No es historia de amor

* Aunque no han dejado review, han mandado e-mails Doremi y Mayela ;) GRACIAS A ELLAS!! ¡GRACIAS!!!

Cristalgirl: Jejeje, ¡Hola impactada! jeje, pues, algo, o mejor dicho, muchas cosas. Aquí tienes más ;) Un besazo¡ Nos leemos!

Jenny/Jade: ¡Hola preciosa! Jeje, ya ve..mi lokilla ;) Un final bueno, pero yo no puedo hacer nada..son los personajes quienes deciden ;) Además, eso está mu visto..si al final me mandaréis amenazas al correo y to', jajajaj ;) Ay, ay, qué me sonrojas¡¡¡ Pos creo que tu teoría...bueno, descúbrelo tu misma. JEjejje, enga¡¡¡Dedicado a ti!!! Un besazo princesa!!! Besazos¡¡

Dark Raxiel: Hola¡ jeje, me alegro¡ Jejeje, ay, ay, la mia será de marmota y hormiga porque solo duermo y trabajo sin parar, jejejeje ;) jaja, caminas como pinguino? jeje, yo como...mejor no decirlo :P jaja Pos no, no me habías dicho que tenias ganas de leerlo. Pero amos, ya está aquí, ya llegó :P Gracias guapa¡ Sí, ami esa frase me encanta 'naces xa gobernar y no te importará a kien debas de pisotear, rima y todo :P :D Qué bien! Aquí ta, ahora los subiré más cortitos pa' darle más vidilla al fic ;) que se nos va :( jejeje, ¡a ver que te buscas para morder! (Tan mal pensada como..jiji) Enga paranoica que no te de un ataque¡¡ Un besazo¡¡

Afrodita: Hola linda! jeje, aquí ta el 16 ;) Ya ve.. Yo me la imagino como toda una princesa de esas de época. Ay... jeje, ¿Ginny? Si Ginny es un ángelito, como la autora del fic :P jejejeje Ay, ay..ojos crueles, ojos azules. Jejeje, jajajaja, ya ve¡ Yo mando a ron...y no suelto a Draco¡ amos, amos, jajaj, gracias guapa¡ jeje, ahí lo tienes. Un besazo¡

Dazabeth: Hola guapa¡¡ Gracias, muchas gracias¡ Ay, :# Elegante? jeje, gracias, nunca me habían dicho eso. ;) Pues, pues...a ver, todos os empeñais en final feliz y no sabéis de la maldad humana... yo no aseguro nada.. Nada. Jeje, ¿Ron sólo? Hay que desaparecer muchas cosas, jeje. Enga preciosa, no te decepcionaré, un besazo¡¡

ViC-MaLFoY: Hola¡¡¡¡ Ay, muchas gracias, jeje, Bien, ;) asi podemos hablar. Gracias¡¡ Muchos besos¡¡¡

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Dedicado en especial a Jenny ;) Un beso¡

16. Crueles ojos azules

Draco tartamudeó. Eso debía de ser una broma pesada.

- R...r..r..

- Pansy, querido, me llamo Pansy.

Intentó poner el gesto gélido, como hacía siempre para pasar indiferente, para contruir una barrera de hielo infranqueable, éso que nunca podía hacer cuando estaba con ella.

- ¿Qué quieres? - preguntó secamente.

- Hablar, Drakito , tenemos tanto de qué hablar...

Los azules ojos de la rubia brillaban llenos de maldad.

- No tengo ganas de hablar, Pansy. No quiero nada contigo.

Estaba dispuesto a cerrarle la puerta en las narices pero, Pansy negó con un dedo.

- No te conviene, Draco, te lo seguro.

- ¿Con amenazas, Pansy? ¿Desde cuando? No te tengo miedo.

- Deberías tenerlo.

- Vete al carajo.

- ¿Y tu querida Hermione? ¿No follais hoy?

Se quedó paralizado.

- No sé de qué hablas.

- Yo creo que sí.

¿Cómo se había enterado Pansy? Era cierto, cuando volvió de Auckland, cuando estuvo con ella le había llamado "Hermione", sí pero, ¿cómo Pansy sacó en conclusión...?

- ¿Cuándo es su boda? - dijo sonriendo.

Draco no respondió. Observó con asco el rostro de la ex Slytherin.

- Dentro de dos semanas, creo. ¿No? Sí, la vi le otro día con las invitaciones...Ajá...

- ¿Qué quieres?

- Mucho.

- No estoy dispuesto a darte nada.

- Oh, ya lo creo que me darás lo que quiera. A no ser que quieras que tu Hermioncita sufra mucho...claro está....

Una súbita violencia le recorrió el cuerpo a un vertiguinoso ritmo llegando al punto de estallar en su propia mente.

Cogió a Pansy por los brazos y la sujeto fuertemente, haciendole daño.

- No te atrevas a tocarla.

- Oh, Draco protector. - rió Pansy.

La puerta se cerró de un portazo.

Draco puso a la rubia de espaldas a la pared, empujándola con fuerza. Pansy, nada más lejos de asustarse sonrió y ronroneó como una felina..

- Siempre me gustó eso de ti, Draco. Esa fuerza, esa violencia.. - apretó sus rosados labios en un mohín, acercándose más al rubio. - Sobre todo en la cama.

Draco la soltó volviendo a empujarla. Pansy se rió como una loca neurótica ante el gesto cada vez más aterrado de Draco.

- Oh, Draco, no sufras... - paró Pansy, riendo a medias. - No le haré nada, siempre que tu hagas lo que yo te diga.

Se dio la vuelta, dándole la espalda a Pansy. En el espejo del recibidor pudo observar su rostro cansado y triste y, los azules y fríos ojos de Pansy se reflejaban en el cristal dándole un toque siniestro.

- ¿Qué vas a hacer?

- Tengo algunas cosas...

- ¿Qué cosas?

- Pruebas.

Draco rió sarcásticamente.

- Pruebas que no le gustarían nada al pobretón Weasley. No creo que le agradara mucho saber que su futura esposa se está acostando con su mayor enemigo, ¿cierto, Draco?

Se pasó una mano por su platinado cabello. Estaba seguro que Pansy le había tendido una trampa y su corazón conpugnido latía dolorosamente al pensar en el sufrimiento que podría causarle Pansy, no a él, pues eso poco le importaba, estaba habituado al dolor, sino a ella, a la mujer que amaba.

- Y...si llegara el día de su boda y para desayunar le trajeran el periódico y unas fotos de ella...contigo... no creo que le gustara mucho. Y tampoco creo que se casara con tu amadísima Granger, ¿cierto?

"Cierto".

- Y la sangre sucia está muy enamorada del pobretón, ¿cierto?

"Cierto".

- Y no te perdonaría jamás que destrozaras su vida, ¿cie...?

- Cierto.

Se volvió. En la cara de Pansy una sonrisa triunfal se vislumbraba majestuosa.

- ¿Qué quieres a cambio de las fotos?

La rubia se acercó peligrosamente al rubio. Estaba atrapado y no podía hacer nada, no tenía ninguna escapatoria.

- Te quiero a ti.

**********************************************************************

- Tengo que verte.

- No puedo. - miró a su alrededor. Los reporteros se preparaban para sacar el número de aquel día.

- Es urgente.

- Espérate, no puede ser tan...

- Es muy importante, Granger, no bromeo.

Hizo un mohín con los labios.

- No sé si me podré escapar.

- Claro que sí. Te espero aquí...

- ¿En tu casa?

- No, en la tuya. Frente a ella hay un parque, allí.

- Está bien. - jugueteó con una pluma.

- No faltes.

El sonido descolgado del teléfono hizo que la morena colgara con un suspiro.

¿Qué podía ser tan urgente para que Draco la llamara al trabajo y la citara de esa manera?

No sabía qué podía ser pero, su institinto femenino le avisaba que no era nada bueno. Y, dentro de su estómago podía sentir una punzada agobiante.

*_*_*_*_*_*_*_*

Avanzó oyendo sus suaves pasos al rozar con las piedras del camino.

Había dejado de llover pero, ahora parecía que vivían en una eterno atardecer. El sol no se distinguía alto ni bajo, tan solo estaba allí, en medio de dos nubes blancas, con el cielo anaranjado.

Un suave rayo se perdió entre los rizos de su pelo y un nuevo brillo le mostró la sombra de un rubio sentado en la hierba, frente a una pequeña laguna.

Los niños corrían jugando con un balón, enamorados paseaban agarrados de la mano, besándose y con miradas enternecidas.

Sus manos comenzaron a temblar sin saber por qué.

Draco jugaba con la hierba verde que arrancaba y cortaba en pequeños trocitos que esparcía después por la misma tierra.

La chica se acercó lentamente por detrás, observandolo breves instantes antes de acercarse y sentarse a su lado, sonriente.

- Hola. Bonito día. - saludó mirando las ondas del agua.

El rubio no respondió, siguió cortando los tallos verdes. No la había mirado a los ojos, cosa extraña en él, pues siempre lo solía hacer.

- Draco... - le murmuró al ver que no le hacía caso.

Clavó sus marrones iris en él pero, ni siquiera levantó la cabeza para verla. Negó con la cabeza.

- Draco...

Lo cogió de la mano que jugaba con la hierba y volvió a pronunciar su nombre.

Entonces él la miró y Hermione se estremeció por una sorprendente descarga eléctrica de corriente vital.

Sus ojos, tan grises, parecían más helados que nunca, no le daban ninguna sensación de cálidez sino de todo lo contrario. Un frío empezó a recorrer el cuerpo de la ex gryffindor que se frotó con las manos los brazos.

- ¿Para qué necesitabas verme con tanta prisa?

Draco no agachó la mirada. Hermione comenzó a ponerse nerviosa por ese contacto tan fuerte. Bajó los ojos y los cerró, la cabeza comenzaba a darle vueltas.

- Esta va a ser la última vez que me digas Draco, Granger.

- ¿Qué?

¿Cómo? ¿Qué decía...Malfoy? ¿A qué se debía tan repentino cambio?

- Como lo oyes. Nada de Draco. Malfoy, sangre sucia, así me llamo.

- ¿Qué te pasa, Malfoy? - preguntó desconcertada.

- Que me he cansado de hacer el gilipollas, eso me pasa. - dijo duramente.

Hermione bufó y sonrió falsamente esperando la respuesta del rubio.

- Me he cansado de ti.

- ¿De mí?

- De ti.

Y volvía a mirarla, aún con más dureza, aún más frío, aún más doloroso. Sin embargo, aguantó con más valentía su mirada aunque, no pudo resistirlo y de nuevo miró al suelo.

- Pues vaya, antes decías...

- Antes, tú lo has dicho. Olvídalo todo. Haz como si nada hubiera pasado.

- ¿Qué ha pasado?

- Nada. Por eso mismo.

Draco se levantó. Hermione le observó aún en el suelo y se comenzó a erguir tras él.

- No quiero que vuelvas a pisar mi casa, no quiero que una sangre sucia infeste el lugar donde vivo.

- Te recuerdo que has dormido con esta sangre sucia, Malfoy, las últimas semanas.

Draco sonrió. Tan frío como el más duro hombre de acero.

- Bueno, sangre sucia o no, en vez de dormir, he hecho otras cosas contigo.

Volvió a clavarle sus ojos. Hermione comenzó a sentir una rabia creciente en su pecho.

Draco bajó la vista y comenzó a subirla lentamente mirando descaradamente el cuerpo de Hermione.

Ésta comenzó a encontrarse incómoda.

- Pero, es para lo único que puede servir una sangre sucia tan baja como...

La rabia estalló y una mano se tornó veloz en el rostro pálido de Draco. Hermione apretaba fuertemente la madíbula y tenía abierta la mano con la que había golpeado a Malfoy.

- ¿Acaso es mentira? ¿Acaso no es cierto que has venido a acostarte conmigo? ¿Cómo se llaman esas mujeres?

De nuevo, Malfoy recibió una nueva torta en el rostro.

- Por eso te digo, que me cansé de ti. Llega un punto en que un hombre necesita cosas nuevas...Y deshecha de su lado lo inútil.

Hermione sentía su respiración agitada. No podía ser cierto todo lo que escuchaba sin embargo, sus oídos no la engañaban.

- Por eso, vete a joder con tu querido Weasley, sois tal para cual, un pobretón y una...

Un golpe y un "basta" sonaron casi al unísono.

- Nadie jamás me había hecho sentirme tan rastrera. Creí que... ¿Cómo pude pensar?

Hablaba tan precipitadamente. Salió corriendo dejando a Malfoy solo allí.

Se llevó una mano a la mejilla que le escocía pero no tanto como su propia alma.

- Muy bien, Draco, muy bien.

Pansy sonreía a su lado.

Mientras de lejos, Draco pudo ver como Hermione corría llorando hacia su coche, como la volvía a perder.

**********************************************************************

Llegó histérica. Los nervios parecía que se le escapaban, no comprendía nada. Los sentimientos se hacían un nudo más y más grande en su pecho doliéndole el estómago y las sienes.

Aporreó la puerta, tan frenéticamente que cualquiera la habría confundido con una loca salida del manicomio.

Una pelirroja envuelta en una bata rosa, abrió y descompuso el rostro al verla:

- ¡Herm! ¿Qué pasa? - preguntó asustada.

- ¡De todo! ¡De todo pasa!

Entró gritando intentando tranquilizarse mentalmente aunque sin éxito.

¿Cómo podía haber cambiado de un día para otro? ¿Dónde había quedado el "Te quiero" que le decía mientras la amaba? ¿Qué había ocurrido para que todo se tornara de ese modo tan radical?

Se sintió indefensa, descubierta, dolida...muy dolida. Su orgullo de mujer estaba roto.

- Herm, explícate. - le pidió Ginny confundida. - No entiendo nada.

- ¡Ni yo! No entiendo nada...

Era todo tan falso. ¿Mentira? ¿Le había mentido? Sólo cabía esa respuesta. Todo había sido una falsa, un teatro, ¿para qué? Parecía tan verdadero lo que decía. Parecían tan sinceras sus palabras. Tan creíble la visión. No podía desterrar de su pensamiento su confesión ahogada entre latidos y besos, no podía creer que no fuera verdad, no, no podía ser.

Las imágenes aparecían tan nítidas en su memoria que creía poder tocarlas. Podía sentir su aliento en su cuello y sus frases rodeándola...y era mentira. Todo mentira. Todo falso.

¿Por qué? ¿Por qué inventarlo? ¿Por qué?

- Hermione, por favor, cálmate, siéntate..

Se sentó en el sofá dirigida por Ginny pues su cuerpo volaba tras su mente persiguiendo recuerdos.

Sus ojos, no podían ser falsos, no podía ser una máscara que ocultara la verdad, porque sencillamente, era ésa la verdad. "Te amo", tantas veces no podía haber sido mentira. No, no, no,...

"Me he cansado de ti"... "Una sangre sucia"... " ¿Cómo se llaman esas mujeres?"

Quería gritar. Decirse que no, que era verdad. Lo había vivido, no estaba loca, no podía ser...No..no...

- Herm, Herm...

Y sintió como un puñal se clavaba muy dentro de sí y la sangre empezaba a brotar derramándose sin piedad; al igual que sus lágrimas.

- No llores, Herm, por favor.

¿Cómo podía haberle creído? Había confiado en Draco Malfoy. ¿Cómo había sido tan estúpida para creer que había cambiado? Que no era el mismo niño malvado que en Hogwarts, que era una persona normal, con sentimientos.

No, el no tenía sentimientos. Ni corazón. No le había importado engañarla hasta ése extremo.

¿Por qué le dolía tanto? ¿Por qué? La traición era tal, era tan dolorosa....

Ginny la tomó suavemente por una mano. Hermione se abrazó con ansia al cuerpo pequeño de la pelirroja que comenzó a acariciarla suavemente en el cabello.

Y lloró hundida en su pecho.

- Sé que todo esto es muy difícil, Herm, lo sé.

Todo era mentira. Todo mentira.

- Mira, una no se casa todos los días y es normal que sientas mucha presión y...llores y grites y te enfades...

Todo mentira, todo falso, sólo un teatro...

- Pero yo sé que mi hermano, aunque es un cabezota sin remedio y a veces muy infantil...

Todo mentira...

- Él te quiere, lo sé.

"Te quiero". Sus ojos brillaban, su voz era tan pasional, sus manos la sujetaban tan fuertemente...Se sentía tan bien allí, con él; como si nada ni nadie pudiera hacerle daño cuando él le decía "Te quiero".

Las lágrimas no cesaban y aumentaban cuanto más lo pensaba. Y más le dolía, y más sufría recordandolo todo. Recordaba sus risas, sus besos, sus caricias, todo mentira.

Y cada momento se le clavaba en el corazón, y cada imagen se le hacía eterna. Luchaba contra esa angustia que no la dejaba respirar, luchaba contra esa traición que le quemaba la piel.

Se sentía tan sola, tan perdida de repente.

Le necesitaba. Nunca se había dado cuenta de cuánto. Nunca se había parado a pensar por qué acudía diariamente a verle. En la oficina, cuando se quedaba pensando, siempre le recordaba. Podía ver sus ojos y escucharlo volver a pronunciar tu nombre y a escucharlo decir que la amaba.

Y todo era falso. Todo mentira.

- He sido una estúpida... - sollozó, llena de lágrimas, tristeza y desconsuelo. - Una estúpida por creer...una estúpida por creerle...

Todo mentira...

- Por pensar qué me amaba... por pensar que había cambiado, que ya no era el mismo.

Todo..todo...todo.

- Por enamorarme de él.

Todo...todo..todo...

Y el abismo caía y caía, y se hundía sin aceptarlo, sin aceptar que una vez más no había podido guiar a su corazón y su destino, que una vez más los sentimientos le habían fallado, enamorándose de quien no debía.

**********************************************************************

Todo esto no me puede estar pasando a mí. No, esto es un sueño.

Despertaré y Hermione estará ahí, acurrucada a mi lado Sí. Podré oler su perfume de rosas y Edén. Sí, se me enredará de nuevo. Se quedará en la almohada.

La abrazaré y podré sentir su calor. Sí. Y ella despertará y murmurará mi nombre.

Sí, la besaré y ella sonreirá.

Estaremos así un ratito más. Y cuando me diga que tiene que irse a trabarjar yo le diré que no mil veces y ella reirá. Su risa clara y fresca inundará la habitación. Los dos acabaremos riéndonos y besándonos.

Entre mis quejas, se escapará de mis brazos y correrá a vestirse.

Yo la observaré. Con que sumo cuidado se coloca cada prenda, con que coquetería me mira y las ganas que tengo de volver a abrazarla y perderme en ella diciéndole que la amo.

Y me dará un último beso antes de volver a la dura realidad. Ese beso que tanto anhelo, que tanto me gusta.

Me guiñará un ojo, asegurándome que volverá después. Y se perderá tras la puerta que lleva a la ciudad, donde ya no existimos...

Es un sueño, voy a abrir los ojos y va a estar ahí y todo va a ser como antes....

*_*_*_*_*

Pero por más que le costara aceptarlo, sabía que Hermione no estaría allí. Aún con los párpados cerrados, lo sabía. Había desarrollado un sexto sentido para detectarla y, su sentido estaba mudo y quieto porque ella no dormía con él, sino otra persona.

El hechizo falso que había creado su mente en sueños, se rompió. No, los rizos castaños no estaban sobre el colchón, en su lugar un fino y rubio cabello reposaba allí.

Era Pansy Parkinson quien se encontraba en esa cama junto a él. Y era tan distinta a Hermione que no había lugar a confusión.

Draco miró al techo y recordó poco a poco los acontecimientos que apenas leves horas atrás, habían ocurrido. Suspiró.

Estaba triste como nunca, muy triste y abatido.

A su lado, Pansy comenzó a removerse. Despertaba de su letargo y Draco rogaba que nunca volviera a hacerlo, que durmiera eternamente pagando así por su maldad.

Pero no fue así. La rubia tocó a Draco con sus largas uñas y rió tontamente ante la visión.

- Buenos días, Drakito. - lo saludó, echándose encima para besarle.

Era tan pesada, sus besos no sabían a nada, sólo le daban asco y repulsión, que cada vez iba a más.

Hizo un ademán y se la quitó de encima en un brusco movimiento, levantándose precipitadamente.

- Quiero que te largues cuanto antes y que me des de una vez los negativos. - dijo rápidamente esperando una respuesta igual de veloz.

Pansy lo miró detenidamente. Se fijó en el pecho de Draco, un rato que a éste se le hizo eterno.

- No. - contestó con una sonrisa maliciosa.

- Ya hice lo que me pediste, ahora te toca a ti.

- Draco, Draco...¿te crees que soy idiota, verdad? Pues no, no lo soy, en absoluto. No pienso darte ninguna de las dos cosas.

Sintió como el coraje le brotaba por todo el cuerpo y como una violencia sobrehumana le gritaba que la matara, que no se merece vivir por tan miserable como era.

- Te tengo en mi poder, y lo sabes.

Y era tan cierto que no podía hacer otra cosa más que aceptarlo.

- ¿Qué más quieres?

- Todo. Ya esa estúpida sangre sucia está apartada, no volverá; pero quiero más.

Sus ojos azules se hacían más malévolos y astutos en cuanto más los miraba. No podía sospechar las maldades que su dueña tramaba.

- Quiero tenerte bien atado para que no tengas escapatoria. Y la única manera es casándome contigo.

- Te recuerdo, Pansy, que existe el divorcio, y también el asesinato. Y yo soy el marido perfecto para el crimen perfecto.

La rubia rió sarcásticamente.

- No eres capaz.

- No dudes de mí, Pansy. No sabes cuanta maldad tengo escondida.

Se produjo un silencio incómodo que la ex Slytherin rompió:

- Me da igual. Quiero ser la primera mujer que se case con el gran Draco Malfoy. Y, si te divorcias de mí, además de romper el corazón de la pareja Weasley, me quedaré con parte potencial de tu fortuna, lo cual ninguno es de mi desencanto.

- Maldita zorra. - masculló Draco apretando los puños.

Pansy negó con la cabeza.

- No es bueno que insultes a tu prometida, Draco, podría enfadarme.

- Voy a hacerte infeliz, ¿no entiendes que no te amo? ¿Que la amo a ella?

- Me da igual, Draco. No quiero tu amor. No me interesa, sólo me interesa tu dinero y no está mas decir que tampoco es que seas malo en la cama..Con eso me basta.

Se volvió hacia la ventana y se apoyó en el alféizar conteniendo su odio, su ira, su rabia e impotencia. No podía hacer nada. Ella tenía el poder en sus manos y él solo podía acatar sus ordenes sin rechistar. Podía hacerle daño a Hermione, lo sabía. Sabía que si Pansy se lo proponia podía ser muy peligrosa, y muy mala...

Pero lo que Pansy ignoraba era que él, Draco Malfoy, también podía serlo. Ignoraba que Draco Malfoy nunca pierde, ignoraba que Draco Malfoy no se rendiría tan fácilmente.

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- ¿Estás mejor?

Una pelirroja la despertó suavemente. Amaneció envuelta en mantas con un terrible dolor de cabeza e hinchados los ojos y rojos como la sangre.

Asintió sintiendo como le pesaba todo el cuerpo, sintiéndose muy débil.

- He llamado a la oficina y he dicho que hoy no podías ir a trabajar porque estabas muy enferma. - le sonrió Ginny. - Hoy relajación.

- Gracias, Gin. No sabes cuánto te lo agradezco.

- No es nada. - la pelirroja le sacó la lengua. - Ya me lo pagarás, algún día...

Juntas desayunaron y hablaron tranquilamente sobre cosas triviales.

Aunque Hermione no tenía que ir al profeta, Ginny sí tenía que trabajar. Dejó sola a Hermione con la promesa de que se escabulliría cuanto antes y que irían a comer por ahí. Y le prohibió que pensara en nada más que en eso.

Pero, no pudo cumplirlo. Nada más que Ginny salió por la puerta y la soledad volvió a embriagarla, se sintió perdida en la inmensidad como un ciervo herido, aún rota de dolor por dentro.

Se hizo un ovillo en el salón y observó calladamente todo lo que estaba a su alrededor. No pensar, no tenía que pensar.

Un rayo iluminó tenuemente el suelo, colado entre las cortinas.

Estaba allí sola, era temprano. Ahora mismo estaría con él...

No, no debía de pensar.

Recogió rápidamente la mesa al método muggle y lo llevó a la cocina.

Hacía un día espléndido, era una lástima que las semanas anteriores hubieran sido solamente de lluvia...habían tenido que estar siempre pegados a la chimenea..

Esa chimenea testigo de su pasión. Recordó las llamas que mudas presenciaban sus amores, sus deseos que se ahogaban hechizados de encanto. El calor que les inundaba aún desnudos, cuando las llamas crepitaban y las chispas saltaban.

Cerró los ojos fuertemente. Abrió el grifo y metió debajo de la pila los vasos y platos del café mañanero. Se mojó las manos y sintió de pronto mucho frío...

Tanto frío como cuando él la miraba.

Al suelo cayó un vaso y se partió en mil trozos que esparcieron por todas las losas de la cocina. Los cristales se reflejaban unos en otros produciedo una visión tétrica.

Hermione masculló unas palabrotas y se agachó, con tan mala suerte, que al coger uno de los cristales, se cortó en la mano, la sangré enseguida brotó manchando el cristal y una gota cayó redonda y roja escarlata al suelo.

Y tras la sangre una lágrima que cayó al suelo, al lado de la mancha roja. El agua salada se precipitó junto a la sangre, mezclándose ambas en una sola.

Era como su propia historia, mezcla de dolor y tristeza.

Comenzó a llorar, casi sin explicación, aún en cuclillas al suelo.

No pensaba, no podía tampoco pues, fácilmente podía haber sacado la varita y arreglarlo todo pero no, siguió llorando y la sangre acabó secándose pero las lágrimas no pararon de salir, hasta que sólo quedó dentro de sí una aguda sensación llena de frustación.

**********************************************************************

- ¿Qué te ha pasado? -le preguntó la pelirroja cuando estaban ya andando.

- Nada, ¿por qué?

- ¿Y ese corte?

Hermione se miró la mano. Una oscura mancha roja comprimida en una flaca línea que atravesaba la palma de su mano.

- Ah, rompí sin querer un vaso y me corté. - dijo despreocupada.

- Herm, ¿estás bien? - dijo Ginny no muy convencida.

- Claro que sí. - afirmó la ex Gryffindor. - Sólo estoy un poco nerviosa. Solo eso.

Llegaron al restaurante.

- Herm, pide la mesa a nombre de Virginia Weasley, por favor. Voy al baño.

- Ok.

Su amiga se perdió entre una refinada puerta con signos orientales.

Hermione se acercó a un hombre alto que estaba detrás de una mesa con una pluma que escribía sola.

- Buenas tardes. - saludó Hermione.

El recepcionista, un hombre de unos cuarenta años, con el pelo un poco cano y unos ojos negros le saludó muy cortésmente.

- La mesa a nombre de Virginia Weasley, por favor.

La pluma mágica buscó entre un libro y se paró en un punto.

- La mesa treinta y uno. Venga conmigo.

La castaña lo siguió, pasando por un pasillo largo adornado con preciosos cuadros, en su mayoria de fuentes y lagos, que se movían a un tempo suave que dama un ambiente muy hermoso.

El hombre le indicó una mesa redonda en una esquina, junto a una planta muy verde con largas hojas en forma de rombo.

- Perdone, - dijo Hermione algo confusa. - esta es una mesa para tres y nosotras somos...

- Está bien. - la voz de su amiga sonó por detrás de ésta. - No importa, total, tres o dos, lo mismo es.

Las dos amigas se sentaron en dos sillas y pidieron un aperitivo antes de la comida.

- Que día más lindo, ¿no crees? - le preguntó Ginny, inocentemete.

- Sí... - dijo Hermione mirando absorta el paisaje. - Muy lindo...

*_*_*_*

- Treinta tres.

"Un número horrible". Pensó, recordando a esos temidos médicos.

Pansy se había empeñado en ir a comer. Aunque él no tenía ninguna gana de ir a ninguna parte, con o sin ella.

Los dirigieron hasta una mesa casi en el rincón. Solo con dos asientos.

Se sentó y miró a su alrededor.

Estaba muy apesumbrado. Parecía que le faltaba una parte de sí mismo, estaba incompleto. Le faltaba ella. Pero se contenía, era un Malfoy.

Cogió aire. Pansy miraba la carta de pedido. De repente, levantó la vista y pareció que la vida se le escapaba en ese instante al verla.

Un ángel caido del cielo, su propio cielo, como siempre había sido...Como siempre sería.

Hablaba con...¿Ginny? Sí, era ella.

Sintió un impulso terrible de correr hacia ella y besarla con pasión, de pedirle perdón de rodillas, de llorar junto a ella y abrazarla hasta el ahogo.

Pero no podía, estaba atado. Una rabia inmensa volvió a surgir en él. Rabia contra la persona que iba a comer con él. Si pudiera envenenar la comida y matarla... Si pudiera conjurar algo...

La observó de reojo, disimulando lo máximo posible aunque, su mano, escondida debajo de la mesa, temblaba. Su corazón latía más aprisa de lo normal y a veces se le nublaba todo para solo quedar ella.

Allí, tan cerca, y sin poderse acercar.

*_*_*_*

- Creo que ya podemos ir pidiendo. - comentó Hermione dando vueltas tontas a la carta.

- Mmm...espera, todavía no me he decidido.

La pelirroja miraba y remiraba la carta en busca de algo perdido pues Hermione estaba segura que se la había mirado de cabo a rabo.

Suspiró y apoyó los codos en la mesa, apoyando su barbilla en sus manos. Miró al vacío intentando no pensar.

- Cangrejo.

- ¿Qué? - preguntó ante la extraña petición.

Ginny rió seguidamente, afirmando con la cabeza.

- Con salsa azul.

Hermione miró hacia la entrada. Una sacudida golpeó a su corazón. No podía creer lo que veía.

Sentía como todo le daba vueltas y de repente se sentía muy débil allí. Pero estaba allí...él..

Se levantó de la silla, abobada mientras Ginny contenía la risa con alegría.

- Ron. - murmuró Hermione sonriendo.

Corrieron y se fundieron en un abrazo cálido lleno de muchos "Te he extrañado".

Ninguno de los dos sentía clavado en sus figuras unos ojos grises llenos de orgullo y derrota, por un Weasley.

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HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAA¡¡¡¡¡¡

LO PROMETIDO ES DEUDA!!!!!! Capi 16, aquí lo tenéis.

Ojos azules de.........ella. Maldita sea...que mal me cae. Es malvada, es..asquerosa, pobre draco...pobre Hermione, ay que pena me da todo!!

No me matéis yo no tengo la culpa, son ellos dos que son..ay...no sé qué más deciros...

Y ya van 17........

* En el siguiente capítulo habrá un encuentro muy especial entre Ron y Draco.

* Queda una semana y cuatro días para la boda más esperada del siglo¡

* Draco intentará trabar los planes de Pansy.

* Acabarán cuatro personas....

No digo más que he dicho mucho!!!

Jeje, bueno gracias a tod@s me dais muchos ánimos para seguir!!

Pd. se aceptan propuestas para próximos fics, sugerencias, comentarios de todo tipo..etc

Os quiere!!

Lira Garbo

"De que sirve tanto orgullo, tanta estupida pelea, y perder en un minuto lo que he buscado una vida entera."