CAPITULO 5: ¿Casualidades?

Yoh caminaba tranquilamente por los campos Elíseos, se dirigía a la Plaza de la Concordia, respiraba un refrescante viento de primavera, mientras caminaba repasaba la partitura que tocaría en la boda de la hija del rey y no pudo evitar pensar en la boda de su hermano. "Ya me imagino a Hao vestido con frac y a su flamante esposa, que dudo sea una gran belleza, en esa horrible ceremonia tradicional, me hubiera gustado mucho reírme por un rato" y sonrió placidamente.

Iba completamente distraído, así que no noto que un grupo de cuatro personas lo venía siguiendo.

-No crees que se molestará- dijo uno del grupo, parecía asustado.

-Claro que no, pero ¿no les parece raro?- dijo el que parecía liderarlos.

- ¿A qué te refieres?, a mí me parece un tipo normal, se ve como cualquier otro, no tiene cara de asesino, ni nada por el estilo, en cuanto a sus preferencias sexuales, no lo conozco como para saber sí...

-Cállate Tamao, yo no me refería a eso, sino que es extraño que un gran artista como él no lleve escolta de seguridad.

-No seas idiota, si esto no es Hollywood, además esto es sumamente ridículo, no se como me deje convencer, porque no lo dejamos en paz, ya nos lo encontraremos en algún café o bar, no le encuentro sentido alguno a perseguirlo, y, Horo Horo, sí tantas ganas tienes de conocerlo, POR QUE DIABLOS NO VAS Y TE PRESENTAS- gritó el último del grupo bastante molesto.

Este grito provoco que una bandada de palomas emprendiera el vuelo apresuradamente y que Yoh volteara hacía el lugar de donde provenía y lentamente se dirigió hacía el grupo.

-¿Quieres callarte Len Tao?-y Horo se abalanzó a taparle la boca con la mano- No ves que puede descubrirnos.

-Pues yo creo que ya lo hizo- dijo la voz de Ryu bastante temblorosa.

-¿Qué?- dijo Horo Horo y volteó bastante confundido.

Se escucho un "Hola" y todos se paralizaron, Tamao se llevó las manos a la boca para ahogar un grito, Ryu se escondió tras ella, Len logro safarse de un estupefacto Horo Horo que tenía la boca muy abierta al igual que los ojos.

-¿Les sucede algo?- dijo un chico de cabellos castaños, se veía bastante preocupado.

-Pero, sí es... – dijeron tres al unísono y no pudiéndolo creer.

-Es Yoh Asakura- dijo tranquilamente Len.

-Vaya, veo que me conocen- dijo el aludido mostrando una hermosa sonrisa.

-Conocerte, más que conocerte, soy tu admirador numero uno, no sabes cuanto placer me da verte de cerca, eres mi ídolo, tocas maravillosamente- le decía un agitado Horo Horo mientras le estrechaba la mano con vehemencia.

-Yo te conozco, eres el chico del concurso, el que toco inspiradoramente, el chico del norte de Japón.

-Me reconoció, no puedo creerlo, me reconoció- y se llevó sus dos manos al pecho.

-Ves que fácil era, no teníamos que estar persiguiéndolo por todo París como si fuéramos su sombra- dijo Len que miraba la escena bastante hastiado.

-¿Perseguirme?, ¿Me estaban siguiendo?

-¡Oh!, sí joven, desde los jardines del Trocadéro, hemos estado viniendo atrás de usted- contesto Ryu.

-CÁLLATE RYU- y dulcificando su voz Horo agregó- eso no es cierto, solo seguíamos la misma ruta, ¿por qué razón lo perseguiríamos?

-Por qué tu deseabas conocerlo- contestó sarcásticamente Len- además fue idea tuya él seguirlo, tu deseabas hablar con él y no te atrevías.

Yoh sonrió.

-Sí solo deseabas platicar conmigo pudiste solo acercarte, a mí me gusta charlar con la gente, siempre lo hago.

-Tanto para nada, me duelen los pies y tengo mucha sed- dijo un tanto molesta Tamao.

Yoh por primera vez miró a la joven, la estudió con detenimiento de arriba abajo, los cabellos rosados atados en una cola de caballo, el rostro perfectamente delineado y blanco, los labios completamente rosas, la esbeltez de su figura, las piernas bien torneadas, una Venus en su opinión, cubierta con un vestido azul, llegó a la conclusión que era una de las mujeres más hermosas que él había visto.

Tamao por su parte se ruborizo al notar la mirada del pianista y desvió su mirada de la de él, no le desagradaba en lo absoluto, es más le gustaban esos hermosos cabellos castaños cayendo sobre ese rostro varonil, la gallarda figura alta y bien proporcionada, esa sonrisa tan tranquila y esa mirada llena de paz, lo hacían el hombre más atractivo sobre la tierra, o por lo menos para ella.

-¿Les gustaría tomar un café?, Yo invito- les dijo Yoh sobreponiéndose de la impresión causada por Tamao.

-No, como crees, sería una molestia, además se ve que llevabas prisa- dijo la figura de Len Tao, ganándose una mirada de odio por parte de Horo Horo.

-Sí no es molestia, además creo que tu amigo desea charlar conmigo- le contestó tranquilamente Yoh- vamos.

Y emprendieron el camino hacía Montmartre.

*******

Era extraño aún para ella, no se hacía todavía a la idea de estar casada y mucho menos estar viviendo con su marido, había dejado su viejo departamento y de trabajar en la cafetería, ya poseía su tan amado titulo de Licenciada en Derecho y ahora tenía un buen puesto en la empresa Oyamada, pero a pesar de tener una vida perfecta, ella sentía que le hacía falta algo, lo malo era que no sabía que era "eso" que le hacía falta.

¿Amor?, No eso no, Hao la amaba hasta los extremos, ¿Hijos?, Tampoco, habían decido esperar por lo menos unos tres años antes de encargar familia, y aunque los deseara, no tendría tiempo para cuidarlos, se devanaba el cerebro buscando él porque se sentía tan insatisfecha.

Se levantó del sofá donde se encontraba y se dirigió hacía la cocina a preparar un poco de té, fijo su vista en el juego de té de porcelana que el hermano de su esposo les había regalado, venía de Italia, o eso le había dicho Hao, también le dijo que cuidara ese regalo como su propia vida.

A pesar de no conocerlo sentía cierta apatía hacía él, no se había dignado a ir a su boda porque según él tenía trabajo, ¿qué clase de individuo no iría al momento más importante de la vida de la persona que según él más quiere?, No quería admitirlo, pero a veces sus pensamientos a veces coincidían con los de la abuela Kino, quizás el tan amado hermanito no era más que una fichita y un vicioso, como odiaba al tal Yoh, todos hablaban de él como la persona más maravillosa del mundo y no había día que Hao no lo mencionara, suspiró.

"Tal vez este celosa de él, tiene una familia que lo ama y lo espera, ha viajado por todo el mundo, y yo, yo solo soy una más en este mundo, a veces dudó de que sea un renombrado pianista, aún no me cabe en la cabeza que siendo tan famoso como dicen, aquí en su país de origen nadie lo conozca o por lo menos lo mencionen, tal vez es un pobre vagabundo que viaja errante por el mundo y engaña a su pobre familia, pero que cosas piensas Anna, no deberías, tú no lo conoces, quizás es una buena persona y tu dejando que esos malditos celos tuyos te traicionen, aunque no niegues que te encantaría conocerlo-se sirvió un poco de té, bebió un sorbo y continuo- sí Anna admite que te encantaría conocerlo, un pianista, tal vez hasta te componga una canción, sí le caes bien, aunque lo dudó, como fui yo la que le quitó a su hermano, seguro ha de odiarme, pero eso no lo sabré hasta que lo conozca, ¿me preguntó si se parecerá a Hao?, Seguramente, pero que idiota soy, sí son gemelos, pero alguna diferencia han de tener ¿o no?"

-Anna, ya llegue, cielo- y se sobresalto al escuchar la voz de su esposo.

Fue a recibirlo con una gran sonrisa, "como me choca que me diga cielo" y le dio un beso en la mejilla, pero él no se conformó con recibir solo un casto beso y tomándola por la cintura la acerco a él y la aprisionó en un apasionado beso,"aunque con eso lo perdono" y trato de corresponder de igual manera.

-Veo que hiciste té- le dijo sin soltarla- sírveme una taza y vallamos a la habitación, hoy hace frío- y le sonrió maliciosamente y se perdió escaleras arriba.

Ella se limitó a sonreír y a obedecer, se le olvidaron por completo sus inseguridades y pensamientos, "esta noche será muy larga", y ella también subió.

*****

Un animado grupo se encontraba en el reconocido café L' Auberge du Village, sus risas se escuchaban a través de toda la pequeña calle llena de bares y cafés.

-Y entonces él dijo que lo sentía- y todos soltaron una sonora carcajada.

-Sí que eres bueno contando chistes Horo Horo- dijo un animado joven de cabellos castaños.

-¿Verdad que sí?, Aunque a mi hermana y a Len no les hacen mucha gracia- y miro de reojo a su malhumorado cuñado.

-No nos hacen gracia, porque no somos unos simples como tu- dijo un tanto hastiado Len mientras que cruzaba los brazos.

-¡Bah!, Si Pilika es hasta más simple que yo- dijo riéndose.

Tamao se sobresaltó.

-Horo, ¿Dijiste Pilika?, ¿Ese es el nombre de tú hermana?- y lo miro expectativa.

-Sí, ella es mi hermana menor- miró a Tamao que tenía una gran cara de sorpresa.

-Oye Tamao, ¿Qué te sucede, porque tienes esa cara?- le preguntó muy preocupado Ryu.

-Es solo, que..., ya sé de donde te conozco Horo Horo- gritó y una sonrisa triunfal iluminó su rostro.

Todos se miraron, unos a otros, tratando de comprender.

-Ah... sí, ¿de dónde?- su voz tembló un poco.

-Te conozco porque soy amiga de tu hermana, ¡fuimos juntas en la escuela secundaria!, sí ella alguna vez me mencionó que tenía un hermano que estudiaba música, incluso creo que alguna vez te vi, por eso te me hacías tan familiar- y sonrió satisfecha de haber resuelto un enigma de los que su cabeza trataba de desenredar, ahora solo le faltaba uno.

-Vaya, qué gran casualidad, ¿no creen?- dijo Yoh sonriendo y provocando que Tamao lo mirara embelesada.

-No, casualidad, es que me haya encontrado con el hermano de Hao Asakura y este bebiendo café con él- dijo mordazmente Len.

Yoh se paralizó, al igual que los demás.

-¿Has dicho Hao Asakura?, ¿acaso conoces a mi hermano?- casi no podía articular palabra alguna, estaba sumamente sorprendido- Respóndeme, ¿Conoces a mi hermano, sí o no?- estaba perdiendo los estribos.

-Claro que lo conozco, fue compañero mío durante su maestría en Nueva York, me sorprendí mucho al encontrarme con que el Gran Maestro que tanto venera este tonto, fuera nada más y nada menos que el hermano de mi mejor amigo- dijo tan tranquilo como siempre.

Tamao soltó un grito que los hizo volverse a ella con prontitud, al mirarla notaron que balbuceaba sorprendida algo.

-Tú, Asakura, Anna, Hao, Len, Pilika- musitaba mientras cerraba los ojos tratando de atar cabos, todos la miraban preocupados, hasta que grito-¡ Lo tengo ya se quienes son todos ustedes!- y los señalo acusadoramente con el dedo.

Todos se miraron sin comprender, mientras que la gente los observaba con curiosidad.

-Querida Tamao, ¿Quisieras explicarte de una buena vez por todas?- dijo un Ryu bastante preocupado- ¿Qué quieres decir con que ya sabes quienes son?

-Elemental mi querido Ryu- y adoptó una actitud digna de un detective- Ya sé que relación tienen todos los presentes- todos se miraron sin comprender- Mira tú eres amigo de Horo Horo quien es el hermano de Pilika, esta es novia de Len y amiga de Anna Kyôyama, Anna es la esposa de el hermano de Yoh, Hao Asakura, quien es el mejor amigo de Len, y yo, yo los conozco a todos- y les sonrió

-¡AHHH!- dijeron los aludidos al unísono.

-Vaya que hoy ha sido un día de grandes encuentros, que casualidad que todos nos hallamos descubierto el día de hoy, ¿no lo creen?- dijo un Ryu bastante emocionado.

-Pues yo no le veo nada de casualidad, ha sido el destino- murmuro para sí Len Tao.

-Bueno, bueno, ahora que ya todos sabemos quienes somos, a divertirnos- gritó eufórico Horo Horo.

-Eres muy analítica Tamao, eres una mujer bastante sorprendente- le dijo Yoh al oído.

-Pero no tanto como lo eres tú- y le sonrió dulcemente.

Ambos se miraron perdiéndose en la profundidad de su mirada.

"DESTINO, todo es obra del Destino, como me voy a divertir"

Y por vigésima vez en todo el día la hermosa sonrisa sarcástica del Taoísta apareció.

CONTINUARA...