebió de su copa y la dejó en la mesa. - Muy bien. Se alejó de Draco y se introdujo en la pista de baile. "Idiota, es idiota", pensó Draco negando con la cabeza. Cerró los ojos. La música estaba muy alta. Hip-hop, no se entendía lo que decía el cantante. ¿Dónde se había metido? Él, allí, de locos. Echó la cabeza para atrás chocando con la dura pared, se mesó su cabello rubio con la mano. De repente una chica rubia muy atractiva se le acercó: - ¡Hola! Draco abrió los ojos. La chica sonrió coqueta. - Tienes unos ojos preciosos. - le piropeó. - Lo sé, gracias. - contestó Draco. La chica volvió a sonreír. "Qué curioso". Draco le sonrió también. - Y sonrisa bonita, también. ¿Qué no tienes lindo, guapo? - Tu lo has dicho, soy bonito en todos los estados. Ésta se echó a reír. Tenía una risa bonita. Sí, era guapa. Atractiva, pero ella... - Me llamo Ingrid. - Yo soy Draco. - Es un placer, Draco. Tenía una voz bonita, pero no pronunciaba como ella.... - ¿Bailas? Draco negó con la cabeza. Ingrid puso morritos. - Ya decía yo que no podías ser tan perfecto. Tenía unos preciosos ojos verdes, un cabello rubio hasta un poco menos de media espalda y una mini - falda vaquera que dejaba entrever unas largas y bonitas piernas. - ¿No te convenzo? - Bueno... - Draco rodó los ojos. - ¿Bueno? ¿Sí? - Te demostraré que soy perfecto. Incluso en la pista de baile. Ingrid volvió a reír. - Estoy entusiasmada. Con Ingrid al lado, Draco entró en la pista de baile. Nunca había bailado esa música. Demasiado muggle. Sin embargo, se defendió en la pista bastante bien. Ingrid tenía experiencia. Movía realmente bien las caderas y, como Draco había pensado, sus bonitas piernas y su delgado cuerpo era muy ágil. No lo pasaba mal pero...le faltaba algo. Se aburría, quizá sí. Echaba en falta... - ¡Guauw! La música paró, otra nueva canción empezó a sonar. - Joder, ¡bailas muy bien! - gritó Ingrid. - Ya te lo dije. Ingrid rió. Cuando terminó lo miró con unos ojos traviesos. Draco reconoció esa mirada. La había visto muchas veces pues era la causa de ellas. - No quiero ni imaginarme como serás en la cama, Draco. Hermione, ¿por qué pensaba en ella cuando surgía el deseo? No, ella no era única. - Cuando quieras te lo demuestro. - dijo acercándose a Ingrid. La chica sonrió coquetamente y pasó una mano por la cadera de Draco, mientras bailaban bajó más la mano y le agarró el trasero. "Joder y parecía tonta...", pensó Draco mientras la agarraba por la cintura. Siguieron bailando un par de canciones más. ¿Cuánto se resistiría? Ingrid seguía bailando y comenzaba a besarle el cuello sin soltarle el trasero y pegarse a él. D De repente, cuando terminó la canción, alguien los interrumpió. - Veo que lo pasas bien, Draco. Antes de volverse supo quien era. - Hola, Granger. Sí, muy bien, ¿dónde te dejaste a Alan? - ¿Quién es? - le preguntó Ingrid. - Me cansé de él. - ¿Es tu novia? - siguió preguntando Ingrid. - Es una compañera de trabajo. Hermione tenía el gesto serio. Sin embargo sonrió. - Por desgracia. Ingrid sonrió. Parecía que la respuesta, que no arruinaba sus planes con Draco, le había alegrado. - ¿Queréis algo? Tengo una sed... - Yo quiero un whisky. - pidió Hermione sin quitar la vista de Draco. - Yo algo fresquito, Ingrid. - ¡Ahora vuelvo! ¡No os mováis! La rubia se marchó dejándolos solos. Draco sonrió. - ¿Y tu querido Reeves? - Por ahí anda. - Ah...te estaba buscando. Le debías un baile. - ¡Oh! ¡Es verdad! - dijo Hermione poniendo un gesto ridículo. - Pero tu me debes otro. - Oh, mi pareja es Ingrid...lo sien.. Sin darle tiempo a terminar, Hermione lo empujó más adentro de la pista. Mucha gente se agolpaba en la pista. Ella se metió detrás de él y chocó contra el cuerpo del rubio. No había más espacio para alejarse. La música seguía sonando. El mismo cantante del principio con una letra mucho más rápida. Hermione se movió tal y como lo había echo antes Ingrid. Sin embargo, Ingrid era más ágil, más veloz, Hermione más sensual. Rozó el cuerpo de Draco. Draco imitó a Hermione y comenzó a bailar. Volvió a chocar con Hermione. La morena arqueó la ceja y se pasó la lengua por los labios resecos. Sus ojos marrones como dos almendras brillaban iluminados por las luces de la discoteca que los teñía de colores diversos. Pasó un brazo por el cuello de Draco. El rubio se estremeció. Estaban totalmente pegados el uno con el otro. Juntos en la pista. Los movimientos eran conjuntos. Sus cuerpos seguían el ritmo movido de la música y el compás que ellos marcaban. Era un juego peligroso. No apartaban las miradas el uno del otro, ni sus manos, las de Hermione en el cuello del rubio y las de Draco en la cintura de la morena. De repente la música cambió y la gente se dispersó un poco, dejando un pequeño espacio que los ingleses aprovecharon. Se separaron sin parar de bailar y de mirarse. Todo aquello parecía otro más de sus juegos de seducción, se dejaban llevar por el ritmo de la música como habían echo en dos ocasiones. Por sus mentes cruzaron dos momentos. Un día en Victoria Park, bailando una danza extraña alrededor de mucha gente. Un día en la mansión Golden bailando un baile lento. Dos situaciones en sus mentes como dos días señalados. El comienzo y la culminación de su pasión. Parecían decírselo con los ojos. Querían decírselo... - ¡Hermione! ¡Por fin! Hermione paró bruscamente y desvió la mirada de Draco. - Reeves... - Ven, ven... - dijo sacándola de la pista. Draco se quedó allí parado. - ¡Yu-ju, Draco! Se volvió. Ingrid lo llamaba, tenía en la mano tres copas. "Que te den", se dijo. Siguió el camino que habían cruzado Reeves y Hermione. - Ya, pero es que Alan me llevó a un sitio más alejado... - ¿Cuántas canciones bailasteis? - le preguntó Reeves. - Tres. - Y... - intentó preguntar Reeves. - ¿Tu cuántas, Reeves? - preguntó Draco. - Aún ninguna. La primera será con Hermione. - dijo sonriéndole. Hermione sonrió levemente. - Las bebidas sin tocar. - dijo Hermione. Cogió su vaso y bebió. Reeves la imitó. - ¿Cómo lo pasáis? - les preguntó el joven Golden. - Bien. - dijeron al unísono Draco y Herm. - ¡No habléis! - les dijo Reeves. - Si se dice algo al mismo tiempo y se juntan los dedos meñiques y se pide un deseo, se cumple, ¡hacedme caso! Reeves les unió los meñiques. - Pensadlo. Draco y Herm volvieron a mirarse. - Ya. - volvieron a decir al unísono. - ¡Ya no! - Reeves sacó la lengua y bebió de su copa. - Ay, mi padre...qué aburrido estará. - Se quedó con el mayordomo, tan sólo no estará. - dijo Hermione. - No, no está con Will. - contestó Reeves. - Es extraño se puso malo hoy mismo. Un poco después de que le dijera a papá que íbamos a salir esta noche. Draco tosió. - ¡Qué te ahogas! - rió Reeves. Golden. Graham Golden. Los mortífagos. Solo en casa. - ¡Imbécil! - gritó Draco tirando su copa. Iban a por él. Por eso Will se había puesto malo. Iban a acabar lo que intentaron hacer un día. Salió corriendo de la discoteca. Graham estaba en peligro. Su misión estaba a punto de cumplirse.
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!!¡HOLA!!! PEDAZO DE CAPÍTULO! NO OS PODÉIS QUEJAR! Aunque claro, he estado también más tiempo para terminarlo¡ ;) Bueno...
¿Os gustó? Ay, tengo ganas de ver vuestros reviews. Además, muchas cosas que comentar.
1º La escena del bosque. Cómo sé que os gusta mucho el Lemon (no es lemon, lemon..más bien un intento :P Quiero que me dejéis comentarios sobre si os gustó la forma en la que se hizo o la queréis de otra forma...o lo que queráis que para eso soy la escritora :P
2º Este capi deja claro que a Hermione solo le gusta Draco como amante en la cama y no siente nada por él. (Como decíais... Y Draco = aunque las conclusiones las sacais vosotr@s
Bueno espero que os haya gustado y que me preguntéis cosas¡¡¡Muchos besazos¡¡
Lira Garbo
