El autor dice: Seré sincero, en realidad este capítulo no pudo ser todo lo que yo esperaba, en realidad tenía que ser un capítulo más largo y donde la historia daría un giro impresionante, pero me salió muy largo, así que lo dividí en dos. Esta es la primera parte, la segunda la tendré para la próxima semana. Este capítulo me salió poco humor, pero en fin, ahí está, y gracias a todos por leerme.

GRACIAS A SHAMANHORO, KARIN HITOMI KITZUNE,  SANGO ASAKURA, KEIKO SK, A KISUKA Y A XRIS. MUCHAS GRAAAAAACIAAAAAAAS.

Sospechas.

"Confianza ni en mi camisa"

(Melgarejo, dictador bruto, analfabeta y paranoico, murió asesinado hace más de un siglo)

Una llamada le hizo saber a Anna que Manta iba visitarlos recién la tarde del sábado y la sacerdotisa agradeció que hubiera sido Yoh el que contestó la llamada porque no estaba segura de poder contenerse al oír la voz de Manta.
La sacerdotisa se relajó y pudo reflexionar en lo que Manta sentía por ella, ya que no era seguro que él comparta sus mismos sentimientos. Pero aún así  no se desanimó, "nada ganaré quedándome con la duda- pensó Anna- lo que será, será".

Por la mañana del sábado Anna se lavó y cepilló su cabello cuidadosamente y en la tarde se maquilló con mucho esmero, el maquillaje era algo casi imperceptible, apenas detalles que no contrariaban con ningún color o forma de su belleza natural, para la tarde estaba lista y cuando Yoh la vio quedó embobado, Anna no había cambiado, era más ella misma que nunca y sin embargo había algunos detalles que la hacían ver más bella de lo que era. Los celos de Yoh volvieron a asaltarle la cabeza "No es justo- pensó Yoh- yo matándome en mi entrenamiento y mientras alguien quiere quitarme a mi Annita". Se engañaba, la verdad era que el entrenamiento agotador él mismo se lo había impuesto y que nadie quería quitarle a su Annita sino que ella se estaba alejando por cuenta propia. Empezó a pensar quién podría ser el que quería separarlos, entonces llegó Manta, trayendo obsequios de Alemania para sus amigos.

Yoh, en su infinito atolondramiento, no se dio cuenta de todas las pistas que ocurrían en ese momento, que Anna sacaba el pastel que ella había hecho con tanto esmero (y que Yoh tenía prohibido tocar) y lo colocaba en la mesa, tampoco se dio cuenta que servía la mejor porción para Manta, ni las miradas furtivas que la sacerdotisa le daba a su amigo, ni el leve sonrojo en el rostro de Anna cada vez que veía a Manta, ni las atenciones que le daba.
Manta lo único que trataba era conversar con Yoh, pero él estaba distante y sólo respondía con pocas palabras y no hacía ningún comentario ni pregunta, además que él podía ver claramente que algo demasiado raro estaba pasando con Anna.
_Espera –dijo Anna sonriendo, mientras agarraba una servilleta- tienes un poco de pastel en la mejilla, déjame que te lo quite.

_ No es para tanto.-respondió Manta riendo- puedo hacerlo yo sólo.

Manta alzó una servilleta pero Anna no le dio tiempo, acercó suavemente la servilleta y le limpió la cara. Manta se sintió aturdido por un momento al sentir la servilleta en su rostro y porque los dedos de Anna se movieron acariciantes por un instante. Yoh miró la escena mientras seguía pensando en quién podría ser el que trataba de alejar a Anna de él y de repente en un arranque de sensatez inconsciente empezó a aparecer en su mente la imagen de Anna y Manta comiendo helado mientras él se moría de cansancio y calor cumpliendo su entrenamiento. Se levantó y dijo seriamente:
_ Me voy a entrenar.

Fue algo alarmante para Manta, sabía bien que Yoh debía tener graves problemas para comportarse tan serio y tan distante, así que también se levantó para averiguar que era lo que pasaba.
_Espera, Yoh - dijo Manta mientras juntaba los platos apresuradamente.

_ Yo recojo los platos.

Manta no percibió el tono triste de Anna al decir esa frase y salió para encontrarse con Yoh, quien se encontraba haciendo ejercicios de respiración antes de empezar el entrenamiento. Al llegar con él no supo que decirle.

_ ¿Has visto?...hay un montón de fotos arrancadas en las paredes del barrio.

Pero Yoh no contestó.

_ Yoh ¿Qué te pasa?

_ Nada, tengo que entrenar.
_ Pero hoy es sábado, Anna nunca te pone a entrenar el sábado por la tarde.
Yoh le dio la espalda a Manta y respiró profundo.

_ Voy a entrenar por mi cuenta.
_ ¡Pero tú nunca entrenas por tu cuenta!

Yoh cerró los puños con fuerza y apretó los dientes; por alguna razón que ni siquiera él podía comprender se encontraba de muy mal humor y Manta no estaba ayudando. Respiró profundamente nuevamente.
_ ¡Pero hoy voy a entrenar por mi cuenta!

Y empezó a correr y giró en la esquina.

_ Amidamaru.

_ ¿Sí, amo?.

_Ve a la pensión y vigila a Anna.

Fue la petición más extraña que Amidamaru había tenido hasta ahora.

_Sí, amo.

Así, la visita que Manta había previsto como una larga y agradable velada, se terminó en una hora, se despidió de Anna que no tuvo otro remedio que dejarlo ir bajo promesa de que volvería el domingo para darse un baño en las aguas termales. En realidad Manta no había podido soportar la frialdad de Yoh ni la candidez de Anna, que lo ponía muy nervioso.

Fue entonces que Anna llegó a una decisión drástica: si ella quería confesarle sus sentimientos a Manta sabía que tenía que ser de una manera que él no pudiera decirle que no.

Era la noche del domingo y Manta cumplió su promesa, al llegar a la pensión no habló mucho ni con Yoh ni con Anna, porque Yoh no se encontraba y porque quiso evitar a Anna, hasta ese momento él estaba seguro que la sacerdotisa se había enamorado de Yoh, pero había algo que no cuadraba bien.

Se estaba desvistiendo cuando un presentimiento inquietante le hizo dudar y se puso un bañador, dentro de las aguas termales Manta se relajó y dejó los problemas irse con el calor del agua y con la presencia extraña de alguien que entraba también al estanque  de las aguas termales donde él se encontraba.

Manta sintió de repente unos dedos suaves y delicados en sus hombres y antes que pudiera decir nada la presión en la espalda y en el espacio que separa el hombro del cuello.

_ ¿¡Qué.. demoni...?!.. espera...qué..

Manta no dijo más, nunca en su vida le habían dado un masaje pero por un momento se sintió flotando en las nubes y no le importó en lo más mínimo la identidad de esa persona de suaves manos que lo hacía sentir tan bien. Pero Manta, analítico como siempre, trató de adivinar, obviamente era las manos de una mujer ( y por suerte estaba con su bañador) aunque no se le ocurrió quién podría entregarse a dar comodidades a gente sin que nadie se lo pida, subconscientemente se le ocurrió que era Tamao.

_ ¿Cuándo llegaste de visita?- preguntó Manta, estaba tan relajado que tenía los ojos cerrados y una sonrisa en los labios.

El masaje se detuvo.

_ ¿Qué?

La voz fue reconocida, Manta abrió los ojos en asombro mientras lentamente se daba la vuelta y se encontraba con Anna.
_ ¡¡Anna!!- casi gritó Manta.

Retrocedió, y a medida que retrocedía Anna avanzaba. Su espalda llegó contra la pared del estanque, estaba que acorralado.
_ ¿Quién pensaste que era?- preguntó Anna, era evidente que estaba un poco enojada.

_ En nadie..en serio

El rostro de la sacerdotisa se suavizó, se aproximó a Manta que ya no podía retroceder más y sintió un sentimiento de desolación cuando vio que  Anna vestía un traje de baño de una sola pieza, totalmente negro, que se acomodaba perfectamente a su curvilínea figura.

_ ¡No está bien que un hombre y una mujer compartan el mismo estanque!

_ ¿Por qué?

_ Porque no!

Anna sonrió y Manta se dejó de formalismos.
_ ¿Por qué me miras así?!!

_ ¿Así cómo?

_¡¡Así como me estás mirando!!

_ ¿No puedo?

_ No!
Anna parecía divertida con la respuesta.
_¿Y Por qué no?

_ Porque....porque...

_ No deberías tenerme miedo.

_ Ya basta! No sé qué es lo que te pasa pero tú nunca te comportas así.

_ No hay que temerle a las cosas nuevas, por ejemplo ¿Has besado a una chica alguna vez?

Manta se quedó estático y su cara se cubrió de un rubor rojo.
_ ¿Nunca?- preguntó Anna con el tono más seductor que Manta había escuchado en su vida- Bueno...creo que esta va a ser tu primera vez.

_ ¿¿Va...a ser??

Anna sumergió un poco más su cuerpo en el agua de modo que sus caras estuvieran a la misma altura, se acercó a Manta hasta tener la distancia correcta, se detuvo y empezó a acercar su rostro, más cerca, una ligera inclinación y cerró los ojos, Manta en cambio los abrió al máximo, sus ojos parecían como platos en su cara totalmente roja. Y en el momento exacto en el que el beso iba a consumarse, Anna se detuvo y se alejó hasta el otro extremo del estanque y volvió a recuperar su mirada fría con un ligero brillo de ira.
_ Maldita sea.

Manta sólo escuchó la puerta corrediza abrirse y la voz de Yoh.

_ Hola! ya llegué!.

Hubo un silencio mortal en el ambiente.

_No creo que un hombre y una mujer deban compartir el mismo estanque

_ Te mandé a comprar unas cosas Yoh Asakura.

_Ya volví.

_ Te fuiste hace cinco minutos.

_ Me apuré.
_ ¡El almacén al que te mandé está a treinta calles de aquí!.

Anna estaba a punto de perder la paciencia pero Yoh no quitó la sonrisa.
_ Me apuré mucho...Y bien, ya que están aquí, creo que yo también me meteré.

Yoh entró al estanque con zapatos, medias, pantalón y camiseta, ante la atónita mirada de Manta y la mirada llena de ira de Anna, y se puso a un lado del estanque, a su izquierda estaba Anna y en frente de él Manta, un verdadero triángulo conflictivo.

La sacerdotisa no dijo nada, simplemente salió del estanque, recogió su toalla y se cubrió con ella para librarse de la mirada de Yoh, que no dejaba de verla en ese traje de baño negro que le quedaba tan bien; Anna pasó por el lado de Manta, no se detuvo, ni siquiera redujo la velocidad, pero al pasar junto a él susurró levemente:

_ ¿Te gustó el masaje?

Manta volteó rápidamente pero lo único que alcanzó a ver fue la mirada penetrante que Anna le dedicó antes de cerrar la puerta corrediza, volvió a su posición normal y entonces notó que Yoh lo miraba de una manera fría, inflexible y acusatoria, a Manta le dio un tic en el ojo derecho . "No es posible –pensó Manta- Yo apenas pude escuchar lo que dijo Anna, Yoh no pudo haberla escuchado. ¡Es imposible que la haya escuchado!"
El shaman se apoyó en la pared del estanque y se cruzó de brazos.

_ Así que...un masaje ¿eh?

Para Manta eso fue todo lo que podía manejar pero aún así trató de hallar una última solución, se forzó a sí mismo una sonrisa que le salió nerviosa, y dijo:

_ Últimamente Anna está muy amable.

_ Amable contigo! - respondió secamente Yoh.

Manta se dejó llevar por la desesperación.
_ ¡¡¡¿Es que acaso todos se han vuelto locos?!!! ¡¡¡¿Y por qué me miras así?!!!

_ ¿Así cómo?!

_ ¡¡¡Así como me estás mirando!!! ¡¿Por qué?!

_ Oye, es buena pregunta. Ahora yo te haré una a ti ¡¡¿Por qué mi prometida estaba contigo en un estanque dándote un masaje?!!

_ ¡¡No lo sé!! ¡¡Quizás vino un espíritu maligno y los volvió a ti y a Anna totalmente locos!!
Yoh se enfureció pero siguió con su mirada fija y acusatoria y su sonrisa evidentemente falsa,  pero su poder espiritual, debido a su ira, se elevó rápidamente lo que hizo que la temperatura del agua aumentara; Manta lo notó.

_ ¡Ya basta de eso!

_ ¡¿De que?!

_ ¡De todo esto! ¡¡Estás aquí mirándome como si yo tuviera la culpa de algo y no tengo idea de qué!!
Yoh borró la sonrisa pero no cambió la mirada, la temperatura del agua siguió aumentando, ya estaba desagradablemente elevada.

_ Mejor me voy.

_Sí. Mejor.

Estuvo el tiempo estricto para cambiarse, ponerse la mochila al hombro e irse. A la salida de la pensión Anna trató de decirle algo para detenerlo pero él no la dejó.
_ ¡No, por favor!- le dijo a Anna antes de que ella pudiera decirle algo- Yo sólo...quiero irme.

Se fue. Anna lo estuvo observando mientras se iba, después subió la escaleras y entró a su cuarto, cerró la puerta con fuerza y el portazo sacudió la pensión hasta sus cimientos; Yoh, en el estanque, lo escuchó y miró hacia abajo, sólo entonces se dio cuenta que había entrado al agua con toda su ropa puesta.

Al día siguiente Anna apenas le dirigió la palabra; sólo le habló lo estrictamente necesario y  para decirle que tenía que por la mañana iría a comprar ciertas cosas que necesitaba para un exorcismo. Yoh no dijo nada, pero ya había pensado en tomar precauciones.
_ Ni te molestes en decirle a Amidamaru que me vigile- le dijo Anna- A mi nadie por qué vigilarme

Yoh se asustó, pero trató de conservar la calma.

_ Si le digo a Amidamaru que te vigile es para asegurarme que nada malo te pase. No sé por qué pero tengo la sensación de que algo terrible va a ocurrir.
_ Como sea- dijo Anna con fastidio.

Y el silencio volvió.


Otra vez Anna no le dejó ningún entrenamiento a Yoh, y otra vez el joven shaman se impuso a sí mismo un entrenamiento estricto y riguroso, y otra vez Amidamaru recibió la orden de seguir a la sacerdotisa pero esta vez tomando con más cuidado.
Al volver a la hora del entrenamiento Amidamaru fue el primero en recibirlo.

_ ¿Cuándo volvieron?

_ Hace media hora.

_ ¿Y bien?

_ Estoy seguro que esta vez no me descubrió.

_ ¡¿Y Entonces?!

_ La señorita Anna no hizo nada fuera de lo ordinario, amo Yoh.


Yoh quedó pensativo y entró a la pensión, la mesa estaba servida y ya Anna estaba sentada. Reinó el silencio, Yoh comía animadamente pero Anna no, simplemente miraba con seriedad el tazón de arroz y revolvía la comida con los palillos.

_ La comida está deliciosa.-dijo Yoh con su clásica sonrisa- En serio, está muy rica.

Anna siguió mirando el tazón de arroz.

_ La hizo Manta.

La sonrisa se fue y repentinamente el arroz tenía sabor a ceniza.

_ Y la hizo para ti.- dijo Anna tratando de disimular todo el rencor que sentía.- Pensé que ibas a llegar temprano y te dejé una nota para que hagas la comida, pero al parecer Manta llegó primero, hizo la comida y te dejó esta nota.... Ahora con tu permiso, no tengo hambre.

Anna dejó el papel arrugado en la mesa antes de irse, Yoh miró el papel, era casi evidente que alguien muy enojado lo había arrugado en un arranque de rabia. No lo leyó, lo dobló y lo arrojó al cesto de basura.

Pasó la tarde tratando de encontrar algo que lo distraiga, iba a salir a un entrenamiento más duro cuando el teléfono sonó.

_Hola- dijo Yoh.

Pero nadie contestó.

_ Hola..¡Hola!

Yoh apretó el auricular con fuerza.

_ ¡Manta! ¡¿Para qué llamas?!

Hubo un momento más de silenció del otro lado de la línea.

_...Para hablar.

_ No hay de qué hablar.

_ Es Anna ¿verdad?

Esta vez fue Yoh el que se quedó callado.

_ Ella se ha portado muy raro, lo sé, pero no sé por qué te has enojado conmigo... Has sido mi mejor amigo y de repente pareciera que me odiaras.

Yoh colgó el teléfono que no volvió a sonar más, fue a la cocina y sacó la nota de el cesto de basura, la puso en la mesa recién después de cinco minutos se decidió a leerla. Era una carta corta pero concisa y el complemento de la conversación telefónica. El joven Shaman se sintió devastado por un momento, se sentó en el corredor mirando al patio.
_ Amidamaru.

El espíritu apareció en el acto.
_ ¿Sí, amo Yoh?.

_ ¿Tú que crees?

Amidamaru quedó callado.
_ He tenido esta horrible sensación- continuó Yoh- Una sensación de que alguien quiere alejarme de Anna.

_ ¿Y usted cree que es el joven Manta?
_ No...No él, no mi mejor amigo en todo el mundo, quien sea menos él... Me porté muy mal con y ...no sé lo que me pasó.

El calor era sofocante y las cigarras cantaban a lo lejos.
_ Por eso quiero disculparme con él. Y me preguntaba si podrías ir a su casa más tarde a invitarlo a venir aquí mañana.
_ Lo haré con mucho gusto amo Yoh.

Y llegó el martes. Anna levantó a Yoh a las seis menos cuarto para que comiera el desayuno de las seis de la mañana en punto. Y con la frialdad de siempre le dijo que había estado flojeando mucho y para reponerlo tendría que correr setenta kilómetros además de las mil abdominales y quinientas lagartijas acostumbradas, y pobre de él si llegaba un segundo tarde. Yoh se sintió tan feliz que olvidó que Manta vendría de visita, se alistó para correr con el entusiasmo de un niño que va a visitar el zoológico. A las ocho y cinco salió a cumplir contento el entrenamiento irracional que había recibido porque después de todo venía de aquella Anna de siempre con sus órdenes irracionales y entrenamientos tortuosos.

A las nueve menos cuarto Anna le mandó un recado a Yoh para que haga unas compras, Amidamaru salió a darle el mensaje, feliz de que al final todo se haya solucionado. Anna, vio cuando Amidamaru salía de la pensión y sonrió con un brillo de malicia y astucia en sus ojos que sólo sus más allegados podían reconocer, su plan había funcionado a la perfección. A las nueve, puntual como siempre, llegó Manta.

 La felicidad de Yoh se esfumó a los cinco kilómetros, estaba alegre de que Anna (la Anna de siempre que él tanto adoraba) haya vuelto, pero algo no estaba del todo bien. Siguió corriendo por un tiempo más cuando Amidamaru lo alcanzó.
_ Amo Yoh, la señorita Anna me pidió que le diera un mensaje.
Para Yoh fue como si le hubiera caído un rayo (eléctrico) encima, recordó que Manta iba a ir a la pensión, y la imagen de Anna y Manta comiendo helado volvió a taladrarle la mente.
Dio la vuelta y empezó a correr a toda velocidad presa de la rabia y el pánico, no le importó con cuanta gente chocó ni los destrozos que hizo en su desesperación, las flores del parque aplastadas, las huellas en el cemento fresco de una construcción, los techos en los autos sobre los que Yoh saltó para no perder el tiempo con el tráfico embotellado; lo único que le importaba era la velocidad para llegar a la pensión lo más antes posible.

Al llegar no encontró a nadie,  sólo una nota con la letra de Anna: "Fui a hacer un exorcismo al templo Hitomi, mandé a Manta a hacer las compras, él va a hacer la comida cuando regrese".

Yoh se concentró pero no halló ni una sola presencia, la pensión estaba totalmente sola. Suspiró aliviado, "Fue sólo mi imaginación" pensó Yoh y se dispuso a volver a su entrenamiento, pero antes de salir subió por las escaleras sin ninguna razón en particular, llegó a la puerta de la habitación de Anna y por pura inocencia la abrió.

Diez minutos antes Manta había llegado. Encontró la mesa levantada y los platos ya lavados y no encontró a nadie, sólo una nota sobre la mesa con la letra de Yoh: "Manta, salí a entrenar, no te preocupes, ya todo está bien. Anna quiere hablar contigo sobre lo que pasó el domingo, pero está un poco enferma, búscala en su cuarto". Manta dejó la nota sobre la mesa y se dirigió al cuarto de Anna, las letras de la nota empezaron a moverse y a reacomodarse.

El plan de Anna era simple, mandar a Yoh y Amidamaru bien lejos. En el remoto caso que Yoh volviera encontraría una nota que diría dónde estaba Anna y Manta; y un conjuro especial escondería sus presencias para que Yoh no sospechara de nada.

Manta camino por el silencioso pasillo y llegó a la puerta de el dormitorio, abrió y entró. Escuchó la voz de Anna en un susurro.

_ Cierra la puerta.

Cerró la puerta y se acerco pero sólo dio un paso y se detuvo. Ahí estaba ella, Anna, echada en su futon totalmente desnuda, apenas cubierta con una sabana blanca, mirándolo con  la mirada que ninguna mujer había visto a Manta antes.

_ Ven aquí.

Manta sabía que no debía ir, sabía que lo que tenía que hacer era salir corriendo y contárselo a quien más confianza le tuviera, pero paso a paso se acercó a Anna, mudo, atónito, sintiéndose náufrago en el mar de los misterios que la vida siempre le negó, seguro de que es mejor perderse que nunca embarcar. Quedó junto a Anna. La sacerdotisa se sentó sosteniendo la sábana blanca contra su pecho con la mano izquierda y con la mano derecha empezó a desabrochar, uno a uno,  los tres botones de la camisa de Manta.

_Dime que me amas.

El primer botón suelto.

_ Por lo menos una vez.

El segundo botón suelto.

_Sólo quiero escucharlo viniendo de ti.
El tercer botón suelto. Hizo a un lado la camisa primero del lado del hombro derecho y luego del lado del hombro izquierdo y la camisa cayó al suelo.
_ Por favor...Sólo una vez.
Manta llegó a la frontera de su existencia a un paso de los delirios que van más allá de la culpa y la muerte, su mente se hizo a un lado.

_ Yo...yo te....

Y la puerta se abrió.

Yoh miró la escena, su cara no reflejaba ningún tipo de sentimiento intenso sino más bien una curiosidad tranquila. Manta volvió a la realidad con todo el pavor que su mejor amigo le provocaba.
_ Yoh- dijo Manta- Esto no es lo que tú crees...Anna se sintió mal y se acostó y yo...la acompañaba y...y... me quité la camisa porque....porque hacía mucho...calor.

_ Ah bueno-dijo sin cambiar su cara neutral- Si es así entonces no hay problema.

Sin cambiar su mirada y sin un mínimo de inquietud Yoh se fue cerrando la puerta tras de sí.

Manta tuvo conciencia de lo que pudo haber ocurrido y volteó a ver a Anna, movió los labios como para decirle algo, un reproche, una pregunta, pedir  una explicación; pero un horrible estampido no se lo permitió; y de lo que antes fue una puerta sólo quedaron astillas quemadas, el humo se disperso rápidamente movido por el poder espiritual y  del otro lado del marco de la puerta y del humo que se dispersaba estaba Yoh Asakura con su espada en la mano y su mirada perdida en la ira.
_ ¡¡¡¡¿¿¿¿SABES QUÉ, MANTA????!!! ¡¡¡¡¡NO TE CREO!!!!!.

Todo ocurrió en un instante, Manta recogió su camisa y tomó una pequeña mesita de noche donde había un florero, la arrojó en contra de la ventana para romper el vidrio y tan rápido como pudo saltó a través de la ventana para caer en el alero del tejado, cuando Yoh llegó a la ventana Manta ya estaba bajando usando la tubería cómo escalera.

Yoh corrió también, tumbó dos floreros que estaban en el pasillo, volteó la mesa donde se encontraba el teléfono que había empezado a sonar unos segundos antes y volteó la pequeña mesa que había en la cocina y salió al patio como un rayo para interceptar a Manta que ya estaba llegando a la salida.
Lo agarró del cuello como a un pollo y lo azotó contra el muro del patio, su cara no reflejaba otra cosa que no sea rabia y Manta pudo ver lo mucho que Yoh se parecía a Hao.

_ ¡¡¡ME HICISTE CREER TODA ESA PATRAÑA DEL AMIGO PREOCUPADO!!! ¡¡¡PARA QUE ME DESCUIDARA Y TU PUDIERAS TRAICIONARME A GUSTO!!!

Manta, suspendido en el aire como estaba, tomó la mano de Yoh con ambas manos.
_ Yoh... si me dejaras hablar verías que hay una explicación perfectamente lógica para todo esto.
De la pensión salió corriendo Anna (ya vestida con su clásico vestido negro)

_ ¡Manta! ¡no te vayas! ¡Te amo! ¡¡Te amo más de lo que he amado a alguien en mi vida!!

Yoh y Manta miraron asombrados a Anna por un momento y luego se miraron el uno al otro nuevamente, sólo que ahora el rostro de Yoh lucía más furioso y más amenazador, y el rostro de Manta lucía una sonrisa nerviosa y una gotita de sudor enorme.
_ ¿Lo ves? Eso lo explica todo.
Yoh levantó su espada. Manta, en un último arranque de temeridad extrema, se agarró de los brazos de Yoh,  dándose un impulso se balanceó en el aire y pateó a Yoh justo en la entrepierna, Yoh lanzó un gruñido y dejó a caer a Manta que rodó y se levantó a correr, Yoh se repuso del dolor y empezó a perseguirlo, espada en mano. Pero Anna no estaba dispuesta a permitirle hacer algo malo contra Manta.

_ ¡¡¡Yoh Asakura!!! ¡ABAJO!

Yoh sintió como una extraña fuerza surgía de su collar, lo tomaba deel cuello y lo azotaba de cara contra el pavimento.

_ Sabía que comprarme estos collares encantados me iban a traer problemas- dijo Yoh mientras se levantaba y se quitaba el collar.

Corrió dos calles más pero no encontró a Manta, se quedó ahí, en la esquina con la espada en la mano comprendiendo que Manta ya había escapado.
_¡MALDICIÓN!- gritó Yoh.

Lanzó un gran golpe con su espada al muro cubierto de fotos arrancadas de la esquina, después puso su espada al

hombro y se alejó caminando, el muro no parecía haber sufrido daños pero después de unos momentos se deshizo en

pedazos.

(lo continuaré)

¡UN SALUDO A TODOS LOS FANS DE INUYASHA!

En fin...Este capítulo está en función del siguiente, espero que me sigan leyendo para

entonces.
GRACIAS

Y adiós, hasta el siguiente capítulo.