Capítulo IV

- Leeré la mía - mencionó Hermione.

Querida señorita Granger:

Solicitamos su presencia el día 25 de Agosto en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, para que participe en las eliminatorias del Programa de Intercambio entre las escuelas Beauxbatons y Durmstrang.
La preselección se hizo a base de los alumnos de 4º y 5º año que obtuvieron la más alta calificación en por lo menos tres o más exámenes ordinarios, o en el caso de los últimos, sus exámenes T.I.M.O.

Atentamente,
Profesora Minerva McGonagall
Subdirectora.

- La mía dice algo diferente al final - agregó Harry.

PD: El hechizo que convocaste en Privet Drive no fue tomado en cuenta por Cornelius Fudge, debido a los sucesos en el Ministerio de Magia.

- Había olvidado ese detalle - finalizó Harry pícaramente, pero a la vez con desconcierto por el hecho de que Ron. - ¡Pero son el veinticinco de agosto! - repitió Hermione. - ¡Eso es el fin de semana, no tenemos tiempo para prepararnos! - Primero iremos a visitar a Ron - Harry acomodó sus lentes en la posición adecuada. - Después podrás estudiar todo lo que quieras. - De acuerdo, llamaré a mi mamá para que nos lleve lo antes posible - musitó Hermione.

En tan solo unas horas. Harry y Hermione se encontraban en la recepción del Hospital San Mungo. El ambiente se veía tenso entre los Curanderos, que al parecer tenían demasiados pacientes y muy poco espacio. - Habitación de Ron Weasley, por favor - dijo Hermione amablemente. - El asunto es personal. - De acuerdo, vayan a la habitación 739 - informó la recepcionista con un tono aburrido y desconcentrado. - Primero, tienen que subir por el elevador hasta el séptimo piso y luego buscar la numero 739. - Nunca lo hubiéramos descubierto, señorita - susurró Harry con sarcasmo, pero aún así la recepcionista la escuchó, ya que hizo un gesto de incomodidad. Ambos se dirigieron al elevador, que subió piso por piso, en los cuales poca gente bajaba, por el contrario, mucha gente subía, personas entre visitantes y Curanderos, hasta que Harry y Hermione quedaron contra la pared del elevador. En el séptimo piso, los chicos tuvieron que empujar a la gente, hasta que al fin pudieron salir de éste, ambos sin aliento - Bien, busquemos la habitación 739 - farfulló Hermione, debido a su respiración rápida. Pasaron varios minutos caminando por angostos pasillos llenos de personas hasta que al fin, en la última habitación del nivel, en el rincón más oscuro, viejo y olvidado, se encontraba la habitación donde se encontraba Ron. Harry giró la perilla de la gastada puerta, que hizo un fuerte chirrido al abrirse. Harry y su amiga observaron que Ron era el único paciente en el cuarto, excepto por un hombre de canas blancas, rostro arrugado, el cual era iluminado por la luz que provenía de una pequeña y sucia ventana. Junto a él había una persona con una capucha de color plata. Ésta giro la cabeza un poco, tal vez para observar a las personas recién llegadas. - Ron, amigo, ¿cómo has estado? - dijo Harry eufórico. - Apenas me enteré que fuiste atacado por mortífagos - Si, pero a pesar de que casi muero. enfrentarlo fue genial - suspiró Ron, adolorido - ¿Qué quieres decir con "casi muero"? - preguntó Harry con horror. Hermione llevó su mano hasta su boca. - Es que la verdadera razón por la que estoy aquí es porque uno de los mortífagos me aplicó la maldición "Crucio" - explicó Ron. - Lo hicieron para que les dijera donde vivías, Harry. - Hijos de. - susurró con furia. - Pero lo que no entiendo es, ¿Por qué los mortífagos querrían saber ese tipo de información o conocimiento? - dijo Ron, desconcertado. - Fue. por la Pluma de Oro - respondió Harry con seguridad. La persona con capucha gris volvió a girar su cabeza. - ¿Qué es eso, Harry? - Ron parecía más desconcertado aún. El joven mago procedió a contarle a Ron todo lo que había pasado desde que recibió la carta de Hermione hasta que llegaron a San Mungo. Ron quedó boquiabierto.