¿Porqué siempre algo nos quiere separar?
Capítulo 11: "Una experiencia nunca es un fracaso, pues siempre viene a demostrar algo"
Inuyasha saltó de una rama a otra, el sol aún no había salido y la brisa del viento era suave caricia en su cuerpo inquieto. Había salido de la casa de Kaede con el corazón ligeramente contrariado, ahora tampoco se encontraba calmo, sólo deseaba llegar al Goshinboku.
Se sentó, finalmente, bajo el cobijo del árbol, aspirando el tranquilizante aroma que emanaba de él. Cerró los ojos con fuerza, aún tenía en su mente la expresión angustiada de Kagome, sus ojitos llorosos y temerosos mirándole de esa forma... esa forma que no podía olvidar.
- ¿nani? – susurró al sentir una mano fría acariciando casi imperceptiblemente su mejilla, como una suave caricia – K-Kikyo....
El cuerpo de la miko era transparente y luminoso, su mirada antes apagada era ahora mucho más "viva" y ella... sonreía.
- No arruines las cosa, Inuyasha – susurró ella.
- ¿Qué te...?
- iie, déjame a mi. No arruines las cosas con Kagome. ¿Acaso no la amabas más que a tu propia vida? – dindagó Kikyo, él bajó el rostro ocultando sus ojos dorados – ya no me duele...
- la amo...
- ¿Entonces? Ve por ella... dile lo que sientes...
Él vió una luz repentina en su camino, se puso de pie y antes de correr hacia la cabaña de Kaede, se volteó a ver a la miko, sus largos cabellos caían sobre sus hombros y sus ojos brillaban con cierta magia.
- sumimasen – le susurró.
- doushite ka?
- por causar... esto.
- Ah – dijo Kikyo de manera dulce y cuando habló nuevamente su voz sonó igual – no creo que debas disculparte por esto... ha sido un plan del destino, ¿no crees?
- es posible, demo... ¡¡Si nuestro amor hubiese sido más fuerte!!
- eso también influyó – aceptó – entonces... no dejes que suceda de nuevo.
El hanyou asintió y salió corriendo sin voltear pero si escuchó cómo ella suspiró. Luego, su cuerpo casi desvanecido se acercó al Goshinboku, su mano lechosa tocó la corteza y cerró los ojos al sentirse fundir con el árbol.
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Inuyasha entró en la cabaña vieja ya por el paso del tiempo, dentro ya cierta calidez lo invadió, el fuego aún no había terminado de extinguirse a pesar de que habían pasado horas desde que él lo prendiese. Miró de reojo la abertura de la cortina de tiras de cueros y vió que faltaba muy poco para el amanecer, lo sentía por el matiz azulado que coloreaba el cielo, aunque el calo no irradiaba sino que estaba más frío que de costumbre.
Se acercó al lecho donde su mujer dormía acurrucada entre las rojizas y gruesas cobijas. Tocó suavemente la mano delicada que se aferraba a la tela, le parecía tan pequeña... ¡e indefensa! La sintió estremecer ante el roce pero aún así le acarició con cuidado la mejilla, ella era su mujer... No podía entender como ese ser tan delicado y hermoso, lleno de valor pudiese ser la madre de un hijo suyo, si él no era más que un híbrido inadaptado. No iba a negarlo, se sentía sintiendo un infeliz hanyou que había encontrado paz, amor y amistad en una mujer maravillosa. También en un houshi, una taiji y un youkai pequeño, y si llegaba a tal punto en un lobo youkai, en una anciana miko, en dos extensiones, en un niño... en una familia de otro tiempo. Todos ellos... ¡¡Eran parte de su vida!! La principal razón por la que tenía tantas cosas estaba frente a sus ojos...
- Kagome – susurró y ella se estremeció antes de abrir y sus ojos y mirarle. ¿Cómo le habría escuchado? – gomen...
- ¿Sucede algo?
- yo... etô...
- ¿daijoubû ka? – le preguntó preocupada.
- no lo sé... – titubeó – es que... Kagome... yo... ¡¡No quiero que me odies!!
Ella le miró incrédula, corrió las cobijas y se sentó sobre la tibia cama.
- no te odio – le dijo poniendo una mano sobre la de él, tembló ante el contacto y ambos se perdieron en sus miradas – demo no puedo negar que aún tengo miedo.
- ¿a mí? – tenía que sacarse esa duda, ese peso.
- no sé si a ti... temo... que... – lo pensó detenidamente. Pero... ¡¡Si lo veía tan claro!! ¿Porqué le costaba decirle? Suspiró largamente – temo... sufrir y volver a estar lejos de ti, de Sango... de Miroku y de Shippo... de los demas, temo al sufrimiento.
- iie – gimió Inuyasha acercándola a su cuerpo y undiendo su rostro en el mar azabache de la joven – no dejaré que nada malo te pase... lucharé para protegerte... a ambos...
- ¿y Akia?
- Ella no podrá con nosotros...
Nuevamente, los dos se recostaron en el lecho sin cubrirse y ella recostada en su pecho, suspirando. Le bastaba el abrazo protector de Inuyasha para caldearse, embriagada totalmente con ese momento especial. Miró como él cerraba los ojos y respiraba profundamente intoxicándose con su aroma delicado y excitante. Ella le provocaba, exaltando cada uno de sus músculos ante el contacto de las manos de la mujer y acelerando su corazón, incontrolable. Kagome estaba inquieta, temía de lo que Akia pudiese hacer para lograr sus metas viciosas y vengativas. A pesar de ello, estaba segura de que lucharía con todas sus fuerzas, no sólo por ella, no sólo por Inuyasha y su amor sino también por su hijo.
Le vino a la mente los recuerdos de su infancia, las constantes escenas de llanto de su madre por la ausencia de su padre. El hombre de buen carácter, bondadoso había muerto en un acciden automovilístico. Aún podía recordar cuando el policía uniformado apareció en su casa a informarles lo sucedido. Ella era una niña entonces.
- "¿Porqué recuerdo todo esto ahora?" – se preguntó liada.
¿y si sucedía de nuevo? Temía descontroladamente que su pequeño hijo quizas niña sufriera lo mismo. Tal vez Akia tenía esos planes... separarle de Inuyasha. Comenzaba a odiarle por tanto dolor que le causaría.
- ¿Qué pasa? – susurró el hanyou a su oído al ver que no dormía.
- eh... creí que ya estabas dormido – aseguró ella quedamente.
- un poco demo sentí tus movimientos – hizo una pausa - ¿Qué te pasa?
- nada.
- sou?
- sou, Inuyasha.
Kagome se acurrucó en el pecho del semi youkai de cabellos platinados y se aferró a sus ropas como una niña indefensa. Él la acercó un poco más, así estrechándola en un dulce abrazo. Hacia tiempo que no la tenía entre sus manos, había olvidado aquellas placenteras sensaciones.
Se durmió finalmente, completamente embriagado con su aroma femenino.
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El sol iluminó hasta el más obscuro y tenebroso lugar en la era Sengoku, las aves comenzaron a cantar melodiosamene al sentir la calidez. Los viajeros de la antigua y apreciada Shikon no Tama comenzaron a despertar del sueño nocturno.
- "¿Dónde estará esa mujer?" – se preguntó casi enfadado Inuyasha al encontrarse solo en el lecho.
Sintió un canturreo dulce en la entrada de la casita y salió para encontrarse con Kagome barriendo el suelo de algunas hojas secas.
- buenos días – saludó ella con una gran sonrisa, tan suave y encantadora como ella misma.
- ¿tan pronto estás levantada? – le preguntó robándole un beso de los labios.
- sí... Kaede-baba tenía que salir y me pidió que le hiciera algunas tareas – explicó – ahora ya estaba por irme a buscar unas hierbas medicinales que necesita.
- yoshi – aceptó el hanyou – demo déjame que te acompañe.
- ¡¡Mou!! – protestó mas después de pensar encontró razón en Inuyasha y le sonrió dulcemente.
Kagome lo jaló del brazo y lo llevó hacia las pasturas cercanas con la vista fija en las diferentes hierbas. Se detuvo junto a una planta donde crecían varias flores de pétalos amarillentos y anarajandos.
- ¿y eso?
- es una planta que permite curar heridas graves en poco tiempo – le contó – Kaede-baba no me la encargó demo tengo la intuición de que me será útil. Además... es muy escaza...
La joven continuó cortando diversas plantas ante la observadora presencia de Inuyasha, temía que en cualquier momento apareciera alguna garra maligna y la separara de su lado, no podía negarlo, le aterraba la idea de separarse de su Kagome.
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- ¿Dónde habrán ido? – preguntó Sango acomodándose su traje de taijiya.
Sus amigos se encogieron de hombros mientras preparaban las cosas para emprender el camino. Habían decidido finalmente antes de acostarse por la noche, que viajarían camino al antiguo castillo de Naraku e investigarían si allí había rastro de Akia.
- temo por ellos – susurró.
- No te preocupes, mi querida Sango, Inuyasha podrá cuidar perfectamente de ambos – le aseguró Miroku - ¿Quieres que yo cuide de ti?
Le miró con voz lujuriosa pero seductora mientras deslizaba una mano sobre la espalda de Sango, ella sintió leves escalofríos antes de estampar su boomerang contra el houshi.
- ;_____; ¡¿Porqué me tratas así?! – logró exclamar doloridamente.
- houshi hentai... tu no aprendes...
- Oi, Sango-san, ¿has visto a Kohaku? – le preguntó Kanna saliendo de la casa seguida por Shippo.
- ¿Nani?
- no está en la casa – comentó Shippo con aire preocupado – y sólo había esto en su cama.
Ella le miró abriendo los ojos bien grandes, sintió su corazón resquebrajarse levemente, con tanta lentitud que le quemaba el pecho. Tomó el papel amarillento con cuidado y temor, lo desplegó e hizo esfuerzos para leer.
"Sango, hermana: sé que Kagome-sama me devolvió la vida y con lo que voy a hacer estaré arruinando aquel deseo. Sumimasen por todo, no olvides cuanto te quiero. "
Kohaku
Sango sintió las lágrimas al borde de sus bellos ojos oscuros y las dejó caer, deslizándose lentamente sobre sus mejillas. Sus piernas le temblaron pero no cayó ya que sintió el abrazo acogedor del houshi, pese a lo pervertido ese abrazo era aguantador, sólo trataba de estar allí para ella.
- Kohaku-kun siempre fue muy unido a Akia – explicó Kagura, sintiendo que ese no era el momento para comentarlo, pero debía hacerlo – ella nunca estuvo en batalla, porque era la sirviente especial de Naraku, es mas... aquel día él le había enviado en busca de una informació a no sé donde... seguramente sabía que ustedes atacarían el castillo...
- ¿A qué te referiste con que Kohaku era unido a Akia? – susurró temerosa Sango.
- él le quería mucho y ella era como una madre para el joven, que casi nunca hablaba con nosotras...
- lo recuerdo – gimió Kanna cercana a ellas, sus ojos parecían perdidos – recuerdo cuando Kohaku se escabullía de Naraku bajo la protección de Akia, ellos... Naraku y Akia... tenían algo...
- ¿nani? – dijeron todos.
- no recuerdes eso, Kanna – le suplicó Kagura acuclillándose a la altura de la niña, le acarició el cabello suavemente – hace mal, ¿sabes?
- sí, no quiero recordarlo – terminó antes de undirse en el pecho de la muchacha.
Sango intentó pararse por sí misma pero no lograba, así que Miroku era el que la mantenía de pie.
- arigatô – le susurró la taiji al monje.
- no... – le objetó – realmente... yo quiero cuidarte...
La exterminadora ocultó inmediatamente el sonrojo que cubría sus mejillas lechosas, Miroku tenía ese efecto en ella. ¡¡Como le odiaba por ello!! Además, ese no era momento para tales reacciones.
Entonces, fue cuando Inuyasha y Kagome llegaron, ella traía una canasta llena de hierbas y demás flores, parecían tan felices. El rostro de la miko se contrajo al escuchar entre sollozos la historia de lo que Sango sabía.
- debemos partir de inmediato – aseguró Inuyasha – Sango, ¿Crees que Kirara pueda olfatear el olor de Kohaku? Aunque no tengamos nada para que huela.
- supongo que sí – dijo la taiji acercándose a la gatita, era tan indefensa en ese estado o por lo menos eso aparentaba - ¿puedes hacerlo?
Kirara se acercó a él ronroneando alegremente, le lamió el rostro con dulzura y maulló levemente antes de que Sango la envolviera en un abrazo, lleno de sentimientos que se encontraba en revolución dentro suyo, ella pensaba que las cosas habían llegado a una etapa de paz. Y ahora... Kohaku la había abandonado nuevamente, Apretó la nota en papel algo húmeda por sus propias lágrimas y la guardó entre sus ropas.
Las piernas le flaqueaban y si no fuera por los brazos del houshi ella no podría mantenerse en pie. El también la ayudó a subir a Kirara. Al tiempo que se despedían de Kagura y de Kouga, ellos buscarían por el lado contrario, por si acaso él había intentando perder su rastro.
- ¿Dónde nos encontraremos? – preguntó Kagome sobre la espalda de Inuyasha, aferrada a sus ropas.
- seguiré su aroma... ¡¡Buena suerte!! – fue lo último que dijo el lobo youkai antes de envolverse en un remolino y desaparecer por la espesura del bosque, llevando por supuesto a su mujer con él.
- ¡¿Porqué no puedo ir?! – chilló por cuarta vez Shippo inflando las mejillas.
- porque debes quedarte a cuidar a Kaede-baba – intentó explicarle Kagome – además... es muy peligroso que nos sigas.
- ¡pero Kanna va!
- porque yo... – suspiró la niña aferrándose a la espalda de Sango mientras Miroku se subía tras ella – yo estoy involucrada en todo esto.
Shippo se mantuvo callado ante la expresión triste de la pequeña y finalmente entró en la casa de Kaede, no sin antes despedirse animado y deseando suerte en la misión. Kirara avanzó a grandes pasos mientras Inuyasha les seguía, al parecer la gatita sentía el aroma de Kohaku cerca.
- Ha sentido el olor de mi hermano... ¡¡Vamos Kirara!!
- lo encontraremos – le susurró Miroku al oído.
- Sí... aunque necesito una explicación de todo esto – dijo ella – y sé que sólo Akia puede dármela.
- tendremos que encontrar a esa mujer – aseguró Inuyasha en voz alta para que le oyeran, a pesar de que les separan centímetros – sólo espero que no intente engañarnos otra vez...
- "Todo estará bien" – pensó Kagome abrazándose a Inuyasha – "Debo luchar... por mi... por Inuyasha y por mi hijo. No dejaré que nada nos vuelva a separar"
Kirara se detuvo finalmente en las zonas cercanas al viejo castillo de Naraku, aún se sentía su repugnante aroma en el ambiente, aunque claro sólo Inuyasha y la gatita youkai pudieron sentirlo. Kagome se deslizó hasta tocar el suelo y caminó lentamente, le extrañaba que al final del bosque no se encontrase una barrera que impidiese la entrada al castillo. Seguramente la malvada Akia les esperaba.
Se abrieron paso hasta encontrarse frente al castillo.
- quédate aquí – le dijo Sango a la youkai – por si acaso...
Kagome sintió una presencia en la puerta de la edificación, se trataba de Akia, esa escena le recordaba mucho la batalla contra Naraku, sólo que la esencia de esta mujer era mucho más poderosa, de eso estaba segura. "ten cuidado, Kagome" le susurró una voz al oído y ella volteó alarmada, ¿De quién se trataba? Era una voz de mujer y por un momento lo pensó.
- "¿Kikyo?" – se preguntó mentalmente.
- "ten cuidado... Akia es un ser poderoso..." – volvió a hablar.
La miko asintió a la vez que la figura de la antigua sirviente de Naraku aparecía entre las sombras.
Fin del capítulo
¿Y? ¿Qué tal? Ja, ja, ha sido un poco breve, pero piensen que ahora vienen los líos y las batallas nuevamente, ¡¡parece que jamás podrán estar juntos!! El fic parece agrandarse pero les adelanto... ¡¡¡porque los quiero mucho!!! Que está muy cerca de terminar snif.... ;___; aunque... como ya dije... ¡¡Será un final muuuuuuuuuuuuy feliz!!!!!
Ahora los reviews: ¡¡Son muuuuchos!!
Kala (atorru@hotmail.com): bueno, amiga, no problem, se me había hecho una bola de Kala's jajajaja, es la verdad, pero que bien, a ver si charlamos por MSN, yo también te agregaré y espero que te siga gustando el fic, graciaaaaaas por dejar review. (Este es del cap. 9) No te olvides de dejar tu e-mail así no me confundo. ^__^ jejejeje.
No sabía que habías dejado otro review, bueno, en realidad este es del cap. 10, y como verás ya he subido el 11 que espero que te guste. Como te dije... te agrego a mi MSN. Besos.
Sango Sakura: ya ves... ya estoy actualizando de vuelta, espero que te guste, y gracias por dejarme review. Me alegro muuuuucho ^_~ que te guste mi historia, y que sea una de tus favoritas. Cuenta conmigo cuando lo necesites y sigue leyendo!!!
Gaby (Hyatt): hola on-na-tomodachi, ya me faltaban tus reviews en este fic, jejeje, feliz navidad y año nuevo a todos!!!!! Y especialmente a ti, espero que te esperen lindas sorpresas en el futuro porque eres muy buena en lo que llevo de saber de ti. Oye, ¿tienes MSN?
Sangoshinjitsu: claro que lo sigo, que bueno que te guste y espero que también este cap loco.
Ray: gracias por el review, ¿Qué te pareció el cap.? A mí me gustó bastante aunque ha sido corto... ahora se viene lo mejor.
Magdaria-Sayo: muuuuuchas gracias por dejarme tus lindos reviews, sí... la verdad es que algo siempre los tiende a separar, pero no te preocupes porque muy pronto se terminará el fic... ya tengo pensado el final como les dije. Jijiji.
Kala: tu si eres mi amiga Kalita-chan no??? Jejejeje, bueno, si eres... ¡¡¡GRACIAS POR TODO!!! T-O-D-O Eres una amiga como decimos acá en Argentina de fierro... y me alegro contar con tu apoyo en las malas y también en las buenas. ¡¡Nos vemos!! Y que te siga gustando mi fic, eh!! ¡¡ARRIBA CON EL TUYO!!
Chiisana Minako: hola chibi, hacía mucho que no recibía uno tuyo, pero me alegro volver a verte oneechan, ojalá te guste el cap. Que me parece salió mejor que el anterior. ¡¡Y a ver... cuando actualizas!! Si alguien quiere leer un lindo fic de Inuyasha lea.. ¿Una broma? Oki? ¡¡Es genial!!
Luzy Akizuki: No te preocupes por lo que me dices Luzy-chan, te prometo que te sorprenderás muuucho en los próximos caps. si? Ya verás... jejejeje. Me alegro montones que te guste el cap. Y que lo consideres esas cosas que me dices. Y como te dije... con respecto a Kouga es muy probable que las cosas cambien, muahahahahaha! ^__^'' Nos vemos!!
