Capitulo VI: The Black Bird

"Hace no menos de diez minutos que sobre

la ciudad de Ontario, Canadá ha aparecido

en los cielos el SDF-1 Macross, que se había

declarado como destruido hace poco más de un

año. El gobierno no da ninguna respuesta y las

criticas..."

(Bently Baley reportando para la CNN desde Ontario, Canadá)

Habían pasado tres días desde que Ivan echara a patadas a su hijo de la casa, y desde entonces no había hecho más que vagar sin rumbo por la ciudad. Uno de sus lugares favoritos para estar era un pequeño bar en la parte más lejana de la ciudad, donde pasaba horas buscando las soluciones en el fondo del baso.

Pero ese día no había ido solo. Katy, preocupada por la salud mental de su esposo, había llamado a Roy para que hiciera algo y él había aceptado acompañarlo al bar y tratar de hacerlo entrar en razón.

No hacía mucho que había hablado con Minmey para tratar de darle animas a su viejo amigo Hikaru, y ahora estaba yendo al bar para tratar de ayudar a Ivan. Estaba seguro que Hikaru no tendría problemas, pero Ivan era el que más le preocupaba, sería algo muy difícil.

El bar no era muy grande, tenía varios modelos a escala de varias Valkyries colgados en el techo y parecía que nadie los había limpiado en años, "un verdadero sacrilegio" penso Roy. Apenas había una ventana y la poca luz venía de las máquinas tocadiscos y los pequeños letreros de neón colgados en las paredes.

¿Es por tú hijo? – Preguntó Roy mientras se sentaba. No, él rebalsó el baso, pero esa pelea no me afectó realmente. No puedo creer que digas eso, es tú hijo. Y es una vergüenza para mí y Pietro nunca fue una buena persona. Cuando joven quería unirse al ejército y no tuvo mejor idea que acudir a mí abuelo en busca de respaldo. Se metió en cosas feas y este tipo de peleas era algo frecuente. Creí que había cambiado para bien, trate de mejorar la relación y no sirvió de nada, porque sigue siendo la misma mierda – dijo antes de vaciar el baso de un trago. Supongo que no puedo discutir sobre algo de lo que no conozco del todo. ¿No estas cansado de luchar? – Dijo Ivan. ¿De que estas hablando? Desde que tengo memoria que mí familia vivió rodeada por la guerra y hay tantos recuerdos de campañas pasadas. No pude alejarme de eso, inclusive pense que sería algo glorioso, pero no lo fue y no se cuento tiempo más pueda resistir antes de colapsar. ¿Pensas que sos el único que esta cansado? Yo también estoy cansando de esto, pero hay que seguir volando por los que amamos. No es ese tipo de cansancio, lo siento Roy es algo que no quiero recordar, algo en mí pasado que ni el infierno mismo podría igualar.

Ivan se levantó de la mesa y salió del bar hacía la calle, subió a su jeep y se alejó.

Roy caminó hasta la puerta, intrigado por las ultimas palabras de su amigo, estaba seguro que algo habría en su historia. Tendría que usar su influencia para entrar en los archivos confidenciales.

En su jeep Roy pensaba sobre los acontecimientos de ese día y de todo lo que estaba por venir, pero la voz de Misa se escuchó en la radio y lo trajo nuevamente a la realidad.

Teniente Comandante Fokker. Sí, ¿Qué pasa? – Respondió Roy. Una nave enemiga viene para acá y se acerca muy rápido, Comandante. El capitán Gloval dio la orden de interceptarla. Entiendo, quiero que Jenius y Kakizake estén en espera solo en el caso de que los necesite a mí lado. Si este es un ataque a gran escala no quiero ninguna sorpresa desagradable, ¿entendido? Si señor ya fueron informados. Estoy en camino.

Parecía que los archivos tendrían que esperar por un rato.

Ivan caminaba nuevamente sin rumbo por las calles y nada parecía poder animarlo o devolverle la fuerza para seguir adelante, pero no tuvo mucho más tiempo para pensar. Las sirenas sonaron en la ciudad y escuchó en su radio portátil sobre la aproximación de la nave.

Con el deber sobre la desgracia personal, Ivan subió al primer transporte de personal que encontró y viajó a toda velocidad al Prometheus.

Una vez en los hangares no tardo mucho en reunir a lo poco que quedaba de su escuadrón y preparar las maniobras de despegue.

El escuadrón Ghost despegó justo detrás de Roy, tomando posiciones a menos de un kilómetro de distancia. Cuando cruzaron un pequeño banco de nubes, todos los pilotos pudieron ver el gran crucero Zentradi sobre el horizonte demostrando su grandezas y causando escalofríos a más de uno.

Las primeras naves de combate enemigas dejaron la nave y comenzaron a acelerar en dirección de los atacantes.

Ivan, son... – dijo Steve por el intercomunicador. Quadluuns, sí lo sé. Hay que tener mucho cuidado, tienen dos ametralladoras pesadas, un blindaje como nunca se vio y por si fuera poco tienen una velocidad endiablada – respondió Ivan mientras alertaba a los pilotos más jóvenes que nunca tuvieron oportunidad de verlos en acción – apenas si tuvimos un par de contactos, pero fueron suficientes. Cúbranse unos a otros y no les den la espalda por ningún motivo.

Cuando terminó de hablar los Quadluuns ya habían comenzado a disparar varias ráfagas sobre los atacantes, las cuales no causaron ninguna baja, aunque su suerte solo fue momentánea.

Los escuadrones rompieron formación y comenzaron a descargas sus balas contra las naves enemigas. Algunas explotaron, pero la gran mayoría logró resistir la primer ola de ataque y pudo tomar por sorpresa a los pilotos menos experimentados.

Mientras tanto Ivan y Steve mantenían a raya a un gran grupo de Quadluuns que los había rodeado, pero que no lograba debilitarlos. Ambos en sus Battroids habían causado graves perdidas a los atacantes, pero uno pudo pasar y logró separarlos.

Antes de reconfigurar su Valkyrie Ivan pudo ver al avión de Steve ser alcanzado y volar por los aires, estaba seguro que no había logrado escapar.

Los Quadluuns que no había derribado, ahora lo empezaban a atacar por todos lados con más ferocidad que antes, pero Ivan no estaba dispuesto a morir en esa batalla. Aceleró al máximo y solo cuando tuvo dos enemigos en su cola cambió a modalidad Battroid y giró de tal forma que su ametralladora quedó justamente frente a ellos. Disparó si piedad y que el iba más adelante fue perforado de lado a lado, cayendo al mar, seguramente porque su piloto había muerto y no porque algún sistema de abordo hubiese sido dañado gravemente.

El segundo pudo esquivar sus disparos y logró devolver el fuego, pero Ivan ya se había anticipado y se dejó caer hacía el mar, encendiendo los propulsores cuando se encontraba a pocos metros de altura, levantando una gran columna de agua que cayó justamente en el Quadluun que lo estaba persiguiendo. Aprovechando la desorientación de su enemigo Ivan disparó varias ráfagas en las piernas causando graves daños a las turbinas.

Después de haberse desecho del último de sus perseguidores Ivan reingresó al combate causando un par de perdidas más a algunos enemigos que había atrapado por sorpresa, pero antes de que pudiese seguir se dio cuanta de que tenía otro par en la cola. Trató de repetir la maniobra, pero los pilotos enemigos se percataron y lograron esquivarla.

Ivan cambió a Gerwalk enfrentando a sus enemigos, pero esta vez uso sus misiles, con una éxito abrumador aunque letal para él mismo.

Un Quadluun lo atacó por sorpresa y a pesar de que Ivan logró reconfigurar su Valkyrie a la forma de caza no tuvo tiempo para esquivar la ráfaga que barrió todo su avión desde las turbinas hasta la cabina misma.

Ivan sintió como su pierna era atravesada, quizás por alguna esquirla, pero ignoró el dolor mientras trataba de ganar altura o al menos de estabilizar la nave antes de que llegara al mar. Nada pudo hacer y decidió reconfigurar a Gerwalk, aferrándose a la vana esperanza de que la turbina dañada no explotase.

La caída finalmente fue frenada, pero la turbina no resistió y luego de sobrecalentarse estalló cuando el avión estaba a pocos metros del mar. La explosión impulsó a la Valkyrie sobre uno de sus lados y lo arrojó de lleno contra la superficie del mar. La turbina que no había explotado aun peleaba por mantenerse en funcionamiento, causando que el avión comenzara a rebotar contra el agua, dañando gravemente a la estructura.

Finalmente la turbina se fundió y la Valkyrie se fue a pique, cada vez a mayor profundidad en el Pacifico. Ya no había salvación alguna, pero Ivan no aceptaría tan fácilmente su muerte, así que se soltó su cinturón de seguridad y trató de ponerse de pie sobre el vidrio, que aun no había reventado gracias a su gran dureza. Ivan tuvo que poner todo su peso sobre un pie, ya que el otro estaba gravemente herido y dejaba escapar suficiente sangre como para preocuparlo.

Mientras se aferraba al asiento, que ahora estaba sobre su cabeza, Ivan comenzó a golpear el duro cristal para abrir un agujero por el que pudiera escapar antes de que se fuera más profundo. Después de un par de fuertes patadas el cristal comenzó a ceder y el resto del trabajo lo hizo la presión del agua, que lo reventó e inundo la cabina en pocos segundos.

Ivan se impulsó con ambos brazos, tratando de vencer a la desorientación y una vez que supo en que dirección estaba la superficie comenzó a nadar lo más rápido que su pierna le permitió, llegando al borde de la asfixia

La batalla aun continuaba sobre su cabeza, pero por el momento tenía que llegar al Macross lo antes posible o corría el riesgo de morir por una gran lista de factores.

Había pasado casi una hora en el agua gracias a que había sido derribado a poca distancia de la nave, estaba seguro de que no habría sobrevivido si hubiese caído más lejos.

El traje aislante lo había protegido muy bien del frío y el agua del mar había ayudado a parar la hemorragia, pero el precio había sido un terrible ardor.

Ya había llegado al Prometheus y no tardó mucho en encontrar la escalera de servicio que había quedado en desuso ya tanto tiempo atrás. Trepó como mejor pudo tratando de no forzar demasiado a su pierna herida y después de un gran esfuerzo subió el buen trecho que separaba a la cubierta del mar.

Una vez arriba trató de caminar o al menos de hacerse ver, pero no logró más que caer pesadamente en la cubierta, causándose algunos cortes en la cara, ya que estaba tan cansado que no pudo mover los brazos a tiempo para frenar la caída.

Luchó por mantenerse consciente hasta que lo encontraran, cosa que no tardo en suceder, y recién después de que sintiera la primer dosis de morfina se decidió a cerrar los ojos.

Se sentía mejor que nunca, inclusive con el pesado yeso que cubría la pierna herida por completo y lo hacía ver como un lisiado, cosa que no le gustaba mucho. Al principio se había sentido desalentado hasta que el médico le confirmó que no era una herida tan grave como parecía, no había tocado la articulación y solo había partido el hueso. Solo tendría que tenerlo unas semanas hasta que el hueso se soldara por sí solo.

Aun no había recibido noticia alguna del resultado de la batalla, pero seguía muy preocupado por Steve, estaba seguro de que no se había podido eyectar a tiempo y las noticias que había recibido en el resto del día no habían logrado apartarlo de esos pensamientos.

Tampoco había visto a Roy, de las cuatro veces que había terminado en el hospital él siempre habían estado ahí cuando se despertaba o era el primero en llegar y su falta lo estaba empezando a preocupar también.

Ivan se las arregló para sentarse en su cama y echar una mirada al exterior, notó con curiosidad que el vidrio tenía una gran rajadura que lo cruzaba de un lado al otro. No tenía forma de saber sobre el combate que había sacudido a la ciudad un par de días antes.

Escuchó el ruido del picaporte, pero no entró Roy como esperaba sino que vio a Claudia entrando a la habitación. Podía ver que había estado llorando y la tristeza se reflejaba muy claramente en sus ojos. Ahora le tocaba a ella contarle a Ivan lo que Misa le había contado a Hikaru un par de días atrás.

¿Qué sucede? – Preguntó Ivan intuyendo lo peor, pero sin disposición a aceptarlo hasta que no lo escuchara salir de los labios de Claudia. Roy... – dijo con la voz quebrada – Roy esta muerto – lo dejó salir para hacerlo lo menos doloroso posible.

Ivan no dijo nada, había esperada a cualquier otro menos a Roy, no podía creerlo y una parte de su mente le decía que todo era un mal sueño o una broma, aunque su sentido común le indicaba todo lo contrario.

No... no puede ser – respondió Ivan con la mirada perdida y sin saber que decir - ¿Cómo...

Claudia no le dejó terminar la pregunta.

Una hemorragia interna – Ivan pudo ver que ya no podía seguir hablando. ¿Tenes alguna noticia de Steve? – Claudia negó con la cabeza. ¿Y que piensa Furlong de todo esto? – Preguntó tratando de buscar a alguien para desahogarse y dejar escapar el dolor de perder a un amigo muy cercano.

Sin embargo Ivan notó que Claudia hizo un terrible esfuerzo para no llorara.

No... Él también... – No podía creerlo, sus tres mejores amigos, a los que les confió la vida tantas veces que había perdido la cuenta... se habían ido... todos.

Claudia se aferró a Ivan y dejó escapar toda la pena que había sentido durante los últimos días, los que habían sido un infierno para ella más que para nadie.

Pero la sorpresa y el dolor pronto se convirtieron en furia e Ivan sabía lo que tenía que hacer, tenía que ponerle un punto final a todo esto.

Y sabía precisamente como hacerlo.

Ya habían pasado tres días desde que Ivan recibiera la terrible noticia, y en contra de todos los pronósticos él ya había sido dado de alta. A pesar de que no podría volar por un par de semanas más, ya era capas de caminar con la ayuda de una muleta, la que usaba lo menos posible a pesar de las quejas del doctor.

Se había decidido que él se quedara en la casa que compartía con Katy el tiempo que fuera necesario para recuperarse física y mental, pero esa tarde Ivan se las había arreglado para que alguien lo llevara a la desocupada habitación en las barracas donde poco tiempo atrás había admirado el océano cuando el Macross amarizó.

Notó que alguien había entrado y dejado un pequeño paquete sobre la mesa. Lo recogió tratando de averiguar cual era la procedencia o de encontrar el remitente. No tenía.

Lo abrió en pocos segundos y en el interior encontró un pequeño disco láser el cual introdujo en una unidad reproductora que tenía en un rincón.

La pantalla se iluminó, el logo del pentágono apareció de la nada seguido por el de la UN Spacy y pocos segundos después su abuelo se encontraba frente a él.

Antes que te deshagas de esta grabación agradecería que me escucharas. Hubiese preferido contactarte por radio, pero el gobierno cortó cualquier comunicación con la nave si esta no tenía carácter estrictamente militar.

Sé que estas enojado con migo y lo entiendo, estoy seguro que ya Pietro esta a bordo y espero que puedan superar los problemas del pasado – "Llegas un poco tarde, viejo" penso Ivan pero no dijo nada, después de todo no hubiese servido de nada decir algo – y creo que la mejor forma de lograr una reconciliación es enviándote un pequeño regalo.

Recordaras el VF-1S que no te entregaron a tiempo. El avión esta bien y nadie se atrevió a tocarlo y si te asomas por la ventana es probable que veas como lo descargan – Ivan miró a través del grueso vidrio y pudo ver las compuertas de carga del S-64 abiertas de par en par. Desde el interior logró distinguir la figura de un avión con las alas totalmente plegadas, pero no pudo ver más antes de que su abuelo lo interrumpiera de nuevo – Espero que este gesto te demuestre mis intenciones y si queres volver a la Tierra...

Ivan sacó el disco y lo tiró por la ventana antes de que su abuelo pudiese decir algo más. Revisó la habitación con cuidado sin encontrar nada más que le pudiese servir. Una vez más abandonó el cuarto, pero ya no tenía planeado regresar con Katy, había algo más importante.

Con la ayuda de algunos cadetes Ivan se las arregló para llegar a los hangares del Prometheus, donde no tardó en divisar a un grupo de técnicos bajando el avión por una ascensor. Con la ayuda de la muleta Ivan caminó torpemente hacía ellos y se dirigió al de mayor rango.

Quiero que lo pongan en el hangar siete. Señor – dijo el técnico sorprendido de verlo tan pronto – ese hangar esta fuera de servicio y todavía no le dimos los retoques finales... Yo se los voy a dar, es mí avión y me encargaré personalmente.

Sin más opciones el técnico acató la orden sin reprochar y el avión fue remolcado hacía el hangar siete, aun con la pesada funda protectora sobre él.

Ivan ordenó que se cerraran las puertas y de que nadie lo molestara en lo más mínimo.

Sin poder esperar más se decidió a destapar el avión, solo para encontrárselo cubierto de una insultante pintura... blanca. Por tradición su avión siempre iba pintado de negro y ese había sido el insulto máximo.

Salió del hangar desbordante de furia y mandó a un grupo de técnicos de menor rango a buscar un equipo completo de pintura. Tendría que darle el toque personal por si mismo, aunque así se mantendría entretenido por las semanas que lo separaban de su recuperación total.

Una vez terminado el avión Ivan no tenía mucho más que hacer. Mataba el aburrimiento dando largos paseos por los hangares del portaaviones al que amaba, ejercitando así la pierna que había perdido gran parte de sus músculos después de tener el yeso por tanto tiempo.

En uno de sus tantos recorridos de rutina pudo ver al joven Ichijo parado frente al Skull 01 y no pudo aguantar los deseos de hablarle y ayudarlo, tal como Roy lo hubiese deseado.

Es hermoso, ¿no? – Dijo Ivan cuando estuvo bien cerca de Hikaru. ¿Señor? El avión, es hermoso y guarda un largo legado, el que ahora te pertenece. No sé si estoy listo, me enteré de que muchos oficiales con más experiencia están resentidos porque yo ocupe el puesto. Te voy a ser franco, hace poco me ofrecieron el cargo, lo rechacé y te propuse para tomarlo. ¿Es verdad? – Respondió sorprendido Hikaru - ¿Y por qué yo? Pudieron haber elegido a muchos otros. Solo había dos personas en este mundo a las que Roy les hubiese permitido usar su avión, vos y yo, pero sé que de haber tenido que elegir entre los dos, vos habrías ganado, por eso presioné a los oficiales superiores para que te eligieran. Además no creo que me sintiera a gusto pilotándolo de nuevo. ¿De nuevo? – Pregunto Ichijo sin entender. Fue hace mucho tiempo. Cuando Roy era apenas más grande que vos, cosas del pasado.

Por otro lado yo tengo unas cuentas pendientes que saldar y no quiero poner en riesgo a ningún soldado, es algo que tengo que hacer solo y si muero en el intento moriré solo.

Ese es el motivo por el cual sos el nuevo CAG del Macross. Cuento con vos y estoy seguro de que no me vas a decepcionar, por lo pronto siempre vas a contar con mí apoyo así estés en las buenas o en las malas – con estas palabras Ivan se alejó dejando atrás a Hikaru... sin palabras.

La ciudad de Ontario comenzó a aparecer en el horizonte y se podía sentir una gran tensión en los efectivos militares. Un ataque enemigo en ese momento no solo pondría en riesgo las vida de los civiles del Macross sino que también estaban las cuatro millones de almas que habitaban la ciudad.

Para Ivan todas esas preocupaciones habían desaparecido y en su lugar solamente había una idea... tomar venganza y el deseo más grande que tenía en ese momento era el de tener la oportunidad de poder llevar a cabo sus planes.

Poco después de que cayera el ocaso las sirenas se volvieron locas y todos los canales de radio informaban sobre la situación. La actividad se había vuelto frenética en los hangares del Prometheus.

Ivan consiguió su traje de vuelo en pocos segundos y medio minuto después estaba listo para volar, esperando a que revelaran el arma con la que llevaría su venganza a cabo, el arma con la que volvería a causar pánico en sus enemigos como lo había hecho tanto tiempo atrás en lo que parecía otra vida, otra vida a la que acababa de volver.

En la cabina, Ivan preparaba las ultimas revisiones mientras su avión subía por el ascensor ante las miradas curiosas de los operadores, técnicos y pilotos que estaban en el hangar.

El avión no tardó en llegar a la cubierta de vuelo donde fue fijado en la catapulta y preparado para despegar, también con miradas, dirigidas principalmente al gran cuervo negro que aparecía pintado en los dos timones de cola.

Muchos le restaron importancia e Ivan partió directamente a la furiosa pelea que se llevaba a cabo a unos cuantos kilómetros de distancia.

La batalla era feroz como de costumbre o incluso más si eso era posible, había centenares de Pods y Valkyries sumidos en una danza mortal que de seguro estaba atrayendo más de una mirada en la gran ciudad que, poco tiempo atrás, descansaba tranquila y alejada de una guerra que jamas había empezado para ellos.

Ivan se separó de su grupo y atacó un pequeño escuadrón de Pods, el cual aniquiló en pocos segundos, atrayendo la atención de los demás pilotos enemigos. En pocos minutos una docena de naves lo rodeaban y trataban de derribarlo a toda costa.

Violando las ordenes Ivan descendió en picado hasta la ciudad donde cambió a modalidad Battroid y comenzó a dispararle a los Pods, que caían en las calles como moscas.

Aun así los Zentradi no parecían querer detenerse y seguían atacando en grandes grupos, los que Ivan no tardaba en aniquilar a pesar de estar recibiendo un fuerte daño. En pocos minutos una gran parte de la ciudad era una zona de guerra, con ventanas y autos desparramados por todos lados. También se podían contar varias víctimas civiles, pero aun de haberlos sabido Ivan no habría desistido.

Estaba totalmente cegado por el odio, un odio que creía haber olvidado pero que solo había estado durmiendo, esperando el momento para volver a la vida mas fuerte que nunca.

Casi de casualidad Ivan pudo ver una inmensa descarga de energía que se aproximaba a él a una velocidad como nunca había visto. De haberla visto un segundo antes no hubiese tenido tiempo para reaccionar y poner las turbinas al máximo.

En pocos segundos estaba a varios cientos de metros sobre la ciudad, o lo que quedaba de ella, contemplando la devastación que el Macross había creado en unos pocos segundos.

El combate lo había dejado exhausto, pero no del todo conforme. Todavía quedaban municiones en su ametralladora y no había derribado a mas de veinticinco enemigos, recibiendo mucho daño en el proceso, definitivamente no había sido un buen día.