Capítulo V

- Creo que ese asunto de la Pluma de Oro es algo muy importante - opinó Ron, aún sorprendido. - En cuanto llegue a Hogwarts, a Beauxbatons o a Durmstrang, investigaré todo lo que pueda, sobre eso - dijo Hermione triunfante. - ¿Qué quieres decir con eso, Hermione? - preguntó Ron desesperadamente. Hermione empezó a explicar sobre el programa de intercambio que se organizó entre las tres escuelas, ya que Harry había olvidado mencionar antes. - Eso significa que no los acompañaré, ya que no fue nada bien en los T.I.M.O.s - agregó Ron - Cuántas pudiste haber reprobado, ¿cuatro, cinco? - cuestionó Hermione a Ron. - Fueron. siete - finalizó Ron pausadamente. - ¡Siete! Pero quiere decir que solo aprobaste dos materias - propuso Harry. - En efecto, amigo; solo aprobé dos materias: Defensa Contra las Artes Oscuras y Estudios Muggles - Ron había inclinado la cabeza, en señal de tristeza. Harry sintió un profundo vacío en el estómago, peor aún cuando había soñado que Voldemort lo había asesinado; no podía soportar ver a Ron de esa manera. - Y con dos materias. ¿Para qué podrás prepararte? - preguntó Hermione. -Tal vez haya alguna carrera en la que no se necesite varias materias aprobadas. - Para ser un jugador de Quidditch o para trabajar en el departamento del Ministerio de Magia encargado de los Objetos Muggles, igual que mi padre - Ron dijo la última frase con cierto disgusto, ya que algunos años atrás, éste le había dicho a Harry que no quería seguir los pasos de su padre, ya que él pensaba que no tenía futuro. - No será tan malo, Ron. Eres un jugador excelente en el Quidditch y el has visitado el trabajo de tu padre en muchas ocasiones, así que supongo que sabes las bases para ser un buen empleado y, además, tienes los antecedentes de tu padre y pienso que será mucho más fácil conseguir empleo, ¿no crees? - sermoneó Hermione, con un tono aburrido, pero a la vez, consolador. - Supongo que tienes razón, Hermione -musitó Ron, a la vez que Harry asentía con la cabeza. - Bueno amigo, tenemos que irnos, ya que mañana partiremos a Hogwarts para la selección de intercambio - informó Harry tristemente. - Está bien, Harry; buena suerte. No olvides enviarme cartas - dijo Ron al tiempo que Harry y Hermione salían de la polvorienta habitación.

Ya en la casa de Hermione, Harry comenzó a reordenar sus cosas, ya que habían quedado todas revueltas, debido al evento de Privet Drive. - Ron estará bien, no debes preocuparte - susurró Hermione colocando su mano sobre el hombro del joven mago. - Gracias. Se que siempre puedo contar con tu apoyo - agradeció Harry. Sin notarlo, Hermione se acercaba más y más hacia Harry, quien, por una parte quería evitarlo, pero una parte aún mayor de si mismo quería que continuara acercándose, e hizo caso a esa parte mayor de su conciencia. En tan solo unos segundos, Hermione estaba abrazada de Harry, además, se estaban besando. Harry podía sentir el rápido respirar de Hermione, penetrando sus labios hasta su garganta, lo que le causaba un gran placer.

El día siguiente, Harry estaba en el recibidor de la casa de Hermione, esperando por ella y su madre, quien los llevaría a King Cross. No dejaba de pensar en lo que había sucedido la noche anterior, además de que no podía creer que Ron, por primera vez no los acompañaría a Hogwarts y que no lo volvería a ver hasta Navidad. - ¿Estás listo Harry, cariño? - la madre de Hermione estaba frente a Harry con una dulce expresión en su rostro. - Si, estoy listo - contestó. Hermione bajó las escaleras y colocó su maleta cerca de la de Harry. - Mejor llevo esto al auto rápidamente, no querrán perder su tren - aclaró el padre de Hermione, levantando las pesadas maletas y llevándolas hacia su auto último modelo.

Ya en King Cross, Harry y Hermione bajaron del auto de su padre y, despidiéndose de ellos, avanzaron hacia el andén 9 y ¾, cruzando por el muro entre y andén nueve y el diez. - Harry, tengo que ir adelante para recibir las indicaciones de los prefectos, así que. supongo que nos veremos al final del viaje - explicó Hermione, después de no hablar durante más de treinta minutos. - Está bien, nos veremos luego - se despidió Harry con la boca seca. Hermione lo besó en la mejilla y partió, lejos de la vista de Harry, quien ya estaba abordando el vagón que estaba más cerca de él.