Capitulo XI: Love Fly Away

"La batalla que vivió ayer la Ciudad Macross

fue uno de los episodios más terribles de los

últimos actos terroristas de Quamzin y sus

seguidores rebeldes, aun así el gobierno se

niega a implementar una política fuerte y ya

son varias las personas que se están aprovechando

de los incidentes de ayer para atacar esta política.

En otras noticias el sector sur..."

(Barry Tylor corresponsal del MBS)

Pasó casi una semana tirado en la cama, con la mirada perdida en el techo, sin comer o hablar con alguien. Había perdido la razón misma de su existencia, el ejército significaba todo para él y perderlo había dejado un vacío que ni Katy o su hijo podrían llenar por mucho que lo intentaran.

A pesar de no mostrar señales de vida, su mente procesaba cientos de pensamientos, en la gran mayoría hostiles hacía Gloval, quien no era capas de ser fuerte contra los rebeldes, pero era capas de echarlo a él, que había dejado su juventud en el campo de batalla, gran parte de su vida y su salud mental.

Finalmente decidió que no estaba logrando nada tirado y decidió levantarse para comer algo, al menos el golpe inicial había pasado y estaba empezando a sentir el hambre de toda una semana.

Salió del baño y bajó las escaleras, donde encontró el árbol de Navidad totalmente decorado y a su hijo jugando con un pequeño auto de juguete. Lo alzó en sus brazos y caminó hasta la cocina, donde Katy estaba preparando la comida, visiblemente perturbada por la actitud de Ivan.

Al fin te despertaste, creí que te ibas a quedar tirado por el resto de tú vida. Perdón, no pude evitarlo. ¿Hay algo de comer? Tengo hambre. Al menos tenes hambre, hay un poco de comida sobre la mesa.

Ivan comió un poco y dejó a su hijo en el corral, donde siguió jugando como si nada ocurriera.

Tengo que volver a la base, tendría que haber retirado mis cosas hace una semana. No tardes mucho, al menos quiero pasar Noche Buena con vos. Vuelvo en media hora.

Sacó las llaves del auto y salió lo más rápido que pudo. Aceleró y tomó la autopista que en menos de diez minutos lo dejó en las puertas de la base.

Señor, necesito ver su identificación – dijo un marine que llevaba un rifle colgado del hombro. Vine a retirar unas cosas, cabo – respondió Ivan mientras le entregaba un pase. Lamento lo que sucedió señor. Sepa que los Marines estamos de su parte. Gracias soldado.

Las rejas se abrieron y el auto se movió lentamente, entrando a un lugar que nunca más sería tan familiar como había sido. Las barracas del escuadrón Ghost estaban a varios cientos de metros de distancia, pero no las visitaría. No quería que el ánimo decayera más, estaba seguro de que Patt mantendría todo en orden.

El edificio de oficinas en el que trabajaba de vez en cuando no era muy lujoso, pero algo era y lo iba a extrañar aun cuando maldecía cada hora que lo mantenía alejado de la acción.

Dejó el auto y subió las escaleras hacía su antigua oficina que todavía mantenía su nombre en letras de imprenta en la puerta, no durarían mucho más.

Dentro encontró todo empacado. No eran más que un par de cajas y en menos de dos viajes ya las había cargado en el auto. Pero cuando se disponía a partir hubo una explosión que venia desde la ciudad.

Totalmente tomado por sorpresa Ivan no supo como reaccionar, instintivamente quería correr hacía las Valkyries, pero no estaba seguro si debía hacerlo.

Una segunda explosión, esta vez más poderosa lo hizo salir de su estado de indecisión y abandonó su auto. Corrió a toda velocidad a los hangares donde lo esperaba su avión, el que todavía mantenía su nombre escrito al costado de la cabina.

Estaba seguro que esa era la última vez que volaría, pero ya no le preocupaba lo que pasara, Katy estaba en peligro y tendría que mantener a raya a los Zentradi al menos una vez más.

Se vistió en el traje de vuelo lo más rápido que pudo y se calzó el casco. No tenía tiempo para abrir las pesadas puertas, pero solo bastó una ráfaga de la GU-11 para que salieran disparadas. Aceleró y ni se molestó en moverse hacía la pista, despegó ahí mismo frente a la mirada atónita del resto de su escuadrón.

Tardó cinco minutos en llegar a la ciudad y ver a los Zentradi calzados en trajes de batalla. Encendió la radio.

Por lo menos tenemos 15 bajas confirmadas, tres millones de dólares en daños y un número indeterminado de bajas civiles, en su gran mayoría trabajadores.

El ataque se estaba realizando en un área industrial, tanto mejor, eso los mantendría alejados del área residencial.

Un par de soldados Zentradi estaban corriendo por la calle, cargando algunas cosas que habían robado de la ciudad. Ivan ni siquiera les dio el aviso, simplemente dispar y fulminó a ambos. Al parecer no habían descargado su GU y todavía tenía una gran cantidad de municiones letales listas para disparar.

Un enemigo en traje de batalla se le cruzó, pero no duró mucho tiempo antes de que las balas de Ivan lo despedazaran.

El enemigo busca algo en especial. Es probable que busquen refacciones para sus naves. Hay que contenerlos hasta que lleguen refuerzos desde las ciudades cercanas – era la voz de Patt.

Así que están buscando algo – pensó Ivan – ¿Estará Quamzin en el grupo de asalto?

Si Ivan tenía un sueño dorado era matar a Quamzin y llevar su gigantesca cabeza a la plaza de la Ciudad Macross. Si él lideraba el ataque esta sería su última oportunidad para hacerlo.

La situación en el aire se estaba poniendo cada vez más insoportable a medida que las tropas Zentradi disparaban a todo lo que volara así que Ivan decidió cambiar a Battroid y seguir con la lucha en las calles de la ciudad.

Apenas llegó al piso se topó con varios soldados Zentradis que no pudieron responder debido a la sorpresa y que nunca tuvieron oportunidad para lamentarse por ese error.

A medida que Ivan avanzaba la oleada de Zentradis se volvía cada vez más fuerte, como si se estuvieran reagrupando y él estuviera en el punto de encuentro.

Dobló una esquina y se quedó viendo a un soldado enemigo frente a frente. Ahora fue el turno de Ivan para sorprenderse al darse cuanta de que ese soldado era Quamzin cargando un inmenso motor de fusión.

Tal fue el desconcierto de Ivan ante esa situación que cuando se disponía a disparar una inmensa nave nodriza apareció de la nada. En la fase de aterrizaje destruyó buena parte de la zona industrial, pero en ningún momento afecto el área residencial, al parecer los temores de Ivan habían sido en vano.

Apenas la nave tocó el suelo Quamzin se escabulló ágilmente de enfrente de Ivan y la abordó. Pero parecía que no correría con suerte esa vez ya que tres Valkyries del escuadrón Skull ya se había puesto a perseguirlo, pero había algo que nadie hubiese esperado.

La tierra tembló lo suficientemente fuerte como para que Ivan lo sintiera dentro de la cabina de su Battroid. Desde el área residencial grandes lenguas de fuego emergían desde todos los callejones y calles secundarias. Los incendios habían comenzado a extenderse a los pocos segundos de la primer explosión y ya se había creado un infierno.

Sin pensarlo Ivan aceleró, cambió a modalidad Fighter y busco desde el aire su casa, rezando para que no hubiese quedado en la zona afectada por las explosiones. El caos que reinaba hacía que fuera sumamente difícil poder identificar zonas especificas de la ciudad haciendo el trabajo todavía más penoso para Ivan. Finalmente reconoció las calles, después encontró el barrio y finalmente su casa. Totalmente rodeada por las llamas.

Cambió a GERWALK y aterrizó a varios metros de su casa para evitar que los gases que emanaban de las turbinas avivaran más el fuego.

Parecía que la casa estaba vacía, pero Ivan tenía que arriesgarse. No notó que la Valkyrie de Max aterrizaba detrás de él, seguida por la de Millia.

Entró a la casa en llamas, usando el casco con oxígeno para mantenerse el mayor tiempo posible en el interior sin morir asfixiado. Revisó el corral de Andrew pero estaba vacío. La cocina y el resto del primer piso también, al menos lo que llegó a ver.

Trepó por las escaleras lo más rápido que pudo, mientras su traje se calentaba al punto de volverse insoportable.

El segundo piso, como era de esperarse, era el más efectado ya que las llamas tienden a subir.

El humo era infernal, pero Ivan se las arregló para poder revisar las habitaciones, aunque tuvo que hacer todo el proceso tanteando el lugar.

El primer cuarto que revisó fue el de Andrew. Lo encontró en su cuna. Parecía estar inconsciente, pero no tenía tiempo para revisar los signos vitales. Giró en redondo para escapar de la habitación y se encontró con Max.

No sé sorprendió en lo más mínimo, solo atinó a darle a su hijo y ordénale que se fuera, que no se preocupara por lo que podía pasarle a él.

Max se alejó con Andrew en brazos e Ivan corrió a su habitación, donde tardó un par de segundos encontrar a Katy, desmayada en el piso y con varias quemaduras. La alzó en sus brazos y corrió a la escalera, pero ya se había desplomado y las llamas estaban avanzando al igual que el humo.

El oxígeno se estaba acabando y las partes anti flama de su traje ya estaban sobrepasando el límite máximo. Volvió a su cuarto y abrió la ventana, asomó la cabeza y notó que estaba bastante alto. También vio a Max con su hijo en brazos, al menos Andrew estaba a salvo.

No lo meditó mucho, un segundo más ahí dentro y podría ser fatal, solamente saltó y esperó el impacto, que fue menos fuerte de lo que esperaba, y que gracias a su entrenamiento de paracaidismo supo amortiguar muy bien evitando así fracturas.

Rodó unos cuantos metros con Katy en brazos y ni bien se recuperó se arrancó el casco para ver el estado de su esposa.

Apenas estaba viva, le costaba escuchar los latidos de su corazón y la respiración era casi inexistente. Trató frenéticamente de reanimarla, pero solo logró que abriera los ojos y lo mirara antes de desvanecerse en sus brazos.

Un sentimiento de impotencia lo invadió, toda clase de sentimientos se arremolinaron en su cuerpo, frustración, desesperanza, dolor, pero sobre todo odio, odio y furia. Un odio como no había sentido desde que la batalla contra la flota principal de los Zentradi. Odió a Gloval por permitir que la situación llegara a ese punto pero odió todavía más a Quamzin por haberle arrebatado de su vida al único ser que había podido darle contención.

No reaccionó por unos minutos, pero finalmente dejó el cuerpo sin vida de Katy sobre el asfalto y se dirigió hacía Max.

Cuidá al bebe – fue todo lo que pudo decir.

Se alejó sin rumbo, sin cruzar siquiera una mirada con Millia, parada a pocos metros de aquella terrible escena, odiando a su propia raza por ser capas de hacer tremendas barbaridades y no poder vivir en paz.

Bruno Gloval recibió los reportes del incidente en la región Industrial de la Ciudad Macross. Apenas terminó de leerlos cuando Ivan entró por la puerta, con el traje de vuelo todo chamuscado y con una cara que mostraba las secuelas de haber pasado varias horas llorando.

Es tu culpa, Bruno. Te lo advertí, te advertí que iba a pasar y que había que tomar acción. La violencia solo engendra violencia, hay que saber manejar a los Zentradis y hacerles ver que su punto de vista esta equivocado. ¡Estoy harto de tú basura sociológica! ¡Vos y tú equipo de idiotas se pueden ir a la mierda! ¡Katy esta muerta y eso no lo voy a soportar! ¡¿Quedó claro?! Ahora voy a tomas justicia por mano propia, como tendría que haberlo hecho hace ya mucho tiempo. Solamente te aviso que si vos o algún otro soldado se interpone en mí camino no voy a tener consideración.

Salió de la habitación sin dejar que Gloval llegara a decir alguna palabra. Sabía que algo malo iba a pasar si lo dejaba ir, pero de nada servía hablar con él y estaba seguro que no podría pararlo. Lo dejaría ir y que, al final, sé auto destruyera.

El viento soplaba con fuerza esa mañana. Todavía se erguían grandes columnas de humo en el horizonte, pero eso ya no le preocupaba. No estuvo presente durante la ceremonia, no quería escuchar las palabras de consuelo de los demás, no las necesitaba.

Nuevamente se había despertado en él deseo insaciable de la venganza, como un virus que solo había permanecido dormido durante los últimos dos años, esperando el momento justo en el que su mente se debilitara y cayera en la tentación.

Al menos esta vez tenía una ventaja, tenía un objetivo claro y nada lo frenaría para conseguirlo. Si antes había sido un sueño dorado ahora era una obsesión, y si antes había importado lo que le pasara, ya no importaba más.

Su hijo estaba, por el momento, al cuidado de Max y eso le daba toda la seguridad que necesitaba. Había decidido que lo mejor sería mantenerlo alejado de la mala influencia que su padre, él mismo, podría significar.

Dejó las rosas sobre la tumba y se alejó con rumbo a la gran puerta de acero, mientras su sobretodo negro ondeaba libremente al viento.

Arrancó el auto y enfiló a los refugios para vagabundos. Si tenía que cumplir una misión, no lo haría solo.

Había un buen grupo de vagabundos durmiendo en una esquina, todos amontonados para tratar de mantener el calor corporal, muy importante en ese tipo de clima.

Pero había uno que se mantenía alejado del resto, como si de alguna forma no perteneciera al resto y prefiriera morir de frío a mezclarse con ellos.

Ninguno de los presentes siquiera se levantó cuando una figura con un sobretodo negro desfiló en la obscuridad, sosteniendo en la mano algo que ninguno pudo ver y que tampoco les importaba mucho.

La sombría figura se acercó al pobre diablo que pronto moriría de frío y alzó el extraño bulto que llevaba en sus manos. Con un movimiento rápido descargo litro y medio de agua sobre la cabeza del sorprendido vago, que enseguida se puso de pie, listo para defender las pocas pero preciadas pertenencias que todavía le quedaban.

La extraña figura lo agarró por el cuello y lo arrastró hasta un auto estacionado fuera del callejón. Lo arrojó al interior y después se fue, sin que ninguno de los presentes tensara un músculo para evitarlo.

David tardó un par de minutos para que su cerebro analizara la situación. Primero se dio cuenta que ya no estaba en el callejeo, poco después descubrió que estaba en un auto y por último que estaba acompañado.

Su acompañante le era conocido, pero había algo diferente, algo que le era terriblemente familiar y que en vano había intentado olvidado después de mucho tiempo.

¿Ivan? – preguntó, tratando de no vomitar en el tapizado

El conductor asintió con la cabeza.

- Es mejor que te prepares. Hay trabajo que hacer y necesito un técnico. Estuvo sin uso por mucho tiempo.