Capitulo II: Los polos opuestos se atraen

"Es mí deber informar al pueblo de la

Tierra que hace pocas horas el SDF-1 Macross

y toda la isla han sido víctimas de uno de los

atentados más abominable que hemos sufrido.

Los casi 90.000 civiles y militares resultaron

Muertos, pero no dejaremos las cosas así".

(Primer Ministro Robert A. Rhysnink)

Ivan se quedó helado en su asiento mientras contemplaba las estrellas que resplandecían en el infinito vacío del espacio. Se inquietó aun más cuando se dio cuanta que solo unos milímetros de vidrio lo separaban de una muerte segura.

Después de recuperar el aliento lo primero que hizo fue verificar los daños que su Valkyrie había sufrido en el impacto: una de las turbinas había desaparecido y la otra estaba completamente quemada e inútil, estaban varados.

Para empeorar las cosas Ivan había sido destinado al Prometheus y jamas había volado fuera de la Tierra y solo tenía la teoría del entrenamiento para combates extratmosféricos. La única vez que había salido al espacio había permanecido en el puente de un crucero espacial mientras supervisaba las pruebas. Pero no todo estaba perdido, la Valkyrie todavía tenía sus propulsores vernier operativos y aun le quedaba suficiente energía como para funcionar por un rato, quizás suficiente.

En cinco minutos adaptó el traje de vuelo en un traje espacial, que le proporcionaría aire por un tiempo, aunque limitado, suficiente como para mantenerlo con vida si fallaban los sistemas de control atmosférico o si tenían una fisura en la cabina.

Debajo del asiento estaba la mochila que almacenaba el oxígeno, en menos de un minuto el casco estaba ajustado y el traje listo.

Mientras intentaba desprenderse del asiento su brazo rozó con uno de los costados de la cabina y no pudo evitar que su cuerpo se paralizara por el terrible dolor que le causaba la herida que había sufrido.

Ivan se las arregló como pudo para inmovilizarlo y trató de despertar a la reportera, que para ese momento yacía totalmente inconsciente en la parte trasera.

Katy, despierte... despierte... – dijo Ivan.

Lentamente abrió los ojos y en su cara se pudo ver claramente que estaba muy sorprendida. En pocos minutos estaba totalmente lucida y comenzó a hacer preguntas, cosa que irritó a Ivan terriblemente.

¿Cómo nos salvamos? No lo sé – mintió con la esperanza de que no descubriera donde estaban. Debo haber estado inconsciente mucho tiempo, veo que ya es de noche.

Ivan dudó por un segundo, pero llegó a la conclusión que no lograría nada bueno si la engañaba y decidió ir de frente diciéndole toda la verdad.

Tengo que decirte la verdad, ya no estamos en la... ya no estamos en la Tierra... – la respiración de Katy se cortó por unos segundos y en poco tiempo entró en pánico. Ivan trató de calmarla por todos los medios posibles, pero aun así tardó bastante. ¡¡¡Cálmese, cálmese. No todo esta perdido... este avión esta preparado para esto!!! – Gritó – y el Macross debe estar cerca, no se preocupe, todo esta bien.

Lentamente Katy se tranquilizó y volvió a su estado normal.

¿Dónde estamos? – Preguntó. No estoy seguro, pero no debemos estar muy lejos de la Tierra. Debe ser la cara obscura de la luna por eso no se la ve. – Dijo Ivan sin ocultar su inseguridad. ¿Pero cómo llegó la ciudad hasta acá? No estoy seguro, quizás el Macross realizó un salto hiper espacial demasiado cerca de la Tierra y se llevó a la isla completa. Pero este no es momento de averiguarlo, quiero que adapte su uniforme al espacio – dijo mientras le mostraba como hacerlo.

En pocos minutos ambos tenían sus uniformes modificados.

Ivan se movió con dificultad en la estrecha cabina, pero después de varios intentos logró introducir su cabeza debajo del panel de control.

¿Qué esta haciendo? – Pregunto Katy presa de la curiosidad. Tengo que desviar un poco de la energía a los propulsores para que podamos salir de aquí, esto tomará un tiempo. ¿Cómo llegó a ser piloto? ¡¿Qué?! Le pregunté que como llegó a ser piloto. Eso no le importa, me disculpará pero no me gusta hablar de mí vida con la prensa – dijo Ivan con tono tajante. Ahora no soy la prensa, solo quiero pasar el tiempo un poco más rápido. Si promete que esto quedara entre usted y yo, no hay problema.

Todo fue hace ya... 17 años, tenía un poco de experiencia volando biplanos en la granja

de mí tío, pero no había mucho para comer y me marché a la capital a estudiar cualquier cosa. Un giro del destino hizo que entrara en la Fuerza Aérea y la verdad es que nunca llegué a graduarme, la guerra contra China comenzó un par de años antes de que pudiera hacerlo y aunque tenía poca experiencia me mandaron al frente de todas formas.

¿Es ruso, verdad? – Preguntó Katy cada vez más interesada. Sí.

Pareció como si Katy contara mentalmente unos segundos y después dijo:

¿Qué tanto de la guerra peleó?. Desde el primero hasta el último día de la guerra. Gracias a mí primera misión fui uno de los Héroes de la Unión Soviética más joven de la historia. ¿Y que hay de su familia, Comandante? Mí madre murió cuando era muy joven. ¿Y su padre? No hablare de eso – aunque Ivan no levantó el tono sus palabras fueron cortantes y por unos segundos hizo más frío dentro de la cabina que en el espacio – Lo siento, seguiré contándole.

En realidad no soy ruso, soy Ucraniano y nací en Odessa en el setenta y tres, pero la situación no era muy buena y mí padre decidió llevarnos a una importante ciudad llamada Kalinin, que esta a unos kilómetros de Moscú. Viví casi toda mí vida en esa ciudad, pero cuando me decidí a estudiar me fui a San Petesburgo.

Después de la guerra me casé y tuve un hijo...

¿Viven en la isla? – interrumpió Katy No, mí mujer murió en el 2008, cuando lanzaron la bomba atómica sobre San Petesburgo, pero mí hijo, Pietro, estaba perfeccionando sus estudios, para ingresar a la Fuerza Aérea, en Moscú. No sabe cuanto siento la muerte de su esposa. No te preocupes ya lo he superado – dijo Ivan sin mostrar ninguna emoción – pero yo ya te conté sobre mí vida, ¿qué hay de la tuya? Bueno... yo nací en mil novecientos ochenta y tres y cuando cumplí los veinticuatro años termine mí carrera de periodista y me contrataron en la CNN como corresponsal. No pasó mucho tiempo para que me hicieran reportera de guerra y desde ese día que viví las cosas más sorprendentes de mí vida. Estuve en los últimos bombardeos a Pekín y en los combates de guerrillas de Colombia, solo para nombrarte algunos. Tuviste una vida agitada – respondió Ivan mientras arrancaba un par de cables del panel - ¿Alguna vez estuviste en las islas del Pacífico? Esa era la zona más peligrosa y tengo un centenar de anécdotas. ¿Podes compartir alguna con migo? – Preguntó Katy intrigada. Nada me haría más feliz, cada vez son menos las personas que escuchan mis anécdotas. Recuerdo una vez cuando estaba sirviendo en una base en un grupo de islas al sudoeste del Japón, llegó un contingente de mujeres y como no solían visitarnos muchas mis subordinados se descontrolaron y comenzaron a gritarles cosas que no puedo repetir en este momento, pero eso no quedó ahí, entre este contingente había una civil que no le agrado mucho nuestra conducta y empezó a tirarnos con todo lo que le venía a la mano. De esa salí mal parado, me dio un piedrazo... Justo en el medio de la cabeza – dijo Katy mientras se reía – ¿Es correcto no? ¿Cómo supiste eso? ¿Eras vos? - exclamó Ivan totalmente sorprendido Nunca pensé que un hombre casado fuera capaz de decir esas cosas.

Ambos comenzaron a reírse como nunca lo habían hecho en su vida y tuvo que pasar un largo rato antes de que alguno de los dos pudiera controlar su risa.

Cuando recuperaron la compostura Ivan terminó con su trabajo y tanto las luces como los sistemas de vuelo de la Valkyrie volvieron a la vida.

Salió del pequeño espacio en el que había estado confiado por más de una hora y comenzó a chequear que todo estuviera en orden. Una vez terminado el chequeo se dispuso a darle vida al maltrecho avión.

Espero que esto funcione – dijo mientras tiraba de la palanca de mando. Después de un par de intentos la Valkyrie se elevó unos pocos metros sobre el piso – Excelente, los propulsores de apoyo aun funcionan, todavía tenemos una oportunidad.

El avión se elevó cada vez más sobre los edificios y poco a poco lograron tener una visión panorámica de la zona. No solo la ciudad estaba en el espacio también había una gran parte del océano Pacífico, Ivan estaba pasmado, pero la peor de las sorpresas se la llevó cundo logró ver dos paredes de hielo que se elevaban sobre el océano congelado. Al principio no se percató de lo que eran esas cosas, pero después de examinarlos por varios segundos descubrió con mucho horror que eran el Dedalus y el CVS 101 Prometheus. El portaaviones al que tanto apreciaba, el que había conocido desde que estaba en un astillero, ahora estaba enterrado en un mar de hielo en el medio del espacio.

Una vez superada la sorpresa, Ivan divisó en la lejanía al Macross y maniobró como pudo el avión. Tardó más de dos horas en llegar hasta la fortaleza que yacía en el piso como una ballena varada.

Probó la radio, pero no funcionaba y descubrió que no tenía ningún otro tipo de comunicación con la nave. Revisó las reservas de oxígeno del avión y las encontró casi exhaustas, tenía que hacer algo o morirían en poco tiempo.

Sin ideas Ivan decidió intentar una peligrosa maniobra, si se acercaba demasiado deprisa corría el peligro de ser confundido por algún enemigo o con un pedazo de chatarra y ser derribado o incluso de estrellarse contra la misma fortaleza.

Usó las últimas reservas de combustible para acercase a la ventana de casi treinta metros que protegía al puente y demás áreas vitales para el Macross.

Flotando con mucho cuidado se acerco al vidrio de cinco metros de espesor. Ivan pudo ver como los HWR Monster que estaban en la cubierta le apuntaron con sus inmensos cañones y rezó para que alguien entendiera su mensaje en el puente.

¿Qué estas haciendo? – preguntó Katy asomándose sobre el asiento Trato de comunicarme con el puente – dijo Ivan mientras arrancaba parte de la consola. ¿Por qué hiciste eso? Voy a hacer funcionar las luces de posición del avión para poder manda un mensaje en código morse al Macross. ¿Va a funcionar? Eso espero, Katy, eso espero.

Las actividades de rescate, tanto de los civiles como del equipo que quedo en la isla estaba consumiendo el tiempo de toda la tripulación de la gigantesca fortaleza de combate.

En el puente Misa Hayase terminaba de dar las instrucciones a un grupo de salvataje, cuando notó una pequeña luz destellando justo frente a ella.

¿Podría venir un segundo capitán? – llamó Misa ¿Qué sucede? – Respondió Gloval desde su silla de capitán, mientras dejaba atrás una infinidad de reflexiones sobre la situación. Mire esa luz, es un S. O. S. en código Morse.

Gloval se acercó al grueso vidrio del puente de mando y mantuvo silencio por algunos segundos mientras leía el mensaje.

Efectivamente Misa. Quiero que mandes una partida de rescate, que la acompañen algunas Valkyries, no sabemos si puede ser algún tipo de trampa. Sí, señor

Ivan repitió y repitió el mensaje hasta que las baterías de emergencia quedaron totalmente exhaustas y la Valkyrie quedó sin energía alguna, sumiéndolos en la más profunda obscuridad.

Si no recibieron el mensaje no tenemos ninguna oportunidad – dijo Ivan mientras se recostaba contra el asiento – ahora solo nos queda esperar. ¿Estas seguro que no hay nada más que podamos hacer? – Preguntó Katy mientras miraba el espacio - ¿Por qué simplemente no salimos del avión y flotamos hasta una esclusa? Ojalá fuera tan fácil. Primero, en los trajes no tenemos aire suficiente como para estar mucho tiempo el espacio; como segundo punto, no creo encontráramos alguna esclusa que pudiéramos abrir desde el exterior, si llegara a existir alguna. Entiendo...

Ivan miró una vez más al Macross y notó que una de las luces cercanas parpadeaba constantemente.

Se dio cuenta de que habían recibido su mensaje y que dentro de muy poco tiempo lo iban a rescatar. Todo parecía estar saliendo bien cuando se percató de que sería casi imposible que lo encontraran lo suficientemente rápido como para poder salvarles la vida, el problema era simple, el avión estaba totalmente apagado y la luz del sol apenas era lo suficientemente fuerte como para iluminarlos un poco pero había cientos de pedazos de metal y escombros revoloteando a su alrededor, nunca los encontrarían a tiempo.

Dos Valkyries pasaron de largo del lugar en donde estaban y se alejaron rápidamente. Ivan maldijo en ruso y se puso a pensar en la mejor forma para salir de ese problema.

¿Qué sucede? ¿Por qué no vienen por nosotros? - dijo Katy un poco asustada al ver que el piloto no estaba dando señales de vida. Es simple, no nos ven. ¿Por qué no haces señales? No hay energía no tengo con que, no hay nada en este avión que... ¿Qué pasa? ¿Se te ocurrió algo? Es un plan un poco arriesgado, pero no tenemos nada que perder. Quiero que me alcances esa caja que esta debajo de tú asiento.

Katy encontró la caja e Ivan sacó un pequeño cilindro rojo.

Esto – dijo Ivan alzando el pequeño cilindro – es una bengala de rescate, las usamos si nos derriban de noche, para que puedan localizarnos los helicópteros. Te voy a ser sincero, si la prendo va a gastar todo el aire que nos queda en la cabina y en dos minutos se nos agotan las reservas de los trajes. Quiero que me digas si preferís esperar a que nos encuentren o a que usemos la bengala. ¿Qué posibilidades tenemos de que nos encuentren? - dijo Katy aterrada. Como una aguja en un pajar. Usa la bengala – respondió Katy deseando que estuvieran haciendo lo correcto.

Ivan prendió la bengala, la cabina se iluminó con un relámpago de luz roja, que encegeció a ambos, y la llenó el lugar completamente de humo. La bengala estuvo ardiendo por casi cinco minutos antes de que la luz desapareciera completamente.

A pesar de sus esfuerzos no hubo ninguna comunicación ni tampoco ningún acercamiento, Ivan puso a funcionar el cronometro de su reloj y contó con gran angustia cada uno de los segundos que los separaban de los dos minutos en los que el aire desaparecería. Esperaron... esperaron, pero nada sucedió...

Creo que no fue una buena idea después de todos – dijo Ivan respirando con dificultad. Ya no importa eso Comandante, pero le tengo que decir que al menos la pase muy bien con usted. Lo mismo digo, la prensa no resultó tan mala después de todo – dijo mientras dejaba escapar una risita ahogada por la falta de oxígeno.

Ambos en la cabina comenzaron a sentir la falta del oxígeno cuando los tanques de reserva de sus trajes comenzaron a agotarse, y poco a poco comenzaron a perder el conocimiento.

En un estado de casi inconsciencia Ivan comenzó a recordar viejas lecciones de emergencia.

Si se agota... el oxígeno... va... vamos a estar casi un... minuto inconscientes antes... antes de... – pero antes de que terminara la frase cayó en un estado de inconsciencia del que quizás nunca regresaría.

Sintió una leve brisa en el rostro y lentamente abrió los ojos. Todo se veía borroso y casi no podía distinguir en donde estaba. Como si saliera de la nada escucho una voz que se le hizo muy familiar y que lo reconfortó a pesar de oírse muy lejana.

¿Esto es estar muerto? - pensó antes de desvanecerse de nuevo. No creó que lo pueda oírlo Comandante Fokker, esta muy sedado y es casi un milagro que resistiera tanto tiempo sin oxígeno. Tiene toda la razón enfermera, en verdad fue un milagro. – Dijo Roy mientras se levantaba de la silla – Vamos amigo, te pondrás bien – repitió casi sin cesar. - ¿Me haría un favor enfermera? Podría darle esto cuando se despierte – dijo mientras le entregaba una pequeña cajita. Será un placer.

La cajita tenía una nota que decía:

PARA IVAN, EL TIPO MÁS CULÓN DE TODA LA GALAXIA.

DEL ESCUADRÓN GHOST Y SKULL.

Nota: En Argentino Culón es alguien que tiene mucha suerte.