"Ese es el Destino"

Idea Original: _Dream_

Adaptacion: Annita Kyoyama

Continuacion: Annita Kyoyama

Cap. 3: "Recuerdos"

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Su segundo día en el hospital fue algo tranquilo, no sentía necesidad de salir al mundo exterior, le agradaba mucho estar ahí sin saber bien la razón. Quizás porque, normalmente se encontraba sola y reflexionaba sobre las cosas. A decir verdad, se sentía muy a gusto, sin embargo, la idea del suicidio aun no desaparecía de sus pensamientos.

Para no estar todo el día sin hacer nada, le había pedido a Manta que le prestara algún libro que tuviera, no le interesaba de que fuera, solamente quería distraerse en algo, aunque no lo conseguía.

Fingía centrarse en la lectura, pero sin percatarse, se le había ido la mente a otra parte. Llevaba ya tres páginas leídas cuando descubrió con cierta sorpresa que no se había enterado de nada. Cerró el libro de golpe y fijó la vista en la calle.

Desde su ventana podía observar a las personas que transitaban por las calles. Vivían tranquilamente, cada uno haciendo sus cosas y cumpliendo sus deberes. Cada uno con su vida y sus ocupaciones, quizás la vida no era tan aburrida. Pero para ella si lo era.

La vida, según su punto de vista, era sinónimo de repetición, todos los días significaban lo mismo pero con ciertas diferencias, que al fin y al cabo, resultaban iguales.

Volvió a abrir el libro, sus ganas de leer se fueron al diablo cuando se percato que por mas que intentara distraerse con la lectura, no resultaría, eso no la llevaría a nada.

Se quedo pensando, su vida le resultaba insignificante con lo que tenían que sufrir el resto de gente. Algunos sufrían mas pero no se quejaban, guardaban silencio y siempre mostraban una encantadora sonrisa que enamoraba a cualquiera. Y los que estaban destinados a morir, disfrutaban de su vida.

Al contrario de ella, todo el mundo le encontraba un sentido a ese don, todos menos ella.

Le parecía absurdo escuchar lo que algunos decían como "estoy feliz porque estoy vivo" o "la vida es maravillosa" sin encontrarle significado alguno a lo que estaban diciendo.

El estar vivo no significaba que todo iba a ser felicidad, habrían problemas, se sufriría, y hasta tal vez se sentiría olvidado por los demás, pero estabas vivo, porque era tu decisión. Estas viviendo. Esa no era la decisión de ella.

Se encontraba viva por decisión de los demás, de lo que según ellos, era lo correcto, estar viva, porque era por su bien. Debía vivir, aunque vivir por obligación.

Se acomodo bien en su cama, recostada, observaba el cielo.

-¿Por qué es celeste? –se preguntó

Le pareció que la vida se asemejaba mucho a los días. Los días llenos de un sol radiante -alegres como se suelen decir- y llenos de mucho color, se asemejaban a los mejores –que como la gente suele decir- días de su vida. Y los días oscuros, con escasa luz de sol y su presencia, llenos de nubes oscuras que reflejaban la tristeza de las calles y habitantes, llamados como, los peores días de su vida.

Había mucha semejanza, quizás algunos lo habían notado, quizás otros no le tomaban la mayor importancia.

Cuando era más pequeña, notaba con mucha facilidad los sucesos y personas que la rodeaban. Podía sentir seguridad o rechazo de las personas. Evitaba mucho el contacto con los que la rodeaban, tan solo quería estar sola.

Su compromiso con Asakura no la sorprendió. Quizás no le importo, no podía evitarlo, estaba decidido, y sin su consentimiento.

Aun así, no se sentía obligada, había algo en el descendiente de los Asakura que le agradaba, a tal punto de agradarle su compañía.

No sabía como expresarlo, era algo extraño y confuso, decidió ocultarlo y siempre mostrarse seria. Quería confundirse más y se cerró completamente.

Nadie comprendía el comportamiento de Kyôyama, para ella era mejor sentir que nadie la comprendía. Solo se tenía a ella, solo a ella, en lo único que debía pensar era en ella.

Con aquellos pensamientos se quedo profundamente dormida. Quizás aquellos pensamientos fueron los que la impulsaron a recordar un hecho que tenía oculto en recuerdos, muy dentro de sí. Quizás algo importante.

Aquella tarde, estaba haciendo prácticas extrañas en una de las habitaciones de la mansión Asakura. Había pedido que se la dejara sola, que nadie se acercara a interrumpirla, su deseo había sido consentido por la señora Kino, a la cual le tenía un gran precio, no solo por ser su maestra, mas que eso, se sentía algo familiarizada.

- Puedo hacerlo –se dijo dándose ánimos- claro que puedo, una sacerdotisa puede, después de todo he sido entrenada para eso y mis poderes mentales son superiores al de los demás seres humanos.-

Expiró varias veces. Cerró los ojos y fijó su pensamiento en más allá de los valles, más allá de las montañas, más allá de los mares, más allá del cielo, más allá del universo, adentrándose en otra dimensión, en las fronteras de la libertad...

Se notaba más ligera que una nube.

Se puso de puntillas de forma casi inconsciente fijando su punto de apoyo en la misma punta de los dedos de los pies.

Levantó los brazos poco a poco.

Sentía como una energía, una fuerza, fluía a través de ella, haciendo como su espíritu se elevaba a los abismos.

Ya hacía rato que no tocaba el suelo con los pies.

Lo que se le formaba en la mente no se le hacía claro. Sabía que era una fuerza imperial, inigualable, inmensa... pero no lograba descifrar que tipo de fuerza era.

Su poder espiritual se encontraba al máximo.

Era lógico, para ella el poder espiritual era algo sagrado, lo más maravilloso que pudiera existir en el mundo, en el universo.

La fuerza crecía, y arrastraba su mente cada vez más...

No había nada que la desconcentrara, estaba con el pensamiento fijo en su poder espiritual, no había nada.

Se encontraba como unida a él. Se sentía casi fuera de sí, como si fuera un alma explorando lo prohibido, lo que se encuentra fuera del alcance del hombre.

Llevaba la cena de su prometida en una bandeja, su abuela le había dado la orden de que se lo llevara ya que no quería que se quedara sin cena.

Se quejaba constantemente de las tareas y entrenamientos que se le imponían, estaba cansado de siempre entrenar y cumplir unas tareas adicionales.

Llegó hasta la habitación, la puerta se encontraba entre abierta, no podía tocar, pues traía la cena en las manos, no hizo mas que dar un leve empujón con su pie y abrir por completo la puerta para poder entrar.

Yoh se llevó un buen susto al ver a Anna flotando en el aire. Primero se quedó un momento como hipnotizado observándola, notando vibrar su energía, pero después recobró el sentido.

- ¡Aaaaaahhhhhh! .-

Anna abrió de golpe los ojos y casi al instante perdió todo punto de conexión con todo elemento sobrenatural y cayó al suelo con un golpe seco.

- ¡Ah! ¡Aaayyy! .-

La chica jadeaba. Los mechones rubios le caían por la frente. Había empleado un gran esfuerzo en la levitación.

Yoh parpadeó varias veces antes de decir palabra alguna.

- Anna... esto... ¿Qué... estabas... haciendo? –pregunto mientras la ayudaba a ponerse de pie.

- Algo importante –respondió con dureza- pero tú tenías que aparecerte –le reprochó.

- Discúlpame pero como iba a saber yo lo que estabas haciendo, mi abuela dijo que te trajera la cena, y eso hice, aquí tienes...-

- Gracias... –respondió sin el menor interés en expresar bien el significado de esa palabra.

Asakura se le quedo prendido, observándola, como si esperara que hiciera algo, algo como lo que había hacho hace unos instantes.

- ¿Qué tanto me miras? –le preguntó fastidiada por la atención que le ponía en cada movimiento.

- Aun no me has respondido... ¿qué estabas haciendo?.-

- Solo practicaba un poco, quiero aprender a dominar bien mi poder espiritual.-

- Entiendo.-

Kyôyama terminó la cena y luego dejó los platos a un lado, al ver que el joven no se marcharía sin hacer las preguntas suficientes.

- Y... ¿Cómo lograste eso? –preguntó con mucho interés.

- Concentrándome... solo tienes que concentrarte, y un poco de practica; todos podemos lograr eso...-

- Oye, eres fantástica, Annita –dijo con una amplia sonrisa.

- ¡¿Que?! –expresó algo sorprendida.

- Eres fantástica –repitió con la misma alegría.

Nunca nadie le había dicho eso, simplemente se habían limitado a calificar sus actos como buenos o malos; fue por esa razón que no pudo evitar sonrojarse ante las palabras de felicitación.

- Eh... gracias.-

- Bien, pues.. para ya no seguir interrumpiendo tus practicas me retiro.-

Recogió los platos y se disponía a salir de la habitación, Anna no tenía el valor suficiente como para decirle "quédate conmigo" y simplemente lo observo, antes de salir le dio un consejo...

- Puedes seguir con tus practicas, me aseguraré que nadie se acerque, pero me agradaría que no utilizaras mucho tus poderes, ya que es cansado poder hacer uso de tus poderes por determinado tiempo, te recomiendo que no te esfuerces, no tienes que presionarte –sonrío ampliamente y se retiro.

Su silueta se perdió entre los pasillos, y poco a poco se dejaron de sentir sus pasos.

Kyôyama aun tenía la mirada fija en la puerta, había quedado congelada, de cierta forma él tenía razón, el llevar grandes poderes significaba llevar grandes responsabilidades, y una de ellas era cuidarse, por más duro y estricto que fuera el entrenamiento, y sus dones y capacidad para continuar mejorando, tenía que moderarse con sus actos, de nada le serviría agotar toda su energía en una practica.

Suspiró, algo cansada. El reloj marcaba las 11:57 PM. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Lo suficiente para sentirse agotada, quizás él lo había notado y por esa razón se había molestado en aconsejarle no esforzarse mucho.

Por mas que le costara admitirlo, su prometido se preocupaba por ella, no era la única persona, todos los que convivían con ella se preocupaban.

Sonrió levemente y luego se retiró hacia su habitación.

Al despertar, se encontraba en una posición incomoda con vista hacia la ventana, era así como se había colocado para observar mejor las calles, y así era como se había dormido.

Aquel sueño, ¿Habría sido su real o ficticio?

No recordaba con claridad. Se sentó y trató de sentirse cómoda, mientras la bulla de la calle se hacía mas fuerte, el trafico era pesado y las personas regresaban a casa después de un largo día de trabajo.

- ¿Qué significa estar vivo? .-

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Comentario de la Auto.... de Annita Kyoyama (para no tener problemas -_-):

No tengo mucho tiempo para hacer el comentario, pero muchas gracias por sus reviews y su cariño..ToT son muy buenos...

Nos vemos...

Y tratare de actualizar lo mas pronto..