Parte V: Por siempre te amare

Capitulo X: Army Boy

"Si hay algo que generó polémica entre

los historiadores de la segunda mitad del

siglo XXI fue la política de Gloval por

mantener a los Zentradis contentos a

costa de la vida de sus propios soldados.

Muchos afirman que esto fue lo que mantuvo

a una gran cantidad de soldados lejos de

Quamzin, pero otros alegan que fue un acto de

suma cobardía"

("La doctrina Gloval" (2056), de Alan Parker Jr.)

Ya había perdido noción alguna del tiempo que había estado en la cabina, comandando a más de tres escuadrones diferentes en un lapso de tiempo que pocos hubiesen aceptado.

El favor se lo debían a Quamzin ya que después del ataque a Detroit había logrado que todos los pilotos de alto rango tuvieran que volar el doble y hasta el triple del tiempo normal, para cubrir las fuertes bajas que la UNAF había sufrido.

Ivan revisó el reloj, solo faltaban 2 horas para que terminara su eterno turno, debería encontrarse con la capitana Martin, ahora líder del escuadrón Ghost, y regresar a la ciudad Macross donde quedaría libre al menos por unas doce horas, tiempo que invertiría casi en su totalidad en una larga siesta.

Pero se tenía que concentrar en el vuelo y no en lo que haría después, o se quedaría dormido y no se quería imagina lo humillante que sería morir de esa forma.

Diez minutos más tarde todas sus preocupaciones de quedarse dormido desaparecieron cuando la voz de Patt Martin se escucho por su intercomunicador.

Capitana Martin reportándose, señor. ¿Cómo estas Patt? – respondió Ivan Cansada. Igual.

Apenas cruzaron palabras, estaban demasiado cansados como para extenderse en la conversación. Pero aun así no dejaron de ver un destello de luz los despabiló, proveniente de la pequeña ciudad que estaba justo debajo de ellos.

Ivan dudó por un segundo, pero la luz de una explosión lo sacó de cualquier duda, eran rebeldes Zentradi. Desde que Quamzin había robado la cámara no solo sé habían extendido los tiempos de patrulla, también habían aumentado la cantidad de ataques a ciudades humanas, cada vez con más perdida de vidas inocentes.

Patt notó la situación y tomó la iniciativa ordenando a los aviones que descendieran y que identificaran al enemigo antes de dispara. Ivan los rodearía y así podrían encerrar a los atacantes.

Las Valkyries descendieron silenciosamente, para que sus enemigos no pudieran detectar su presencia hasta que fuera demasiado tarde.

Los Regaults continuaban es su fiesta de destrucción ignorando que los atentos ojos de cuatro soldados los estaban siguiendo, buscando el más mínimo de los errores para atacarlos. No tardó mucho tiempo para que este error surgiera y los pilotos lo explotaran.

Patt salió desde los escombros y encendió su sistema de altoparlantes, para darle el obligatorio aviso de rendición al enemigo y como seguramente nadie le prestaría atención, Ivan los atacaría por la retaguardia.

Les habla la capitana Martin del escuadrón Ghost, ríndanse ahora y no serán lastimados.

Los tres Regaults giraron y se quedaron parados por unos segundos como si se rieran de sus palabras, antes de abrir fuego contra la Valkyrie de la capitana.

Cuando Ivan se disponía a salir de su escondite el teniente Hastre se adelanto al restó del grupo y atacó al primer enemigo que se le cruzó en el camino, pero el Zentradi no era un mal piloto y lo esquivó con suma facilidad respondiendo al fuego y haciendo que el avión de Hastre tuviera que hacer un brusco movimiento y terminara tirado contra el piso, en una posición muy vulnerable.

Ivan tuvo que saltar sobre el Regault que se disponía a eliminar al teniente y disparó una ráfaga que lo hizo caer pesadamente aunque no exploto.

Desde el interior salió el guerrero Zentradi, vistiendo una armadura de combate lo suficientemente fuerte para frenar la segunda ráfaga de Ivan, quien maldijo la política de utilizar balas no letales contra los Zentradi.

Otro soldado enemigo, que había dejado su Regault, atacó a Ivan, pero la capitana Martin le destrozó la cabeza con una patada aunque la maniobra causó que todo el control hidráulico de la pierna de la Valkyrie se desintegrara.

El tercer soldado Zentradi disparó y destruyó uno de las Valkyrie del escuadrón, este trató de escapar pero Ivan no estaba dispuesto a permitírselo. Cambio a GERWALK y disparó uno de sus misiles, el cual desintegró completamente el cuerpo del soldado enemigo.

La ciudad estaba en llamas, pero después de que los equipos extinguidores llegaran Ivan y el resto de su escuadrón partió hacía la base de la Ciudad Macross.

Hastre – dijo Ivan en tono sombrío a través del sistema de intercomunicador – hoy cometiste una locura que casi te cuesta la vida, pusiste en juego la mía y la de la capitana Martin. Si se te ocurre hacerlo de nuevo te juro que te ahogo en el lago Gloval. ¿Me hice entender, teniente? Si, señor – respondió el joven. Muy bien, es tu última oportunidad.

La Ciudad Macross surgió en el horizonte junto al imponente Macross, que ahora reposaba tranquilamente en las aguas del lago Gloval.

Ivan aterrizó en modo GERWALK para ganar tiempo y pidió a un soldado que le prestara el jeep, tenía que hablar asuntos importantes con el Almirante Gloval.

Disminuyó la velocidad cuando entró a los sectores del personal militar y después de unos minutos tuvo que dejar el jeep y seguir a pie hasta la oficina del Almirante.

Golpeó la puerta un par de veces antes que la voz de Bruno le diera permiso para entrar.

Hace mucho que no te veía por acá Ivan. Lo mismo digo. ¿Qué es lo que te trae a verme? Un tema que vengo arrastrando desde que aterrizamos en la Tierra – Ivan se sentó – Quiero que cambies tú política en cuanto a las municiones que utilizamos contra los Zentradis rebeldes. Quiero que las balas tengan cabezas perforadoras de blindaje como antes. Bien sabes que no puedo hacer eso, si cambiara la política muchos Zentradis se sentirían amenazados y escaparían para formar parte de las fuerzas de Quamzin. Ya lo están haciendo – respondió irritado – y en grandes cantidades. No soportó ver como nuestros muchachos salen allá afuera sin las armas necesarias para hacerles frente.

Hay que tomar medidas contra esta situación y también contra Quamzin, él es el cáncer de la nueva sociedad.

No se puede hacer, hay que cuidar la lealtad de los Zentradi, no quiero una guerra civil. Creí que podría hacerte cambiar de opinión, pero parece que estos dos últimos años ya te ablandaron demasiado, tú política es débil y no podremos detener a Quamzin con debilidad. Más te vale que te vallas si no queres que te arresten por insubordinación – respondió Gloval con una cordialidad que inspiraba temor, porque cuando el Almirante hablaba con cordialidad significaba que estaba muy enojado. Justo lo que me temía – Ivan dio media vuelta y volvió por donde vino. ¿Cómo puedo confiar en usted? Tiene un rango demasiado alto para estar haciendo esto, podría ser un soplón. Si fuera un soplón ya estarías muerto ¿Lo entendes? Le costara. El dinero no importa, puedo pagarte con equipo militar valioso. ¿Cómo qué? Sé donde hay algunos tiradores llenos de partes de HWR y de Valkyries, hay suficientes partes para que ganes por lo menos 100.000 dólares. Bien, me convenció. Aquí las tiene, mas de cien mil rondas de municiones. Potenciadas con cabezas de uranio empobrecido. No son modelos originales para la GU-11, pero calzan a la perfección. Más te vale – sacó una bala de la caja y la paseó entre sus dedos – si es una mentira no vivirás ni un día. Créame, si paga no miento. Así me gusta.

Ivan llegó a su casa poco después de las tres de la madrugada. Las luces todavía estaban prendidas y seguramente Katy lo estaba esperando con la cena. Había veces que se preguntaba si era justo que ella estuviera con él y si su presencia no la estaba perjudicando.

Abrió la puerta y la encontró dormida en una de las sillas, y la comida enfriándose sobre la mesa.

Pobresita – murmuro Ivan mientras la alzaba en sus brazos y la llevaba a la cama.

Volvió a la cocina y comió un poco del puré de papas que Katy había preparado varias horas antes a juzgar por lo frío que estaba.

Una vez que terminó de comer se disponía a ir a la cama, pero alguien golpeó la puerta.

Ivan se sobresaltó y desconfió un poco del hecho de que lo visitaran tan tarde. Abrió un pequeño armario y sacó al azar una de las tantas armas de mano que coleccionaba, en esa oportunidad fue una Walther P38 que su abuelo materno había capturado del cadáver de un alemán en las planicies de Kursk en 1943.

Caminó lentamente hacía la puerta y miró por la ventana. Era un hombre de mediana estatura que vestía ropas andrajosas y tenía la barba muy crecida, desarreglada y sucia. También notó que sostenía con recelo una gran botella de whisky.

Malditos vagos – gruño Ivan mientras ponía el pasamano y abría la puerta. ¿Qué diablos quiere en mí casa a las tres de la mañana? – Preguntó con tono tajante y dejando ver el cañón del arma a través de la rendija de la puerta.

El vago vio el arma perfectamente, pero ni se crispó, continuaba tan normal como había llegado y tardó un par de segundos en responder.

¿Ivan? ¿Por qué dejaste solo al cuervo? – Preguntó el hombre sumido en una profunda borrachera – Me enseñaste a odiar a los Zentradi y te fuiste. ¿David? – Dijo Ivan sorprendido de verlo en ese estado tan deplorable. Sacó el pasamanos, guardó el arma y abrió la puerta de par en par - ¿Por que estas en este estado? ¡Y eso que importa! Lo que importa es que hay que seguir con el trabajo. Lo siento amigo, pero no puedo. Lo abandoné y no pienso regresar bajo ningún motivo, se lo prometí a Katy y no romperé mí promesa. Entonces seguiré yo solo ¿Donde esta guardado? Lo piloteare yo mismo si es necesario. Esta guardado en un lugar seguro, lejos de cualquier persona que quiera continuar con él mí legado. Igualmente aunque te lo dijera no creo que pudieras quedarte lo suficientemente sobrio como para mantenerte parado, mucho menos para volarlo. Sin contar que nunca recibiste entrenamiento de piloto. ¡Sos un cobarde! – Aulló David - ¡Un traidor! – Tan rápido como había llegado el pobre hombre desapareció en la oscuridad mientras gritaba frases inteligibles.

Ivan cerró la puerta, dándose cuenta del daño que había causado en aquellos tiempos, que a pesar de estar a más de dos años de distancia parecían pertenecer a otra vida. Que estúpida había sido su actitud. Se pregunto si lo que estaba haciendo ahora no era un regreso a esos tiempos, pero se contradijo al instante, sería diferente esta vez porque lo haría para proteger la vida de su esposa y de Andrew, su hijo, que descansaba plácidamente en su cuna.

Subió las escaleras y se acostó junto a su esposa, preguntándose por ultima vez sí lo que hacía era correcto, al menos no utilizaría al cuervo.

Ivan encendió los motores al máximo mientras el avión dejaba la tierra como si la gravedad solo existiera en la mente de los humanos. Ese día sería más ligero que los anteriores ya que solo tendría que cumplir dos turnos en vez de tres.

Se encontró con su escuadrón a 200 kilómetros de la base de Ciudad Macross y comenzaron otro vuelo de patrullaje.

El sol estaba en lo alto, haciendo más fácil la tarea de rastrear a cualquier Zentradi que pudiera resultar peligroso a las áreas residenciales e industriales.

Volaron casi nueve horas, pero cuando su turno estaba por terminar el radar iluminó tres blancos moviéndose a una gran velocidad hacía una de las pequeñas ciudades que estaban floreciendo en los últimos días. Ivan confirmó que no había ninguna presencia amiga en el área y condujo a su escuadrón a un vuelo de reconocimiento sobre la ciudad.

Ni siquiera tuvieron que llegar para saber que los contactos de radar eran hostiles, solo les basto con ver la inmensa columna de humo que contrastaba con los colores del atardecer.

Ivan ordenó formación de combate y aterrizaron en la que parecía ser la calle principal. Como de costumbre el grupo enemigo estaba compuesto por algunos Regaults y varios soldados con corazas livianas como única protección. Ivan sonrió para sus adentros al ver en la desventaja que estaban los Zentradi, aunque estos no se dieran cuenta.

Después de que los soldados enemigos ignoraran el aviso de rendición, la primera en abrir fuego fue Patt, haciendo algunos daños en el Regault líder, aunque no lo suficientemente grave como para que su piloto tuviera que abandonarlo.

Un soldado Zentradi se había mantenido escondido entre los escombros y saltó sobre Patt, quien totalmente desprevenida hubiese sido presa de la muerte si no fuera por una ráfaga que lo partió en dos.

Patt y el resto de escuadrón quedaron totalmente sorprendidos al ver eso, ninguna de las municiones permitidas por la UN tenía la capacidad de partir en dos a un soldado Zentradi.

Esas municiones son ilegales – dijo Martin por el intercomunicador.

Ivan dio una vuelta y destrozó a uno de los Regaults que había surgido de entre los escombros y luego con un soldado que trataba de escapar.

Si no fuera por estas municiones ilegales estarías muerta.

Antes de que Patt pudiera responder todos los Zentradis estaban regados por la ciudad, sin ningún sobreviviente que pudiera contar la historia.

Pero, qué pasa si el Almirante Gloval se entera. ¿Quién se lo va a decir? ¿Ellos? – Pregunto apuntando al cadáver de un Zentradi - ¿O alguno de ustedes? Confío ciegamente en su sentido de la lealtad y sé que nadie los dirá. Supongo que así será – respondió Patt.

Pero Ivan no tenía forma de saber que no eran la única patrulla de Valkyries que estaban en el área. Un pequeño grupo estaba pasando por el lugar y pudo presenciar toda la carnicería, y ninguno de ellos tenía sentido de la lealtad hacía Ivan.

El avión tocó tierra y las turbinas se apagaron, enfriándose poco a poco. Ivan se sacó el casco y algunas de las partes anti G de su traje, lo había cargado por casi diez horas y no lo soportaba más.

Cuando bajó sintió una pesada mano que se le posaba en el hombre sin ningún tipo de cordialidad. Después alguien lo empujó contra el morro de su avión, estrellándole la cara con violencia contra el fuselaje. Le aferraron ambas manos y sintió como las esposas se cerraban, haciendo su ruido característico.

Va a tener que acompañarnos, Comodoro.

El viaje no duró mucho, lo llevaron a un pequeño cuarto en el Macross, donde lo estaba esperando el Almirante Gloval.

Puede dejarnos solos, cabo – dijo Bruno. El soldado hizo la venia y se retiró dejándolos completamente solos. ¿Por qué esto? Vamos Ivan, ¿A quién crees que engañas? Tengo grabaciones, violaste mí orden de no utilizar armas letales contra los rebeldes Zentradi.

Ivan se puso pálido.

¿Cómo lo supiste? – Era inútil tratar de ocultarlo. Tu escuadrón no es el único que existe, hay más y da la casualidad que pasaba uno por ahí. Lo lamente mucho, pero esta es la última vez que violas una orden directa. En el pasado te lo perdoné porque eras un icono en el Macross, un símbolo que mantenía alta la moral, pero ya no te necesito y no voy a soportar que alguien viole alguna de mis ordenes. Pero están matando a nuestros soldados. No hay justificación alguna. Nada te puede salvar de esto, te di una oportunidad, pero fui tonto al creer que podías cambiar. No me dejaste otra alternativa más que echarte del ejército. Estas fuera sin ningún tipo de posibilidad de reingresar.

Te aprecio demasiado como para llevarte a una corte marcial, te tendrías que sentir afortunado.