Capítulo I: Detrás del Velo

Se encontraba solo...

Un profundo dolor de cabeza

¿Qué había pasado?... no lo sabía. Recordaba haber ido al Ministerio... una lucha... luces rojas iluminando una profunda oscuridad... Bellatrix Lestrange... una mueca simulando una risa... y de pronto... el vacío...

¿Dónde se encontraba?

Era una zona desértica, un páramo gris... no recordaba haber pisado un suelo como ese en toda su vida... pero si lo pensaba... realmente no había hecho mucho en la tierra, no lo habían dejado...

Su vida había sido un caos desde el momento de su nacimiento... algunos dirían que no era posible, por la alegre sonrisa que llevaba siempre cubriéndole el rostro, pero eso eran solo caretas...

Si lo consideraba, la única época en que fue realmente feliz era aquella que pasó en Hogwarts, una época en que podía ser él sin el peso de su apellido... Una época en que había conocido lo que era la amistad... pero también eso se lo habían quitado...

¿Es que acaso había muerto? Y si lo había hecho ¿qué erampoco te doy esperanzas

- - que ambiguo... un momento... -¿Por qué no lo sabes? Me dijiste que hay otros, ¿ellos te ven? ¿por qué yo no puedo?

-Tranquilízate... ya habrá momento para hablar... créeme no hay muchas actividades por aquí

-Pero, al menos dime por qué es que no puedo verte y...- ahora que lo pienso... -¿cómo es que sabes lo que pasa por mi mente?

-Ya te dije... una pregunta a la vez- -veamos, por donde empiezo... mmm

- - ¿Dios cuanto se puede tardar?, no creo que me tome muy en serio

-Veo que la paciencia no es uno de tus dones ¿verdad?, pues desde ya te prevengo... quizá sea lo único que te ayude a sobrevivir el paso del tiempo aquí- -Y antes que me distraigas de nuevo... veamos... ¿Cuál era tu pregunta?

¡Oh!... definitivamente se había equivocado, este no era el purgatorio sino quizá su infierno personal... -Mi pregunta era...- lo meditó mejor -¿por qué es que no puedo verte?

-Bueno, así está mejor, vamos aprendiendo a formular nuestras preguntas no?, a ver... por donde empiezo...- ser conciso no era su principal característica -creo que debería resumirlo a que... pues a que... te niegas a verme! Sí, eso es!

Oh no esto ya era demasiado... pero si lo que más quería en ese momento era ver de quién provenía la voz... y no necesariamente para sentirse acompañado...

-¡Eh, tranquilo! Yo solo respondí a tu pregunta, lo que pasa es que no me dejaste explicarme... mmm... bien, aquí va... tú en tus deseos de desentenderte de la posibilidad de tu muerte, quieres... como te lo expongo... bloquear tu realidad... y así de cierto extraño modo- que parece funcionarte -evadir el hecho de que no te encuentras con los tuyos y que probablemente nunca los volverás a ver- lamentó haber pronunciado estás últimas palabras... por el efecto que estas produjeron en su extraño e irascible interlocutor -¿te encuentras bien?- era obvio que no era así, pero no podía hacer más que preguntárselo... -Puedo responder a otra pregunta si así lo quieres... aún no es hora de la cena

¿Cena? ¿había escuchado bien?

-¡Cómo!... no me digas que pensabas que moriríamos de hambre verdad?

Otra vez esas palabras vida, muerte... ¿es que acaso lo muertos pueden comer?... y si estaban vivos... ¿dónde era que lo estaban? Y cómo era todo aquello que no podía ver a su interlocutor por que no quería... a pesar de su propio raciocinio, tenía que aceptar que no lo encontraba del todo imposible.

-Está bien... pero no me dejes aún, necesito que me respondas... ¿Cómo es que sabes lo que pienso? ¿tienes alguna relación con...- iba a decir magia, pero había reconsiderado, después de todo... nadie le aseguraba que se hallaba ante uno de los suyos, aunque lo lógico sería que así fuera... al único que conocía con ese tipo de habilidades era a su antiguo director, conocido por dominar el arte de la oclumencia... pero por qué no lo decía si de todos modos lo iba a inferir de sus pensamientos? ¡demonios! No le gustaba lo intrincado de la situación

-¿Ibas a decir magia?... vaya que te tardaste... ¿no recuerdas como llegaste aquí verdad?

-No... no lo recuerdo- decía, aún impresionado por sus dotes

-Donde fue que te encontrabas la última vez que puedes recordar?

-Estaba en el Ministerio- hablaba ya más seguro, con la confianza de saberse comprendido -hubo una lucha y me ví envuelto en una profunda oscuridad, lo último que recuerdo es la asquerosa risa de la infelíz de Bellatrix- los recuerdos se le agolpaban, le dolían...

-Recuerdas algo... como una caída?

-Pues... ahora que lo mencionas...- había ido caminado sin darse cuenta, ya acostumbrado a no poder ver a su interlocutor... ¡interlocutora!! ¡la podía ver!!!... un momento... cómo es que no había notado que era una voz femenina?, no hay tiempo para pensar en ello... no quería admitirlo... pero había quedado gratamente impresionado con ella...

Una mujer alta, esbelta, de cabellos negros azulados ondeando con el viento, rozándole las espaldas, agitándose y contorneándose en graciosas formas... su piel... blanquísima adquiriendo un tono canela por su exposición al sol, labios juguetones y retadores, mirada azul de profundidad con tintes de verde en ellos que lo desafiaban a mirarlos... llevaba una túnica de color sangre... imponente... que recordaba tiempos pasados... ¿tiempos pasados?... ¿cuánto tiempo llevaría allí?... no aparentaba más de 30 años... y si mirabas sus ojos dirías que hablabas con ¿una niña? ¿una anciana? Mirada indescifrable... provocadora... pero... ya es suficiente... sabía que ella podría descifrar sus pensamientos si así lo quería, de pronto un suave rubor subió a sus mejillas... sabría lo que había pensado... no quería ver su reacción, pero no tenía otra salida... voltea a verla...

No hay nadie... ¿qué había pasado? En un momento la veía claramente y al siguiente... ¿era sólo una ilusión?

Pasó el tiempo pensando... ¿qué era todo aquello?... todo era un triste espejismo que como tal desaparecería para darle a entender al fin que se encontraba solo... todo una ilusión que se creaba su mente para disimular su temor... todo era men...

Pasos... sonidos... y de pronto... desaparece su visión de la tundra intempestivamente... alguien tapa sus ojos... está listo para defenderse pero... risas...

-¡Ya llegué! ¿me extrañaste?- la voz femenina lo calma, no había soñado... -te dije que tenía que irme y sólo te di tiempo de una pregunta, pero te empecinaste en divagar en tus pensamientos... no te preocupes, no los leí... creo que después de todo no eres tan común como pensé- esta chica no sabía lo que era dejar de hablar -veo que ya no soy invisible ¿no? ¡bien! Me alegro, no me gusta hablar y que no me miren, es más estaba a punto de desistir, con eso de que te fueras caminando por ahí, como si yo no me cansara...

Cansancio... otra vez el recordatorio de un cuerpo material, pero al mismo tiempo... la presencia de ese conocimiento tácito de no encontrarse en el mundo... no en su mundo... ¿otra dimensión quizá? ¡no! Había leído demasiados cuentos muggles en su encierro... todo por no ver las películas... películas... se las había enviado Harry para hacer su vida más llevadera... la verdad es que se había pasado más de una semana tratando de descifrar como servían esos artefactos, finalmente se dio por vencido y gracias a un hechizo de los escribientes logró sacar en texto lo que no podía apreciar en imágenes... Harry se daba muchas molestias para ver su comodidad... al final su ahijado lo había cuidado más de lo que él como padrino debía hacerlo... se sentía impotente ante una realidad que aún no terminaba de aceptar... una realidad que lo marcaba como lo que siempre había evitado ser... una fracaso, un estorbo, alguien que no podía proteger a sus seres amados... Alguien que de alguna manera siempre sería... un traidor.

-¿Por qué piensas tanto las cosas?- el hombre le lanzaba una mirada asesina -bueno... está bien, no es de mi incumbencia, pero mira, te traje algo... - mientras decía esto, le extendía un pequeño canasto -espero que sea suficiente, no esperaba a alguien a cenar, hace mucho que nadie llega por esta zona.

Ahora era él el que la contemplaba, se sentía un poco incomoda ante su mirada escudriñadora, sería posible que él también... no, la empatía no era algo común, y sin embargo hace solo unos momentos había logrado bloquear su pensamiento, aunque adivinaba a que se hallaban dirigidos, no era que le faltara modestia, pero era conciente de los pensamientos que arrancaba a los hombres... y si era a alguien como él, se sorprendió al darse cuenta... no le molestaba.

-Y bueno... ¿responderás a mi pregunta?- fue sacada de sus pensamientos y sintió un suave calor deslizarse a su rostro

-Perdón, pero tendrás que repetirla- esperaba que estallara en cualquier momento... no fue así, en cambio, silencio -Lo siento, es que... la verdad es que no tengo muchas personas con quienes conversar y por lo general sólo soy yo divagando, por lo tanto tiendo a perderme en mis pensamientos

-Bueno, no necesitas darme explicaciones- ya iba perdiendo la esperanza de ver sus preguntas contestadas -me contento con tener a alguien con quien hablar- tampoco pensaba que ella tuviera las respuestas... se veía tan joven... -espera! ¿Tú también eres nueva aquí?- un rayo de esperanza cruzó su rostro, no había mucha gente le había dicho, quizá ya habían logrado salir...

-No, no lo soy- no tenía una idea de la desilusión que le causaba a su compañero -si he de decirte la verdad, ni yo misma sé cuanto tiempo llevo aquí- otro golpe -pero pronto te darás cuenta tú mismo, que no importa realmente...

-¡Claro que importa!!- la sorprendió -¡tengo que volver!! No puedo perder más mi tiempo, sólo Dios sabe qué está pasando ahora en...- se aferraba a las esperanzas de volver, de solucionar todo, pero ¿qué tenía que solucionar?

-¿Ahora dónde?

Estaba asustado... no podía recordar bien... luces rojas, risas... ¿Por qué estaba allí?