CAPITULO 2: Noticias inesperadas.

Era una tarde tranquila en la ciudad de Nápoles, el clima era
extremadamente bueno, a pesar de estar en invierno, como le agradaba
vivir en Italia.

Miraba sin ningún propósito por la ventana, le encantaba la maravillosa
vista al mar y la imagen imponente del Vesubio, que se alcanzaba a
divisar desde el balcón de su departamento, ubicado en plena ciudad.

Sí era hermoso, pero como echaba de menos a su querido Japón, ¿cuánto
tiempo había pasado ya desde su partida hacía el viejo continente?,
Frunció el ceño tratando de hacer sus cuentas, nunca había sido bueno en
eso, pero conocía a alguien que sí lo era, aún recordaba como su hermano
entraba a presentar sus exámenes por él, siendo gemelos ningún profesor
se dio cuenta del engaño hasta mucho después cuando a su querido hermano
le entro un arranque de locura y se dejo crecer su cabello, provocando
desde ese día que todo mundo los reconociera y distinguiera, suspiro,
como extrañaba a su hermano, a pesar de que se enviaban cartas muy a
menudo, no era lo mismo que verlo y charlar de frente.

Ya habían pasado dos años, no le había ido tan mal, de la nada se
convirtió en un aclamado y reconocido pianista, había trabajado en muchos
lugares en Europa, tenía dinero a manos llenas, vivía donde y como quería
y todos se desvivían por atenderlo, ya había terminado de componer su
solo para piano y lo había vendido a muy buen precio, ¿ que más le podía
pedir a la vida?, Era rico, famoso, exitoso y guapo (bueno en realidad él
no se sentía así, pero muchas mujeres se lo habían dicho y en más de una
ocasión rompió uno que otro joven corazón.) En eso estaba pensando cuando
diviso a lo lejos la embarcación de comerciantes que acababa de llegar, y
miro con atención, de él descendió una mujer del brazo de su galante
marido, se veían muy felices, sonrió al ver como se daban un beso, sí eso
le faltaba, le faltaba alguien que lo amara y compartiera con él sus
éxitos y sus fracasos, jamás le había pesado la soledad, pero ahora en
verdad que se sentía solo, negó con la cabeza, aún era demasiado joven
como para amarrarse con alguien, ¡por Dios, solo tenía 20 años!, Aún le
faltaba conocer, vivir y divertirse, se río de sí mismo, ¿cómo pudo
pensar en casarse?, Nadie que él conociera estaba tan loco como para
casarse tan joven, además él tenía a sus pies a muchas mujeres que darían
lo que fuera por pasar tan solo una noche con él, sí a ellas les
encantaba el éxito y él se sentía complacido, podía escoger con cual
pasar un buen rato, sí, todavía faltaba para que él se rindiera ante los
encantos de una sola.

Un llamado a la puerta lo saco de sus pensamientos, se dirigió
perezosamente hacía ella, después de preguntar y descubrir que era el
cartero, la abrió un poco apresurado.

-Boun giorno señore

-Boun giorno, que se le ofrece.

-Aquí le traigo una lettera.

-Tante grazie- le dijo al cartero y cerro la puerta.

Se sentó en la pequeña terraza que daba al Vesubio, y repaso con cuidado
las dos cartas, sus ojos se iluminaron al notar en una de ellas la letra
de su hermano, abrió precipitadamente el sobre y abrió enormemente los
ojos al leer su contenido.

La carta decía más o menos lo siguiente:

"Querido Yoh:

Te escribo estas líneas desde esta hermosa ciudad de Tokio, espero que te
encuentres bien de salud, hasta aquí nos han llegado las gratificantes
noticias de tú éxito, sabemos que te encuentras muy ocupado, nuestros
padres están sumamente orgullosos de ti, vaya, quien hubiera dicho que
ese concierto en Viena te abriría las puertas a toda Europa, que por lo
que veo es muy hermosa, a juzgar por las postales que has enviado, no
sabes cuanto te envidio, yo por mi parte me encuentro muy a gusto
trabajando en el despacho, sé que te ha de sonar aburrido, ya que casi no
salgo, pero algo emocionante esta a punto de suceder.

Yoh, hermano, felicítame, voy a CASARME, sé que soy joven pero valdrá la
pena, todos en casa están emocionadísimos y ya se están llevando acabo
los preparativos para la boda, te preguntaras quien es ella, pues te diré
que es la mujer más hermosa que hay en el mundo, se llama Anna Kioyama,
la conocí por casualidad en una cafetería, ella trabaja ahí de mesera, sé
que de seguro estarás poniendo cara de ¡¿qué, con una mesera? ¡
Pero no te ofusques, solo es temporal, ella también estudia derecho y
trabaja ahí para poder solventar sus estudios, ya le falta poco para
terminar y créeme sé que será una gran abogada, también tiene por hobbie
un arte, mi prometida no toca el piano ni ningún otro instrumento, ella
canta, su voz es tan hermosa que se iguala con la de un ángel, al igual
que ella, creo que ya lo habrás notado, estoy profundamente enamorado y
sé que ella también lo esta de mí, aunque no lo aparente, cortejarla fue
un dulce suplicio, parecía tan fría que incluso creí que de verdad no
quería nada conmigo, hasta que un día me decidí a robarle un beso y ella
me correspondió, comenzamos a salir y ahora hemos decidido unir nuestras
Vidas, es un gran ser Humano, y es muy Madura para su edad, bueno en
realidad es de la misma edad que nosotros, pero no le gustan las
Frivolidades por las que las demás chicas se preocupan, aunque si de
cuestión de elegancia y sencillez se trata, ella se lleva todas las de
ganar.

Me gustaría que vinieras a la boda, quisiera que estuvieras aquí en ese
día tan especial, aunque sí no puedes entenderemos, pero por favor has
todo lo posible por venir, a ella le encantara conocerte y sé que se
llevaran muy bien, la boda será en Izumo, en la gran casa y se realizara
el día 23 de mayo a las cinco de la tarde.

Me despido de ti, esperando que puedas venir.

Te quiere, tu
hermano:

Hao Asakura."

P.d: Ten la amabilidad de enviar una carta para avisar que vendrás, por
favor.

Yoh no lo podía creer, su hermano iba a casarse, y él que pensaba que nadie era tan idiota como para casarse a los veinte, pero por lo visto se equivoco, ya que había dos personas de esa edad que estaban a cinco meses de unir sus vidas para siempre, y ese espectáculo sí que no se lo quería perder, además quería conocer a ese supuesto portento de mujer del que se había enamorado como un estúpido su hermano,"seguramente no es la gran cosa, a Hao siempre le encantó exagerar", pensó mientras colocaba la carta sobre la mesa y tomaba la otra que tenía el sello real francés, la abrió lentamente y leyó:

"Su estimado señor Yoh Asakura: Por medio de esta carta le notifico que el Instituto Nacional de Música en Francia, se verá enormemente complacida sí usted tiene la amabilidad de fungir como jurado en la XV Muestra de Nuevos Compositores y Ejecutadores de Música en Piano, así como presentar una serie de conciertos en los principales auditorios del país.

También nuestro rey sé vera sumamente agradecido si usted tiene la amabilidad de tocar en la ceremonia de unión de su hija con el duque de Nevers a mediados del mes de mayo, y espera que lo tome como un favor personal, por el cual sé vera muy bien recompensado.

Esperamos ansiosamente su contestación, para poder enviar sus boletos de avión y preparar su estancia en nuestro país.

Sin más que decir, se despide de usted el Secretario de la Real Academia de la Música en Francia:

Piere Alexandro Peberau."

Yoh doblo la carta con cuidado y volvió a introducirla en el sobre, movía rápidamente su pie, meditaba, miro otra vez hacía el Vesubio y decidió que es lo que haría, se levanto para dirigirse a su habitación, abrió el cajón y saco papel, pluma y dos sobres, se dispuso a escribir, cuando termino saco varios euros de una caja que tenía guardada y salió de su departamento para dirigirse al correo, pero antes se detuvo en una elegante tienda y compro una hermosa vajilla de porcelana para el servicio del té, pidió que la envolvieran en un elegante papel blanco y por ultimo con un listón plateado.

Dejo todo en la oficina postal y regresó caminando a su casa, en cuanto llego comenzó a preparar sus maletas, no sabía cuanto tardarían en llegar las cartas pero debía estar listo para cuando esos boletos de avión que lo llevarían a Francia llegaran, su hermano y su familia podrían esperar por lo menos unos meses más, primero tenía que trabajar.

-Debes de estar muy emocionada- le decía una linda chica de cabellos azules a su amiga- quien lo diría estas a tan solo unos meses de casarte, seguramente te sientes sumamente nerviosa, ¿Anna?, ¿Estas escuchándome?, ¡Anna!.

-Ah... sí, que estabas diciéndome, disculpa estaba un poco distraída- le contestó una hermosa chica de cabellos rubios que no dejaba de darle vueltas con la cuchara a su café.

-Pero que diablos té pasa, ¿es que acaso no estas contenta?, Anna escucha, sí no te sientes lista no tienes que hacerlo, aún estas a tiempo- y le dirigió una mirada comprensiva.

-No digas tonterías Pilika, claro que deseo hacer esto, solo son nervios, con la escuela y los preparativos de la boda estoy hecha un desastre, claro que por esto ultimo casi ni me preocupo, los Asakura se están encargando de todo, solo que mi examen final esta muy cerca y pues me distraigo un poco, solo es eso- y su voz trato de parecer segura.

-¿Estas segura?, Yo te noto algo ida, extraña, incluso ausente, hoy tiraste el café por lo menos cuatro veces- y sostuvo el mentón de su amiga y girándolo suavemente le obligo a mirarle- lo ves, ni siquiera me pones atención, te conozco muy bien Anna y se que algo te pasa, no por nada soy tú mejor amiga.

-No tengo la menor idea de donde sacas todas esas absurdas ideas, no estoy rara, ni me pasa nada, solo son figuraciones tuyas y sí no te pongo atención es porque repaso mis lecciones y... pienso-y al notar una mirada sugestiva de su amiga agrego con prisa- pienso en Hao.

-Sí Anna como tú digas- y le dio un sorbo a su espumoso capuchino.

-Pues aunque no lo creas, sí pienso en mi prometido-argumento un tanto ofendida.

-¿A sí?, Y se puede saber ¿qué es lo que piensas?- y volvió a beber de su taza de café sin apartar la vista de su amiga, quien se quedo perpleja por la pregunta y desesperada trataba de buscar una respuesta mas o menos coherente.

-Pienso que es un hombre maravilloso, que me quiere y también me siento muy orgullosa de ser su futura esposa, sí eso es lo que pienso- y apuro rápidamente su café.

-Dime, ¿lo amas?- y sonrió modestamente al notar un leve rubor en las pálidas mejillas de su amiga.

-Pero ¿qué te sucede el día de hoy?, ¿Por qué me bombardeas con preguntas inútiles y sin sentido?, Claro que lo quiero, me comprende, me estima, lo soy todo para él, me hace compañía y sé que jamás va abandonarme-suspiró- Sabes que, estoy muy cansada, me iré a casa a descansar, toda esta charla me ha agotado más de la cuenta, ¿quieres que pague o...?

-No, yo invito hoy, vete a descansar que se nota a leguas que lo necesitas, ¿te veo mañana en el trabajo?

-Sí, hay estaré- iba ya de salida cuando regreso rápidamente con su amiga- lo siento, lo olvide, mañana no iré, Hao quiere que vallamos a encargar el banquete, podrías avisarle al jefe que estoy enferma o algo, por favor, nos vemos hasta el martes, ¿Vale?.

-Esta bien, no te apures yo le digo- y le sonrió.

La rubia salió de aquella cafetería sumida en profundos pensamientos, mientras que su amiga la miraba partir con expresión preocupada.

"Sé de sobra que algo le pasa, no esta segura, me ha dicho que quiere a su prometido, más no que lo ama".

Apuro rápido su café y pago la cuenta, y ella también salió al frío de la noche.

La chica cerro con estruendo la puerta y se dirigió sin encender la luz a su habitación, le dolía la cabeza, todo ese breve interrogatorio por parte de su amiga le había hecho pensar en exceso y lo último que quería era pensar, se tendió sobre la cama y cerro los ojos, para abrirlos de nuevo rápidamente, "si no estas segura no tienes que hacerlo", esa frase rondaba por su mente haciéndola dudar.

Negó con la cabeza suavemente, no podía darse el lujo de dudar ahora, no cuando ya todo estaba listo, no deseaba lastimar a nadie, mucho menos a él, además eso es lo que quería y lo iba a hacer.

Y aunque quisiera no era tan despiadada como para decirle a su prometido que ya no deseaba casarse, después de todo él fue el único que le había brindado amor, la cuidaba, la mimaba y ella se sentía segura y protegida a su lado, si lo quería y sabía que eso era lo correcto, ya era hora de ser feliz, había luchado bastante para llegar a ser lo que era, ya era tiempo de dedicarse a ella, de formar una familia y que mejor si lo hacía al lado de un buen hombre que la amaba profundamente.

El sonar del teléfono la hizo salirse de sus pensamientos, suspiro cansada y se pregunto quien llamaría a esas horas, se levanto de un salto y contesto el teléfono.

-Bueno- dijo un tanto enfadada.

-¿Anna?, No me recuerdas, soy yo Tamao.

-¿Tamao?- en su confundida memoria trataba de encontrar a la dueña de ese nombre, hasta que la encontró- ¿Eres Tamao Tamamura?

-Vaya, sí me recuerdas, creí que me olvidarías, han pasado muchos años desde que fuimos compañeras de clase- le dijo alegre.

-Sí, muchos años- su voz parecía ausente, lo ultimo que le faltaba era conversar con una chica de la cual solo tenía vagos recuerdos, ni siquiera habían sido amigas.

-Te hablaba para felicitarte, sé que vas a casarte.

Anna se sobresalto, ¿cómo sabía ella que pronto contraería nupcias?

-Sí voy a casarme, perdona, ¿se puede saber quien te lo dijo?

-¡OH!, Claro, mi primo es amigo de un amigo de tu prometido, y él se lo dijo y después el me lo dijo a mí, cuando me entere no lo podía creer, debes sentirte muy afortunada, los Asakura son una gran familia, bueno, eso dice mi primo en realidad yo no los conozco.

-A sí una gran familia... muy afortunada- dijo Anna sin emoción alguna.

-También te hablaba para decirte que no voy a poder ir a tu boda, doy gracias de que aún no me halla llegado la invitación, lamentaría no poder asistir sin avisarte-dijo tristemente.

Anna abrió los ojos enormemente, ¡no lo podía creer!, Esa tipa a la que solo la había tratado durante un año en la escuela secundaria, pensaba que la iba a invitar a su boda, ella ni siquiera se había acordado que existía y aun no lograba comprender como había conseguido su numero telefónico.

-¿Anna, sigues ahí?

-Sí, perdona mi intromisión, ¿pero puedo saber porque no vendrás a la boda? Y si no es mucha molestia, ¿podrías decirme quien te dio mi numero de teléfono?.

-Claro que puedes saber, tu numero me lo dio Pilika, me la encontré hoy en el centro, y no iré a tu boda, porque me han dado una beca para ir a Francia a estudiar gastronomía, me voy la próxima semana, ¿no es genial?.

-Claro que sí, felicidades, disculpa pero tengo que colgar, mañana debo salir temprano para arreglar cosas de la boda y debo descansar- dijo un tanto hastiada.

-Por supuesto, no te preocupes, espero verte pronto y muchas felicidades, cuídate, bye- y colgó.

Anna dio un resoplido de alivio y regreso a su habitación, se quito el vestido y se puso la ropa para dormir, se recostó en la cama y pensó en esa tan rara e inesperada llamada, Pilika la escucharía, como se atrevía a darle su numero a una casi desconocida, la cual además de todo se había autoivitado a su boda, por fortuna, se iría a Francia y no habría necesidad de invitarla a la fuerza. Por otro lado a ella le iba y le venía la vida de Tamao Tamamura, su llamada y su viaje no cambiarían para nada su vida, todo había sido un asunto sin relevancia, o por lo menos así lo creía.

Se tapo con las cobijas y se quedo profundamente dormida.

CONTINUARA...