CAPITULO UNO: Vida sobre la muerte
Unos gritos desgarradores de dolor retumbaban por todas las estancias del palacio de oro, la hermana del rey, la princesa Eryn estaba dando a luz su segundo hijo, hacía unos pocos meses su esposo había muerto en un enfrentamiento contra mercenarios que entraban en el territorio de los señores de los caballos y pertubaban a sus habitantes.
Un niño pequeño de cabellos rubios y que apenas tendría unos 6 años de edad se limitaba a mirar al suelo desconsolado, podía escuchar a su madre sufrir y eso le partía el corazón. El también había llorado la muerte de su padre, pero tenía que ser fuerte para proteger a su madre y a su hermanito por nacer, eso le había dicho su tío Theoden. Unos pasos lo sacaron de sus pensamientos, era unas curanderas que se dirigían a toda prisa a la habitación de su madre, el niño se levantó, su corazón no podía engañarlo, algo estaba mal con su madre. No lo dudo mas y salió corriendo tras los pasos de las mujeres.
Al llegar a la estancia, se encontró a su tío, el niño se quedó de pie sin que nadie lo notará, todos estaban demasiado tensos esperando noticias. El rey caminaba de un lado a otro preocupado, su muy querida hermana estaba en peligro y él lo sabía. Mas gritos de dolor se dejaron escuchar, pero a diferencia de los otros estos parecían gritos de una criatura agonizante, el rey palideció al igual que la mayoría de los presentes, al poco tiempo los gritos cesaron y por unos cuantos segundos el palacio entero se sumio en un profundo silencio, hasta que fue interrumpido por el llanto de un recién nacido.
El rey suspiró relajandose un poco, fue cuando la puerta se abrió y una mujer salió de la habitación, se dirigió al rey con la mirada baja sin decir palabra.
"¿Como esta mi hermana? Habla belen"- ordenó el rey.
"mi señor....la princesa Eryn....dio a luz a una niña, muy sana..."- la comadrona fue interrumpido por un grito de felicidad del rey - "mi señor espere, hay una mala noticia...mi señora Eryn murió en el parto...no pudimos detener la hemorragia, fue un parto muy dificil"- la voz se ahogo en la garganta de la mujer al ver el rostro de desolación de su rey.
Los guardias presentes no pudieron mas que cubrir sus rostros con las manos y sollozar en silencio por la pérdida de su amada princesa, ella les había dado su amor en vida y siempre había sido dulce y sabia hacia sus súbditos. El rey entró deprisa en la habitación en la que yacia su hermana pequeña, se arrodillo frente a su lecho y derramó lagrimas amargas en su memoria.
Nadie se había percatado de la presencia del pequeño príncipe a que acababan de anunciarle la muerte de su madre, a pesar de su corta edad sabía que había quedado huerfáno, el dolor se empezó a acumular en su pecho amenazando con explotar, las lágrimas comenzaron a resbalar antes de que el siquiera lo notara. Primero su padre y luego su madre, pareciera como si el destino se hubiera ensañado contra él. El pequeño cayó al suelo sumido en la tristeza.
El llanto reanudado de un bebé llamaron su atención, sus ojitos se abrieron al recordar que aún tenía a alguien, que sus padres no lo habían dejado completamente solo. El niño se levantó y corrió hacia la habitación, entró bruscamente buscando a su hermana, él había oído decir a la mujer que su madre había dado a luz a una niña, a su hermanita. Una mujer la tenía en brazos, él corrió y se detuvo frente a ella.
"dejeme ver a mi hermana"- dijo el niño
"Príncipe Éomer...usted no puede cargar a la niña"- contestó la mujer sin darle mucha importancia al niño
"Ella es mi hermana, deseo verla" - insistió Éomer.
La discusión distrajo al rey de sus lamentaciones y al ver que la mujer no accedía a la petición de su sobrino sintió molestia.
"El príncipe Éomer te ordenó que le dieras a su hermana"- dijo de pronto el rey, por lo que la mujer lo miró asustada y enseguida entregó a la niña a Éomer.
Éomer acuno a su hermanita en sus pequeños brazos, la pequeña abrió sus ojos azules tan parecidos a los de Eryn. Le sonrió a su hermano como reconociendo su lazo de sangre y Éomer sonrió también en respuesta. El niño miró por primera vez el cuerpo sin vida de su madre y a su tío de pie a lado de su lecho. Éomer avanzó hacia su madre y se detuvo frente a su cama.
"Madre....se que tuviste que irte...aunque no lo entiendo....nos dejaste solos, se que extrañabas a papá, pero yo también....no te preocupes mamá, yo la cuidaré por ustedes, cuando nos reunamos de nuevo te sentirás orgullosa de mi, mami..." - Éomer dijo a su madre suavemente y las lágrimas cubrieron de nuevo su rostro. El rey también lloró la pérdida de su hermana y juró proteger a sus hijos.
"Éomer, como llamarás a tu hermana? - preguntó el rey después de unos minutos.
"Se llamará Eowyn... así lo hubiera querido mi mamá"- respondió el niño en casi un susurro, después bajo su rostro y su mirada se encontró con la de Eowyn. Éomer solo atinó a decirle antes de besar su frente- "yo moriría por ti...pero tu necesitas que viva, ambos viviremos...así lo habrían querido nuestros papas..."
Unos gritos desgarradores de dolor retumbaban por todas las estancias del palacio de oro, la hermana del rey, la princesa Eryn estaba dando a luz su segundo hijo, hacía unos pocos meses su esposo había muerto en un enfrentamiento contra mercenarios que entraban en el territorio de los señores de los caballos y pertubaban a sus habitantes.
Un niño pequeño de cabellos rubios y que apenas tendría unos 6 años de edad se limitaba a mirar al suelo desconsolado, podía escuchar a su madre sufrir y eso le partía el corazón. El también había llorado la muerte de su padre, pero tenía que ser fuerte para proteger a su madre y a su hermanito por nacer, eso le había dicho su tío Theoden. Unos pasos lo sacaron de sus pensamientos, era unas curanderas que se dirigían a toda prisa a la habitación de su madre, el niño se levantó, su corazón no podía engañarlo, algo estaba mal con su madre. No lo dudo mas y salió corriendo tras los pasos de las mujeres.
Al llegar a la estancia, se encontró a su tío, el niño se quedó de pie sin que nadie lo notará, todos estaban demasiado tensos esperando noticias. El rey caminaba de un lado a otro preocupado, su muy querida hermana estaba en peligro y él lo sabía. Mas gritos de dolor se dejaron escuchar, pero a diferencia de los otros estos parecían gritos de una criatura agonizante, el rey palideció al igual que la mayoría de los presentes, al poco tiempo los gritos cesaron y por unos cuantos segundos el palacio entero se sumio en un profundo silencio, hasta que fue interrumpido por el llanto de un recién nacido.
El rey suspiró relajandose un poco, fue cuando la puerta se abrió y una mujer salió de la habitación, se dirigió al rey con la mirada baja sin decir palabra.
"¿Como esta mi hermana? Habla belen"- ordenó el rey.
"mi señor....la princesa Eryn....dio a luz a una niña, muy sana..."- la comadrona fue interrumpido por un grito de felicidad del rey - "mi señor espere, hay una mala noticia...mi señora Eryn murió en el parto...no pudimos detener la hemorragia, fue un parto muy dificil"- la voz se ahogo en la garganta de la mujer al ver el rostro de desolación de su rey.
Los guardias presentes no pudieron mas que cubrir sus rostros con las manos y sollozar en silencio por la pérdida de su amada princesa, ella les había dado su amor en vida y siempre había sido dulce y sabia hacia sus súbditos. El rey entró deprisa en la habitación en la que yacia su hermana pequeña, se arrodillo frente a su lecho y derramó lagrimas amargas en su memoria.
Nadie se había percatado de la presencia del pequeño príncipe a que acababan de anunciarle la muerte de su madre, a pesar de su corta edad sabía que había quedado huerfáno, el dolor se empezó a acumular en su pecho amenazando con explotar, las lágrimas comenzaron a resbalar antes de que el siquiera lo notara. Primero su padre y luego su madre, pareciera como si el destino se hubiera ensañado contra él. El pequeño cayó al suelo sumido en la tristeza.
El llanto reanudado de un bebé llamaron su atención, sus ojitos se abrieron al recordar que aún tenía a alguien, que sus padres no lo habían dejado completamente solo. El niño se levantó y corrió hacia la habitación, entró bruscamente buscando a su hermana, él había oído decir a la mujer que su madre había dado a luz a una niña, a su hermanita. Una mujer la tenía en brazos, él corrió y se detuvo frente a ella.
"dejeme ver a mi hermana"- dijo el niño
"Príncipe Éomer...usted no puede cargar a la niña"- contestó la mujer sin darle mucha importancia al niño
"Ella es mi hermana, deseo verla" - insistió Éomer.
La discusión distrajo al rey de sus lamentaciones y al ver que la mujer no accedía a la petición de su sobrino sintió molestia.
"El príncipe Éomer te ordenó que le dieras a su hermana"- dijo de pronto el rey, por lo que la mujer lo miró asustada y enseguida entregó a la niña a Éomer.
Éomer acuno a su hermanita en sus pequeños brazos, la pequeña abrió sus ojos azules tan parecidos a los de Eryn. Le sonrió a su hermano como reconociendo su lazo de sangre y Éomer sonrió también en respuesta. El niño miró por primera vez el cuerpo sin vida de su madre y a su tío de pie a lado de su lecho. Éomer avanzó hacia su madre y se detuvo frente a su cama.
"Madre....se que tuviste que irte...aunque no lo entiendo....nos dejaste solos, se que extrañabas a papá, pero yo también....no te preocupes mamá, yo la cuidaré por ustedes, cuando nos reunamos de nuevo te sentirás orgullosa de mi, mami..." - Éomer dijo a su madre suavemente y las lágrimas cubrieron de nuevo su rostro. El rey también lloró la pérdida de su hermana y juró proteger a sus hijos.
"Éomer, como llamarás a tu hermana? - preguntó el rey después de unos minutos.
"Se llamará Eowyn... así lo hubiera querido mi mamá"- respondió el niño en casi un susurro, después bajo su rostro y su mirada se encontró con la de Eowyn. Éomer solo atinó a decirle antes de besar su frente- "yo moriría por ti...pero tu necesitas que viva, ambos viviremos...así lo habrían querido nuestros papas..."
