No es historia de amor

Respondo e-mails:

^ ^»ÐÖR€Mλ ^ ^ -Hola amiga! Jeje, pobre, yo no quiero que te caiga mal Ron :( Pero sí Pansy, :P ella no me importa. Pues sí, gracias cielo. Preciosas palabras¡¡ ;) No dejaré de hacerlo, te lo prometo ;) Un besazo¡

Reviews:

Dark Raxiel:Hola guapa¡¡¡ Jejeje, asias, asias :P Jijijij, le hubiera hecho cosas peores a Pansy pero, me contuve. :) Jeje, pues aquí lo tienes ;) Un besazo¡¡ Gracias¡¡

Afrodita: Hola preciosa¡¡ Bueno cielo, lo de las copias, no, no hay más copias porque Draco revisó en la casa y no había más. Y Pansy no creía que Draco iba a cogerla, con lo que solo tenía la copia y las originales. Aunque, una mujer rencorosa siempre es muy peligrosa. Bueno, se dio cuenta a medias, porque es que la niña es cabezota y está empeñada en que el amor de su vida es Ron. Enga, 1 besazo¡

Shiro2: ¡Hola guapa! Jejeje, ay, ¡si yo no hago nada! ¡Son los personajes! :P Sólo dos..bueno, ahora 1, jejeje ;) Ya verás, ya verás. Además, los mejores finales son los tristes ;) Bueno linda, un besazo, espero que te siga gustando¡ ;)

Kiara McGonagall: Hola¡¡¡¡ Ay, dios mío, ¡qué bien! Eso es genial, que sientas el capítulo. Ay, anda ya. Sólo son los personajes, que son tan lindos..tan humanos.. Gracias¡¡ Espero que el próximo te guste tanto como este. Ok ;) Te entiendo, yo tampoco puedo estar mucho con el fic por eso :( Ah, qué bien! Estuviste aquí en Málaga¡¡ Ojalá vuelvas¡¡¡ :D :(tic, tac, el tiempo corre...Jeje, anda ya¡ Me encantó el review¡ Enseguida me pasaré por tus fics¡ Un besazo linda!!!

Cristalgirl: Jeje, hola¡¡ No¡ Ningún paro! Ay, ay, dios mío que bonito lo que me dices. Bueno, el destino puede cambiarse ;) Ellos tiene el poder de cambiarlo. ;) Un besazo¡

SpyProngs19: Hola guapa¡¡¡ Me alegro mucho! :D Ay, me da pena dejar el fic. Acaba todo pero, me deja un vacío enorme :( ;) Muchas gracias, es increíble que sintáis las emociones de los personajes en vuestras propias personas y no sabes la alegría que siento al saberlo. Ay, volver a empezar es difícil porque intentas que sea algo distinto a todo lo que has hecho y ahora me siento más perfeccionista que nunca :P nada me gusta, nada me convence ;) jeje. Bueno, tranqui, te avisaré ;) Muchas gracias y miles de besos¡¡

Bulmi Hidaka: Hola¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Guau¡¡¡No sabes cuánto me alegro!!!! :;) Ay que alegría me da¡ :D Jeje, no sé, no sé, los ángeles :P Si soy muy mala¡ ;) Espero no decepcionarte. Ay, ay, me estoy sonrojando :# :# jeje, ¡Mi fan! Ay, gracias¡¡¡¡ jeje, es un honor. ;) No, todavía no es el final, este es el mini-final, y luego el epílogo pero, el final..esto no se acaba, solo deja una puerta abierta para que tu imaginación...sueñe.... ¡Un besazo¡

Minah19: Hola¡¡ Jeje, qué bien! :D Ay, me alegro mucho de que te guste. Sí, a mi el maltrato de Draco en su infancia me es casi imprescindible pues eso hace que se justifique su propio carácter. :) Un besazo¡

18. Para siempre

Derrumbado, derrotado, destrozado...

Todo se había acabado. No, sólo las cosas salían bien en los cuentos de hadas. Había tentado a la suerte, a todo, pero siempre había sabido que era mentira.

Su corazón estaba roto en mil pedazos. Había muerto cuando ella se había ido. Cuando había estado seguro de que se había ido lejos, y que nunca regresaría.

Y el dolor era tan fuerte, y las lágrimas tan crueles. Si todo hubiera ido mal, pero ella hubiera estado allí, todo habría sido distinto. Ahora su sufrimiento no sería tan grande y, la tendría ahí. Pero, ahora, no estaba. Nunca estaría.

Lloró, lloró tanto y tan profundamente que las lágrimas se convirtieron en una parte más de él. Ya no le importaba nada, ni el honor, ni el nombre...nada. Simplemente nada.

¿Qué más daba si sus días empezaban y terminaban sin ver la luz del sol? ¿Qué más daba, si nunca la vería con ella?

¿Qué más daba consumirse minuto a minuto? ¿Qué más daba si ella nunca estaría allí?

¿Qué más daba llorar y llorar sin parar? ¿Qué más daba? Ella nunca lo consolaría.

La vida estúpida se había empeñado en trabar todo lo que le había importado. Lo más importante para él, ella. Se la había arrebatado sin piedad.

A veces despertaba entre sueños murmurando su nombre y volvía a dormir acurrucado en sus letras. A veces, cuando las pesadillas enturviaban su sueño, su vida... en esas veces, miraba aquella foto, aquella que no había tenido el valor para romper.

Miraba sus ojos reflejados uno en otro, tan juntos, tan lejos, tan imposible.

¿Cómo había creído que era verdad? Que tenía alguna esperanza...

No había nada por lo que luchar, nada.

*_*_*_*

Dieciocho. Se casaba.

Era una locura pero, ¿qué más daba? No, no podía dejarla ir.

Se vistió con lo primero que encontró y salió a la calle, loco, buscando la iglesia.

Corrió, sin importarle con quién chocara o a quién se cruzara.

Solo corrió y corrió, con el alma en un puño. Deseando con todas sus fuezas encontrarla para suplicarle que no lo hiciera, que no se casara con Weasley, él la amaba.

Se corrió toda la ciudad a pie, muerto, cansado. Y al fin la encontró. Vio el coche de Hermione aparcado fuera y el de Weasley.

La puerta de la iglesia se alzaba majestuosa, cerrada y, entre ambos portones, una rendija muy fina dejaba espacio para que la imaginación del rubio corriera libre.

Su corazón latía arduo e impetuoso. Le gritaba que entrara y lo evitara. Aún tenía una oportunidad. Aún el futuro podía cambiar.

Pero, ¿para qué? Había luchado porque la boda se llevara a cabo. Podía haber dejado que Pansy se lo hubiera contado todo, que viera las fotos; aunque se ganara el odio de Hermione, al menos así, no estaría junto a Weasley.

Pero estaría sola.

Lo había hecho. ¿Por qué?

Cogió aire, respirando, agitado, entre un mar de mil dudas.

Sólo porque lo que más amaba en el mundo era ella. Era lo más importante y quizá siempre lo fuera pero... ella no sentía lo mismo. Lo que él experimentaba al verla, al oírla, al tocarla...todo eso, quizá ella lo sintiera por el otro.

Y él era infeliz por ello. Pero, si él era infeliz y ella feliz... Si él fuera feliz y ella no. Su felicidad no valía nada si ella estaba sumida en la tristeza.

Por eso lo había impedido porque, ante todo, deseaba la felicidad del ser que amaba, aunque significara su propio dolor.

Todo porque ella fuera feliz, todo.

No podía arruinar su felicidad, no podía impedirlo, daba igual su sufrimiento, ella iba a ser feliz...con otro, pero feliz.

Se quedó paralizado, mientras el tiempo pasaba. Clavado frente a la puerta entreabierta, escuchando el ruido de la ciudad. De repente, escuchó muchos aplausos, gritos y vítores.

La lágrima se derramó. Ya todo estaba decidido.

Se dio la vuelta rápidamente y huyó de aquel siniestro lugar. Corrió sin rumbo, sólo queriendo escapar de su pesadilla.

Acabó perdiéndose en la confusión y la tristeza, llorando maldiciendo al amor.

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No sabía si el sol había salido, si se había ido, si aún existía.

No sabía que día era, ni qué hora, ni dónde estaba.

No sabía nada. Sólo sentía aunque, casi ni eso.

Se había echado al olvido, ya no había nada por lo que luchar. No comía, ni se movía, sólo continuaba echado en la oscuridad de la habitación, con las cortinas echadas, entre sábanas y almohadas, entre papeles y agua.

No tenía ganas de nada, simplemente quería morirse y era demasiado cobarde el suicidio así que, había planeado una muerte lenta y dolorosa, la muerte en el olvido consumido por el dolor y la tristeza.

Nada había por lo que levantarse y andar.

Escondió la cabeza de nuevo y cerró los ojos, queriendo volver a dormir sin soñar ni tener pesadillas.

Pero no pudo, su cuerpo estaba tan cansado como su propia alma, pero su cerebro estaba despierto.

De repente, un ruido se escuchó cercano. Daba igual, todo daba igual.

El ruido se repitió. Y así unas cuantas veces más.

Draco no hizo nada al respecto.

Entonces, un ruido mucho más fuerte que los anteriores resonó en la puerta de la casa.

No estaba dispuesto a abrir, quería morir en soledad.

Y, algo cayó produciendo un ruido atronador.

El ex Slytherin se enderezó sobresaltado, no pudo reprimir su sorpresa ante la persona que apareció ante él.

- No puede ser... ¿Golden?

Una humareda de polvo grisáceo dejó entrever a un mago con una túnica azul oscura, en el pecho una insignia dorada relucía.

- Tengo nombre, Draco, dime Reeves.

Draco se levantó de la cama y le miró.

- No has cambiado nada.

Y así era. Reeves Golden seguía igual de alto aunque, en su rostro Draco distinguió unas moradas ojeras surcando sus ojos. Pero, todo el resto seguía igual que cuatro meses atrás. Los ojos verde-azules, el cabello negro como la noche, la dientes de dentífrico y la sonrisa eterna.

- Tú... - Reeves le revisó, divertido. - Estás horrible.

- Gracias, Reeves. Lo sé. - gruñó.

El paso del tiempo había hecho mella en Draco. El pelo despeinado, la barba rubia de dos semanas, ojeras y cansancio, todo se reflejaba en él.

- ¿A qué has venido? - preguntó el rubio, secamente.

- A hacerte dos proposiciones.

- Tú y yo no nos llevamos ni llevaremos bien, Golden, no quiero...

- Draco, tú salvaste a mi padre y, tengo mucho que agradecerte. - dijo tranquilamente el moreno. - Sólo pido que me escuches.

- Pero, ¿por qué?

Rodó los ojos y se encogió de hombros.

- Quizá ahora me doy cuenta de que eres un buen tipo después de todo, Malfoy. Además, ahora estamos empatados.

- ¿Empatados?

- Sí. Ambos caímos rendidos a Hermione Granger.

El solo pronunciar de su nombre hizo que Draco sintiera una sacudida violenta por todo su cuerpo.

- Habla. - dijo sentándose.

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Estimado Señor Draco Malfoy:

Nos complace informarle de un acontecimiento muy importante para nosotros.

Le invitamos formalmente a nuestra próxima boda el día 7 de Abril en la Playa de Whatipu a las ocho en punto de la tarde.

Esperamos su rápida respuesta y su asistencia afirmativa.

(SALUDOS EN MAORÍ)

"Mayra Mahmbell y Johny Grinm"

Releyó de nuevo la carta y miró por la ventanilla. El aire cálido le daba en la cara y su cabello ondeaba con el viento. Cerró los ojos y los volvió a abrir observando el lindo paisaje.

Árboles inmensos de un color verde esmeralda y pequeñas flores rosadas, les abrieron camino por lo que ya comenzaba a convertirse en hierba.

El coche aminoró la marcha.

- Vamos a parar, iremos andando. Hay tiempo.

Draco frunció el ceño.

- A sus órdenes.

- Socio.

El rubio miró al auror que ya se bajaba del coche.

Reeves le guiñó un ojo. Draco suspiró.

- Sabes, tú coche es penoso.

- No cambiarás nunca, Draco. - rió el moreno.

Caminaron rápidos por el sendero de arbustos, hierba y árboles, el corazón de Piha.

El terreno comenzó a ponerse arenoso, de un color blanco lechoso.

- Adoro esta playa. - murmuró Reeves.

El auror se quitó los zapatos bajo la atenta mirada de Draco.

- ¿No pensarás ir con los zapatos puestos por la arena, verdad?

El rubio protestó. Reeves ya caminaba por la arena.

Draco imitó a éste y fue descalzo por entre los blancos granos de tierra suave.

La arena le acariciaban la piel haciendole cosquillas y masajeando con dulzura sus pies.

- Veo que a todos les obligaron venir de blanco.

- Ya te dije que en las bodas maoríes, la tradición dice que deben vestir así.

Los dos magos pasearon hasta llegar a un recinto cubierto por unas columnas blancas adornadas con flores blancas y rojas.

Todo tenía el aroma hechizante de las flores y el mar.

Las olas rompían contra las rocas en un suave vaivén que moría en la orilla. Una capa blanca se mezclaba con el color azul cielo con destellos plateados del agua. Su sonido mágico era la puesta de fondo al murmullo de conversaciones y risas.

- ¡Draco! - gritó una voz.

El rubio miró hacia adelante y vio ante él a una figura conocida. Sonrió con sarcasmo:

- Grinm.

Johny iba envuelto en un traje de chaqueta blanco y su cabello rojo brillante estaba peinado hacia un lado. Parecía más joven y más feliz que nunca.

- Joder, tío, estás igual.

Ante su sorpresa, el grandullón se le abrazó. Draco al principio se quedó quieto pero, ante la ternura habitual del pelirrojo, dio unas palmadas en su hombro, sonriendo.

- Gracias por venir. - sonrió.

- Se lo debes a ése. - dijo el rubio señalando a Reeves.

Johny levantó el pulgar hacia Reeves que hizo la misma señal.

- Y Mayra, ¿dónde está? - preguntó mirando a los lados.

- Pues...supongo que estará aún...preparándose. - dijo arrascándose la nuca, nerviosamente.

- Tranquilo. - le susurró Draco. - Tienes mucha suerte.

- No sabes cuánta. Mayra es...no hay palabras. La mujer más increíble...es...Dios no la merezco.

Draco borró la sonrisa y miró de nuevo al mar.

La mujer más increíble. El recuerdo de Hermione seguía intacto en sí mismo, volvió a cruzarse por su mente, atormentándolo. Ella estaría lejos con Weasley.

Imaginó que él estaba en el lugar de Johny. Que estaba esperando a Hermione, nervioso, hablando con los demás.

Reeves se acercó a ellos y murmuró señalando al lugar por donde habían llegado:

- Chicos, creo que ya viene.

Todos miraron hacia allí, divisaron en la lejanía a dos mujeres vestidas de blanco con una gran cesta cada una, llena de algo que no lograron ver.

- Será mejor que nos vayamos sentando.

La gente iba sentándose en unas sillas bajas, pintadas del color de la nieve, Reeves señaló a Draco, dos:

- Yo me quedaré de pie. - apuntó el rubio.

- Como quieras.

Un hombre, que Draco supuso sería el sacerdote, con una túnica larga, se puso frente a una pequeña mesa alargada donde yacía un plato con pétalos y agua.

Johny estaba frente a él, aunque de espaldas pues miraba, como todo el mundo, al cortejo que avanzaba lentamente hacia ellos.

Detrás de las dos mujeres venían otras dos, idénticas a las dos primeras.

Y, después, Mayra.

Vestía de blanco, con una falda llena de motas blancas y los hombros descubiertos. El pecho cubierto con una tela en espiral, con una flor dibujada. Y el cabello, largo, largísimo, como siempre, negro reluciente le caía envuelto en un lazo que se enredaba por delante y detrás, mezclándose entre sí.

Estaba bonita, preciosa. Y esa imagen volvió a traer consigo recuerdos para un rubio vestido de blanco apoyado en una columna.

Detrás de Mayra, otras dos mujeres con dos canastas avanzaban a su paso.

La maorí sonrió mirando solo a un pelirrojo anclado nervioso, mirándola con los ojos llenos de dulzura.

Las cinco llegaron al tiempo que se dispersaban, dejando sola a Mayra avanzando lentamente hacia su prometido.

Las mujeres comenzaron a repartir lo que en sus canastas portaban, unos collares echos con flores de colores.

A pesar de la resistencia de Draco, la chica consiguió colocarselo.

Mayra sonrió al llegar a la altura de Johny que murmuró algunas palabras a su futura esposa, que hicieron que ésta riera.

El sacerdote hizo una inclinación hacia los novios y éstos se inclinaron tras él. La gente se levantó.

- (Hermanos y hermanas, nos reuimos en este lugar bendecido por Dios para la unión entre Mayra y Jonatham)

El pelirrojo tosió y le susurró algo al sacerdote que rectificó.

- Johny. - dijo haciendo que algunos se rieran. (En este día tan especial, se han reunido por voluntad de los novios...)

El sacerdote maorí hablaba y hablaba y Draco seguía sin entender ni una palabra pero, Johny y Mayra comprendían perfectamente, al igual que la mayoria de los asistentes.

Draco observó que dos de las mujeres que antes habían colocado las coronas de flores, rodearon a Mayra y Johny con una mucho más larga.

- (La corona de la fuerza para soportar todo lo bueno y lo malo)

Las olas parecían calmarse poco a poco, aunque un sonido gratificante y dulce seguía poniendo música al acto.

- Yo Mayra...

Mayra se quitó de la mano un anillo que colocó en la vasija de los pétalos blancos.

Cuando ella terminó, Johny hizo lo mismo pero, cuando iba a quitarse el anillo, se le atascó en la mano.

Ante las risas complices de algunos, Mayra con dulzura le tomó la mano a Johny y delicadamente le quitó el anillo.

Johny lo echó, nervioso, en la vasija y, éste se hundió junto al de ella.

Después el sacerdote dijo unas palabras y repitieron el proceso pero, justo al contrario. Se colocaron el anillo contrario del que habían soltado.

El sol comenzaba a ondear en el cielo y un hermoso cielo color anaranjado y rosado proyectaba una imagen paradisiaca de Whatipu.

Aquí no había silencio para protestar pues, había sido mucho el tiempo, según decían y no querían esperar más.

- (Yo os declaro marido y mujer)

Los ya esposos se miraron y ante otra inclinación del sacerdote se besaron.

Todos comenzaron a aplaudir. Algunos lloraban de la emoción.

Draco los miraba lleno de envidia ante sus pensamientos.

Esa escena podría ser otra, pero, no lo era. Solo eran Johny y Mayra, nadie más.

La gente comenzó a abrazarles y darles sus felicitaciones. Draco se quedó en la columna, viéndolo todo.

"Todo fluye, nada permanece".

Pero el dolor seguiría allí, anclado eterno en su alma por un amor imposible, por algo que nunca debía haber existido, así abría ahorrado mucho sufrimiento, pero, también mucho amor.

Sus recuerdos eran solo suyos y siempre permanecerían, aunque nunca hubiera sido real...en toda su mentira...

Una lluvia de pétalos blancos envolvió a los felices novios, la gente reía, lloraba...Todo era alegría, nadie estaba triste, solo él.

Y pétalos, muchos pétalos, cayendo y cayendo, pétalos y colores, banderas de flores. Armonia, paz, amor, libertad...

Y ella.

Convertida en una rosa más.

Latiente como la sangre y su propio corazón.

Se clavó en su retina y no supo que sentir, convencido de que solo era un sueño más, pero, esta vez, no lo era.

Blanca, hermosa, ella.

- Hermione...

Estaba allí, y era real.

Sintió como moría y nacía, como todo era verdad y todo mentira, como la noche se convertía en el día, como su vida se iba tras ella, pues su vida, su mundo, todo lo era ella.

Sus ojos marrones se cruzaron con sus ojos grises y las chispas del fuego se hicieron hielo, solo porque ellos lo querían así.

La ola rompió fuertemente, como un rayo, como una tormenta, como la magia que los había enamorado.

Draco huyó de ella, solo podía sufrir más. A pesar de que su corazón gritaba que no lo hiciera, su mente a veces, rechazaba a la locura.

Llegó hasta la orilla y observó el mar. Que iba y venía, que volvía a sus orígenes. Y todo acababa, terminaba..y volvía a empezar.

Cerró los ojos fuertemente. Dejó a la brisa libre, dejó que le diera en el rostro, rogando al cielo, a algo que lo escuchara, por favor, que le diera el olvido, que le ayudara a ser fuerte...

Que reteniera a las lágrimas.

- Draco.

El viento susurraba su nombre. Pero, esa vez, era tan claro y...con esa voz. No, no era el viento.

- Hermione.

La miró fijamente a los ojos. Vestía de blanco, en un vestido corto sin adornos, muy fino de mangas largas, iba descalza y su cabello suelto, sus rizos sutiles. Su olor mezclado con el mar. Y sus labios.

Ninguno de los dos habló, no enseguida. Esperaron escuchando el vaivén de las olas, el murmullo de los pájaros, la fiesta que empezaba. Y, el sol, lento, se iba escondiendo y el naranja y el rosa del cielo, poco a poco se iba haciendo más oscuro, con un alo azul brillante, como el propio reflejo del mar.

Todo era muy confuso, demasiado.

Hermione posó sus ojos en el agua a pesar de que Draco no dejó de observarla sin tapujos.

- Un día bello. - susurró.

El rubio no respondió al instante. Cualquier palabra podía alterar las cosas.

- ¿Dónde te dejaste a Weasley? - preguntó intentando parecer indiferente.

Hermione sonrió levemente sin dejar de mirar al mar.

- En Londres. - dijo al fin.

- ¿Y cómo es que no acompañó a su esposa?

Hermione cerró los ojos y ladeando la cabeza miró de nuevo a Draco.

- Porque no tiene esposa.

- ¿A no? ¿Y tú qué eres? - dijo rápidamente sin pensar.

- Su amiga. No me casé con él.

La ola batió con una furia inmensa en el acantilado, haciendo disparse las motas saladas por el aire y cayendo de nuevo en el océano.

- ¿No te casaste con él?

Ahora el tiempo parecía ir ávido ante la confesión. Parecía que los segundos se habían aliado con el propio día para pasar veloces ante la mirada humana. Pero, al mismo tiempo, parecía que la propia playa aguardaba en silencio escuchando.

Y Draco no podía creerlo. Era su sueño allí mismo, ¿sería solo una fantasía creada por su mente?

- ¿Por qué?

Hermione caminó lentamente. La arena blanca se levantaba a su paso, sus pisadas se hundían en ella, dejando su rastro.

- Porque no lo amo.

Podía oír su corazón, sus venas, la presión de sus músculos, su cerebro trabajando a un ritmo enérgico...

¿Qué sentiría ella? ¿Qué pasaría por su mente?

- Yo... - agachó la cabeza.

Hermione deslizó su mirada suavemente hacia el mar. Draco la esperaba con impaciencia aunque, tranquilo, había esperado mucho, mucho, y ahora, en su larga espera, en ese instante, que no era nada comparado con todos los días pasados, esperaba...como siempre lo había hecho.

Se sorprendió sin embargo al notar que Hermione temblaba, que sus manos tiritaban, que sus dedos entrelazados, jugaban nerviosos.

- Yo...

Lo miró directamene y Draco sintió que estaba en el mismo cielo, sólo porque ella era libre y estaba allí.

Hermione apretó los labios y luego susurró, bajo pero perfectamente entendible la frase que Draco había estado soñando con oír.

- Te quiero.

Y Hermione, la fuerte Hermione, la femme fatale, la mujer que lo había cautivado con su fe en sí misma, ella, rompió a llorar.

- No sé cómo pasó. Ni siquiera sé cuándo. Sólo sé que...cuando te fuiste, cuando te alejaste de allí, después de todo...sentí un nudo aquí, - se señaló al corazón. - que apretaba y dolía y tenía ganas de llorar y morir allí mismo. De volver aquí. Aquí otra vez...

Las lágrimas caían por su mejilla, y entre sollozos sus palabras sonaban tan dulces, tan bellas como suave música de piano.

- Y algo se rompió y...pensé en ti y volví a sentirlo, una y otra vez y ya supe que...que no podía hacer nada más. Que solo quería volver aquí, atrás, de nuevo.

Cogió aire y lo soltó agitada, mientras una lágrima se quedaba quieta en su rostro.

- No pude fingir más y, cancelé la boda.

- Entonces... - Draco se asustó de su propia voz. - ¿Quién se...casó? Yo vi...

- No era yo. Era...Ginny. Ella y Harry se casaron en vez de Ron y yo.

Draco miró al suelo, incapaz de reaccionar.

- Solo quería que lo supieras. Solo quería que supieras que siento mucho haberte hecho daño y que...te quiero. Te quiero, que me he enamorado y...- sollozó de nuevo. - Que lo siento, lo siento mucho.

Volvió a sentirse vivo, como si renaciera de sus cenizas. Se acercó a ella, que lloraba y la abrazó, fuerte. Ella se agarró a su pecho y sonrió mientras las lágrimas seguían cayendo una tras otra, en silencio.

Y sin poder evitarlo, Draco ahogó la última gota de dolor que había en su alma. Cayó junto a las de ella, pero en su interior no cabía la tristeza sino una felicidad que crecía por momentos.

- Amar... - susurró mientras besaba su pelo. - es no tener que decir nunca, lo siento.

Hermione asintió levemente.

Draco la estrechó delicadamente y, luego, despacio, la alejó unos centímetros, sólo los suficientes para mirarla a los ojos.

La cogió por ambas mejillas y borró sus últimas lágrimas, mientras ella cerraba los ojos y sonreía.

- Te quiero.

Y una pequeña luna se asomó misteriosa y alta entre las brumas del cielo y observó como un hombre y una mujer, delante de la orilla, sonriendo, se besaban.

Juntos en el primer beso que los dos sabían que era de amor. En un beso donde por fin acababan con las barreras del orgullo, de la mentira, donde derrumbaban las torres de prejuicios y soledades. Donde abandonaban y enterraban a la tristeza, al dolor y al sufrimiento, como un mensaje en una botella, tirado al mar sin retorno.

Una y otra vez se lo confesaron, arrullados por las olas y su propio amor sincero. Susurrándose una y otra vez, ya sin miedo, que se amaban.

Hasta tal punto que cayeron por la arena, revolcándose, sin dejar de darse besos, entre risas, caricias y amor, mucho amor.

Y pararon cuando el propio aliento les faltaba y la felicidad se desbordaba. Observaron la luna hermosa.

- Esto debería ser un libro. - susurró Hermione. - Una historia dramática, llena de sufrimento. Un cuento con final feliz.

Draco sonrió y la besó de nuevo.

- No, Hermione. Nada de drama, debería contar la verdad, nuestra historia de amor.

- Muy difícil.

- Pero no imposible.

- Para siempre.

- Para siempre.

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Hola mis niñ@s¡ Pues aquí lo tenéis. Y el último capítulo... El epílogo explicativo. ;) Adiós a nuestro fic¡ :( :( Es el primer fic que termino y os doy las gracias por haberme apoyado con él.

Si tenéis dudas preguntadme aunque en el último capi vienen algunas aclaraciones.

Miles de gracias y besos¡¡ Os quiere¡

Lira Garbo

"Sólo desde que amo es bella mi vida, sólo desde que amo sé que vivo" - Theodor Korner.