¿Porqué siempre algo nos quiere separar?

Capítulo 1: "Amor sin sufrimiento no es amor, sólo un vago sentimiento que termina en dolor"

El Inuyasha-gumi estaba luchando una vez más, esta vez con un demonio bastante poderoso, y los que encabezaban la pelean era Sango, Miroku e Inuyasha, pues Kagome se había quedado a un costado tratando de atender a un mal herido Shippo.

Nadie pudo evitarlo... nadie lo notó. De un momento a otro el demonio esquivó los ataques de los demás y fue directamente hacia la miko sin darle tiempo de reaccionar. Le desgarró un brazo con una de las filosas uñas que poseía y luego se le tiró encima. Ella trató de escapar pero él la sostenía con fuerza, lo miró a los ojos y... sucedió. Los ojos de la jovencita se volvieron blancos y el color que los caracterizaba perdió energía.

Inuyasha sumamente furioso se lanzó al ataque del demonio y usando la energía que su amor por Kagome le brindaba lo destruyó.

- ¡Kagome! ¿Estás bien? ¡¡Kagome!!

Sus ojos entristecidos lo miraron y un aire de confusión se matizó en ellos, como si hubiese olvidado todo lo que él significaba para su corazón.

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- Ha perdido la memoria...

Ese fue el veredicto de la anciana Kaede fuera de la cabaña donde la miko descansaba, Inuyasha entró, quería verlo con sus propios ojos.

La encontró sentada sobre la cama, sus ojos inanimados estaban cubiertos por los mechones de cabello que le caían sobre el rostro. Su expresión triste y mudo asustó al hanyou que por un momento sintió su corazón resquebrajarse.

- Kagome...

Ella no se volteó. Por lo que Inuyasha se le acercó hasta poder mirarla directamente a los ojos, con dulzura le acarició una mejilla, podía ver un surco cristalino recorrerla.

- No llores... - le susurró.

- Gomen nasai.

Su voz sonó dulce y melodiosa. ¿Porqué le pedía disculpas?

- ¿Porqué?

- Por no recordarte... ni a nadie, Inuyasha.

Él reaccionó cuando mencionó su nombre, tan bello se oía de ella.

- Kaede-baba me dijo... me contó "mi" historia.

Y el hanyou temió, por ella... por él... por los dos. Que ahora que ella no recordaba le reclamara por todo.

- Entonces... - le dijo él.

- Yo... era y soy feliz con ella.

Por un momento, Inuyasha descubrió a la misma Kagome, no había cambiado y la vió sonreír, tan estupendamente atractiva.

- Kagome...

Ella le miró y él se sintió feliz.

Luego, entraron Miroku, Sango y Shippo. Los dos últimos con los ojos envueltos en lágrimas, esperaban que Kagome no los reconociera pero tampoco podían ponerse mejor. Y así pasaron las horas y llegó el momento de partir nuevamente.

Kagome llevaba su arco y flechas aunque luego no pudiera usarlos, pero no sabía cuando sus recuerdos volverían, Kaede había mencionado que pronto.

Y la noche los sacudió de golpe, en un abrir y cerrar de ojos las estrellas aparecieron en el cielo iluminándolo con su hermosura. Los cinco habían decidido acampar en el bosquecillo que cruzaban y parecían más animados que de costumbre.

Kagome miró el cielo intrigada ante la imagen de la luna, como si algo de ella le interesara profundamente. Mientras tanto, Sango dormitaba recostada sobre un árbol con Kirara muy cerca de ella por si cierto houshi libidinoso se le ocurría hacer alguna de las suyas.

Miroku la miró receloso, ansioso de decirle sus sentimientos verdaderos, pero tan concentrado estaba en sus pensamientos que no notó que se le había quedado contemplando tanto tiempo hasta que ella lo miró. Ambos se sonrojaron.

- "¿Cómo decirte que te amo? Si pensarás que es para alguna treta... ¿Porqué he tenido que tener este carácter" - meditó mientras observaba el fuego que Inuyasha había montado.

Muy pronto todos se durmieron, salvo Kagome e Inuyasha. Él la vió salirse de su bolsa de dormir y caminar por algunas arbustos, sin esperar más la siguió.

Un rato de caminata los llevó a un pequeño lago con muchas luciérnagas flotando alrededor. Ella se sentó en la orilla contemplando su reflejo.

- Kagome. - le susurró él con delicadeza.

- Inuyasha...

- ¿Sucede algo malo?

Kagome no volteó a mirarlo cuando se sentó a su lado, sólo siguió atenta a su reflejo.

- No, nada malo. - su voz dejó un tono de tristeza.

- Kagome, yo... tú puedes confiar en mí.

- Pero no recuerdo...

- No importa, porque sé que ya lo harás y todo estará bien.

- No. No es lo mismo que yo lo haya vivido a que me lo hayan contado. Así es como me siento ahora.

- Lo siento.

Ella lo miró directamente a los ojos, los suyos estaban empañados por las lágrimas y algunas caían sobre sus mejillas.

- Kagome, yo siempre te protegeré.

- Inuyasha.

- Porque mi corazón era, es y siempre será tuyo, Kagome. Zutto... [siempre...]

La miko sonrió y él la atrajo hacia él, mientras que con las garras le acariciaba el cabello cuidando de no dañarla con ellas.

- Inuyasha... - su voz fue un susurro.

- ¿mmm? - tan sumergido estaba en su aroma, delicioso.

- Creo... creo que... recordaré.

Esta vez fue él quien sonrió y la abrazó aún más, quería retenerla siempre con él, así... tranquilos.

- Kagome... Aishiteru.

Los ojos la jovencita volvieron a teñirse de un matiz extraño y el comprobó como sufría. Kagome se sostuvo la cabeza con ambas manos y se alejó del demonio-perro. Tantos momentos volvían en oleadas que golpeaban, recuerdos tristes, otros alegres, batallas y más batallas. Aquellos momentos que tanto había deseado olvidar la atacaron con la más cruel de las espadas y mancharon su corazón de su propia sangre, pero todo ello se borró con unas últimas palabras "Aishiteru".

Ella cayó al suelo de rodilla e Inuyasha corrió a ayudarla.

- Kagome, ¿Te encuentras bien?

- Inuyasha... yo... - susurró- Aishiteru.

Finalmente le sonrió y él no pudo más que corresponder a su sonrisa con una dulzura que nunca antes había demostrado, que se encontraba perdida pero que Kagome le había despertado. Su Kagome... ella... había regresado.

Inuyasha se acercó con lentitud, midiendo sus pasos para que no se convirtieran en torpes señas, y la abrazó. Al minuto, se separó para mirarla con precisión a los ojos. Sí, era SU Kagome, ella de vuelta. Acortando la distancia se le acercó aún más hasta que sus labios se unieran en un dulce beso, forrado de un amor intenso, que se volvía apasionado cada vez que al paso de los segundos sus labios se conocieran. La miko pasó sus manos por el cuello del hanyou y lo atrajo hacia ella.

¡Qué bonito se sentía! Al menos eso pensaban ellos dos, que por fin veían sus metas cumplirse. Cada uno reconocía en parte, sus debilidades. Así era para Inuyasha que había encontrado en Kagome a su mujer, muy distinta a Kikyo, ella era fría, y Kagome no. Su Kagome tenía una dulzura y alegría muy especial matizada en sus ojos, que siempre lo tranquilizaban.

¡Qué tonto había sido! Pensar que quería dañar al ser amado, convirtiéndose en un youkai completo. "baka.." eso se repetía a sí mismo.

Cortó el beso y la miró con devoción. Se sentaron recostados sobre un árbol cercano, ella sobre él, mientras que Inuyasha la cubría con sus protectores brazos.

- Kagome... yo... siempre te protegeré, quiero que lo recuerdes ahora.

- sí, Inuyasha. Y yo siempre te amaré.

- Arigato Kagome-chan.

- ¿Porqué?

- Por hacerme tan feliz...

- Entonces... gracias a ti también. Aishiteru, Inuyasha.

- Aishiteru Kagome.

La luna se reflejó en el lago como fondo de la escena de amor, los jóvenes se quedaron abrazados, envueltos por el dulce aroma de la devoción y la sinceridad.

Mientras tanto, en el bosque, un houshi miraba el cielo sonriente, claro que sabía que lo que sucedía, y estaba feliz por la pareja. Pero sus propios problemas lo atacaban, miró a la exterminadora y suspiró pesadamente, algo le decía que muy pronto podría aclarar sus sentimientos con ella.

Continuará...

Bien, aquí va' espero que les haya gustado, prometo un buen próximo cap. como verán el título del cap. es un proverbio, así serán todos los próximos con frases de ese tipo. Si tienen alguna recomendación, críticas y verso que puedan prestarme. También acepto información, je,je. Pueden dejarme un review o simplemente mándenme un e-mail, pueden encontrarlo en mi ficha ^^.

OWARI!!!