El autor dice: ¿Por qué escribí este capítulo? No tengo idea. Pero si te queda algo de piedad después de leerlo entonces me vas a dejar un review. Digo esto porque creo que me pasé con esta historia. Bueno, eso lo dejo a consideración de ustedes.
Y ahora la columna de la gratitud a los que tuvieron misericordia con este pobre escritor:
SHAMANHORO,
KARIN HITOMI KITZUNE,
SANGO ASAKURA,
KEIKO SK,
KISUKA
XRIS,
GABE LOGAN,
ANNA-ANGEL2,
SOL HIMURA,
DITA
Mi gratitud eterna por sus reviews.
GRAAAAAAAAAAACIAAAAAAAAAAAS:
Y vamos al fic.
"Debés tener cuidado con lo que vas a buscar: se puede encontrar más de lo que se quiere, o peor, encontrar todo lo opuesto" ( Frase absurda de mi amigo Christian)
Rayo Azul, Atardecer Rojo..
Manta corrió en el sentido opuesto del camino
regular que siempre tomaba. En cambio Yoh
lo había buscado equivocadamente por el camino que el pequeño estudiante
siempre usaba para irse a su casa, fue un acto inconsciente de la costumbre lo
que había salvado a Manta; eso y la tremenda velocidad de la huída. Corrió a su
casa, entró poniéndole llave a la puerta principal y cerró todas las ventanas,
ignorando el teléfono que repicaba y repicaba. Al final contestó porque el
ruido lo estaba volviendo histérico.
_ ¿Hola?
_ Manta- dijo Anna del otro lado de la línea-
Por favor ven conmigo. Te necesito.
_¡¡¡Tarada!!!- respondió Manta, casi
gritando- ¡¡Me voy a Alemania en el próximo vuelo que salga!!
Colgó el teléfono que empezó a sonar de nuevo casi inmediatamente y siguió sonando hasta que lo desconectó totalmente. Luego se dirigió al baño y subió hasta el lavamanos, se enjuagó la cara y se miró al espejo.
_ ¡¡Imbécil!!- le dijo al reflejo- ¡¡¿¿En qué diablos estabas pensando??!! Ahora Yoh está furioso y me va a matar.
Volvió a su cuarto y empezó a caminar de un lado para el otro, asustado e indeciso, finalmente sacó una maleta casi tan grande como él, la abrió y empezó a llenarla de ropa.
En la pensión, Anna estaba colgando el teléfono con fuerza después del noveno intento fallido de llamar a Manta, en el momento que llegó Yoh. Había vuelto lentamente, arrastrando los pies por las calles casi desiertas, había clavado su espada en el patio y había entrado silenciosamente sólo para encontrarse a Anna quien colgaba el teléfono desesperada. Ambos se miraron en un instante fugaz, luego la sacerdotisa puso en alto la mano y le mostró un sello amarillo con letras negras y una mirada llena de rabia, Yoh abrió los ojos en asombro.
_ Anna -
susurró Yoh.
Y Anna se lanzó al ataque, en unos cuantos pasos estuvo frente a frente a Yoh y
trató de pegarle el sello en la cabeza. Yoh agarró con fuerza la mano de la
sacerdotisa antes de que el sello tocara su frente, con la otra mano Anna quiso
darle una bofetada pero Yoh la detuvo también,
la sacerdotisa forcejeó inútilmente tratando de vencer los brazos de Yoh
que la miraba desolado en su lucha inútil, lo empujó, Yoh trató de
inmovilizarla pero perdió el equilibrio y ambos cayeron, Anna encima de Yoh,
sus caras a unos centímetros de distancia, pero esta vez no hubo sonrojos, ni
rostros apenados, ni actitudes de amantes inexpertos, esta vez era una batalla
feroz, una lucha a muerte totalmente inútil porque Anna nunca podría ganarle a
Yoh en fuerza y porque Yoh no podía ganarle a la tristeza que le provocaba ver
la mirada llena de desprecio de Anna.
_Annita, por favor- dijo Yoh suplicante.
Pero Anna no lo escuchó, siguió en su intento inútil de atacarlo lo que llevó
al joven shaman al borde de la desesperación, la apartó bruscamente y se colocó
encima de ella, le agarró las manos y las colocó contra el suelo por encima de
la cabeza de la sacerdotisa y las juntó para aprisionarlas a la altura de las
muñecas. Con una sola mano Yoh había inmovilizado a la sacerdotisa, con la otra
le quitó el sello de las manos, lo leyó y luego la miró a los ojos con un gesto
de tristeza.
_ Lo siento Anna.-dijo Yoh mientras acercaba
lentamente, como si dudara, el sello a
la cabeza de su prometida.
La sacerdotisa lanzó un gemido de desesperación mientras trataba de soltarse
del agarre de Yoh, al ver que era algo inútil encaró a su prometido con una
mirada de odio que le afectó profundamente.
_¡Adelante entonces!- dijo Anna con desprecio- ¡Al final tenías que ser tú el que me arruinara la vida!
Yoh dudó un momento, fue su grave error, Anna aprovechó para darle un rodillazo a la altura de los riñones con la pierna que le quedaba libre. El dolor que Yoh sintió permitió a la sacerdotisa liberar una de sus manos, quitarle el sello en lo que dura un parpadeo y antes de que Yoh pudiera reaccionar Anna le pegó el sello en la frente. Eso fue todo. Yoh no pudo seguir sujetando a su prometida porque lo invadió un agotamiento relajante y su visión se fue llenando de una oscuridad pacífica y tranquilizadora, muy lentamente su fuerza fue cediendo, trató de apoyarse con su brazo derecho en el suelo pero fue inútil, su fuerza lo abandonó y fue rendido por la oscuridad radiante y el desconsuelo, cayó a lado de su prometida, en un casi-abrazo, esforzando todavía una palabra.
_A..A...Anni..ta.
Anna lo apartó y se levantó, se arregló la pañoleta que había quedado algo desacomodada, y se dirigió a su cuarto. Volvió con su rosario en la mano para encontrarse con Amidamaru que contemplaba espantado como su amo yacía en el suelo.
_ No te preocupes-dijo Anna mientras amarraba al espíritu con el rosario- Sólo está dormido.
Amidamaru no dijo nada, se dejó amarrar sin poner ningún tipo de resistencia.
A la tarde Anna trató de llamar un par de veces más a Manta sin ningún éxito y tuvo la seguridad que él se había ido a tierras muy lejanas, entonces usó un hechizo de localización, el hechizo gastaba mucha energía pero lo realizó sin ninguna dificultad. Encontró a Manta sentado en el banco de una plaza mirando a la gente pasar. Sin decir una sola palabra salió de la pensión para buscarlo.
Manta se había quedado con la maleta llena sin
ningún lugar a donde ir, no tenía el suficiente dinero, tampoco nadie fuera de
la ciudad con el que hubiera podido quedarse, sus padres estaban en un viaje de
negocios, estaba totalmente varado.
Por la tarde, mitad por tristeza y mitad por miedo a que Yoh vaya a buscarlo su
casa, salió en una caminata sin rumbo y
terminó en el banco de una plaza que hasta ese momento le era desconocida. Se
quedó ahí un largo rato tratando de deducir cómo aquel embrollo fue posible. Y
en el momento que menos se lo esperaba una voz tranquila le sacudió el mundo.
_No puedes irte.
Sentada en el otro extremo de la banca estaba Anna que lo miraba dentro de la triste serenidad de las enamoradas. Manta miró al suelo.
_ ¿Por qué estas cosas me pasan a mí?
_ No puedes irte –repitió Anna- No puedes.
Manta se irritó bastante.
_ No eres nadie para decirme que puedo o que no puedo hacer.
_ ¿No entiendes que te amo? Te necesito...yo no podría vivir sin...
_ ¡Basta!
_ Tú me ibas a decir que me amabas.
_ Me trataste de seducir...En ese momento hubiera podido decirte cualquier
cosa, sólo tenías que pedírmelo.
_ Manta...
Manta guardó silencio por un momento, respiró
profundamente a la vez que reunía todo el valor necesario para mirar a Anna y
decirle:
_ Ya tengo novia...Y la amo.
Involuntariamente los ojos de Anna se llenaron
de lágrima.
_ Quién?
_ No te lo diré.
_ Dime quién -insistió Anna conteniendo las lágrimas.
Manta cerró los ojos con fuerza y soltó el primer nombre que se le vino a la
cabeza.
_Tamao.
Una solitaria lágrima rodó por la mejilla de
la sacerdotisa pero ella se la limpió rápidamente, casi con rabia, con el dorso
de la mano.
_ No...No es cierto.
_ Lo es.
_¡No puede ser cierto! ¡No te enamoraste! ¡No de ella!
¡No de esa cretina!
_ Suficiente- dijo Manta fingiendo el rencor
que nunca pudo tenerle a Anna- No dejaré que hables mal de ella.
Vino el silencio y Manta no podía soportarlo, ni la mirada llena de lágrimas de
Anna, ni el peso de su mala suerte que lo alejaba de sus amigos, a su mente
vino una frase demasiado usada y demasiado trillada.
_Podemos ser amigos.
Anna sonrió tristemente.
_ Pero yo no quiero ser tu amiga, quiero algo más.
Un par de lágrimas recorrieron las mejillas de la sacerdotisa, pero esta vez
ella no las detuvo. Manta se levantó y se dispuso a irse
_ Sin ti él mundo ya no me importa
Manta se quedó quieto por un momento y ni
volteó para decirle:
_ No digas eso. Mejor vuelve con Yoh, él te debe estar esperando.
Siguió caminando sin pensar en otra cosa que no sea salir de ahí lo más rápido posible, sintiendo las lágrimas de Anna quemarle la espalda.
En la pensión, Yoh se revolvía en la lucidez
de sus sueños, sueños horrorosos que lo hacían estremecer: Anna siendo raptada
por horrendos monstruos enanos y cabezones, Anna yéndose para no volver, Anna
odiándolo, Anna en ningún lugar y Anna por nunca jamás. Fue un grito en el
sueño, pero un quejido ahogado en la realidad, y su energía espiritual elevada a niveles
inconcebibles lo que hizo que el sello se desprendiera e Yoh despertara
sobresaltado en el mismo lugar en el que Anna lo había dejado. Sólo se encontró
con Amidamaru, quien estaba amarrado con el rosario.
_ ¡¿Dónde está?!
_ En su cuarto. Volvió hace más de dos horas.
Se dio cuenta que ya era muy tarde en la noche, recorrió los pasillos silenciosos y llegó a la puerta de Anna, pero no se atrevió a abrirla, simplemente apoyó su frente en la puerta para sentir más de cerca la presencia llena de tristeza de su prometida.
_ ¡Vete a tu cuarto, Yoh! –se escuchó de
adentro de la habitación.
Yoh obedeció, pero no por mucho, volvió resuelto para decir todo lo que tenía
que decir. Tocó la puerta firmemente.
_ ¡Déjame en paz!
_ ¡No, Anna! ¡No puedo!
_ ¡Te dije que te largaras!
_¡Hay algo que tengo que decirte!
_ ¡Vete de una vez!
_ ¡No lo haré!...no quiero apartarme de ti
nunca... Porque yo..yo ...yo te..
Lentamente abrió la puerta para decir la última palabra, pero la habitación
estaba vacía excepto por los muebles, el futon, la lámpara y el brillante sello
espiritual que soltaba la presencia de Anna y la voz de Anna.
_ ¡No me molestes Yoh Asakura!
Yoh deshizo en pedazos el sello del hechizo que imitaba a Anna, de unas cuantas
zancadas estaba con Amidamaru y empezó
sacudirlo.
_ ¡¡¡¡¿¿¿No dijiste que Anna había
vuelto???!!!!
_ Sí, yo la vi, volvió y se fue a su cuarto.
El joven shaman comprendió todo y empezó a
correr hacia la salida.
_ ¡Amo Yoh, espéreme!.
Ya era tarde en la noche y Manta estaba descansando en su cama contemplando el techo. Un fuerte sentimiento de resignación terminó por invadirlo al final de la tarde, y simplemente volvió a su casa, comió una cena ligera y se echó en su cama a esperar que su mejor amigo viniera a cortarlo en dos.
Fue entonces que se escuchó un pequeño ruido
en el vidrio de la ventana que daba a la calle, Manta lo ignoró pero el ruido
se escuchó de nuevo, otra vez el silencio volvió hasta que una piedra rompió el
vidrio. Manta se levantó asustado y fue a ver. Abrió la ventana de la calle y
miró para abajo (porque su habitación era en el segundo piso) y entonces la
vio: detrás de la reja, a unos cuatro metros y medio en la acera de la calle,
estaba Anna, sosteniendo algún objeto que no se podía distinguir porque las luces
de la calle estaban extrañamente apagadas. Manta aguzó la vista para poder ver
mejor y entonces abrió los ojos en el máximo asombro que había tenido en su
vida.
Anna se dio cuenta de que él se había dado cuenta, pero no le importó, aún si
no era demasiado tarde para arrepentirse, pero no se arrepintió, sostuvo el
objeto que tenía en las manos en la posición correcta, sosteniéndolo con la
mano izquierda y le impuso una fuerte dosis de energía espiritual, se quitó de
encima el orgullo que le quedaba y empezó a cantar la triste y dulce melodía
acompañada con los acordes de la guitarra que estaba flotando en el aire y
tocándose sola.
_ Abrázame
y muérdeme
Llévate contigo mis heridas
Aviéntame
y déjame
Mientras yo contemplo tu partida
En la espera de que vuelvas y tal vez
vuelvas por mi,
y ya te vas
¿
qué me dirás?,
dirás, que poco sabes tu decir
Despídete, ya no estarás
Al menos ten conmigo esa bondad
Te extrañaré, no mentiré
me duele que no estés y tú te vas
Amárrame
y muérdeme
Llévate contigo mis heridas
Murmúrame y ládrame
Grita hasta que ya no escuche nada
Sólo ve como me quedo aquí esperando a que no estés
En la espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mi
En la espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mi
Manta, desde la mitad de la canción había
empezado a darse de cabezazos contra el marco de la ventana. Se dio unos tres o
cuatro y comprendió que mentir y matar sus neuronas no iba a ayudar en nada, se
sintió totalmente derrotado.
_ Anna-dijo en tono de desconsuelo - ¿Es
que te has vuelto loca?
Anna se miró, miró la guitarra con la que había cantado, la tomó con ambas manos y la golpeó contra el suelo haciéndola pedazos, fueron dos golpes y la guitarra quedó hecha astillas.
_ ¡¡Tal vez!!... ¡¡Tal vez sí me volví loca!! ¡¡¿¿ Pero sabes algo??!! ¡¡No me importa!! ¡¡Porque te amo y algo así de hermoso no puede ser tan malo!!
Algunos perros empezaron a ladrar y algunas luces de las ventanas de las casas vecinas se encendieron. Manta suspiró rendido.
_ Anna, por favor.
_ ¡Tú sabes que soy muy orgullosa! ¡¡Pero aquí me tienes: cantándote canciones
bajo tu ventana!! ¡Sólo para que sepas que por ti soy capaz de dejar mi
orgullo! ¡Que por ti soy capaz de todo! ¡de todo!
¡MENOS DE ACEPTAR QUE TE HAS ENAMORADO DE ESA CRETINA DE CABELLO ROSADO!
Manta se desesperó.
_ ¡¡Anna, no estoy enamorado de Tamao, nunca he tenido novia!! Sólo te lo dije para que te alejaras de mí.
_ ¿Pero por qué?!
_ Eres la prometida de mi mejor amigo ¿Qué esperabas que hiciera?!
Hubo un corto silencio después de eso.
_ Pero Yoh ya no me importa.
_ Anna. Por favor no digas eso.
_ Es en serio.
Manta miró al cielo por un momento y se pasó la mano por el cabello.
_ Hablaremos el jueves. Iré a la pensión.
_ No puedo esperar hasta el jueves...
_ Anna por favor- dijo Manta en tono suplicante- hablaremos el jueves, te lo prometo, tengo que terminar unos asuntos primero..
Anna aceptó de muy mala gana.
_ Ven temprano.
_ De acuerdo.
El miércoles Anna despertó sola en la pensión, bien sabía que Yoh no estaba pero de todas maneras la vigilaba, por la tarde tuvo el presentimiento de que la visita de Manta sólo era una farsa, ya era la tarde cuando decidió que no valía la pena la espera, pero antes de que pudiera salir sintió la presencia de Yoh que entraba a la pensión sigilosamente y trataba de sorprenderla, cada vez la presencia se hacía más cercana y cuando Anna ya estaba saliendo al patio podía sentirla a unos cuántos pasos, se volteó rápidamente para encararlo.
_ ¡¿Qué es lo que quieres?!
Pero no había nadie, el patio solitario sin la
espada clavada en el suelo, Anna siguió en guardia, segura de haber sentido la
presencia de Yoh, de pronto sintió unos brazos que la abrazaban por la espalda
y la inmovilizaba.
_ ¡Yoh, suéltame en este instante!
Pero Yoh no la soltó, la sujetó con un brazo y
con el otro cargó el sello de energía espiritual.
_ Nadie me va alejar de Manta, y mucho menos t
La sacerdotisa no pudo seguir hablando, el sello ya estaba pegado a su cabeza y el sueño confortante la invadió completamente.
Llegó el jueves, el sol salió y la ciudad se puso en movimiento, a las siete de
la mañana, puntual como siempre, llegó Manta a la pensión. Lo que en realidad
buscaba al decirle a Anna que la visitaría era ganar
tiempo para conseguir una forma de irse de la ciudad, y si en realidad cumplió
con el compromiso fue por tener una última esperanza de que todo se
solucionara.
Yoh lo esperaba sentado en el corredor del patio, con la katana Harusame en su funda. Con el pulgar empujaba la espada y esta se deslizaba un poco para luego volver completamente a la funda con el ruido del metal deslizándose. Manta llegó, pero no entró. Ambos se miraron.
_ ¿Y Anna?
_ Duerme.
Dormía, sin lugar a dudas, con un sello de energía espiritual en la cabeza, al que ya se le estaba acabando la energía..
_ ¿Puedo entrar?
_ No. Ya no eres bienvenido aquí.
_ Ya veo ¿Y se puede saber por qué?
Yoh empuñó su espada, pero no la desenvainó.
_ ¡Tú ya lo sabes!
_ La verdad no tengo ni idea.
Su amigo lo miró con una tranquilidad furiosa.
_ Has arruinado mi vida-dijo Yoh dolorosamente- ¡En menos de una semana has
deshecho todo por lo que he soñado!.
Manta miró a un lado, no quería verle la cara para darle la noticia.
_ He decidido irme de vacaciones, quizás
mañana o esta noche, estaré tres meses en la playa y luego me iré a Alemania a
empezar una carrera...Quizás...quizás nunca me vuelvas a ver.
_ Mejor -dijo Yoh fríamente.
Los ojos de Manta se llenaron de lágrimas, se
dio la vuelta totalmente.
_ Pensé que eras mi amigo- le dijo Yoh sin el menor sentimiento en su voz.
_ Yo también- le respondió Manta mientras se alejaba.
Len, Horo Horo y Li Bruce Long llegaron a la tarde. Quedaron contemplativos
mirando la pensión y escuchando la discusión a todo volumen de Yoh y Anna.
_ ¡¡No tenías derecho!! ¡¿Quién te crees que eres?!
_ ¡No podía quedarme de brazos cruzados! ¡Él no puede venir aquí a cortejarte así como así!
_ ¡Yo lo amo! ¡Y él me rechazó sólo para no herirte!
Len y Horo Horo se miraron confundidos y mandaron a Bazon para que averiguara que era lo que pasaba.
_ ¡¿Cómo puedes decir eso?! ¡Eres mi prometida!
_ ¡Que yo sea tu prometida no significa que
estemos atados para toda la vida!
Yoh quedó con miles de palabras y pensamientos atragantados, muchas cosas que
decir y pocas formas de decirlo.
_ G..Ts...Nn..- trató de decir hasta que finalmente las palabras explotaron-¡¡¡¡Anna!!!! ¡¡¡¡Eso es exactamente lo que significa!!!! ¡¡¡Estamos ligados para toda la vida!!! ¡¡¡Tú siempre me lo decías!!!
_¡¡Pues ya no más!!
Hubo un corto silencio después de eso. Bazon sacó arrastrando por los aires a Amidamaru mientras la pelea continuaba. Al parecer nadie se había dado cuenta.
_ ¡Yo me encargaré de que el compromiso se rompa!
_ Explícanos qué rayos pasa aquí- le dijo Len a Amidamaru.
_ ¡¡¡¿Vas a romper nuestro compromiso?! ¡¿ Sólo por ese..por ese...por ese.. DUENDE MALNACIDO?!!!
_ ¡Sí, por él!
_ ¡¡¡Pues lo haces en vano!!! ¡¡¡Porque el enano cabezón se va y no lo volveremos a ver nunca!!!
Fueron dos segundos más de silencio y luego la bofetada que se escuchó hasta la calle.
_ Entonces olvídate de mí- dijo Anna en un
tono normal pero frío- Mañana mismo me iré yo también..
La explicación de Amidamaru fue corta pero completa. Después de escucharse la
bofetada el espíritu del samurai volvió rápidamente junto a su amo. Len, Horo
Horo y el zombie se alejaron.
_ Esto es demasiado coincidencia- dijo Horo Horo.- Seguro es otro hechizo.
_ Lo sé- contestó el chino.
_ ¿Qué vamos a hacer ahora?
_ Primero tenemos que encontrar al que hizo todo esto, si nos involucramos perderemos mucho tiempo.
_ ¿Y qué sugieres?
_ No lo sé, primero consigamos algo de comer.
_ Nadie como a las seis de la tarde.
_ No hemos comido nada en dos días.
Llegaron a un parque y Horo Horo se echó sobre
el césped.
_ Ve tú. Yo estoy muy cansado.
Len lo insultó despacio, pero no tan despacio como para que no escuchara, y fue con el zombie a conseguir comida. Horo Horo extendió los brazos sobre el césped, se sentía agotado, "Con Anna bajo un hechizo estamos en doble problema y lo peor es que no tenemos ninguna pista", derrotado por el agotamiento Horo Horo dejó de pensar por un momento y se quedó relajado viendo el verde de los árboles, el blanco de las nubes, el naranja del atardecer y en el momento que estaba más relajado pudo distinguir el azul metálico del nuevo rayo que cruzaba el cielo.
_ ¡Maldita sea! ¡Es otro hechizo!
Se levantó de un salto y se subió a su tabla,
empezó a volar tan rápido y tan alto como pudo para alcanzar el rayo. Al ver
que era imposible alcanzarlo Horo Horo tuvo uno de sus tan poco comunes
arranques de inteligencia, agarró su tabla en el aire y la lanzó hacia el
rastro de energía que el rayo iba dejando, la tabla llegó al rastro y
rápidamente volvió con Horo Horo que ya estaba a medio camino hacia el
suelo, pudo remontarse a su tabla antes de caer y aterrizar sano y salvo.
Kororo, salió de la tabla algo mareado.
_No te preocupes, a los espíritus no les afecta esta clase de hechizos.
Miró la tabla que brillaba con una intensidad
azul, cerró los ojos y se concentró para percibir la energía del hechizo que
había quedado impregnada y aún ver más allá, pudo sentir un poco la trayectoria
por donde vino y la presencia de quien lo hizo se hacía presente mientras la energía
atrapada en la tabla se iba lentamente. Horo Horo abrazó la tabla con fuerza
para no perder el sensación y adentrarse más en la
esencia de quien había hecho el hechizo. Se alarmó y soltó la tabla que chocó
contra el suelo, miró al cielo en dirección donde había venido el rayo. Kororo
lo miró curioso.
_ No puede ser.
Len y Li Bruce Long llegaron corriendo.
_ ¡¿Viste eso?! ¡¿Lo viste?!
Horo Horo estaba sentado en la acera de la calle mirando el cielo.
_ Vamos-insistió Len- apúrate.
_ ¿Ir? ¿adónde?!
El joven Tao sacó una especie de tablilla hexagonal de su mochila, la tablilla empezó a brillar y disparó una intensa luz amarilla.
_ Si seguimos la luz llegaremos al origen del hechizo.
_ ¿Y?
_ ¿Cómo que y?
_ ¡¿Y?! ¡¿Y qué rayos vas a hacer cuando llegues al origen del hechizo?!
_ ¡¡¿Tú que crees?!
¡¡Cuándo encuentre al culpable lo descuartizaré en mil pedazos!!.
_ Entiendo
Horo Horo no dijo nada más, simplemente lo miró
con un gesto de preocupación.
_ Yo sé que eres fuerte pero no creo que te vaya a ser tan fácil
_ ¿Qué?
_ No sólo vi el hechizo, también lo sentí.
_ De qué hablas?
El ainu se levantó y sonrió.
_ Yo sé quién lo hizo.
Len sacó su lanza instintivamente.
_ ¡¿Quién?!
_ No me
lo creerías...
_ ¡¡¡Dime quién!!!
_ Ya vas a ver. Pero puedo decirte esto: cuando lleguemos allá será la peor y la más dura pelea de nuestras vidas.
Len lo miró sorprendido, pero lentamente su
cara cambió en su mirada cínica y su sonrisa sedienta de pelea.
_ ¿Estás hablando en serio?
Horo Horo miró al cielo de nuevo.
_ Es en serio. Estamos yendo a una trampa segura. Y más vale que te prepares porque será una pelea muy dura.
_ ¡Entonces vamos!.
Al parecer no es mucha distancia, podremos llegar en la mañana.
_ ¿No sería más rápido en auto?- preguntó el zombie.
_ Supongo. ¿Pero de dónde sacaremos un auto?
Len sacó un teléfono celular de su mochila y lo encendió.
_ ¡¿Tienes un celular?!
_ Cállate. Voy a conseguir un auto de una de las compañías de mi familia.
Horo Horo miró como Len marcaba el número y se
ponía el celular a la oreja, desconfiaba porque nunca había entendido a esos
aparatos.
_ ¿Tu hermana no nos irá a encontrar así?
Len gruñó y cortó la llamada.
_ Es cierto, seguramente tratará de hallarnos de esa forma.
_ La señorita Jun es muy inteligente.
Ambos miraron enojados al zombie.
_ Tendremos que ir a pie.
Len miró una vez más al celular.
_ Esto es raro. Alguien me estuvo llamando.
_ ¿Jun?
_ No- dijo Len dudando- Este es el número de... Chocolove.
_ ¡¿Chocolove tiene celular?!
Chocolove había llegado por la mañana del jueves para una visita que ya había anunciado un mes antes, al mediodía iba ir a la pensión Asakura pero lo detuvo la enorme huída de todos los fantasmas de los alrededores que trataban de alejarse de ahí lo más rápido posible por miedo a la ira de la sacerdotisa y a los celos del shaman. Dudó en ir, sabía que cuando los fantasmas se comportan así es porque Anna tenía uno de sus tan peligrosos ataques de rabia. Optó por ir en la tarde pero se desanimó, trató de llamar a Len por celular pero no consiguió ubicarlo.
Al atardecer llegó al cementerio y encontró a Manta sentado en la colina de la tumba de Amidamaru.
_ HOLA MANTA, ENANO CABEZ"N- dijo Chocolove mientras lo abrazaba.
_ Hola-dijo Manta en un tono muy serio.
_ ¡Oye! ¿Tú sabes lo que pasa en donde Yoh?
Manta le explicó como si se tratara de algo que pasara todos los días, aunque no le dijo sobre la escena de Anna en el estanque, ni de Anna desnuda en su cuarto, ni de Anna cantando bajo su ventana.
En la pensión, Yoh se había quedado sentado en el corredor que da al patio. La marca de la bofetada ya había desaparecido pero a Yoh ya no le importaba, quedó en silencio mirando a la calle y pensando en Anna, que se iba al día siguiente. Estuvo ahí un largo rato, luego se levantó, recogió su espada y la colocó de nuevo en su vaina.
_ Amidamaru.
El espíritu apareció instantáneamente.
_ Sí, amo.
_ Vamos.
_ ¿Adónde vamos, amo Yoh?
_ A ver a Manta.
Amidamaru se espantó.
_ ¿Y por qué lleva la espada?
_ Las espadas sólo sirven para una cosa.
_ ¡Pero amo Yoh...!
_ ¿Vienes o no?!
_ Pero amo- dijo el espíritu como último recurso- A estas alturas el joven Manta ya debe estar muy lejos
_ No lo creo. Él será muy inteligente pero también es predecible.
Yoh empezó a caminar, Amidamaru dudó un poco pero lo siguió.
Manta ya había terminado de explicarle la situación a Chocolove, quien se puso un tanto histérico por la seriedad y tranquilidad con que lo decía.
_ ¡¡¿¿Pero entonces que sigues haciendo aquí??!! ¡Deberías irte de la ciudad ya mismo!!!
_ No quiero.
_ ¡¡Pero Yoh te va a matar!!
Manta no dijo nada, simplemente señaló con la mano.
_ Supongo que sí. Ahí viene.
Y ahí venía Yoh Asakura con su katana Harusame
en la mano, los fantasmas del cementerio corrieron en estampida al verlo, llegó
al puente que conduce a la colina de la tumba de Amidamaru y lo cruzó
tranquilamente. Chocolove se puso en guardia aunque sabía que no podría hacer
mucho contra Yoh.
El silencio se volvió asfixiante. Yoh y Manta se miraron fijamente, Chocolove estaba a un lado dudando en qué hacer.
_ Pensé que te ibas a ir de vacaciones.
_ Cambié de opinión- dijo Manta con frialdad- Aquí me quedo.
Yoh apretó el puño enfurecido, la mano que sostenía la espada empezó a temblar de tanta rabia.
_ ¡¡Así que al final vas a mostrar los dientes, Manta Oyamada!! - dijo Yoh enfurecido.
_ Yo no soy tu perro - respondió Manta serio y tranquilo.
_ ¡¡Y si lo fueras serías un chihuahua!! – dijo animadamente Chocolove.
Yoh no lo soportó, desenvainó su espada y con ella le pinchó la nariz a Chocolove.
_ ¡No puej hombre! ¡Yo sólo quería aligerar el ambiente!
Yoh ignoró a Chocolove que saltaba de un lado para el otro agarrándose la nariz y terminó cayéndose por un costado de la colina.
_ ¡No vas a quitarme a Anna!
_ No te puedo quitar algo que no es tuyo.
_ ¡Manta!.
_ Yo entiendo. No estás enojado por las cosas
que ella me dijo a mí, sino por las cosas que no le dijiste a ella.
Yoh lanzó el certero golpe con su katana, pero la hoja se detuvo a un
centímetro antes de clavarse en el pecho de Manta.
_ Y lo peor es que esto pasó porque tú dejaste que pase.
La espada retrocedió lentamente en las
temblorosas manos del shaman que terminó cayendo de rodillas mirando al suelo
devastado por la tristeza.
_ Es cierto...-dijo conteniendo las lágrimas- ¡Es cierto!...¡He
estado enamorado de Anna desde hace mucho pero nunca tuve el valor de
decírselo! ¡La amo!...Y ahora se va...Se va de mi vida...
Dio un golpe al suelo y levantó la cara para mirar a su amigo que lo seguía mirando con su semblante serio.
_ Manta...¡tú sabes que esto no es normal!... ¡Tú sabes que algo raro está pasando con ella! ¡Ayúdame en esto por favor! ¡Ayúdame a recuperar a Anna! ¡Yo no podría vivir sin ella!... Y tú eres el único capaz de convencerla que se quede conmigo.
Manta miró los ojos tristes de su mejor amigo, el mejor de todo el mundo y le sonrió de la manera en que nunca había sonreído antes, respiró profundamente y sintió toda la magnificencia y el esplendor del ser invencible al momento de decirle:
_ No.
Yoh no entendió bien.
_ ¿Qué?
_ No te ayudo... ¡Vaya! Tengo a una rubia espectacular dispuesta a complacerme
en todas las formas posibles y tú quieres que yo te ayude a recuperarla.
Debes estar loco.
_ Pero...pero...
_ En el colegio tienes hasta club de admiradoras, no te cuesta nada conseguirte una novia, en cambio para mí esta puede ser mi única oportunidad y no voy a desperdiciarla.
_ ¡Pero a ti ni siquiera te gusta Anna!
_ No. Pero puedo divertirme con ella.
Yoh no podía creer lo que estaba escuchando. Su poder se elevó enormemente pero Chocolove se interpuso antes de que atacara.
_ ¡Cálmate compadre!
_ ¡¡¡¡¿¿Que me calme?!!!!¡¡¿Cómo
quieres que me calme?!! ¡¡¡ESTE INFELIZ ESTA DICIENDO QUE SE VA A APROVECHAR DE
ANNA!!!
_ ¡¿Pero no ves que lo está diciendo en broma!?
_ Lo digo en serio-dijo Manta.
Chocolove se volteó desesperado para verlo.
_ Compadre. No me estás ayudando.
Yoh agarró a Chocolove por la nuca y lo lanzó
con fuerza hacía afuera de la colina, luego fijó su atención en Manta, levantó
su espada y lanzó su poder con tal fuerza y esplendor que ni siquiera en los
tiempos de Hao se había visto igual. El ataque se perdió en el horizonte, Yoh
apuntó con su espada a Manta.
_ ¡¡¡NO CREAS QUE ES TAN FACIL!!! - rugió Yoh- ¡¡¡ESTO ES UN INSULTO A MI APELLIDO
Y A MI HONOR!!! ¡Y ESO SOLO PUEDE LIMPIARSE CON SANGRE! ¡MAÑANA! ¡AL ATARDECER!
¡EN EL TEMPLO HITOMI! ¡TE RETO A UN DUELO!
Envainó su espada furiosamente.
_ Y te recuerdo que estos duelos son a muerte.
Manta ni siquiera levantó una ceja, siguió con su actitud serie e
imperturbable.
_ Ahí estaré.
Yoh se dio la vuelta y se alejó, su poder espiritual todavía lo rodeaba con un aura ardiente que era visible a simple vista y que podría dar terror hasta a los más insensibles shamanes.
_ Ten por seguro que ahí estaré.
El sol del atardecer se puso de un rojo intenso.
(lo continuaré)
¡¡¿¿ANNA CANTANDOLE A MANTA??!! ¡¡¡¡ME PASÉ DE LA RAYA!!!! A ver si mis lectores (la gente a la que adoro) me dejan review después de eso. La canción se llama "Aviéntame " y la canta el grupo mexicano Café Tacuba. En fin: GRACIAS POR LEERME.
Próximo capítulo: El final, el duelo, el culpable, todo. Dejá tu review pero no dejés de leer el próximo capítulo. Y hasta el siguiente capítulo.
