Capítulo V: Historia del Obispo y la Duquesa...
En el transcurso de la guerra entre el rey sueco Erik y las tribus finlandesas y la llamada pugna por la conversión de los paganos, hubo muchas historias de valor y gallardía, la mayoría de las cuales, recopiladas en suntuosos pergaminos, recordamos aún hoy.
Pero entre caballeros y salvajes, armaduras y doncellas; la que arranca nuestro más sincero pesar siempre será la historia del valiente obispo y la noble dama... la más hermosa y trágica historia de amor jamás narrada.
Era el año de 1155, las tropas de Adriano IV se adentraban en territorio Finlandés, los clérigos habían tomado las armas... una campaña se dirige a la fortaleza de Tavastia, territorio neutral...
-Henry, no creo que debas ir solo, es muy peligroso, esa información aún no ha sido confirmada- La voz del viejo se hacía escuchar, cortando así el pesado ambiente que había reinado en la carpa durante los últimos minutos
-Puede que no... pero es necesario confirmarlo, hemos llegado muy lejos para echarnos atrás justo ahora- El hombre que acababa de hablar a pesar de su condición de anacoreta mantenía una figura corpulenta, que incluso a ojos expertos confundiría con la de un campeón -Además, dudo que la hospitalidad de este pueblo sea tan pobre que se atreva a atacar a un modesto monje sin compañía ni resguardo
-Tú y yo sabemos que no eres sólo un monje... la magia corre por tus venas- Un tono preocupado se ciñó en el rostro del sabio
-Pero también debe constarte que renuncié a todo ello el día que tomé mis hábitos- la seriedad y al mismo tiempo la tristeza cubrió su joven rostro -Ocupo todos mis días tratando de lavar esa impureza
-No tienes por qué culparte...- el anciano se fue acercando hasta colocar su vista en los ojos tristes de su compañero... se decidió a hablar... -Sabes que eres como un hijo para mí, si te digo que no vayas, es porque... puedes llamarme un viejo loco, quizá tocado por los años, pero es que tengo un mal presentimiento acerca de esa ciudad, algo me dice que no debo dejarte partir, puedes enojarte conmigo, pero piensa en las palabras de este anciano, que lo único que quiere es verte feliz y si aún deseas culpar a alguien, échale la culpa al inmenso cariño que siento por ti...
Éstas palabras realmente habían tocado su alma, pero... no podía defraudar a sus compañeros, no los dejaría morir a manos de los impíos...
-Está bien... no iré, no te preocupes... buscaremos un camino más seguro mañana al amanecer- en el fondo sentía mentirle a su tutor, pero no podía retrasar los planes ya trazados -Vete tranquilo a descansar, yo te avisaré por la mañana... adiós
Y sin dejar que el anciano le respondiera salió de la carpa, pensando que quizá sería la última vez que lo vería
...
Dos hombres caminaban por la espesura del bosque, se diría que eran dos sombras creadas por la imaginación...
Ruidos... una emboscada
-¡Henryyyy!- el más pequeño había logrado escabullirse de su captor
-¡Vete! Avisa a los demás... ¡no hay tiempo! ¡la zona no es segura!- no pudo decir más, un fuerte golpe nubló su vista, su último pensamiento... el anciano Albert... no quería fallarle
...
Se despertó... una profunda oscuridad lo cubría, no podía mover sus manos ni levantarse del suelo ¿qué era esto? Oh sí ahora recordaba... había caído prisionero... su única esperanza era la de que su compañero hubiera escapado, que hubiera alertado al resto, que se hubieran salvado
-Parece que despertó...- un hombre con mirada curiosa se hallaba observándolo
-Mejor así, desátale las piernas... ahora podrá caminar- dirigió una mirada furiosa al prisionero- Espero que valga la pena el esfuerzo...- y volteándose a verlo directamente -¿Sabes? creo que nos darán un buen dinero por ti... asqueroso inglés
Caminaron durante toda la noche, ya amaneciendo llegaron a una majestuosa construcción, de la que pensó se trataba la "neutral" Tavastia... otro golpe... no pudo contemplar la entrada
Un dolor agudo lo sacudió cuando al despertar se atrevió a moverse, se hallaba en una prisión, no necesitaba ser un sabio para entenderlo... pero... ¿quién era esta mujer que lo miraba tan ansiosamente?
Él era un monje, lo sabía, y sin embargo no podía evitar sentir una extraña sensación al contemplarla... era tan bella... tan distinta a lo que consideraba la raza local, no contaba con una rubia cabellera ni piel pálida cual leche, eso debía ser... se dijo a sí mismo, es el raro contraste lo que me alarma...
-Buena señora... ¿podría decirme donde me encuentro?- un golpe del guardia lo hizo trastabillar
-¡Cómo te atreves a dirigirte a la señora!! ¡¡Asquerosa rata inglesa!!!- dijo esto mientras sus ojos parecían salirse de sus órbitas
-¡Déjanos solos Sebastián! No creo que necesite más de tu presencia- habló la mujer algo alterada ante la vista de tal violencia
-Pero señora...- entorno los ojos, sabía que no podría hacer nada más... se dirigió hacia la salida -al señor no le gustará...- dijo en un susurro casi inaudible
Una vez recuperada su compostura y ayudando al prisionero a ponerse de pie, le dijo...
-Discúlpeme buen padre...- su voz sonaba como un susurro
-¿Por qué lo detuvo?- soltó las palabras casi sin pensar, no creía que en ese lugar encontrará un alma compasiva
-No todos aquí somos como ustedes creen...- lo dijo sin tomar una actitud defensiva por lo que el padre no pudo ofenderse -La verdad quería hablarle acerca de los prisioneros que ustedes tienen... no sé si podría darme alguna información...
-Necesitaría primero saber de quién se trata...- trataba de no responder, ya que sabía que una de las políticas de guerra era no tomar prisioneros...
-Mi padre, mis hermanos... todos ellos se hallaban en la villa de Turku, supe que la semana pasada fue atacada... y no he sabido de ellos desde entonces- Sus ojos luchaban por contener las lágrimas que se obstinaban en salir
-No, no lo sé...- veía sus esperanzas de escape cada vez más lejos, él no pudo participar en la batalla a la que hacía mención, pero sabía que no había quedado nadie... todo por culpa de una traición, había sido una emboscada... y los cobardes antes de entregar el pueblo habían decidido asesinar a sus habitantes
La ve llorar... pero... nada de lo que había dicho podía hacerle saber... y de pronto lo vio... ella se había dado cuenta... ella sabía ahora de sus muertes...
-Lo lamento mucho- realmente lo sentía, nunca antes había querido tanto poder consolar a un ser humano... a una mujer... su dolor era casi como el suyo propio, cada lágrima de ese ser tan perfecto le dolía como una puñalada, en el fondo se sentía culpable, él también había participado en las batallas... había matado a gente, hombres... padres... hijos... hermanos... todo en aras de su fe...
La triste mirada del hombre interrumpió su llanto... él la comprendía, de un modo en que nunca nadie lo había hecho, él era un ser con un corazón muy pesado... cargado de sufrimiento... justo como el suyo
Un mes pasó... y todos los días la joven volvió a ver al prisionero, no pasaron muchas horas juntos, no intercambiaban muchas palabras... pero no era necesario... ellos se comprendían, entendían el sufrimiento que se encontraba en el corazón del otro, entendían las barreras que los separaban, ellos... se amaban
Él era un monje, enemigo de su pueblo, acérrimo conquistador, cómplice de la muerte de su familia... Ella era la esposa del duque, mujer orgullosa, enemiga de su religión, tentación latente... Pero todo se olvidaba cuando dejaba atrás la puerta, él tan solo era Henry ella sólo era Elle, dos almas necesitadas de afecto, dos almas que habían encontrado su complemento y que no pensaban renunciar a él...
...Era tarde ya, debía partir... su esposo la esperaba
-No te vayas...- su mirada suplicante escondía un dejo de desesperación
-Sabes que no puedo quedarme, él me espera- no podía confrontarlo, si lo miraba estaría tentada a olvidarse de todo, de sus obligaciones, todo para permanecer a su lado...
-Ya pronto saldré de esta cárcel... y no sé si quiero hacerlo- el anciano Albert de su compañía había intercedido para su liberación, y quedaba poco para ello
-No seas tonto... serás un hombre libre, servirás a tu causa... te olvidarás de mí- estas últimas palabras salieron sin quererlo ella, expresaban su más grande temor
-Nunca- fue todo lo que dijo, y esto le bastó, sabía que hablaba en serio -¿Pensaste en lo que te dije?- su rostro mostraba la esperanza -No nos haría falta nada más...
-Sabes que nada me gustaría más que estar contigo... para siempre, pero no sé si es posible, aún soy su esposa... le debo tanto...-
Él tomo las manos de la mujer y las puso entre las suyas
-¿Vendrás conmigo?- sentía como si su vida dependiera de su respuesta
-Sí... lo haré- se había sacado un peso de encima... ya no le importaba nada, sólo quería tenerlo a él, estar con él para siempre
En una de sus visitas le había confesado su temor, el sentirse diferente por llevar la maldición de la magia en sus venas, ella lo entendió y le hizo saber de su condición... ella también pertenecía a la comunidad mágica... Fue allí donde supo que jamás se sentiría solo de nuevo
Habían trazado un plan, una vez afuera el buscaría las milenarias piedras de Pähkinäsaan, conocidas por ser las de la leyenda de los amantes... crearían su propio mundo, ya que este no los aceptaba, se refugiarían allí donde nadie los molestara, donde serían olvidados y podrían vivir su amor, juntos... para siempre
Era el día, ya hacía más de dos semanas que había logrado abandonar el castillo, dejando allí su corazón. Había logrado realizar la ceremonia, todo estaba preparado, sólo necesitaba de ella... pero hubo una complicación, el consejero del duque Birger, había encontrado a la duquesa espiando por la llegada del ahora obispo de Uppsala, enteró de esta realidad a su señor y la mujer fue puesta en cautiverio; ahora su única salida era atacar el castillo...
Pruebas no le faltaban, sabía que la fortaleza de Tavastia había estado intrigando en contra del papa Adriano IV al mismo tiempo que ofrecía sus servicios a los enviados por este, se acusaba al duque Birger de traición a la iglesia y a la recién establecida comunidad católica inglesa liderada por Henry Charles Brantting, Obispo de Uppsala, así que se decidió... el ataque se haría al amanecer... si tan solo supieran cuales eran sus motivos encubiertos... se sentía culpable, él estaba llevando a tanta gente a una posiblemente segura muerte, pero nada importaba ya... lo haría por ella, para tenerla por siempre junto a él, alejados del mundo, de la gente y sus prejuicios, que nada tenían que ver con ellos y con su gran amor, lo haría por ella, o tal vez era por él, pero realmente no importaba ya que era lo mismo, uno no vivía sin el otro, ya no podían concebir pensamientos que los separaran, ya no existían tales...
Las sombras de la noche aún cubrían a las tropas, era el momento, tenían que atacar... se oyó la voz que desataría una de las más cruentas batallas en la historia del suelo Finlandés
Gritos, gente huyendo, sólo uno caminaba entre los escombros, en contra de la multitud que parecía haber perdido la cordura, buscaba el cuarto principal... el humo nublaba su vista, el dolor de las heridas le sugerían tomar un descanso, pero nada de eso importaba... ya pronto llegaría a donde ella se encontraba, pronto la sacaría de allí... se irían lejos y nadie lo podría evitar... encontró lo que buscaba, la puerta se hallaba atascada, el calor de las llamas debió de haberla dilatado, pero él no veía las dificultades, sino más bien a la persona que se encontraba detrás, casi sin fijarse derrumbó lo que se interponía entre él y su felicidad y fue allí que la vio, con la mirada perdida, asustada, la tomó entre sus brazos y sin dejarla reaccionar la arrancó de la habitación que muy pronto se convertiría en escombros, para irse lejos y nunca mirar atrás...
Ya llevaban tres horas de camino, nadie pareció darse cuenta de su ausencia, creyó que era hora de dejar descansar los caballos, se acercaron a lo que parecía una fuente en la montaña... los dejaron reposar
Aún sentían la euforia de su partida, tenían aún los tonos rojos reflejados en el rostro, producto de la cabalgata intempestiva... Eran libres...
Entraron a una cueva, cuidándose de no dejar huellas que los delataran y allí en un lugar escondido lo vieron... un arco de piedra, con extrañas inscripciones en él, cubierta su entrada con un delicado velo de tonos grises... lo atravesaron...
Se encontraron en un páramo, caminaron por una hora más adentrándose en el bosque y allí estaba... el lugar más hermoso que ella había podido contemplar, no por su suntuosidad, en realidad era tan solo una construcción de dos pisos, pero más bien por lo que representaba... su hogar junto a él... y nada ni nadie podría quitárselo... Entraron
Fue la semana más feliz que ser mortal experimentara, la fusión de sus almas se elevaba a un límite cada vez más insospechado, no sabían que aquello era posible... pero nada dura para siempre... habían tratado de ignorarlo, pero poco a poco fue haciéndose un problema más grave... Había llegado gente que no pertenecía a su paraíso, pero gracias a los hechizos de protecciones diseminados en la zona, sus persecutores olvidaban el porque de su presencia en aquél extraño paraje... sin embargo, la culpa iba mermando el ánimo de ambos, no querían separar a aquellos hombres de sus seres queridos, ahora que sabían lo que era amar, no deseaban que nadie perdiera su humanidad, es por ello que decidieron sellar la entrada, el único problema era... que debía hacerse desde afuera... en el lugar donde por vez primera se había realizado el conjuro... las piedras de Pähkinäsaan, lo que significaba volver a la realidad...
Ella no quería dejarlo partir, sentía que si lo hacía una parte de ella moriría si no era el total de su ser... él le prometió volver, no se tardaría... era lo mejor para la gente el mundo exterior... debía pensar en ellos... pero no podía... quería ser egoísta, olvidarse que existía algo como el mundo de afuera, un lugar donde no estuvieran juntos no merecía llamarse realidad... pero no pudo convencerlo, en el fondo sabía que era por eso que lo amaba...
Llovía... Quisieron evitar ver la realidad... había llegado el momento, él partiría... regresaría pronto, pero ella lo sentía como un adiós...
-No te preocupes... volveré- decía el hombre nervioso, no queriendo soltar las manos de su amada, que también se aferraba a él -Espérame en el páramo... vendré dentro de dos días, en la madrugada, no quiero que nadie me siga y eso me dará tiempo para hacer el viaje... sonríe... sabes que no puedo verte llorar...
-estoy sonriendo... ¿no me ves?- trataba de obligar a su rostro a hacer el movimiento, no quería que él sufriera por su culpa... no era una despedida después de todo... estaba exagerando... ¿cierto?
No pudo verla más, acercó sus labios a los suyos, cerró sus ojos e intentó transmitirle seguridad en ese beso, transmitirle su alma...
Se volteó, ingreso por el portal y poco a poco fue desapareciendo de su vista, dejándola con el corazón desgarrado pero con una sonrisa en los labios...
...
En la fortaleza todo se había resuelto... habían capturado al duque Birger y pronto había sido liberado... el poder del dinero... prestó sus fuerzas a la causa de Adriano pero reclamó a cambio... la cabeza de su enemigo... el papa sin miramientos y sin ningún tipo de cuestionamiento se lo concedió, no sabía que perdía a uno de los grandes de sus tropas...
Henry llegó a las piedras... no se sorprendió al ver que lo esperaban, rogó por una oportunidad... hubiera vendido su alma si fuera necesario... fue juzgado y hallado traidor... esperaba su ejecución...
Era ya el atardecer, el cielo amenazaba con tormenta... el hombre caminaba lentamente, precedido por su ejecutor y rodeado de guardas... si supieran que en ese momento no hubiera sido necesario... ya no tenía fuerzas para luchar, había renunciado a toda esperanza de salvación... esperaba lo inevitable, sus ojos reflejaban un alma vacía... cansada... muerta...
Ya se hallaba en posición... habrían de cortar su cabeza... era el precio por la traición
Una visión lo saludaba... era ella, lo había perdonado... lo esperaría siempre...
Antes que el arma hiciera su trabajo se escuchó salir un grito ahogado... desesperado, lleno de dolor...
...¡ELLESMERE!!!
Todo había acabado...
Así terminó la historia de este amor prohibido... nunca se encontró a la mujer, muchos dicen que su alma aún espera la vuelta de su amado... que regresa todos los días al amanecer al punto prometido, con la esperanza de vislumbrar una sombra... un indicio de su retorno...
De este amor solo quedaron las coplas de lo que sería su canto de despedida... perdiéndose de a pocos con el pasar del tiempo
Aún hoy sentimos el dolor de su separación...
Juntaron las cortinas, cerraron esa puerta
Trataron de encontrar una salida
Pero la madrugada, traía entre sus alas
Al indeseable sol de la partida
Con fuego en la mirada, con frío en las palabras
Le dijo de una vez... me voy de casa
Primero hubo silencio, después los pensamientos
Salieron a librar... esa batalla
No te vayas... no te vayas
Entraban y salían, a ratos discutían
Por cosas que en verdad ya no importaban
Caía en mil pedazos el cielo entre sus brazos
El sueño... terminaba
Cuando él cerró la puerta y la casa se hizo inmensa
La tarde la encontró sobre la escalera
Con los ojos abiertos, como dos universos
Que aprenden el color... de la nostalgia
No te vayas... no te vayas
No te vayas...
Ella siguió poniendo dos cubiertos en la mesa
Y conversaba sola como si nada
Sentada en la ventana, esperando alguna sombra
Y cantando hasta la madrugada
No te vayas... no te vayas
No te vayas...
********************************
Y pues... que les pareció? Si ya sé, no me dejen reviews... ya no importa...(auch auch como duele la indiferencia)
A que dijeron que me equivoque de fic, pues ya ven que no, todo está en mi cabecita... je je je(todo sale de acuerdo a mis planes)
Entiendo que pueda ser un poco aburrido al tener de personaje conocido sólo a Sirius(en lo personal yo lo pondría más seguido si... bueno, no estuviera muerto...)
La canción del final es de un grupo que ME ENCANTA!!! Es Leusemia de Lima, canción de Daniel F(un genio) si no me equivoco... Que no les extrañe si aparecen más de sus escritos... je je je
...Bueno de todos modos no es como que vayan a presentar sus quejas ¿no? Ginny M maldice a todas por las siguientes siete generaciones...
No soy lambiscona así que no lo voy a repetir ¬¬... pero si quieren pues ya saben que hace el botoncito de abajo ^^
En el transcurso de la guerra entre el rey sueco Erik y las tribus finlandesas y la llamada pugna por la conversión de los paganos, hubo muchas historias de valor y gallardía, la mayoría de las cuales, recopiladas en suntuosos pergaminos, recordamos aún hoy.
Pero entre caballeros y salvajes, armaduras y doncellas; la que arranca nuestro más sincero pesar siempre será la historia del valiente obispo y la noble dama... la más hermosa y trágica historia de amor jamás narrada.
Era el año de 1155, las tropas de Adriano IV se adentraban en territorio Finlandés, los clérigos habían tomado las armas... una campaña se dirige a la fortaleza de Tavastia, territorio neutral...
-Henry, no creo que debas ir solo, es muy peligroso, esa información aún no ha sido confirmada- La voz del viejo se hacía escuchar, cortando así el pesado ambiente que había reinado en la carpa durante los últimos minutos
-Puede que no... pero es necesario confirmarlo, hemos llegado muy lejos para echarnos atrás justo ahora- El hombre que acababa de hablar a pesar de su condición de anacoreta mantenía una figura corpulenta, que incluso a ojos expertos confundiría con la de un campeón -Además, dudo que la hospitalidad de este pueblo sea tan pobre que se atreva a atacar a un modesto monje sin compañía ni resguardo
-Tú y yo sabemos que no eres sólo un monje... la magia corre por tus venas- Un tono preocupado se ciñó en el rostro del sabio
-Pero también debe constarte que renuncié a todo ello el día que tomé mis hábitos- la seriedad y al mismo tiempo la tristeza cubrió su joven rostro -Ocupo todos mis días tratando de lavar esa impureza
-No tienes por qué culparte...- el anciano se fue acercando hasta colocar su vista en los ojos tristes de su compañero... se decidió a hablar... -Sabes que eres como un hijo para mí, si te digo que no vayas, es porque... puedes llamarme un viejo loco, quizá tocado por los años, pero es que tengo un mal presentimiento acerca de esa ciudad, algo me dice que no debo dejarte partir, puedes enojarte conmigo, pero piensa en las palabras de este anciano, que lo único que quiere es verte feliz y si aún deseas culpar a alguien, échale la culpa al inmenso cariño que siento por ti...
Éstas palabras realmente habían tocado su alma, pero... no podía defraudar a sus compañeros, no los dejaría morir a manos de los impíos...
-Está bien... no iré, no te preocupes... buscaremos un camino más seguro mañana al amanecer- en el fondo sentía mentirle a su tutor, pero no podía retrasar los planes ya trazados -Vete tranquilo a descansar, yo te avisaré por la mañana... adiós
Y sin dejar que el anciano le respondiera salió de la carpa, pensando que quizá sería la última vez que lo vería
...
Dos hombres caminaban por la espesura del bosque, se diría que eran dos sombras creadas por la imaginación...
Ruidos... una emboscada
-¡Henryyyy!- el más pequeño había logrado escabullirse de su captor
-¡Vete! Avisa a los demás... ¡no hay tiempo! ¡la zona no es segura!- no pudo decir más, un fuerte golpe nubló su vista, su último pensamiento... el anciano Albert... no quería fallarle
...
Se despertó... una profunda oscuridad lo cubría, no podía mover sus manos ni levantarse del suelo ¿qué era esto? Oh sí ahora recordaba... había caído prisionero... su única esperanza era la de que su compañero hubiera escapado, que hubiera alertado al resto, que se hubieran salvado
-Parece que despertó...- un hombre con mirada curiosa se hallaba observándolo
-Mejor así, desátale las piernas... ahora podrá caminar- dirigió una mirada furiosa al prisionero- Espero que valga la pena el esfuerzo...- y volteándose a verlo directamente -¿Sabes? creo que nos darán un buen dinero por ti... asqueroso inglés
Caminaron durante toda la noche, ya amaneciendo llegaron a una majestuosa construcción, de la que pensó se trataba la "neutral" Tavastia... otro golpe... no pudo contemplar la entrada
Un dolor agudo lo sacudió cuando al despertar se atrevió a moverse, se hallaba en una prisión, no necesitaba ser un sabio para entenderlo... pero... ¿quién era esta mujer que lo miraba tan ansiosamente?
Él era un monje, lo sabía, y sin embargo no podía evitar sentir una extraña sensación al contemplarla... era tan bella... tan distinta a lo que consideraba la raza local, no contaba con una rubia cabellera ni piel pálida cual leche, eso debía ser... se dijo a sí mismo, es el raro contraste lo que me alarma...
-Buena señora... ¿podría decirme donde me encuentro?- un golpe del guardia lo hizo trastabillar
-¡Cómo te atreves a dirigirte a la señora!! ¡¡Asquerosa rata inglesa!!!- dijo esto mientras sus ojos parecían salirse de sus órbitas
-¡Déjanos solos Sebastián! No creo que necesite más de tu presencia- habló la mujer algo alterada ante la vista de tal violencia
-Pero señora...- entorno los ojos, sabía que no podría hacer nada más... se dirigió hacia la salida -al señor no le gustará...- dijo en un susurro casi inaudible
Una vez recuperada su compostura y ayudando al prisionero a ponerse de pie, le dijo...
-Discúlpeme buen padre...- su voz sonaba como un susurro
-¿Por qué lo detuvo?- soltó las palabras casi sin pensar, no creía que en ese lugar encontrará un alma compasiva
-No todos aquí somos como ustedes creen...- lo dijo sin tomar una actitud defensiva por lo que el padre no pudo ofenderse -La verdad quería hablarle acerca de los prisioneros que ustedes tienen... no sé si podría darme alguna información...
-Necesitaría primero saber de quién se trata...- trataba de no responder, ya que sabía que una de las políticas de guerra era no tomar prisioneros...
-Mi padre, mis hermanos... todos ellos se hallaban en la villa de Turku, supe que la semana pasada fue atacada... y no he sabido de ellos desde entonces- Sus ojos luchaban por contener las lágrimas que se obstinaban en salir
-No, no lo sé...- veía sus esperanzas de escape cada vez más lejos, él no pudo participar en la batalla a la que hacía mención, pero sabía que no había quedado nadie... todo por culpa de una traición, había sido una emboscada... y los cobardes antes de entregar el pueblo habían decidido asesinar a sus habitantes
La ve llorar... pero... nada de lo que había dicho podía hacerle saber... y de pronto lo vio... ella se había dado cuenta... ella sabía ahora de sus muertes...
-Lo lamento mucho- realmente lo sentía, nunca antes había querido tanto poder consolar a un ser humano... a una mujer... su dolor era casi como el suyo propio, cada lágrima de ese ser tan perfecto le dolía como una puñalada, en el fondo se sentía culpable, él también había participado en las batallas... había matado a gente, hombres... padres... hijos... hermanos... todo en aras de su fe...
La triste mirada del hombre interrumpió su llanto... él la comprendía, de un modo en que nunca nadie lo había hecho, él era un ser con un corazón muy pesado... cargado de sufrimiento... justo como el suyo
Un mes pasó... y todos los días la joven volvió a ver al prisionero, no pasaron muchas horas juntos, no intercambiaban muchas palabras... pero no era necesario... ellos se comprendían, entendían el sufrimiento que se encontraba en el corazón del otro, entendían las barreras que los separaban, ellos... se amaban
Él era un monje, enemigo de su pueblo, acérrimo conquistador, cómplice de la muerte de su familia... Ella era la esposa del duque, mujer orgullosa, enemiga de su religión, tentación latente... Pero todo se olvidaba cuando dejaba atrás la puerta, él tan solo era Henry ella sólo era Elle, dos almas necesitadas de afecto, dos almas que habían encontrado su complemento y que no pensaban renunciar a él...
...Era tarde ya, debía partir... su esposo la esperaba
-No te vayas...- su mirada suplicante escondía un dejo de desesperación
-Sabes que no puedo quedarme, él me espera- no podía confrontarlo, si lo miraba estaría tentada a olvidarse de todo, de sus obligaciones, todo para permanecer a su lado...
-Ya pronto saldré de esta cárcel... y no sé si quiero hacerlo- el anciano Albert de su compañía había intercedido para su liberación, y quedaba poco para ello
-No seas tonto... serás un hombre libre, servirás a tu causa... te olvidarás de mí- estas últimas palabras salieron sin quererlo ella, expresaban su más grande temor
-Nunca- fue todo lo que dijo, y esto le bastó, sabía que hablaba en serio -¿Pensaste en lo que te dije?- su rostro mostraba la esperanza -No nos haría falta nada más...
-Sabes que nada me gustaría más que estar contigo... para siempre, pero no sé si es posible, aún soy su esposa... le debo tanto...-
Él tomo las manos de la mujer y las puso entre las suyas
-¿Vendrás conmigo?- sentía como si su vida dependiera de su respuesta
-Sí... lo haré- se había sacado un peso de encima... ya no le importaba nada, sólo quería tenerlo a él, estar con él para siempre
En una de sus visitas le había confesado su temor, el sentirse diferente por llevar la maldición de la magia en sus venas, ella lo entendió y le hizo saber de su condición... ella también pertenecía a la comunidad mágica... Fue allí donde supo que jamás se sentiría solo de nuevo
Habían trazado un plan, una vez afuera el buscaría las milenarias piedras de Pähkinäsaan, conocidas por ser las de la leyenda de los amantes... crearían su propio mundo, ya que este no los aceptaba, se refugiarían allí donde nadie los molestara, donde serían olvidados y podrían vivir su amor, juntos... para siempre
Era el día, ya hacía más de dos semanas que había logrado abandonar el castillo, dejando allí su corazón. Había logrado realizar la ceremonia, todo estaba preparado, sólo necesitaba de ella... pero hubo una complicación, el consejero del duque Birger, había encontrado a la duquesa espiando por la llegada del ahora obispo de Uppsala, enteró de esta realidad a su señor y la mujer fue puesta en cautiverio; ahora su única salida era atacar el castillo...
Pruebas no le faltaban, sabía que la fortaleza de Tavastia había estado intrigando en contra del papa Adriano IV al mismo tiempo que ofrecía sus servicios a los enviados por este, se acusaba al duque Birger de traición a la iglesia y a la recién establecida comunidad católica inglesa liderada por Henry Charles Brantting, Obispo de Uppsala, así que se decidió... el ataque se haría al amanecer... si tan solo supieran cuales eran sus motivos encubiertos... se sentía culpable, él estaba llevando a tanta gente a una posiblemente segura muerte, pero nada importaba ya... lo haría por ella, para tenerla por siempre junto a él, alejados del mundo, de la gente y sus prejuicios, que nada tenían que ver con ellos y con su gran amor, lo haría por ella, o tal vez era por él, pero realmente no importaba ya que era lo mismo, uno no vivía sin el otro, ya no podían concebir pensamientos que los separaran, ya no existían tales...
Las sombras de la noche aún cubrían a las tropas, era el momento, tenían que atacar... se oyó la voz que desataría una de las más cruentas batallas en la historia del suelo Finlandés
Gritos, gente huyendo, sólo uno caminaba entre los escombros, en contra de la multitud que parecía haber perdido la cordura, buscaba el cuarto principal... el humo nublaba su vista, el dolor de las heridas le sugerían tomar un descanso, pero nada de eso importaba... ya pronto llegaría a donde ella se encontraba, pronto la sacaría de allí... se irían lejos y nadie lo podría evitar... encontró lo que buscaba, la puerta se hallaba atascada, el calor de las llamas debió de haberla dilatado, pero él no veía las dificultades, sino más bien a la persona que se encontraba detrás, casi sin fijarse derrumbó lo que se interponía entre él y su felicidad y fue allí que la vio, con la mirada perdida, asustada, la tomó entre sus brazos y sin dejarla reaccionar la arrancó de la habitación que muy pronto se convertiría en escombros, para irse lejos y nunca mirar atrás...
Ya llevaban tres horas de camino, nadie pareció darse cuenta de su ausencia, creyó que era hora de dejar descansar los caballos, se acercaron a lo que parecía una fuente en la montaña... los dejaron reposar
Aún sentían la euforia de su partida, tenían aún los tonos rojos reflejados en el rostro, producto de la cabalgata intempestiva... Eran libres...
Entraron a una cueva, cuidándose de no dejar huellas que los delataran y allí en un lugar escondido lo vieron... un arco de piedra, con extrañas inscripciones en él, cubierta su entrada con un delicado velo de tonos grises... lo atravesaron...
Se encontraron en un páramo, caminaron por una hora más adentrándose en el bosque y allí estaba... el lugar más hermoso que ella había podido contemplar, no por su suntuosidad, en realidad era tan solo una construcción de dos pisos, pero más bien por lo que representaba... su hogar junto a él... y nada ni nadie podría quitárselo... Entraron
Fue la semana más feliz que ser mortal experimentara, la fusión de sus almas se elevaba a un límite cada vez más insospechado, no sabían que aquello era posible... pero nada dura para siempre... habían tratado de ignorarlo, pero poco a poco fue haciéndose un problema más grave... Había llegado gente que no pertenecía a su paraíso, pero gracias a los hechizos de protecciones diseminados en la zona, sus persecutores olvidaban el porque de su presencia en aquél extraño paraje... sin embargo, la culpa iba mermando el ánimo de ambos, no querían separar a aquellos hombres de sus seres queridos, ahora que sabían lo que era amar, no deseaban que nadie perdiera su humanidad, es por ello que decidieron sellar la entrada, el único problema era... que debía hacerse desde afuera... en el lugar donde por vez primera se había realizado el conjuro... las piedras de Pähkinäsaan, lo que significaba volver a la realidad...
Ella no quería dejarlo partir, sentía que si lo hacía una parte de ella moriría si no era el total de su ser... él le prometió volver, no se tardaría... era lo mejor para la gente el mundo exterior... debía pensar en ellos... pero no podía... quería ser egoísta, olvidarse que existía algo como el mundo de afuera, un lugar donde no estuvieran juntos no merecía llamarse realidad... pero no pudo convencerlo, en el fondo sabía que era por eso que lo amaba...
Llovía... Quisieron evitar ver la realidad... había llegado el momento, él partiría... regresaría pronto, pero ella lo sentía como un adiós...
-No te preocupes... volveré- decía el hombre nervioso, no queriendo soltar las manos de su amada, que también se aferraba a él -Espérame en el páramo... vendré dentro de dos días, en la madrugada, no quiero que nadie me siga y eso me dará tiempo para hacer el viaje... sonríe... sabes que no puedo verte llorar...
-estoy sonriendo... ¿no me ves?- trataba de obligar a su rostro a hacer el movimiento, no quería que él sufriera por su culpa... no era una despedida después de todo... estaba exagerando... ¿cierto?
No pudo verla más, acercó sus labios a los suyos, cerró sus ojos e intentó transmitirle seguridad en ese beso, transmitirle su alma...
Se volteó, ingreso por el portal y poco a poco fue desapareciendo de su vista, dejándola con el corazón desgarrado pero con una sonrisa en los labios...
...
En la fortaleza todo se había resuelto... habían capturado al duque Birger y pronto había sido liberado... el poder del dinero... prestó sus fuerzas a la causa de Adriano pero reclamó a cambio... la cabeza de su enemigo... el papa sin miramientos y sin ningún tipo de cuestionamiento se lo concedió, no sabía que perdía a uno de los grandes de sus tropas...
Henry llegó a las piedras... no se sorprendió al ver que lo esperaban, rogó por una oportunidad... hubiera vendido su alma si fuera necesario... fue juzgado y hallado traidor... esperaba su ejecución...
Era ya el atardecer, el cielo amenazaba con tormenta... el hombre caminaba lentamente, precedido por su ejecutor y rodeado de guardas... si supieran que en ese momento no hubiera sido necesario... ya no tenía fuerzas para luchar, había renunciado a toda esperanza de salvación... esperaba lo inevitable, sus ojos reflejaban un alma vacía... cansada... muerta...
Ya se hallaba en posición... habrían de cortar su cabeza... era el precio por la traición
Una visión lo saludaba... era ella, lo había perdonado... lo esperaría siempre...
Antes que el arma hiciera su trabajo se escuchó salir un grito ahogado... desesperado, lleno de dolor...
...¡ELLESMERE!!!
Todo había acabado...
Así terminó la historia de este amor prohibido... nunca se encontró a la mujer, muchos dicen que su alma aún espera la vuelta de su amado... que regresa todos los días al amanecer al punto prometido, con la esperanza de vislumbrar una sombra... un indicio de su retorno...
De este amor solo quedaron las coplas de lo que sería su canto de despedida... perdiéndose de a pocos con el pasar del tiempo
Aún hoy sentimos el dolor de su separación...
Juntaron las cortinas, cerraron esa puerta
Trataron de encontrar una salida
Pero la madrugada, traía entre sus alas
Al indeseable sol de la partida
Con fuego en la mirada, con frío en las palabras
Le dijo de una vez... me voy de casa
Primero hubo silencio, después los pensamientos
Salieron a librar... esa batalla
No te vayas... no te vayas
Entraban y salían, a ratos discutían
Por cosas que en verdad ya no importaban
Caía en mil pedazos el cielo entre sus brazos
El sueño... terminaba
Cuando él cerró la puerta y la casa se hizo inmensa
La tarde la encontró sobre la escalera
Con los ojos abiertos, como dos universos
Que aprenden el color... de la nostalgia
No te vayas... no te vayas
No te vayas...
Ella siguió poniendo dos cubiertos en la mesa
Y conversaba sola como si nada
Sentada en la ventana, esperando alguna sombra
Y cantando hasta la madrugada
No te vayas... no te vayas
No te vayas...
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Y pues... que les pareció? Si ya sé, no me dejen reviews... ya no importa...(auch auch como duele la indiferencia)
A que dijeron que me equivoque de fic, pues ya ven que no, todo está en mi cabecita... je je je(todo sale de acuerdo a mis planes)
Entiendo que pueda ser un poco aburrido al tener de personaje conocido sólo a Sirius(en lo personal yo lo pondría más seguido si... bueno, no estuviera muerto...)
La canción del final es de un grupo que ME ENCANTA!!! Es Leusemia de Lima, canción de Daniel F(un genio) si no me equivoco... Que no les extrañe si aparecen más de sus escritos... je je je
...Bueno de todos modos no es como que vayan a presentar sus quejas ¿no? Ginny M maldice a todas por las siguientes siete generaciones...
No soy lambiscona así que no lo voy a repetir ¬¬... pero si quieren pues ya saben que hace el botoncito de abajo ^^
