lunes, 26 de enero de 2004
Agua en el desierto.
Capítulo 8.
Y la lluvia seguía. Takao miraba desesperado por la ventana, como si se ahogara de estar bajo techo.
--¿Qué le pasa? –preguntó Su-mei preocupada –
--No te preocupes –le dijo Max –solo que no soporta estar quieto mucho tiempo, y la lluvia nunca le permite moverse mucho.
--Ya veo...
Mientras, Mariah, Kevin y Lee jugaban cartas en un rincón. Gary comía los últimos vestigios de la cena. Su Mei y Max conversaban alegremente, y, bueno, Takao seguía perdiendo la cordura frente a la ventana.
--¿Cómo estará Rei? –se escuchó que dijo de pronto Mariah –¿Tenía salida hoy?
--No que yo sepa. –respondió Kevin –Tranquila, está con Kai.
La muchacha se quedó con las ganas de decir 'Eso justamente es lo que me preocupa', pero prefirió callar. No le agradaba mucho la amistad entre su amigo y el ruso, pero admitía con dolor que esta fortalecía a Rei, y que la presencia de Hiwatari era motivo de buenas noticias y agradables jornadas... por contradictorio que parezca.
--Si la lluvia continúa... –comenzó la delicada novia -¿Qué haremos con el matrimonio?
--Tendremos que aplazarlo... no nos queda otra.
--Tengan fe muchachos –soltó Mariah, muy efusiva –La lluvia debe parar en algún momento, y en ese instante, ¡paf! ¡El matrimonio se nos viene!
Su-Mei sonrió a su amiga. Ella siempre solía salir con una frase que la animaba hasta en los peores momentos.
--Gracias Mariah.
Lentamente la monotonía volvió a llenar la sala de la enorme casa. La lluvia no tenía ánimos de detenerse, y el viento no ayudaba en nada. El silencio poco a poco crecía, y la hora del matrimonio se acercaba.
***
Bien, el matrimonio estaba aplazado. No había vuelta atrás.
La luna se había alzado sobre la masa de nubes. O al menos eso suponía Rei desde la tranquilidad de su sala.
La lluvia no paraba. Las nubes cubrían el cielo obstinadamente, dejando la tierra en una penumbra tenebrosa y profunda.
Finalmente, y cansado de mirar la oscuridad del cielo, se sentó esperando. Kai aún no despertaba y eso lo preocupaba. Si bien el chico ya no tenía fiebre, estaba atrapado en un sueño pesado y, a ratos, intranquilo.
--Quizás deba despertarlo.
Sus pasos siempre sigilosos lo condujeron a su habitación, en donde Kai reposaba. La puerta se abrió sin ruido, y Rei se sorprendió a sí mismo disfrutando de la imagen de Hiwatari durmiendo con calma.
--Quizás no deba hacerlo...
El sonido de las gotas golpeando con fuerza el techo de la casa no lograron distraerlo. Entonces sonrió. Solo faltaba que se acercara lentamente y despertara a Kai de un suave beso. Le diría 'Kai, todavía te amo' y él respondería 'Yo también te amo Rei' y se besarían para tener una fogosa noche de pasión que sería el preludio de su vida amorosa perfecta. Una lágrima cayó ante su pensamiento. Con el dorso de la mano la limpió, no era costumbre suya llorar con facilidad, pero el ruso era un punto especial en su vida... un punto dolorosamente especial en su vida.
--Nunca debí invitarlos.
Aún estaba mirándolo cuando Hiwatari abrió perezosamente sus ojos. Su vista carmesí se paseó sin entender por toda la habitación mientras su mente intentaba reconstruir los hechos que lo habían llevado a esa cama. Entonces vio que Rei estaba en la puerta, serio como nunca, sumido en su contemplación.
--¿Rei?
--¿Te sientes bien?
--... Mas o menos...
--... Caíste de la saliente que encontramos en la colina, ¿recuerdas? –el solo asintió –Te traje inconsciente a casa.
--Tú... también estás herido... –comentó algo avergonzado al ver las vendas.
--Yo estoy bien. ¿Tienes hambre? –un rubor nació en las mejillas blancas de Kai mientras él comenzaba a sonreír –Vamos, que no te de pena decirme 'Rei, tengo tanta hambre que me comería una vaca entera'. Pero tienes que decirlo.
--¿Porqué tengo que decirlo?
--Porque no soy adivino. –Kai abrió la boca para protestar, pero prefirió reír -¿Y los demás?
--No desvíes el tema Kai, recuerda que no sé que tienes hambre.
--¿Dónde...?
--Si me dijeras que tienes hambre podría preparar un exquisito arroz salteado con verduras y carne...
--Pero los...
--Y podría agregarle un jugo de frutas para tu estómago. –la boca de Hiwatari comenzaba a hacerse agua, el chino podía ser muy manipulador
--Los chicos...
--No mientas Kai, ellos no te interesan, solo te mueres de ganas de decirme que tienes hambre....
--¡Eres tú el que se muere de ganas de cocinar algo para mí! –reclamó finalmente con una sonrisa. Rei sintió arder su cara de inmediato, descubierto en su intención. Sin embargo, un rugido enorme llenó la habitación provocando risas en Kon...
--Creo que tu estómago coincide conmigo. –entonces lo miró con ojos rasgados y malévolos –Pero tienes que pedirlo...
--¡No voy a pedirte....! –pero su organismo pedía a rugidos ser alimentado... Kai bajó la cabeza y murmuró bajito bajito –Tengo tanta hambre que me comería una vaca entera...
--Tus deseos son órdenes querido Kai.
Con una vuelta graciosa, Rei salió hacia la cocina repasando en su mente la lista de ingredientes que necesitaría para su arroz salteado con carne y verduras. Mientras, Kai pensaba en eso de 'Tus deseos son órdenes querido Kai' y más específicamente en eso de 'querido Kai'.
--Que cosas pienso... –y se dejó caer nuevamente en la cama, sintiendo las vendas en su cuerpo, la toalla mojada en su abdomen y un terrible dolor de cabeza.
Poco tiempo pasó antes que el aroma a comida comenzara a llenar el lugar. Hiwatari cerró los ojos y se dejó llevar por la deliciosa tortura de su cuerpo pidiendo algo que ingerir. Sabía que pronto la tendría.
--¡Está listo!
--¿Porqué tardaste tanto? –gruñó Kai con una extraña sonrisa. Rei sintió como si le hubieran dado un golpe a traición.
--¿Tardar?
--Si -respondió con aplomo, divertido con su reacción –Ya ni siquiera tengo hambre.
--Que no tienes.... ¡Ah no!, ¡eso sí que no! –gruñó dejando la suculenta bandeja a un lado -¡Nadie rechaza la comida que Rei Kon le ofrece!
--No la estoy rechazando... quizás la coma después.
--¡Estará fría!
--Pero no creo que sea mala fría, ¿o si?
--¡La carne no se come fría cuando va a en una salsa o parecido!
Ya sin poder aguantar más, Kai estalló en una chispeante carcajada.
--¿Kai?
--Siempre lo crees todo Rei, trae esa bandeja que muero de hambre....
Segundos de sorpresa, de enojo y de reclamos que solo terminaron con la enorme bandeja llena de comida en el regazo de Hiwatari.
--Y te lo comes todo.
--Hasta el plato si quieres Rei ... –dijo dando, feliz, la primera mordida. El sabor era demasiado exquisito. Kai no supo si la comida era tan buena por haber sido cocinada por Rei, por ser ingredientes que no conocía o simplemente si era porque moría de hambre. Uno tras otro los bocados fueron entrando y entrando, sin preocuparse ya Hiwatari por su cocinero... Sin embargo, una leve mirada a su lado le mostró a un chico chino con cara de '¿te gustó?' –No creo que sea necesario decir que me gustó ¿o si?
--¿Entonces si te gustó? –dijo con una sonrisa radiante –
--Por supuesto Rei... no estaría comiendo de no ser así –dijo con tono de 'es obvio Rei'
--Pero la otra vez aceptaste comer lo que Takao hizo...
--No me lo recuerdes...
Durante algunos momentos se miraron sonriendo, y pensaron en lo mucho que habían cambiado... al menos Kai. Rei se perdió en esos ojos rojos y no pudo evitarlo. Sus labios buscaron los de Hiwatari y estos no rehuyeron el contacto. Un beso. Un beso entre ambos y para ambos, no como el que el ruso le había robado noches atrás. Este era un beso de pareja... lleno de tantas cosas...
--Aún te quiero Kai. –dijo cuando sus labios comenzaron a separarse. El otro no respondió, pero Kon lo supo al ver sus ojos cobrizos brillantes y temerosos... Hiwatari Kai estaba indefenso frente a un amor que no sabía que era amor. Ahogado en un mar de sentimientos que no sabía que lo cubría. Y se sintió feliz, aunque creyera que lo estaba imaginando.
***
--La lluvia está pasando.
--Ya era hora. Todo un día de lluvia.
--Deberemos esperar a que la tierra se seque para hacer la ceremonia.
--¡Quiero casarme!
--¡Quiero salir de aquí!
--¿Alguien los puede callar?
--Solo están un poco estresados.
--Deberemos buscar a Rei y Kai. Deben estar juntos en la casa.
--Lo imagino.
--Rei debe estar muerto.... ¡Kai lo mató!, ¡Kai lo mató!
--(¬¬) Alguien golpéelo.
--¿Desean desayunar?
--¡Si!
--Entonces pasemos a la mesa. Luego veremos como arreglar el matrimonio.
Continuará.
Notas: lo admito, este final de capítulo fue algo... estúpido. Pero seguimos avanzando ^^. Rio.
