El autor dice: Este capítulo me salió muy largo, pero tenía que ser así, espero que no les sea muy tedioso leerlo, a todos gracias por hacerlo (oh!, rima). Como les prometí este capítulo será más interesante. Otra cosa es que he pensado cambiarle de título. En fin, vamos al fic.
MILLONES DE GRACIAS A: SHAMANHORO, SANGO ASAKURA, KARIN HITOMI KITZUNE Y A KISUKA, POR SUS COMENTARIOS.
SENTIMIENTOS INÉDITOS.
"Dos cosas para enamorarte: Una razón y una locura" (María, buena amiga y poetisa frustrada)
El día siguiente Yoh se levantó a las seis y cinco y para la puntualidad de Anna eso era una falta imperdonable. Bajó para el desayuno corriendo.
_ ¡El despertador estaba..!
_Basta.
Yoh calló mientras las lagrimitas de cascadas volvían a fluir.
_Yoh- dijo Anna - Anoche...estaba de mal humor.
Para Yoh eso fue cualquier cosa menos una disculpa pero viniendo de Anna eso era todo lo que se podía esperar.
_ Todos nos ponemos así de vez en cuando. jijijijijiji.
Pero Anna no sonrió, lo miró friamente y le dijo.
_ A comer y a entrenar.
A la hora de costumbre llegó Manta, ya para entonces Anna había planeando las mejores formas de ponerlo a trabajar, pero en el momento que Manta entró en la pensión sus planes se vinieron abajo debido a una inquietud que elle identificó como indecisión.
_ Hola Manta.
_ Hola Anna.
_ Vaya!. Parece que hoy tienes el tiempo para hacernos algunos favores ¿Verdad Manta?
_ Sí, Anna.
_ Bueno.
Anna lo pensó un momento, aquel día hacía mucho calor.
_ Vas a rastrillar todas las hojas del patio.
_Sí, Anna.
Manta no podía alcanzar lugares muy altos e incluso el poner una escalera en el lugar apropiado era bastante difícil para él.
_ Vas a limpiar la estantería por arriba.
_ Sí, Anna.
Manta odiaba escalar.
_Vas a limpiar los libreros.
_ Sí, Anna.
Manta no le debía nada a nadie.
_ Hoy nos vas a invitar tallarines.
_Sí, Anna.
Manta detestaba recorrer distancias largas o hacer viajes innecesarios.
_Vas a ir al mercado a comprar los tallarines.
_ Sí, Anna.
Manta odiaba que la gente le exija de más cuando el se esfuerza tanto como puede.
_ Vas a preparar los tallarines con salsa y más vale que te salga bien.
_Sí, Anna.
Manta la estaba sacando de quicio, había hecho todo lo que se le había mandado, incluso cuando se le ordenó limpiar el piso a mano en un tiempo imposible no hizo otra cosa que poner una cara neutral como quien mira un árbol y decir simplemente:
_Sí, Anna.
A la hora del almuerzo la mesa estaba servida y Manta cansado, cubierto de polvo, sucio y hambriento, así también llegó Yoh aunque de extraño humor, mitad miedo mitad alegría, había esperado un entrenamiento de tortura que Anna llamaba "especial" pero sólo recibió el entrenamiento de tortura normal de todos los días. Sólo a la llegada de Yoh, Manta cambió de cara.
_Yoh amigo. ¡¿Cómo estas?!
Yoh estaba cansado y molido.
_Bien. Entrenando un poco ¿Y tú?
Manta había sido tratado como un esclavo.
_Ya ves. Aquí ayudando un poco en la pensión.
_ A comer- interrumpió Anna como si no hablara con ellos.
Ellos se sentaron pero la charla continuó, sobre shamanes, el clima, Alemania, colegio y vacaciones. No parecía nada desagradable hasta que notaron que Anna comía tranquilamente, con movimientos y gestos excesivamente calculados y fríos, como si no se tratara de un almuerzo cualquiera sino de una condena a muerte.
Por el miedo la charla entonces cambió a unas cuantas oraciones dispersas y simples.
_ ¿Y…cuándo te vas a Alemania?
_ El Viernes, me voy por una semana.
_ Estamos a Martes. Sólo te quedan…- Yoh empezó a contar con los dedos y a Manta le salió una gotita de sudor de la cabeza.
_ Tres días.-dijo Anna antes de que Yoh terminara de contar.
Cualquiera que no conociera a Anna hubiera podido jurar que ella estaba hablando con el tazón de arroz, sólo Yoh y Manta se dieron cuenta que la cosa era con ellos y se sintieron más temerosos que nunca.
_ Me voy en tres días.
Silencio.
_ Pero tengo que alistarme para el viaje así que no podré visitarte mucho.
Más silencio.
_ Sólo visitas bien cortas…No podré cocinar ni nada.
_ ¡Qué mala…!- Yoh no pudo decir "suerte" porque la mirada de Anna había adquirido el brillo de la ira- qué mala…qué mala…qué mala recepción estoy teniendo en mi televisión.
Manta movió la cabeza solemnemente como si se tratara de la noticia de una desgracia.
_ Debe ser la antena.
Anna apretó los palillos para la comida, estaba segura que cuando Manta dijo "antena" se estaba refiriendo a ella, aún así prefirió no hacer nada, la venganza llegaría pronto.
La única oportunidad que Yoh y Manta tuvieron para hablar libremente fue antes que el entrenamientos de la tarde empezara..
_ De todas maneras ¿A qué vas a Alemania ? No creo que sea bueno que estudies en vacaciones.
_ No voy a estudiar, esta universidad me ofreció un puesto ahí y yo sólo voy a ver si me conviene.
_ Ah.
De pronto Manta le hizo una señal a Yoh y éste se acercó para escuchar el secreto.
_ "Yoh"- susurró Manta.
_ "¿Qué?" - Yoh susurró también.
_ "¿Qué le pasa a Anna?"
_ "No tengo idea, hoy se ha comportado muy raro"
_ "Sí"
_ "Manta"
_ "¿Qué?"
_ "¿Por qué susurramos?"
_ "Porque con Anna siempre es lo mismo, alguien habla de ella y ella siempre se aparece de la nada cuando uno menos se lo espe..."
_ ¡¿Qué están susurrando ustedes?!
Yoh y Manta se pusieron firmes como soldados.
_ ¡Nada, no estábamos hablando de nada!.
Anna miró a Yoh fijamente y éste empezó a sudar frío presintiendo que venían las ordenes crueles de su "entrenamiento especial".
_Cincuenta kilómetros, quinientas lagartijas, mil abdominales.
Yoh suspiró aliviado, era entrenamiento de costumbre.
_Tú sígueme.
Manta vio los libreros que tanto le había costado limpiar, tan altos que casi llegaban al techo, y vio los libros (y las cajas llenas de libros) en el suelo, estos libros eran absurdamente grandes y gruesos cubiertos por el polvo de varias semanas.
_
Un librero no sirve de nada sin libros. Vas a poner todos los libros en su en el orden en el que están etiquetados.
Al ver las cajas y los libros cubiertas de polvo Manta comprendió de inmediato
que era un doble trabajo, tenía que limpiar primero los libros antes de subir y
colocarlos en su lugar, además de limpiar el suelo después de eso.
_Sí, Anna.
Ya era la tarde y Anna ni siquiera pudo ver televisión tranquila, una inquietud demasiado presente la mantenía desinteresada y la iba irritando a medida que pasaba el tiempo. Identificando la inquietud como aburrimiento se levantó para hacer cualquier cosa que la distraiga y no se le ocurrió otra cosa que ir a supervisar a Manta y por supuesto eso no iba a ser nada bueno para él.
Antes de llegar Anna pudo escuchar voces, Manta y Amidamaru conversaban. Anna no entró, se apoyó en la pared del pasillo, cruzó los brazos y empezó a escuchar la conversación. Amidamaru estaba en su versión compacta, pequeño y redondo como una pelota, tenía pegado un papel con unas letras que resultaba ser un sello impuesto por Anna que le impedía salir de casa para que no vaya a darle ánimos a Yoh.
_ Usted sabe que si yo pudiera ayudarlo con eso lo ayudaría.
_ Tú sabes que si yo pudiera quitarte ese sello lo haría.
Manta siguió desempolvando el libro con un trapo.
_ ¿Has visto que Anna se está comportando muy raro?
_ ¿Lo dice porque lo puso a trabajar muy duro esta vez?
_
No... esto ya me lo esperaba.
_ ¿Sí?
_ Ayer vine y Anna me pidió hacer la comida y yo le dije que no, que no tenía tiempo, y ella me dijo que me acordaría de eso. Por eso yo me esperaba algo como esto al venir.
La versión miniatura de Amidamaru parecía confundida.
_ ¡Pero joven Manta ¿Si usted ya sabía todo eso por qué vino a visitarnos?!
_ Vine porque me encanta que Anna me trate como a un esclavo.- dijo Manta con sarcasmo mientras leía la etiqueta del libro-...este va arriba.
Pero a Amidamaru la sorpresa no le cabía en su cabeza.
_ ¡¿Lo dice en serio?!
_ ¿Qué cosa?
_ ¡Que le gusta ser maltratado por la señorita Anna!
Manta casi se cae (al estilo anime).
_ ¡No! ¿Cómo se te ocurre? Eso era un sarcasmo.
_ ¿Un qué?!
_ Un sarcasmo.
_ Ah -Amidamaru no entendió bien pero estaba claro que no lo dijo en serio- ¿Y entonces por qué el joven Manta vino a darnos una visita?
_ Vine para visitar a Yoh... Es muy posible que no tenga tiempo para hacerles otra visita, o si lo hago sería en la hora del entrenamiento, después tendré que viajar a Alemania...Soportar lo que me hace a Anna es el precio por ver a mi amigo.
Generalmente ese hubiera sido el momento en el que Anna aparecía de la nada en el momento que menos se espera pero no se atrevió, abrió un poco la puerta y pudo ver como Manta subía el libro a lo alto del librero con mucho esfuerzo en una escalera que le había costado mucho poner. Anna cerró la puerta silenciosamente y volvió al televisor.
Anochecía. Horo Horo se había cansado de tanta pelea para cuando volvió a la cabaña, había sido un día agotador y de lo último que se acordó al entrar fue de la perturbadora mirada de Jun, el recuerdo le sacudió la mente cuando la encontró en la casa totalmente sola.
_ Llegas temprano...mejor así.
_ Y...yo...iba.. tú hermano...pelea...
El nerviosismo de Horo Horo hizo que Jun sonriera, entonces dio chasquido con los dedos y varias velas se encendieron inmediatamente, las velas flotaban en el aire y producían una luz con una intensidad exacta para poder ver bien, ni mucha luz ni muy poca. "Velas mágicas" pensó Horo Horo "son muy difíciles de conseguir." Sólo entonces Horo Horo se dio cuenta que las velas flotaban en dos filas iguales, de un lado estaba él y del otro Jun vestida de una manera diferente, sí llevaba su vestido negro habitual pero con algunas modificaciones, ya no era cerrado hasta el cuello sino que era sostenido por dos tirantes que se unían en el pecho en un generoso escote, a la altura de su muslo derecho el vestido se abría provocativamente. "Mirar a la cara, mirar a la cara, no debo desviar la mirada a...su pecho...ni a su pierna." Fue el último pensamiento racional que tuvo Horo Horo antes de que Jun se aproximara de manera seductora, siendo ella un poco más alta para él fue una visión impactante, tomó su mano y la jaló tiernamente.
_Vamos.
Y Horo Horo fue, se dejó guiar en medio del camino que las velas formaban y que conducían directo al cuarto de Jun, pero a la mitad el sentimiento de que algo andaba mal lo detuvo en seco y salió del extraño camino.
_¡Te estás portando muy raro!.
Jun
se aproximó de nuevo pero esta vez lo empujó suavemente, Horo Horo cayó sentado
en un muy cómodo sillón que parecía hecho a su medida, se inclinó para estar
cara a cara con él.
_ Ayer me enojé mucho porque Li Bruce Long nos interrumpió.
_ ¿Nos?...¡El no interrumpió nada!
La
sonrisa de Jun puso más nervioso a Horo Horo.
_ Muchachito tonto, tú sabes lo que quiero.
Volvió a tomar su mano.
_Ven conmigo:
Él iba a ir pero el ruido de unas pisadas aproximarse hicieron que Jun lo soltara y apagara las velas con un aplauso. Li Bruce Long volvió a interrumpir.
Fue una cena mortificante para Horo Horo, a la noche se encerró en su cuarto y congeló la puerta por las dudas.
Para Anna las cosas fueron peores, desde que vio a Manta cargando un enorme libro y sudando mares para subirlo arriba de un mueble no tuvo más que unos instantes de sosiego, la imagen se le había clavado en la mente y no la dejaba en paz, pero no era esa única imagen, eran todas y cada una de las veces que ella había hecho algo en contra de Manta.
Pasó casi toda la noche despierta, tratando de resolver que era lo que le pasaba pero no pudo apagar la amargura de los recuerdos de Manta siendo aplastado, despojado de dinero y atemorizado sin piedad. Ya era miércoles y Anna se había convencida que lo que sentía era remordimiento y la única forma que ella tenía de disculparse cuando tenía un arrepentimiento sincero era compensar una cosa con otra. A las seis de la tarde llegó Manta y se sentó en el corredor del patio a ver las ochocientos abdominales que Anna le había impuesto a Yoh, Amidamaru contaba.
_ Cuatrocientos veintiuno...cuatrocientos veintidós...
Detrás
de Manta apareció Anna.
_ Hoy sólo puedo quedarme una hora.
_ Bien- dijo Anna tratando de no perder la compostura, volvió entrar a la pensión y después volvió cargando una bandeja.
Manta había esperado tener un trabajo duro de una hora y se sorprendió mucho al ver a Anna.y su bandeja con dos vasos llenos de helado.
_Tienes tiempo para un helado.
Amidamaru
dejó de contar e Yoh se detuvo en la abdominal número cuatrocientos cincuenta y
Manta quedó tan confundido que no supo como actuar. Anna al ver la duda de
Manta se mostró serena pero en realidad el mundo se le estaba yendo al suelo.
_ ¿No quieres?
_ S..S..Sí.
Yoh siguió en su ejercicio viendo pasmado la escena: Manta y Anna comiendo helado juntos. La boca se secaba y el calor era insoportable, para tranquilizarse se convenció de que era una forma nueva para torturarlo. A Manta el helado era como si el mundo se hubiera puesto de cabeza, no pudo calmarse, preguntar qué diablos pasaba hubiera sido muy poco amable, trató de ver a Anna de reojo pero ella comía el helado en silencio mirando al suelo y la sombra de su cabello no dejaba verle la mirada.
El Miércoles para Horo Horo fue un día para esquivar a Jun, trató de alejarse de ella y su mirada cada vez más cautivante.
Para
aumentarle la carga tenía que entrenar con Len, desde el amanecer se había
prometido que no iba a soltar palabra sobre el asunto, pero a la tarde el
sentimiento de culpa pudo más.
_ Len.
_ ¡¿Qué?!
Ese había sido hasta ese momento el entrenamiento más pacífico y aburrido.
_ Tu hermana..Quería algo conmigo.
_ ¿Qué cosa?
_ Tú sabes: algo.
Len
lo miró confundido.
_ No entiendo.
Fue todo lo aguantable.
_ TU HERMANA TRATÓ DE SEDUCIRME...TRATÓ DE LLEVARME SU CUARTO... QUERÍA TENER RELACIONES CONMIGO.
El
silencio fue cortante pero Len simplemente sonrió y sacó su lanza.
_ A veces te pasas.
Horo
Horo agarró su tabla temblando, esa no era la reacción que esperaba.
_ Si querías pelear conmigo sólo tenías que insultarme o algo así, tú sabes como soy , no era necesario que
inventaras semejante imbecilidad para hacerme enojar.
_ ¡Es la verdad!
Pero Len sólo rió
_ ¡¿DE QUÉ TE RIES?!
_ Me imaginaba a la gran Jun Tao tratando de seducir a un pobre diablo como lo eres tú.- dijo Len listo para pelear.
Horo
Horo se preparó para la batalla incrédulo.
_ Len Tao...Maldita sea tu estupidez- dijo mientras Len daba su primer ataque.
Era
Jueves y el remordimiento de Anna se había incrementado, supo entonces que no
se sentiría bien hasta que le pidiera perdón a Manta de forma sincera y
abierta, además de eso él tenía que perdonarla, se sintió más frustrada que
nunca y más desesperada cuando Manta entró tranquilo a la pensión por la tarde.
Aún así ella hizo un último esfuerzo para evitar la confrontación pero no pudo,
ya estaba anocheciendo cuando se acercó a Manta que escribía sentado en el
corredor del patio una nota extensa a Yoh.
_Manta. Tenemos que hablar.
Al
verla a Manta le entró mucho miedo y pensó que algo muy malo debía estar
pasando para que Anna tuviera esa mirada tan triste y desesperada. Ella se
sentó al lado y lo miró a la cara.
_ Manta.
_ Anna ¿Qué pasa?
_ Escúchame.- dijo tomándole de la mano- Manta...si ..- las palabras no querían salir- Si...si alguna vez...te lastimé o te ofendí...
Manta
no podía salir del asombro.
_ Perdóname...Por favor...por todo.
La cara de preocupación de Manta cambio de asombro a una seriedad helada y Anna supo que Manta había esperado ese momento por mucho tiempo. Él dejó de verla para mirar el patio y la noche que ya entraba.
_ ¿Sabes? He estado esperando esto desde el día que te conocí. Te has aprovechado mucho de mi buena voluntad.
Anna se sintió desolada hasta que Manta empezó a sonreír y a mirarla de nuevo
_ Pero por alguna razón yo nunca me pude enojar contigo... creo que es culpa de Yoh.
Para
Anna la desolación se fue casi instantáneamente.
_Entonces...-dijo Anna con esperanza.
_Claro que te perdono. –dijo sonriendo- Eso es lo que los amigos hacen ¿no?.
Se levantó y puso su mochila al hombro.
_ Bueno, ahora tengo que irme. Le das esta carta a Yoh.
Anna tomó la carta pero no contestó, se veía extraña con una mirada entre alegre y triste que incomodaba mucho a Manta.
_ Te has estado portando muy amable últimamente-dijo Manta sin saber que más decir-....Eso es bueno. Nos vemos.
_ Gracias.- dijo Anna en un susurro mientras veía a Manta salir de la pensión.
La noche ya había llegado y Horo Horo entró en la cabaña con cautela, parecía que no había nadie. Cautelosamente tomó una toalla y se dirigió hacía la ducha, en sí la ducha era un cuarto al final de un largo pasillo con una ducha que daba sólo agua fría y una puerta , en sí la puerta era muy vieja sin seguro que se movía de cualquier cosa y que podía nunca podía cerrarse completamente, era una puerta casi simbólica.
Al llegar a la puerta Horo Horo vio que una pequeña mariposa de papel empezó a revolotear sobre su cabeza, se aproximó a Kororo y se posó sobre el pequeño espíritu, la mariposa se desdobló en un sello espiritual y Kororo cayó profundamente dormido. El sonido de la ducha abrirse y la luz de las velas en el aire confirmó el miedo de Horo Horo, Jun estaba en la casa.
_ ¿Sabes? El agua está helada, quizás si tu vinieras conmigo no se sienta tan fría- se escuchó la voz de Jun detrás de la casi simbólica puerta.
Horo Horo miró a la puerta (que no estaba completamente cerrada) y pudo ver la sombra de Jun bajo la ducha proyectarse en el suelo. Cerró los ojos, dio media vuelta y se alejó, aturdido se sentó en el mismo sillón del Martes y pudo escuchar la puerta abrirse y cerrarse de un golpe. Y otra vez apareció Jun pero esta vez sin ningún vestido provocativo, sólo con una toalla blanca que sólo la cubría lo indispensable y Horo Horo se quedó sin aliento. Se acercó sensualmente a él.
_Me estoy cansando de esto.
_No te vas a quitar la toalla ¿verdad?- preguntó Horo Horo.
_No- respondió ella con la cara muy cerca de la de él- me la vas a quitar tú.
Pero de pronto Jun se puso alerta y se alejó dejando a Horo Horo más confundido. Un minuto después Len entró con Li Bruce Long que había sido "asignado" para vigilar el entrenamiento de Len.
_ Hermana. Aquí afuera hay uno de tus sellos para alertar ¿Por qué? ¿Esperas a algún enemigo?
Jun salió de su cuarto ya vestida.
_Uno nunca sabe cuando la gente indeseable puede venir en el momento que menos lo quieres, hermanito.- dijo Jun molesta y luego murmuró- maldita sea, era mi único sello de alerta y ahora está inservible.
Después
Len notó a Horo Horo que seguía aturdido.
_ ¿Por qué estás tan rojo?
_ Creo... que me agarró la fiebre.. Voy a bañarme.
_ Tú quédate con tu hermana para comer.
Horo Horo congeló las paredes y puso nieve en el suelo para que la ducha sea más fría y el calor se le pase.
El Viernes se escapó a las cinco de la mañana y decidió a poner las cosas en claro con Jun. Todo el día entrenó duramente con Len para quitarse cualquier peligro de tentación. Pero no se imaginó que el entrenamiento sería tan duro que para el final del día no tendría otra cosa en mente que irse a su cama. Por su parte Len se puso a meditar, Horo Horo sabía que eso le tomaría por lo menos tres horas así que no lo esperó.
Al
llegar a la cabaña entró directo a su cuarto y se lanzó en la cama , no pudo
ver cuando una mariposita de papel se posó sobre Kororo y este caía dormido.
Sólo al verlo pudo darse cuenta de lo que pasaba.
_ ¡¿Otra vez?!
Había cometido el error de no revisar su cuarto antes de entrar, de pie, al
borde de su cama estaba Jun vestida con un diminuto corpiño negro, bragas del
mismo color y con una mirada que iba más allá del deseo.
_ Mi hermano está meditando Y Bruce Long está lejos, tenemos mucho tiempo..
Se acercó y se colocó encima de Horo Horo.
_ ¡¡¡Estás loca!!!
_
Loca por ti.
_ ¡No me vengas con eso!
Jun sonrió.
_ Eres un muchachito muy valiente para rechazar a la gran Jun Tao.
_ Esto...no está bien.
Jun
se inclinó y le susurró al oído.
_ Déjate llevar.
Para Horo Horo el cosquilleo que sintió en fue el fin de su resistencia, por supuesto, se dejó llevar para entregarse al deseo de la mirada de Jun y descubrir los secretos que ocultó su toalla blanca el Jueves por la noche. Jun empezó a acariciarle el pecho por encima de la playera y Horo Horo empezó a disfrutarlo.
Fue solamente pura casualidad que Horo Horo volcó la vista a la puerta que seguía abierta y descubrió a la versión compacta de Bazón, el espíritu acompañante de Len, con ojos tan abiertos y asombrados que apenas le cabían en su cabeza tamaño de pelota. Horo Horo extendió la mano como para decirle algo, que espere un maldito segundo, que el tampoco sabía que pasaba ahí. Bazón salió a toda velocidad.
Jun iba a besarle el cuello pero Horo Horo la empujó a un lado y se levantó de un salto, sacó su ropa de una caja y la metió a empujones a su bolsón, se detuvo presintiendo algo muy malo y se escuchó, muy lejano, casi imperceptible, el grito de Len.
_¡¡¿¿Quéeeeeee??!!
Dejó en el suelo la ropa que no entraba en el bolsón y despertó a Kororo que dormía en el suelo dándole una dosis extra de energía espiritual mientras Jun miraba sin entender nada.
_ ¿Qué pasa?
Horo
Horo la miró y en medio de su desesperación le nació una pregunta dirigida a
Jun, a su destino y a su malnacida suerte con las mujeres.
_ ¡¡¿¿Por qué me haces esto??!!
Se escuchó el estampido de la puerta de la cabaña reventando y los pasos furiosos de Len aproximarse, se quedó justo en el marco de la puerta (que seguía abierta) confirmando lo que Bazón le había dicho.
_ ¡¡Hermana!!!!.....¡¡¡HORO HORO!!!
Incluso Horo Horo se sorprendió a sí mismo en medio de su miedo porque su mente y su cuerpo sólo atinaron a hacer una cosa: atacar a Len. El ataque fue efectivo, no causó mucho daño en Len pero por lo menos le dio el tiempo para abrir un boquete en la pared y salir corriendo, en un arranque de inteligencia poco común en él Horo Horo hizo bajar la temperatura del ambiente que hizo que la humedad se transformara en una espesa niebla que le cubrió la huída en el bosque. Len no pudo encontrarlo entre tanta niebla y lanzó sus ataques al azar, uno de ellos casi impacta contra Horo Horo. La voz de Len retumbó en todo el bosque.
_ JURO QUE TE ENCONTRARÉ, ASÍ TE ESCONDAS EN EL HUECO MÁS PROFUNDO DE LA TIERRA TE ENCONTRARÉ Y TE HARÉ PAGAR POR ESTA OFENSA.
Horo Horo corría y corría.
Ya era Viernes y Manta se iba, para Anna no existía otro pensamiento en su cabeza, Manta se iba. Después de la conversación del Jueves Anna se sintió mejor pero no pudo quitarse esa inquietud cada vez más grande que sentía y no la dejaba en paz. Llegó a la conclusión que si no era el remordimiento entonces sólo podía ser la muerte, Manta se iba a morir en su viaje, para comprobarlo consultó todos sus métodos para predecir el futuro: lectura de los palillos, cartas de tarot, las tablas de adivinación entre otras, pero todas decían lo mismo sobre Manta: buena salud y larga vida.
Ya anochecía cuando Manta llegó a la pensión para dar un último despido antes de su viaje, pero Yoh todavía corría sus treinta kilómetros y ya Anna se había rendido.
_ Hoy te vas.
_ Sí. Ya mis maletas están en el aeropuerto...voy a llamar un taxi.
Ambos se sentaron en el corredor del patio.
_ ¿Has visto que hay muchos afiches pegados en las paredes de esta manzana? Todas las calles están con unas fotos arrancadas.
Hubo un silencio después de eso.
_Yoh me dijo que estás como distraída últimamente.
Anna
se indignó, era Manta la razón de su distracción e inquietud y todavía tenía el
descaro de recriminarla
_ ¡¡No es tu maldito asunto enano!!.
El bocinazo del taxi cortó el silencio y Manta sonrió.
_ He estado pensando y creo saber lo que te pasa.
Se levantó tranquilamente y caminó hacia la salida mientras Anna se levantaba furiosa.
_
¡Manta! ¡¡Tú no sabes nada!!.
_ Le dejé una nota a Yoh en la mesa. Adiós.
_ ¡¡Manta!!
Sin
cambiar su sonrisa tranquila se detuvo
y se volvió para verla a Anna, ella quedó paralizada al ver su tranquilidad y
por primera y única vez la sacerdotisa
Anna le tuvo miedo a Manta.
_ Lo que pasa es que te has enamorado.
Anna sintió un choque eléctrico en su cuerpo y se quedó estática mientras Manta subía al taxi.
_ Nos vemos en una semana Anna. Me saludas a todos.
Y el taxi se fue.
A partir de ese momento Anna empezó a sentir la presencia de Manta en cualquier cosa que le despertara algún sentimiento de alegría, Manta en la brisa del viento, Manta en el brillo de las estrellas, Manta en la tibieza del agua de las aguas termales, Manta en todos lados y Manta para siempre. No recordó admitió que se había enamorado perdidamente de Manta.
(Lo continuaré)
Gracias, dejen su comentario.
Nos vemos en el próximo capítulo.
