¿Porqué siempre algo nos quiere separar?

Capítulo 7: "Las cosas no se ven como son, las vemos como somos"

Kouga la miró algo embobado antes de volver a sellar sus labios con un beso romántico y apasionado a la vez, sentía como las sensaciones le recorrían el cuerpo dejando marcas en cada rincón que tocaban, era mágico aquello y pensó en que jamás lo había sentido, sería eso lo que los humanos llamaban amor. "¿Porqué lo siento yo ahora entonces?" se preguntó.

- Kouga... - susurró Kagura separándose de él - ¿Porqué me besas?

- ¿Eh?

- ¿Es sólo instinto o... de verdad sientes algo por mí?

Él bajó la mirada y volvió a levantarla sonriendo, la acercó a su cuerpo con dulzura.

- Aishiteru - las palabra salieron de su boca involutariamente, viniendo directamente del corazón. - eso es lo que siento. ¿tú qué sientes Kagura?

- También te amo, creo, jamás lo he sentido. Porque hasta ahora sólo era una extensión más de Naraku, una fuerte sí, pero sólo eso... pensé que... pensé que nunca podría sentir algo así - ella le explicó.

- pero lo sientes.

- Sí...

Se volvieron a besar, inmersos en ese placer que les producía estar el uno cerca del otro y conocerse con cada contacto. Ambos sabían que esa situación era distinta para ellos, pero el tiempo les permitiría llevarla adelante. Se miraron largo tiempo antes de salir del cúbil a respirar aire puro, a pesar de estar Kagura algo enferma necesitaba respirar el aire que se producía sólo en aquellas tierras, y ayudada por Kouga caminó.

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- ¡¡Vamos perezosos!! - ordenó Inuyasha mirando a los demás desde un árbol - ¡¡Debemos encontrarlas!!

- Desde que se fue Kagome está insoportable - comentó Shippo caminando a la par de Kohaku. Este llevaba su Kusari-gama enrollada en el cuello y miraba al pequeño kitsune de reojo sonriendo. - ¿no crees?

- Sí, pero bueno... no podemos dejar de seguirlo porque hay que encontrar a Kagura y a Kanna, no creo que estén mal pero tampoco lo deben estar pasando muy bien.

Miroku miró a su compañera de viaje por el rabillo del ojo, estaba vestida tal como Taijiya como ya se le hacía una costumbre al houshi verla, y no era que le molestase, porque realmente le encantaba verla así.

De repente, llegaron a un arroyo que les cortaba el paso por la espesura del bosque, y Shippo junto con Kohaku se detuvieron a beber; una figura extraña flotaba a metros de ellos, sostenida a una rama que parecía quebrarse en cualquier momento. Era un cuerpo frágil.

- ¡Mira Inuyasha! - gritó el niño señalando la corriente- ¡¡es Kanna!!

El hanyou logró saltar hacia otro árbol más cercano a ella y tomarla en sus brazos dificultosamente, ella no soltaba su espejo que relucía gracias al agua. Su cabello blanco platinado tocó el suelo suavemente cuando Inuyasha la recostó en una pila de hojas que Kohaku había dispuesto, su kimono estaba desgarrado y su rostro levemente amoretado.

- Está herida.. - susurró Shippo mirándola

Ella comenzó a moverse hasta que finalmente abrió sus grandes ojos mirándolos asustada, parecía no entender dónde ni con quiénes se encontraba.

- ¿Quiénes son ustedes? - susurró temerosa- ¿qué quieren de mí?

- ¿No nos recuerdas Kanna? - le preguntó Kohaku sosteniendo sus manitos heladas entre las suyas- ¿me recuerdas a mí?

- no, ¿Kanna? ¿yo?

- ven... - le tendió una mano Inuyasha sin mirarla directamente, todos se sorprendieron si saber qué tramaba el mitad youkai, ella le siguió el gesto. Y ambos, caminando, se alejaron del grupo.

- ¿qué es lo que le sucedió a Inuyasha? - preguntó Kohaku a su hermana.

- No lo sé...

- Inuyasha debe estar tratando de explicarle a la niña lo sucedido - comentó el houshi- sin duda es eso...espero que sea sencible... - Todos se miraron asustados. ¿Inuyasha sencible?

Rato más tarde, los dos regresaron de la misma manera, ella tenía los ojos hinchados, y rastros de lágrimas secas en sus grandes ojos, ahora más animados que antes, que cuando estaba junto a Naraku. No soltaba la mano de quien le había contado todo su pasado, y sonreía de manera apacible y dulce.

- ¿está todo bien? - preguntó Sango. - ¿Kanna?

- Kanna está bien - respondió ella- Kanna no quiere conocer más su pasado, quiere vivir el presente.

- ¿le contaste todo Inuyasha? - el houshi parecía preocupado.

- Si - fue la única respuesta que obtuvo de parte del muchacho de orejas de perro.

De pronto, un torbellino envolvió la zona en la que estaban, haciendo que las hojas de los árboles iniciaran una revolución y el arroyo que corría libremente se agitara levemente.

- ¡¡Perro zarnoso!! - dijo una voz, seguida de un murmullo, una risa.

- ugh.. Kou - y de pronto sus palabras se cortaron al ver a quién llevaba su enemigo en brazos. Quien sonreía y se aferraba al cuello del lobo youkai - ¿Qué hacen ustedes dos juntos?

También le sorprendía que a pesar de no llevar fragmenos de Shikon en sus piernas seguía siendo igual de veloz, algo extraño estaba sucediendo, mas no preguntó.

- ¿Qué te pasa? - le dijo Kouga- Kagura es mi mujer... mi mujer desde ahora.

- ¿¿¿¿O_______o???? - todos pensaron.

Kagura se bajó de los brazos de su lobo esposo y se acercó a donde Kanna, mirándola directo a los ojos, ambas se abrazaron, Inuyasha también le había contado de ella a la niña.

- ¿eres feliz? - susurró Kanna- Kanna es feliz ahora... tiene una familia... es inocente... es una niña.

- Sí, soy feliz - le devolvió en voz baja- siento amor... tengo sentimientos.

Los demás no dijeron nada hasta que Kouga interrumpió el silencio.

- Espero que cuides a Kagome, dile que encontré a alguien quien me ama y que yo amo también, espero... que se lo digas y que podamos visitarles - le extendió una mano en señal de una amistad pactada.

- Les esperaremos - Inuyasha sabía que esa etapa de celos y rivalidad podía concluir al fin - suerte...

- A ti también - susurró él antes de tomar a su nueva mujer en brazos y salir en un remolino.

- Esto es algo que jamás esperé presenciar... - comentó Miroku sonriente- ¿Estás enfermo Inuyasha?

- ¡¡Feh!! - dijo él como de costumbre y se volteó, emprendiendo el camino hacia la aldea, mientras que Kanna le seguía sonriendo.

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- ¿Nos vamos? - preguntó Inuyasha haciendo equilibrio en el borde del pozo, parecía más animado que de costumbre y todo era porque se encontraría con su Kagome - ¡¡¡Apúrense!!!

- Ay, ¡¡Inuyasha!! ¡¡Deja de molestar!! - dijo Shippo mientras intentaba soltarse del agarre del hanyou que le mantenía en el aire de la ropa moderna que llevaba puesta, Kagome se la había comprado hacia tiempo y él sólo quería darle el gusto. Además le había pedido un brebaje especial a Kaede para poder convertirse en un niño común y corriente- ¡¡¡INUYASHA!!!! ¡¡Le diré a Kagome!!

¡¡¡PLAF!!!

El pequeño Shippo se dio de bruces contra el suelo justo a los pies de sango, ella miró amenazante a Inuyasha quien se hacía el disimulado mirando hacia otro lado.

- verdaderamente no cambias - le dijo ella.

- ¡¡Feh!!

En eso, llegaron Miroku con Kanna subida a sus hombros y Kohaku que miraba de reojo la aldea.

- ¿porqué no puedo llevar mi Kusari-gama? - preguntó por cuarta vez el niño.

- Porque en ese tiempo no es necesaria - le explicó su hermana con dulzura y severidad sentándose al borde del pozo.

- mou!! - protestó haciendo lo mismo que ella.

- ¿vamos? - volvió a preguntar el hanyou.

- ¡¡¡VAMOS!!!

De un segundo a otro, luego de los colores y sentimientos que provocaba el traslado de época en época, llegaron al Japón moderno, a la ciudad de Tokio, al templo Higurashi. Las orejitas de Inuyasha se movieron repentinamente y pudo sentir el canto de alguien, de una mujer que le era conocida.

Esperó a los demás y salieron al patio que conectaba la casa de Kagome con los templos y demás habitaciones que últimamente su abuelo había mandado a construir. Y vieron a la figura de la muchacha de cabello negro azabache tomado en una trenza larga que se movía al compás de ella, estaba barriendo la extensa escalera que se encontraba a la entrada del templo.

Inuyasha estaba ya por acercársele seguido de los demás cuando una voz masculina se dejó escuchar desde el otro extremo de la escalera, venía subiéndolas.

- ¡¡¡Higurashi!!! - dijo el muchacho al acercarse a ella.

- ¡Hoyo-kun! ¡Qué sorpresa! ¿Cómo estás? - preguntó ella sonriendo.

- Bien, Higurashi. Me imagino que tú también. ¡¡Estás hermosa!!

Kanna que estaba al lado del hanyou, vió como una vena se inflaba en su cabeza y sus puños se tensaban, si el muchacho no emprendía retirada acabaría muy mal.

- "¿Cómo se atreve?" - se preguntó él mirando la escena.

- Gracias Hojo-kun - le dijo Kagome sonrojada- y dime... ¿A qué has venido?

- Es que... quería saber ya que estamos en vacaciones.. ¿si acaso querías salir conmigo?

- Este... - tartamudeó- "Inuyasha va a venir dentro de poco... no puedo hacerle esto... lo siento"

- ¿Qué dices?

- Lo siento mucho Hojo-kun... demo... no puedo... tengo otro compromiso.

- "kagome..." - pensó el hanyou de tiernas orejitas, por un momento había dudado de ella, pero igual le parecía extraño y mal visto que ese muchacho le visitara constantemente invitándola a salir, porque... porque ella era suya.

Kagome se despidió de Hoyo con cierta tristeza en su rostro, le había visto muy desilucionado, más que de costumbre, pero ella no le amaba y no podía cambiar las cosas. Se volteó para encontrarse con unos bellos ojos color miel que la sobresaltaron y le hicieron saltar hacia atrás.

- ¡¡Inuyasha!!! - gritó al lanzarse a sus brazos.

Al retenerla así, todo se le olvidó, aunque esa duda quedaba en su corazón, el rostro de Kagome demostraba auténtica felicidad al verle, una expresión exlusivamente hacia él.

- te extrañé tanto... - le susurró al oído- ¡¡Chicos!!

Cuando ella se separó de él, sintió que algo se desvanecía pero cayó en cuenta también que los demás habían extrañado a Kagome tanto como él y no tenía derecho a privarles de su compañía. Una sonrisa no dejó de curvarse en sus labios, ella se veía radiante, bella como siempre. Tenía puesto un pantalón de jean ajustado a su cuerpo con bordados floreados, unas sandalias y una camisa blanca pegada también perfectamente a sus curvas, lo que a Inuyasha le hacía bendecir su suerte de tenerla cerca.

Realmente amaba a Kagome, y aunque ese tal Hojo quisiera quitársela él lucharía siempre por su bienestar, cosa que él no podía hacer.

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- Aishiteru Kagome - le susurró al oído mientras la acercaba más a él, y miraba las estrellas de una noche cálida.

- yo también Inu-chan - ella dijo graciosamente, sin dejar de sonreír.

- te extrañe mucho.

Ella le miró, había dicho lo mismo ocho veces en el día, insistiendo en acercarla y besarle los labios con esa pasión que sólo él parecía transmitirle. Apenas si había podido conversar con Sango y un poco con Kanna. La niña parecía encantada con la casa de la miko, con su madre y también con su hermano, llegó a pensar que Kohaku se había puesto celoso. Olvidó ese pensamiento.

Miroku parecía más serio y sereno que de costumbre, seguramente intentaba ganarse el amor de Sango cambiando su perversidad.

- ¿Crees que Miroku ame a Sango? - soltó de golpe la de melena negra.- ¿mmm?

- ¿porqué lo preguntas?

- Ella le quiere...

- Supongo que sí - se encongió de hombros- ¿Quieres que hable con él?

El rostro de Kagome se iluminó con una sonrisa.

- ¿¿¿Haría eso???

- Por ti cualquier cosa!!! - le susurró.

- ¡¡¡ARIGATÔ!!!

Se besaron largamente, disfrutando de esa caricia que llevaba tiempo sin realizarse, sus labios se necesitaban mucho más después de esos días sin tenerse, de sentirse alejados. Ella se acurrucó en su pecho y él aprovechó para hablar sobre el tema que le inquietaba.

- ¿Porqué ese chico te molesta? - le preguntó sorpresivamente.

- ¿Quién? - claro que ella sabía de quién se trataba, pero intentaba darle una oportunidad a Inuyasha para desistir.

- hojo...

- AH! Él! - dijo con voz dulce- Es que... Hojo-kun está enamorado de mí, según me han dicho, je, je, je.

- ¿¿¿¿¿QUÉ????? - gritó enfadado. Ella sonreía, a su vez, tiernamente.- ¿de verdad?

- ¡¡Sí!! - ella pensó un segundo lo que diría- ¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡¡¡¡¡¿ACASO NADIE MÁS QUE TU PUEDE ESTAR ENAMORADO DE MI?!!!!!!!

- este...

La no respuesta de Inuyasha no era nada buena... era...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡OSUWARI!!!!!!!!!!!!!!!

Pese a que su rostro quedó prácticamente estampado contra el pavimento del patio de la familia Higurashi, Inuyasha estaba contento de volver a estar con ella, de poder besarla nuevamente, incluso de sus Osuwari's y eso... no cambiaría jamás.

Fin del capítulo

Bueno, amigos, aún no termina... no, no, ji, ji. Antes de irme, los reviews:

Kala: hola!!!!! Amiga!!!!! Bueno, me alegro por tus comentarios, de verdad me ponen de muy buen humor. Ojalá no te olvides de dejar review en este cap. y... ya sabes... continúa con tu fic y suerte en todo, sabes que tienes mi apoyo y mis buenas ondas. T.Q.M

Sweet-dreams-and-dark-nig: espero que hayas podido terminar de leer el fic, je, je, gracias a ti lo pude arreglar, menos mal que me avisaste, como verás... sucedió lo que sucedió, Loly-chan ^_____^ bueno, amiga, no te olvides de mis reviews, me hacen falta tus comentarios, ji, ji. Nos vemos!!

Kikyo-chan: On-na-tomodachi!!!!!!!!!!!!!!!!! Bueno, amiguita, me alegro que hayas leído por fin mi dulce fic, je, je, versito... y que te haya gustado, así como a mí me gustan tus fics, esperemos que avance nuestros proyecto y no nos peguen las malas críticas, que no son constructivas. Aveces es preferible, sino se está de acuerdo con el texto, comentar con respecto a la forma en que está narrado y el empleo de las situaciones a gusto del escritor. @_@ ojalá no se nos haga bola, es que estoy muy reflexiva. Igual.. tu fic está fantástico y ojalá sigas escribiendo, yo siempre dispuesta a subirte los fics, oneechan. Y no te olvides de los siguientes reviews eh!!!!!!

Martha Maxwell: bueno, en serio... ¡¡muchísimas gracias!! Je, je, todo lo que dices... me ha gustado un montón, me alegro que se entienda lo que quiero expresar en mis fics y en cada situación romántica, espero seguir contando con tu apoyo en el fic y en los demás también. Yo seguiré escribiendo, aunque aveces las críticas no sean del todo favorables.

Eso es todo...

JA NE!!!

Sumire-chan J

Naitemo iiyo donna kanashimimo tsubasa ni kawarunosa sono mune de